*** Les dejo este nuevo capítulo, se los quise poner en cuanto lo termine porque me encanto, espero que lo disfruten y les dejo comentarios en el que sigue. Les mando saludos y se canse cuidando.***
La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.
El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla
CAPÍTULO 51
-¡Buenos días Tony! No te vi en el comedor para el desayuno, así que he pasado media mañana buscándote por todo el lugar.- saludo Catharina al rubio que se encontraba en un rincón del jardín sin hacer nada en específico.
-No tenía hambre, decidí dar un paseo para aclarar la mente- dijo Anthony- ¿Cómo amaneciste hoy?
-Supongo que bien, no hay mucho que puedan hacer con mi condición, pero estoy animada y me siento bien, te buscaba para contarte que me iré pasado mañana. Mi madre vendrá a buscarme y me llevarán una temporada en Bibury, para estar cerca de Londres donde conoceremos a otro doctor maravilla que dirá si moriré mañana o no.-Catharina a pesar de ser dulce tomaba muy a la ligera su condición y había aprendido como burlarse de ella.
-Pensé que volverías a Alemania. Al parecer todos pueden ir a Londres menos yo.-suspiró Anthony un tanto amargado.
-¿Por qué no vienes conmigo? Escríbele a tu tía y a tu padre, hace semanas que estás bien, deberían dejarte ir a hacer tu vida normal, si no quieren dejarte ir a Londres puedes pasar unos días en Bibury donde continuaré mi descanso a medias, ya que decidieron que continúe estudiando con los maestros privados.- Catharina estaba tratando de convencer al rubio, la joven disfrutaba mucho de su compañía y con la constante convivencia ella se estaba enamorando de él.
-Podría ser y así podría visitar a mis primos en algún quinto domingo. Quizá pronto me dejen ir al internado- eso lo pensó más para si mismo, cosa que hizo sonreír forzadamente a la muchacha, ella sabía claramente que el estaba interesado en alguien más pero su deseo de pasar un tiempo más largo con él se acrecentaba en la misma medida que sus sentimientos.
-¿Porque no le escribes a tu padre?Tal vez hasta podríamos hacer el viaje juntos e instalarte en el cottage de una vez, así mi madre y yo viajaríamos escoltadas por un caballero.- la rubia platinada seguía haciendo labor de convencimiento mientras le regalaba sus mejores sonrisas.
-Pediré enviar un telegrama ahora mismo, quizá podría ver más pronto a mis primos, mi primo Archie del que te hable me escribió recientemente y dice que nuestra prima está actuando un poco rara, él sugiere que puede ser porque no tiene noticias mías, y puede que tenga razón, hemos sido muy cercanos…aparte presencio mi accidente y debe estar preocupada. Lo mejor será que esté cerca para continuar con lo nuestro, ella te caerá muy bien es alegre y optimista. Gracias Cathy por sugerirme e invitarme a pasar un tiempo contigo.- Anthony de levanto alegre y le beso una mejilla a la jovencita.
Catharina se quedó viéndolo alejarse, aunque las cosas habían salido más o menos como esperaba, sintió un vacío al notar el interés que tenía en su prima. Y no es que ignorara su existencia pero la sensación de celos que sentía cuando le hablaba de lo extraordinaria que era le incomodaban a pesar de saber que el había tenido una prometida; la diferencia era abismal, sobre Elisa estaba consciente que todo era arreglado pero la alegría que irradiaba al hablar de Candy era otra.
Anthony había conseguido un refugio y una sincera amistad en la joven alemana, su recuperación había sido más alegre y reconfortante en compañía, ya que su tía abuela había tenido que regresar a Inglaterra y su padre no podía ausentarse más del trabajo. Las cartas que enviaban Stear y Archie, se fueron espaciando debido al ritmo del colegio, además lo hacían sentir deprimido al saber que el se estaba perdiendo de todo y por esa misma razón el también tardaba en contestarlas. Debido a eso decidió disfrutar de la compañía de la joven Van der Horst, pasaban tiempo leyendo, se acompañaban para desayunar, comer y cenar , tomaban el sol en medio de charlas y por la tarde ella le tocaba el violín o jugaban una partida de ajedrez, sin mencionar las largas caminatas que daban por el jardín mientras ella lo tomaba del brazo imaginando que quizá si viviera lo suficiente le lograría conquistar. Anthony la apreciaba tanto que sentía un sincero cariño por ella pero después de estar tan cerca de la muerte había decidido que iba a tomar solo buenas desiciones y dejaría de ser un inmaduro como lo fue con Elisa.
La noticia de que su compromiso había sido suspendido fue lo mejor que le pudo pasar, estaba decidido estudiaría mucho para convertirse en un caballero y futuro cabeza de la familia y esperaba que Candy se esforzara también en cambiar y así lograr ser una gran dama digna de la familia Andrey para que algún día pudieran casarse.
Después de enviar el telegrama sintió una terrible incertidumbre al no recibir respuesta. Los días pasaron rápidamente y cuando creyó que iba a tener que despedir a Catharina, le sorprendió encontrar a la tía abuela liquidando la cuenta y apurando a todo mundo para regresar en compañía de las Van der Horst.
-Anthony querido, recibimos tu telegrama junto con los informes del médico, el tío abuelo William decidió que era mejor tenerte cerca de todos y Birbury será un excelente lugar para ti, para que termines de recuperarte, así te aclimatarás y yo puedo ir a estar contigo unos días y estar al pendiente de los demás- la anciana había abrazado a Anthony y ahora lo tomaba de las manos emocionada.- partiremos mañana mismo y si es posible el próximo quinto domingo todos te irán a visitar.
Anthony estaba emocionado, con este cambio estaba seguro que podría ingresar al colegio más rápido de lo que se pensaba. Y así las Van der Horst y los Andrey comenzaron el regreso.
Candy no había vuelto a ir a la pequeña colina de Pony porque no quería encontrarse con Terry, se sentía una tonta por haber estado preocupada tanto tiempo por alguien que actuaba como cretino. Al contrario de Terry, él tenía un sentimiento de culpa, sabía que no debió ser tan grosero con Candy, pero ella le había removido su fibra de indignación ya que todo mundo siempre le decía que hacer y que sentir, trato de encontrarla cada día en la colina pero estaba seguro que ella estaba tan molesta que no iría a verlo.
Los días pasaban sin cambio y sin darse cuenta ya era sábado nuevamente, todos habían ido a misa, hasta Terry estuvo merodeando la capilla, aunque no se atrevió a entrar hasta que casi todos estuvieron sentados, su intención era solo ver a Candy un instante, porque había optado por esquivarlo hasta en los lugares comunes. El hecho de que el futuro Duque de Granchester estuviera en misa no pasó desapercibido para nadie. Elisa fue reprendida y confinada en su cuarto durante todo el fin de semana por una actitud coqueta y por su falta de respeto a Terruce al mirarlo fijamente sin ningún reparo de dignidad.
-¿Vieron la actitud de Elisa?-pregunto Annie.
-Nada apropiada para ella que se pavonea diciendo que es de las mejores damas de la escuela.- termino Patty.
-Supongo que quiere conquistar a toda la escuela- dijo Candy indiferente. Ese día realmente no le preocupaba Terry, estaba nerviosa porque quería poner en práctica un plan y escaparse un rato del colegio para ir a visitar a Albert, que le había hecho llegar su dirección en un mensaje para poder escribirse.- Bueno me iré, quisiera tomar una siesta y caminar un rato antes de que sea la hora de la merienda.
-¿No es muy temprano? Aun no llegamos ni al medio día- dijo Annie confundida.
-Este… si, pero estoy cansada. Nos vemos.- Candy salió corriendo del salón de recreo y se perdió de vista.
-Eso fue extrañ á solo quiere estar sola, la buscaremos más tarde, yo iré a terminar los deberes ¿tú que harás Annie?- dijo Patty
-Iré a ver los clubes de deporte con Archie a ver si me intereso por alguno, nos dieron un permiso especial.- contesto la rubia muy desconcertada.
-¿Te parece bien que nos veamos en dos horas?
-Si- ambas chicas se fueron a sus actividades.
Mientras tanto Candy ya se había escabullido sin ser vista por una parte baja de la barda. Había tomado un carruaje al zoológico Blue River, sin duda la visita seria un poco corta porque no quería que las monjas la descubrieran, sabía que era poco probable porque los sábados se los dejaban libres aunque estuvieran en la escuela y no eran comunes las rondas, aun así no quería que la sorprendieran. Llego al zoológico pasados un rato donde vio todo maravillada, el clima de Londres no era tan frío como el de Michigan pero aun así se arrepintió un poco de no llevar abrigo. Entro sin ningún contratiempo y como dijo Albert todos en el lugar lo conocías, de inmediato le dieron instrucciones del lugar donde tomaba su descanso y se alegró de correr con la suerte de que este mismo había recién comenzado. Cuando se iba dirigiendo al lugar escucho risas pero no le dio importancia.
-¡Hola Albert! ¿Estás aquí?- dijo la pecosa alegre.
-Hola Candy, que sorpresa verte- dijo Albert mientras había la puerta, la rubia entró y se sorprendió al ver a Terry.
-Candy- dijo el inglés viéndola también sorprendido.
-Terry- la muchacha ya no sabía que más decir.
-¿Así que se conocen?- dijo Albert casual.
-Estudiamos en el San Pablo- contesto Candy más tímida de lo normal.
-Ya veo, deben ser los dos rebeldes del San Pablo- el rubio mayor no pudo contener una carcajada.
-¿Cómo que rebeldes?- dijo Candy
-Candy tú sigues siendo la misma de siempre y él bebe a media noche y se pelea.- Albert se encogió de hombros y prosiguió a servir tres tazas de café.
-¿Cómo sabes eso? ¿Fuiste tú el que ayudó a Terry el día de su pelea?- pregunto la rubia
-Debo decirte que si no es por el me hubieran herido de gravedad, el único problema es que se equivocó de edificio al dejarme en el colegio.
-¿En verdad? No me fije si era el dormitorio de mujeres.- Se Rascón la cabeza Albert tratando de acordarse
-¿Estuviste en el colegio? Por eso Terry termino en mi habitación.- dijo la pecosa un tanto apenada.
-No sabía que tú habías sido el mismo herido cuando acompañe a Candy a la farmacia para comprar remedios.- termino Albert.
-Les debo una disculpa, no debí dejar que Candy se expusiera de esa manera al salir del colegio en medio de la noche, fue una verdadera suerte que la hayas encontrado y acompañado.- por fin Terry se había disculpado.
-¡Debes ser muy fuerte Albert! Me sorprende como has podido ayudar a Terry.- dijo Candy
-No es eso, solamente tengo más experiencia.- dijo Albert tratando de no darle importancia.
-Entonces tú también eres un rebelde- añadió Terry
-todavía lo soy y quizá lo sea siempre- Dijo Albert orgulloso
-Yo también- corroboró el inglés y ambos comenzaron a reír.
Candy también rio con ellos pero no podía dejar de pensar en lo radiante y feliz que se veía Terry, aunque prefirió darle un sorbo a su café ya que había dicho que no iba a volver a pensar en él. Albert invitó a sentarse a Candy y los tres platicaron un poco más, el rubio contó lo que hacía en el zoológico sus labores y como había conseguido el empleo, Candy y Terry hablaron de lo difícil que era el colegio con tantas reglas y sin embargo Albert resaltó lo capaces que eran para romperlas y saltárselas. El tiempo pasó volando sin que se dieran cuenta, Albert tenía que volver a trabajar y los dos alumnos del San Pablo debían regresar antes de que se dieran cuenta de su ausencia, así que se despidieron. Candy iba caminando hacia la salida sin esperar a Terry, así que este se dirigió a donde había dejado su automóvil rojo, Candy se paró cerca de donde pasaban los carruajes y en eso Terry se estacionó junto a ella.
-Vamos sube Tarzan Pecoso ¿no creerás que dejare que te vayas sola al colegio? Tampoco soy un patán.- dijo Terry y le abrió la puerta por dentro sin bajarse.
-Bueno, yo esperaba…- la rubia no lograba hilar ninguna idea.
-Anda Candy, sube. No te pasará nada.-Terry le sonrió de lado.
Candy subió al auto un poco nerviosa, pero trato de controlarlo, estaba tan sonrojada que pensó que Terry creería que tenía fiebre. El interior del vehículo era muy lujoso y hacía que Terry se viera más apuesto, Candy se sorprendió pensando esto y trató de solo verlo de reojo para no parecer una descarada.
-¿Quieres ir directo al colegio o quieres ver un poco de Londres?- Pregunto Terry para romper el silencio, pues sentía que sus nervios lo estaban traicionando.
-¿No notarán nuestra ausencia?- Pregunto Candy.
-en el auto hacemos la mitad del tiempo que harías en un carruaje, si lo piensas no es tan lejos pero los caballos son más lentos, ¿podríamos ir a ver el río o ir a escuchar las campanadas del reloj?-dijo el inglés
-Esta bien, pero promete que llegaremos antes de merendar.- dijo la pecosa viéndolo y le sonrió.
-Prometido- Termino Terry que también le devolvió la sonrisa.
El carro siguió su camino rumbo al reloj con los dos rebeldes de la escuela disfrutando de la tarde.
Mientras tanto en el colegio Annie y Patty habían ido a buscar a Candy a su habitación, estuvieron llamando pero nunca obtuvieron respuesta Annie decidió asomarse y ver si la pecosa seguía dormida, pero para su sorpresa no había nadie en la habitación.
-Candy no esta aquí.- dijo Annie intranquila.
Patty y Annie se fueron caminando sin comentar nada, alcanzaron a ver qué Luisa venia al otro extremo del pasillo y fingieron que se estaban yendo de visitar a la ojiverde. Ya en el umbral del edificio Patty por fin hablo.
-No hay que angustiarnos, tal vez se despertó y fue a la pequeña colina ¿Por qué no la buscamos ahí? Aun falta un rato para merendar y ella siempre tiene hambre así que no creo que no aparezca.-
-Esta bien busquemos donde dices pero si no regresa para la merienda lo mejor será decirle a Archie y Stear- dijo Annie
Terry y Candy escucharon las campanadas del reloj, observaron el ocaso junto al río, para él está era su forma de disculparse, ella simplemente estaba admirada de lo caballeroso que podía ser ese muchacho malcriado. Ambos tenían una mirada cargada de ternura, ella no podía creer que él estuviera lleno de tan maravillosas facetas y se sorprendió observándolo sin ninguna incomodidad, como si siempre hubieran estado destinados a estar juntos y tener esos momentos mágicos en la vida. Él también la miraba y sintió la paz que había soñado, sintió el amor que siempre se le fue negado y por primera vez sintió esa felicidad que no conocía, en ese momento se percató que se estaba enamorando como nunca lo había sentido, por eso cuando no podía tenerla cerca le daban esos ratos de ansiedad, el no saber que hacía lo mantenía perdido y el no poder escucharla le apagaba la luz que apenas conocía, no lo dudo y tomo su mano entre las suyas entrelazando los dedos con los de ella; Candy al sentir esa acción un tanto arrebatada la hizo ponerse tímida, pero no se soltó, al contrario lo sujetó con fuerza, desvió la mirada hacia las tonalidades rojizas que se reflejaban en el agua y sonrió llena de alegría. Cuando termino de caer el sol, Terry aun llevándola de la mano compro unas castañas, tuvo que soltarla para pagar pero en cuanto tuvo las manos libres de nuevo le tomo la mano en la suya y se fueron caminando al auto, no hablaban mucho el momento mágico los envolvió en una atmósfera única para ellos, ahora si el cómo caballero le abrió la puerta de su auto y la ayudó a subir, para después tomar su lugar. Iba conduciendo mientras las estrellas salían en el horizonte.
-Lo siento Candy, no cumplí mi promesa, llegaremos después de la cena al colegio- dijo Terry para abrir la plática de nuevo.
-No te preocupes, el día fue tan maravilloso que perdí el apetito- y era cierto, Candy sentía mariposas en el estómago como nunca las había sentido, no entendí bien sus emociones pero de lo que si estaba segura era que quería seguir sintiendo lo que sentía por Terry para siempre, su cercanía y su contacto la hicieron darse cuenta de que había encontrado a alguien que no sabía que estaba buscando y se sintió más feliz de lo que había sido nunca. Terry sonrió, no quería que Candy dejara de verlo y mucho menos de dedicarles esas sonrisas y miradas tan únicas para él.
Llegaron cerca del colegio, ya era completamente de noche.
-Tenemos que bajar aquí para que el mecánico que vive aquí guarde mi carro, como imaginarás no me dejan tenerlo en la escuela y este señor amablemente me cuida mi auto tiene un convenio con la familia para que yo pueda tenerlo a mi disposición cuando lo necesite, aunque las hermanas no saben esto.- termino Terry de explicar.
-¿por eso te escapas todo el tiempo?-pregunto Candy curiosa.
-No siempre es en mi automóvil, la gente sabe reconocerlo y podrían localizarme más rápido, muchas veces voy en carruaje, vamos- dijo Terry y los dos bajaron del vehículo.
-Esta un poco fresco- Candy se abrazó así misma, Terry en ese momento se quitó el saco y se lo puso en los hombros.
-Gracias Terry- Candy bajo un poco la mirada, sintió su aroma y sus sentidos se volvieron a embriagar de él provocando nuevamente la sensación de mariposas en el estómago.
Los dos caminaron hacia la barda del colegio, él saltó primero y ella fue ayudada por él para subir. Estaban justo en la parte de atrás de la pequeña colina; siguieron su camino sin entretenerse mucho y platicando en susurros.
-¿Te acompañó a la residencia de señoritas?- Pregunto Terry
-Será un honor pero si vemos a alguien merodeando nos separamos para que no vayamos a levantar sospechas- Candy le guiño un ojo.
Terry sonrió más ampliamente, y la volvió a tomar de la mano. El trayecto fue muy rápido y antes de salir completamente del bosque el tomó su mano galantemente y se la llevó a los labios depositándole un beso, Candy volvió a sonrojarse pero esta vez no desvió la mirada y le sonrió.
-Fue un honor que me permitiera su compañía el día de hoy señorita Tarzan pecoso, espero que se repita pronto.- Terry se inclinó como dictaba el protocolo y cuando iba a irse Candy le sujeto la mano y lo retuvo.
-Espera tu saco- hizo el ademán de quitárselo.
-No es necesario Pecosa, aún hace frío y me lo puedes devolver cuando me veas.- dijo Terry y se lo volvió acomodar en los hombros.
-¿Pero no lo necesitas?- insistió la pecosa
-No pienso ir a misa de nuevo, solo entre para buscarte y así poder volver a tener tu atención.- dijo Terry cínicamente y le guiño un ojo.
-que insolente- pero Candy le sonrió de nuevo.
-Si es todo le deseo buena noche señorita Pecosa Andrey- Terry le dirigió una mirada profunda acompañada de una sonrisa de lado y siguió su camino
En el costado que colindaba la residencia de señoritas con el bosque estaba Annie, Patty, Stear y Archie, se notaban preocupados e intranquilos, pero Stear agudizó el oído ya que le pareció escuchar un rumor entre los árboles. Puso más atención en lo que Archie discutía un tanto alterado con las chicas y le pareció ver algo que lo confundió.
Unos segundos después salió Terry del bosque, era muy perceptible ya que se le veían las mangas blancas de la camisa. Los vio a los cuatro ahí parados y solo hizo un ademán con la cabeza para saludarlos, después se fue sonriendo sin darle mucha importancia que los descubrieran al final de cuentas. Candy salió unos segundos después, sonrojada y feliz. No se esperaba que todos estuviera junto a la residencia así que solo dijo.
-Hola ¿Qué hacen todos aquí?- pregunto Candy que se veía radiante de alegría.
-¡Candy! ¿Dónde estabas? Nos tenías preocupados, no has venido a comer y no sabíamos si avisar a las hermanas.- Archie estaba muy alterado
-Fui a visitar a Albert y se me hizo tarde, pero estoy bien.- dijo Candy un poco apenada.
-¿regresaste sola y tan tarde?- pregunto Patty viéndola sorprendida.
-No realmente, pero que les parece si mañana les cuento es tarde y nos pueden descubrir.- dijo Candy para ya no llamar la atención, además no tenía ganas de contarles aun que había pasado un día increíble con Terry porque no estaba lista para preguntas, y aun no tenía claras las respuestas.
-¿De quien es ese saco Candy?- Pregunto Annie observándola
-De un buen amigo y si me disculpan estoy cansada. Buenas noches- Candy logró escabullirse para evitar más preguntas incómodas.
-Creo que estábamos exagerado. Candy esta bien y lo mejor es que ella nos cuente cuando quiera sin que la presionemos, si estaba con Albert nada malo podía pasarle.- Stear trato de ser más discreto y reservado, él como Annie había observado lo del saco y más aún él noto que a Terry le faltaba su saco.
-Stear ¿Cómo puedes decir eso? Estaba fuera del colegio y si la descubren la expulsaran.- Archie comenzaba a alzar la voz.
-Archibald te pido que te calmes o la meteremos en problemas y nosotros también saldremos perjudicados lo mejor es que cada uno se vaya a su dormitorio para no levantar más sospechas- Patty más razonable hablo.
Después de eso ya nadie dijo nada y mejor optaron por retirarse.
-Patty lamento que no nos hayan presentado adecuadamente, pero espero que podamos ser amigos.-Stear le dijo a Patty caballerosamente y se retiró con una reverencia.
-Claro que si- Patty le sonrió y se fue feliz, Siguiendo a Annie.
Archie y Annie no se despidieron, él iba tan ofuscado que no se sentía capas de fingir su ataque de celos por Candy, Annie al final de todo se dio cuenta y no se detuvo ya que sintió que si lo hacía no podría contener las lágrimas, ella sabía que que su novio aun sentía muchas cosas por Candy pero corroborarlo le rompía el corazón y la hacía pensar que se había equivocado en aceptarlo a pesar de la evidencia.
Stear alcanzó a su hermano y camino un momento junto a él en silencio.
-Deberías calmarte Archie, deberías considerar los sentimientos de otros.- Stear seguía intentando estar sereno.
-¿Cómo me pides eso? Pareciera que a nadie le importa Candy, ¿Qué no viste que el desgraciando de Granchester también salió del bosque? ¿Y si se lo hubiera encontrado?- al parecer los celos y la molestia no lo dejaban atar evidencias.
-Hermano piénsalo, Candy se sabe cuidar sola siempre ha sido así y bueno yo hablo por Annie, no creo que sea agradable ver a su novio celoso por otra señorita- dijo Stear.
-¿Qué? No digas tonterías, yo se como manejar mi relación con Annie, así que aunque seas mi hermano no te metas. Si tan solo Anthony estuviera aquí, haría que Candy fuera más centrada y evitaría que tuviera este comportamiento.- Archie siguió su camino.
-Yo no creo que nadie pueda evitar que Candy sea Candy… hay hermano estás tan confundido y Anthony estoy seguro que correrá con la misma suerte- Stear murmuro para si mismo.
Los dos hermanos se fueron caminando en diferentes distancias, Terry estaba sentado en las escaleras viendo por la ventana la luna, Archie lo vio cuando pasó junto a él y se molesto más. Stear que iba viendo a su hermano se detuvo a decirle algo a Terry.
-Cuídala mucho, si es verdad que te importa, no vayas a jugar con ella.- dijo Stear tranquilamente.
-Nunca jugaría con alguien tan especial como ella, no escuches todo lo que se dice de mi.- Después de decir eso Terry volvió a salir del edificio y Stear siguió su camino.
