Hinata observó con un ojo la expresión de furia de Sasuke. Él mostró sus dientes apretados, sin poder ocultar su enojo y volvió la cabeza hacia ella. Hinata rápidamente volvió a esconder su rostro. No era una mujer que huyera de esas miradas, pero para un día ya había tenido suficiente. Sus sentimientos estaban revueltos, se sentía sucia por ver cómo la mayoría la veía, por como se había expresado Momoshiki.
Hinata tembló en los brazos de Naruto mientras pensaba en Toneri. Estaba preocupada, tal vez él estaba mal y ella no lo había notado. Pero, en ese tiempo que estuvo casada, también se enojó mucho con él. Si bien, Toneri la llamó pidiéndole que vuelvan, él no peleó por ella. Simplemente dejó de llamar y ella ya no supo de él.
Lo alejó con el pensamiento de que él no era un hombre de ese mundo. No le gustaba la violencia, era un caballero algo delicado, pero a ella le había gustado eso. Pero había necesitado a un hombre fuerte, uno que la defendiera cuando lo había necesitado en vez de sumergirse en la miseria. Si Toneri se hubiera esforzado y hubiera averiguado lo que pasaba, tal vez la habría ayudado. Pero él no lo hizo, ni siquiera lo intentó.
— No la mires de esa forma—, volvió a hablar Naruto, sus grandes brazos se apretaron un poco contra ella.
— No firmaré esto—, sentenció Sasuke, su voz goteando desprecio.
—¿No lo harás?— Hinata sintió que la piel de gallina se alzaba en sus brazos al escuchar la voz tranquila pero peligrosa de Kushina.
— ¿De verdad? Esto es una mierda de contrato.
El silencio lleno de tensión sólo duró unos segundos.
—¡Kushina! ¡Por favor, no!
Hinata separó su rostro del torso de Naruto para girar la cabeza y mirar hacia Itachi, que había gritando las palabras. Sus ojos se abrieron enormes cuando vió que el arma de fuego que tenía Minato estaba contra la sien de Sasuke. Ella jadeó sin poder evitarlo y sintió la mano de Naruto en su nuca, intentando que volviera su cabeza hacia su torso. Obviamente quería evitar que ella viera, pero Hinata se alejó de sus brazos, dando un paso para sostenerse de la mesa.
Si, odiaba a Sasuke, y era un imbécil igual que Itachi. Pero ella no podría soportar tener el peso de su muerte en su consciencia.
—¿Vas a firmar?— volvió a preguntar Kushina, como si Sasuke no tuviera una pistola en la frente.
El menos de los Uchiha ni siquiera se inmutó.
— No lo haré.
Kushina suspiró y algo se cayó al suelo. Hinata notó que era la grabadora que ella había tenido en la mano y la madre de Naruto se agachó para recogerla. La pelirroja la miró cuando se levantó y sonrió, dejó el aparato en la mesa cuando comenzó a moverse. Hinata estaba algo sorprendida de que no la mirara con asco. No entendía que pasaba.
— Lamento tonto que tengas que ver esto, Hinata, querida— dijo mientras se acercaba a ella. Pasó por atrás de Hinata, y la palmeo suavemente en la espalda, Pero siguió caminando —. No soy simpatizante con estas costumbres, tan ... arcaicas. Tengo una hija y jamás dejaría que la casarán con un hombre que no ama. Eso es terrible ¿no es cierto, amor?
— Tienes toda la razón, vida—, dijo Minato aunque miraba fijamente el perfil de Sasuke.
— Soy jefa de una casa— siguió Kushina, pasó una mano por la mejilla de Naruto, que la observaba con una expresión seria—. Soy una mujer, soy madre.. estás costumbres fueron hechas por hombres, viejos verdes que querían aprovecharse de jovencitas para abusar de ellas.
Kushina caminó hasta ponerse al lado de Momoshiki, lo observó de pies a cabeza y le frunció el ceño.
— No admitiría que ninguna mujer pasara por eso. Ni por ningún abuso. Lo he vivido, no quiero que nadie, que pueda ayudar, lo pase.
Kushina se alejó un poco y siguió caminando, Momoshiki se movió para poder verla, toda la habitación la estaba siguiendo. Hinata notó por primera vez a una chica sentada atrás de su ex cuñado. La observó mientras Kushina se quedaba a su espalda y apoyaba las manos sobre el respaldo de la silla de está.
— Reconozco una víctima cuando la veo. Reconozco el dolor de la humillación y lo mucho que eso puede lastimar.
Hinata notó como el rostro bonito de la chica perdía un poco de color, sus grandes ojos verdes se fijaron en Naruto. Ella se dió cuenta que le pedía auxilio con la mirada, pero el rubio no se movió ni un centímetro. Para ser totalmente sinceros, él ni siquiera la miraba, tenía los ojos fijos en su madre.
La mujer dió un pequeño salto cuando Kushina apoyó una mano en su hombro.
— Pero..— siguió Kushina con su monólogo —. Hay ciertas cosas que me dan mucha curiosidad.
—¿Cómo que, cariño?— preguntó Minato.
Hinata notó que él seguia igual, ni siquiera se había movido un centímetro. Sasuke tenía una expresión extraña en su rostro mientras miraba fijamente a la mujer de exóticos cabellos rosa.
— Cómo por ejemplo.. ¿Cómo puede una mujer, que ha tenido la mejor educación, ser una perra fría que engaña a un buen hombre?
Hinata alzó las cejas, mirando como las lágrimas aparecían en las comisuras de los ojos de la chica. El bonito rostro, se puso rojo mientras sus labios rosas se ponían blancos.
— Tal vez puedas responder eso, ¿eh, Sakura?
— Kushina...—, murmuró suavemente la chica, las lágrimas se desbordaron por las mejillas.
Hinata se sobresaltó cuando con un movimiento violento, la madre de Naruto atrapó el cabello rosa desde la coronilla y alzó el rostro. Mientras la otra mano se lanzó hacia la mesa y tomó un cuchillo, poniendo el filo en la garganta expuesta.
— Firma el contrato si no quieres que degüelle a esta perra —, dijo Kushina, fría, mirando con sus ojos violetas hacia Sasuke.
Sasuke tenía el rostro transformado, parecía furioso Pero no se movió.
—¡FIRMA!— rugió Kushina, apretando el filo y logrando un pequeño corte.
El estómago de Hinata se revolvió al ver el pequeño hilo de sangre roja que sobresalía de la piel palida de la chica.
—¡Sasuke! ¡Por favor!— rogó la mujer.
Kushina alzó una ceja.
—¿No lo harás?— preguntó, de nuevo su voz tranquila pero tan peligrosa, que hasta Hinata quería pedirle a Sasuke que firmara esos papeles sin saber qué decían—. Muy bien..— dijo lentamente la madre Naruto.
—¡Lo haré!— rugió antes de que Kushina pudiera mover su mano sobre el cuello de la mujer—. Lo haré —, dijo más bajo.
Kushina volvió a mirarlo y sonrió.
— Bien. Hazlo—, lo instó cuando él no se movió.
Sasuke alargó la mano, tomando los papeles y sacó una pluma del bosillo de su saco. Él seguía dudando, mirando las palabras y él silencio sólo era interrumpido del lloriqueo de la mujer. Hinata notó las gotas de sudor que se formaron en el rostro de Sasuke, pero él finalmente firmó y lanzó la carpeta hacia su dirección.
Hinata levantó la mirada, asombrada. Pero él no la miraba, él tenía la vista fija en la mujer que tenía Kushina. Minato ya había dejado de apuntarle, pero seguía cerca como una sombra peligrosa.
— Ya lo he hecho—, dijo, como si nadie lo hubiera notado.
— Muchas gracias, Sasuke. ¿Verdad que no era tan difícil?
Hinata notó que él tenía los dientes apretados, pero no dijo nada mientras miraba fijamente el cuchillo que mantenía en el cuello de la mujer.
— Ya hice lo que querías—, murmuró al final— . Déjala.. por favor.
Se sorprendió al escucharlo. Sasuke Uchiha pidiendo amablemente algo.. no podía creerlo. Hinata volvió a mirar hacia la chica, parecía que era importante para él. También observó a Kushina, la mujer sonrió mostrando una bonita expresión divertida.
—¿Prometí que iba a soltarla?— preguntó con sorna.
— Madre..—, habló por primera vez Naruto —. Ya está bien con esto.
La expresión de Kushina cambio, ella hizo un mohin enojado, como si fuera una niña que le fue sacado su nuevo juguete favorito. Soltó a la mujer y se alzó, lanzando el cuchillo en medio de la mesa. Sakura, así creía que le habían llamado, jadeó y se llevó las manos al cuello, sollozando.
— Eres un aburrido, hijo mío —, se quejó Kushina mientras movía su mano por su largo cabello rojo. Ella centró su atención en Hinata, sonriendo—. Querida, por favor, revisa eso y firma.
La mano de Hinata tembló cuando atrapó la carpeta y la acercó, para poder leerlo. Sus piernas seguían algo inestables, se tambaleó un poco aunque se sostenía de la mesa. Se sobresaltó cuando una mano se cerró en su brazo con delicadeza. Ella giró la cabeza, viendo Naruto allí de nuevo. Él le dió una suave sonrisa y le acercó una silla.
— Siéntate, cielo—, le pidió aunque hizo que lo hiciera.
A Hinata le dolía la cabeza, no tenía forma de concentrarse en lo que decía ese contrato. Ella negó con la cabeza y levantó el rostro cuando sintió que la cálida mano de Naruto acariciaba su mejilla.
—¿Qué pasa, Hinata?— le pregunto —. ¿Algo no te agrada del contrato?
Ella se mordió el labio, no quería admitir que no entendía nada. No podía hilar pensamientos y mucho menos concentrarse en leer atentamente un contrato que obviamente, volvería a cambiar su vida.
—¿Qué dice esto, madre?— preguntó Naruto, pero no espero respuesta, él tomó el contrato de la mesa y comenzó a leer rápidamente. Mientras más leía, sus ojos celestes se abrían cada vez más grandes y luego levantó la cabeza de golpe para mirar a la pelirroja—. Madre..
— Por favor, firma, Hinata — dijo Kushina. Sus ojos no eran amenazantes, ni tampoco su tono, pero ella no quería que la madre de Naruto se enojará con ella.
Naruto dejó el contrato en la mesa, frente a ella. Aunque Hinata observó su rostro, no pudo ver si era algo bueno o malo. Naruto sólo la observó fijamente.
— No es necesario que lo firmes ahora, cielo— dijo finalmente.
— Naruto —, regañó su madre.
El rubio miró a Kushina enojado.
—¡No vas a obligarla!— exclamó ofendido, alzando un poco la voz.
—¿De verdad?— preguntó Hinata, sorprendida que dijera esas palabras.
Naruto bajó su mirada, aflojando su expresión y apoyó su mano en la cabeza de ella. Acarició su cabello con suavidad mientras mostraba una media sonrisa, llena de confianza.
— Nadie te volverá a obligar a nada, cielo. Nadie—, prometió.
Continuará...
