El amanecer por fin había llegado, dando paso a el inicio de una nueva búsqueda. Era como si el mundo se moviera otra vez, ahora que tenían a Kagome de regreso, podrían encontrar más pistas de Naraku, La Perla, Kohaku, y bueno, el simple hecho de tener a su amiga de regreso con ellos era, por el momento, suficiente.
El sol no tenía muchas horas de haber salido, pero habían decidido desayunar ahí en el templo, solo por que Kagome había insistido en ello. La chica de el futuro, aunque había perdido los recuerdos de sus amigos e incluso ella misma, no actuaba nada diferente a la Kagome que conocían y querían, su misma actitud testaruda pero dulce y alegre estaba ahí, presente como siempre lo había estado antes.
Inuyasha se había molestado, él reclamaba que era ya demasiado tarde y que debieron de haber salido de la aldea desde hace horas. Kagome lo ignoraba y hacia lo que quería y los demás observaban en silencio una escena que hace años les hubiera parecido molesta, hoy la miraban con nostalgia y un poco de humor.
El grupo se encontraba en la salida del el templo junto a las escaleras. Esperaban para irse, pero al parecer Kagome se estaba tomado su tiempo despidiéndose de sus dos aprendices, o como Inuyasha los llamaba…"Los Demonios!". Sobra mencionar que este no estaba muy contento de esperar aún más por su cursi despedida.
-Y estas segura que estarás bien? -le preguntó preocupado Haruo.
-Pero claro que si! -le respondió segura la sacerdotisa. -Yo puedo cuidarme sola, lo saben, ademas tengo a un gran equipo acompañándome.
Inuyasha de inmediato notó las expresiones de desprecio y disgusto en las caras de Haruo y Arisu...los demonios, pensó el Hanyou.
-Ya sabes que no tienes obligación alguna de ir. -le recordó Arisu, Kagome parecía un poco molesta.
-Ya habíamos hablado de esto, voy a ir y es mi decisión final.
-Ya déjala, Arisu, ya se le metió en la cabeza la idea y no hay nada que podamos hacer para cambiar su decisión. -dijo Haruo poniendo su mano en el hombro de su amiga, calmandola.
-Me alegra que entiendas. -sonrió Kagome. -y confío en ustedes, sé que serán capaces de encargarse muy bien de todo por aquí, los he entrenado lo suficientemente bien.
-No te preocupes, creo que estaremos bien. -dijo Haruo. -Pero para asegurarnos, queríamos darte esto. -El chico, con su cabeza le hizo un gesto a Arisu, luego la chica comenzó a sacar algo de entre las telas de su kimono blanco. Era un pequeño espejo plateado y redondo, sonriendo lo sostuvo en sus manos ofreciéndoselo a Kagome.
La sacerdotisa miró confundida el objeto que sus amigos le ofrecían, debatiendo si debería aceptarlo o no. La expresión en su rostro revelaba que recordaba bien de lo que esto se trataba; era un proyecto que los tres habían iniciado hace un par de años para poder comunicarse a larga distancia a través de energía espiritual usando el espejo cómo meditario, ellos debían tener el otro espejo que le hacía juego al de ella en algún lugar guardado.
Pasaron varios segundos en los que nadie dijo nada y al parecer la sacerdotisa luchaba para encontrar las palabras indicadas...tanto se preocupaban por ella sus amigos? tanto la necesitaban? ...O acaso era algo más?
Kagome respiró profundo-...Les dije que no se preocupan por mi, se los dije, yo voy a estar bien.
-Bueno, puede que tu no vayas a necesitar de nuestra ayuda, pero recuerda que me quedare con este tarado mientras tu no estas! Puede que nosotros, puede que yo necesite de tu ayuda! -dijo Arisu mientras ponía el redondo objeto en las manos de su amiga, obligándola a aceptarlo.
-Hay! pero siyo no me quedo precisamente con una florecita! Esta malvada me maltrata! -exclamó Haruo señalando a Arisu acusadoramente con el dedo. -el que va a necesitar mas de tu ayuda seguramente seré yo!
Molesta, Arisu iba a contestar pero la sacerdotisa paró la discusión antes de que esta pudiera continuar.
-Estos espejos, -dijo ella. -no funcionaban bien la última vez que tratamos de utilizarlos, por eso los olvidamos, recuerdan?
Los dos aprendices se olvidaron por completo de la discusión que habían estado a punto de tener segundos atrás y sonrieron orgullosamente.
-Pasamos la noche entera, tratando de hacerlo funcionar, para ti. -sonrió Arisu.
Inuyasha se estaba comenzando a molestar, esta vez de verdad. Se preguntaba cómo podían esos dos, especialmente Arisu, actuar tan inocentemente en frente de Kagome cuando era más que evidente que escondían algo, se preguntaba cómo podía pararse ahí sonriendo como si nada después de haberlo llamado un "híbrido tonto" la noche anterior.
Luego recordó que los aprendices dijeron haber estado despiertos toda la noche "haciendo funcionar los espejos". Al Hanyou no le sorprendería si esos dos hubieran estado escuchando toda su conversación con Kagome la noche anterior, de seguro encontrarán alguna forma de usar algo de eso en su contra. Se había dado cuenta de lo doble cara y horribles que podían ser esos dos y no podía esperar para que Kagome se diera cuenta también.
-Hey! ustedes! cuanto tiempo mas van a tardar en despedirse? Tenemos prisa por aquí, saben? Se supone que tendríamos que haber salido hace horas! -se quejó Inuyasha.
En verdad, aunque aun era de mañana, ya era mucho más tarde de lo que habían acordado. Los demás no tenían problema alguno con esperar un poco más, después de todo quién sabe si la próxima vez que esos tres volvieran a estar juntos la situación entre ellos sería igual de...agradable. La verdad nadie creía que lo fuera, ni siquiera Haruo y Arisu que se veían como si estuvieran listos para asesinar a Inuyasha.
-Yo no presionar mi suerte si fuera tu, Inuyasha. -le dijo silenciosamente Miroku. - Aún no sabemos mucho de estas personas, no lo arruines ahora que estamos a punto de traer a la señorita Kagome de regreso.
"El monje tiene razón" pensó Inuyasha, aunque probablemente no lo admitiría en voz alta. Estaban a punto de irse y lo único que necesitaban era un cambio de corazón de último minuto, que Kagome de pronto decidiera que ya no quería viajar con ellos. Así de frágil era la situación y después de años de esperarla y buscarla, sería muy tonto perderla así. A Inuyasha no le convenía hablar de mas, él lo sabía, pero a Haruo y Arisu tampoco, por lo que nadie siguió con la discusión.
Antes de que se diera cuenta Kagome se había volteado de nuevo para seguir hablando con Haruo y Arisu. Luego, después de un par de segundos su hombro había sido invadido por el pequeño Kitsune, quien sin entender bien la situación soltaba pequeñas risitas burlonas y le dijo:
-Vaya Inuyasha, veo que no has cambiado nada después de todo, sigues siendo el mismo gruñón impaciente que eras antes! Y yo que pensaba que habías perdido el interés en todo este asunto de los fragmentos, pero claro todos sabemos que en realidad estás ansioso por estar con Kag- Ouch!
No pudo terminar de molestar a Inuyasha ya que este lo golpeó en la cabeza para que no siguiera hablando de más.
-Por qué me pegas, Inuyasha? Yo solo decía la verdad! -se quejó Shippo.
-Sabes…-le dijo Inuyasha al Kitsune con una sonrisa aterradora. -esos dos tontos de allá tienen suerte que no les pueda hacer nada por el momento, pero tu no cuentas con esa suerte en estos momentos.
Shippo chilló de terror y corrió a esconderse detrás de Sango.
Mientras tanto la despedida de los tres guardianes del templo de Getsu ya se había alargado demasiado, Inuyasha volvió a apurar a Kagome, esta vez no tan rudamente (siguiendo el consejo de Miroku) y ella le contestó:
-Calma, ya nos vamos. – luego se volteó de nuevo hacia sus dos aprendices –Los veré pronto, cuídense mucho por favor y cuiden de la aldea, si?
Ellos asintieron tristemente y le contestaron en unísono
-Lo prometemos.
-Gracias, son los mejores, hasta pronto! –seguido de esto se volteó para seguir a Inuyasha y su equipo, quienes ya se encontraban bajando las numerosas escaleras del templo. La chica azabache corrió tras ellos, y los dos chicos la perdieron de vista.
-Genial! Se ha ido! –exclamó sarcásticamente Arisu.
-Bueno, déjala ser, al fin y al cabo no nos escucha y no hay nada que nosotros podamos hacer.
La chica frunció el ceño ante la respuesta tan desinteresada de su amigo quien le dio la espalda y regresó al templo sin más. A ella no le quedó más remedio que hacer lo mismo.
Pasaron largas horas en las que tuvieron que encargarse de todos los quehaceres del lugar, cosas de las cuales normalmente la sacerdotisa se encargaba. Uno de sus deberes para el dia era recoger las hierbas medicinales del jardín y con ellas preparar remedios, eso les tomó la mayoría de su tiempo en el cual evitaron hablar el uno con el otro.
Silenciosamente se encontraban agradecidos de que nadie hubiera llegado al templo a buscar ayuda y esperaban que por el próximo par de días nadie lo hiciera, no creían poder se de mucha ayuda con todo lo que estaba pasando en sus vidas en esos momentos.
Después de un rato, el silencio entre los dos amigos era insoportable, por lo que la chica decidió terminarlo.
-Actúas como si no te importara –Le reclamó a su amigo Arisu cruzándose de brazos.
-Claro que me importa! –se defendió rápidamente Haruo. –ella es como mi hermana mayor, pero ya te lo había dicho, quizás todo esto pasó por alguna razón.
-No digas eso! Y si la alejan definitivamente de nosotros!? –le gritó Arisu.
-…Esas son tus razones? vaya que eres muy egoísta!
-No es eso! B-bueno, en parte sí, pero tú no lo comprendes. El hecho de que esas personas de su pasado hayan regresado justo ahora...sabes que pasara dentro de dos semanas?
El chico la miró confundida mientras pensaba.
Dos semanas? A ver, dos semanas. Dos…semanas…
Luego fue como si algo se hubiera conectado en el cerebro de Haruo y abrió lo ojos como platos, la preocupación se hizo evidente en su rostro.
-No es verdad! Me lleva… y por qué diablos no lo mencionaste antes!? –exclamó el chico molesto mientras se llevaba las manos a sus cabellos y jalaba de ellos.
-Cállate! A mi no me grites! Entendido?! Además no es mi culpa! No eras tu el que andaba de sabio con todo eso de, "quizá fue el destino" "déjalo ser!" –dijo ella imitando burlonamente su voz.
-En dos semanas, es su cumpleaños!
-Si
-Y el aniversario de…
-Si
-Y también de…
-SI! Ya entendiste! Y sabes lo que puede pasar…sus memorias-
-Hay que traerla de regreso lo antes posible! –dijo Haruo
-Hm, imposible, si salimos de la aldea y la dejamos desprotegida nos mata a los dos, es más, si salimos del templo y ya nos mata!
-Pues mira que no me importa, nos vamos! –luego Haruo tomó a su amiga de la muñeca y jaló de ella mientras la arrastraba corriendo en dirección a la salida del templo para ir por Kagome.
Pero algo los detuvo. Al momento en el que iban a salir chocaron contra algo, claro! Una barrera de energía creada nada más y nada menos que por la mismísima Kagome.
Los pobres chicos cayeron sentados en el suelo, no habían sufrido daño alguno pero se encontraban quejándose y sobándose sus cabezas por el impacto tan inesperado que recibieron.
-Nos encerró? Con un campo de energía? –preguntó asustada Arisu.
-Que malvada! Sabía que no nos quedariamos aquí! Maldición! –gritó Haruo molesto.
-Como se atrevió a encerrarnos? En qué momento lo hizo? ni siquiera me di cuenta. –Arisu se encontraba más dolida que molesta, no creía que su maestra, casi hermana llegaría a esos extremos con ellos.
-Ni yo…
-Que vamos a hacer?
El chico de cabellos castaños se quedó pensativo un rato, no le gustaba ver a su amiga así, por su expresión y su voz sabía que estaba a punto de llorar, y raras veces Arisu lloraba, y cuando lo hacía, él lo odiaba.
-Pues, por ahora, quedarnos aquí y ayudar a la gente que venga tal y como nos lo había dicho, y luego, pues esperar.
-Esperar a que? –preguntó Arisu con un par de lágrimas rebeldes que querían salir por sus ojos
-Esperar a ver qué pasa después.
Llevaban ya varias horas de camino, las cuales no habían sido nada aburridas. Se la pasaron riendo y hablando, no costó nada que Kagome (aunque esta dijera no ser Kagome) volviera a encajarse perfectamente en el grupo, como si el tiempo no hubiera pasado y los errores del pasado nunca hubieran sido cometidos.
Aunque claro, Inuyasha sabía que la verdad no era así. A pesar del buen ambiente que rodeaba al grupo de amigos, Inuyasha caminaba varios pasos atrás haciéndole compañía a Kikyo quien se encontraba indiferente y no tenía interés alguno en unirse en la plática de los demás. Eso, claro, no era nada nuevo de parte de Kikyo, quien siempre se había comportado de una manera bastante desinteresada y un poco fría con los amigos de Inuyasha. En cambio las razones del Hanyou eran diferentes, el no tenia aun el valor de acercarse hablar con Kagome, no después de lo de la otra noche y sobre todo no ahi en frente de todos los demás. Por eso pensó que sería mejor esperar a que estuvieran los dos a solas para discutir asuntos serios, no quería a nadie escuchando de más e interrumpiendo, además solo observar a sus amigos reir y hablar como lo habían hecho hace tantos años, llenaba a Inuyasha de un sentimiento placentero.
-Llevamos ya bastante tiempo caminando. No has sentido aún un fragmento de la perla Kagome? –Preguntó emocionado el pequeño Kitsune mientras saltaba a los brazos de la joven sacerdotisa.
-Heh, la verdad es que aún no. –Sonrió ella nerviosamente mientras le devolvía el abrazo a Shippo –Pero…mi nombre no es-
-Shippo! – lo regañó Sango interrumpiendo a Kagome -No seas como Inuyasha! debes ser más considerado con…con, nuestra invitada!
-Lo siento! –se disculpó Shippo mientras se bajaba de los brazos de Kagome.
-No, está bien, puedes quedarte. Me gusta pasar tiempo contigo, pero, ese nombre, me molesta, ya les dije varias veces que yo no soy esa mujer.
Todos se miraron entre sí. Ya iba de nuevo con la misma historia! es verdad que Inuyasha había estado tratando de no presionar tanto el asunto por miedo a que ella decidiera que ya no quería viajar con ellos, pero cuando decia cosas asi, era bastante difícil controlarse.
Inuyasha estaba a punto de contestarle, de una manera no muy amable que digamos. Pero antes de que pudiera hacerlo recibió miradas amenazantes de parte de Miroku y Sango que le decían que era mejor no hacerlo, así que se quedó callado.
Si, es verdad, era increíblemente extraño estar en esta situación, todos hacían los mejor para contenerse y no hablar de mas pero a veces resultaba simplemente de lo más imposible!
-Bueno…entendemos! –mintió Sango. –pero, ahora que lo pienso, no nos has dicho tu nombre.
-Es Kagome! –gritó Inuyasha irritado, su paciencia había llegado por fin a su límite.
-Guarda silencio! –le devolvió el grito Sango. Luego su expresión se volvió dulce y regreso a hablarle a Kagome. –Dinos, porque nombre te llaman ahora?
Los demás notaron la expresión de confusión en el rostro de Kagome. "Por qué nombre te llaman ahora" había sido una manera bastante extraña de hacer esa pregunta.
-Ah, mi nombre es Kaiya perdón por no mencionarlo antes pero con toda esta confusión no quedo tiempo…
-Puedes cambiar de nombre tooodo lo que quieras Kagome! Pero eso no va a cambiar quien eres en realidad! –exclamó Inuyasha. Probablemente tenia mas que decir pero fue interrumpido por uno de los golpes en la cabeza de parte del Hiraikotsu de Sango.
-No te puedes mantener callado verdad!
-Eso no me dolió!
-Solo quería que cerraras la boca!
-Bueno, cálmense los dos! –dijo Miroku mientras los demás ponían su atención en el. –Lo más importante aquí, -continuó el. –es que el primer golpe del día no fue para mi! –exclamó Miroku con una voz chillona, demasiado emocionado para ser de lo que se trataba.
-Así es! –dijo Sango imitando la misma voz chillona que Miroku acababa de hacer. – y espero que siga así!
-Tenlo por seguro mi Sanguito!
Kagome, Shippo y Kikyo observaban la escena un poco aburridos.
-Oye, es que acaso ellos siempre son así? –le susurró Kagome a Kikyo en el oído
-No lo se. –contestó Kikyo. –honestamente no me importan.
Ella solo la miro un tanto confundida.
-Pero yo pensé que eran tus amigos…
-Yo no soy amiga de ellos. –contentó Kikyo sin emoción alguna.
-Por qué no? -Pregunto Kagome con curiosidad, pero Kikyo no le contesto, solo sonrió con amargura y siguió caminando.
Caminaron varias horas sin descansar, sin destino alguno en mente. Hasta el momento nadie se había quejado y no faltaba mucho tiempo para el anochecer por lo que habían decidido montar un pequeño campamento alrededor de una fogata para pasar la noche. Así se encontraban, todos sentados alrededor de su única fuente de calor y luz. Hace rato habían terminado de cenar y ahora solo se encontraban charlando.
-Y dígame señorita Kagom… es decir, Kaiya. –comenzó a hablar el Monje, pero el otro nombre de Kagome aún salía con dificultad para todos. –díganos, puede sentir un fragmento de la perla en estos alrededores?
Después de pensarlo en silencio por un momento, Kagome decidió contestar.
-Creo que sí, -dijo ella. -siento una presencia muy similar a la que sentí cuando encontré por primera vez un fragmento. -Luego con un dedo les señalo en la oscuridad la dirección en la que sentía el fragmento, la dirección que debían de seguir.
-Genial, -dijo Sango con una sonrisa. -al menos ahora sabemos adonde tenemos que ir.
Los demás pensaban lo mismo, se sentían aliviados. Era bueno después de tanto tiempo regresar al juego y no sentirse perdidos. Sin embargo, aun en su optimismo no pudieron dejar de notar la expresión preocupada que adornaba el rostro de Kagome.
-Eh? Algo anda mal? Tiene que ver con el fragmento? -pregunto Sango a su amiga.
La voz de Kagome era suave y un poco inaudible.
-...cerca del fragmento, -dijo ella. -se siente algo mas.
-Algo más? a que se refiere, señorita? -pregunto Miroku.
-Quizá estamos muy lejos para que lo sientan completamente, ni siquiera yo estoy segura de que es, pero a medida nos vayamos acercando, estoy segura que lo desciframos todos.
-Keh! eso no es nada! -dijo Inuyasha muy seguro de sí mismo- nos hemos enfrentado a cosas terribles, dudo mucho que esto nos de muchos problemas, lo que sea de lo que se trate.
El Hanyou se volteo mientras se cruzaba de brazos, pero aun así pudo notar una pequeña sonrisa formándose en el rostro de Kagome, no pudo evitar sonrojarse un poco y antes de que lo notara, las miradas de sus tres amigos estaban sobre el.
-Se puede saber qué tanto están mirando ustedes tres? -les reclamo Inuyasha molesto a Miroku, Sango y Shippo.
-Oh, no es nada Inuyasha -le contestó Miroku. -Es solo que, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te nos uniste en una noche de fogata como esta.
El sonrojo del Hanyou se hizo aún más evidente.
-Y que si así fuera? Acaso quieren que me vaya?
Los demás rieron. Era verdad, desde la desaparición de Kagome, Inuyasha se había alejado de sus amigos poco a poco por lo que no era extraño que todos se sorprendieran de que por una vez Inuyasha no haya huido a la rama de un árbol a encerrarse en sus pensamientos mientras los demás convivian...había pasado tanto tiempo.
-Cálmate, Inuyasha solo nos sorprende un poco, eso es todo. -dijo el monje.
-Y creo que todos ya sabemos la razón.
-Shippo no molestes! -le grito Inuyasha.
-Bueno, ya. Qué les parece si hablamos de algo más interesante? –preguntó Miroku. –señorita. –dijo dirigiéndose a Kagome. –creo que todos aquí sentimos una gran curiosidad, cuéntenos, cómo se volvió la gran sacerdotisa de la aldea de Getsu?
-La verdad es que ese título es vergonzoso –rió ella. –pero si quieren se los contaré es, la verdad una larga historia. Veran, Yo pase toda mi vida sin darme cuenta de mis poderes espirituales, nunca los note sino hasta hace unos cuantos años atrás. –comenzó a relatar ella, todos la miraban con atención, incluso Inuyasha estaba callado escuchando. Quiza podrian aprender una o dos cosas sobre lo que le había pasado a Kagome en todo este tiempo -Yo viví toda mi vida en una pequeña aldea, mis padres y familia murieron cuando era pequeña...ni siquiera los recuerdo pero recuerdo que tenía muchos amigos y personas que me cuidaban en mi vieja aldea, todo estaba bien, hasta que ocurrió una tragedia. –Inuyasha notó la voz temblorosa de Kagome, sintió la necesidad de abrazarla o hacer algo por ella, pero sabía que no podía. Como la protegía de eso? El Hanyou se preguntó qué tan reales se sentiría aquellos recuerdos que obviamente eran falsos, una aldea que jamas existio y amigos sin nombre y sin rostro. Qué tan doloroso se sentiría todo eso para ella? -No se quien lo hizo, o cómo todo empezó, pero mi hogar fue atacado. Recuerdo fuego y destrucción y cadáveres por todos lados, no se como ni porqué, pero pude escapar, fui la única que quedó. -hizo una pausa para respirar, los demás aún no sabían qué decir, y aunque hubieran sabido probablemente no se hubieran atrevido. -Estaba muy herida, trate de alejarme lo más posible pero ya había corrido demasiado, estaba perdida...luego colapse en el suelo y pensé que iba a morir.
-Y qué pasó después? –preguntó cuidadosamente Shippo.
La triste y melancólica expresión en su rostro cambió lenta y sutilmente a una pequeña sonrisa.
-Alguien me encontró y me salvó, es un Youkai llamado Kioshi, le debo mi vida.
Todos quedaron boquiabiertos al escuchar esto y al ver la expresión con la cual lo decía. Pero la cara de Inuyasha no tenía precio. Estaba molesto? Si, estaba molesto! Incluso había soltado un pequeño gruñido. Claro que ya sabia que habia un Youkai involucrado en esto pero... Y si ella sentia algo por este tipo? Es decir cinco años es mucho tiempo! Y Kagome no era para nada fea! Y el tiempo no le había caído nada mal, cual quiera se pudo haber enamorado de ella! solo esperaba que ella no sintiera algo por alguien que no fuera el.
-Y se puede saber quién es ese tal Youkai del que tanto he escuchado!? – preguntó molesto Inuyasha sin considerar bien sus palabras, solo se ganó miradas raras de sus amigos, excepto la de Sango, esa era una mirada burlona sin duda!
-Como que "tanto has escuchado?" es la primera vez que lo mencionó.–dijo Kagome mirando a Inuyasha, y luego se volteo a todo el grupo para seguir contando. Claro! Inuyasha no podía decir que ya habia escuchado de el tema antes la noche anterior y que la tal Arisu lo había amenazado...eso lo diria despues, por el momento solo le quedaba escuchar. –el me trajo a la aldea de Getsu donde la persona que era sacerdotisa en ese entonces me curó, ella dijo que era un milagro que estuviera viva, dijo que era gracias a un gran poder espiritual en mi. Como en ese entonces, yo no tenía a donde ir, me quede, me hice amiga de todos, aprendí, y aquí estoy. –Sonrió ella terminando de contar el relato.
-Solo por curiosidad, hace cuanto fue que tu aldea fue destruida? –preguntó Kikyo, la verdad todos se preguntaban lo mismo.
-Si mas lo recuerdo… fue aproximadamente hace unos cinco años.
En silencio todos se miraron entre sí, la verdad ya se esperaban esa respuesta, y esto solo les confirmaba una vez más lo que ya sabían.
-Y cuéntanos mas de ese Youkai que te salvó la vida! –dijo Sango rompiendo el silencio, obviamente esto era un ataque para Inuyasha. –dinos, aun lo ves?
Inuyasha tenía ganas de ahorcar a la exterminadora, que no se suponía que estaba de su lado?! Pero en parte también quería escuchar la respuesta de Kagome esperando que dijera que no…
-Pero claro que si! El vive en el templo con migo Haruo y Arisu! –exclamó ella feliz. Bueno, esta no era la respuesta que quería Inuyasha, pero parecía haber sido muy satisfactoria para Sango, y para Shippo quien pareció entender y se unió al juego.
-Y supongo que si vive contigo pasan mucho tiempo juntos y son muy buenos amigos, no? –preguntó juguetón Shippo.
-Por supuesto! –contestó ella.
Inuyasha se puso de pie con intenciones de golpear al Kitsune, y si bien Inuyasha en el pasado se había sentido celoso de Koga quien apenas veía a Kagome, ahora estaba, si, celoso, imaginándose mil cosas que pudieron haber pasado con alguien que había vivido con ella por tanto tiempo! No! No quería ni pensarlo! Kagome era suya, lo sabía e iba hacer todo lo posible, todo para recuperarla! Y no iba a dejar que alguien que nisiquiera conocia se la quitara!
"Se armó" Pensó Miroku, ya que conocía a las intenciones de Sango y Shippo a la perfección, y también conocía demasiado bien a Inuyasha celoso y no era algo muy agradable de ver.
-Bueno! Estoy seguro que hay mucho más en esa interesante historia! Y estoy seguro que algún día nos la contara! Pero ahora hay que descansar si queremos llegar hasta donde se encuentra el fragmento mañana! –dijo Miroku justo a tiempo. La verdad si se ponían a pelear sobre eso ahora, quien sabe, Inuyasha podría estropearlo todo después, y la verdad eso no era nada conveniente, para nadie.
-Tiene razón –apoyó Kikyo. –podemos hablar mañana, pero ahora hay de que descansar, nuestra prioridad son los fragmentos, recuerden eso.
Sango, Shippo y Kagome obedecieron sin objeción y se prepararon para dormir. Inuyasha quien no creía poder conciliar el sueño esa noche solo observo a los demás con el pensamiento de que ya muy pronto se las pagarían todas las que le habían hecho Sango y Shippo...
Pasaron un par de horas y tal como lo predijo Inuyasha, esta sería otra noche larga en la que alcanzar en sueño se le haría bastante difícil.
Desde su lugar en la rama de un árbol podía ver perfectamente la silueta de Kagome quien dormía profundamente un poco más alejada de los demás, a diferencia de antes que dormía junto a Sango o con Shippo en sus brazos, cuidándolos incluso en sus sueños.
El Hanyou no lo pudo evitar. Con cuidado abandonó su lugar en el árbol y comenzó a caminar silenciosamente hacia Kagome. Una vez junto a ella notó como la luz de la luna se reflejaba en la cara de la sacerdotisa del futuro, Inuyasha recordó haberla visto así innumerables veces en el pasado. Nunca creyó que la veria asi de nuevo. Aun le costaba creer que en serio Kagome se encontraba de regreso con ellos y que todo esto no era una ilusión, una cruel broma hecha por la vida.
Pero entonces él tomó su mano, la sintió y recordó que todo era real y que tenía una nueva oportunidad. Esta vez no la iba a echar a perder.
-Kagome. -susurró el Hanyou aun sosteniendo su mano. -No dejare que nadie te aleje de mi, no dejare que nadie te vuelva hacer daño. Te lo prometo. Voy a hacer que recuerdes, te voy a recuperar.
Estaba a punto de soltarla y regresar al árbol pero la chica comenzó a moverse y a quejarse sus sueños, casi como si estuviera teniendo una pesadilla. Por un momento Inuyasha temió que ella fuera a despertar y que le preguntara qué había estado haciendo allí, junto a ella, tomando su mano. Pero eso no pasó. Inuyasha usó su otra mano para tratar de calmar a Kagome gentilmente mientras la tranquilizaba con un suave "shhh" para que esta volviera a dormir. Una vez Kagome se calmó, Inuyasha respiró con alivio. Tenía pensado regresar al árbol, pero cuando trato de moverse se dio cuenta que esta vez era Kagome quien estaba apretando de su mano, y no lo estaba dejando ir.
Al darse cuenta de esto, Inuyasha se sonrojo...quizá en sus sueños ella sí lo recordaba... "Ya que" pensó el Hanyou. No se quejaba, tendría que quedarse ahí un rato más, hasta que la dulce mano que lo sostenía decidiera que era momento de dejarlo ir.
Las sombras de la noche cubrían el templo de Getsu, donde la mayoría de las personas dormían, excepto una pequeña joven de quince años con el cabello negro, ondulado y un poco corto, junto a ella estaba un joven de dieciséis, mucho más alto que ella, lucía casi siempre una expresión seria y llevaba el cabello corto y castaño. Estos correspondían a los nombres de Arisu y Haruo. Habian tenido un dia largo tanto emocional como físicamente, no podían esperar la hora para al fin ir cada quien a sus respectivas habitaciones y dormir. Pero aún no podían, estaban esperando a alguien.
En el templo reinaba el silencio, los dos amigos se encontraban sentados uno junto al otro, iluminados por las luces de unas cuantas velas que había por ahí, se encontraban esperando a su única esperanza, la única persona que estaban seguros que los iba a ayudar.
Entonces, en un estruendo, las grandes puertas principales se abrieron de golpe dejando entrar a una silueta que a primera vista parecía humana, era un chico alto, bastante apuesto, iba vestido de blanco y negro, sus cabellos eran dorados y sus ojos color café. Esto a penas se notaba con la poca luz que había en esos momentos, lo que sí era evidente era su cansancio.
Los dos chicos lo reconocieron de inmediato y corrieron hacia el.
-Kioshi! has regresado! –le dijo Arisu –Te tardaste tres días más de lo previsto! Tres! –Le reclamó la chica.
-Tsk! No es mi culpa, me topé con otro problema cuando venía de regreso, nada grave, pero por eso camine de noche para llegar antes. –contesto el sin darle mucha importancia, pero la verdad estaba feliz de estar de regreso y ver a sus dos amigos de nuevo.
-Pues no viniste lo suficientemente antes! –dijo molesto Haruo. -No tienes idea de lo que ha pasado en estos ultimos dos dias!
-Cállate, solo quiero descansar, estuve fuera por una semana entera! Merezco paz y tranquilidad por una noche no lo creen?
-Perfecto! Una noche, eso es exactamente lo que tendrás –dijo Arisu. –Sales en la mañana!
-No me jodas! Acabo de regresar! Quiero dormir por siempre! –se quejo el
-Que mal, pues ahora tienes que ir tras Kagome! –habló Haruo.
-No! Ella ya está muy grandecita para que yo haga de su niñero, se puede cuidar sola! Además, Kagome? Tu sabes bien que no decimos ese nombre del pasado en este templo.
-Mira que poco hombre eres! Acaso no eres capaz de sacrificar nada por la mujer que amas? –dijo Arisu enfadada
-Que tonterias dices! Yo estoy enamorado de ella! Además ella ya ha ido a misiones sola! No me necesita!
-Pues ese es el problema tonto! No va sola…sabes, este es el momento de demostrar que tan fuertes son tus sentimientos hacia ella.
-A qué te refieres?
-Pues a qué apuesto mi vida a que vas a ir por ella. – habló Arisu con una gran seriedad en su rostro y en su voz. - Escucha, ella no está sola…ella esta con Inuyasha.
En ese momento la expresión serena de la cara de el chico cambió por completo a una de sorpresa y algo de temor.
-Y por que diablos no empezaron por ahí!?
Perdon si me tarde mucho en actualizar, pero tenía proyectos y exámenes finales por lo que no tuve tiempo ni mente para escribir...pero ya es verano y pase mis materias con honores así que estoy libre y feliz y voy a tratar de actualizar lo mas que pueda mientras esté de vacaciones!
Espero que les haya gustado el capitulo, y si ya se que le puse un nombre bien pendejo a Kagome pero saben que? Kaiya en japonés = forgiveness= perdón :D (ojo! no significa que se vaya a quedar con Inuyasha...o si?) No se preocupen, en la narración la seguiré llamando Kagome y tratare de usar ese nombre lo menos posible porque hasta yo siento raro xD
dejen sus comentarios :) me encanta leer sus opiniones sobre la historia y me animan a escribir también. (PD: maldito Fanfiction, no mando correos para la actualización del capítulo pasado, espero que esto se haya arreglado ahora)
PD2: Vale verg…Tuve que subir de nuevo el capitulo porque Fanfiction como que jodio el formato del capítulo y lo llenó de slashes / y de códigos raros! no es la primera vez que esta mierda me pasa y ya me enoje…mejor me paso a wattpad!(ok no!) pero yo me tuve que dar cuenta solita! nadie me dice cuando pasan estas pendejadas, a la otra que vean algo asi avisenme porfavor, no se como diablos le voy a hacer para arreglar esto pero ya voy a ver...
