NOTAS IMPORTANTES AL FINAL DEL CAPÍTULO!
Por el momento disfruten/? ^-^
Las siguientes horas de viaje que les precedieron habían sido... interesantes por decir lo menos.
Después de haber decidido que a pesar de las quejas de Inuyasha, el Youkai Kioshi se uniría a su búsqueda de los fragmentos de Shikon, habían decidido al fin dejar atrás la aldea de pescadores y seguir adelante.
-Lamentamos mucho lo que le pasó a la balsa que nos presto -se disculpó Kagome apenada con el anciano que había sido tan amable para prestarles transporte hacia la isla unos días antes.
-Yo con gusto pagaré por ella, -ofreció el monje Miroku pero su propuesta fue amablemente rechazada por el hombre quien simplemente negó con la cabeza.
-Ustedes ya han hecho mucho. Toda nuestra gente desaparecida, ustedes nos la regresaron. Creo que eso vale mucho más que una vieja y polvoriento balsa.
Kagome sonrió.
-Estamos felices de ayudar.
-Y justo ahora, nos encontramos en camino a ayudar mas gente, asi que si nos disculpa -dijo Inuyasha con impaciencia.
-Inuyasha, no seas grosero. -le reclamó Sango.
-No, está bien, todos ustedes. Continúen su viaje lo más pronto posible y traigan a otras aldeas lejanas tanta felicidad como, lo han hecho aquí.
Y con eso se despidió y se dirigió a su cabaña, donde pudieron ver que esta vez una anciana con una sonrisa brillante lo estaba esperando.
Para el alivio de Inuyasha, comenzaron a alejarse de la aldea no muchos minutos después de eso. Retomaron su viaje en un silencio un tanto incómodo.
Sango y los demás le habían pedido a Inuyasha que tratara de mantener la calma, que no debía alejar a la sacerdotisa y al Youkai con sus enojos y que no hiciera escenas de celos...pero rayos! Era tan difícil cuando la pareja estaba justo ahí caminando lado a lado, lanzándose pequeñas sonrisas tímidas de vez en cuando mientras sus manos se entrelazaban. No lo podía soportar, pero estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantener la calma.
-Inuyasha, las miradas no matan. Ahora por favor deja de ver con tanto odio a el joven Kioshi porque apuesto que en cualquier momento te comienza a salir humo por la cabeza! -lo regañó silenciosamente Miroku mientras comenzaba a caminar junto a él.
-Y qué más quieres que haga cuando están siendo melosos ahí justo frente a mi!?
-Inuyasha, eres un caso perdido -dijo decepcionado Shippo mientras negaba con la cabeza. -Pero por suerte nos tienes a nosotros.
-De qué estás hablando, Miroku?
-Shhh, Inuyasha! Nos van a escuchar! -susurró Sango preocupada aunque Kagome y Kioshi Iban varios pasos más adelante que los demás.
-Escucha, lo hemos estado pensado, y es mejor conocer bien a tus enemigos. -comenzó la exterminadora- Como tú eres nuestro amigo, el es también nuestro enemigo y como amigos es nuestro deber ayudarte a destruir a tu enemigo, pero muuuy cautelosamente.
-A ver Sango no te entiendo nada, de qué demonios estás hablando?
-Déjanoslo a nosotros nuestro querido Inuyasha. -dijo Miroku.
-Bueno, -dijo Sango alzando la voz. -creo que por el bien de mi amigo Inuyasha, es mejor que nos detengamos a descansar un momento.
-Estás loca?! No llevamos mucho tiempo caminando y además yo estoy bien!
-Concuerdo con Sango. Por qué no nos detenemos un momento? -dijo Miroku
Mientras el Hanyou se quejaba, todos los demás no parecían tener problema alguno con descansar tan solo por un momento y comenzaban a tomar asiento en la grama, formando un asi círculo.
Inuyasha se encontraba a punto de saltar a una rama lejos del grupo pero Sango le indico con una mirada que no lo hiciera, entonces él, derrotado rodó sus ojos y se sentó en el piso uniéndose a todos los demás.
El único que quedaba de pie era Kioshi, quien había decidido que no estaba cansado y se quedó parado detrás de Kagome con los brazos cruzados.
Claramente, el Youkai no tenía intenciones de iniciar amistades con grupo con el que viajába.
Inuyasha y los demás apenas acababan de conocer al muchacho, pero podía notar fácilmente que ellos no parecían ser de su agrado. Kioshi era testarudo, bastante obstinado obstinado y un poco callado, sus fríos ojos marrones solo se iluminaban para Kagome de la misma manera que las facciones en su hermoso rostro solo se suavizaba para su supuesta prometida.
-No te unes a nosotros, joven Kioshi? -preguntó amablemente Sango, pero el joven desvió su mirada y bufó.
-No gracias. No mentiré, algunos de ustedes parecen personas agradables, pero el hecho de que viajamos juntos en una misión en común no significa que tengan que intentar ser mis amigos. -Una mirada solemne que no se apartó del suelo apareció en el Youkai, quien a pesar de su fría actitud había sorprendido a todos con su cortesía. No era de extrañar que a Kagome le gustara tanto.
-Oh Vamos! -dijo Shippo, no tiene nada de malo hacer nuevos amigos.
-No, de hecho no. Yo hago nuevos amigos todo el tiempo en mis viajes, sin embargo, la única razón por la que estoy aquí es para proteger a mi prometida. -Inuyasha pudo ver las mejillas perfectamente pálidas de Kagome enrojecer al ser referida como la futura esposa del Youkai una vez más y no pudo evitar la ira que se levantó en su interior.
-Tú -comenzó Inuyasha. -Debería dejar tu actitud altanera! Protegerla, dices? Pues yo soy lo suficientemente fuerte como para mantenerla a salvo y tu no necesitas estar aquí!
Había algo en la mirada de Kioshi mientras miraba a Inuyasha, algo intenso y rencoroso. Algo penetrante que podría superar el odio mientras intentaba condensar tantas palabras desagradables y groseras en una mirada prolongada.
-Y tú, realmente deberías cuidar tus palabras. No me importa la forma en que me hablas, ni lo que me digas, pero cuando hablas de Kaiya, ten cuidado.
-Keh! ¿O que?
-Bien, ya basta! -Kagome hizo todo lo posible por dirigir la atención hacia ella y detener cualquier pelea incluso antes de que esta tuviera la oportunidad de comenzar.
-No sé por qué los dos actúan así, pero creo que Sango y Shippo tienen razón. Somos un equipo de ahora en adelante y deberíamos unirnos más! -luego tiró del brazo de Kioshi haciéndolo sentar al lado de ella—demasiado cerca para el gusto de Inuyasha.
-"Unirnos mas" eso no es algo que me interese, y especialmente no estoy interesado en hacer amistad con el Hanyou. -su cortés pero desinteresado tono se había movido ligeramente hacia una voz un tanto más infantil mientras le suplicaba a Kagome que evitara la tarea inimaginable de convivir con Inuyasha.
Los otros supusieron que esta actitud lúdica y despreocupada era la que el Youkai mostraba más con Kagome y las demás personas cercanas a él en el templo Getsu, pero se comportaba de una forma completamente diferente con ellos.
-Entonces no hables con él, olvida a Inuyasha, habla con nosotros -sugirió Shippo. -solo queremos saber tu historia.
-Ehm, mi historia? No hay nada que saber sobre mí, yo pasó demasiado...desapercibido, para ser un demonio.
-Vaya, que humilde es. -comentó Kikyo con media sonrisa.
-Está bien, olvídate de eso y cuéntanos cómo conociste a la señorita Kaiya,
-¿Cómo se comprometieron? -preguntó Sango.
"Eso sí me gustaría saber", Kikyo rió levemente, mientras dirigía su mirada divertida hacia hacia Inuyasha, quien no parecía nada feliz con la situación y parecía hacer un esfuerzo increíble para no pararse y salir corriendo.
La supuesta pareja pareció sorprendida por la pregunta y comenzaron a murmurar, nerviosamente entre sí en voz baja.
-Bueno, si insisten ¿qué tal si cuento la historia? -Kagome sonrió, pero esta fue interrumpida por Kioshi.
-¿Qué tal si no? -suspiró Kioshi, profundamente en resignación, y se detuvo por un breve momento antes de comenzar, de mala gana a relatar la historia que los demas habian pedido escuchar.
-Yo...la encontré, un día por casualidad, la noche había acabado pero llovía demasiado y el cielo aun estaba oscuro y gris. En ese entonces yo solamente vagabundeaba, no estaba atado a un lugar al que llamara hogar como ahora lo es para mi la aldea de Getsu. Iba de region en region y conocía a personas y a Youkais por igual, pero nunca había visto a nadie como Kaiya. Ella, estaba herida, inconsciente al borde de un bosque. Normalmente yo no hacía cosas así—me refiero a ayudar a cualquier persona herida solo porque sí, pero cuando la vi, no pensé en más que ayudarla, creo que la quise de inmediato.
Al principio pensé en dejarla ahi, despues de todo no era mi problema...Pero algo en mi no me permitía irme y dejarla morir, así que la lleve conmigo. Sané sus heridas, lo mejor que pude. Ella estuvo inconsciente todo el tiempo y cuando todavía no se despertaba, la llevé a un vieja amiga mía; una sacerdotisa y curandera en Getsu. Ahí pasó el tiempo y finalmente se despertó. Entonces conocí a la persona más molesta y gruñona del mundo -Kagome lo golpeó en su costado con el codo y río, luego Kioshi continuó hablando, -Ella no tenía a dónde ir, y decidió quedarse, aprender las costumbres de las sacerdotisas y, bueno, yo también me quedé.
Kioshi sonrió ligeramente mientras miraba hacia Kagome e Inuyasha hizo un esfuerzo en no rodar sus ojos.
-¡Que adorable! -dijo el hanyou con sarcasmo. -¿Podemos irnos ahora? Se está haciendo tarde y no puedo soportar esto por más tiempo.
-Cálmate Inuyasha. -dijo Sango -No lo escuches, en realidad es algo dulce, la salvaste y ¿qué pasó después?
El Youkai dudó por un momento, su mirada clavada en la distancia, perdido en pensamientos que se mantendrían sellados en silencio.
-De hecho, estoy de acuerdo con el híbrido por una vez, debemos continuar nuestro viaje, antes de que sea demasiado tarde.
-Tarde para qué?
-... nada, solo, sigamos caminando.
Las sospechas de Inuyasha acerca de Kioshi seguían creciendo, y sabía que los demás también podrían decir que había algo... fuera de lugar en el Youkai, algo extraño que simplemente no encajaba. Sin embargo, Inuyasha solo arqueó una ceja en una mueca de desagrado y se dio vuelta para ponerse de pie y continuar su viaje en silencio.
Caminaron una larga distancia mientras Kagome los guiaba, mano a mano con Kioshi, sin decir una palabra, como si pudiera sentir en sus entrañas que lo que les esperaba no era más que tragedia, como si pudiera sentirlo como un frío trepando por su espina dorsal.
Había percibido la perla un par de horas atrás y desde entonces habían caminado en medio de unos campos en un día soleado, sabiendo únicamente que el nuevo fragmento de la perla sagrada era su destino.
Su camino hacia el nuevo fragmente los llevó hacia un claro en la entrada de un bosque en el cual se podía ver un pequeño camino, descuidado, como si este hubiera sido olvidado por el tiempo.
-Kaiya, ¿está todo bien? -preguntó Sango
La sacerdotisa no dijo nada por un momento y se detuvo de repente, mirando el camino delante de ella, insegura de sus palabras.
-No lo sé. Hace ya un par de horas que me doy cuenta que algo no anda bien. Pensé que simplemente era algo normal al sentir los fragmentos, pero ya no estoy segura.
-No estas equivocada. Huele a muerte, a carroña y sangre. -dijo Inuyasha, quien hasta ahora había hecho todo lo posible por permanecer callado.
-Yo también lo sentí -confirmó el Youkai cruzándose de brazos
Todos los demás se miraron entre si con preocupación e incertidumbre, y luego a Inuyasha en busca de guía.
-¿Qué? -preguntó molesto el Hanyou. -Podrían dejar de mirarme? Como si yo tuviera las respuestas para todo.
Kikyo aclaró su garganta, derivando toda la atención hacia ella y luego habló.
-Si lo que Inuyasha y Kioshi sienten con sus sentidos demoníacos es correcto, entonces no creo que sea muy inteligente de nuestra parte continuar por la noche. Creo que este es un buen lugar para detenernos y pasar hasta mañana, antes de entrar al bosque.
-Por una vez, estoy de acuerdo con Kikyo. -dijo Sango.
-Pienso lo mismo- concordó Miroku.
-¿Hablan serio? Ya hemos perdido demasiado tiempo y—
-Es peligroso -dijo Kagome, a lo que Inuyasha argumentó:
-¡De cualquier manera, va a ser peligroso! Ya sea que vayamos hoy o mañana, ¡entonces digo que debemos apresurarnos y terminar con esto lo antes posible!
-¿Podrías quedarte quieto un rato? -lo regañó Sango -podemos descansar ahora y ahorrar energía para todo lo que nos espera mañana.
-Algunos de nosotros somos humanos después de todo, Inuyasha. -dijo Miroku y el Hanyou solo gruñó en respuesta cuando todos los que eran humanos comenzaron a acomodarse para pasar la noche en el pequeño claro cerca de los troncos de algunos árboles.
-Feh! Como quieran….
Las llamas de la fogata bailaban perezosamente e iluminaban los rostros de todos mientras el cielo se oscurecía en una noche azul. Después de una breve cena que había consistido de pequeños pescados que Inuyasha y Miroku han logrado obtener de un río cercano, todos se encontraban sentados juntos en la hierba, algunos en contra de su voluntad.
Kioshi se encontraba sentado cerca de los demás, junto a Kagome, y este parecía tener una expresión bastante aburrida mientras reposaba su mentón entre sus manos.
Fue bastante inesperado para todos, en especial para el Youkai de cabellos dorados, cuando de pronto la fiel acompañante de la exterminadora—la pequeña Nekomata—salto hacia Kioshi para echarse en su regazo.
-Aw mira! Parece que le agradas a Kirara -dijo Shippo.
La gatita ronroneó y el Youkai se veía confundido, y un poco avergonzado.
-Yo…
Aun así él no la apartó, no pudo ya que Kagome y la exterminadora comenzaron a reír suavemente.
-Ella no es asi de linda con todos. -mencionó Sango, momentos antes de que una vez más el silencio callera sobre ellos.
No se podía negar que había tensión en el grupo, y que de ser por Inuyasha, o por Kioshi, ni siquiera se encontrarían sentados en el mismo campamento, pero Sango había insistido en que todos necesitaban hablar.
-Entonces ... -comenzó Miroku. ¿De qué querías hablar, mi querida Sango?
-Bueno, -comenzó la Taijiya, dudando un poco, sin saber bien cómo empezar. -se trata de lo que sucedió en la isla. No todos ustedes estuvieron allí cuando recuperamos los fragmentos y derrotamos a Sayuri, y bueno, ella dijo algunas... cosas interesantes.
Kikyo ladeó la cabeza y miró a Sango con curiosidad en sus ojos.
-¿Qué quieres decir?
La taijiya estaba a punto de comenzar a explicar, pero la voz de Inuyasha sonó más fuerte que la de ella respondiendole a Kikyo.
-Keh! Esa bruja! Gracias a los cielos que está muerta, ¿sabes? ¡Pensando que ella podría controlar a todos y esas cosas! ¡Incluso estaba relacionada con Naraku y sus juegos enfermos!
De repente, todos los sonidos de la noche desaparecieron a la vez y todas las miradas abiertas de incredulidad -a excepción de Sango y Kagome- se dirigieron a Inuyasha.
-Q-que acabas de decir? -preguntó Shippo mientras buscaba seguridad en Kagome, quien no dudó en sostener al Kitsune entre sus brazos.
-Eso no puede ser correcto,- dijo Kikyo. -No hemos sabido nada de Naraku en cinco años.
-Bueno, todo está cambiando ahora, Kikyo. Las cosas están regresando a su lugar y... y no me sorprendería que nos encontremos con Naraku o uno de sus secuaces pronto.
Sango se estremeció ligeramente y se abrazó a sí misma, probablemente pensando en su hermano.
-Está bien, ¿estás completamente seguro de que todo el asunto en la Isla Yugen fue orquestado por nuestro viejo amigo Naraku, Inuyasha? -preguntó el Monje después de unos instantes de silencio escalofriante.
-La bruja de la isla sabía que veníamos, ella dijo que Naraku le dio el primer fragmento y le advirtió sobre nosotros, ¿qué otra cosa podría significar?
Miroku cayó en silencio por un momento, tratando de asimilar, con preocupación lo que sus amigos acababan de alegar.
-... Bueno, en ese caso, debemos estar preparados para lo que venga en nuestro camino para que podamos terminar con Naraku de una vez por todas. -el monje luego se volvió hacia el demonio de pelo dorado en el grupo -Kioshi, amigo, tal vez nos encontremos cara a cara con ese monstruo de Naraku pronto, tal vez le gustaría saber más acerca de a qué exactamente nos enfrentamos aquí.
El Youkai quien hasta ahora había tenido su mirada fija en Kirara quien aún se encontraba acurrucada a su lado, finalmente echó un vistazo hacia el resto de sus compañeros.
-He oído los relatos en mis viajes, también sé de sus creaciones y aunque nunca lo he visto, soy uno de esos muchos que están ansiosos por matar a ese bastardo.
-¿Podríamos preguntar por qué? -preguntó Kikyo, arqueando una ceja.
-No, no pueden.
-¿Y por qué no? -preguntó Inuyasha, su voz declaró que estaba más que listo para comenzar una discusión. -¿Podría ser que estás ocultando algo?
-Incluso si eso fuera cierto, nada con respecto a Kaiya ni a mí te concierne. Solo estamos viajando con ustedes para ayudar, pero eso es todo. Mejor mantente fuera de mi camino, hanyou.
-Keh! ¿O que? -Inuyasha mostró sus dientes al Youkai sentado alrededor del fuego frente a él.
Kioshi también parecía que estaba a punto de perder la compostura, por lo que Miroku decidió que era hora de detener as esos dos y volver al tema de Naraku antes de que fuera demasiado tarde y las cosas fueran demasiado lejos entre el youkai y el hanyou.
-De acuerdo, ya basta ustedes dos. Sé que ustedes dos no se agradan, pero tengan en cuenta que en este momento somos un equipo, y puede que haya un momento en nuestro viaje en el que ustedes dos tengan que dejar sus diferencias a un lado y trabajar juntos.
-Si, como no! -murmuró Inuyasha.
-Escuche eso Inuyasha! -le dijo Miroku. -Pero bueno, de todos modos, estábamos hablando de Naraku, ¿verdad?
Solo la mera mención hecha por el monje del horrible nombre de quien les habia hecho pasar tantas desgracias alguna vez, fue suficiente para regresar la conversación al tema de antes.
-Fue realmente extraño,- comenzó Kagome, después de un momento. -como lo dijo Inuyasha, Sayuri sabía que veníamos por los fragmentos. Ella se dirigió a Inuyasha por su nombre, pero ella me llamó del mismo nombre que ustedes me llamaron la primera vez, cuando me conocieron.
La sacerdotisa del futuro estaba perdida en sus pensamientos, tratando de despreciar un acertijo al que todos los demás conocían la respuesta.
-No los escuches, -dijo Kioshi, abrazando a su falsa prometida, acercando el cuerpo de la chica al suyo protectoramente.
-Solo tu sabes quién eres, y no debes dejar que esas cosas sin sentido te molesten.
-¿Sin sentido? -dijo Inuyasha! -¿llamas la vida y los recuerdos de Kagome sin sentido? -El Hanyou se puso de pie, listo esta vez, no para discutir, sino para luchar, con garras y dientes y su espada incluso.
El Youkai imitó el acto, dejando mostrar sus dientes y cerrando los puños a su costado.
-Porfavor! -suplicó Kagome poniéndose de pie de inmediato y enmedio de los dos chicos que de no ser por la intervención de Kagome seguro ya habrían comenzado una pelea para hacer temblar la tierra. -No hagan esto!
Ambos se detuvieron en su lugar, sus miradas fijas en Kagome.
-Escucha, tu no lo entiendes… el—
-No, Inuyasha, el que no lo entiende eres tu! Yo estoy comprometida con Kioshi, y si voy a seguir viajando con ustedes, esta tontería tiene que terminar.
Los ojos inquebrantables y llenos de determinación de la azabache encontraron los de Inuyasha, quien en su sorpresa no supo que contestar.
Lo peor fue cuando el Youkai tomo lentamente la suave mano de la sacerdotisa, entonces Inuyasha no pudo más.
Se dio la vuelta.
-Keh! Como quieran! De ahora en adelante me tiene sin cuidado lo que ustedes hagan o dejen de hacer! Y Kagome, cuando te termines decepcionada de tu amiguito, no digas que no te lo advertí!
-Inuyasha…—dijo Kagome, sus ojos llenos de confusión, parecía querer decir algo más.
-Tu no digas nada! -le respondió el.
Y con eso corrió, dejando atrás a sus amigos, a las voces que lo llamaban para que regresara pero él no hizo más que ignorarlos y saltar a la rama de un arbol. Con su corazón latiendo violentamente contra su pecho, y lágrimas de impotencia amenazando abandonar sus ojos.
Se arrepintió de inmediato de haberle gritado a Kagome.
Mierda.
Porque tenía que estar pasando todo esto? Maldita sea la hora en la que se había parecido ese Youkai en sus vidas y maldita sea la hora en la que Inuyasha decidió alejar a Kagome de el.
Las voces de sus amigos llamando su nombre se acercaban a él pero no tenía ganas de hacer esto ahora. Quería estar solo.
-Miren ahí está! -exclamó Shippo señalando al árbol en el cual Inuyasha se había refugiado.
-No creo que quiera hablar ahora -murmuró Miroku, pero él aún lo pudo escuchar, también se dio cuenta que solo Miroku, Sango, Shippo y Kirara se habían molestado en ir tras él.
No estaba seguro de cómo eso lo hacía sentir.
-No importa si quiere hablar o no! -regañó la Taijiya a el monje. -Inuyasha!
-Déjenme en paz!
-No hasta que nos escuches, necio!
-Estamos de tu lado -le gritó Shippo, y no supo por que, pero eso lo sorprendió.
-Esta es una batalla que aún puedes ganar, -dijo Sango, hablando esta vez un poco más suave.
Las hojas por doquier se movieron violentamente ante el helado viento de la noche, haciendo recordar al Hanyou que se encontraba demasiado alto, demasiado lejos así que decidió bajar hasta sentir de nuevo la grama bajo sus pies y poder ver a sus amigos a los ojos.
-De qué están hablando?
La noche era más oscura de lo común y pero no se le hacía dificil descifrar las expresiones en los rostros de sus amigos, preocupados por él y ansiosos por hacerlo sentir mejor.
-Sabemos que esto ha de ser mucho más difícil para ti que para el resto de nosotros.
Inuyasha refunfuñó. Difícil? No tenían ni idea.
-Pero hay que hacer las cosas bien -continuó Sango. -Si queremos averiguar lo que le pasó a Kagome tenemos que mantenerlos cerca, aprender sobre ese demonio. Estoy segura que él sabe lo que le paso a Kagome, pero él no nos lo va a decir asi como asi, y mucho menos si lo sigues amenazando.
-Y qué más quieren que haga?!
-No lo se, -dijo Miroku. -danos un poco de tiempo para tratar de entender lo que está pasando, para tratar de recuperar a Kagome.
Inuyasha suspiró pesadamente, pero no dijo nada.
Pensó en todas esas ocasiones que había celado a Kagome en presencia de Koga, en como esto, de alguna manera, se sentía mil veces peor. Pensó en cómo su interior se quemaba cada vez que Kagome compartía una mirada tierna con Kioshi y como él deseaba estar en el lugar de ese estúpido Youkai.
Esto no era fácil. Prefería luchar contra Naraku—o cualquier otro más poderoso, en lugar de tener que ver a Kagome con otro. Cualquier cosa menos eso.
-Lo importante aquí, -dijo Sango. -es que tengas la fuerza de terminar lo que empezaste—sin importar que.
Al ver que Inuyasha no decía nada, los demás decidieron dejar de insistir también, y simplemente hacerle compañía a su amigo, para que no la pasara tan mal. Todos se sentaron en la grama a charlar de cosas menos dolorosas, ahí se iban a quedar, alejados de las personas que causaban una tormenta en el corazón de Inuyasha—al menos hasta que fuera ya hora de dormir.
La espalda de Kikyo reposaba contra el tronco de un árbol, sus manos pálidas y frágiles adornaban la hierba fría y húmeda mientras miraba, con atención, desde lejos, a los dos extraños frente a ella.
Habían estado tranquilos, un poco callados después de que todos los demás se fueron corriendo tras Inuyasha. Pero Kikyo no se había molestado con el Hanyou y, en cambio, había decidido quedarse atrás—solo para saltarse el drama que seguramente harían Inuyasha y los demás—pero ahora, algo interesante estaba sucediendo.
Una pequeña pero insistente luz apareció de pronto, entre las ropas de sacerdotisa de Kagome, haciéndola voltear con curiosidad. A Kikyo no le había tomado mucho tiempo darse cuenta de lo que se trataba, después de todo, recordaba a los dos molestos aprendices que Kagome tenía de regreso en el templo de Getsu—Haruo y Arisu—y recordaba que estos le habían obsequiado un pequeño espejo mágico.
-Mira!- le dijo Kagome a Kioshi mientras sacaba el espejo plateado de entre sus ropas, y sujetándolo frente a su rostro. -Me había olvidado completamente de esto.
Kioshi se acercó por detrás de Kagome, reposando su mentón sobre el hombro de la chica mientras la magia que se encontraba concentrada en el espejo comenzaba a crear formas dentro de él, mostrando así los rostros de los dos jóvenes aprendices que aun se encontraban de regreso en el templo.
Las voces chillonas de Haruo y Arisu al saludar a Kagome y Kioshi provocaron que Kikyo hiciera una mueca arrugando su nariz.
Aún así, ella se quedó escuchando con discreción el resto de la conversación, a veces cerraba sus ojos aparentando encontrarse en un apacible sueño.
Todo era molesto, las voces de los dos aprendices al otro lado del espejo eran molestas y Kikyo comenzó a pensar que solo perdía su tiempo escuchando una conversación que no le incumbía, pero entonces—
-Cómo está todo por allá? -preguntó Kagome con una gran sonrisa
-Pues, -comenzó Arisu, la emoción que se había mostrado en su voz al poder por fin hablar con Kagome y Kioshi fue abruptamente remplazada por amargura. -si no tomamos en cuenta el hecho que nos encerraste en un campo de energía para no poder salir del templo, todo bien.
Kagome se sonrojó un tanto avergonzada.
-Lo siento, de verdad, pero yo sabía muy bien que tratarían de seguirme.
-Eso no importa ya, está olvidado, -continuó hablando Arisu. -pero tienes que regresar lo antes posible!
-Porfavor, escúchanos, Arisu tiene razón, más vale que comiences tu camino hacia Getsu lo más pronto posible, si no, lo que pasará—no me lo quiero imaginar. -concluyó Haruo con un tono desesperado y lleno de preocupación.
Kikyo comenzó a intrigarse. Buscó con la mirada por los alrededores para ver si los demás ya habían regresado, pero al parecer seguían varios pasos lejos con Inuyasha, suficientemente lejos para perderse de esa conversación por completo.
-Esto de nuevo! -dijo Kagome molesta. -Se puede saber qué es esa cosa que sucederá si no regreso al templo cuanto antes?
-Te lo diremos cuando regreses. Asegúrate que ninguna de esas personas ni mucho menos el Hanyou te sigan.
Kagome se enfadó de pronto y sin despedirse, le dio el espejo a Kioshi y se puso de pie, diciendo que iba a caminar un momento antes de dormir.
-Y ahora qué le pasa? -preguntó molesto Haruo y solo Kioshi suspiró.
-No la culpes, esta confundida y no entiende por que nos preocupamos tanto por ella en estos momentos.
-No importa que se enoje -dijo Arisu. -traela a casa antes de tres días, oiste? Tres! si no será demasiado tarde!
-Me lo dices como si no supiera…Sin darse cuenta perdieron una semana entera en esa isla, y ahora el tiempo se nos acaba...
La conversación no duró mucho más y Kikyo los escucho despedirse mientras las voces a través del espejo le pedían—no, más bien le suplicaban al Youkai, una vez más que llevara a la sacerdotisa al templo.
Despues de eso no pudo hacer más que pensar en silencio. No entendía muy bien lo que estaba pasando. ¿Por qué había un límite de tiempo? ¿Por qué tres días? ¿Qué le pasaría a Kagome entonces?
No tenia idea, solo sabía que no podian permitir que sus planes se cumplieran. Tenía que hablar con Inuyasha lo antes posible.
Hablar con sus amigos lo había hecho sentir un poco mejor, pero ahora todos habían regresado al campamento y él había decidido pasar la noche alejado.
Inuyasha no creía que Kagome se alegraría de verlo, y él seguramente no estaría feliz de ver a la sacerdotisa tampoco.
Probablemente la encontraría con los brazos del Youkai rodeados sobre su cintura. Probablemente vería en su rostro una deslumbrante sonrisa la cual no estaría dedicada para él y aunque aún no hubiera presenciado ningún beso entre la supuesta pareja, no creía ser capaz de soportarlo si los viera algún día.
Quería dejar de pensar en Kagome y concentrarse en la misión y el fragmento de la perla que los esperaba, en el olor a muerte y destrucción en el camino frente a ellos, pero cada vez que cerraba sus ojos veía esos ojos color café y esos largos cabellos azabache y la sonrisa de Kagome.
Inuyasha suspiró. Estaba completamente jodido.
Se encontraba demasiado metido en sus pensamientos, sus ojos no se atrevían a ver al cielo nocturno, a las estrellas y desear—soñar que pronto las cosas mejorarían para él, y para todos los demás. Soñar que algún día Kagome regresara y podrían al fin estar juntos.
Fue entonces, cuando se encontraba demasiado perdido en sus pensamientos como para prestar atención, cuando ocurrió.
En un abrir y cerrar de ojos, sin que el siquiera tuviera tiempo de notarlo o hacer algo al respecto, la persona que menos quería ver en esos momentos apareció, de pie en la misma rama del mismo árbol, parado desafiantemente frente a él.
Kioshi.
Inuyasha se puso de pie de inmediato para encontrarse cara a cara con el Youkai.
Ambos frente a frente sobre la gruesa rama, rodeados por oscuridad. ¿Qué podría querer este idiota?
-¿Disfrutando la noche, aquí alejado de todos los demás? -pregunto Kioshi, su tono ligeramente burlón. Inuyasha trató con todas sus fuerzas no golpearlo en la cara en ese mismo instante.
-Si no me dices que es lo que quieres en cinco segundos, no me haré responsable de mis acciones.
Kioshi no dijo nada por un momento, dejando las palabras de Inuyasha colgando en el aire. se quedó quieto como una piedra, con la barbilla levantada en una mirada arrogante y desafiante.
-¿En serio crees que puedes contra mi? -El Youkai levantó las cejas, Inuyasha frunció el ceño. Estaba a punto de contestale groseramente—pero entonces….fuego.
Una pequeña llama apareció de pronto —completamente de la nada— cubriendo la palma de la mano de Kioshi, mientras este la levantaba, acercandola levemente hacia Inuyasha, quien no pudo evitar retroceder solo un poco.
¿Que carajos estaba pasando?
Una expresión de confusión cubrió el rostro de Inuyasha, pero a pesar de eso, su rostro ahora iluminado por el fuego del demonio no vaciló. El miedo no se mostró en él ni una sola vez, porque no tenía, pero la brillante llama lo había tomado por sorpresa.
-¿Crees que eso me asusta? -dijo Inuyasha, sus ojos encontrando los de Kioshi. -¿Que me importa siquiera?
Poderes de fuego. Y que? Eran raros, si, pero no asustaban a Inuyasha, si algo, solo le daban aún más ganas de enfrentarse a él.
-Pues debería. -dijo Kioshi mientras cerraba la palma su mano y hacia la llama desvanecer, regresándolos así a la oscuridad de la noche. -Es la última vez que te advierto que no te metas en mis asuntos y que dejes a mi prometida en paz.
Inuyasha no dijo nada, los segundos que siguieron fueron de silencio retador. Si bien, el hanyou tenía fuerzas para pelear, no tenia el espíritu para hacerlo, al menos no en esos momentos.
-...Regresa mejor con tu prometida. - "disfruta mientras dure…o mejor no." -Seguro es de las chicas que se molestan si te desapareces unos momentos de noche, así que no lo hagas. -dijo Inuyasha con amargura y mientras sus palabras desaparecian en el aire. ira pura se formó en los ojos del Youkai, pero este no hizo más que darse la vuelta y regresar por donde había venido.
La noche había pasado sin ningún otro evento emocionante y la luz que derramaban los brillantes rayos del sol les había dado la bienvenida al inicio de un nuevo dia e incitó a todos para continuar con su viaje.
No mucho después que todos estuvieran ya listos para seguir adelante, notaron que entre todos los integrantes del grupo, faltaba alguien— el Hanyou, quien aun dormía apaciblemente sobre la rama de un árbol.
-Pero que dulce, que tranquilo se ve -se burló el monje Miroku. -el señor que siempre anda con prisa se ha dormido de más.
Antes que alguien pudiera detenerlo, Miroku tomo una fruta caída entre la grama y la lanzó con fuerza directo a la cabeza de Inuyasha, quien despertó de pronto y no pudo evitar perder el balance por la sorpresa y caer al suelo de pronto.
Inuyasha comenzó a quejarse y a maldecir mientras demandaba saber quién le había arrojado esa fruta. Todos los demás rieron, a excepción de Kikyo y Kioshi, quienes simplemente se quedaron parados, sin divertirse ni un poco por las ocurrencias de los demás.
Y así habían retomado su camino. La noche anterior, la incertidumbre los habia hecho quedar en la orilla de un bosque— hoy, esperan poderlo cruzar en su totalidad, para llegar por fin a la fuente del olor a muerte, y de la presencia de la perla.
Sin embargo, el camino al parecer, igual que el bosque, había resultado ser mas largo de lo esperado.
-Inuyasha. -un tenue susurro por parte de Kikyo llegó a sus oídos y lo hizo detenerse por un momento mientras los demas seguian caminando y se creaba distancia y la ilusión de privacidad.
-Kikyo. -le respondió él con el mismo tono, asegurándose de hablar suave.
-Tengo que decirte algo. No se si es importante, pero es algo que me pareció extraño.
Inuyasha arqueó una ceja, pero no dudó mucho en tomar a Kikyo de la cintura y saltar hacia un árbol con ella.
-Que sucede Kikyo? -El le pregunto una vez seguro que los demás, quienes seguían avanzando lentamente, no los escuchan.
-Bueno, no se si sea importante, pero anoche Kagome se comunicó con los dos aprendices del templo usando la magia del pequeño espejo, recuerdas el cual?
Inuyasha asintió y Kikyo procedió a contarle todo lo que habia escuchadó, incluyendo la parte en la que Kioshi y los dos aprendices conspiraban para llevarla de regreso a Getsu lo mas pronto posible.
-Nunca confie en esos tres inutiles, maldicion!- gruñó Inuyasha . -¿Por que quieren llevarsela?
-No lo se, estaban bastante secretivos y no dijeron mucho, pero algo me dice que si se llevan a Kagome a tiempo, jamás la volveremos a ver.
Un escalofrío recorrió a Inuyasha por completo al imaginarse siquiera en la posibilidad de perder a Kagome de nuevo—todo menos eso.
-No podemos dejar que eso pase!
-Lo se. Se como cambiaste cuando la perdiste por cinco años.
Las palabras de Kikyo dolieron—dolieron porque eran verdad. Inuyasha no supo como contestar. Haber perdido a Kagome había sido terrible y ahora pelearia para recuperarla, pero nada le gustaba la idea de hacer sufrir a Kikyo.
-Kikyo… yo—
-No. Inuyasha no me digas nada. Solo recuerda que teníamos un trato. Tienes que vengarme, hazlo para que podamos ser libres.
El resto del día había sido increíblemente frustrante.
Inesperadamente, les había tomado la tarde entera cruzar el bosque. El dosel de árboles al igual que el velo de verdes hojas frente a ellos, había parecido interminable y por cada paso que daban hacia adelante, el terrible olor a muerte y destrucción se hacía cada vez más fuerte.
Caminaron, con un humor sombrío todo el dia. Sin prisa y sintiendo aprensión de lo que sea que los esperaba del otro lado, y cuando al fin llegaron, no pudieron evitar sentirse un tanto sorprendidos por la crueldad de la escena frente a ellos.
Claro, en el pasado se habían topado varias veces con aldeas devastadas, cuerpos caídos por doquier y el inaguantable olor a sangre y tragedia que incluso los humanos del grupo podian percibir.
Se encontraban de pie, en medio de lo que una vez, no hace mucho tiempo había sido una aldea, pero ahora no era más que escombros.
Algunas pequenas cabanas aún se encontraban de pie, pero la mayoria yacía destruida, sus restos esparciéndose por doquier—al igual que los cuerpos sin vida de varios aldeanos.
Había humo en el aire, llovían cenizas e Inuyasha y los demas no podian hacer mas que pararse en medio de todo—completamente impotentes ante el dano ya hecho.
-...Está el fragmento aquí? - preguntó Inuyasha, con un nudo en su garganta y ambas, Kikyo y Kagome asintieron lentamente.
Justo como lo habían temido—esta no era obra de simples humanos. Algo siniestro y poderoso había causado esto.
No fue hasta que de pronto—mientras el sol comenzaba a ponerse tras las montañas— Inuyasha, en la distancia sintió algo muy parecido a la presencia de Naraku. Algo oscuro, sofocante, venenoso y similar a las nubes negras que aparecían solamente cuando Naraku llamaba, fue entonces cuando se dio cuenta que probablemente habían cometido un error, y habían entrado justamente en la trampa que ese despreciable ser les habia tendido.
Hace dos semanas tuve una crisis nerviosa, ya que me encontraba escribiendo mi propio libro, mi proyecto de senior para poder graduarme, mis ensayos para becas y mis aplicaciones para la universidad. Fue por esto que les juro que estaba muy muy cerca de descontinuar Symphony of Oblivion. Ya tenia escrita una página entera de explicación de por que iba a borrar la historia...pero no! fui fuerte y resistir y aquí estoy, aún viva y publicando! Y no solo eso! He terminado todas esas cosas que enliste arriba (menos mi libro rip!) Y por eso mismo les traigo una super sorpresa de Navidad para todos mis fieles lectores: un horario de actualizaciones para Diciembre! Yay!
La cosa va algo asi:
Viernes 14 - Symphony 12
Martes 18 - Así es la vida 2
Viernes 21 - Symphony 13
Lunes 24 - Symphony 14
Jueves 27 - Deviant Hearts 5
Domingo 30 - Symphony 15
El plan era publicar este cap el proximo viernes pero me adelante un poco, por lo que posiblemente no siga este horario al 100% y les comience a dar algunos capítulos antes, pero lo ideal sería seguirlo al pie de la letra, y eso es justo lo que me propongo a hacer! Esto solo seria en Fanfiction ya que los considero mis lectores principales a diferencia de los de wattpad quienes tendran este cap hasta unos dias despues...
Me disculpo por este capítulo que es mas que nada relleno/? (iba a ser super corto no se como se volvió así de largo) pero aun asi es relevante de alguna forma, supongo, igual después de esto se vuelve mas interesante espero...
Y ademas, queria que supieran que asi como va el horario que me puse a mi misma, Kagome recuperará su memoria el dia de víspera de navidad, osea en 2 capitulos mas y me muero de la emocion porque ahi van muchas de mis escenas favoritas de Symphony y no puedo esperar para que las lean!
…
Bueno, si se los digo no es por dar spoiler ni nada pero esque siento que maybe la gente se aburre con este fanfic :/ pero simplemente no puedo abandonar esta historia como tenía planeado, tengo que sacarlo de mi sistema o moriré.
Espero que a pesar de todo les haya gustado el capitulo, muchisimas gracias por leer y espero nos veamos pronto!
Los siguientes 3 capitulos ya estan escritos pero faltan de editar, espero me den ánimos diciéndome lo que piensan de la historia hasta ahora (o lo que les gustaría ver después) en un lindo review ^-^ Los quiero! Adios!
-Flora
