El Rollo Escarlata
Casi Mártires
En el momento en que abrió la puerta esa mañana para encontrar dos ANBU de Raíz frente a él, dándole sus órdenes de ir, sospechó que sería sobre ella. El Hokage le llamaba tan raramente, esperando distanciar a aquellos que habían sido cercanos a la anterior Hokage de los círculos internos de poder, aunque le gustaba mantener un ojo sobre ellos y ocasionalmente lanzarles una rama para ver si obedientemente saltarían para atraparla. Esta era una de esas ocasiones. Miró a las dos sonrientes máscaras frente a él y supo que tenía que saltar. Para alguien en su precaria posición política, que había sido favorecido para suceder a la anterior Hokage y era en opinión de muchos poderes extranjeros quien debía ser Hokage, tenía que cuidar sus pasos, fallar en obedecer era exponer su yugular a los lobos que estarían simplemente contentos de tener una excusa de desgarrarla.
—El Hokage quiere verte. —Los hombres detrás de las máscaras de sonrientes animales dijeron.
A esta hora de la mañana, Kakashi ni siquiera estaba fuera de sus pijamas. —¿Por qué? —Preguntó, cruzándose de brazos para mirarlos con ojos entrecerrados. Su puerta estaba hacia el este, así que el sol brillaba directamente sobre sus ojos. Esos hombres eran apenas más que siluetas con halos para él.
—Has sido llamado, es todo lo que necesitas saber. Tienes que estar ahí en una hora. El Hokage no tolerará retrasos.
Se retiraron y Kakashi azotó la puerta, frotándose con fuerza los ojos. Desayuno, pensó. Luego una ducha. Entonces leería su libro. Entonces esperaría hasta que estuviera media hora tarde antes de debatirse si debía cruzar o no esa puerta.
Él saltaría por su Hokage, ciertamente. Pero no hasta que pasara un buen tiempo luego de que esa rama hubiera volado por encima de su cabeza.
No había prisa de descubrir cuál era la razón por la que había sido llamado después de todo, él ya la sabía. Sabía que sería contactado hoy por Raíz desde el momento en que había visto a Sakura corriendo por el parque con un brillante rollo rojo en su mano la noche anterior. Pasó horas girándose en la cama, intentando convencerse de que se había equivocado, o de que ella se había encontrado con un rollo dentro de un cuerpo durante cirugía en el hospital, o de que era de alguien más… sin resultado. Él había visto ese rollo muchas veces antes como para no saber qué era, qué significaba, pero verlo en la mano de Sakura había sido un shock que nunca creyó poder tener.
Seguramente, pensó. Seguramente el viejo bastardo no ha caído así de bajo.
A las nueve y media salió por la puerta y caminó con lentitud hacia el edificio de administración. Pero luego de cuarenta minutos tarde sabía que había ofendido al Hokage, y en orden de ponerlo tácitamente en su lugar, Kakashi fue hecho esperar por otros veinte minutos. Eso estaba bien para él. Sabía perfectamente bien que el viejo piojoso y sus amigos estaban sentados detrás de esa puerta, jugando con sus pulgares. Si por cada minuto que él se mostrara tarde podía hacer que el Hokage perdiera su "invaluable" tiempo siendo rencoroso, Kakashi veía su retraso como un arma exitosa.
Eventualmente, Danzo decidió que había pasado el viejo suficiente y una secretaria emergió de su oficina para reverenciar a Kakashi y hacerlo entrar. Era una mujer civil. Todas las secretarias lo eran, y no le sorprendía. Si el trabajo era tedioso y requería vigilancia, era seguro que Danzou había contratado para cada posición chicas y mujeres.
Ante el semicírculo de 'tronos' reverenció. No se arrodilló como se esperaba frecuentemente que la gente hiciera frente al Hokage, y dudaba que alguien en esta habitación estuviera bajo la ilusión de que él sentía algo parecido al respeto por sus superiores. Su historia oficial, sin embargo, decía que tenía malas las rodillas.
—Hokage-sama. —Saludó.
—Tenemos otra tarea para ti, Hatake Kakashi. —Danzou murmuró. —Dime, ¿Cuánto ha pasado desde tu última asignación del Proyecto Semilla?
Sin perder un latido, Kakashi respondió. —Cuatro meses, Hokage-sama.
—Ah, sí. Si bien recuerdo, el Sujeto Tres resultó un desastre, pero te redimiste con el número Cuatro. Ahora tengo otro sujeto para ti… Creo que te agradará esta. —Con una sonrisa presumida y ladeada llamó al guardia ANBU junto a él para que avanzara y le diera a Kakashi un rollo negro.
Kakashi lo abrió y le dio una mirada superficial antes de cerrarlo de nuevo. No necesitaba ni quería leer; ya sabía qué nombre estaba en este rollo.
Insatisfecho con su reacción, Danzou presionó. —¿Apruebas mi elección?
—Es su deseo, Hokage-Sama. —Kakashi respondió neutralmente. —Pero no hubiera creído que esta candidata en particular fuera indicada para su programa de eugenesia-
—No uses esa palabra, Kakashi. Nuestro único objetivo es darle a esta estancada aldea sangre fresca, no purgarla o purificarla. Y ¿Cuáles son precisamente tus objeciones a esta candidata en particular? —El Hokage preguntó, sonriendo desagradablemente.
Kakashi tragó. —Su historia familiar no es prometedora. No tiene ancestros o parientes vivos en la profesión shinobi.
—Sin embargo, es una de las kunoichi más fuertes de su generación, lo que habla por sí mismo, ¿No es cierto?
—Entonces, seguramente es una perdida a su profesión si ella-
—El hospital está lleno. Podemos disponer de una ninja médico por algunos meses.
—Pero ella no aceptará esto. —Kakashi dijo cortante.
—Ya se ha ofrecido de voluntaria. —Danzou dijo.
Ni por un segundo Kakashi creyó que había tal opción. Su mandíbula se apretó por un momento, dándose cuenta que sólo podía encontrarle pocas fallas a Sakura. —Es demasiado joven. —Dijo en voz baja, un poco desesperado.
—El Sujeto Dos tenía la misma edad, si no es que era un poco más joven. —Danzou apuntó con la palma abierta. —Pero tal vez tengas razones más personales para excluirla de este programa.
—Mis sentimientos personales no son impedimento. —Kakashi respondió con rapidez. —Haré lo que sea que mi Hokage pida.
—Bien. Tienes que verla esta mañana. Tal vez necesite algo de, ah, orientación. —Danzou dijo, aparentemente sordo a las risas de sus concejales sobre el tipo de orientación a la que se refería. —Puede ser también considerada un riesgo, así que estoy confiando en que te asegures de que ella no haga nada estúpido, y por el curso de esta misión estoy asignando a Ari y a Jin como escoltas para ayudar a completar el objetivo.
Kakashi reverenció. —Sí, Hokage-sama.
—Puedes irte.
Salió de espaldas hacia la puerta, ya que estaba prohibido darle la espalda al Hokage (presumiblemente porque te apuñalaría), y procedió a bajar las escaleras como si estuviera sedado hasta que una vez más estuvo bajo la luz del día en la calle. Parpadeó al pálido cielo azul y las nubes estorninos que se veían entre los techos, y vio a toda la otra gente que caminaba en el pavimento como si sólo fuera cualquier día. Ninguno de ellos había sido encomendado el acercarse a su joven estudiante e informarle que era su deber no sólo abrir las piernas por la aldea sino también darle a la aldea un niño.
Y de Suda Hiroshi no menos.
Kakashi comenzó a moverse. No iba todavía a buscar a Sakura; tenía una cita con ese sospechoso aliado cruzando la calle. Pasando por el estrecho hueco entre dos edificios de oficinas, no se detuvo hasta que giró por otro pasillo y estuvo fuera de vista del edificio de administración y de todos los agentes de Raíz de ANBU que abundaban a su alrededor. Ahí se detuvo y se inclinó contra una tosca pared de tabique junto a una oxidada escalera de emergencia. Había basura alineada en el callejón, apilada en torres en cada esquina y recoveco como hojas en el otoño. El basurero cercano estaba cerca de reventar.
Por largo rato sólo se reclinó contra la pared, pesando el rollo negro en su mano, ocasionalmente girándolo. Repentinamente no pudo contenerse más, y con un violento gruñido arrojó el rollo contra la pared opuesta del callejón.
Golpeó con un sonoro ruido y salió rodando a través del concreto, directo hacia una pila de basura. Kakashi corrió a levantarlo, listo para romperlo a la mitad y seguir cortando el papel hasta que él volviera a sentirse bien.
Un crujido dentro del basurero le hizo girarse con rapidez, buscando el tanto metido en su manga, molesto de que no estuviera tan solo como hubiera querido. Todo lo que vio fue el rápido movimiento de un niño corriendo por el callejón lejos de él.
Se quedó viéndolo, asombrado. ¿Ese niño había estado ahí todo el rato en el basurero? ¿Habría estado ahí toda la noche?
No debería estar sorprendido. En una aldea como esta había pocas personas con padres vivos, y algunos se volvían huérfanos antes que otros. Era una verdad fundamental en su sociedad y siempre había existido un servicio social listo para tomar a los niños abandonados para encontrarles un refugio de una manera u otra. Nunca había habido niños en la calle…
No al menos hasta que Danzou decidió mover el presupuesto para servicios sociales hacia el presupuesto militar. Ahora había muchos más ANBU que nunca. Y ahora también había muchos más niños sin hogar. No era un acto de crueldad sin sentido -niños desesperados eran ideales para elegir a quienes meter en el ejército Raíz de Danzou, y sacar niños de la calle y entrenarlos para volverse ANBU te aseguraba un tipo de lealtad que sería difícil de romper en los años venideros. El Hokage lo tenía todo planeado, y esos esfuerzos despiadados para fortalecer las fuerzas de Konoha y asegurar su futuro era como planeaba tener el apoyo total del Concejo, el Daimyo, y la mayoría de pobladores civiles de Konoha que habían sido dejados a su suerte por el decline en el poder y prosperidad de la Aldea luego de repetidas invasiones. Había planeado esto por años. El camino hacia el control absoluto había sido pavimentado mucho antes de que cualquiera pudiera sospechar lo suficiente como para detener su influencia.
Repentinamente sin ira alguna, Kakashi se giró y levantó el rollo negro para meterlo en su bolsillo.
La vida de todos era más difícil estos días. Esa era la naturaleza de las cosas. Había tiempos buenos y tiempos malos, pero nada duraba por siempre. Mientras Danzou tuviera tanto apoyo, era imposible oponerse a él abiertamente, y Kakashi tenía que contenerse por ahora y guardarse cualquier signo de debilidad frente a sus superiores.
Y por ahora, él se reajustó los guantes y pasó un dedo por el borde de la máscara para asegurarse de que estaba bien puesta, y caminó rumbo al apartamento de Sakura.
Vivía en la zona más interna de la aldea, donde los apartamentos eran más pequeños, apretados y compactos, y baratos. Él también había vivido en el mismo tipo de acomodación hasta hacia algunos años cuando su hogar había sido uno de los muchos edificios que habían sido derrumbados durante el ataque del País de la Lluvia, y utilizó la oportunidad para moverse, eligiendo una de las residencias más grandes y más estéticas que se encontraban casi saliendo de la Aldea. Conocía el complejo donde vivía, ya que siempre le había gustado mantener un ojo vago en los detalles personales de sus subordinados, incluso si ella se había movido ahí después de haber sido reasignada de manera permanente al hospital. Porque ella nunca dejaría de ser su médico de equipo.
Pero, aunque conocía el número del edificio, se le escapaba el número de departamento. Él tocó en la primera puerta que se encontró y preguntó qué puerta le pertenecía a Sakura, y no estuvo del todo sorprendido cuando el joven que respondió ni siquiera la conocía, aunque viviera en el mismo edificio. Ella debía pasar mucho tiempo trabajando y apenas algunos vecinos le veían.
Tuvo suerte con una mujer de mediana edad que respondió a sus golpeteos en la segunda puerta. ella apuntó hacia las escaleras y dijo que la chica de cabello rosa siempre cargaba su bolsa de compras hasta el tercer piso. En ese piso encontró a otra mujer que apuntó la puerta B3 sin decir una palabra en el momento en que él dijo su nombre.
Así que esa era la puerta frente a la que estaba ahora, sus palmas cosquilleando mientras intentaba reunir el valor para golpear. No quería estar aquí. Preferiría estar en cualquier lugar en ese momento que estar frente al apartamento de Sakura, preguntándose exactamente cómo se iba a explicar. No debería tener esa asignación. Había otros involucrados en el programa que podrían supervisar el caso de Sakura, pero ninguno de ellos la conocía tan personalmente como él.
Y eso era lo que Danzou quería; quería ver a los aliados de Tsunade rebajados y humillados en las peores maneras posibles. Quería que Sakura conociera lo que era una genuina violación, y quería que Kakashi no sólo lo atestiguara, sino que la organizara.
Si no podía encontrar una excusa para arrojar a sus enemigos políticos en la prisión, esta era la manera en que iba a lidiar con ellos.
Kakashi levantó el puño y golpeó tres veces. No hubo replica, así que luego de unos segundos golpeó de nuevo.
Sabía que estaba ahí -podía sentir definitivamente un cuerpo vivo del otro lado de la puerta- pero entendía que justo ahora no quisiera ninguna visita. Él tampoco lo querría, si estuviera en sus zapatos.
No… ni siquiera podía asumir que sabía lo que sería estar en su lugar justo ahora.
—¿Sakura? —La llamó suavemente y esperó. Esperaba que respondiera si sabía que era él al menos.
La puerta se abrió algunas pulgadas y la pálida cara sonriente de Sakura apareció. —¿Kakashi-sensei?
Pudo haber sido engañado si no se viera como si estuviera lista para azotar la puerta en su cara en cualquier momento. Le hizo sentir increíblemente no merecedor de confianza alguna el que su propia estudiante se rehusara a abrir la puerta totalmente para él, y sabía que esto no sería un encuentro sencillo. —Te vi anoche. —Comenzó. —Parecías algo intranquila, así que pensé…
Ahora ella lucía todavía más ansiosa. —Estoy bien. —Dijo, aunque sus ojos gritaban otra cosa a él. Algo desesperado y como un ruego.
—¿Puedo entrar al menos? —Preguntó. Lo que tenía que decir no podía decirlo en su puerta.
Por el más breve de los segundos pareció alarmada y echó un vistazo por encima de su hombro hacia su apartamento, probablemente calculando si estaba en estado para recibir visitas. Sin importar cuál era su conclusión, se giró de vuelta hacia él con molestia y gruñó un permiso nada entusiasta antes de abrir la puerta.
Su apartamento era diminuto. Él no había esperado algo así de pequeño, porque había considerado su último apartamento realmente chico, pero este era al menos de la mitad de ese. La cama casi ocupaba toda la pared opuesta, como lo hacia una mesita baja de café junto a ella. Ropa limpia colgaba en un riel junto a la puerta y la que estaba húmeda colgaba en un tendedero fuera de su ventana. Por cuán compacta era la habitación, ella parecía tener todo lo que necesitaba… en su mesa de café tenía algunos libros y un kit de belleza, y en una repisa sobre su cama tenía un vaso con un cepillo de dientes.
Suponía que para alguien que vivía virtualmente en el hospital, esta era meramente una segunda residencia que mantenía sólo como formalidad.
Ella se sentó en la cama, sus manos metidas entre sus rodillas y ya que no había otro lugar donde sentarse, Kakashi se le unió, intentando no chocar ninguna parte corporal contra ella. —Lo siento. — Se disculpó, mirando lejos de él hacia el suelo que estaba cubierto en migajas y calcetines. Kakashi vio un par de pantaletas colgando en el radiador y rápidamente quitó la mirada para examinar en su lugar la mesa de café. —No calza exactamente para entretenimiento.
—Es lindo. —Dijo. —Nunca había visto tu apartamento.
—Estoy sorprendida de que sepas en donde vivo.
—Porque alguien me dijo. —Dijo con un encogimiento de hombros. Tendría que explicarle que la había buscado meses atrás, pero no tenía la energía para dar ninguna larga explicación sobre su naturaleza chismosa. —Ha pasado un rato, ¿No? —Murmuró.
—Sí. —Suspiró. —He estado muy ocupada en el hospital últimamente…
—¿Lo disfrutas tanto?
—Supongo.
Ella no sonaba ni remotamente encariñada con su trabajo. Primero porque suponía que ella siempre había querido ser una kunoichi, y la medicina había sido una habilidad secundaria complementaria para afinar su carrera como esa kunoichi. Pero con la nueva legislación, había sido obligada a trabajar a tiempo completo en el muy demandante campo de la salud, y sólo los médicos masculinos fueron capaces de continuar trabajando en el campo.
Se preguntó si eso había sido la patada final de Danzou contra el féretro de Tsunade, relegar a todas las médicos femeninas al hospital como si no fueran más que enfermeras. Pero quizás su rencor era contra todo el sexo femenino, por eso creó la División Femenina. ¿De verdad dudaba de su habilidad? ¿O era solo que su preocupación con las apariencias le hacia creer que la Aldea tendría un mejor frente si revertía y reforzaba los viejos roles de género?
—Escuché que el Departamento de Guerra está levantando de nuevo su caso con el Concejo. —Kakashi dijo. —Tal vez todavía se puede disuadir a Danzou de permitir a las kunoichi acceso total a las misiones de nuevo. Sería bueno. No es lo mismo desde que dejaste el equipo…
Él lo decía en serio, pero Sakura lució todavía más descorazonada. —Sí. —Dijo, su voz haciéndose débil. —Sería bueno ser un equipo otra vez.
Él escaneó cada superficie en esta habitación con un solo ojo, pero no había señal alguna del rollo rojo que le había visto cargar la noche anterior. Tenía que estar en este departamento, incluso si todo lo que quedara de él fueran algunas cenizas (si Sakura había hecho con su rollo lo que Kakashi casi hacia con el suyo).
Finalmente preguntó. —¿Dónde está?
Ella se quedó quieta junto a él. —¿Dónde está qué?
—El rollo. Te vi cargando uno anoche.
—No cargaba un rollo anoche, sensei. —Dijo con rigidez.
—Era rojo. —Puso la mano en el colchón sobre el que estaban sentados. —Supongo que está aquí abajo, ¿No?
Su resolución de indiferencia se rompió. —Por favor, sensei, tienes que olvidar que lo viste. —Ella susurró, sus ojos abiertos y su cara todavía más pálida que antes. —Si Danzou lo descubre…
—No estoy preocupado por mí. —Kakashi dijo suavemente, comenzando a sacar el rollo negro de su bolsillo. —Me alegra que tomes su advertencia seriamente, Sakura. Una de las otras mujeres no lo hizo… y eso no terminó bien para su esposo, lamento decir.
—¿Una de las otras mujeres?
—La madre del sujeto número tres—Dijo, abriendo el rollo en la mesa. Recordaba a esa mujer mejor que al resto. Él había sido quien la había tenido que mantener quieta mientras lloraba e intentaba golpearlo mientras los ANBU de Raíz movían el cuerpo de su esposo. Ataque al corazón, dijeron. Aunque todos en el programa incluyendo su esposa sabían que había sido cianuro.
—Sujeto… tres… —Repitió.
Sakura miró con débil confusión entre él y el rollo en la mesa. Conectó con lentitud los puntos y sin desearlo realmente, hasta que no pudo negar más la verdad que tenía en la cara.
—Tú eres mi cuidador. —Dijo desoladamente.
Y todo lo que Kakashi pudo decir fue: —Lo siento.
Sus ojos se cerraron y por largo tiempo sólo se quedó ahí, con las manos apretadas con tanta fuerza entre sus rodillas que ya se estaban poniendo blancas. Él esperó, sabiendo que si decía algo ahora sería demasiado pronto, y luego de casi un minuto finalmente inhaló un aliento tembloroso y largo como si fuera el primero que tomaba desde la última vez que había hablado. —Por favor, vete. —Dijo en voz baja.
Él no se movió. Aunque sonaba con demasiada calma, de alguna manera sabía que dejarla sola justo ahora era la última cosa que necesitaba. —Debemos hablar. —Dijo, y como ella, él sólo podía ver el rollo en la mesa. No podían verse a los ojos.
—De acuerdo. —Dijo ella. —Hablemos. Entonces, ¿Cuándo te volviste lacayo de Danzou? Ciertamente te lo quedaste callado, pero estoy segura de que Naruto estará orgulloso de ti en cuanto lo sepa.
Él torció el gesto. —Sabes que no estaría involucrado en este proyecto si tuviera elección, Sakura. Dudo que tú te hayas ofrecido a esto, ¿no?
Sus hombros se hundieron un poco, algo de su ira a medio formar disipándose antes de que pudiera despegar. —Lo siento. Por supuesto… ¿Él también te amenazó con asesinarte?
Vagamente, creía recordar. Pero Kakashi había estado más preocupado por las amenazas veladas hacia sus compañeros de equipo y amigos que Danzou había hecho cuando se acercó a Kakashi la primera vez. Recordaba la casualidad con la que el Hokage mencionó a Kakashi que, si le ayudaba a encabezar este proyecto, ciertas conocidas suyas no serían envueltas. Danzou había roto su parte al final, pero eso era de esperarse, y si él intentara salirse ahora clamando que Danzou había violado las condiciones de su cooperación, Danzou meramente negaría que hubiera existido en primer lugar… antes de ejecutar el resto de las amenazas que todavía tenía sobre la cabeza de Kakashi. Su vida sería perdida, y el bienestar de Sakura estaría en las manos de agentes mucho menos agradables.
—Las amenazas de Danzou significan poco para mí. Sólo obedezco porque no hay nada que ganar y demasiado que perder al hacerme pasar por la espada de mártir en este punto, y al menos puedo esperar hacer un poco de bien en donde estoy ahora. Como contigo.
—¿Conmigo? —Repitió suavemente.
—Puedo ayudarte a escapar de Konoha. —Dijo. —Si eso es lo que tú quieres.
Se quedó momentáneamente sin habla, y lentamente subió la mirada hacia él. —¿Le ofreces eso a todas las mujeres a las que te… aproximas?
—Sólo a las que creo que tienen una oportunidad de evadir a los cazadores. —Dijo oscuramente.
—¿Y cuántas han aceptado? —Quería saber.
Él suspiró. —Ninguna. No le he ofrecido esto a alguien más. —Dijo. —Para ser honesto, dejar la aldea es suicidio. Los únicos ninjas renegados que han sobrevivido son Orochimaru, Sasuke y Naruto.
—¿Crees que estoy a su nivel? —Preguntó con una débil sonrisa.
Sus hombros se levantaron en un diminuto, casi imperceptible encogimiento de hombros. —Depende de ti.
—Ah. —Sus pestañas temblaron para volver al rollo. —¿Entonces eso es un 'no' y mi elección es obedecer o cometer suicidio? —Murmuró suavemente, derrotada. —No parece una elección.
Kakashi estaba tentado a aceptarlo. Si ella se rehusaba, se dejaría abierta a las acusaciones de traición e insubordinación, y contradecir al Hokage era la cosa más peligrosa que podías hacer en esta aldea. Podría escapar, pero con la división de rastreo de ANBU fortalecida y mejor armada, entrenada y pagada de lo que había estado antes, su porcentaje de supervivencia fuera de la Aldea era poco. —Tal vez, —Dijo. —si podemos ponernos en contacto con Naruto… podrías unirte-
—Eso tomaría meses. —Le interrumpió sacudiendo la cabeza. —Si una división completa de ANBU no puede encontrarlo, ¿Qué podemos hacer nosotros?
Había una buena razón por la que Naruto estaba manteniendo la cabeza baja; cuando había una recompensa sobre tu cabeza por algunos millones de ryo, uno tendría a desaparecer del mapa. Él había sido una gran amenaza para Danzou -tanto en fuerza como en popularidad- y el viejo bastardo había trabajado mucho en llenar su nombre y reputación de lodo hasta que convenció a suficiente gente de apoyar la orden de arresto. Él era demasiado cercano al conocido criminal, Sasuke, dijo. Su mera existencia había provocado un desastre indecible en Konoha.
Un día, cuando el dominio que Danzou tenía sobre el Concejo y el Daimyo se rompiera, y cometiera un error lo suficientemente cruel como para que la gente no lo pudiera pasar por alto, Naruto podría regresar. Excepto que nadie sabía cuándo sería ese día, y entre más tiempo pasaba, más lealtad y poder Danzou reunía con el nuevo militarizado ANBU, y la esperanza de quitarlo se volvía todavía más delgada. En este punto, incluso si Naruto regresaba y obligaba a Danzou a salirse, nunca tendría el apoyo de ANBU, y la aldea descendería a una caótica batalla por el poder.
Hasta entonces, Naruto necesitaba permanecer escondido. Tenía que haber cerca de treinta rastreadores ninja allá afuera buscándolo, y obligarlo a salir a la superficie con el fin de tomar a Sakura con él sería peligroso, incluso si Kakashi supiera cómo contactarlo.
Entonces ¿Qué quedaba?
—¿No ibas a darme información sobre la misión? —Sakura preguntó eventualmente, encorvada junto a él como si algo pesado estuviera recargado sobre sus hombros.
—Sakura, —Comenzó. —No tienes que-
—Tomaré mi decisión. Mientras tanto, sólo haz tu trabajo. —Dijo, un poco cortante. —Ilumíname.
Él retiró la mirada, desorientado. Sólo había visto el rollo por encima en la oficina de Danzou, lo suficiente como para leer el nombre de Sakura y el de su 'objetivo', pero ahora se obligó a levantar el rollo y leerlo. Aunque pudo simplemente pasarle el rollo a Sakura y dejarle digerir la información, sintió la necesidad de casi censurarlo para ella. La manera en que estaba plasmado era muy fría. Demasiado incompasivo.
—Quieren que encuentres a Suda Hiroshi en Otafuku Gai. —Dijo, pasando las yemas de sus dedos ligeramente sobre las líneas de texto del rollo. —Va ahí al menos una vez a la semana, usualmente durante el fin de semana, para desahogarse con prostitutas. Gasta mucho dinero en los establecimientos de más alta clase y es bien conocido que ha tomado amantes antes… entonces… probablemente ese es el mejor ángulo. No hay punto alguno en esconder que eres una kunoichi tampoco. Lo sabrá en el momento en que te vea.
—¿Por qué él? ¿Por qué Suda? —Preguntó, mirando un tanto mareada a su fotografía. Suda Hiroshi no era lo que Kakashi llamaría grotesco, o incluso ni siquiera particularmente plano, pero ni siquiera él podía negar que había algo poco agradable y feo en esa delgada cara y aquellos ojos pesados.
—Tiene un límite sanguíneo sónico y todos sus hijos lo han manifestado. Cerca de veinte años atrás lo usó en una batalla entre la Aldea de la Ola y la Aldea de la Nube durante la tercera guerra secreta, causando una avalancha. Él es… más o menos la razón por la que no hay ya una Aldea de la Ola. —Kakashi le explicó.
Ella le miró por la esquina del ojo. —¿Qué tan peligroso es?
—Muy peligroso. —Admitió con un encogimiento de hombros que no pudo evitar. —Sus habilidades son amplias y pueden ser utilizadas a largo y corto rango. Como dije puede causar avalanchas, pero en combate cerrado podría destrozar órganos internos.
—¿Cómo? —Preguntó estoicamente. Probablemente al fijarse en los detalles le ayudaría a no poner atención a la imagen completa.
—Su límite sanguíneo produce olas de sonido, y todo oscila a cierta frecuencia, incluyendo la carne, sangre y órganos. Si existe, él puede destruirlo solo abriendo la boca. No es conocido por utilizarlo indiscriminadamente, pero podría darse el caso en que no sabrías si te está atacando hasta que sea demasiado tarde.
La ceja de Sakura tembló ligeramente. —Puedo ver por qué Danzou lo considera un talento muy deseable.
Kakashi se encogió de hombros. ¿De verdad valía tanto la pena?
—Como tu cuidador yo arreglaré su encuentro, la acomodación, y cualquier otro detalle. Los dos miembros de Raíz van a ser asignados para escoltarnos, oficialmente para tu protección, pero más realistamente para que Danzou tenga un ojo sobre nosotros, para asegurarse que estás completando la misión y que no te estoy cubriendo.
—Bueno, supongo que por ahí va esa opción. —Murmuró.
Podía darse cuenta que no le estaba vendiendo la idea de esta misión. ¿Danzou estaría tan decepcionado? —Depende de ti. —Dijo finalmente. —Si quieres probar tu suerte yendo contra Danzou, te apoyaré tanto como pueda. No te culpo. Una misión como esta es pedir demasiado.
—¿Lo es? —Se preguntó con algo de debilidad. —Nos piden que demos nuestra vida por la Aldea cada día. Fui a misiones que Tsunade me encomendó que casi me mataban, y nunca pensé dos veces en ello. ¿Pedirle a alguien que dé vida en lugar de tomarla es realmente tan malo?
Kakashi recordó a las otras cuatro mujeres que había reclutado. Todas habían tomado la noticia de diferente manera. La primera mujer la había tomado de manera estoica, como si fuera cualquier otra asignación. La segunda mujer era todavía más joven que Sakura, sólo una chica si decía la verdad, y las órdenes la devastaron, demandar que renunciara a una enorme parte de su vida mucho antes de que comenzara. La tercera mujer había sido un desastre. Ya era madre y tenía una familia joven, contra las advertencias de Kakashi le dijo a su esposo y tontamente él había confrontado públicamente a Kakashi para que quitara a su esposa del programa. Ahora ella era una viuda y una madre soltera con tres hijos, y le había confesado a él más de una vez que hubiera preferido que le hubieran pedido morir por la Aldea. Esto contrastaba con el Sujeto No. 4 que había recibido las órdenes con un encogimiento de hombros frívolo y había tenido éxito con su objetivo en menos de un mes, y estaba planeando entregar al niño al cuidado de los subordinados de Danzou para que lo nutrieran y criaran bajo su adoctrinamiento mientras ella podía continuar con su vida.
Aunque algunas mujeres hacían sus deberes sin ninguna señal de que les importara, dudaba que fuera sencillo para cualquiera de ellas. Esto no era lo mismo que pedirles luchar por la Aldea. Esta no era la misión que ellas habían aceptado cuando se volvieron shinobi certificadas. Ultimadamente, todo se reducía a una elección.
—Es malo. —Dijo lentamente. —Danzou le ha hecho esto a más de una docena de mujeres sin importar lo que ellas querían, forzándolas a elegir entre esto y la muerte. No es más que una violación.
Ella se quedó viendo tristemente hacia la nada. —Entonces, ¿Qué elijo?
Él sacudió la cabeza débilmente. —No es mi deber decirte qué hacer. Todo lo que puedo prometerte es que, si eliges escapar, estaré esperando hoy a media noche en el parque, cerca del gimnasio de tubos. Si eliges continuar con la misión, estaré esperando con los escoltas en dos días, cerca de las puertas de la Aldea, a medio día.
Sakura llevó el puño a su boca, masticándose la uña del pulgar. No le respondería ahora, pero no esperaba que lo hiciera, y aunque no quería dejarla, sabía que no sería capaz de resolver esto en su cabeza hasta que él no estuviera y ella no tuviera que seguir concentrándose en fingir para él. Fue lo mismo con las otras mujeres. Él no estaba ahí para ayudar… era simplemente un instrumento de Danzou, y cada una de ellas lo sabía, incluso Sakura.
—Piénsalo. — Dijo, poniéndose de pie en silencio y moviéndose alrededor de la mesa de café para llegar a la puerta. Cuando miró hacia ella, sus ojos se encontraron brevemente antes de que ella rápidamente viera a otro lado. Tenía razón; ella lo quería fuera de aquí y no se relajaría hasta entonces.
Cerró la puerta silenciosamente y se movió para inclinarse en la barandilla y miró hacia la calle abajo. No sabía qué estaba esperando. ¿Qué Sakura comenzara a llorar? ¿A arrojarle cosas a la puerta detrás de él? ¿Ir tras él, rogándole ayuda? Esa no era ella. Incluso si era el tipo de persona que corría buscando auxilio, sería tonto creer que él sería en quien confiaría para eso. No eran cercanos. Él no forzaría esa cercanía.
Sin nada más que pudiera hacer, fue directamente a casa para comenzar a empacar sus cosas y hacer preparativos para irse. El parque era un lugar silencioso y ominoso durante la noche, y fue ahí donde esperó a que Sakura tomara su decisión.
Sai se enfrentó a un enigma.
Cuando Kakashi dejó su departamento, Sai decidió abandonar su tarea de monitorear la diminuta morada de Sakura y seguirle a donde fuera que estuviera yendo de una manera tan directa y poco característica. El Icha Icha no estaba a la vista. Sólo podía significar que Kakashi estaba preocupado con algo urgente o importante, lo que también significaba que Sai debería averiguar qué era. Estaba sin duda conectado a Sakura.
La primera cosa que hizo el jounin fue regresar a su propia casa, donde desde su punto de ventaja en el techo de la terraza de un vecino Sai lo vio empacar una maleta. Tenía sentido. Aunque Sai no tenía todos los detalles, sabía que Kakashi estaba yéndose indefinidamente en una misión en algunos días, junto con Sakura. Sólo era natural que el hombre empacara… pero igual Sai supo que algo estaba pasando de una manera que sólo alguien que había pasado largas e inquietantes horas estudiando el lenguaje corporal de este hombre podía detectar.
Tal vez era la manera en que estaba empacando lo que lo delataba -como si estuviera enojado con cada objeto y artículo de ropa que arrojaba en la mochila. O tal vez era lo que estaba empacando -todo lo que sacaba de un agujero escondido en la pared detrás de su librero. Un poco sospechoso. Según su conocimiento, la gente usualmente no guardaba su equipo común de misión en un caché secreto.
Pero Kakashi no empacó por mucho tiempo. Dejó la casa con Sai siguiéndole a una distancia segura y se detuvo en una residencia con la que Sai no era familiar. Todo se volvió claro, sin embargo, cuando Kakashi golpeó la puerta y una mujer alta y rubia salió.
Era una jounin del Departamento de Guerra -específicamente, ella era la jounin que él había observado cortejar a Kakashi.
Si él intentara acercarse más sabría que sería detectado, así que Sai se obligó a permanecer a distancia, fuera del alcance del oído y sólo siendo capaz de juzgar la conversación por las expresiones que cruzaron el rostro de la mujer. Cejas levantadas, ojos ligeramente entrecerrados y los labios abiertos. Atracción, ¿Mezclada con preocupación? ¿Incredulidad? ¿Sospecha? Lo que fuera, no era nada a sus interacciones coquetas previas. ¿Kakashi estaba diciéndole adiós? ¿Rompiendo el cortejo?
Luego de un rato, todo lo que debía decirse pareció haberse dicho, y Kakashi abrazó ligeramente a la mujer antes de alejarse de ella. Ninguno parecía feliz.
Todo era muy intrigante. Esto definitivamente iría a su diario.
Desde esta casa, Kakashi continuó al centro de la Aldea y se acercó a algunas personas. Como la conversación con su amiga, estas también parecían ser interacciones inusualmente cortas y serias, y Sai anotó cada una que era con personas de la lista de observación de Danzou -su altamente confidencial lista de personas conocidas o sospechosas de apoyar a la antigua Hokage o a Naruto, el Jinchuuriki buscado; Maito Gai, Nara Shikamaru, Kamizuki Izumo, Hagane Kotetsu, Kurenai Yuhi. ¿Qué estaba preguntando para que cada uno de ellos sacudiera la cabeza y se encogiera de hombros así? ¿Quería algo? ¿Estaba buscando a alguien? ¿Pidiendo ayuda?
El Hokage sin duda estaría muy interesado en escuchar esto, aunque la vigilia de Sai no terminó ahí. Mantuvo el seguimiento en Kakashi cuando regresó a casa una vez más esa tarde, y se quedó ahí mientras llegaba la noche. Justo cuando estaba a punto de terminar e irse a su propia casa, detectó más actividad en esta casa. Kakashi estaba moviéndose de nuevo, quince minutos después de la media noche, él dejó la casa y caminó en la calle con -según Sai atestiguó- un rollo en su bolsillo que estaba sellado con suficiente equipo y suministros como para durar un viaje a través de uno o dos continentes.
¿En qué estaba este hombre exactamente?
Su destino parecía ser el parque. Sai se mantuvo en las sombras bajo los árboles, silenciosamente recorriendo la meseta en que un columpio para niños brillaba en la luz de la luna. Aquí fue donde Kakashi se detuvo y se sentó en la banca más alejada de las farolas. Se sentó tan quieto que, si Sai no supiera que estaba ahí, no lo hubiera notado.
¿Ahora qué?
—¿Por qué no sales, Sai? Cualquiera pensaría que no estás en algo bueno, escondido en las sombras así.
Sai se puso levemente rígido, aunque no estaba tan sorprendido. Danzou mantenía a Kakashi cerca por una razón, y si no fuera por su lealtad estelar, era porque él todavía era uno de los jounin más formidables en la Aldea. Él se alejó del árbol y se puso bajo la luz de la luna, la gravilla crujiendo bajo sus pies mientras renunciaba a sus esfuerzos de permanecer escondido en su presencia. —Podría decir lo mismo de usted, Kakashi-sensei. —Dijo.
—No hay nada sospechoso en un hombre dando una caminata nocturna. —Kakashi replicó eventualmente. —Tú eres el que me ha estado siguiendo todo el día, sin embargo. ¿Qué es esto? ¿Algún nuevo estudio intensivo del comportamiento humano que estás conduciendo?
Sai respondió débilmente.
—¿O tal vez Danzou es el verdaderamente interesado en mi comportamiento?
—Esa sería una suposición adecuada. —Dijo Sai, quien no podía confirmar o negar tal cosa a menos que quisiera que el sello maldito en su lengua lo ahogara. —¿Le gustaría escuchar mis observaciones?
La mano de Kakashi emergió desde la sombra, haciendo un gesto perezoso para indicarle a Sai que hiciera lo que quisiera.
—Habló con varias personas sospechosas hoy, personas que son conocidas como simpatizantes del exiliado Jinchuuriki, buscando ayuda de ellos, pero parece que fue en vano. También habló con la jounin del Departamento de Guerra que mostró tres de los cinco signos de ansiedad por separación, haciéndome pensar que tal vez le ha contado su voluntad de irse por largo tiempo. Ahora está aquí en el parque en medio de la noche, en lo que parece ser un punto de encuentro no programado, completamente equipado como si anticipara que una larga expedición comenzara pronto, aunque no está programa su salida de la Aldea en por lo menos dos días. Todo esto comenzó luego de que dejara el apartamento de Sakura-san.
—Qué visión tan curiosa de las cosas. —Kakashi murmuró, completamente relajado en su banca. —¿Y en qué supones que estoy?
—Alguien que haya atestiguado esto quizá asumiría que planea dejar la Aldea esta noche antes de su misión de mañana, pese a no tener permiso. Posiblemente con la misma Sakura-san.
Con el roce de su ropa y un profundo suspiro, Kakashi se levantó. —Ya veo. —Dijo, moviéndose hacia la luz de la luna hasta que no estuvo tan lejos de Sai. —¿Y qué planeas reportarle a Danzou?
Sai pensó por un momento. —Lo más seguro es que le diga la verdad: que te vi preparándote para una misión hoy. Ya que tienes permiso de irte pronto, sería natural asumir que es normal.
—Por supuesto. —Kakashi dijo, asintiendo vagamente mientras se giraba para ver la luna.
—Pero si desapareciera esta noche, tal vez sea obligado a dar más… detalles. —Sai dijo. —¿Planea desaparecer?
—¿Qué hora es, Sai?
—Quince minutos pasando la media noche, Sensei.
—Ella nunca llega tarde…
—¿Disculpe?
Kakashi volvió a encararlo. —No voy a ningún lado esta noche. —El hombre dijo con pesadez. —¿Quizá leíste demasiado en lo que viste hoy?
—Sí. —Sai aceptó, aunque sus ojos comenzaron a entrecerrarse. —¿Puedo preguntarle algo, Kakashi-sensei?
Kakashi hizo el mismo gesto con su mano. Haz lo que quieras, decía.
—¿De qué trata esta misión en la que acompañará a Sakura? —Sai preguntó. Él nunca en su vida había visto que una misión angustiara tanto a Sakura como esta, tampoco había visto una que provocara que Kakashi hiciera planes reales para abandonar la Aldea.
Lentamente Kakashi se giró hacia él, viéndolo en silencio por un momento. La luz de la luna golpeaba con fuerza el lado cubierto de su rostro, proyectando una sombra tan fuerte como la otra, volviéndolo completamente ilegible. Entonces levantó la mano y tomó el borde de su máscara para bajársela hasta el cuello. Abrió la boca y le mostró la lengua, e incluso en esta pobre luz Sai vio las familiares barras negras corriendo a través de su superficie.
—Me temo que Danzou me atrapó hace un tiempo. —Kakashi dijo, volviendo a ponerse la máscara. —No puedo decírtelo incluso si quisiera, no a menos que tú ya sepas la verdad.
Sai, asombrado, sólo se le quedó viendo. Sólo el círculo original de Raíz había sido callado por el sello de Danzou. Aquellos que habían sido reclutados luego del ascenso de Danzou al poder les habían ahorrado pasar por tal medida, y alguien como Kakashi, que nunca se había unido de ninguna manera, era la última persona que Sai esperaba ver marcada.
—¿Qué podría ser tan malo que quisiera abandonar la Aldea? —Sai preguntó en voz baja.
Kakashi se frotó la mandíbula, como si su propia boca fuera traidora. —Tienes que adivinar.
—¿De verdad está tan mal aquí? —Sai preguntó. Él entendía por qué algunas personas permanecían tan reacias a Danzou. No todos apreciaban la creación del Departamento de Mujeres, o cuánto poder el Hokage daba a sus Concejeros para que usaran de mala forma, pero nadie podría acusar a Danzou de no preocuparse por Konoha, o de no hacer todo en su poder para volverla un lugar más fuerte y más seguro. Incluso si a alguna gente no le gustaba que ANBU de Raíz estuvieran patrullando las calles, ultimadamente era por su propio bien.
Pero Kakashi no tenía respuestas. En lugar de responder, apenas se encogió de hombros. —Deberías ir a casa. —Dijo. —O hacer tu reporte al Hokage si gustas.
—Eso puede esperar, creo. —Dijo Sai. —¿Qué hará ahora? ¿También se va a casa?
Luego de una titubeante pausa, Kakashi regresó a la banca. —Creo que esperaré un rato más.
Perturbado, Sai olvidó sonreír mientras retrocedía. —Entonces lo veré mañana, Sensei.
Kakashi hizo un sonido neutral. —Tal vez.
Sakura había preparado su mochila esa noche, pero no llegó tan lejos como para dejar el apartamento. Libertad, como lo racionalizó, significaba la muerte. No había dos maneras de hacerlo. Los ninjas renegados tenían vidas extremadamente cortas, y ¿Pasar lo que te quedaba huyendo, estresada y temerosa cada día de que fuera el último -valía realmente la pena?
Si se quedaba… si completaba la misión, viviría, pero por el resto de su vida estaría atada a un niño. Nunca había pensado en niños. Era muy pronto en su vida para incluso pensar en eso, y no tenía expectativas o sueños que esta misión descarrilaría, ni tenía un hombre en su vida que se sintiera alienado por ella. Pero ¿Eso qué significaba para su futuro, tener un niño que le perteneciera más a la Aldea de lo que le pertenecía a ella?
¿Tal vez habría alguna laguna? ¿Tal vez habría maneras de salir de esto que aparecerían una vez que entendiera mejor las dinámicas exactas de esta misión? Aunque era perturbador ya no saber qué tenía para ella el futuro, seguramente era mejor que la fatal certeza de volverse una ninja renegada.
Dos días después, finalmente reunió las mochilas que había guardado y caminó hacia las puertas de la Aldea, todavía sin creer del todo lo que le habían dicho sobre lo que había elegido. ¿Seguramente habían dejado muchas cosas? Se sentía como una mentirosa y una traidora, yéndose de la Aldea en esta misión que cambiaría su vida sin una palabra de advertencia para sus amigos. Ni para su madre. Santo Dios, ¿Qué le iba a decir a su madre?
Pero esa era preocupación para su cuidador de ahora en adelante. Sólo deseaba que no fuera Kakashi.
Confiaba en él, por supuesto que sí, y tal vez ese era el problema. De todas las personas que no quería fueran parte en esta farsa de misión, eran las personas que conocía y confiaba. Pero si tenía que ser alguien así, todavía deseaba que hubiera sido alguien más. El rostro de Kakashi cuando llegó a las puertas era estoico y duro, y aunque probablemente era lo ideal por los dos ANBU de Raíz junto a él, hubiera sido lindo si él le hubiera dado una sonrisa, sin importar cuán pequeña, para tranquilizarla.
¿Había estado esperando por ella en el parque dos noches atrás? ¿Creería que había tomado la decisión correcta? Sakura no estaba segura por sí misma.
—¿Estás lista? —Le preguntó.
No. Ella miró a los dos ANBU de pie junto a él, y ninguno parecía particularmente amigable justo ahora. La estaban examinando mientras estaba de pie, y no importaba a qué conclusión hubiera llegado el que estaba a la izquierda porque sonrió de manera desagradable. ¿Se atrevería a admitir sus reservas o debilidad en frente de ellos, sabiendo que respondían directamente a Danzou?
Ella avanzó, pero un grito detrás le hizo detenerse.
—¡Espera!
Sakura se giró, el corazón en su garganta, sabiendo que esta era su llamada de rescate. Seguro había un terrible error -la misión no era para ella- y esta era la mensajera que había sido enviada para aliviarla.
Pero la mujer, una rubia alta, estaba corriendo directamente hacia Kakashi. Sakura la reconoció como una de las nuevas jounin en el Departamento de Guerra, y en el momento en que se dio cuenta que esta mujer sólo estaba interesada en su Sensei, su corazón se congeló de nuevo y medio se giró, enojada irracionalmente con la mujer por darle esperanza.
La rubia le habló suavemente a Kakashi así nadie más podría escucharla, tímida y encogida, haciendo perfectamente obvio que no había ningún mensaje oficial. Los dos ANBU se empujaban mutuamente con sonrisas mal disimuladas. Entonces la mujer le dio algo a Kakashi y ondeó la mano mientras él se giraba.
—¿Qué fue eso? —Sakura preguntó mientras él la dejaba atrás.
—Nada. —Respondió calmadamente, y la mente de Sakura, muy envuelta en sus propios problemas, no pensó mucho de eso. —¿Estás lista? —Repitió, como si necesitara estar segura.
Sakura suspiró. —Estoy lista. —Mintió.
Y entonces partieron.
Notas de la traductora:
Uf, este nuevo 'ritmo' no me agrada, pero realmente no he podido avanzar mucho en la traducción (voy en el 4o capítulo y son largos...) Pero en fin. Muchas gracias por leer el primer capítulo. Como una advertencia, el siguiente será gráfico y difícil de leer porque es cuando comienza la misión. Les repito que no será un fic sencillo o muy agradable.
Sakura chan: Gracias a ti por animarte a leerlo. Respondiendo a tu duda -y porque supongo que hay lectores nuevos-, SilverShine no terminó esta historia porque me parece que estaba en la Universidad mientras la llevaba. Al mismo tiempo, comenzaron a atacarla por el tipo de historias que escribía (no fue la única, también atacaron a J Pop Princess) y luego de un tiempo se cansó de lidiar con ello (lo que es entendible), así que finalmente abandonó el fandom y se pasó al de Star Wars (me parece que ahora escribe ReyLo?) aunque ahora también ha estado sin escribir nada por algunos asuntos familiares (y eso ya lleva años). Le han preguntado algunas veces si planea regresar, pero ha dicho que definitivamente no lo hará, así que éste fic y el otro que dejó, se quedarán así, sin final.
Susana y Gab, también les agradezco por tomarse el tiempo para leer el primer capítulo ^^
Y, por el momento es todo.
