La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.
El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla.
Hola a todas, les quiero agradecer su comentarios y también saludar a las nuevas seguidoras; me entusiasma la idea de que les esta gustando esta historia que aunque tiene partes que no les gustan estoy disfrutando mucho de contárselas porque así me imagino que pasaron.
My first comment in English, I thank you and I hope you continue to like it.
Hoy los comentarios serán breves porque tengo mucho trabajo y tarea, así que aquí vamos con la historia.
P.D. También quiero comentarles que ahora publicaré cada 15 días porque como les dije tengo mucha tarea y es por mi investigación para titularme, pero no las abandonaré lo prometo.
CAPITULO XXIX
-Es mejor que nos vayamos, si ya está oscureciendo y la tía abuela debe estar preocupada- Stear siempre era el más sensato de los tres.
Ninguno de los otros dos le hizo realmente caso, Anthony no dejaba de ver el firmamento, tratando de mandarle su amor a Candy y pensaba que si los dos veían el mismo cielo, tal vez las estrellas se lo dirían. Archie que en un principio había tratado de animar a su primo para que siguiera tocando y no llorara, se desmoronó en cuanto guardo las gaitas en el auto se dejó caer junto al vehículo y no le importó que los demás lo vieran llorar, su desesperación se veía en su rostro, pues de los tres quizás era él, el que más la amaba apasionadamente, pero al ver que la rubia prefería a su primo los dejaba ser felices y por eso no dejaba perder su amistad con Annie pues pensaba que la niña era hermosa y frágil para protegerla por algún extraño motivo la veía indefensa como a Candy pero no entendía el porqué, aunque la rubia pecosa nunca se mostraba frágil, todo lo contrario se veía enérgica y resuelta para tener tan solo doce años. Pero ambas le causaban unas ganas insuperables de cuidarlas y velar por su bienestar.
-Vamos Archie dominate y vayamos a casa-Stear estaba tratando de levantar a su hermano.
-Déjame, tu no sabes lo que ella significa para mi. Desde el primer momento que la vi ella me deslumbró y me ayudó sin mostrar ningún interés. Y yo nunca le cuide como se debía, a pesar de mis sentimientos, la he dejado ser libre- Archie seguía llorando, pero se levantó y se dejó ayudar a subir al auto.
Anthony al escuchar la declaración de Archie volteo a verlos y caminó hasta el caballo. Se subió y sin voltear les dijo.- Vamos regresemos.
El vehículo siguió su paso, Archie iba como si fuera un animal herido y es que realmente estaba herido muy profundamente pues aunque no lo dijo no dejaba de pensar en que ellos tres no la supieron cuidar, menos Anthony que jugaba con Elisa mientras decía que amaba a Candy, al menos a él nunca se le hubiera ocurrido caer en la seducción de Annie, aunque bastaba ver a la niña con saber que Annie era una señorita decente y bien educada. Anthony que iba un poco atrás del auto para que los faros le iluminaran su camino no dejaba de pensar en que sus primos estaban profundamente enamorados de la pequeña rubia y él era el único afortunado en haber ganado su corazón y sin embargo perdió el tiempo tonteando con Elisa.
Nunca supieron cómo llegaron a casa pero sin darse cuenta estaban ahí adentro en la cocina, no tenían idea de cómo iban a seguir con sus vidas sin saber algo de Candy y no dejaban de pensar los tres en lo mismo que ojalá el tío abuela William leyera su petición. Al final nadie probó bocado y todos se fueron a sus habitaciones. Archie tuvo que regresar esa noche para beber un par de copas de whisky para poder dormir, no se dio cuenta y acabo con media botella pero regreso a su recámara sin que nadie lo notara.
Anthony tenía pesadillas, tampoco podía dormir soñaba una y otra vez con Candy pidiéndole ayuda, soñaba que la raptaban o peor aún soñó hasta que la ultrajaban y ella moría sin poderla ayudar. Desde ese día cada noche tenía pesadillas y despertaba cubierto en sudor y muy asustado, no sabía que era peor si soñar con Candy o con Elisa mientras trataba de tomar la siesta pero ninguna de sus pesadillas lo dejaba dormir y descansar, hasta comenzó a verse demacrado y ojeroso por la falta de sueño.
Las cartas llegaron a su destino, a la siguiente tarde para ese entonces Candy ya llevaba dos días de camino y George le dio las cartas de sus sobrinos y después de leerlas las dejó junto a la de Candy.
-¿Tu que crees George?- Pregunto Albert mientras se quitaba las gafas y se tocaba la nariz para pensar.
-No lo se, se que quieres hacer casi te lo leo en la cara, pero no puedo no advertirte que ella ya casi es una señorita y será raro que solo le lleves nueve años a tu hija, ademas ¿como ocultarás tu identidad con una pequeña dependiendo de ti?- el mayor de los dos estaba serio.
-Lo se hay mucho en contra, en primer lugar en estos dos días sólo Dios sabe si Candy está con vida o si no alguien ya la mancillo porque se rumorean cosas terribles del camino a México, y no se si mi tía la quiera en casa, no creo que sea ladrona; ella lo dice en su carta y Anthony dice que fue un plan de Neal.- dijo Albert pensativo
-¿Del señorito Neal y de la señorita Elisa? – Pregunto George
-No dicen nada sobre Elisa, pero Stear en su carta dice que Sarah la trata muy mal y que antes ya ha sido inculpada de robó por una cinta de Annie Britter, pero los mismos prejuicios los de Sarah son los de sus hijos, quizá Candy encontró la cinta y la guardo para dársela a la señorita Britter cuando vuelva a visitar la casa. Un niño de orfanato que además está en el campo no le encuentra valor a vestidos y joyas, si ella robara algo tendría que robar comida o leche para alimentar a los otros niños.- Razono el rubio
-Veo que has llegado a una conclusión y sobre todos a una decisión, supongo que los documentos de adopción de Candy los llenaras inmediatamente y querrás que los envíe esta misma noche.- el Londines sabía que iba a tener que hacer.
-Escribiré una carta a mi tía diciéndole que la adopte, pero tendrás que hacer tiempo y pagar un extra para que se agilice esa adopción y quiero que tú personalmente la busques, Dios quiera que siga sana y salva la pequeña Candy, me preocupa un poco Archie pues no lo dice claramente pero me doy cuenta que esta perdidamente enamorado de ella, aunque ella y Anthony se atraen y ella aún es pequeña no me preocupara por eso ahora.- Albert pensaba en voz alta.
-Si me permites interrumpirte, contrataré a alguien que me ayude a buscarla es de mi entera confianza pero como sabrás no puedo abarcar tanto camino yo solo y ya que me lleva dos días de ventaja debo darme prisa así que me retiro.
Albert se quedó en el salón de la mansión de Chicago, no se iría de ahí hasta que no estuviera todo arreglado y en cuanto Candy fuera una Andrey, mucho más Andrey que cualquier otro, después él se iría a Europa a conocer algunas provincias que siempre quiso o algún otro lugar más lejano.
La mañana en Lakewood era sombría, pasaban de las doce y los muchachos apenas se estaban levantando, Anthony se sirvió una taza de café que estaba en su recámara otra pesadilla lo había vuelto a despertar, estaba viendo por la ventana y tomando su bebida cuando Stear tocó desesperado.
-Anthony, no dormí nada haciendo este invento. Podremos encontrar a Candy en cuanto le pongamos un trozo de trapo.- Stear se quedó callado y comenzó a llorar desconsoladamente.
-¿Qué pasa?- dijo Anthony sin entender, la verdad estaba un poco aturdido y no se le antojaba consolar a Stear.
En ese momento Archie apareció en el umbral de la puerta porque Stear no la había cerrado.
-Stear quieres callarte, me duele mucho la cabeza- dijo Archie
-¿Archie estuviste bebiendo?- Stear estaba sorprendido, hasta olvidó que estaba llorando.
-No hables tan fuerte, no he podido dormir y he bajado a tomar una copa y algo de comer, aunque me tome la botella sin darme cuenta, Lewis me ayudo a subir a mi habitación porque no podía con las escaleras.
En ese momento la tía abuela apareció y los regaño por no estar arreglados cuando ya pasaba del medio día, le molestaba la actitud de sus sobrinos por la ausencia de esa niña, sin duda alguna era la peor influencia que pudieron tener.
-Quiero que se vistan, no puedo creer que estén así por esa niña. Anthony apresúrate Elisa vendrá a verte le pedí que te animara un poco así que irás a pasear con ella es una orden y ustedes dos me acompañarán de compras, mañana tendremos una fiesta por el verano, les compraré algo nuevo y Archie tú llevarás la invitación a la señorita Britter con la que tomarás el té y también es una orden para que no protestes.
Los chicos le hicieron una broma a la Tía abuela con el invento de Stear que al menos si funcionó, pero no los excusó de sus compromisos, como se dijo Archie estuvo en casa de los Britter tomando el té pero lo acompañó su hermano ya que la tía abuela tuvo que descansar porque la dejaron mal de los nervios. Anthony se quedó en casa Elisa llegó a las tres de la tarde como se había previsto, comieron juntos en el solárium y él le dijo que no se sentía bien como excusa, aunque las cosas salieron mal Elisa dijo que se quedaría a cuidarlo y se metió en su habitación para atenderlo.
-No tienes que quedarte Elisa, yo estaré bien- dijo Anthony que tenía una bolsa de hielo en la cabeza porque decía que tenía jaqueca.
-No te preocupes mi querido Anthony yo estoy cumpliendo con mi deber al ser tu prometida, si no fuera de otro modo no se me permitiría estar en tu habitación.- dijo Elisa dulcemente.
-Los dos sabemos que tú y yo hemos trasgredido los límites del decoro, así que no te preocupes por ser tan cortes- Anthony no supo porque dijo eso. Lo que si sabía es que Elisa se veía realmente hermosa ese día con una diminuta cintura y ese pequeño escote cuadrado.
Elisa al escuchar eso le sonrió pícaramente y se fue a sentar en su cama con él. Le comenzó a acariciar su mano y lo veía con adoración. Anthony se levantó y le dio un beso en la mejilla que Elisa disfrutó mucho
-La verdad es que no me atrevo a más, porque tú estás enfermo y me asusta que me vuelvan a dar una paliza como la que me dieron por saber que estábamos pasándonos de los límites, mi madre nunca me había pegado tan feo como lo ha hecho mi papá pero esta vez si fue un verdadero escarmiento.- dijo la pelirroja triste
-Perdoname Elisa por faltarte al respeto y por hacer que te castigaran tan duramente- Anthony le tomo la mano y se volvió a recostar.
Elisa con más atrevimiento se acosto con él en su cama, él no la quito solo vio como su cabello se esparcía en la almohada y sin dudarlo ahora si se giró para besarla largamente, no podía sacarse a Candy de la cabeza pero el tener a Elisa tan cerca y después de soñar cuantas veces se propasaba con ella no resistió y se dejó llevar. El beso fue más profundo y largo cada vez, el comenzó a subirle la falda y ella sentía su mano tibia en sus muslos, rápidamente la acomodó bajo él y siguió desabrochándole la ropa y besándola, comenzaba a tocarle los senos y a besarlos como había soñado, y posó su mano en su intimidad, Elisa en ese momento dio un respingo y se levantó.
-No Anthony no debemos, esto es de chicas mayores y además tú amas a otra.- Elisa estaba a punto de llorar pues recordó su orgullo herido, se comenzó a arreglar la ropa y cuando se estaba acomodando la falda una de las sirvientas entro y los vio con sospecha, Elisa se fue corriendo de la casa pues lo primero que había dicho su madre de cuidar su reputación había pasado.
Elisa corrió llorando y se encerró en la alcoba, Alicia le fue a informar a Lewis de que encontró a los señoritos en una situación vergonzosa, para el anochecer todos en ambas mansiones sabían que el señorito Anthony había desflorado a la señorita Legan, seguramente como parte del convenio prematrimonial que se había hecho. Por suerte los rumores no llegaron a la tía abuela ni a Sarah Legan pero en los siguientes mese las sirvientas fueron extendiendo el chisme por toda la ciudad, creándole a Elisa la misma fama de chica descocada que tenían sus amigas tan queridas Daisy y Megan.
La noche del día siguiente llegó, Elisa aunque estaba apenada pidió pasar toda la velada con Anthony cosa que la tía Elroy le concedió, bailó vals tras vals y ya que Anthony tenía tanta culpa y se mostraba muy caballeroso aunque estuviera cabizbajo ella aprovechó para no soltarlo. Archie y Stear estaban en un rincón viéndolos bailar, Annie no había podido ir pues se había resfriado por la tarde al estar expuesta al frío durante la merienda con los chicos. Archie que seguía triste estaba bebiendo más que nunca y Stear trataba de controlarlo, en un momento de descanso de la orquesta Elisa hizo que Anthony saliera al jardín a caminar.
-Estuve hablando con la tía abuela y nuestro compromiso no fue cancelado.-Dijo alegre la pelirroja tomándolo de la mano, Anthony vio las dulce Candy y se distrajo.
-Entonces seguimos siendo "novios"- dijo Anthony sin ganas
-Siiii y dado que ayer me dijiste que estabas arrepentido por tus actos creo que acepto que reanudemos lo que llevábamos- Elisa se giró y lo beso con mucho ímpetu.
-¿Qué?- las palabras no salieron bien de la boca del rubio pues tuvo que contestar el beso, Anthony pensaba yo no dije eso solo me disculpe por faltarle al respeto, dejo de pensar y siguió con el beso.
El vestido que llevaba Elisa esa noche no ayudaba a pensar con claridad, pues era de tirantes y dejaba ver su busto con más facilidad, ademas que fuera más vaporoso por el verano se lo ceñía al derrière, Anthony sin darse cuenta bajo su mano hasta la cadera de la pelirroja y ella por primera vez sintió su exitacion pegada a su intimidad.
-Anthony porque no vamos algún lugar más alejado.- Pregunto ella en un gemido.
-Elisa eso quisiera pero aún eres muy pequeña.- dijo Anthony sin pensar.
-Falta un mes para mi cumpleaños, podría decirse que tengo trece exactos-
Anthony no dijo más, se dejó llevar hasta un cobertizo, iba abrazando a Elisa por detrás mientras pegaba su miembro a sus nalgas. Al llegar ahí se besaron más que antes y la sentó con las piernas abiertas en una mesa de madera, de nuevo comenzó a tocar su intimidad mientras besaba y mordía los senos de la jovencita, ella estaba loca de lujuria y se estaba dejando hacer lo que él quisiera, él abrió los botones de su pantalón y mostró una fuerte erección, seguro esta vez iba a ser su primera vez, acomodó a Elisa de tal forma que pudo bajar su ropa interior y comprobó dónde estaba la entrada de su siguieron besando mientras él ponía cerca su pene de la vulva de la pelirroja sin aún penetrarla cuando estaba acomodándose para penetrarla, ella comenzó a sentir un poco de dolor, pero cuando pensó que gritaría del dolor hubo un alboroto afuera que obligó a Anthony retirar su pene y arreglarse el pantalón. Se asomo por las rendijas y vio con horror que todos salían al jardín principal. Volteo a ver a Elisa que estaba semidesnuda y a pesar de que se veía muy sensual se siento aliviado de no haber cometido semejante estupidez.
-Pronto Elisa, vístete algo sucedió y todos se dirigen hacia aquí.
-¿Qué estás diciendo?- Elisa completamente asustada se subió la ropa interior girándose un poco para que Anthony no la viera pero de esta forma le mostró su derrière que hizo que el joven no pudiera seguir intentando reducir su exitación, después de que se acomodó la falda antes de que terminara de arreglarse la parte de arriba se acercó a Anthony y lo besó.
-Te prometo que estaré lista en cuanto quieras mi amor.
Anthony se perturbó más y le correspondió el beso, ahora si estaba casi seguro que debía casarse con ella pues había desvirtuado a la doncella aunque no La Haya hecho perder su virginidad.
Después de que Elisa estuvo lista salieron y fingieron llegar por atrás de la gran casa.
-Salimos a tomar aire porque estaba muy mareada, ¿Qué pasa?
-Se raptaron a Candy y yo vine lo más rápido que pude para avisar- gritó el señor García
La fiesta continuó, el señor García que a pesar de haber querido abusar de la muchacha le debía la vida por haberlo salvado no dudo en volver pronto para avisar. Stear y Archie dijeron a Anthony que fueran a buscarla y este olvidando todo lo que había pasado con Elisa no hacía más de veinte minutos se fue con los chicos a buscarla. Elisa se fue a su casa llorando y su madre con ella para consolarla, le dijo que Anthony casi la había obligado a tener sus votos matrimoniales con él para que volvieran a ser novios y aún así se había ido tras la huérfana, Sarah al escuchar eso se preocupó mucho y de inmediato mando a llamar al doctor. Si su hija ya no era señorita podía estar tranquila pues la boda se llevaría acabo en cuanto Elisa cumpliera catorce, por lo único que debía preocuparse era que no se embarazara antes de eso pero podía enseñarle algunos formas que utilizaban las mujeres para no concebir.
El médico revisó a la joven y aunque Elisa no quería tuvo que comprobar que el himen estuviera aún ahí, haciéndole un examen físico con la mano, la niña lloro más que nunca pues se sentía agredida, al hablar con la madre le dijo que aún era virgen aunque seguramente habían estado intentando copular pues estaba muy húmeda de su intimidad, le recomendó casarla de inmediato y Sarah le dio mucho dinero para que guardara silencio y le consiguiera una de esas espumas pues seguramente el prometido de su hija no esperaría hasta la noche de bodas como se sabía pasaba con los compromisos arreglados. El doctor aceptó el soborno y se fue de la casa, Elisa pasó llorando toda la noche, más por la humillación de ser manoseada por el médico que por el coraje de saber a Anthony con Candy.
Los chicos mientras tanto buscaban a Candy con desesperación y cerca del camino que conocían pero el auto se averió y a la mañana siguiente tuvieron que volver a la Mansión de las rosas, hambrientos y decepcionados pero sobre todo muy preocupados.
