Contó hasta cien por segunda vez consecutiva, molesto levantó la cabeza y trató de imaginarse las estrellas que de seguro iluminaban el cielo a estas horas de la noche. No tenía idea de cuántas horas habían pasado, solo sabía que no podía conciliar el sueño por más que tratará...y quién podría culparlo? Habían pasado meras horas desde que se había vuelto a encontrar con la persona que había estado buscando sin parar por los últimos cinco años. A la persona que amaba. A Kagome.
A la mañana del día siguiente (o acaso ya era de madrugada?) se despertarían todos muy temprano para seguir con su interminable búsqueda de los fragmentos de la Perla de Shikon y de Naraku, pero esta vez después de mucho tiempo Kagome vendría con ellos y eso era suficiente para quitarle el sueño a Inuyasha.
El Hanyou sabía muy bien que lo más conveniente que podía hacer en esos momentos era dormir...descansar, pero los minutos se le hacían eternos y con tantas cosas pasando por su mente y por su corazón, no creía poder dormir esa noche...no es que le afectara mucho, como Hanyou su resistencia era diferente que la de los humanos y podía pasar unas horas más sin dormir, aún así no dejaba de sentirse bastante inquieto.
Miró su alrededor, se encontraba en una gran pero acogedora habitación en el templo de la aldea de Getsu. La habitación era lo bastante grande como para que todos tuvieran un futón para dormir y que aún les sobrara bastante espacio, en ellos sus amigos dormían todos profundamente, Inuyasha se preguntaba cómo podían hacerlo despues de el dia que habían tenido...ellos dormían como si nada.
Lentamente y con cuidado de no hacer ningún ruido para no despertar a nadie, Inuyasha se puso de pie y silenciosamente salió de la habitación. No tenía planeado escapar, no ahora que había encontrado a Kagome, nunca más la dejaría ir. Lo único que necesitaba era espacio, aire libre quizá, pero no quería seguir encerrado ahí. No conocía bien el templo, no sabía bien a donde ir y no quería encontrarse con nadie indeseado, especialmente con esos dos molestos aprendices Haruo y Arisu.
La sacerdotisa de la aldea no podía dormir. Alguien hace mucho tiempo le había dicho que contar ovejas ayudaba, pero no era verdad. Llevaba repitiendo el mismo procedimiento por varias horas, quién sabe cuántas! Sin importar que, el sueño no llegaba a ella. Normalmente no tenía problemas para conciliar el sueño, ni siquiera en las noches lluviosas, ni en las noches muy oscuras y tampoco las noches antes de una misión, como era ahora.
Suspiró estresada mientras llevaba las manos hacia su rostro no tan delicadamente. Odiaba el insomnio, y más cuando este era sin razón alguna.
Lo peor era que no podría darse el lujo de dormir unas cuantas horas más en la mañana, claro que no. Se había comprometido a partir lo más temprano posible con ese grupo de extraños que habían entrado a su hogar hace unas cuantas horas.
Honestamente, parecían buenas personas, mas que nada había quedado maravillada por ese pequeño Shippo, el Kitsune era muy listo y le encantó pasar un rato con el. Bueno, los demás no se quedaban atrás, a pesar de la extraña, oh muy extraña bienvenida que recibió de su parte, habían sido muy buenos con ella. Sango, quien según le había contado, era una exterminadora de demonios, también sorprendente mente la trató como si de una hermana se tratara, y ella gustosamente le devolvió los gestos con mucha facilidad y alegría. También el monje, cual era su nombre? Ah sí! Miroku, él tambie había resultado ser muy buena persona, con una muy triste historia y maldición pero quien al igual que los demás, la trataba muy amablemente.
También estaba Kikyo, no había mucho que decir de ella puesto que no habían hablado mucho, pero por lo que sabía parecía una linda persona.
La verdad no le molestaba la idea de viajar con ellos, es más, de cierta forma la emocionaba y sentía que podía confiar en esas personas, solo había un pequeño problema claro… Inuyasha.
Si, ese hombre mitad bestia.
Se sentó, era evidente ya, no lograría dormir esa noche. Llevó sus manos hacia su largo cabello el cual en ese momento se encontraba enredado y se hizo una torpe coleta alta, mechones rebeldes de cabello caían libres sobre su cara y hombros pero ella no se molestó en arreglarlo. Permaneció sentada con ambas, la mirada y la mente perdidas.
Recordó la primera vez que lo vio ese mismo día, ni siquiera tuvo tiempo de mirarlo bien, tampoco de analizar la situación que pasaba a su alrededor, no! Él se había parado del suelo como rayo y antes de que lo notara la había aprisionado en sus brazos con un delicado pero firme abrazo y mil preguntas pasaron por su cabeza, claro, al principio se asustó, y como no hacerlo si un extraño corre a abrazarte! Pero después, no lo iba a negar, se perdió en el abrazo por un momento, no supo cómo ni porqué, pero se sintió segura, y rayos! Eso la asustó más que el mismo abrazo.
Luego todos empezaron a hablar incoherencias y todo se fue al demonio! No entendió ni una palabra de lo que todos hablaban, incluso Haruo y Arisu parecían estar enterados de lo que pasaba por la expresión que llevaban en sus rostros...bueno ya se encargaría de preguntarles después.
Hablando de esos dos… se habían estado comportado muy extraño desde la llegada de sus nuevos visitantes. Enserio, esos dos ya de por si eran extraños pero jamás los había visto actuar como lo habían hecho el día de hoy, además, usualmente se portaban de maravilla con los que los visitaban y pedían ayuda, pero a Inuyasha y los demás, parecía que los atravesaban con la mirada cada vez que los veían y parecía que cada palabra dirigida hacia ellos o sobre ellos iba dirigida con odio.
Genial! Algo más de qué preocuparse.
Suspiró de nuevo, esta vez decidió levantarse, ya no tenía caso tratar de seguir durmiendo, era inútil, con paso lento y silencioso decidió salir de su habitación y encaminarse hacia los jardines del templo. Era lo que siempre hacía cuando tenía insomnio así que le pareció de lo más natural, solo esperaba no encontrarse con nadie.
Suspiro, no supo si por alivio o por enfado. Una tan sola mirada al cielo nocturno daba a entender que no era demasiado tarde, aún quedaban varias horas de sueño para aquellos que desearan dormir, pero a los que no, lo único que sería largo sería el silencio. Al menos eso creía Inuyasha.
Le costó trabajo llegar a el jardín, el templo era más grande por dentro de lo que paracia por fuera...y eso era decir bastante. Se perdió por un buen rato entre varios corredores y pasillos, también se topó con bastantes habitaciones que le hicieron preguntarse si el lugar era tan grande, entonces por qué los habían metido a todos en una sola habitación?
En la noche al igual que en el dia, el templo daba el mismo aire de tranquilidad y magia...pero había algo más, aunque a simple vista este era un lugar perfecto, un lugar hermosamente decorado y grande y acogedor al mismo tiempo, al que irías si necesitabas ayuda y seguridad, había algo más, había una energía misteriosa, algo que probablemente solo se podía percibir de noche cuando ya todas las puertas estaban cerradas y las candelas se encontraban ya apagadas y solo la luz de la luna iluminaba...habían secretos. No de los malos ni de los buenos, si no de los prohibidos por hechicería, Inuyasha lo sabía...no sabía cómo pero lo podía sentir.
Inuyasha se encontraba sentado al pie del árbol más grande de el jardín del templo, el Hanyou pensaba. Parecia que últimamente pasaba más tiempo dentro de su cabeza con sus pensamientos que con nadie más.
Una brisa helada sopló por el lugar, no fue hasta entonces que Inuyasha abrió sus ojos de pronto y entonces la vio.
Una sombra se movía cerca de él, estaba comenzando a subir el árbol en el que Inuyasha se encontraba sentado, completamente ignorante del hecho que el Hanyou se encontraba ahí. No la había oído venir pero no le tomó ni un par de segundos darse cuenta que se trataba de Kagome, ese aroma era inconfundible. Qué hacía ella ahí a esas horas cuando debería estar descansando? Después de todo, a diferencia de él, Kagome seguía siendo humana.
Las preguntas que tenía desaparecieron de inmediato y fueron reemplazadas por un sentimiento bastante parecido a la felicidad, al fin tenía una oportunidad de hablar a solas con Kagome...aunque está dijera no ser Kagome, no importaba él necesitaba explicaciones y las va a conseguir.
La chica ya había terminado de subir y se encontraba sentada en una rama, si había notado la presencia de el Hanyou, no había reaccionado de ninguna manera. Inuyasha se tomo el tiempo de admirar como la luz de la luna se reflejaba en Kagome quien tenía la mirada perdida en el cielo nocturno...diablos como la había extrañado.
No pudo evitar notar como Kagome lentamente cerraba sus ojos, no para dormir sino para relajarse, para pensar.
Después de admirarla por varios segundos Inuyasha no se pudo contener más.
-Que haces aqui? Ya es tarde? -le preguntó él y ella soltó un pequeño grito ante la sorpresa de ser interrumpida por Inuyasha.
-Demonios, me asustaste! -dijo ella llevando una mano sobre su pecho mientras trataba de retomar la compostura. -Espera, tu que haces aqui? Les dimos una habitación, no deberías de andar por ahí y menos a estas horas.
-Pues tu tampoco! -le contestó Inuyasha.
La chica sonrió con ironía y le respondió:
-A diferencia de ti, yo vivo aquí.
Inuyasha desvió la mirada y no dijo nada, ella solo se limitó a mirarlo también en silencio...y así pasaron varios minutos, sentados bajo el cielo estrellado acompañados por la refrescante brisa y las innumerables flores del jardín.
No era un silencio incomodo, entre ellos jamas habia sido asi. Era una de las tantas cosas que le gustaban de la compañía de Kagome, las palabras no siempre eran necesarias entre ellos, a veces solo estar en la presencia de el otro era suficiente...aunque Kagome no lo recordara, el sabia que ella lo podía sentir, esa coneccion que solo ellos tenían.
Después de un rato no lo pudo resistir mas, tenia tantas preguntas que hacerle y no podía desaprovechar la oportunidad, estaban solos después de todo.
-Kagome...qué fue lo que pasó cuando te fuiste? Qué es lo último que recuerdas? O es que acaso estás fingiendo? Dime ya por favor. -Inuyasha raramente decía por favor.
Vio el rostro de Kagome mostrar una expresión de sorpresa, luego ella lo miró a los ojos.
-Por qué todos me llaman así? De verdad, yo se de que me están hablando. Hoy ha sido uno de los días más extraños de mi vida y accedi a acompañarlos después de todo...pero me confunden con Kagome.
El hombre mitad bestia comenzaba a perder la paciencia. No la confundia, el no era tonto y sus amigos tampoco lo eran, ellos tambien lo sabian. No podía soportar la idea de que Kagome estuviera fingiendo no recordarlo para no tener que lidiar con sus asuntos pendientes...o aun peor, que en realidad no los recordara. No! no quería ni considerar esa posibilidad.
-No te confundo! Te llamaré Kagome porque ese es tu nombre. Me crees muy tonto verdad? Sabes, puedes lograr que los demás te dejen en paz y juegen este juego tuyo pero yo se que aun estas molesta conmigo! Solo admitelo y deja de fingir.
-Fingir el que? Por qué habría de estar molesta con tigo? Es verdad que me has molestado mucho pero apenas te conozco. Si piensas que estoy enojada por lo de esta tarde, ya sabes...el abrazo y todo eso, está bien, no estoy molesta. -Dijo ella, había comenzado a hablar bastante fuerte, pero su tono fue calmando poco a poco hasta que terminó sonando un poco avergonzada pero Inuyasha no le tomó importancia.
-No puedo con esto! -Exclamó Inuyasha con frustración mientras tapaba su rostro con sus manos, ella abrió la boca para comenzar a hablar pero fue interrumpida por Inuyasha.
-Espera! no digas nada. -le dijo el Hanyou reemplazando su tono agresivo por uno más suave y calmado.
-Perdoname, está bien? Fui un tonto al apartarte, no vi lo mucho que te iba a lastimar, creí que te hacia un bien al mandarte de regreso a tu época, pero en realidad estropee todo y lo recuerdo cada maldito dia. Te deje ir demasiado pronto...y por eso y por todo lo demas espero que algun dia me puedas perdonar. -Las palabras salieron de el fondo de su corazón. Inuyasha se preguntó cuándo se había vuelto tan fácil para el expresar lo que pensaba, luego se dio cuenta que quizás era porque estaba desesperado y el orgullo no importaba en esos momentos, no estaba seguro si alguna vez iba a volver a importar, con ella no...además estaban solos.
Kagome lo veía con los ojos muy abiertos y una expresión confundida.
-Escucha, -comenzó a hablar ella. -creo que tu y los demás están muy seguros que soy la persona a la que buscan…
-Sabes bien que lo eres.
-No, yo no los había visto antes y he vivido por años aquí y además-
-Claro que no! Si quieres vengarte de mí ya lo hiciste! Estos cinco años fueron de lo peor...no tienes ni idea!
La simple idea de que algo le hubiera pasado a Kagome en ese tiempo separados que la hubiera hecho olvidarlo a él y a toda su vida era insoportable, hasta que no estuviera seguro de lo que estaba pasando prefería pensar que Kagome estaba fingiendo...era mas facil asi.
-No tienes idea, -continuó él, desviando su mirada hacia el suelo. -de todo lo que tuve que pasar sin ti, jamas deje de buscarte, solo queria estar con tigo otra vez, asegurarme de que estuvieras a salvo...no habia dia en el que no pensara en ti. Cuando te vi hoy y me preguntaste quien era…-no había palabras para describir lo herido y confundido que se habia sentido, asi que no las dijo.
Su flequillo cubría su triste expresión, la chica sentada junto a él lo miró con una sonrisa triste y puso su mano sobre la de el. No entendía por qué lo había hecho y no le importaba tampoco. Inuyasha se sobresaltó un poco ante el contacto pero no apartó su mano, no hubiera podido aunque hubiera querido. El Hanyou sintió como todo a su alrededor cobraba vida y de repente innumerables recuerdos volaron por su mente...cuántas veces desde el dia que se separaron no había sonado con tenerla cerca de nuevo, tocar su mano. Eres justo como lo recordaba, porque aun por mucho que lo negara esta era Kagome.
-Lo siento, -le dijo ella. -pero no soy a quien buscas, pronto te darás cuenta que tengo la razón
-No, lo que va a pasar es que tu te daras cuenta que yo tengo razón.
Después de unos segundos de silencio, Kagome le sonrió a Inuyasha y regreso dentro de el templo.
Inuyasha espero a que ella entrara por completo para después entrar el. No se sentia nada satisfecho con la conversación que acababa de tener con Kagome y aun no entendía nada de lo que estaba pasando…
Se encontraba caminando en el oscuro templo cuando algo le llamó la atención y lo hizo detenerse. Eran voces.
-Arisu! Me asustaste! –Escuchoo Inuyasha decir a Kagome. El Hanyou se escondió detrás de la pared para no ser descubierto. En silencio y con cuidado se asomó un poco para ver, dos siluetas femeninas alumbradas por la luz de una candela sostenida por Arisu. Inuyasha decidió quedarse donde estaba y escuchar el resto de la conversación.
-Perdón. –se disculpó la aprendiz, y su triste voz no pasó desapercibida para Inuyasha y al parecer tampoco para la sacerdotisa de Getsu. –Te escuche, estabas hablando con Inuyasha, y a estas horas…
Arisu iba a seguir hablando pero fue interrumpida por Kagome.
-Que te he dicho de espiar?
-Perdón! Pero no fue mi intención, igual no fueron muy silenciosos que digamos… el punto es, ya lo pensaste bien? Segura que quieres ir con ellos? No lo hagas, por favor
-Ya hablamos de esto antes, yo ya tome una decisión.
Hubo silencio entre las dos chicas por un momento y Arisu hizo una chara de pucheros ante la respuesta recibida.
-Quería pregúntate, porque tu y Haruo actúan tan raro desde la llegada de Inuyasha y los demás, me ocultan algo? Dime por favor –Inuyasha pudo notar a Arisu tensandose ante esta pregunta pero esta logró mantener la calma y contestar.
-No, es solo que no nos dan buena espina y estamos preocupados por ti, es todo. -Al parecer esto no logró convencer a Kagome. Inuyasha al menos estaba feliz que ella al igual que el, notara que había algo extraño en el comportamiento de sus amigos en el templo. Antes de que Kagome pudiera contentar fue interrumpida por su aprendiz.
-Quiero que me prometas algo! No dejes por nada de el mundo que esas personas te hagan dudar de quién eres, en especial ese Inuyasha. -Arisu dijo el nombre de el Hanyou como si de veneno se tratara. Inuyasha clavó sus garras a la pared con ira pero trato de guardar la compostura, no podía permitir que lo descubrieran ahí.
Cuando Kagome no dijo nada Arisu se preocupó.
-No me digas que ya lo han logrado? Acaso ya te han hecho dudar? Apenas llevan un dia aqui! -sonaba molesta.
-No es eso! -le respondió Kagome. -Es solo que...ya se que suena tonto pero todo este asunto de la Perla de Shikon, creo que es algo que tengo que hacer...nací para esto lo siento en mi.
-No digas eso! Aún puedes quedarte si quieres, les inventaremos algo.
-Pero yo si quiero ir, te lo acabo de decir...esto es importante para mi.
-Puedes ir con nosotros, no tienes por qué unirte a ellos! -Por un momento Inuyasha temió de Kagome cambiara de opinión gracias a sus molestos amigos pero luego la sacerdotisa habló de nuevo, esta vez un poco más suave, aunque creían estar solas aún temían ser escuchadas.
-Te diré un secreto. -le dijo Kagome a su aprendiz. -Me agradan estas personas, no las conozco bien pero siento que puedo confiar en ellas, es un ambiente muy familiar.
-Nosotros somos tu familia, no ellos! Además que hay de Inuyasha? Te pasó todo el dia molestando y llamándote por un nombre que no es el tuyo, no te molesta?
Después de unos momentos incómodos de silencio Kagome contestó.
-Si me molesta, pero no es por la razon que crees, -dijo ella respirando hondo. - el habla de una manera demasiado intensa y sincera...aunque sea pesado y molesto, a veces... me gustaría ser la persona a la que él está buscando.
Inuyasha sintió como si su corazón se hubiera detenido por un pequeño instante y al parecer también Arisu sintió algo similar. Aun en la oscuridad pudo ver como los ojos de la chica se abrían en terror.
-Como puedes decir eso? Qué hay de Kioshi? Tu sabes lo que él siente por ti, el regresara pronto. Quizá te apresuraste mucho al tomar esta decisión, esperemos a que llegue para decidir.
Ahora era el turno de Inuyasha de estar molesto. Hace un par de segundos se había sentido feliz y pensaba que quizá aunque Kagome lo hubiera olvidado el aun tenia una oportunidad de ayudarla y traerla de regreso, luego escuchó el nombre de este otro tipo que tenía sentimientos por Kagome (su Kagome) y ahora sentía como su sangre hervía por los celos.
-El no tiene nada que ver con esto. Arisu, tu no eres asi, no te comprendo. Ya se los dije voy a ir y está decidido. Descansa, buenas noches.
Kagome le dio un pequeño abrazo a su aprendiz y se retiró a su habitación que por suerte se encontraba al otro lado del pasillo, de no ser así ella habría visto a Inuyasha.
El Hanyou aún no se movía de su lugar aunque ya varios segundos habían pasado. Arisu tampoco se había movido, estaba parada ahí probablemente preguntándose qué había salido mal. Una vez este se aseguro de que Kagome ya no podía escucharlos, no lo pudo resistir mas y salio de su escondite.
-Oye tu! -le dijo a la chica sin importarle si sonaba agresivo...estaba molesto. -dime que se traen tu y tu amigo ese! Porque no quieren dejar ir a Kagome? Y quién es ese tal Kioshi?!
La chica no se sorprendió por la presencia de el Hanyou ahí y a penas le dedicó media mirada...es que acaso ella sabía que él se encontraba ahí todo el tiempo?
-Ya te gustaria saberlo, híbrido tonto! -le contestó ella y vaya que Inuyasha no se lo esperaba, sabía que esos dos eran malos pero recordó a la dulce niña que los había recibido el día anterior y parecían dos personas completamente diferentes.
-Cual es tu problema conmigo y los demás? Que le hicieron a Kagome? Necesito respuestas ahora mismo!
-No tengo idea de lo que estás hablando, pero si sabes lo que te conviene te iras y nos dejarás en paz...porque no somos los únicos viviendo aquí, un Youkai muy poderoso viene en camino y creeme que no querrá ver que nada malo le pase a su sacerdotisa, y nosotros tampoco.
Inuyasha se detuvo por un momento. Un Youkai...así que se trataba de un Youkai. Tenia mas preguntas pero Arisu comenzaba a caminar hacia la puerta de su habitación.
-Espera. -trató de detenerla el.
-No! ya te lo he dicho, se irán si saben lo que les conviene. Pero si deciden seguir con esto solo les advierto...que nosotros protegeremos sus recuerdos hasta el final.
Y con eso desapareció detrás de la puerta.
Inuyasha se apresuró hacia la habitacion que compartia con sus amigos, esta vez no le importaba si los despertaba, ese era el punto. Entró haciendo el mayor ruido posible.
-Escuchen! -gritó el Hanyou.
Miroku, Sango, Shippo y Kikyo se quejaron al ser despertados tan groseramente por su amigo. Envidiaban a Kirara quien seguía durmiendo profundamente.
-Maldita sea, Inuyasha qué diablos te pasa! –le gritó Sango muy muy molesta por haber sido despertada de esa manera.
-No te preocupes, se pone asi cuando está cansada. –le dijo Miroku a Inuyasha, pero solo consiguió una mirada enfadada de parte de Sango. –en fin, que pasa amigo?
Inuyasha les contó todo lo que había pasado. Claro, omitió la parte en la que él hablaba con Kagome sentados en la rama de un árbol pero les contó que se había escabullido entre las sombras y había escuchado la conversación entre Kagome y Arisu, también les contó lo de el tal Kioshi y luego lo que ella le habia dicho despues.
-"Protegeremos sus recuerdos hasta el final"? -preguntó Miroku. -Estás seguro que ella dijo eso? -Inuyasha asintió.
Luego el lugar fue invadido por la risa de Sango.
-Inuyasha tiene otro rival!
-Sango, no creo que sea momento para esto. -dijo Miroku.
-Concuerdo, creo que Inuyasha tuvo que habernos informado de esto en la mañana. -dijo Kikyo. -ahora es mejor descansar.
-Como pueden decir eso? Kagome puede estar en peligro y solo piensan en dormir o en reírse! Esos dos niños tratan de alejarla de nosotros! -dijo Inuyasha enojado.
-Tengo que recordarte, Inuyasha -alzó la voz Sango. -que todo esto es por tu culpa! Por que si en algún peligro se encuentra es todo por que tu la alejaste de nosotros hace tantos años, no ellos!
Todos se detuvieron en silencio y miraron a Sango con asombro, menos Inuyasha, el solo bajó la mirada. Miroku trato de calmar la furia de Sango pero antes de que pudiera tratar de hacer algo ella lo detuvo con la mirada.
-Lo se. –dijo Inuyasha, su estado de ánimo había cambiado drásticamente con las duras palabras de su amiga, pero aun así continuó hablando. –Y ahora voy a tratar de arreglarlo todo, no me daré por vencido, haré que nos recuerde y con suerte, que me perdone.
La expresión molesta de Sango no cambio ni un poco, ella solo le sostuvo la mirada y le contestó.
-Mas te vale. –y regresó a dormir.
Rayos, Inuyasha creía que Sango ya lo había perdonado por haberle dicho a Kagome que se marchara tantos años atrás, todos había vuelto a ser amigo con todos con el tiempo, pero al parecer darse cuenta que él les había estado mintiendo sobre la locación de Kagome había cambiado las cosas, y de nuevo estaban molestos con el...bueno mas que nada Sango y Shippo. Genial! Ahora no solo tenía que arreglar las cosas con Kagome, también con sus amigos.
-Duérmete ya Inuyasha. –lo tranquilizo Miroku mientras él también se acomodaba para dormir.
"Bueno…" pensó el Hanyou, "ya habrá tiempo para arreglarlo todo...con Kagome y con mis amigos, después de todo, nos espera un muy largo viaje frente a nosotros."
Bueno, otro capitulo mas. Espero que les haya gustado, no se cuando podre volver a actualizar antes de que comience el verano pero espero que sea pronto :/
En el siguiente capítulo comienza la aventura, estoy segura que han de tener muchas preguntas y me disculpo pero ya todo se resolverá pronto, aún tenemos que encontrar los fragmentos y toda la cosa, también se viene un personaje que le va a hacer la vida imposible a Inuyasha y solo por curiosidad, les gustaría que ya al final de todo Inuyasha y Kagome se queden juntos o no? Se lo que pasa en esta historia de principio a fin pero eso es lo único en lo que no me decido aun…
En fin, gracias por tomarse el tiempo de leer espero que dejen review y espero verlos pronto :)
