La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes
El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla.
Capítulo XVII
Faltaban dos días para la fiesta de bienvenida de los chicos Andrey, Elisa y su madre estaban ultimando detalles para sus atuendos, ademas que Sarah hacía que Elisa se esforzara mucho más en sus modales y en sus características de señorita, también se puso a instruir a Candy para que no fuera a llamar la atención en la fiesta. En resumidas cuentas la mansión Legan era un caos pues debían mostrarse a la misma altura de los Andrey.
Ese jueves y debido a que Sarah tenía vuelta loca a Elisa mostrándole como debía acaparar a Anthony sin ser una coqueta, no le habían permitido ir a tomar las lecciones a la mansión de las rosas y Neal estaba en casa, pues era muy perezoso y en las últimas semanas no había alcanzado a levantarse para llegar a la clase.
Pero aún así en la mansión de las rosas había una pequeña niña rubia, vestida muy elegante que si había acudido a primera hora para tomar las lecciones de música y algunas de arte y literatura, ese día traía una cinta color lavanda en el cabello y su vestido era color crema con flores color lavanda, muy hermoso como la pequeña.
Al salón de música entraron los tres hermanos, pero Annie que estaba muy entretenida tocando el piano no se dio cuenta, Anthony se sentó n un sofá de orejas a escuchar mientras Stear y Archie se acercaban hasta el piano sin interrumpir. La pequeña ojiazul no los había visto pero en ese momento se detuvo ya que le costaba mucho trabajo un acorde y quería estudiarlo un poco para ver si le salía.
-Querida Annie, no te detengas tocas maravillosamente- dijo Archie alegre.
-Si Annie nos estabas deleitando con tu música- dijo Stear.
-Lo siento- dijo Annie muy ruborizada por los cumplidos- es que está parte no me sale bien.
-Vamos te ayudaré, toca todo de nuevo y yo tocaré el acorde contigo, ¿te parece bien?- pregunto Archie- será como un dúo y te ayudará a desatascarte, aveces pasa que cuando alguien te ayuda la música vuelve a fluir.- después de eso dejo sus libros sobre el piano y sonriente se sentó en el mismo banco del piano donde estaba Annie.
-Esta bien, yo lo haré- dijo la muchachita muy nerviosa por la cercanía del castaño, uno al otro se sonrieron con agrado.
Stear que vio la escena extrañando por la cercanía de su hermano con la jovencita se sonrió también y se fue a sentar en un banco que estaba cerca del piano para observarlos mejor.
Era el cuadro Perfecto un guapo príncipe y una hermosa princesa juntos, tocando a la perfección una melodía que los hacía verse adorables juntos, Annie como ya había memorizado la mayoría de las notas lo observaba de vez e cuando y Archie le devolvía la mirada y a su vez le sonreía, haciendo que la chica se viera bastante acalorada pero feliz. Para Annie fue el momento más feliz de su corta vida, y fue ahí donde se dio cuenta cuánto le gustaba aquel joven, ahora entendía lo que decía Elisa sobre los novios y esas cosas.
La tía abuela entro a verlos y se sintió muy complacida al ver la linda pareja que hacía su nieto con la pequeña señorita Britter, aunque no le encantaba aquella niña por sus orígenes misteriosos, aunque la familia decía que la niña era hija de una prima lejana y humilde de Jane y la verdad es que, tenía que aceptar que La señora Britter estaba haciendo el mejor de los trabajos con ella, para volverla una dama. Sin embargo saberla salida de no se sabe donde le preocupaba y esto causó que se le ensombreciera el rostro y se dirigió a su nieto.
-Vaya Archie, has practicado mucho y que bien que la señorita Britter te siga el paso.
-No soy yo tía, Annie es espléndida y su talento es nato.
-¡oh! No creo semejante cumplido señor Archivald ya que usted me ha ayudado en mi dilema
Después de tan agradable mañana donde Archie todo el tiempo se sentó con Annie y ademas le ayudó un poco en las clases de historia porque ella iba un poco retrasada, la niña estaba por las nubes. Pero por desgracia las clases habían terminado y pronto llegaría su chofer a recogerla.
-Annie, antes de que te marches quisiéramos entregarte esta invitación a nuestra fiesta de bienvenida, tus padres también están invitados y nos complacería mucho disfrutar de tu agradable compañía, te lo hago saber en nombre de mi hermano Archie y mío- dijo Stear con mucho protocolo.
-Si Annie, nos gustaría que nos acompañaras- dijo Stear que antes de llegar ahí había sido franco de burlas por parte de su hermano y Anthony.
-Gracias, son muy amables y es un placer para mi poder asistir a su baile.- después de eso se despidieron y Annie salió a abordar su carruaje.
Los dos hermanos se dirigieron a la sala de juegos donde ya estaba Anthony sentado sacando el ajedrez.
-Vaya, no han tardado nada despidiendo a la señorita o mejor dicho a la novia de Archie.
-No empiecen de nuevo- dijo Archie fastidiado.
-Tranquiló hermano y ya sin bromas ¿Qué te parece Annie?
-Es una princesa, muy linda y refinada- dijo Archie cortado.
-¿Te gusta?- pregunto Stear
-Me agrada su compañía y últimamente es menos tímida.
-Anda dinos si te gusta.- dijo Anthony
-Si no la hubiera conocido a ella,, seguramente estaría muy prendado de Annie, porque es dulce y agradable conmigo, y no se me dan ganas de protegerla.
-Vaya creo que si te gusta.- Dijo el chico de Anteojos.
-Me gustaba, hasta que conocí a una hermosa gatita.- Archie dijo esto en un susurro que solo escuchó su hermano y le sonrió.
-Te entiendo hermano- Pensó el moreno, sonriendo también al verlo tan alegre y decidió que Candy sería una muy buena amiga para él, si su hermano decidía conquistarla.
-¿Vamos pero dime quien es ella?- dijo Archie
-Ya lo verán, probó la conocerán y si me disculpan recordé que debo ir al pueblo, aún me falta comprar algo.- dijo Archie y se fue a buscar al mayordomo para que le llevaran al pueblo.
Los otros dos se lo quedaron viendo irse muy decidido y se dispusieron a jugar un rato.
Annie iba maravillada en el coche que la llevaba a casa, iba tan contenta que no sentía el cansancio que le provocaba hacer un viaje tan largo desde casa hasta la mansión de las rosas, estaba soñando con el baile, su primer baile juntos, pensaba que sería como un sueño y justo en ese momento la vio por la ventana.
Siguió viendo poniendo atención en el camino, pero ya estaba muy lejos, esos rizos rubios alborotados, solo podían ser de Candy su hermana y se quedó pensando ¿Qué podría estar haciendo ella ahí?
Junto a su carruaje pasó un auto, pudo darse cuenta que era de la familia Andrey, así que observó con atención su interior y como lo imagino en el iba el guapo Archivald, le agradó verlo a la distancia y deseo poder encontrárselo en la ciudad, pero primero ella debía llegar a casa con su madre y seguramente sería mu difícil coincidir. Ver al joven Cornwell la hizo olvidarse de Candy, hasta que llegó a casa y se dio cuenta que no podía si quiera comentarlo o su madre la retaría por seguir recordando y añorando la vida del hogar de Pony.
Annie no podía creerlo había estado feliz y alegre en la mañana y al regresar a casa después de ver a Candy a la distancia y saber que no podía acercarse sin perder lo que ya había ganado, la volvía a hacer muy desdichada. Había vivido así durante más de un año, desde el momento que su madre Jane le había prohibido volver a cartearse con la rubia, le gustaba lo que tenía sin duda alguna y estaba muy agradecida con los señores Britter al grado de que los obedecía en todo momento y en trataba de ser tan buena como ellos esperaban que fuera una hija digna de la familia.
Si madre estaba encantada de que su hija pudiera codearse con tan encantadora familia y al ver la invitación se sintió muy orgullosa.
-Annie cielo, veo que te estas ganando muy bien a la familia Andrey y dime ¿Quién de los señoritos te ha invitado?- pregunto Jean.
-Si mamá, fue Archivald y su hermano Alister Cornwell, pase una mañana muy entretenida con ellos y me gusta estudiar en la mansión de las rosas.
-Esto es estupendo para los Britter, tal vez deba decírtelo ya pero algún día cuando te cases con un joven de buena familia heredarás toda la fortuna y todo lo que es nuestro, por eso debes tener muy buena educación y volverte una hermosa dama. Me hubiera gustado mucho que el joven Anthony Brown fuera más tu amigo pero todo mundo está comentando que es el prometido de Elisa y era de esperarse una unión así entre primos pues serán los más ricos de Chicago.- Jane divagaba mucho y Annie la veía con atención, cuando la señora Britter se dio cuenta le sonrió y continuó- pero no importa Querida, porque seguro tú te ganarás el corazón de Archivald o Alister y los Cornwell también son de muy buena familia ¿Cuál de los dos Te agrada más cariño?
-Que cosas dices mamá.
-Anda cuéntame, aparte de ser tu madre soy tu amiga Annie recuérdalo.
-Bueno, pues yo prefiero la compañía de Archie.- dijo Annie muy sonrojada
-Y es el más buen mozo de los dos, mi cielo. Hay veo que pronto crecerás, ya casi es hora de que te prepare para ser una mujer.
-Elisa Legan dice que ella ya es una señorita y que por eso le permitieron que Anthony sea su novio.- dijo Annie por fin contando parte de lo que Elisa le había dicho.
-Debe serlo si, ¿te hablo de que es ser una señorita?
-solo dijo que el ser una señorita la tenía indispuesta y que sangraba cada mes, pero no entendí a qué se refería.
-Bueno pues entonces será el momento de hablar del tema, si Elisa ya es una señorita supongo que tú también pronto lo serás y bueno la menarquia es una condición que nos sucede a más mujeres cada mes, es la sangre que debemos derramar por haber insultado a Adan a comer del fruto prohibido, como entenderás es en parte castigo y en parte dicha pues algún día esa condición te permitirá obsequiarle a tu futuro esposo la dicha de darle herederos. Pero debes cuidar muy bien de tu virtud Annie querida porque los caballeros la convidarán un regalo el día de la boda. ¿Te queda claro?
-Si mamá, lo único que no entiendo es si puedo seguir en compañía de los caballeros que aveces me rodean.
-Claro que si mientras no llegue tu sangrado puedes seguir haciendo tu vida de siempre.
Después de esto Annie se fue a su habitación deseando que algún día Archie se fijara en ella, pues de algo no tenía duda y a pesar de su corta edad y de no tener la enfermedad esa, ella sabía que estaba enamorada de un guapo príncipe.
