Inuyasha se había quedado dormido sentado, con la espalda recostada en el pozo y sus brazos cruzados, como siempre solia hacerlo. Fue despertando poco a poco y lo primero que cruzó su mente fue un nombre: "Kagome".
Recordó los acontecimientos ocurridos en los últimos días, recordó la hermosa sonrisa que ella le regalaba antes que él le gritara, recordó como sus gruesas lágrimas causadas por el se mezclaban con la helada lluvia. Recordó cómo sonaba su voz mientras le decía un último "abajo", y también recordó la promesa que hizo el día anterior de no dejar de buscarla jamás.
Por un momento deseó que todo hubiese sido un mal sueño y que ella se encontrara en la aldea con los demás, esperándolo sonriente para seguir con su misión.
Caminando lentamente se dirigió hacia la aldea de la anciana Kaede para encontrarse con sus amigos, cada paso que daba lo devolvía más a la amarga realidad en la que ahora se encontraba. Lo peor fue cuando entró a cabaña para encontrar a todos en un modo bastante triste... y claro, sin Kagome.
Probablemente Inuyasha no se hubiera sentido tan culpable como lo estaba ahora si Kagome, enserio se hubiera encontrado en su época. Probablemente.
Pero no era así, los mayores temores de Inuyasha se volvieron realidad la tarde anterior cuando al salir del pozo lo primero que hizo fue saltar hacia la ventana de la habitación de Kagome para asegurarse de que estuviera bien, pero no fue así. La habitación estaba completamente vacía.
El hanyou no era tonto...bueno no tanto. Sabía que aunque saliera con sus amigas o a la escuela como acostumbraba, esta ya era hora de que se encontrara ahí. Con cuidado de que la familia de Kagome no lo viera, buscó por toda la casa pero no la podía encontrar. "será que nunca llegó a esta época?" se preguntó Inuyasha, después de todo no había señas de que ella hubiera estado ahí, ni siquiera percibía su aroma.
El pobre se comenzó a preocupar de verdad. No estaba en el bosque de aquella noche ni en sus alrededores, no la vieron en el camino de regreso, no estaba en la aldea, tampoco en su época, que tal si algo le había pasado? Qué tal si estaba perdida? Qué tal si estaba muert-No! Sacudió la cabeza de un lado al otro con fuerza, le entraba una gran desesperación en solo pensar en eso, no quería ni pensarlo, se volvería loco si algo le pasara. Y todo por su culpa, si tan solo no la hubiera dejado sola, no tendría que estarla buscando ahora.
Estaba completamente seguro que Kagome en ningún momento regresó a su época. Seguir buscando era inútil y preguntarle a su familia solo los preocuparia, más cuando el mismo ya sabía la respuesta. No, no los iba a preocupar, es más, estaba seguro que jamás les iba a poder volver a dar la cara a la familia de Kagome. El juró protegerla demonios! y ni siquiera algo tan simple pudo hacer, no la pudo proteger ni de él mismo, y eso era lo peor de todo. Pero había una promesa que si estaba totalmente decidido a cumplir.
No importaba cuanto tiempo le llevara, ni a donde tuviera que ir, pero jamás la iba a dejar de buscar, jamás la iba a abandonar y no se iba a detener hasta volverla a ver.
Se quedó del otro lado del pozo un rato. Un largo rato. Pensaba en que les iba a decir a los muchachos, si les decía que no estaba en su época, se preocuparían demasiado considerado como la querían y se preocupaban por ella, además también lo culparían y se enfadarían con él. No es que no lo tuviera merecido, pero con tantas cosas, la ira de sus amigos era lo que menos necesitaba. Además no quería que se pusieran en contra de Kikyo por eso también.
Al final optó por pintarles una hermosa mentira, que Kagome se encontraba sana y salva en su época y que les deseaba lo mejor. No quería causarles más dolor ni preocupación, esas se las guardaba exclusivamente para el.
El nunca fue bueno mintiendo, siempre se ponía nervioso y un tanto culpable después, por lo que le sorprendió que sus amigos le creyeran su historia. Aunque quizá no le creyeron del todo y no veían la verdad porque lo que les dijo Inuyasha era lo que ellos querían creer, y no querían verlo de otra manera, cómo colocarse una venda en los ojos uno mismo.
Inuyasha notaba perfectamente que sus amigos no tenían muchas ganas de continuar pronto con su misión, no ahora. No sin Kagome. Era demasiado pronto y el Hanyou los entendía bien.
La chica del futuro no parecía poder dejar su mente en ningún momento y él lo odiaba. Lo odiaba demasiado. no había pasado ni una semana desde esa desastrosa noche en la que le habia hecho pedazos el corazon a Kagome y ya se estaba arrepintiendo. Jamas devio de haberla apartado, al menos no de ese modo. debió de haber pensado las cosas mejor.
A menudo se preguntaba cómo sería todo de ahora en adelante.
Kagome no era solo un detector de fragmentos pensó Inuyasha. Era mucho más. Kagome los mantenía juntos y le daba vida al grupo. Inuyasha no pudo evitar pensar que las cosas entre él y sus amigos iban a cambiar si no encontraba a Kagome pronto, si ellos se enteraban que en realidad Inuyasha no tenia la mas minima idea de donde se encontraba su amiga, y eso lo aterraba.
"Esperare a Kagome siete días en la aldea." Se dijo Inuyasha a él mismo. "La buscare por los alrededores y cuando la encuentre...le pediré perdón."
Y si no regresa? Y si no la encuentras? Dijo una voz macabra en la mente de Inuyasha. Un escalofrio recorrio su cuerpo. Si Kagome no regresaba pronto tendrían que seguir sin ella y con Kikyo en su lugar.
Eso es lo que querías, no es así? Deshacerte de Kagome para al fin ser libre para amar a Kikyo… no es así?
"Lo que quería, era amar a Kikyo y mantener a Kagome a salvo, no esto" dijo Inuyasha. Parecía loco hablándose a sí mismo, decidió que quizás estaba muy cansado. Ya no queria pensar mas por ahora, así que se dio la vuelta y se dirigió a buscar una buena rama de árbol para dormir.
Siete días llenos de angustia y desesperación pasaron lentamente sin rastro alguno de Kagome. Ya no quedaba más remedio que seguir con la búsqueda de los fragmentos, pronto les avisaria a sus amigos que era ya tiempo de seguir y llamaría a Kikyo para que los acompañase, no habia otra opcion.
Inuyasha se dirigía hacia la cabaña de la anciana Kaede, donde el sabia que Miroku, Sango y Shippo se encontraban. Se sentía un poco nervioso de hablarle a sus amigos, especialmente sobre el tema de la perla. Con todo lo que había pasado con Kagome, sus amigos habían estado actuando algo distante hacia el los últimos días. Era de esperarse. Inuyasha solo esperaba poder controlar su ira mientras hablaba con ellos, sus amigos eran bastante difíciles y no era necesario arruinar las cosas aún más.
-Oigan! -dijo Inuyasha mientras entraba de golpe en la cabaña. Justo como lo esperaba, todos estaban ahí y todos lo miraban molestos.
-Que quieres Inuyasha? Y que, ahora ya no saludas? -Le reclamó Sango.
Acababa de entrar y ya estaba siendo atacado...que injusto.
"Además desde cuando he saludado?" pensó Inuyasha, luego sacudió la cabeza. Eso no era importante ahora.
-Solo venia a decirles que descansen bien esta noche, mañana continuaremos con la búsqueda de los fragmentos, esta vez con Kikyo a nuestro lado, así que por favor-
-Noo! -Chilló Shippo antes de que Inuyasha pudiera continuar. -Yo no quiero que ese cadáver venga con nosotros!
Inuyasha no lo pudo soportar más, cómo se atrevía Shippo a insultar a Kikyo? Estaba a punto de darle una pequeña lección a Shippo con su puño y lo hubiera logrado de no ser porque el Kitsune corrió a esconderse detrás de Sango, quien le dirigía una mirada asesina a Inuyasha.
-Asi que despues de todo te vas a dar por vencido con Kagome y traerás a Kikyo? Como te atreves Inuyasha? Después de todo lo que Kagome ha hecho por ti la vas a dejar ir así?
-Sango, por favor. -Trato de tranquilizarla Miroku poniendo su mano sobre el hombro de la exterminadora.
-No su excelencia! -Dijo Sango apartando a Miroku. -Vamos Inuyasha, contestame! Amas a Kagome, no es así? Ve por ella!
El lugar cayó en silencio, Inuyasha no supo qué contestar. El no amaba a Kagome, al menos no de la misma forma que amaba a Kikyo, era un amor completamente distinto. No podía soportar el hecho que sus amigos pretendieran conocer sus sentimientos mejor que el. Por que definitivamente no estaba enamorado de Kagome.
-Ya habíamos discutido esto! A quien amo es a Kikyo, por eso ella nos va a acompañar de ahora en adelante! Les guste o no; y la tienen que respetar! -Gritó Inuyasha con mucha rabia, justamente lo que estaba evitando de hacer. Ahora sus amigos se encontraban en silencio, sus miradas de sorpresa y rencor, todas sobre el.
Después de unos cuantos segundos que parecieron eternos, Sango comenzó a hablar, había veneno en su voz.
-Desde cuando tu respetaste a Kagome? No nos pidas a nosotros que- Inuyasha ya se imaginaba lo que Sango iba a decir aun antes de que Miroku la interrumpiera.
-Sango, calma. Inuyasha tiene razón, pase lo que pase tenemos que continuar buscando los fragmentos, por Kohaku y por todos los demás no podemos dejar que Naraku gane. -Dijo el Monje tomando la mano de la Exterminadora, quien esta vez no se apartó. -Todos vamos a extrañar mucho a la señorita Kagome, pero algo es verdad -continuó Miroku dándole una mirada de desaprobación a Inuyasha. -necesitamos un nuevo detector de fragmentos.-
Y con eso se puso de pie y salió de la cabaña, Sango, Shippo y Kirara salieron detrás de él dejando a Inuyasha solo.
"Increible, ahora incluso el justo de Miroku se puso en mi contra! Tsk! que se creyeron esos tres tontos? Piensan que son los únicos afectados aquí...que egoístas." Pero aun así no podía evitar sentirse un poco mal, un poco solo. Sin Kagome, de verdad que las cosas iban a cambiar.
A pesar de la distancia, desde la cabaña podía ver y escuchar a sus amigos, si es que aún podía llamarlos así. Estaban sentados en la grama, viendo las estrellas. Shippo lloraba, Sango y Miroku trataban de calmarlo.
-Siempre duele perder a un amigo. –dijo Sango abrazando sus rodillas, Inuyasha podía escuchar la tristeza en su voz.
-Lo se Sango, lo se. –Miroku extendió su brazo para tomar a Sango del hombro y atraerla hacia él, sin perversiones, esta vez no. Apuesto a que Sango se había sonrojado por la cercanía de Miroku, aun así, ella no se movió.
-Ustedes creen… que la volveremos a ver? – Preguntó Shippo mientras se posaba en el hombro de Sango.
-Probablemente algun dia...eso espero – contestó Miroku.
Y los tres se quedaron así, las palabras no hacían falta, sólo su simple compañía bastaba para reconfortar a los tres amigos en esos momentos, y la luz de las estrellas.
Inuyasha se apartó de la ventana, no quería seguir viendo una escena tan cursi, no cuando tenía mejores cosas que hacer. Necesitaba descansar, necesitaba estar bien para el dia siguiente. La búsqueda de los fragmentos iba a continuar; y con ella la verdadera búsqueda de Kagome comenzaria.
Al día siguiente, la hora de seguir con su misión había llegado. Nadie se encontraba de buen humor e Inuyasha estaba evitando a toda costa hablar con sus amigos, lo último que necesitaba es que hiciera una escena como la de la noche anterior.
Juntos y de mala gana fueron en búsqueda de Kikyo, quien por cierto, no se encontraba muy lejos. Solo tuvieron que caminar un par de horas para poder ver a las serpientes come almas de Kikyo.
Inuyasha les pidió a los demás que se quedaran ahí mientras él hablaba con Kikyo y ellos no pusieron objeciones, igual no tenían ganas de ver tal escena.
-Inuyasha! –Lo saludó Kikyo emocionada al verlo y le dedicó una dulce sonrisa.
-Hola Kikyo. –Respondió él sin poder esconder esconder la inquietud en su propia voz; al parecer Kikyo lo notó.
-Que te sucede, Inuyasha? Te noto triste. Malas noticias? -
"No tienes idea…" Pensó él, pero claro no le podía decir a Kikyo que Kagome estaba perdida, no podía decírselo a nadie. Así que decidió mentir.
-No, Kikyo. Al contrario, ya hable con Kagome, se marchó a su época, lo cumplí y ya puedes acompañarnos. –Dijo el Hanyou, le hubiera gustado haber podido decir esto con más emoción, le hubiera gustado sentirse feliz de ver a Kikyo. No lo estaba.
-Ya veo, entonces ese es el motivo de tu tristeza. –El enfado de Kikyo era evidente, siempre que Inuyasha mencionaba a Kagome se ponía así.
-No es tristeza, Kikyo. Estoy feliz de estar contigo! De verdad! Pero creo que me siento un poco culpable eso es todo. La hubieras visto, estaba llorando, fue patetico. -Inuyasha se arrepintió apenas esas palabras dejaron su boca, cómo podía el hablar de esa forma de Kagome? Cuando se había vuelto tan fácil para el mentir?
-Eso es todo? –Preguntó Kikyo mientras arqueaba una ceja.
-No solo eso, también estoy nervioso de que mis amigos no te acepten. -Eso si era verdad, el Hanyou ya sabía de antemano lo que pensaban los demás de Kikyo, especialmente ahora que la culpaban a ella y a Inuyasha de la ausencia de Kagome.
-Ah Inuyasha! Eso no me importa! –sonrió de nuevo Kikyo mientras abrazaba a Inuyasha. –Lo único que importa es que estaremos juntos, y además eso ya lo veía venir, no me aceptaran al principio y estoy preparada, pero ya verás que con el tiempo me van a aceptar. –dijo ella suave y optimista.
-Eso espero –añadió Inuyasha abrazándola de regreso.
Tal como Inuyasha y Kikyo lo predijeron, los primeros días juntos fueron insoportables, parecía que Sango y Shippo habían hecho una alianza contra Kikyo, a la que más tarde incluso Miroku se unió, los tres lanzando indirectas como: "Hey Inuyasha, recuerdas cuando Kagome y tu…" "Oye, no crees que con Kagome ya hubiéramos encontrado algo?" "No extrañan lo que nos cocinaba Kagome? Yo si!" "Hey Kikyo, cómo se siente estar hecha de barro?"
La pobre de Kikyo hacía un esfuerzo sobrehumano para hacer como si todo eso no fuera con ella, y con una mirada le daba a entender a Inuyasha que los ignorara cuando este se comenzaba a enfadar..
Conforme el tiempo iba pasando, los insultos "discretos" hacia Kikyo se iban desvaneciendo al ver que no causaban efecto alguno en la sacerdotisa. Entonces comenzó a aparecer la resignación, y después la aceptación. Eso era lo único que se había ganado Kikyo, aceptación. No le hablaban a menos que fuera completamente necesario. Pero a ella no le importaba ya que la única razón por la que estaba ella ahí era por Inuyasha, no por ellos. Kikyo e Inuyasha pasaban todo el tiempo juntos, lo que les había hecho pensar a los demás que no solo habían perdido a Kagome, también a Inuyasha.
Los primeros meses, el Hanyou, aunque aún preocupado por Kagome, se sentía afortunado de estar con Kikyo. Aun así, no paraba de buscar, en las noches cuando todos dormían, iba a buscar por los alrededores, siempre lo hacía, y siempre sin suerte. Jamás bajaba la guardia, jamás perdía las esperanzas. Kikyo por otra parte comenzaba a notar que algo andaba mal pero decidió callar.
Las veces que Inuyasha lograba conciliar el sueño, solo había un rostro en sus sueños. Cuando besaba a Kikyo se sentía vacío, como si algo no estuviera bien. Cuando se distraía la veía a ella sonriéndole, a Kagome. Le urgía encontrarla, en su mente se seguía convenciendo a sí mismo de que la razón de esto era la culpabilidad, que una vez que encontrara a Kagome todo estaría bien y podría ser feliz con Kikyo.
Pero al cabo de un año abandonó esa idea, decidió dejar de engañarse a sí mismo y admitió, que le preocupaba la seguridad de la sacerdotisa del futuro, no se perdonaría a sí mismo de no encontrarla, y no era solo por la culpa. Aunque le costó admitirlo, lo hizo con gracia y en silencio. Amaba a Kagome, lo que sentía por Kikyo era cariño, no se compraba con lo que sentía por Kagome ella era su todo,siempre lo había sido.
Pero ya era tarde y ella estaba quién sabe dónde y eso era lo peor de todo. No había día en el que no pensara en ella y maldijera a su yo del pasado por hacer hecho semejante estupidez, más que eso, ese había sido el peor error de su vida, y daría lo que fuera por volver el tiempo atrás y abrazar fuerte mente a su Kagome quien a pesar de todo le había brindado tanto amor incondicional y el se las arregló para pisotearlo todo. Como la extrañaba...ahora solo quedaban memorias.
Kikyo no estaba mucho mejor ya que parecía comprender lo que pasaba por la cabeza de Inuyasha, por las noches lo escuchaba murmurar el nombre de la otra sacerdotisa en sus sueños. Y le dolía, no le dolía tanto el hecho que ya no la amara a ella, si no que gracias a ella Inuyasha había perdido a Kagome, gracias a su egoísmo, y se lo reprendía todo el tiempo, porque sabía perfectamente que cuando Inuyasha la miraba, veía a Kagome, aun así ella decidió dejar su tristeza y culpa en silencio.
Por otro lado la búsqueda de los fragmentos iba horriblemente, los poderes de Kikyo fallaban constantemente y los enviaban a lugares equivocados, todo por el simple hecho de ser una sacerdotisa muerta, hecha de barro. Aunque nadie se lo reprochara en voz alta ella sabía perfectamente que estaba retrasando de una manera fatal la búsqueda de los fragmentos, y tampoco había rastro de Naraku, todo estaba yendo completamente mal. Era una razón más que agregar a la tristeza silenciosa de Kikyo, que ni siquiera Inuyasha notaba.
El segundo año fue igual al primero, y el tercero igual al segundo. Cinco años fueron los que pasaron, y solo habían encontrado dos tristes fragmentos, Sango no había visto a su hermano Kohaku, Naraku estaba desaparecido, probablemente haciéndose más fuerte y a Inuyasha lo inundaban las memorias de su amada Kagome, quien se fue de su lado hace tanto tiempo.
Se sentían inútiles, esa batalla debía de haber terminado hace tiempo, de no ser porque una pequeña decisión que parecía insignificante arruinó todo para todos así lo hubiera sido, de lo que no tenían idea, era que pronto, el destino iba a volver a caminar, lentamente y le iba a regresar a cada quien lo que era suyo.
A/N: Bueno… después de casi dos meses aqui esta otro capitulo, me disculpo por la tardanza pero la escuela no me da mucho tiempo de escribir. Aun así espero de verdad que les haya gustado, es increíble que la primera versión de esta historia la escribi cuando tenia 14, siento como si no hubiera pasado tanto, ya casi cumplo 18.
Estoy muy emocionada de seguir esto de verdad, les prometo actualizar por lo menos una vez por mes ya que de verdad quiero que todos ustedes lean y disfruten esta historia que escribo para ustedes.
En fin...quien lloró? xD yo no...perdon! me siento demasiado mala escribiendo esto, pobres Kag e Inuyasha de verdad que van a sufrir, pero bueno eso ya lo veremos después!
Hasta la otra, si les gustó (o si no les gustó, yo que se) dejen reviews ;) Nos vemos!
-Florabella
