Esta historia no me pertenece ya que es de Kyoko Mizuki y todos los derechos son de ella, yo solo utilizo a los personajes para entretenernos y por diversión sin fines de lucro.

CAPITULO X

Al regresar a casa Elisa no encontró a Candy en su habitación, así que se quedó merodeando por la casa hasta que vio a la rubia limpiando las escaleras. No le sorprendió en realidad pensaba que ese trabajo le venía mejor.

-¿prefieres hacer eso a hablar conmigo? La verdad es que te queda mejor.- dijo Elisa burlona

-buenos días- dijo la rubia alegremente

Elisa torció la boca y Candy que no esperaba respuesta continuó

-¿No te gustaría hacer algo Elisa?

-Dime señorita, señorita Elisa y que no se te olvide.

-¡oh! Si señorita, ser mala no es nada saludable. Trabajar le haría bien.

Elisa le volvió hacer una mueca despectiva y se fue a su habitación. No veía porque tenía que hablar con esa harapienta. En el camino se encontró con Neal y este le hizo una seña en secreto de que guardara silencio, traía cargando a la gata siamesa, que a su vez llevaba las patas llenas de lodo. Cuando paso por lado de Elisa le dijo en un susurro.

-Le gusta limpiar, que limpie esto.- se rieron en silencio y Elisa fue con su hermana a hacer la travesura que metería en problemas a la rubia.

La gata Silvia bajaba las escaleras ensuciando todo, como era de esperarse la rubia comenzó a perseguir a la gata que causó más daños, tiró un tintero y manchó todo lo que había a su paso, Neal y Elisa solo planeaban arruinar el vestíbulo pero la puerta de la sala principal estaba abierta la gata en su carrera entró y arruinó la sala con manchas de tinta, tiro jarrones y desgarro las cortinas. Al ver esto Elisa y Neal comenzaron a llamar a su mamá que salió de su cuarto de costura y reprendió severamente a la rubia.

Tan grande fue el regaño que hizo que sacaran a su pequeño mapache de la casa, Neal y Elisa estaban eufóricos, no les importó reírse en su cara, cosa que haría hacer sentir peor a la pecosa. Después de eso y en lo que Candy volvía de hacer lo que le ordenaron los hermanos decidieron salir a montar, en el trayecto encontraron a Candy con su rostro aún lloroso.

-entonces- dijo Neal- ¿es verdad que sacaste a Klint de casa?

-¿Lo hiciste?- segundo Elisa a su hermano.

-Si, es verdad- contestó Candy

-Estas mintiendo- afirmó Neal

-No es así- afirmó la rubia

Después de eso Candy se fue a su habitación.

Los hermanos fueron a avisar a su madre que irían a dar un paseo a caballo.

-Mamita querida, Neal y yo iremos a cabalgar un rato con Cesar y Cleopatra.

-Así es, necesitan ejercicio.- dijo Neal

-Me parece bien, quizá debas llevar a Candy.

-No mamá, ella está en su habitación y no quiero que me moleste mientras nos divertimos. ¿No es cierto Neal?

-Si además me da vergüenza que nos vean con ella, ¿ qué tal si en el camino nos encontramos a alguien?- dijo Neal sabiendo que para su madre eso sería un escándalo.

-Es cierto tienen razón. Bueno vayan pero no se demoren demasiado.

Ambos chicos salieron del salón y fueron a ver el jardín para saber cómo estaba el clima, en ese momento Sara se levantó para ver partir a sus hijos, lo que le sorprendió fue encontrar a Candy corriendo por los pasillos y salir fuera de casa sin pedir permiso.

Elisa y Neal en cambio la vieron correr al granero, justo en ese momento vieron que el mapache salía tras de ella con mucha alegría.

-Mira Neal es Candy y está con Klint

-Mintió, no lo ha hachado de casa.

-Corre Neal ve a decirle a mamá.

-No espera, hay que fingir que no lo sabemos, cuanto más guardé el secreto peor será para ella.

-Puede ser.-término Elisa.

Los hermanos la siguieron para ver qué hacía, los dos se quedaron viendo que sacaba una carta y se ponía muy contenta a leerla. Candy se quedó sumida en sus recuerdos mientras leía la carta, así que no se dio cuenta cuando Neal y Elisa ya estaban detrás de ella.

-debe ser del hogar de Pony- dijo Elisa- quítasela y veamos qué dice.

Neal en un movimiento rápido y aprovechando que la rubia estaba perdida en sus recuerdos le arrebató la carta.

-¿Es interesante la carta del hogar de Pony?

-Neal, Elisa ¿Qué hacen? Por favor devuélvanme mi carta- Neal corría y mantenía la carta lejos del alcance de la rubia. Así que ella se levantó a perseguirlo pero en ese momento se le cayó de entre las manos un broche que tenía la insignia de la familia Andrey.

Elisa al ver cuando se le cayó, fue más rápida que la rubia y lo recogió.

-¿Qué es esto? ¿De donde lo has sacado?

-Si ¿de donde lo robaste?- Neal se acercó a ver lo que le mostraba su hermana.

Candy iba tras de ella pero Elisa corrió y le dio rápido el broche a su hermano para que lo tuviera lejos.

Candy se quedó quieta y se los quedó viendo seria, casi suplicante.

-No lo robe es mío.

-¿Cómo es que una huérfana puede tener algo así?

-Es mío devuélvanmelo- Candy se desespero y volvió a perseguir a Neal, mientras este corria

-Guárdalo Neal no se lo des- dijo Elisa que estaba muy divertida haciendo sufrir a la rubia.

-Lo guárdate, no se lo daré.

Candy seguía corriendo tras de Neal y en ese momento Elisa la amenazo.

-¿quieres que le cuente a mamita lo de Klint?

Candy se detuvo viendo al mapache y dejó de perseguir a Neal

-Descubrimos tu mentira.

-Sabemos que lo tenía escondido en el establo- remarcó Neal con desdén -Si no quieres que te acuse dáme el broche.

-No puedo dártelo.- dijo Candy triste

-Le contare todo a mamita- dijo Elisa para asustar a la rubia.

- cuéntaselo a quien quieras, aún así no puedo dárselo.

-Entonces Neal, hay que arrojarlo al lago.

Ambos hermanos se fueron corriendo al lago y riendo, Neal fingió arrojarlo y ambos se burlaron más de ella, hasta el grado de hacerla llorar.

-Tu lo devolveremos si haces todo lo que ordenamos- dijo Elisa.

-Y pide perdón como te enseñamos- dijo Neal con un tono de mando muy claro.

Candy no soporto más y se le fue encima a Neal, este cayó al suelo y soltó la carta y el broche, la rubia hábilmente le quitó sus objetos y salió corriendo.

-Véte donde quieras- grito Neal

-estás despedida- Elisa también grito furiosa y era cierto lo que más deseaba es que esa niña nunca volviera.

Candy se fue corriendo y llorando lejos de la mansión Legan. Corrió tanto y añoraba tanto su casa que se cayó y comenzó a llorar, Anthony estaba detrás del cerco viendo sus rosas cuando escucho a alguien decir que quería volver a su casa, mientras la rubia lloraba él abrió la reja y se sentó en el pedestal que adornaba la entrada, Candy estaba tan triste que no se dio cuenta.

Anthony estaba asombrado jamás había visto llorar a alguien con tanto dolor, o tal vez si y se recordó a él mismo cuando buscaba a su madre en el jardín, el día en que había muerto. Se quedó viéndola unos segundos más, solo alcanzaba a verle su perfil era en verdad hermosa y le recordó a alguien pero no lo tenía tan claro, fue tanto su deseo de consolarla y de poder ver sus ojos para saber si eran igual a los de ella que solo se le ocurrió decir lo que su tío le decía a su madre cuando estaba triste por alguna razón.

-Eres mucho más linda cuando ríes, que cuando lloras.

Con estas dulces palabras la pequeña rubia levantó su mirada y lo vio, al chico que estaba buscando, por el que había soportado vivir un par de días con las peores personas que conocía

-No llores por favor pecosa, no llores mas por favor… eres mucho más linda cuando ríes que cuando lloras.-Anthony lo volvió a repetir para que lo escuchara.

En ese momento la rubia Aldo su mirada asombrada de verlo, él se sorprendió del enorme parecido que tenía Candy con su madre, ella también lo miraba sorprendida.

Anthony comenzó a reír y le sonrió con ternura, le divirtió ver como estaba llena de tierra. Así que se acercó a ella para mirarla más de cerca.

-Tal como lo pensé, eres mucho más bonita cuando ríes que cuando lloras.

Candy comenzó a limpiarse la cara y mientras se sacudía un poco trataba de explicar que ella no lloraba, en la distracción de la rubia Anthony alcanzó a escuchar los cascos de unos caballos, enseguida pensó que era Elisa y se metió rápidamente por la reja, se quedó oculto en el seto para que no lo vieran y Candy lo perdió de vista.

Para suerte de Candy los hermanos no fueron hasta allá, Elisa en un arranque se acercó a la propiedad pero Neal le recordó que no era de una dama buscar a su novio primero que él. Molesta regreso a casa y Neal tras ella. Se quedaron en la gente esperando a que hora llegaría la rubia o tal vez con mucha suerte no regresaría, eso pensaba Elisa.

La vieron llegar y discutieron como de costumbre.

-¿Cuándo vuelves al hogar de Pony?- pregunto Neal hiriente

-Para su mala suerte, me quedare aquí y no abra forma de que me echen.

Candy se fue tarareando feliz de verlos furiosos

-Juró que la haré echar hermanita

-Es una desvergonzada, ¿le decimos a mamá lo de Klint?

-No, hay que planear algo más fuerte o no la echarán de aquí.

-Entonces hay que vigilarla.

Elisa y Neal se fueron rumbo a la casa pues casi era la hora de cenar, observarían qué más haría la rubia para así poder hacer que su madre la corra de la

Mansión Legan.

Y LOS COMENTARIOS.

SELENITYNEZA: ya llegamos a la parte más esperada, si a mí tampoco me encantaron, pero eran necesarios esos capítulos para llegar a los buenos, te agradesco me sigas leyendo y espero que este capituló te guste más.

CLAUDIACEIS: gracias por seguirme leyendo, acá ya comienza a mejorar para Candy pero sabemos que Elisa es perversa, asi que seguirá haciendo de las suyas.

Les cuento que ahorita tengo unos días de descanso, así que trataré de subir todo lo que pueda, de esta historia y en cuanto se me acaben las vacaciones regresaré a la mecánica de publicar una vez a la semana.

Gracias por leerme y espero lo sigan disfrutando.