La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.

El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla

CAPITULO XXVI

Era el primer día sin Candy en casa, Elisa a pesar de tener lo que quería no estaba feliz, después de hablar con la tía abuela y recibir el regaño por besarse con Anthony, se la pasó llorando en su habitación. No quiso bajar a cenar y le enviaron algo a su recámara, lloraba no solo por el enojo que sentía si no porque en su imaginación ella si pensaba que Anthony la quería y que le gustaba, pero después de verlo con Candy se dio cuenta que nada de lo que ella sintió fue correspondido.

Neal tampoco bajo a cenar esa noche, y pidió que le subieran la cena, Dorothy fue la encargada, extrañamente para Dorothy fue una sorpresa que el joven la invitara a acompañarlo y hasta le ofreció una copa de vino, la muchacha la aceptó, tuvieron una conversación agradable, ella le contó cómo había llegad a trabajar ahí y le dijo que siempre había ido con ellos desde niña a donde quiera que iban. Neal le hablo de sus gusto y de sus preocupaciones de cómo podrá llevar las riendas de la familia en el futuro. Después de eso Dorothy se retiró y Neal se sintió extrañamente muy feliz.

Al día siguiente Neal fue a buscar a Dorothy al medio día y la llevo a dar un paseo en su caballo, pasaron un rato muy alegre, mientras tanto Anthony cumplía con su visita rutinaria. Estaban en el salón y el rubio se veía distante, pero algo había cambiado en ella pues no se le acercaba ni se mostraba empalagosa como había sido en las otras visitas. El trato de hacer conversación.

-¿Cómo van tus estudios Elisa? Pensé que querías un poco de ayuda.

-Van bien, me he dedicado a ellos.

-¿Ya no vas a estudiar con nosotros?

-Mi madre pedirá un profesor para mi, no le sigo el ritmo a cuatro varones.- Elisa tomo de su té y se volteo a ver por la ventana, estaba muy dolida tenerlo cerca solo le causaba unas terribles ganas de llorar.

-¿Te gustaría salir a caminar?- Pregunto Anthony, no le gustaba Elisa, pero no quería verla tan desdichada. La pelirroja se acabó su té de dos tragos.

-No creo, se hace tarde y será mejor que te marches.- Elisa lo dijo tan fría y seca que a Anthony se le erizo la piel.

-Pero si tiene media hora que llegue.

-Preferiría que te marcharás, no quiero imponerte mi presencia.- La pelirroja se levantó de su asiento, se puso muy derecha y levantó la nariz, era evidente que su orgullo estaba herido y que no esperaba nada de Anthony.

Anthony dejó la taza que apenas había probado y se fue de ahí, se sentía muy culpable por la actitud de Elisa y el hecho de que la jovencita no lo quisiera cerca le traería problemas a ambos, si es que la tía abuela se daba cuenta.

Elisa se fue a su habitación y escribió un mensaje para Anthony. El mensaje llegó veinte minutos después de que él llegara, era la hora de la merienda y la tía abuela la estaba compartiendo con el muchacho. Justo cuando el mayor domo los interrumpió.

-Hay un mensaje para el señorito, Mi Lady.

-¿De quien es el mensaje?- Pregunto Elroy

-De la señorita Legan- dijo el sirviente

-Léelo Anthony.- ordenó la anciana

-"Señor Brown le agradezco su visita, pero le pido el favor de no volver a la casa Legan" señorita Elisa L.- Anthony acabo de leer el mensaje, estaba sorprendido e intranquilo pues lo que había pensado no decirle a su tía ya se lo había dicho Elisa en la carta.

-¿Porque te dice eso Anthony?- Pregunto la tía abuela.

-Me parece tía, que Elisa está molesta conmigo por haber paseado con Candy.- término Anthony

-Ya te hable de las obligaciones de la familia, espero que le hayas pedido disculpas. Y si no las acepta, hoy mismo mandaré una invitación para Sarah y para Elisa, esto debe arreglarse Anthony porque de aquí depende el futuro de la familia.

-Pero yo no me quiero casar con ella. Pensé en que podría elegir a la persona de la que me enamore en el futuro. Mi padre lo había dicho.

-Tu padre quiere complacerte debido a su ausencia, piensa en el compromiso que tienes con la familia Andrey al ser el futuro heredero, ya se que no serás el principal pero si El tío abuelo William no llega a tener descendencia tu serás el patriarca y necesitas una dama que sea tu esposa y que sea digna de la familia. No pienses que cualquier muchachita podrá ser la futura esposa de Anthony Brown Andrey, si te dejáramos elegir de igual manera sería una señorita de nuestro círculo social. No puedes olvidar el honor de la familia y sobre todo no debes olvidar el compromiso de la familia Andrey con los Legan sus principales socios. Te queda claro.

Anthony estaba crispado, le estaban dando a entender que no pensará en Candy de ninguna manera. Pero él no dejaría que lo manipularan a la mejor por ahora no podía romper el compromiso con Elisa pero si podía decidir no jugar a los novios como todos querían. Con el tiempo el buscaría la manera de que Candy fuera una digna señorita para la familia, no importaba lo que le dijeran, así tuviera que romper con la familia entera. Sin embargo al ver a su tía y al recordar la nota que aún sostenía en la mano pensó en Elisa y su corazón se invadió de culpa, sabía perfectamente que muchas de las cosas que pasaron fueron culpa de él pues no supo reprimir sus instintos, al menos debía brindarle su amistad y su caballerosidad y de esa forma él podría ganar tiempo.

La tía abuela se retiró para el resto del día ocuparse en organizar la comida que prepararía en honor de Elisa. Esa misma tarde le hizo una visita a Sarah.

-Buenas tardes querida Sarah

-Buenas tardes tía abuela, ¿en que puedo ayudarla?

-Quiero hablar contigo sobre Elisa, esta misma tarde ella le pidió a Anthony que no la visite más.

-¿Cómo?

-Y te ruego mañana vengan a casa, solidificaremos ese compromiso, necesito que hables con ella, me parece que está dolida porque Anthony le dio más importancia a la sirvienta que trabaja aquí con ustedes.

-De eso si se algo, mi pequeña Elisa se sintió desplazada ya que Anthony no viene a verla y primero veía a Candy antes de a Elisa hasta le trajo flores tía. Me parece que el muchacho se ha enamorado de la sirvienta y no de mi hija.- dijo Sarah compungida

-Esa es una tontería, tendremos que hacer algo. Podríamos enviarla a otra de las propiedades Andrey a trabajar. En la de México requieren personal.-Elroy fue drástica

-Pero tía, no creo que enviarla ahí sea seguro, ademas que dirían las hermanas del hospicio de donde la sacamos, y se que tenemos personal demás pero podemos arreglárnoslas con ella en lo que veo que podemos hacer.

-Lo dejó a tu criterio Sarah- dijo de repente la. Tía Abuela

-Si tía no la decepcionaré- Sarah rápidamente

La tía abuela después de una plática tan corta se fue a revisar el menú, Sarah hablo con su hija seriamente sobre su actitud con Anthony.

-No me gusta.- dijo Elisa molesta

-Entiende Elisa debes aceptar que Anthony sea tu amigo por ahora, Candy ya no será problema pero tú debes cooperar para que él recobre el

Interés en ti, tú eres linda, refinada y elegante.- dijo Sarah un poco cansada de ver a su hija tan obstinada.

-Pero yo lo quiero solo para mi, no quiero que ande con las sirvientas como papá, y mucho menos con Candy. No quiero ser como tú mamá que siempre observa lo qué pasa y no puede hacer nada.

-¡Elisa!

Sarah salió muy contrariada sin decir nada, la había convencido de cambiarse de ropa y peinado y arreglado pero en algo si hija tenía razón, le estaba enseñando a ser igual que ella y aguantar las amantes de su futuro marido como ella aguantaba las amantes de Daniel.

Entró a arreglarse pues ya se había hecho tarde contaban con 15 minutos para cambiarse y estar a tiempo en la mansión Andrey, después de eso su esposo entró a la habitación.

-Vaya te estaba buscando…

-¿Qué se te ofrece Daniel?-dijo Sarah viéndolo por el espejo.

-Venia a preguntar qué harás hoy por la noche pues tengo una cena benéfica, pero ya que te estás arreglando y estás semi vestida, ven querida aprovechemos.

-No puedo, iremos a comer con la tía abuela y ya vamos retrasadas, Elisa estaba muy renuente a ir. Lo de tu cena está bien regreso a las seis para acompañarte.

Su marido se paró detrás de ella y la comenzó a acariciar del cuello y el hombro,-porque no dejas a Elisa una semana con la tía abuela así le hará compañía y Anthony le volverá a prestar atención te lo aseguro.

Daniel llevó a Sarah hasta su lecho y sin quitarle la ropa, rápidamente la penetro y continuo copulando con ella, Sarah se dejó pues sabía que necesitaba darle el hijo que decía para que la dejara tranquila. El señor Legan hizo lo suyo y la dejó ahí a medio vestir. Ya habían pasado los quince minutos y por fin terminó de arreglarse y salieron de casa las dos damas Legan.

Al llegar a la mansión las hicieron pasar al salón principal a pesar de haber llegado casi media hora tarde la tía abuela lo paso por alto, Anthony y Elisa estaban platicando junto al piano, él conversaba y ella respondía monosílabos, Anthony jamás la había visto tan callada ya hasta pensaba que se parecía a Annie Britter.

-Elisa ¿me acompañas al jardín?- Pregunto el rubio.

-Si- dijo la pelirroja

Caminaron en silencio, Elisa iba dos pasos tras él como dictaba la etiqueta. Anthony no podía creerlo pues normalmente la adolescente se le colgaba del brazo, hasta que se lo dejaba casi sin sangre. Al salir al jardín la dirigió a una banca y se sentó con ella.

-Elisa quiero pedirte una disculpa, la forma en que te dije las cosas no fue la correcta y se que te lastime.- Anthony tenía mucha culpa.

- Acepto tus disculpas pero aún así no quiero que sigamos con esto, tú prefieres a Candy y será mejor que me dejes tranquila.- dijo Elisa digna.

-Porque no somos amigos y dejamos todo en el pasado, me agrado pasar el verano contigo el año pasado y nos llevábamos muy bien. Podríamos intentar volver a ser como en esos tiempos.- sugirió el rubio.

-No es lo mismo Anthony, ahora tú me has mancillado, no sé si quiera como verte a la cara y me siento humillada después de saber que tú prefieres a una sirvienta que además es huérfana a una señorita de sociedad que se volverá una dama en pocos años.- No había duda Elisa estaba dolida en su orgullo.

- Elisa pero no fue todo mi culpa, yo no quería besarte ni hacerte todas esas cosas y tú me orillabas a hacerlas, era lindo y nuevo pero no es sano para nuestra edad.- Anthony se escuchaba titubeante.

-Pero aún así me aceptabas, un caballero jamás abría cedido a los encantos de una joven si no quisiera y de buenas a primeras tú dices que prefieres a Candice, yo te complacía porque éramos prometidos y estábamos siendo novios, si no jamás hubiera pasado nada de eso. Te aprovechaste de mi y del amor que te tenia.- Elisa giro el rostro pues comenzó a llorar

-Perdoname Elisa, te prometo no volver a herirte, ¿me dejas comenzar de nuevo? ¿Qué te parece si mañana salimos a montar a caballo?- dijo Anthony.

-Esta bien, saldremos juntos pero solo por cumplir los deseos de mi madre y la tía abuela, porque a mi si me interesa el bienestar de nuestro clan.- Elisa se levantó del asiento y se dirigió a casa, con Anthony siguiéndola.

Los días comenzaron a pasar, los dos jóvenes estaban saliendo a diario, al igual que Sarah estuvo cumpliendo sus labores maritales también a diario. Para el último fin de semana de los jóvenes Sarah no se sentía bien, pues supuso que desde el día en que su marido le pidió un hijo ella había quedado en cinta. Decidió mandar a sus hijos a la

Mansión de las rosas a pasar ese par de días en compañía de la tía abuela en lo que ella iba a Chicago a revisarse con un médico.

El señor Legan no la acompañó, al contrario aprovechando la ausencia de Sarah llevó a Marie con una comadrona pues al no haber hecho la cuarentena la sirvienta estaba segura de haber vuelto a quedar embarazada. Para desgracias de Marie era cierto y para alegría de Sarah también ella estaba en cinta de casi tres semanas de embarazo, debía descansar pues los dos embarazos de sus hijos habían sido terribles y muy duros. La comadrona no quiso ayudar a Marie pues ella le había advertido que en caso de embarazarse de nuevo y tan pronto podía morir, así que las dos mujeres estaban en cinta del mismo hombre, al mismo tiempo.

Mientras tanto Elisa seguía con su rutina que ya había sido casi impuesta por las dos tutoras de los jóvenes, salía con Anthony a montar a caballo casi a diario y paseaban por el bosque. El penúltimo día entraron a la cabaña del Bosque donde Albert se refugiaba aveces, los dos estaban curioseando cuando escucharon murmullos en la parte de arriba, donde estaba el desván. Anthony le hizo una seña de que guardara silencio y ambos subieron sin hacer ruido, se asomaron por la rendija de la trampilla y su sorpresa fue inmensa al ver a Neal haciendo el amor con Dorothy, la muchacha había caído en los coqueteos del joven Legan sin querer y Neal había terminado enamorándose fugazmente de la sirvienta al darse cuenta que ella le prestaba mucha atención y de que al final era agradable pasar el tiempo con ella. Ese día había organizado un picnic para los dos y la llevo hasta la cabaña donde planeo todo, Dorothy había perdido su virginidad por el amor que ella sentía por él y que por el momento era correspondido. Neal había obtenido lo que deseaba pero sin querer había logrado sentir cariño por la sirvienta. Elisa y Anthony estaban muy sorprendidos al ver lo que pasaba, Elisa bajo rápidamente muy acalorada, pues aunque no era la primera vez que veía algo así, jamás había visto tan explícitamente como se hacía el acto sexual, aunque Neal no era un experto había adquirido cierto conocimiento de sus aventuras. El rubio bajo la trampilla sin hacer ruido y bajo con Elisa.

-No pensé que tu hermano, hiciera esas cosas.-Anthony murmuró

-Desde hace tiempo, Daisy lo condujo a tener el comportamiento de un gamberro.-Elisa estaba avergonzada.

-Supongo que todos estamos creciendo.- dijo Anthony sin mirar directamente a Elisa.

-¿Como sabes tú del tema? No es apropiado que nosotros sepamos esas cosas- Elisa pensaba en que Candy al ser sirvienta se conducía igual que Marie.

-El profesor que nos enseña de ciencias naturales nos explicó un poco los instintos de los varones, dijo la tía abuela que estábamos en edad de saber antes de caer en tentaciones.- término Anthony mientras salían de la casa- mejor vamos a la mansión.

Regresaron a la casa y Elisa que no era la primera vez que veía algo así, decidió olvidarlo no le afectó tanto como a Anthony que nunca había visto nada de eso.

La tarde cayó y cada quien fue a su habitación, Neal fue reprendido por llegar tarde a casa pero no le importó pues estaba muy feliz. Elisa estaba tranquila, ya que no le dio importancia a las tonterías de su hermano, pues imaginaba que se estaba convirtiendo en un hombre como su padre. El que no podía sacar esas imágenes de su mente era Anthony que se quedó dormido intentando no pensar.

Ya entrada la noche Anthony en su cama sintió como si entrara una presencia a su habitación y en medio de la oscuridad sintió la humedad de los labios de una mujer, comenzó a pasear por sus formas y le agradó volver a sentirlas entre sus manos, despacio le fue quitando la ropa, hasta que la tuvo desnuda en su cama y el cómo pudo se despojó de su pijama, siguió besando el cuerpo de esa mujer que antes había probado pero que no había llegado ha apresurarlo del todo y sin darse cuenta ya estaba penetrandola justo como había visto a Neal hacerlo con Dorothy, la tenía bajo él y sus piernas las había colocado en sus hombros, hacia movimientos rápidos, mientras veía en sus ojos color miel un fuego de lujuria que no conocía. En el momento que estaba por recibir el máximo placer conocido hasta el momento dio un respingo y se despertó.

Estaba muy confundido, pues a pesar de tomar agua, estaba muerto de sed y muy acalorado. Su cuerpo también había reaccionado y había ensuciado su pijama de algo muy nuevo para él, curiosamente al ver a Neal en pleno acto sexual le había despertado el lívido y había experimentado su primer sueño húmedo. Esas reacciones físicas que había tenido no lo habían sorprendido del todo pues ya se las habían explicado un poco en su formación, lo que tenía con un desasosiego muy grande era el hecho de que Elisa era la mujer con la que soñaba y ahora tenía unas ganas inmensas de besarla hasta cansarse, a pesar de saber que él estaba enamorado de Candy.