La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.

El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla

CAPITULO XXIV

Elisa y Neal estaban en la terraza eran casi las nueve de la noche y la pelirroja no dejaba a su hermano tranquilo.

-Tienes que ir hoy mismo, esta noche.- dijo Elisa

-¿Por qué siempre quieres hacer todo tan precipitadamente?No quiero ir, tengo planes.-dijo Neal irritado.

-Puedes ir a buscar mujerzuelas después de cortar las rosas, con diez será más que suficiente. Mientras Candy duerme.

-Iré mañana hoy ya quiero salir o mamá descubrirá que no estoy en mi recámara- el moreno iba a salir de la habitación justo cuando Elisa lo detuvo de la manga.

-Neal! Si lo haces hoy mismo te pagaré y sabemos que el dinero te sirve para ir con esas mujeres a no sé qué.- Elisa estaba desesperada.

-Muy bien acepto si se trata de dinero, pero tú te encargas de poner las flores en el establo- Neal se fue sin que Elisa contestara.

Salió de la casa a hurtadillas, iba caminando por detrás de las habitaciones de la servidumbre y alcanzó a ver por la ventana cómo Dorothy se desvestía, a pesar de que era tarde y podían descubrirlo se quedó observando. Sin duda Neal se estaba volviendo un pervertido que creía podría tener todo en la vida, Dorothy se saco la camisola mostrando su busto completamente, Neal de inmediato tuvo una erección y pensó en que no estaría mal seducir a la jovencita, después de todo su padre lo hacía con las otras sirvientas por lo que le contó Elisa y además hasta el momento no había probado una virgen, la mucama no era tan grande apenas le llevaría unos dos años más y sabía que desde el día siguiente pondría en marcha ese plan, pues tener una amante en casa era más excitante que salirlas a buscar.

Siguió su camino y llegó hasta el portal de las rosas, brincó la barda que no era muy alta y se coló en el jardín, no veía muy bien así que prendió la linterna sin darse cuenta que uno de los guardias alcanzó a verlo, con una navaja cortó las rosas que dijo a Elisa y dijo unas cuantas maldiciones al espinarse, las manos ahora las tenía heridas y doloridas, todo por los malditos caprichos de su hermana. El guardia se acercó y lo vio alejarse con algo en las manos pero no le dio importancia al ver que se trataba del señorito Legan. La mansión aún tenía algunas luces prendidas, así que trato de ser muy silencioso, abrió la reja del portal y se marchó, recorrió el camino que ya había recorrido y entró a su casa por la cocina. Al pasar por ahí escucho gemidos y ruidos extraños, se asomo a la alacena que era de donde venían y vio a su padre obligando a Marie a estar con él, la joven lloraba pues estaba aún convaleciente por el aborto que se había realizado y suplicaba.

-… por favor señor Legan ya no más, puedo correr riesgos de embarazarme nuevamente.

-Estás aquí para complacerme y cállate.

Neal pensó que Elisa tenía razón en lo que le dijo, su padre engañaba a su madre con las sirvientas. Y al parecer había dejado a una en cinta, eso no lo había pensado, tal vez él había dejado en cinta a Daisy pero eso ya no lo sabría.

En la habitación de su hermana ya estaba todo oscuro pero aún así entro.

-Elisa soy yo, las rosas te las dejo en la mesita, en tu florero.- Neal susurro.

-Bien. Tu dinero está en el buró ahora márchate debo levantarme temprano.-Elisa siguió durmiendo.

Como lo planeo la pelirroja se levanto a las cuatro de la mañana para llegar antes de que Candy despertara, puso las flores en la mesa que estaba a lado de la cama de la rubia y cundo estaba por irse le llamo la atención el listón que traía Annie Britter amarrado en la cabecera, la rubia en eso se movió en su cama y Elisa salió rápido, regreso a su alcoba y se quedó ahí hasta que fuera la hora del desayuno, ese día tenía que ir a clases con sus primos, estaba muy retrasada en sus estudios por todo lo que había pasado y quería intentar que Anthony le explicara las lecciones.

Desayuno en su habitación y mando a pedir el pastel que había ordenado a Dorothy un día antes, está se lo dio en una caja, la joven tomó sus libros y salió rápido, se escondió atrás de la puerta del granero y escucho como Candy se emocionaba por las rosas, corrió para no ser vista y se fue a la mansión Andrey.

En la mansión los tres muchachos estaban en el jardín, Anthony había notado lo de las rosas y estaba muy molesto.

-¿Seguro que no las tomaste tu Stear?- Dijo Archie acusador

-Yo porque tomaría rosas sin permiso, yo solo quiero darle a Candy alguno de mis inventos, debes saber qué cosas puedes decirme y cuales no.- Stear estaba ofendido

-Te enojaste y eso es sospechoso- siguió El castaño

-¿Y como sabemos que no fuiste tú y tratas de echarme la culpa?- Pregunto Stear ya acalorado.

-Basta yo no dije que fueran ustedes- término la pelea Anthony- lo que si digo es que no perdonaré al gusano que haya cortado mis rosas de forma tan grosera, sabiendo que tienen vida y que son mis favoritas.

-Hola a todos! ¿Qué están haciendo?- dijo Elisa llegando hasta donde estaban los tres.

-Eso mismo Te pregunto yo siendo tan temprano- Dijo Stear

-Le traigo un pastel a Anthony, para agradecerle si me puede ayudar con mis clases ya que estoy muy retrasada.- dijo Elisa inocente.

-Vámonos, no nos necesitan aquí.- dijo Archie y se iba dejando a Anthony solo con Elisa.

-Vamos Anthony no me invitas a pasar.- Elisa le batió las pestañas y le sonrió pícaramente.

-Ahora no puedo Elisa, estoy ocupado y no tengo ganas de pastel.- dijo Anthony cortante.

-Ultimamente siempre estás ocupado y ya no tienen ni un minuto para mi, seguramente si el pastel te lo hubiera traído Candy y no yo a ella si la aceptarías con gusto.- dijo Elisa molesta y resentida.

-No tengo ganas- dijo el rubio resuelto.

-Anthony ¿Por qué te gusta tanto Candy?- la pelirroja fue directa.

-No digas tonterías- dijo Anthony ya molesto, así que siguió a sus primos dejándola sola.

-Candy no es una chica común- dijo Archie

-Dime la verdad ¿Es que tú le regalaste rosas a Candy? Porque a mi nunca me has dado nada y últimamente ya no me visitas- Elisa estaba furiosa y se le llenaron los ojos de lagrimas frente a Anthony.

-Dices que Candy tiene rosas.- ahora si Anthony le ponía atención

- Si y pienso que son demasiado para ella- Elisa giro la cabeza indignada

Anthony se quedó viendo donde faltaban las rosas y no dijo nada, no podía creerlo pero tampoco creía que Elisa mintiera.

-Anthony no creo que lo hiciera a propósito, es que las rosas son tan hermosas que se tentó ¿No te parece? .- Dijo Stear justificando a la rubia.

-Hablare con ella- dijo Archie

-Si la aconsejaremos- término el de anteojos

-Fue Candy- dijo en un murmullo Anthony y se agachó a ver sus rosas.

-ahora entiendo, ya decía yo que no podías haberle hecho tan semejante regalo, lo qué pasa es que Candy tiene la debilidad de confundir lo ajeno con lo propio, tengan cuidado.- Elisa se fue de ahí con un aire triunfante pero aún ofendido, no le gusto para nada que a su novio le afectara tanto lo que pasaba con Candy.

Ya que Anthony no quiso el pastel se lo llevaría a la tía abuela, y así le volvería a insistir en que Anthony no le prestaba atención y se haría la mártir una vez más. Al entrar a la mansión los muchachos se fueron a la sala pero unos minutos después el mayor domo mandó a llamar a Anthony que tendría que tomar el té con la tía abuela y Elisa. Esta los dejo solos para conversar, Anthony estaba muy irritado no quería estar ahí y mucho menos soportar a Elisa, quería ir al jardín y ver cómo iba la nueva rosa que pretendía regalarle a Candy.

Archie se fue a hacer averiguaciones con la gente de la casa y Stear visitó a Candy para contarle que las rosas no eran un regalo, la joven hizo un alboroto que acabó muy mal pues al saber que el culpable era Neal, trató de acusarlo pero Neal fue más listo, fingió que la gata los arañó y al ver la cinta de Annie la incriminó.

-¿Cómo es que tienes la cinta? Habla- la señora Legan estaba furiosa y sólo quería saber si Candy la había robado o no.

La rubia al verse impotente salió corriendo a buscar a Anthony pero este al no saber cómo desembarazarse de Elisa dijo que no podía ir a verla, ademas no tenía aún listo el regalo que quería darle.

Elisa platicaba de algunas trivialidades, pero se tuvo que despedir pues tenía que regresar a la hora de la comida a su casa.

-Anthony me dio gusto pasar un rato contigo, ¿crees que me puedas ayudar con los estudios en la semana?- Elisa estaba de pie frente a Anthony que estaba sentado en el sofá.

-Si Elisa vemos cómo van las cosas.- dijo el rubio

-Bueno me voy porque mi padre no tarda en volver.- Elisa se acomodó el sombrero y Anthony no pudo evitar verla, se veía linda con su vestido amarillo claro y un sombrero blanco que le hacía juego. Ella se le acercó y cínicamente le puso los labios sobre los de él. El rubio no respondió el beso pero tampoco se quitó, Elisa estaba contenta a pesar de tener que besarlo ella de nuevo.

Al llegar a su casa Neal la recibió con la maravillosa noticia de que Candy se había ido, le contó lo de las rosas y la cinta de Annie.

-¿Cómo hiciste para poner la cinta de Annie en su cabecera?- dijo Neal intrigado

-Yo no la puse, desde la mañana estaba ahí esa cinta, cuando iba a comprobar si era la de Annie, la huérfana se movió y tuve que salir del establo- relató la pelirroja.

-¿Pero como llegaría esa cinta ahí?- Neal estaba pensando.- tal vez si la robó o la encontró después de que El caballo se desbocara.

-Si tienes razón no había pensado en eso. Pero aún así porque no la devolvió, hay algo extraño en esa Annie Britter.- dijo Elisa

- y que nos importa una niña tan aburrida como ella- término Neal

En ese momento Stear llegó y les hablo al verlos en la terraza.

-¿No han visto a Candy?- Pregunto el pelinegro

- Que mal educado está querido primo, no nos saludaste.- dijo Elisa

-No la vimos, huyó.- contestó Neal sin darle importancia.

-Creo que no volverá- La pelirroja estaba feliz.

- No puede volver aunque quiera, se descubrió todo robó las rosas de Anthony y la cinta de Annie, ya debe estar en el hogar de Pony o deambulando por ahí.- Neal no se pudo controlar y se rio.

Elisa asintió y sonrió ligeramente.- Si ya terminaste nosotros debemos entrar, dile a Anthony que espero que con la ausencia de Candy ahora si me ponga atención a mi.

Los dos hermanos se metieron y Stear corrió a la mansión de las rosas, tenia que avisarle a su hermano y su primo, cuando entró solo estaba Anthony en la sala viendo por la ventana

-Anthony fui a casa de los Legan y Candy huyo, no ha vuelto y estaba muy rara.-Stear estaba muy agitado

-Debemos ir a buscarla y encontrarla, debe estar en peligro.- Anthony se veía realmente angustiado.

-Anthony ya averigüé quien hurtó las rosas, uno de los guardias vio salir a Nadal anoche del jardín.- Archie estaba muy satisfecho de sí mismo.

-Vamos, dense prisa.- apremió el rubio.

Los tres fueron por los alrededores de la casa Legan para cerciorarse que no había vuelto, al pasar por las viviendas de los empleados vieron a Neal escurriéndose hacia su casa, Archie corrió y lo atrapó.

-¿Qué hacías Neal? ¿Espiando a las señoritas?- lo llevó a empujones con los otros dos.

-Fuiste tú quien robó mis rosas.- Anthony lo encaró

-No se de que me hablas, yo no fui- el moreno trato de escapar, pero Anthony lo sujeto del brazo y se lo doblo de forma que le doliera.

Stear uso una lámpara que tenía como si fuera detector de mentiras y entonces Anthony le dio un puñetazo en la cara a Neal que lo hizo caer, Archie al ver eso le alcanzó a dar una patada en la entrepierna, que lo hizo caer por completo y quedar casi desacatado, pero Stear los detuvo, ya que a él no le gustaba la violencia y además perdían tiempo valioso para encontrar a Candy.

-Vamos, el no vale la pena, busquémosla.

Los chicos se fueron y buscaron en el bosque, llegaron hasta el río y se dieron cuenta que el bote no estaba, fueron por sus caballos ya que si Candy lo había tomado, pronto llegaría a la cascada y no querían ni pensar en lo que pasaría. Mientras tanto Neal se recuperaba de los golpes que le dieron, subió a su recámara y se acosto. Esa noche ya no saldría a buscar consuelo estaba muy adolorido y seguramente no podría disfrutar de la compañía femenina un tiempo después de ese golpe.

Los chicos buscaban con desesperación pero sin suerte, la luz que proyectaba la lámpara que había inventado Stear llamó la atención de Albert que había tendido un campamento en la riviera que dejaba la cascada. En eso un grito desgarrador, volteó a ver la cascada y en efecto un bote iba cayendo por ella, no pudo ver quien era pero se le erizaron los vellos al escuchar que el grito era de mujer. Corrió hasta la cascada y vio trozos de madera entre las piedras, quien iba en el bote se había dado un buen golpe, estaba observando y su antorcha que había tomado de la fogata por fin iluminó algo dorado que destellaba entre el agua, arrojó el madero y corrió a ver, era Candy la pequeña niña que le recordaba a su hermana.

Estaba inconsciente y entonces temió lo peor, quizá Candy se había golpeado la cabeza con esas piedras, la sacó del agua y la llevo junto al fuego, la rubia estaba desmayada y no reaccionaba. Albert le tomo el pulso y en ese momento Candy comenzó a toser, al menos había recobrado el sentido y estaba sacando toda el agua que había tragado.

-¿Qué me paso?- dijo la rubia con voz débil.

-¿Estas bien?- Pregunto Albert

La rubia al estar tan aturdida aún por el golpe, lo confundió con un oso y se volvió a desmayar, Albert se desesperó, así que sacó un ungüento de su mochila que olía muy mal y se lo puso en la nariz para reanimarla.

-Vamos ya no te desmayes, realmente me has asustado, bebé un poco de sopa la hice yo mismo.

-Gracias. ¿Donde estamos?- Pregunto Candy

-Cerca de las propiedades Andrey, tuviste suerte si no hubiera estado pescando ya estarías en el cielo ahora.- Albert no podía dejar de verla.

- se lo agradezco mucho, se le ve mucho mejor sin anteojos tío.- Candy había recuperado su alegría

-¿ Segura que estás bien, ya no quieres desmayarte? No me llames tío que no soy tan mayor, mi nombre es Albert y puedes llamarme así.- dijo Alegre el rubio de gafas.

-Gracias señor Albert.

A lo lejos se escuchaba como llamaban a la rubia, Albert le dijo que contestara pues ya venían por ella, los chicos oyeron un "aquí estoy" y galoparon hasta ahí.

-Candy cuando tengas problemas manda una botella en el río y así podrás encontrarme- dijo Albert preocupado.

-Gracias.- Candy agradeció sin ocultar su tristeza y se fue de ahí.

Anthony estaba tan furioso que abofeteó a la rubia, al escuchar que había caído por la cascada no supo cómo reaccionar y solo se le ocurrió golpearla. Los otros dos no vieron eso si no se abrían molestado mucho con Anthony principalmente Stear que pensaba que Candy ya había sufrido demasiado.

En la distancia un auto de la familia Andrey veía cómo se marchaban los jóvenes con la rubia.

-¿Por qué llegaste tarde?- Pregunto George

-Tuve un percance con la misma niña rubia, ¿Por qué no me habías dicho que siempre si la enviaste a casa de los Legan?- Albert estaba muy serio.

-Porque pensé que estaba bien ahí y que así tendrías una cosa menos en que preocuparte.- dijo el Londines

-Pues te equivocaste, ahora estoy más preocupado. No se que le paso pero Candy cayó por la cascada y casi se ahoga, no se qué pasa así que quiero que lo averigües, también averigua si la adoptaron como debe ser que a juzgar cómo viene vestida y lo maltratada que se ve, no lo creo y no creo que la estén tratando bien. Si no porque huyo.- Albert así un monólogo más para sí que para George.

-¿Qué harás cuando tengas esa información?

-Ya lo veré, quiero meditar. Dame lo que tengo que firmar ya monte mi campamento y quiero ir a dormir. También dime cómo es la relación de mis sobrinos con Candy y qué pasa entre Anthony y Elisa.- Albert se bajo del carro y se fue al bosque, estaba tan preocupado que no pudo dormir bien esa noche. Si Candy hubiera muerto los Legan tendrían graves problemas no solo con él si no con la directora del Orfanato

Mientras tanto Anthony llegaba con Candy montada en su caballo, estaba tan preocupado que ya no explicó nada a su primos, llegaron primero que ellos a los jardines de la mansión y justo cuando iban bajando del caballo Anthony vio que sus nuevas rosas habían abierto y le llamó Dulce Candy en honor a la pequeña rubia que había renacido ese día al casi ahogarse, a partir de ahí ese sería su cumpleaños.

A las ocho de la mañana la acompañó hasta la mansión Legan y la dejó en el establo, no estaba feliz ni conforme pero por ahora no podía hacer otra cosa.

Cuando regreso mientras desayunaban y aprovechando la ausencia de la tía abuela que había salido a Chicago nuevamente hablo con sus primos.

-Esta tarde cuando vuelva la tía abuela pidámosle de una vez por todas que ella tome bajo su tutela a Candy. No me imagino que hubiera pasado si ayer hubiera muerto.- dijo Anthony muy preocupadoZ

- hasta qué dicen algo sensato, a los Legan no les importa y estoy seguro que Elisa fue quien hizo todo lo de las rosas.- dijo Archie

-Sabemos que fue Neal, pero no podemos asegurar que Elisa esté involucrada, de todos modos le preguntaré. – dijo Anthony resuelto

Archie iba a protestar pero Stear lo interrumpió- Déjalo Archie, es mejor que él vea qué tipo de persona es Elisa con sus propios ojos.

Los tres siguieron desayunando sin decir más, Anthony fue a su recámara a descansar un rato pues no habían dormido nada en dos noches. . Stear y Archie se fueron a jugar una partida de ajedrez para aclarar su mente y a idear cómo hacer funcionar bien el plan.