La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.

El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla

CAPITULO XXII

-Hermanita ¿a qué no sabes a quien vi dándole flores a la huérfana del establo?- Neal entró hablando de forma insidiosa a la terraza donde Elisa tomaba su desayuno.

-¿A quien?- dijo Elisa sin dar importancia

-A tu novio Anthony con el que te besuqueas siempre- El moreno no pudo contener una risa burlona.

-¿Cómo?¿a que te refieres con eso? Habla- Elisa se puso de pie furiosa, en cuanto escucho Anthony con la huérfana no pudo contenerse, un ataque de ira la hizo correr al balcón y Neal pensó por un momento que se aventaría, así que corrió también y la sujetó.

-Cálmate ya no está ahí, hace unos minutos se fue…

-Dices que se fue y ¿no pidió verme?

-No creo, cuando yo lo vi llegar a la propiedad iba directo al establo, llevaba las manos en la espalda y sostenían una de las rosas color rosa, las que son las más bonitas y no permite que nadie las toque.

-¿Una de las rosas de su madre? Continúa Neal, cuéntamelo todo pero ya.

-Es solo lo que vi, entró al establo y se quedó un rato ahí con ella, yo estaba escondido atrás de la Fuente así que no pude ver ni escuchar nada. Después de eso Tony se fue por donde vino y no volteo ni a ver la casa.- terminó el hermano de la pelirroja.

Elisa se puso muy pálida, sentía que iba a caerse así que camino un tanto tambaleante a unas butacas que servían para tomar el sol, Neal al verla tan desencajada la ayudo a caminar y a sentarse.

-¿Cómo cuanto tiempo se quedó con ella?

-No lo se, como diez minutos ya te dije que fue una visita breve.- El moreno comenzaba a desesperarse.

-La beso o quizá… no no no… pero eso solo lo hace conmigo…- Elisa estaba diciendo incoherencias.

-¿Qué es lo que hace contigo? ¿De qué hablas?

-No puede llegar tan lejos, es una huérfana que vive en un establo. Pero y si hace lo que papá hace con Marie, qué tal si Candy le dio el regalo que damos las mujeres a los hombres que queremos antes de que yo le diera el mío.

-¿Qué?- Neal comenzó a pensar que su hermana estaba deschavetada, nada de lo que decía tenía sentido.

-No espera, dijiste que sólo tardo diez minutos, papá se tardo mucho más tiempo con Marie.- Elisa hablaba más para si que para su hermano.

-No entiendo nada, mejor me voy y le diré a mamá que te venga a ver- Neal se estaba levantando y Elisa se recuperó de su crisis nerviosa al escuchar que iba por su madre.

-No no espera, ya estoy bien. Siéntate te contaré algunas cosas íntimas. Eres mi hermano y puedo confiar en ti, pero debes prometerme que no le dirás nada de esto a mamá. Y a cambio te presentaré a Daisy.

-De acuerdo, te lo prometo. Entonces continua porque nada de lo que dices tiene sentido.

-Hace un tiempo vi a papá y a la sirvienta Marie entrar al establo, por alguna razón estaban desnudos y papá la tenía como gateando a Marie, mientras él le pegaba por atrás con algo que no vi, después de eso mamá bajo y me vio viendo pero nadie me explico bien de qué trataba esas cosas que vi, Pero supongo que consiste en el regalo que le debemos dar nosotras las mujeres a los hombres cuando nos casamos se llama virtud y está escondida en una zona muy íntima de mi cuerpo.- veía la cara de Neal que aún no entendía nada.

-¿Le diste ese regalo a Anthony hermanita?- El moreno Lo dijo en un susurro, pues comenzó a preocuparse.

-No, eso será hasta que estemos casados, pero Daisy me dijo que le diera adelantos, que lo deje besarme y abrazarme- Elisa comenzó a llorar desconsolada.- Pero ahora entro al establo con la huérfana y seguramente ella lo beso y abrazo también pues ese lugar se presta para eso, y como Candy no es de buena familia seguro lo deja hacer con ella lo que quiera mientras yo tengo que cuidar mi virtud hasta que nos casemos. Por eso no volteo ni a ver la casa ya estaba contento con lo que la maldita le dio y por eso el le llevó flores porque ella lo deja hacer lo que quiere al no ser una dama.

-tranquila Elisa francamente lo dudo, ve bien a Candy ella es como una niña dudo mucho que sea una señorita, tú hace tiempo no juegas y ella si parece como si la vida solo fuera para divertirse, te aconsejo que ya no beses a Anthony que él te busque y tu no seas tan permisible como ya te dije. Verás que todo se arregla.- Neal no sabía cómo consolar a su hermana.

Elisa siguió llorando hasta que no pudo más de tanto llanto y se desmayó, Neal corrió y llamó a su madre, Stuart y Dorothy la llevaron a su habitación, la pelirroja no reaccionaba así que su madre llamó al médico. El doctor dijo que a Elisa se le había bajado la presión cosa normal siendo una dama tan joven que ya vivía con la condición de señorita, le mandaron unos suplementos pues el crecer tan rápido la había debilitado y pasó para la mala suerte de Elisa una semana en cama.

Elisa se recuperó para la nueva visita de Anthony donde no pasó nada, tanto como Anthony no quería permitirle acercarse y Sarah la estaba supervisando a ella por lo delicada que se encontraba, la pelirroja terminó frustrada y de malas. Anthony fue más seco que nunca habló poco y se sentó en un sillón frente a ella ni siquiera para tomarle las manos, todo el tiempo miraba por la ventana donde estaba Candy jugando con Klint y tan incómodos estaban que la visita sólo duró una hora, en cuanto el rubio se vio libre se fue a su casa a cuidar la rosa que planeaba regalarle a Candy.

A la pelirroja no le gusto ver que su novio le ponía atención a Candy y se fue a su recámara a llorar nuevamente. Su hermano no estaba para poder hablar con él y hacer un plan para que la huérfana se fuera de su casa de inmediato, viendo las cosas como iban si quería recuperar a Anthony tenía que echarla definitivamente.

Elisa como prometió tuvo que presentarle a su hermano su amiga Daisy, uno de los días que la visitó en su convalecencia, Neil se mostró muy interesado en la muchacha, era rubia y presumida pero tenía un cuerpo muy parecido al de Elisa con la diferencia en que Daisy tenía 16 años, era una de las amistades no recomendables de Elisa y que por carta siempre le daba consejos de cómo atrapar a un hombre, Daisy no era muy bien vista por muchas madres y se estaba volviendo popular entre los caballeros, debido a que Daisy vivía en Chicago y pasó unos días con los Legan sin saber porque solo un día apareció. . Para sorpresa de Sarah que creía que su hijo era muy inocente e inmaduro aún, lo sorprendió besándose con la invitada que acababa de conocer la misma tarde que llegó en su salón de té, Sarah no comunicó nada a Daniel y permitió que Neal saliera con la muchacha sin chaperon al día siguiente, ya fuera de casa Daisy Neal se perdieron en el bosque y obviamente fueron más rápidos que que Elisa y Anthony, Daisy buscaba una aventura pues se había ido a esconder a casa de su amiga debido a que sus padres la querían mandar al internado en Londres porque la encontraron teniendo relaciones sexuales en su propia casa con su primo. El castigo era ineludible pero al escapar decidió dar un susto y más aparte divertirse con el hermano de su mejor amiga. Después de muchos besos Daisy le guió las manos por su cuerpo a Neal, de tal modo que el muchacho no pudo ni quería disimular su exitación, ella se fue desvistiendo hasta que le mostró los senos y lo jaló del cuello hasta colocarle uno en la boca, Neal se dejó llevar e hizo lo que le exigía la jovencita, después de eso Daisy se deshizo de su ropa interior y se levantó la falda del vestido, sentó a Neal en la hierba y sin avisarle le desabrochó el pantalón sacando su miembro ya erecto, sin más ella se sentó en él introduciéndose el pene en la vagina que había dejado de ser virgen desde los diez años debido al abuso de su tío, Neal ignorante de todo eso estaba muy contento se encontraba experimentando su primera relación sexual con una señorita que sabía mucho del tema, le enseño cómo moverse y llegaron al climax muy rápido por la inexperiencia del joven Legan. Después de eso regresaron a casa cansados y felices, la visita de Elisa fue solo un pretexto pues la joven invitada no pasó ni una hora con ella, las dos noches qué pasó en la Mansión Legan se metió en el cuarto de Neal a darle más lecciones y toda la tarde del domingo nuevamente se desaparecieron por cuatro horas para hacer lo que se les viniera en gana, el padre de Daisy apareció por la noche y se la llevó a la fuerza después de darle un par de cachetadas frente a Neal pues la encontró cerca de la casa vistiéndose y la hizo que se despidiera. Neal la visitó dos veces en Chicago en la primera obtuvo lo que deseaba y en la segunda se dio cuenta que Daisy partía al real colegio San Pablo donde recibiría una educación severa para corregirla. La estancia de Daisy en el colegio había durado poco pues las monjas se dieron cuenta que la chica estaba embarazada y la expulsaron, su padre por la vergüenza la exilio a una campiña hasta que diera a luz ya que ella misma confesó no saber quien de todos era el padre de su hijo. De ahí en adelante Neal se sentiría y comportaría como si fuera mayor, ya no era el niño mimado de su mamá ahora pensaba que a sus treces años ya entrados en catorce, ya era un hombre y mucho más importante e interesante que sus primos. Estuvo triste unas semanas pues pensó que se había enamorado de Daisy pero al cabo de unos días regresó a la normalidad, la única que recibía cartas de la muchacha era Elisa pero Daisy no le contó que estaba exiliada, la hacía creer que seguía en el colegio y que había conocido a un guapo joven que era el hijo de un Duque y se llama Terriuce Grandchester.

Desde que Daisy le enseñara ciertas mañas a Neal, este había tomado el hábito de salir a buscar prostitutas para aprender más, les pagaba para que estuvieran con él o se iba a algún bar a beber un poco y ver si alguna camarera se compadecía de ese pobre muchachito. Uno de esos días Neal regreso a su casa tarde, ya había pasado la cena cuando llegó, estaba cansado y solo quería tomar un baño y dormir. Entró a su recámara sin hablar con nadie y se recostó pesadamente, no lo podía creer con razón Anthony buscaba tanto a su hermana, lo que las mujeres le daban de regalo a los hombres era maravilloso. Neal pensaba que Elisa le había concedido sus placeres a Anthony y ya que Daisy era su mejor amiga seguro le había enseñadotodo. Justo cuando se estaba quedando dormido Elisa entró corriendo.

-Tienes que ayudarme a echar a la huérfana Neal-gritaba Elisa

-¿Por qué hablas tan alto? ¿Qué quieres que yo haga?- dijo enojado

-¿Por qué estás tan cambiando Neal? Debes ayudarme con lo de Candy Anthony no vino a verme hoy, ya pasaron semanas y él está más distante cada día, ya ni siquiera me besa.

-vuélvele a dar tu regalito y verás que caerá rendido a tus…-Neal no pudo acabar lo que iba a decir, pues Elisa le dio una cachetada.

-Eres un sin vergüenza, yo jamás le he dado mi virtud a Anthony y eso no pasará hasta que nos casemos, ¿ademas tú cómo sabes tanto de mujeres?- Elisa se acercó y lo olió- apestas a perfume barato, ¿Qué has estado haciendo?

-Nada que te importe, pero si te digo que soy más hombre que tú Anthony que ademas anda tras una niña incipiente y huérfana.

-¿Qué?- Elisa estaba desconcertada con todo lo que dijo su hermano y se sentó en la cama.

-Tu amiga Daisy ¿ es cierto el rumor?

-¿Cuál rumor?

-Su primo Jonathan me dijo que la expulsaron del colegio donde iban, el San Pablo ese donde va el bastardo de la gran actriz Eleanor Backer o eso me contaron- Neal soltó una risotada- y Archie y Stear se mueren por esa mujer que no es más que una zorra como tú amiga Daisy. Espero que tú no te conviertas en una hermanita.

-Neal deja de insultarme y háblame claro- Elisa estaba que echaba fuego.

-Tu amiga Daisy fue expulsada porque está en cinta, ya sabes cómo las yeguas.

-¿Y eso que importa?

-Solo decía porque es tu amiga.

-Y a ti ¿Por qué te importa tanto lo que haga Daisy? ¿Tuviste algo con ella?

-Eso ya no importa

-Dime Neal

-Si ya feliz, ella me dio el dichoso regalito pero ya se lo había dado a muchos más. La muy zorra esta quien sabe donde ahora.

-Le diré a mamá todo esto, hablar así y comportarse así no es de caballeros.

-Pues tú vas que vuelas igual que tu amiguita. A mi no me puedes probar nada ya que yo no he hecho nada con Anthony. Si no quieres que te delate tienes que ayudarme a deshacerme de Candy.

-De acuerdo te ayudaré , pero no me amenaces que yo también tengo mucho que decirle a mamá sobre su pequeña damita. Y que te parece esta idea, mañana vendrá la señora Britter con su "preciosa Annie" y no se tal vez a Annie le pase algo al montar el caballo que Candy prepare para ella. Si se lastima lo suficiente podría quedarse en casa a convalecer- Neal se imaginaba que podía divertirse un poco con la rubia ojiazul- y a Candy tal vez la corran.

- Excelente ¿y como harás eso?

-Déjamelo a mi.