Muy rápido antes de empezar: Debido a los problemas que me dio fanfiction (y que ya me ha dado en el pasado) la última vez hice una broma que me iba a pasar a wattpad ya que estaba cansada que fanfiction mezclara mi historia con códigos al momento de publicarla o que no mandara notificaciones por nuevo capitulo. Bueno, eso que comenzó como broma, lo estoy considerando de verdad, no me cambiare por completo a wattpad pero si voy a comenzar próximamente a subir esta historia ahí. Cree mi nuevo usuario y es florabellas por si les interesa, mas detalles después del capitulo, comencemos!


El castillo se encontraba escondido entre la niebla, escondido por magia, de la más oscura que pudiera existir y al igual que en el corazón humano de quien reinaba, en el lugar no se percibía más que sombras y maldad.

Por cinco largos años había estado esperando que algo así pasara, una noticia como esta.

-Naraku! -Kagura había entrado gritando, a la habitación donde él se encontraba. Se le veía muy agitada, a su pobre creación. Parecía que tenía algo importante que decirle...lastima que el ya lo sabia. No era necesario que nadie se lo dijera, bastaba con ver la expresión en el rostro de Kagura para darse cuenta. Esto solo podía significar una cosa.

-No te molestes en decir nada, Kagura. solo dile a Kanna que se apresure a venir pronto. -Asintiendo y sin decir nada más, la mujer se retiró.

Naraku no pudo evitar sonreír un poco. Era de esperarse, después de todo cuando ves la oportunidad perfecta, la tomas, sin importar que. Y en aquella noche de tormenta cinco años atrás cuando Inuyasha rompió el corazón de Kagome y esta había llorado y corrido hasta perderse en la noche, esa oportunidad única se le había presentado en una bandeja de plata, y él había aprovechado lo mejor de ella.

Cerró los ojos un momento para ahogarse un poco más en esa cruel satisfacción que venía con el sentimiento de saber que había valido la pena. Que son cinco años cuando sabes que has creado el plan perfecto? Cuando has calculado todas las posibilidades y manipulado los delicados hilos del destino, todo para al fin poder vengarte de las personas que odias y poder destruirlas lentamente, pedazo por pedazo.

Escucho un ruido, y abrió sus ojos. Kanna estaba aquí. No fue necesario decirle nada y no fue necesario que ella dijera nada tampoco, ella ya sabia que hacer, sabía exactamente lo que tenía que mostrarle en su espejo.

Y justo como se lo esperaba, imagenes de un feliz grupo de amigos se empezaron a formar.

Inuyasha.

Kikyo.

Kagome.

Todos. Todos estaban ahí, juntos de nuevo. Y como si él no los estuviera observando, reían, charlaban, buscaban los fragmentos restantes y se preparaban para cuando llegara el momento de destruirlo. Si la situación fuera diferente seguramente eso lo hubiera molestado y seguramente hubiera buscado huir, pero hoy no. Esta vez no.

Era difícil estar de malhumor cuando llevas la delantera y en ese momento, no había duda alguna que el la tenia. Naraku ya había atacado, ya había hecho su primer movimiento, aunque ellos aún no lo supieran. Desde el momento que encontraron a Kagome, él ya estaba ganando y ellos no tenían ni la más mínima idea. Eso era algo bueno también. Así es como destruyes a tu enemigo, lo destruyes por dentro, mucho antes de que el sepa que lo estás haciendo. Le das esperanza, aunque sea un poco para luego destruirla junto con ellos, mientras también atacas su corazón.


Inuyasha y los demás caminaban, se movían siguiendo las direcciones de Kagome acercándose cada vez más a el fragmento de la perla.

Habían despertado ante un día oscuro y un cielo lleno de nubes grises. El Hanyou decidió apresurar a todos ya que si comenzaba a llover en su camino, no les quedaría más opción que detenerse y esperar que la lluvia pasara, y nadie quería eso. No tenían tiempo que perder.

Después de caminar un rato, se dieron cuenta hacia dónde se dirigían. Aún estaban lejos, pero podían ver en la distancia la costa, el hermoso azul del mar y una aldea de pescadores.

Inuyasha pensó que ese era un lugar bastante simple y tranquilo como para que estuviera ahí un fragmento de la perla, en especial cuando no sentía ninguna presencia maligna de ningún Youkai o de ningún monstruo. Pero Kagome parecía estar bastante segura y si Kagome estaba segura, él le iba a creer y a donde fuera él la iba a seguir.

Igual que el día anterior, Kagome se encontraba caminando varios pasos adelante junto a los demás mientras Inuyasha se encontraba atrás, junto a Kikyo. Ya era una costumbre para los dos, caminar juntos y alejados del grupo, se había vuelto una después de tanto tiempo.

-Inuyasha, -lo llamó ella. Él apenas la escuchó. Estaba mirando a Kagome, era bastante difícil para el, quitarle los ojos de encima.

-Hmp? Sucede algo Kikyo? -El Hanyou pudo notar fácilmente el descontento de Kikyo. Esto no iba a ser bueno...

-Como que si sucede algo? Te das cuenta de lo que está pasando, Inuyasha? Tenemos que hablar de esto, porque no hemos hablado seriamente desde que la encontramos.

-Y de que quieres hablar? -preguntó él y Kikyo respiró profundo.

-Solo quiero saber que es lo que vas a hacer. Que vas a hacer ahora que Kagome ha regresado? -ella se detuvo un momento, y comenzó a bajar el volumen de su voz. Como si quisiera hablar, pero le diera miedo ser escuchada. -Y que va a pasar con nosotros?

Inuyasha fue tomado por sorpresa. No esperaba que Kikyo lo confrontaba sobre el tema, al menos no tan pronto y no tan directamente. El también se detuvo.

-A qué te refieres? -preguntó Inuyasha, aunque creía saber perfectamente lo que Kikyo le estaba preguntando.

-Sabes muy bien a lo que me refiero! -ella alzó la voz. Su mirada helada perforaba la de Inuyasha y él no supo qué contestar.

-Guarda silencio, Kikyo! nos pueden escuchar.

-Y desde cuando te importa? Además lo dudo mucho, miralos! -dijo ella señalandolos. Inuyasha volteo a ver. Es verdad, ellos no se habían dado cuenta de nada..no habían escuchado nada. Estaban charlando felizmente en su pequeño mundo...un mundo al cual Inuyasha una vez había pertenecido y al cual daría lo que sea para volver a pertenecer.

Sacudió la cabeza. Decidió que no era momento para pensar en eso y volteo a ver de nuevo a Kikyo.

-Están varios pasos adelante, creo que es el momento perfecto para hablar. Tu y yo.

Inuyasha lo pensó por un momento. Es verdad, era mejor hablar con Kikyo antes que las cosas se complicaran más. Se decidió y comenzó a hablar.

-Esta bien, quieres saber que voy a hacer ahora? A mi tambien me gustaria saberlo porque ni siquiera yo lo se. No tengo idea!Creo que la muy tonta de Kagome en serio no nos recuerda y me siento más confundido que antes.

-Yo también creo que esto es enserio. No te ofendas, Inuyasha, pero creo que si aún recordara todo y en realidad estuviera fingiendo, jamás hubiera accedido a venir con nosotros. Con tigo y conmigo en especial, nos hubiera sacado de inmediato de ese templo.

"Kagome no es asi." quiso decir Inuyasha. Ahora que lo pensaba, su Kagome tampoco fingiría perder las memorias, jugando con los sentimientos de todos. Pero lo que él le habia hecho, había sido imperdonable. Acaso él no se lo merecía?

-Aunque ella no recuerde nada, nunca voy a dejar de llamarla Kagome. -la voz de el Hanyou expresaba determinación, como la que solía mostrar momentos antes de una pelea...porque eso es lo que esto era; una pelea. Si, había arruinado todo en el pasado, pero ahora tenía una nueva oportunidad, el destino se la había dado y no se iba a dar por vencido. El pelearia por ganar el perdón y el corazón de Kagome de nuevo...claro que antes se ocuparía de hacer que ella lo recordara, a él y a todos los demás, y luego se aseguraría de hacer pagar a quien sea que se haya atrevido a jugar con Kagome de esa manera (aunque claro, él ya tenía una muy buena idea de quién se trataba y se encontraban lejos en un templo).

Kikyo lo miraba perpleja, sorprendida. parecía luchar para encontrar las palabras indicadas, pero solo susurró.

-Lo se….Sé que así lo harás, pero dime, que vas a hacer si ella jamás llega a recordarte de nuevo?

-Tarde o temprano tendrá que hacerlo, de eso estoy seguro. Por que no solo me olvidó a mi y a los demás, se olvidó a sí misma y eso es lo que no puedo soportar...Cuando ella me recuerde, cuando eso pase -fue interrumpido por Kikyo, lo que sea que fuera a decir quedó perdido en sus pensamientos y jamás abandonó sus labios.

-Inuyasha basta! ya había decidido esto desde antes, pero te lo dire ahora.

La sacerdotisa había logrado captar la atención de el Hanyou, quien se detuvo a escucharla y seriamente la miro a los ojos.

-Tu no sabes que vas a hacer? No sabes que va a pasar? Pues yo si lo se y te lo diré. Voy a dejar que estes con ella, busca sus memorias, haz que te ame de nuevo, no me importa. -Inuyasha estaba punto de sonreír, apunto de agradecerle, pero antes de que él pudiera hacer nada ella continuó hablando. -Lo permitire, hasta que recolectemos los fragmentos, hasta que derrotemos a Naraku y tu vengues mi muerte. Cuando eso pase mi misión en este mundo terminará, y entonces tendrás que acompañarme, sin protestar al infierno. Justo como lo prometiste.

Inuyasha se quedó helado. En el momento, no supo qué contestar ya que no se esperaba algo así, no de Kikyo quien dijo todo esto sin expresión alguna en su rostro y sin sentimiento alguno en su voz.

-De que estas hablando? Aquella noche, antes de llegar a la aldea donde se encontraba Kagome, recuerdas? Me dijiste que aceptabas que ya no te amaba, al menos no de la misma forma que antes y que tus sentimientos habían cambiado también! Dijiste que estabas cansada de todo esto, que te arrepentias de la decisión que tomamos hace cinco años y no se cuantas cosas mas, dime...acaso era mentira? -Inuyasha sin notarlo alzó la voz, lo hacía cuando estaba alterado o confundido, y en ese momento no había duda, se sentía de los dos.

-No eran mentiras! Lo que dije es verdad, las cosas pudieron haber tomado un rumbo muy diferente de no ser por nuestra decisión. No es necesario que te lo diga pero probablemente incluso Naraku ya estaría muerto, yo probablemente descanzando en paz y tu de seguro estarías feliz de la vida con mi reencarnación. Pero no es lo que pasó y las cosas no se dieron así! Me elegiste a mi, recuerda y recuerda también que mas te dije la noche antes de encontrar a Kagome. Te dije que eso no significaba que te liberaría de tu promesa de acompañarme al infierno. Te lo dije.

Inuyasha guardó silencio un momento, no podía creer que Kikyo le estuviera diciendo aquello, y si, era verdad recordó que Kikyo dijo que a pesar de todo no lo liberaba. En ese entonces no le importó porque veía la posibilidad de estar con Kagome de nuevo demasiado lejana y casi imposible, pero ahora, que la tenía de nuevo junto a él, las cosas eran completamente diferentes.

-Puede que me odies por esto, pero lo prometiste, y yo morí por ti, me debes mucho, me debes tu vida… Aunque yo también te debo cosas a ti, por eso te dejaré estar con ella hasta el día en el que muramos los dos.

El pobre Hanyou no sabía qué decirle, si "gracias" o "ve al infierno sola". Quizá iba a optar por la segunda, pero entonces la volteo a ver, Inuyasha no había visto esa expresión en el rostro de Kikyo desde hace mucho tiempo, y aun antes solo la vio un par de veces. El rostro de barro de la sacerdotisa mostraba tristeza pura.

Así que Inuyasha no pudo hacer más que cerrar sus ojos en derrota y decir

-Gracias.


-Ya es medio día! Tengo mucha hambre y ya estoy cansado! –se quejó Shippo mientras subía al hombro de Miroku.

-No te preocupes Shippo, mira. –dijo Sango señalando frente a ella. –ya se ve muy cerca la aldea de pescadores, no falta mucho.

-Exacto! –exclamó el monje. –y además, cuando estemos allá, yo me encargare de que nos den de su mejor pescado y comeremos de lo mejor!

-Y como vas a hacer eso? –preguntó Kagome riendo.

-Bueno, pues verá… -comenzó a hablar Miroku pero este fue interrumpido por Sango.

-El es un estafador! No le hagas caso, siempre hace lo mismo. El dice "oh! esta casa que casual mente es la más lujosa de por aquí está poseída! Yo me encargo del espíritu a cambio de una noche aquí y un banquete! De paso, no hay alguna señorita aquí que quiera tener un hijo conmigo?" –dijo Sango burlonamente mientras hacía que Kagome y Shippo explotaran a carcajadas.

-Que graciosa, Sango. –dijo sarcástico Miroku. –para tu información a veces las casas si están poseídas.

-Si, claro! –le contestó ella mientras reía.

Mientras tanto, caminando unos cuantos pasos atrás se encontraban Inuyasha y Kikyo completamente en silencio, después de la desagradable platica que acababan de tener, ninguno se moría de ganas de hablar con el otro, al menos no de ese tema.

De pronto, de la nada, Inuyasha se tensó un poco y detuvo su paso por un momento. Kikyo pareció notarlo y le preguntó qué es lo que sucedía.

-No lo se, es que por un momento sentí una presencia extraña detras de nosotros.

-Detrás de nosotros? –preguntó Kikyo volteandose, pero no pudo ver ni percibir nada. Aquello solo la llenó de confusión.

-No, no justamente detrás, si no que aún está lejos, pero parece como si nos persiguiera. No lo se, es extraño, mejor no me hagas caso hay que darnos prisa. – dijo Inuyasha, ignorando el asunto y luego siguió caminando.

Kikyo parecía aún no estar convencida, le costó quitar su vista de la distancia que se encontraba atrás de ellos. Ella también presentía que no estaban solos. pero decidió, al igual que Inuyasha ignorarlo, esperando que no fuera nada.

"Algo anda mal" pensó Inuyasha.

Habian llegado a la aldea. Antes de siquiera preocuparse por el fragmento, habían decidido buscar un lugar para descansar y comer. Normalmente el se hubiera quejado y hubiera insistido en que encontrar el fragmento lo mas antes posible era más importante.

Pero...no podía culparlos, no parecía haber peligro en ningún lado. En el pasado, un fragmento de la perla significaba peligro. Siempre.

Lo que significaba que donde sea que un fragmento fuera, el peligro y las desgracias también iban con él. Pero esta vez era diferente. La aldea que se encontraba por la costa era próspera, segura y hermosa, no parecía para nada un lugar que guardaría la maligna presencia de un fragmento.

A nadie a demás de él pareció molestarle esto...excepto quizás a Kagome, quien tenía una mirada inquieta, probablemente estaba pensando algo similar que Inuyasha.

Se encontraban comiendo juntos, Miroku había invitado, estaba muy convencido de que cuando la noche cayera ya habría recuperado todo lo que gastó y más, las demas no lo dudaban.

Kagome fue la primera en terminar de comer, mientras los demás se repetían, ella se levantó, dijo que iría a caminar un rato. Inuyasha se preocupó, podía notar bien que había algo en la mente de Kagome que la molestaba. Decidió seguirla, no solo porque era una oportunidad perfecta para estar con ella a solas, sino también porque no confiaba del todo en esta aldea.

Se encontraban afuera, no se molesto por esconder su presencia de Kagome. Ella lo vio seguirla y no puso objeciones.

El clima aún era malo, las nubes grises aún ocultaban los rayos de sol, pero aun así, ninguna gota se dignaba a caer del cielo.

-Qué es lo que sucede? –preguntó él, rompiendo el silencio que se había creado entre los dos mientras caminaban juntos por la aldea.

-No lo se, tengo un mal presentimiento. –dijo ella mientras bajaba la mirada, perdida en sus pensamientos.

-De que se trata?

-Ya te dije que no se…

-Bueno y dónde está el fragmento? Tu nos guiaste a esta aldea después de todo.

-Ese es el problema. No creo que se encuentre aquí, en la aldea...Ahí –dijo señalando el mar. -de ahí es de donde viene la presencia del fragmento. -Inuyasha la miró perplejo.

-Está...en el fondo del mar?

-No, no en el fondo.

-Entonces que? Una isla? - Preguntó Inuyasha, ella negó con la cabeza

-No lo se, no estoy segura pero parece lo más probable. Además presiento que algo anda mal, simplemente lo se!

-No te preocupes Kagome todo estará bien. –dijo Inuyasha mientras le daba una palmadita en el hombro.

El trataba de reconfortarla pero ella lo miró furiosa y le dijo:

-Te he dicho ya que no me llames así! Si ibas a venir a molestarme te hubieras quedado con los demás comiendo.

-Para nada! No te iba a dejar sola en una aldea desconocida. –dijo el, y la mirada molesta de la chica se desvaneció. –además –continuó él –ni una comida es tan deliciosa como las sopas instantáneas, lo extraño demasiado!

-Sopas que? –preguntó ella, claramente confundida.

-Olvídalo, -dijo Inuyasha cabizbajo. -regresemos ya con los demás.


Después de la comida, Kagome les dijo todo a los demás. Les habló de su mal presentimiento y les dijo que el fragmento no se encontraba, exactamente, en la aldea.

Sus amigos escuchaban atentamente y luego de terminar de escuchar a Kagome, llegaron a la conclusión que necesitaban un bote. En una aldea de pescadores, no parecía ser tan difícil.

Preguntaron por doquier y pasaron varios minutos en los que sus ánimos bajaban cada vez más ya que la respuesta siempre era la misma.

"No".

Todas y cada una de las personas a las que les preguntaban les contestaba lo mismo. Al parecer nadie se sentía lo suficiente cómodo como para prestarle nada a un grupo de desconocidos, así que siempre vacilaban. Pero el no definitivo siempre venía cuando notaban la presencia de Inuyasha y decidían que no querían involucrarse para nada con un hombre mitad bestia.

Inuyasha ya estaba acostumbrado a este tipo de comportamiento, toda su vida habia sido asi despues de todo, pero esa aldea parecía ser especialmente dura con los Hanyous y los demás no se lo habían esperado. Incluso Sango, quien seguía enfadada con Inuyasha, parecía estar molesta por la forma en la que los aldeanos rechazaban a Inuyasha.

Estaban seguros que nadie los iba a ayudar y se encontraban a punto de rendirse cuando llegaron a una pequeña choza en la playa, junto a ella se encontraban varios y muy bien hechos botes que les podían servir perfectamente, así que decidieron ir a preguntar, aunque sea una vez más.

-Y para qué se molestan? Si en el momento en el que me vean dirán que no! –exclamó molesto Inuyasha. Los demás lo ignoraron, pero el Hanyou pudo notar como Kagome lo miraba, con sus enormes ojos chocolate, como si quisiera decirle algo pero no pudiera encontrar las palabras. Por un momento pensó que quizá esa fuera una mirada de lastima, pero su Kagome jamás le había tenido lastima, y no iba a empezar a hacerlo ahora.

-Les diré lo que hay que hacer, ahorrémonos las molestias y llevémonos uno sin permiso, de todas formas lo vamos a devolver así que da igual! –dijo Inuyasha mientras se les adelantaba a los demás corriendo con las intenciones de robar uno de esos botes.

-Espera Inuyasha, no podemos hacer eso! –le gritó Miroku mientras él y los demás corrían tras Inuyasha para detenerlo, pero este ya se encontraba desatando las cuerdas que ataban uno de los botes.

-Quieres ver que si? –gritó Inuyasha quien estaba a punto de salirse con la suya cuando un golpe en la cabeza con un bastón lo detuvo.

-Hanyou? Acaso estas tratando de robarme? –preguntó la voz de un anciano detrás de Inuyasha.

-Discúlpelo por favor. –dijo Miroku –este tonto es muy impulsivo.

-Hay, Inuyasha! –exclamó Sango molesta. –nos haces pasar unas vergüenzas.

-Me doy cuenta. –dijo el anciano. –se les ofrece algo jovencitos?

-De hecho si. –sonrió Kagome. –queríamos saber si usted podría prestarnos uno de sus botes, por favor.

El pareció pensarlo por un momento pero luego les contestó

-Si prometen regresarlo no hay problema, normalmente los vendo, pero no parecen ser malas personas, bueno, solo tu que trataste de robarme! –dijo el anciano mirando a Inuyasha, quien respondió con su típico "Keh!"

-Yo lo conocí desde hace poco, pero le puedo asegurar que para nada es una mala persona, no importa lo que digan los demás. –dijo Kagome sonriéndole dulcemente a Inuyasha, quizá la razón de sus palabras fueron hacer sentir mejor a Inuyasha por el desprecio que recibió de parte de los aldeanos por ser un Hanyou, no importa la razón que haya tenido, no le impidió a Inuyasha sonrojarse levemente, porque, si excluyes la parte de "lo conocí desde hace poco" solo su Kagome le diría algo como eso.

-Está bien señorita –sonrió el anciano- creeré en su palabra, aun así, algo me dice que no quieren el bote para ir a pescar.

-Está usted en lo correcto. Dígame, hay una isla cerca de aquí? –preguntó Miroku.

El anciano se detuvo, los miró con preocupación y guardó silencio un momento antes de contestar.

-En estos alrededores sólo está la isla Yugen, pero no les recomiendo para nada ir ahí.

El grupo se quedó extrañado por un momento, si esa era la única isla cerca, entonces tenían que ir. El fragmento se encontraba definitivamente ahí.

-Por qué no? –preguntó Kikyo

-No se los podría decir con exactitud, así que lo diré simple; nadie se atreve a ir, y los pocos que van, jamás regresan.

Todos guardaron silencio y se miraron entre sí. Inuyasha pensó en el mal presentimiento que él y Kagome tenían, probablemente...no, seguramente esa era la razón.

Sango rió nerviosamente –Bueno, quizá es solo una vieja leyenda, tal vez no sea verdad…

-Pues la leyenda es verdad, a mi me consta, alguien a quien yo quería fue una vez, y desde entonces no la he vuelto a ver.

Sango se arrepintió de sus palabras y todos se sintieron un poco mal por el pobre hombre, la verdad no sabían que decir, bueno excepto alguien.

-Eso no prueba nada. –dijo Kikyo. –quizá esta persona tuvo un accidente en el camino y jamás llegó a su destino.

-No me importa si me creen o no. –exclamó el anciano quien parecía un poco ofendido por el comentario de Kikyo. –yo ya hice mi trabajo y se los advertí así que vayan si quieren, les prestaré un bote, pero no de los mejores y ciertamente no de las mas nuevos ya que es probable que jamás regresen.

-Gracias, con lo que sea está bien. –dijo Kagome con una sonrisa.

El anciano con su dedo apuntó a un bote que se encontraba al fondo de los demás, estaba algo maltratado y no se veía igual de nuevo y bonito que los demás, tal como él lo había dicho, pero era lo suficientemente grande para todos ellos y con eso bastaba.

-Se lo vamos a devolver ya lo verá. –dijo Sango

-Si claro! –exclamó con sarcasmo mientras se dirigía de nuevo a su pequeña casa. –por cierto, creo que les tomara como una hora llegar, pero el clima no es muy favorable, aunque no creo que llueva. Como sea, les deseo suerte. –Luego entró a su casa y se perdió se sus vistas.

-Creo –dijo Inuyasha. –que hay que partir ya, suban.

-Ahora? Mira parece que en cualquier momento va a llover, podría ser peligroso. –dijo Sango

-No lo creo, todo el día ha estado igual y mira! Ni una gota, además si nos apresuramos llegamos en una hora quizá, rápido

-Bueno, ya que.

-Kagome, eh...es decir Kaiya –dijo Miroku. –Tu guíanos.

-Está bien.


Se habían acomodado en el bote todos juntos, Kagome los había guiado diciendo hacia donde sentía la presencia del fragmento para seguir esa dirección. El viaje hasta ahora estaba siendo calmado, las hermosas aguas claras estaban sorprendentemente tranquilas, todos se encontraban en silencio, disfrutando del viaje, o quizá temiendo lo que encontrarían al llegar allá.

Luego, lo que todos estaban rogando, silenciosamente, para que no pasara pasó. Comenzó a llover. Comenzó con pequeñas gotas, apenas una llovizna.

-Demonios! Kagome qué tan lejos estamos? –Gritó Inuyasha cubriendo su cabeza con su brazo para no mojarse.

Ella ni siquiera se molestó en corregirle su nombre como siempre lo hacía, ya que se sentía algo nerviosa por que la lluvia parecía fortalecerse más cada segundo.

-Creo que no falta mucho, la puedes ver?

-No se ve nada.

-Inuyasha te dije que debíamos esperar! –le gritó molesta Sango

Cada vez el viento soplaba más fuerte y la lluvia se convertía en tormenta, el bote se movía bruscamente causando que las personas dentro saltaran y que estuvieran a punto de caerse.

-Cálmense! Manténganse juntos y sujétense fuerte! –gritó Inuyasha.

-Siento el fragmentó muy cerca, ya casi! –hablo fuerte Kagome para tranquilizarlos a todos.

-Señorita, la isla ni siquiera se ve! –dijo Miroku lo suficientemente fuerte para que su voz fuera audible en medio de la tormenta.

-Vamos a morir! –Chilló Shippo asustado.

-Enano no vamos a morir! Solo sujétense bien! –Gritó de nuevo Inuyasha. –Asegúrense de que nadie caiga.

El movimiento era muy fuerte, demasiado, involuntaria mente Kagome se aferró al brazo de Inuyasha quien la atrajo fuertemente hacia el. No la iba a dejar caer.

-Falta solo un poco más! –gritó ella en el abrazo de Inuyasha.

-Aquí no hay nada! –gritó Sango.

-Pero se siente tan cerca!

Parecía que ahora la tormenta estaba en su peor punto, se encontraban completamente empapados y el viento hacía que el agua se moviera de una manera que hacía que el frágil bote saltara amenazando con tirarlos a todos.

Shippo se encontraba en los brazos de Sango tratando de sostenerse lo más fuerte posible, Quizá fue por milagro, o el hecho de estaban a punto de morir, pero Kikyo sostenía firmemente la mano de Sango mientras que a Sango Miroku la abrazaba fuertemente.

Kagome comenzaba a estar verdaderamente preocupada, sentía el fragmento. Estaba tan, pero tan cerca, pero no había señales de la Isla, estaba a punto de decir algo cuando la tormenta pudo con ellos.

El bote había sido volteado por la magnitud de la tormenta y todos habían caído a las tempestuosas aguas. Se sintieron desesperados al principio, tratar de salir se les dificultó mucho, Kagome como pudo tomó a Shippo e hizo lo posible para salir a la superficie con el. Inuyasha ayudó a Kikyo a salir y Miroku y Sango se ayudaron mutuamente. Inuyasha rápidamente volteo de nuevo el bote para que los demás pudieran subir de nuevo. Una vez todos arriba y a salvo comenzaron a toser agua, y a respirar agitadamente, no estuvieron en el agua mucho tiempo y por suerte nadie quedó inconsciente.

-Están todos bien? –preguntó Inuyasha aun jadeando un poco. Todos asintieron en respuesta, y luego cuando recobraron completamente la compostura notaron algo extraño.

Ya no llovía, no había ni una sola nube en el cielo, y este se encontraba lleno de estrellas... no recordaban que fuera de noche cuando habían partido. Las aguas se habían calmado milagrosamente, estas se veían de una manera inusual, quizás mágicas ya que parecía que estas brillaban. Frente ellos se encontraba una increíble isla que emanaba colores de ella, tenía hermosa fauna y simplemente parecía sacada de un cuento de hadas.

-Qué les parece. –dijo Inuyasha. –hemos llegado.

-Si...y es hermoso.


AHH! no saben cuánto me divertí escribiendo de el punto de vista de Naraku en esa pequeña escena al principio! Esa parte la verdad no estaba incluida en la versión original de este capítulo por cierto, es nueva.

Y hablando de cosas nuevas, este es el último capítulo de los que ya habían sido publicados antes. Hasta ahora mi proceso había sido de re-escribir, editar, repasar y pulir los capítulos que ya había escrito cuando tenía como catorce años (a veces después de este proceso un capítulo que consistia de 2k palabras termina siendo de 5k o mas) y bueno eso significa que como la versión vieja de este capítulo fue la última en ser publicada la primera vez que subí esta historia, lo que viene a continuación es contenido completamente nuevo y pues estoy emocionada por seguir escribiendo lo que quedo pendiente hace años…

Y hablando de mas cosas nuevas, como ya lo había mencionado al principio del capítulo, sip, esta historia también se encontrará en wtpd, en las próximas semanas voy a empezar a subir los capitulos, una de las razones por la que me llamo la atencion fue que se pueden subir imágenes o audio con cada capítulo algo que me vendría muy bien porque varias canciones inspiran varias diferentes escenas o capítulos y me gustaría compartirlas con ustedes. No solo eso pero como ya saben, esta historia cuenta con varios OCs como personajes de apoyo y pues tengo varios dibujos que me gustaría compartir tanto de ellos como de otras escenas en específico.

Ojo! Aun así le voy a dar más prioridad a mis lectores de este sitio y los capítulos nuevos serán posteados un par de días antes aqui que alla. (de nuevo, mi usuario es florabellas)

Y bueno eso es todo por hoy.

A todos mis lectores, gracias! Se que hay varios pero son pocos los que dejan review...no es por nada pero me toma d días escribir y editar un capítulo, nada les cuesta tomarse un minuto por lo menos para decirme si les gusto o no les gusto yo que sé xD bueno, no importa al final pero igual siempre gracias por tomarse el tiempo de leer!