La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.

El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla.

Hola Chicas gracias por sus mensajes. A partir de aquí Candy comenzará a tomar protagonismo pues ya saben quien viene y bueno todas estamos locas por él, claro que Elisa no dejará de estar obviamente es la mejor época, ¡NOS VAMOS A LONDRES!

Bueno voy a jugar un poco con la temporalidad de la historia porque yo se que Archie y Stear llegan al colegio dos meses antes que Candy pero yo prefiero que Candy no pase tanto tiempo lejos de ellos, además no me funciona tanto para lo que quiero. Espero no se note.

CAPÍTULO 36.2

-Quería hablar con todos ustedes, así que siéntense.-La tía abuela había llegado del hospital de visitar a Anthony el rubio llevaba dos días sin recobrar el conocimiento, no se sabía realmente si iba a vivir o a morir los médicos decían que parecía tener una fractura en el cráneo pero aún no había forma de comprobarlo, salvo el tacto y al parecer la fractura había hecho que sangrara por dentro y hubiera un coágulo en alguna zona del cerebro. Mientras más tardará en reaccionar menos posibilidades habían de que viviera y eso le habían comunicado esa misma tarde a la tía abuela. Así que la anciana aunque aún no lo consultaba con William había tomado la decisión de adelantar el viaje de los chicos, pues ella debía ocuparse de Anthony y de lo que viniera, sin distracción y el mejor lugar para ellos ahora era el real colegio San Pablo.

-¿Qué pasa tía Abuela?- pregunto Candy que estaba aún recuperándose del fuerte resfriado que le dio y tuvo que bajar en pijama y bata.

-¿Hay alguna noticia sobre Anthony?- pregunto Stear.

-Me temo que todo sigue igual y las esperanzas se pierden con el paso del tiempo.-dijo la Señora Elroy.

-No, debe haber algo que se pueda hacer o en algún otro lugar. Tía no pueden decirnos eso-Archie no pudo más y se quebró, el y Candy eran los más afectados, Archie solo pensaba en que había discutido con él un día antes y aunque estuvieron bromeando por la mañana y antes del accidente no podía evitar culparse.

-Los médicos hacen lo posible, pero no sabemos qué pueda pasar con él, yo debo hacerme cargo completamente de la situación, así que he decidido que se vayan a Londres lo más pronto posible. En dos días los tres junto con Neal y Elisa estarán rumbo a Inglaterra. Pueden retirarse.- La tía abuela se levanto.

-Tia abuela déjenos ver a Anthony, por favor.- suplico la rubia.

-No, pueden. No quiero que lo alteren, el ya está sufriendo demasiado como para que vengan a querer importunarlo más, entendido Candy.- dijo la anciana.

-No, usted no entiende que Anthony nos necesita y que no puede alejarnos de él, si llega a morir ni si quiera lo habremos visto una última vez.- dijo la rubia llorando.

-cállate Candy, tu eres la última de las personas que lo verían, si no hubiera sido por querer ir contigo en la cacería nada de esto hubiera pasado. Elisa hubiera cuidado mejor de él, tu solo eres una mala influencia para mi sobrinos. Será mejor que no te vuelvas a acercar a Anthony, no quiero que lo vuelvas a ver, desde que llegaste aquí solo has causado problemas, ojalá nunca te hubiéramos adoptado.- la tía abuela no pudo más con la presión y dijo lo que sentía.

Candy no dijo nada salió corriendo de la biblioteca y se fue a su recámara sin poder parar de llorar.

-Y ustedes no digan nada y vayan a empacar, su barco parte en dos días.- término la Anciana.

Stear y Archie antes de ir a empacar fueron a ver cómo estaba Candy, pero la rubia no les abrió. "La Tía abuela no habla en serio Candy, solo está muy nerviosa por lo que esta pasando" fue lo único que alcanzó a escuchar la pecosa y siguió llorando. Ella pensaba que en el fondo la tía abuela tenía razón, si hubiera sido más prudente no hubiera mostrado tanto entusiasmo al ver a Anthony saltar.

Pensó en escapar para verlo, podía llegar a Chicago con sus pocos ahorros, pero si no la dejaban pasar como haría para volver a la casa sabiendo que no la querían cerca de él. Sin pensarlo decidió marcharse al hogar de Pony pues sentía que ese no era su lugar.

A la mañana siguiente Stear y Archie estaban desayunando cuando Dorothy entro corriendo para avisarles que Candy se habían ido, pero no pudieron ir tras ella ya que el Stear había estado desarmando su automóvil en la noche para mejorarlo.

-¿Y entonces no podemos ir tras ella?- dijo Archie muy alterado.

-No creo que la tía abuela nos deje usar un auto hoy, esperaremos a mañana, haz el equipaje y cuando todo esté listo diremos que vamos a despedirnos de Annie Britter, la tía sabe que tenemos amistad con ella y podrá entender. Mandemos un mensaje a Tom Steven el amigo de Anthony y pidámosle que vaya por Candy para vernos ahí con ella, es el punto más cercano entre la mansión de las rosas y el hogar de Pony.- dijo Stear.

-Brillante Stear, me iré a empacar. Si da tiempo de vuelta para acá podemos pasar a comprarme unos guantes y una bufanda, los que tengo no van con Londres- dijo Archie un poco apenado.

Stear solo lo vio incrédulo, su hermano era Yam vanidoso que le sorprendía como podía serlo en momentos como este.

En la cabaña cerca de la mansión Albert estaba preocupado, ya que nadie la aviso hasta la tarde que Candy se había ido y no podía evitar pensar en que iba a hacer si la rubia no volvía.

-¿Por qué no le das un par de semanas? Pienso que necesita reponerse, no la puedes mandar a un internado donde estará encerrada completamente, lejos de sus primos y después de haber vivido lo que acaba de vivir con el joven Anthony, es demasiado la vas a enfermar de tristeza.- dijo George analizando la situación.

-Pero me preocupa que algo le pueda pasar- dijo Albert serio

-Tu escapaste cuando falleció tu hermana, ya se que Anthony no falleció pero aún así el shock fue muy fuerte para ella- contestó George, que dejó de mirar a Albert pues el periódico que estaba en la mesa llamó su atención.

-¿Y entonces?¿después de unos días la hago ir a Londres?- dijo el rubio observando al inglés.

-Es lo mejor para ella. ¿Por qué no la vas a saludar como si amigo Albert?- dijo George muy interesado en el periódico.

La nota que veía el Inglés era un aviso donde se prohibía hospedar o comprar algún pasaje al hijo del Duque de Grandchester, era obvio que se había salido de control el secreto de que el joven Terruce Grandchester había escapado de sus custodios durante sus vacaciones en Francia.

-¿Que lees?- pregunto Albert.

- Cuando me mandaste a Francia hace tres semanas a revisar lo de unos contratos con tus inversionistas, una de las noches fui al teatro y se presentaba la bella Eleanor Backer, desde mi platea vi al futuro Márquez viéndola y si es cierto el rumor que corría esa noche, él fue a pedirle respuestas.-

-Vaya todo mundo tiene sus problemas, el diario dice que escapó hace dos días, seguro fue en su vuelta a Londres. Ya volverá, todos los ricos terminamos volviendo. Y si, me iré a ver a Candy mañana mismo.- término el rubio.

Al día siguiente Elisa y Neal se fueron a comprar las últimas cosas que querían llevar en su viaje. Elisa no quería perder la oportunidad de verse increíble. El enamoramiento que había sentido por Anthony estaba casi apagado, ademas desde el día del accidente su madre le había dicho que lo mejor era desilusionarse de el muchacho porque si diagnosticó era poco prometedor, que seguramente habría que encontrarle un nuevo prometido y en Londres tendría las mejores oportunidades. El médico por suerte les había extendido la misiva del accidente que sufrió a caballo Elisa por lo cual su prueba de virtud había sido perdida pero su madre seguía pensando que su hija era virgen y que esa carta era la garantía. Por otro lado Elisa pensaba que con esa carta ella tenía un boleto premiado ya que podía seguir disfrutando de sus aventuras sin comprometer su reputación. La joven al haber iniciado su vida sexual tan pronto se estaba convirtiendo en una ninfomana y el hecho de que llevara una semana sin tener relaciones la estaba volviendo distraída.

Esa tarde se encontraron a Sebastian en una cafetería, le contaron que se irían al día siguiente a NY y de ahí tomarían el barco para Southampton.

-Neal porque no te adelantas con todas las cosas a casa, Sebastian me llevará más tarde.- dijo Elisa

-Pero Elisa, mamá nos regañara, debemos estar listos esta noche para partir.- dijo Neal que sabía las intenciones de su hermana.

-No demoraré, Sebastian es muy amable y solo quiero despedirme bien de él- Elisa por debajo de la mesa había acariciado en la ingle al muchacho, dando a entender sus intenciones.

-No te preocupes por ella Neal yo sabré cuidarla.- el joven se levanto y tomo la mano de Elisa para salir deprisa de ahí, a las orillas del pueblo había una posada y la llevo con prisa al lugar.

-Pensé que iríamos a tu casa, no ha un sucio lugar.-Dijo Elisa molesta.

-Elisa mi casa está lejos y la verdad es que solo te quiero follar para saber si eres como se dice- la metió pronto a la habitación- desvístete no perdamos tiempo

Elisa se comenzó a quitar la ropa de mala gana y con lentitud pues no era lo que pensaba y ya no estaba tan segura de haber hecho lo que estaba haciendo, al quedar solo con el fondo y la ropa interior se acercó a la cama y la vio con recelo, Sebastian ya estaba más que listo y se puso detrás de ella.

-La cama está muy sucia- se quejó la pelirroja.

-Ya acuéstate de una vez- el chico se lo dijo de mala gana y acto seguido le dio una fuerte nalgada que hizo chillar a la chica- si no haces lo que te digo te seguiré azotando porque eres una chica muy mala.

Aunque Elisa ya no protestó el siguió dándole nalgadas sin razón y extrañamente eso éxito mucho a la pelirroja, así que pasaron dos horas maravillosas, Elisa quedó muy satisfecha y Sebastián también, le dijo que el también iría a Londres en enero y que muy probablemente podrían rotarse unas noches con Jonathan.

Elisa volvió pronto a casa terminó el equipaje y se dio un baño antes de que la regañaran, cuando se estaba vistiendo gracias a un espejo se dio cuenta que tenía las nalgas rojas, había experimentado sensaciones extrañas ese día y se iba dando cuenta que cada amante que tenia le dejaba algo de su experiencia, aunque no era mucha pues los tres chicos con los que había estado no eran expertos y no eran tan mayores.

Los chicos Cornwell esa misma tarde habían ido a ver a Candy, ella los encontró en el rancho Stevenson pasaron una tarde linda donde se despidieron, aunque estuvo triste al recordar el accidente de Anthony, las noticias de la salud del rubio seguían siendo desalentadoras, mientras siguiera pasando el tiempo y el no recobrará el conocimiento no se podía evaluar el daño que sufrió. Un día antes El Capitan Vincent Brown había arribado a la casa Andrey y aunque habló con los médicos estos no le pronosticaban nada bueno. El padre de Anthony estaba muy triste pero en uno de sus viajes había conocido un médico en Suiza que había hecho estudios sobre el cerebro y tenía la esperanza de que lo ayudaría, en cuanto pudiera contactarlo.

En la reunión improvisada que se dio en el rancho Stevenson, Albert hizo acto de presencia al ver cómo Candy no soportaba ver los caballos en acción, sabía que algo mal andaba en la rubia, seguramente lo presenciado en el accidente de Anthony le causó heridas psicológicas y entendió por fin lo que George le dijo, mandaría a Candy a Londres hasta que el mismo tuviera que ir y eso sería hasta dentro de dos semanas.

Después de consolarla le dijo que estuviera contenta que pensara en lo bueno que había sido todo con él y que era mejor haberlo conocido a preferir que él no estuviera o pensar en que podría irse lejos de ellos, Albert con su experiencia trato de animar a Candy sin dándole esperanza aunque prefirió no pensar en que posiblemente Anthony nunca volvería a ser el mismo que conoció.

Cuando Candy regreso a despedir a sus primos, estaba calmada y serena. Les deseo buen viaje y les prometió escribirles constantemente, pues ella pensaba que no los alcanzaría después. Stear y Archie pensaban lo mismo así que se despidieron muy tristes, la vida de ahora en adelante seria diferente en muchos aspectos y los cambios se verían de inmediato. De regreso a Lakewood pasaron a comprar los guantes que Archie quería y un sombrero. Aunque al principio dudo paso a dejar una carta a casa de Annie Britter de despedida, ya sabía que eso sería un arma de doble filo porque seguramente tarde o temprano Annie convencería a sus padres de que la mandaran a estudiar al San Pablo.

Llegaron cansados y cenaron pronto, después todos se fueron a dormir, la noche fue muy corta para los dos chicos Cornwell y a la mañana siguiente a las 8 en punto el auto de los alegan paso por ellos para dejarlos en la estación de tren, donde tomarían uno para llevarlos a NY y así poder tomar el barco que los llevaría a su nueva vida.