La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.

El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla.

Les agradezco sus palabras y su tiempo de lectura, ando un tanto inspirada así que veremos cuánto puedo avanzar, a la abuela Martha la puse por un cometido ya lo verán y me disculpo porque no puse lo del establo lo pensé y olvidé escribirlo pero en este juro que si diré lo que pensaba con él. Ya les había comentado pero voy a desviarme un poco de la cronología para adecuar todo a mis propósitos.

Australia I really like that you like history, more surprises are coming, Elisa to her way of being is in love with Jonathan but he is a jerk, we'll see how it goes.

Armónica de Terry, si trato de solo leer los comentarios positivos, por eso cuando dicen que no les gusta nada las invito a no leer, digo esto es voluntario, además creo que siempre he dejado en claro mi postura y el tinte que tiene el fic, me encanta que me comentes, siempre has estado desde los primeros capítulos, yo creo que por eso hemos interactuando tanto a través de las publicaciones. Y espero sigas disfrutando de esta historia tan diferente que se me ocurrió.

Mel: aquí está un nuevo capítulo y ahorita no viene tanto de Candy y Terry juntos pero hay bastantes datos interesantes que les gustarán. En el siguiente ya van a verse juntos.

Grace: ya veremos qué hace Elisa, pero este capítulo verás como comienza a pagar, si juegas con fuego te quemas a la larga.

Que disfruten su lectura.

CAPÍTULO 41

Terry estaba paseando muy temprano en la mañana, después de que la monja lo confinó por romper el vidrio ya no pudo hacer nada de lo que planeaba pero no podía decir que le había ido mal, ya que la hermana Margaret le había ayudado y paso por alto que olía a alguna bebida alcohólica. El establo que le había mandado a construir el duque a su yegua Theodora estaba muchos metros atrás del edificio de las chicas, así que decidió ir trotando hasta donde se veía, era muy temprano por no decir que de madrugada, ya que aun no salía el sol, así que realmente creía que no podría ver salir a Candy pero le gustaba pasearse por ahí ya como rutina, lo que le sorprendió fue ver a Jonathan saltar del balcón de una de las señoritas. Y para ser cerca de las cuatro y media de la mañana era demasiado temprano para hacer visita, lo que estaba seguro era un error pues al joven Green le costó trabajo caer de pie y eso solo decía que estaba recién levantado. Jonathan iba caminando con paso pesado hacia el bosque, pues tenía que bordearlo para poder llegar a su edificio sin ser visto. En su caminata no se percató de que Terry estaba atrás de unos árboles sobre su hermosa yegua blanca.

-Vaya, vaya Green, veo que te gusta madrugar.- dijo Terry socarronamente.

-Así es Grandchester, igual que a ti.-Contesto el Rubio irónico.

-En mi próximo paseo te invitaré a acompañarme- dijo el ojiazul

-Te aceptaré la invitación gustoso, pero tendrás que ayudarme a conseguir en que montar.- continuo Jonathan.

-Que curioso pensé ¿que ya tenías una yegüita aquí en la escuela?- alzó una de sus cejas Terry

-Si podría decirse que la tengo pero solo es de uso interno, además Grandchester ¿no sabía que te gustaba entrometerte en las posesiones de otros?

-No me entrometo solo me dio curiosidad saber que tan fina es la hembra en la que te montas- Terry le hablo en el lenguaje que usaban en las tabernas.

-Es importada de America, que te parece estimado Terry- dijo con suficiencia Jonathan.

-Muy buena elección vi qué hay dos americanas muy bonitas por aquí

-Una no la conozco pero la otra es una hermosa pelirroja que de no saber que a ti no te gusta montar los caballos de la escuela te la cedería con gusto, porque ya sabes cómo soy yo de compartido y esta hembra te volvería loco en la cama.- después de enlodar la imagen de Elisa se retiró y dejó a Terry muy complacido con la información ya que con eso corroboraba una teoría que había estado pensando.

La mañana se desarrolló como de costumbre Terry volvió a su alcoba y decidió dormir hasta el medio día. En el edificio de las chicas las clases habían comenzado, Candy había tenido que pasar a resolver unos problemas de aritmética al pizarrón y de no ser porque la abuela Martha le ayudó a estudiar no habría podido, había sido muy interesante compartir habitación con la anciana, era muy amable y le recordaba a la señorita Pony, pensaba que la tía abuela debería ser más alegre como la abuela Martha y no tan seria como se portaba con ellos. Al terminar las clases se fue a almorzar con todas las demás, ese día no había tenido mucho apetito en el desayuno no sabía si había pasado mala noche o porque estaba tan cansada, pero después del almuerzo había comenzado a dolerle el estómago, algo muy raro en ella pues casi no se enfermaba.

Paty fue a ver a su abuela a la habitación de Candy así que la rubia estuvo un rato sentada en la biblioteca, no quería irse lejos pues en verdad se estaba sí entiendo mal. Al terminar las clases de la tarde decidió irse a acostar a su recámara, pues estaba mareada por el dolor.

Cuando entro a su recámara se sentó en uno de los taburetes que había y como la abuela Martha estaba ahí comenzó a platicarle como la educaron en casa, Candy prestaba atención y se le había pasado un poco el malestar, justo cuando iba a servirse un vaso de agua que estaba en la mesita de noche sintió algo extraño y la abuela Martha exclamó.

-¿Querida te encuentras bien?- la anciana se acercó a ver la falda blanca del uniforme de Candy

-La verdad todo el día me ha dolido el estomago- Candy al ver que la señora O'Brian no le quitaba la vista de su ropa se vio en el espejo.- Dios mío estoy toda manchada de sangre.

-Tranquila Candy, por tu reacción creo que es tu primera menarquia, no tienes de que asustarte es lo más normal y natural cuando una niña se vuelve señorita. En cuanto llegue Paty le pediremos ayuda.- dijo la abuela Martha tranquila para que Candy se lo tomara como algo normal y con alegría como estaba acostumbrada a percibir la vida ella.

Un rato después entro Paty y auxilio a Candy con los elementos necesarios para estos casos, la abuela Martha lavo la falda de Candy en el baño de la suite y las tres tomaron té y galletas improvisando una fiesta de té por el acontecimiento que era convertirse de niña a mujer de una forma delicada como lo estaba haciendo Candy y Paty.

-¿Paty puedo preguntar cuando te sucedió a ti?- dijo Candy curiosa.

-No sé si es correcto- Paty se sonrojó.

-No veo porque no sea correcto, la naturaleza es así y debería poderse hablar de estos temas como se habla del clima- terminó la abuela dándole confianza a su nieta.

-Bien… fue este verano que acaba de pasar, estaba en casa de la abuela cuando sucedió y me sirvió mucho estar con ella, me alegro no tener que pasar por esta situación sola en el colegio.- dijo Paty reflejando la soledad que siempre le daba estar en un internado.

- Eso quiere decir que la abuela Martha es el ángel de las nuevas señoritas- Candy se sentía reconfortada.

-para terminar la fiesta les tocará el violín.- terminó la anciana y las dos chicas la observaron tocar alegremente.

Luisa y Elisa que habían estado en el salón de recreo terminando las clases, estaban un poco preocupadas, la cita doble no pudo ser llevada acabo, ya que el señor Chadburn no había contestado el mensaje de su hija, la hermana Classe pasaba por ahí y aprovechando que las encontró pidió repartirán los deberes de francés a sus compañeras en sus habitaciones, escucharon el violín cuando pasaron frente a la de Candy y decidieron no entrar ya que seguro dentro encontrarían a Paty, Elisa como llevaba todo el día de mal humor decidió perjudicar a las dos chicas y no entregó la tarea. Ambas jóvenes se fueron al cuarto de la pelirroja.

-¿Qué vas a hacer Elisa? Si no podemos salir.- pregunto Luisa.

-No lo se pero necesito tomar ese té a más tardar mañana o será tarde.- dijo Elisa que no dejaba de ver por la ventana.

-No te da miedo estar embarazada, si las monjas se enteran que un chico te visita en las noches y que hacen lo que ustedes hacen te expulsarán muy feo de aquí. A Daisy la flagelaron, aunque pudo ser porque se trataba de Terry Grandchester.- terminó Luisa muy nerviosa.

-Cállate Luisa me estás poniendo nerviosa, tendrás que cubrirme no puedo esperar más me saldré del colegio sin ser vista y yo misma iré al centro por esas hierbas, antes de que anochezca del todo.- terminó la pelirroja.

Luisa y Elisa se fueron a buscar a Neal para que distrajera al guardia de la reja y así ella pudiera salir pronto, el centro de Londres no estaba lejos de ahí así que no tardaría en llegar. Como lo pensó alcanzó a comprar lo que necesitaba y ya cuando iba de regreso, sintió que un carruaje la iba persiguiendo, al darse cuenta vio que era el señor Chadburn.

-Buenas noches señorita Legan, espero que me recuerde soy el padre de su amiga Luisa- dijo el hombre con una mirada lasciva.

Elisa se asustó y esta vez no le gusto para nada como la veía, no andaba provocativa, de hecho traía el vestido negro de la escuela para pasar desapercibida y realmente no sabía que hacer.

-Buenas noches, si me acuerdo de usted. Es un placer saludarlo- contesto educada.

-veo que consiguió salir del colegio, yo iba para allá, estaba ocupado y no pude responder pronto al llamado de mi hija, quiere que la lleve.- pregunto sonriendo el señor Chadburn.

-Si gracias- Elisa no supo cómo salir de ese lío. Así que subió al carruaje y cuando se iba a sentar en el asiento de enfrente dentro del carruaje, el padre de Luisa la jalo y la sentó junto a él, Elisa estaba bastante incómoda.

-Veo que fue de compras, y veo que son hierbas, es usted muy cuidadosa verdad señorita Legan.- el padre de Luisa se puso a ver las compras de la pelirroja.- hay ruda y menta, sabía, vaya vaya mi querida Elisa, veo que siempre estás preparada.

Después eso Elisa no vio venir que el asqueroso hombre la estaba besando apasionadamente, su bolso con las hierbas había caído al piso del carruaje y ella se había quedado petrificada mientras aquel hombre la manoseaba a su antojo, el carruaje comenzó a disminuir su marcha y el Señor Chadburn soltó momentáneamente a Elisa para decirle al chofer que no se detuviera que condujera hasta las afueras de Londres.

Elisa comenzó a llorar y a sacudir la cabeza, el hombre mayor había vuelto hacia ella y de un impulso la tumbó en el sillón del carruaje para subirle la falda.

-Basta Elisa porque lloras, si ya sabes de que se trata y yo puedo enseñarte mejores cosas si cooperas, es más te prometo que la pasarás bien.- Elisa trato de incorporarse pero el padre de Luisa la volvió a empujar contra la pared del carruaje y se dio un buen golpe en la cabeza, aunque no estaba inconsciente logró atontarla y en ese momento sin que ella quisiera aquel hombre la penetro de una forma violenta, lastimándola. Elisa lloro fuerte y comenzó a pedir que la soltara pero Lewis Chadburn estaba poseído por la lujuria y no se detuvo.

Un par de horas después cuando ya había saciado sus instintos animales dejó a Elisa cerca del colegio y ella no supo cómo pero entró caminando al internado muy lastimada de muchas formas. Había sido una experiencia terrorífica y a su vez y aunque no quisiera admitirlo había sentido mucho placer cuando la forzó a intimar con él. Elisa entró sin ser vista al edificio pues la ronda ya había pasado y se encerró en su cuarto, comenzó a llorar con mucha tristeza y amargura pues todo había salido mal y ni la hierbas para su té había logrado conseguir. Luisa tocó en su cuarto pero no le quiso abrir. Después de horas de estar tirada en el piso llorando porque la habían deshonrado de la peor manera vio que pronto sería el amanecer, así que se metió a bañar y se arregló para el día siguiente, Limpio sus ojos y reviso que no tuviera daños graves en su zona íntima, ni en ninguna parte del cuerpo y continuó con su día como si nada hubiera pasado.

Mientras tanto en Alemania la tía abuela tomaba el Ferri para volver a Inglaterra con las mejores noticias que podía tener Anthony había sobrevivido a la cirugía y aunque tendrían que estar varios meses en los balnearios de Suiza para su rehabilitación había logrado recuperar la vista y milagrosamente podría llegar a ser el de antes.

Sarah está a terminando de leer una carta de su hija donde decía que todo iba bien, la madre de los hermanos Legan estaba sentada en una de las habitaciones de la mansión Legan, llevaba un vestido muy holgado, en ese momento Dorothy entro a llevarle una taza de té la joven se veía con un estado de embarazo más avanzado y muy agitada.

-Prepara el equipaje en dos semanas nos iremos a Londres.- ordenó su patrona.

-Pero señora, no se si pueda viajar en este estado, además con todo lo que hago en la casa me siento muy fatigada.- dijo Dorothy muy apesadumbrada.

-Haz lo que te digo, tu hijo debe nacer lejos de America y debe de estar todo cubierto y arreglado para antes de nuestra partida, ya descansarás en el viaje. Toma lleva esta cara al mayor domo y dile que la deje en el correo hasta mañana en la tarde, no quiero que mi esposo te vea, hasta que haya nacido tu criatura, así que te encierras en tu cuarto.

Dorothy salió de la habitación y de inmediato Sarah se acomodó el almohadón que llevaba como embarazo, para bajar a cenar. Ese día su marido partiría a Florida a ver los negocios, sabía que se iría con Marie ya que la había vuelto su amante de cabecera, ya que Daniel Legan pensaba que Sarah seguía embarazada y había dejado de acercársele. Para Sarah todo estaba saliendo como debía, fingiría que Elisa la necesitaba, como ella era mayor y Dorothy tenía un embarazo lo suficientemente avanzado para que la criatura sobreviva fingiría que lo daría a luz en alta mar, así el bebé se vería lo suficientemente grande para cuando él lo visitará en Londres y con mucha suerte podría deshacerse de la sirvienta para que dejara de ser un estorbo.