Hola a todas de nuevo!
Les había prometido un capítulo extra y aquí lo tienen, espero que lo disfruten, ya viene el festival así que esto se pondrá muy pero muy interesante, me pondré desde hoy a escribir el nuevo capítulo que ya lo tengo formado en rasgos generales en mi mente, así que en cuanto salga del horno se los pongo. Australia y Mía gracias por sus primeros comentarios del capítulo pasado, espero disfruten este y que les agrade la sorpresa.
Los comentarios largos los dejo para el siguiente capítulo, cuídense mucho y disfruten la lectura.
La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.
El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla
CAPÍTULO 58
La mañana siguiente fue de gran alboroto, ya que había llegado la estructura del carro alegórico donde irían los espíritus del otoño, las clases aunque siempre tediosas no fueron una molestia debido a la efusividad que tenían las alumnas por el festival, los jóvenes observaban todo a distancia, ya que su naturaleza no les hacía actuar con tanta animosidad como las señoritas.
Aunque habían señoritas como Elisa que coqueteaba con descaro frente a ellos y aun así no conseguía que alguien la invitara el tan esperado día, Lydia si había conseguido una cita Neal la había invitado al día siguiente de haber estado besuqueándose con ella y seguía buscándola en donde fuera para seducirla, la muchacha aun no caí en su red pero seguro pasaría.
El alboroto causó que las muchachas estuvieran desperdigadas por todo el colegio sin mucho control, esto fue un problema para Candy y Terry que no pudieron coincidir más que en el salón de recreo y hasta el miércoles pudieron verse un momento en la colina, ya que después del descanso las monjas daban las tardes libres para que todas las señoritas aprendieran a bailar y esto no permitió sus encuentros para charlar y ver la puesta de sol, el inglés recordó que por eso odiaba los festivales, así que decidió quedarse en su cuarto hasta que pasara semejante efusividad.
Stear visitaba poco a Patty porque las monjas estaban más alertas buscando posibles parejitas y solo se veían por unos minutos en el recreo de la mañana, estancando un poco su creciente relación.
Archie más audaz como había dicho su hermano se estaba aficionando a las sesiones intensas de besos con Annie que provocaba que ambos llegaran cada vez más tarde a cenar, el mismo miércoles que había frustrado a casi todas las parejitas, la rubia ojiazul fue mandada su cuarto castigada y sin cenar por llegar 15 minutos tarde y no poder dar una explicación clara de cual había sido el motivo de su retraso.
Archie era más demandante con cada beso que le daba, esa misma noche le estuvo besando el cuello y todo lo que hasta antes había sentido fue superado por estas nuevas emociones.
Como Annie estaba castigada Patty se animó a mostrarle su más grande tesoro a Candy ya que pasarían el resto de la noche solas, pero todo pasó tan rápido que no se podía explicar claramente, cuando iba saliendo de su recámara para regresar a la de Candy, vio que la hermana Grey estaba haciendo una inspección, Patty se puso tan nerviosa que tiro sin querer la caja donde tenía a Yuli su tortuga, y así quedó develado el secreto de Patty frente a las monjas y algunas compañeras en el pasillo, Candy salió al escuchar el alboroto e intento defender a Patty frente a la directora pero no midió sus palabras y la llamó "vieja cabeza dura" esto provocó que las llevaran al cuarto de meditación. No hubo forma de persuadir a la monja que se sentía realmente ofendida con Candy.
A Patty le dieron sólo dos días de detención a Candy por su falta y por no disculparse se le prohibió participar en el festival. La Hermana Margaret logro salvar a la tortuga y se la dejó a Candy que sabría cuidarla hasta poder llevarla a algún nuevo hogar.
El jueves paso lento para todas, en la mañana Annie se enteró por las burlas y el regodeo de Elisa de lo acontecido a sus amigas, en el primer recreo Annie se armó de valor y buscó a Archie y a Stear para comunicarles que Candy y Patty estaban castigadas.
Los días estaban pasando largos y aburridos encerradas. Elisa estaba molestando a Annie al verla sola, la trataba como sirvienta y la hacía manejar el fonógrafo para practicar las melodías que tocarían en el baile. Candy estaba triste más por sus invitados que por perderse el festival, Terry escucho a Neal reírse de que la huérfana no estaría en el festival hasta la mañana del viernes, pero no se enteró que estaba en la celda de castigo, creía que estaba en su habitación confinada y no se atrevía a ir para no meterla en más problemas.
Ya que no podía ver a Candy y estar en el colegio se estaba volviendo algo muy tedioso decidió ir a visitar a Albert para no aburrirse.
Candy jugaba con Yuli mientras escuchaba como las demás ensayaban, en un descuido se cayó y la ventana vieja casi le cae encima, al ser un día antes del festival y haber un clima no tan frío como los últimos dos días, se aventuró a salir por la ventana y escaparse un rato del colegio, le iría a dejar a Albert la tortuga para que se la cuidara, pensó un segundo en ir a buscar a Terry para que fueran juntos pero pensó que era muy riesgoso que alguien la pudiera ver en el patio, como la celda de meditación estaba en la torre alta se fue por los tejados hasta encontrar la barda baja que era fácil de saltar. Paro un carruaje y se subió, en el zoológico le pediría prestado un poco de dinero a Albert porque al estar castigada no pudo ir por nada a su cuarto, el paseo le sentó de maravilla están aburrida de estar horas encerrada sin salir ni siquiera al bosque, todo le gustaba y se tomo un rato para disfrutar de su día en libertad.
Anthony no había vuelto a Bibury, a pesar de que Cathy se lo sugirió más de una ocasión, el le dijo que lo acompañara al festival, para que así ambos se divirtieran, le recordó que no conoció a Candy y para terminar de convencerla le dijo que bailaría todas las piezas de música que a ella le gustaran y en las que no se sintiera cansada, Cathy accedió pero en condición le pidió fueran a buscar un vestido porque los que tenía con ella no eran para un baile y además estaba más delgada y no se le verían bien. Los dos rubios salieron a pasear por Oxford street, si algo tenía Cathy es que lograba sosegar a Anthony, se alegró de estar a su lado toda la tarde y lo disfruto como hacía semanas no lo hacía. Tony no era indiferente el sabía que a Cathy le gustaba, pero su corazón latía por la rubia pecosa, a pesar de saber de la existencia de Terry no perdería la esperanza seguiría frecuentándola en caso de que se presentara la oportunidad. Aunque a la vez se sintió un miserable por ilusionar a Cathy que ya de por si era desdichada debido a su enfermedad.
Terry tomaba un café en el interior de la cabañita de descanso de Albert, se sentía relajado en ese lugar.
Los dos reían a carcajadas en eso una cantarina voz se escuchó.
-¡hola Albert!- saludó la pecosa, se llevó una sorpresa muy grande al encontrar ahí a Terry.- Terry hola, no esperaba verte aquí.
-¿Candy qué haces aquí?- pregunto también sorprendido el inglés.
-Vine a ver a Albert para pedirle de favor si puede cuidar a esta tortuga, se llama Yuli y es íntima amiga de una amiga mía.- le confesó a Albert.
-¿Te vieron escapar?- pregunto Terry demasiado sorprendido al verla ahí, ya que él no se atrevía a escapar cuando estaba castigado.
-No lo creo, todos están entretenidos con el festival, la ronda será hasta las 10 y apenas son las tres, aprovecharé para comer algo porque cuando te tienen castigada te matan de hambre- dijo Candy y saco la lengua.
-¿Y como escapaste?- pregunto Albert, cada vez más convencido de que el San Pablo alardeaba de ser muy estricto o ya se había relajado la disciplina que tanto presumía.
-Estaba jugando con Yuli sobre la cama, resbale y me fui para atrás, le pegué a la ventana con mi cabeza y se salió del marco por lo vieja que era la estructura, de milagro no se rompió el cristal, siendo sincera casi me mata al caer, por suerte el primer golpe no me desmayo a pesar de lo fuerte que fue, logre esquivarlo y la ventana es tan grande que me salí por ella, me fui saltando de techo en techo, creo que hasta pasé por el de la iglesia sin que me vieran, y así fue como salí. – dijo Candy alegre como si su vida no hubiera corrido peligro. Terry casi escupe el café de la impresión y Albert tuvo que levantarse de su silla a darle unas palmadas, su teoría de que estaba confinada en su cuarto había quedado descartada, por lo que decía Candy estaba en un cuarto de meditación en la torre alta y si no recordaba mal ese lugar tenía más de 15 metros de alto.
Albert que también la vio sorprendido se acercó a la silla donde se había sentado y le observó la cabeza, tenía un poco de sangre, así que se acercó el
botiquín para poder curarla.
-Creo que te abriste la cabeza, si no es así entonces te estás volviendo pelirroja.- dijo Albert para hacerla reír, ese colegio no era tan Bueno como los Andrey creían o quizá Candy era una alumna muy demandante para estar en un internado.
-ves porque te ganaste el nombre de Tarzan pecoso.- dijo Terry que aunque la estaba embromando realmente estaba preocupado de que su futura novia fuera tan traviesa y no dejaba de ver cómo Albert la curaba como un auténtico experto.
-¿Dónde aprendiste a curar tan bien Albert?- dijo Candy después de sacarle la lengua a Terry.
-estudie veterinaria, hace un par de años termine los estudios, aunque en realidad llevo toda mi vida cuidando de los animales salvajes.
Terry no aguanto y estallo en carcajadas, sin duda Candy era una señorita salvaje y que mejor que un veterinario para curarla, Albert entendió la gracia que le hacía a Terry que él la curara y lo imitó, ambos estuvieron riendo largo rato. Candy que solo sonrió ligeramente al darse cuenta que se burlaban de ella, no pudo evitar ver aaaww a Terry con cariño y a Albert con admiración, ellos dos eran sus personas favoritas en el mundo, Albert tenía la capacidad de alegrar a todos los que estaban a su alrededor y Terry se veía muy feliz en ese momento, al verlo en su faceta más dulce Candy sintió como su corazón crecía de amor por él.
La diversión fue interrumpida por el jefe de Albert que le anunciaba el final de su recreo. Candy y Terry se quedaron solos en la cabañita de descanso, la rubia se sintió tímida cuando se quedaron a solas, se sentó frente a él y se dio cuenta que podía escuchar su corazón latir.
Una vez más tenía el cabello sin sus coletas, Albert se las había deshecho para poder curarla, Terry levanto la vista y como un rayito de sol le caía en la cara le pareció que veía a un ángel. Se levantó y la invitó a caminar para ver el zoológico, estuvieron viendo algunos animales, cuando llegó a los monos Terry la comparo con ellos y se rio de ella nuevamente, Candy molesta comenzó a perseguirlo pero el lugar estaba lleno de personas y lo perdió de vista, siguió caminando buscándolo hasta que escucho como la llamaba.
-Candy por acá.- el inglés estaba parado junto a un árbol y la esperaba.
-¿Te escondiste porque te dio miedo que en verdad te fuera a pegar?- pregunto la rubia.
-No, fui a comprar esto ¿quieres la mitad?- le puso en las manos unos dulces. Después de eso lanzó uno de ellos al iré y lo atrapó con la boca.
Candy no se quiso quedar atrás y lo imitó, pero el primer caramelo le dio en la frente, trató con un segundo caramelo pero este cayó en manos de una ardilla glotona. Terry no paraba de reír, Candy sonrió aunque no entendió donde estaba su caramelo. El inglés no podía dejar de reír pero con el dedo le mostró que había pasado y Candy se puso junto a él para observar.
-Que bonita.- dijo la rubia de cabello rizado.
-Si- Terry seguía sonriendo e inconscientemente paso su mano por la cintura de ella, sujetándola hasta acercarla más a él, Candy se ruborizó y se volvió a poner tímida. La acción que fue tan natural también cohibió a Terry haciéndolo ruborizarse y prefirió soltarla, se sintió un poco avergonzado por darse esas confianzas, al tener a Candy así de cerca lo hacia ponerse nervioso.
-¿Candy pero como es que estás aquí? Se como te saliste del cuarto pero no entiendo qué paso.- dijo Terry que la estaba conduciendo hasta una banca un tanto alejada de las personas.
Candy le contó todo lo que había pasado y Terry no pudo evitar soltar una carcajada cuando la escucho decir "Vieja cabeza dura".
-Esas palabras ni yo me atrevería a decirlas.- dijo él admirado.
-Me castigaron prohibiéndome asistir al festival y hasta que no acabe debo permanecer en el cuarto de castigo. Mi vestido se quedará guardado.- dijo Candy un tanto desilusionada.
-No te entristezcas ya habrán otros festivales y ahora sabes que no debes insultar a la rectora días antes del evento.- le aconsejó Terry.
-Me hacia mucha ilusión ver a mi amiga Annie en la carroza de otoño y ¿te imaginas como se vería Albert con traje? En fin mis planes se fueron por la borda, siento más tristeza por decepcionar a los que había invitado como Albert, el tío abuelo William y Anthony.- un suspiro de resignación que salió de la garganta de la rubia hizo alterar los celos de Terry.
-Candy ¿Quién es Anthony en tu vida? No quiero ser indiscreto porque soy un caballero pero el día en que te caíste por la escalera dos veces lo llamaste y estoy casi seguro que lo confundiste conmigo. ¿Qué significa él para ti?- cuestionó Terry visiblemente molesto.
-Anthony es uno de mis primos como te lo presenté, es un genio cultivando rosas y es una persona que ha sido muy amable y bondadosa, él fijo mi cumpleaños con el nacimiento de una nueva rosa que llamo Dulce Candy, ignoro si le dijo esto al tío abuelo pero en mi registro dice que nací el 7 de mayo, el día que él me regaló la rosa.- recordó Candy con un dejo de nostalgia que al inglés no le gusto, pero no la interrumpió.
-Le debo mucho a ellos, de no ser por Stear, Archie y Anthony el tío abuelo William no me hubiera adoptado, les estoy muy agradecida al igual que Albert que siempre esta cuando lo necesito.- siguió hablando Candy y Terry sintió más pinchazos de celos en su interior.
-Ya veo. ¿Por qué Anthony no viajó con los hermanos Cornwell a Londres o contigo? La noche que te conocí no te estaba escoltando ninguno de ellos, si no no hubieras estado en cubierta tu sola.- razonó Terry sin disimular su tono enojado.
Candy lo observo unos segundos, no entendía su cambio de humor, no le había dicho nada fuera de lugar, así que trato de pasarlo por alto y continuo.
-Él no pudo viajar con nosotros porque tuvo un accidente que casi le cuesta la vida.- dijo Candy sin poder evitar que se le llenaran los ojos de lagrimas y un nudo en la garganta la hizo bajar más la voz.- Anthony se cayó del caballo el día de mi presentación en sociedad.
La rubia se quedó callada y bajo la mirada para que Terry no la viera llorar. El inglés se sintió culpable, ahora entendía porque Candy le tenía miedo a los caballos, seguramente ella había presenciado todo.
-Entonces los milagros si existen- dijo burlón.-voy a orar por todos los que han tenido la suerte de recibir uno.
-Terry, no seas mal educado. Si esta vivo es un verdadero milagro. El día que te conocí me recordaste mucho a él.- dijo Candy para ver si se compadecía.
- Es una suerte que no nos parezcamos, él se ve que es un chico delicado, también orare por él.- dijo con mas sorna.
-Terruce, no seas así.- dijo Candy dolida
-A ti te gusta mucho Anthony, que mal para mi. Voy a pedir un milagro para que su amor se haga realidad.- termino Terry muy enfadado.- no me mires así. Deberías estar con él seguro que prefieres su compañía.
Terry se fue dejándola sola. Albert que estaba cerca de donde ellos estaban observó todo
-¿Candy, Terry se fue?- le preguntó el rubio.
-Si y es muy malo.-dijo Candy aun ofendida.
-No me lo parece, lo ayude una vez y de ahí siempre viene a verme en agradecimiento.- explicó el rubio.
-a mi si me parece que es malo.- dijo Candy que no quería escuchar razones.
-Si se pelearon yo no puedo hacer nada, eso lo tienen que arreglar entre ustedes. Además son comunes las peleas entre enamorados.- dijo Albert sin darle importancia.
-¡¿Qué?!- dijo Candy poniéndose muy roja y decidió cambiar de tema.- Albert no me permitieron participar en el festival por tener a Yuli, es una lástima aunque puedes ir y estar con Terry.
-Que mala suerte ya había arreglado que un amigo me prestara un traje, dudo mucho que Terry participe si tú no vas y menos después de esta pelea ¿Candy tienes cómo regresar al colegio?.- pregunto el rubio.
-No, te quería pedir prestado un poco de dinero porque no traigo nada conmigo y ya es hora de volver.- dijo Candy un poco avergonzada.
-No te preocupes ya es mi hora de salida y tengo que verme con alguien si quieres te dejo en el colegio.- dijo Albert tranquilamente.
-Gracias Albert.- Candy le volvió a sonreír.
Cuando Albert estaba ayudando a subir a Candy al carruaje alquilado, Terry los observó desde lejos, estaba preocupado por la pecosa a pesar de estar enojados y al ver que su buen amigo la llevaría sintió alivio, Candy lo hacía sacar lo peor y lo mejor de él, siempre sentía un torbellino de emociones cuando estaba a su lado, sabía que no se disculparía por su forma infantil de actuar al enterarse quien era Anthony, y volvió a sentir que le hervía la sangre al pensar en él, rebasó el carruaje donde iban Albert y Candy, estaba seguro de que un poco de distancia le caería bien.
El inglés llegó en poco tiempo al colegio, fue a dejar su automóvil sin prisa y regreso caminando a la barda baja del colegio, cuando vio que Albert caminaba delante de él y se dirigía a un automóvil negro muy elegante, fuera del auto estaba parado un hombre muy elegante que le pareció conocido pero no recordaba de donde, parecía que el hombre elegante estaba dándole un sermón al rubio, y ambos se metieron al interior. Terry camino más aprisa quería ver el escudo de armas de la familia a la que pertenecía porque se parecía mucho al del carruaje de los Andrey donde iban y venían los Legan y los Cornwell, tenía muy buena vista pero estaba bastante retirado del lugar aun, para su mala suerte el carro arrancó y fue imposible ver detalles, regreso hasta la barda y brincó sin ninguna dificultad. Camino dentro del bosque y se subió a un árbol desde donde se veía la torre más alta, seguramente Candy estaba dentro de su cuarto de castigo para ese momento. Seguía molesto con ella aunque tuviera ganas de verla no iría, su mente siguió divagando y recordó que ese mismo auto negro lo había visto varias veces fuera del zoológico y tenía casi la certeza de que conocía al que acompañaba a Albert pero no sabía donde lo había visto antes.
En el auto George Johnson iba furioso.
-Es increíble que se salga y entre del colegio de esa forma y que tú lo consientas. Entiendes que no puedo garantizar su seguridad si se comporta así y tampoco me das libertad de reprenderla, me parece justo que se pierda el festival, es un buen escarmiento.- dijo George.
-A mi no, no me gusta que salga y entre del colegio así como si nada pero tampoco me gusta que la castiguen dejándola sin comer y la mantengan encerrada en una celda de castigo, se dio un gran golpe en la cabeza, te imaginas si queda inconsciente en la celda y nadie la va a ver, tuve que curarla cuando me di cuenta de su herida , ya no me esta gustando el San Pablo para ellos.- termino Albert
-Es tradición que todos los Andrey asistan a este prestigioso colegio, no puedes cambiar eso.- dijo George molesto con Albert.
-No me gusta, yo era tranquilo y supongo que nunca se me ocurrió salirme, las veces que me ha ido a ver es porque tiene algún buen motivo, primero trato de auxiliar a un amigo y ahora fue por ayudar a una amiga, así que para mi no merece el castigo, iremos a Oxford Street, necesito comprarle algo para animarla.- dijo Albert.
-La vas a recompensar por su mala conducta, tú fomentas que no se comporte como una dama y luego te quejas de que la tía abuela no la trata bien. Se que ella tiene el mejor corazón del mundo pero debe comportarse como una Andrey, no tiene nada de malo tener un poco de disciplina y esa influencia que ejerce ese señorito Granchester tampoco me gusta para ella, es rebelde y se dicen cosas bastante desagradables de él como que se emborracha y se aprovecha de las señoritas, en pocas palabras es un delincuente.- El inglés estaba echando chispas.
-Terry tiene esa mala fama, jajaja.- Albert no aguantaba la risa.
-No es para que te rías así William, el asunto es serio. Me preocupa la señorita Candy, solo por eso aceptaría que mejor la mandes a un colegio de señoritas, el de Boston es muy bueno ya te lo había dicho.- siguió George.
-Que Terry Es un borracho lo sé, tu y yo lo ayudamos, pero un delincuente no es, tiene problemas en su familia, si de los rumores que escuchaste es que es un hijo ilegítimo es cierto el me lo confesó y te lo estoy diciendo en una confidencia, los rumores de que es un delincuente los ha esparcido la duquesa de Granchester para desprestigiarlo y así tratar de impedir que herede todo por ser el primogénito del Duque de Granchester, no soporta la idea de que el título sea de él. Terry necesita amigos y me parece que Candy y él hacen una bonita pareja, no me sorprende para nada que estén enamorados.- dijo el rubio tranquilamente.
-¿Qué? ¿La pequeña Candy tiene novio?- George estaba perdiendo la compostura- y lo dices como si nada, vas a permitir que estén en el
Mismo colegio, eso puede traer problemas. William deja de tomar todo a la ligera.- lo regaño al fin.
-No se si son novios, pero de que sienten algo el uno por el otro es obvio y me agrada, apruebo completamente esa relación. Yo daré mi consentimiento para lo que ellos deseen y les daré todo mi apoyo porque su situación será difícil al ser él un noble ilegitimo y ella una heredera adoptada. Lo único que quiero para ambos es que sean felices y dichosos; si me permites llegamos a la tienda, tengo que entrar a comprar los disfraces de Romeo y Julieta, ¿que talla es Candy por cierto?-. Termino el rubio.
George le lanzó una mirada reprobatoria al rubio y lo acompañó a comprar el regalo de Candy.
-Por cierto George dile a la tía abuela que quiero a Sarah fuera de mi mansión este fin de semana, así que tendrá que ayudarla con la mudanza y no podrá asistir al festival del colegio, ya no soporto los malos modales de sus hijos y desde el domingo ocuparé mi casa para vivir, no entiendo porque debo quedarme en hoteles mientras los demás disfrutan de la comodidad del lugar y tampoco entiendo porque se le prohíbe a Candy la entrada a su casa.- Albert lo dijo con autoridad y dejando ver su completa molestia.
George solo asintió, sabía que se avecinaba otra batalla campal Leagan vs Andrey, por ahora solo se ocuparía de mantener entretenida a la matriarca para poder salvar a Candy de los reproches de la señora y a comprar y entregar el bendito regalo, aunque William no le ordenara nada el seguiría de cerca los movimientos del joven Granchester, esa noche que los vio en la cubierta sabía que algo había pasado aunque la señorita Candice no se lo quisiera decir y lo único de lo que estaba seguro era que la adolescencia de Todos los joven Andrey sería turbulenta y el tendría que lidiar con muchos por menores. Sin pensar que la cabeza de la familia seguía siendo muy irresponsable, testarudo y temerario para tener a cargo a cuatro adolescentes.
Al colegio había llegado la noche, en la cena Elisa se regodeaba de lo bella que se vería y dio a entender que todas las que tenían pareja para el baile eran unas aburridas, por eso se alegraba que nadie la hubiera invitado, nadie le presto realmente atención, Annie y Patty estaban muy tristes por Candy aunque Annie sabía que tendría un día hermoso no podía dejar de sentirse mal por su hermana. Esa noche no había salido a ver a Archie porque ya la habían retado demasiado y cuando Archie se enteró de que castigaron a Patty y a Candy pensaron que si mantenían el buen humor en las monjas se compadecerían de la rubia y podría participar en el baile.
La rubia se sentía un poco triste y sola en la celda de castigo, sabía que a Patty la habían dejado salir a la hora de la cena, el estado de ánimo de Candy había decaído mucho después de entregar a Yuli y de pelear con Terry, pensó en Albert que siempre la había acompañado, en Stear y Archie que siempre habían sido amables con ella, en Anthony que lo veía diferente ahora, el enamoramiento que había sentido por él, hacia casi un año atrás no se comparaba a lo que sentía por Terry y de nuevo le embargo la tristeza al grado de sentir un nudo en la garganta, si pudiera salir lo iría a buscar para aclararle que lo que siente por el nunca lo sintió por Anthony y estaba segura que nunca lo sentiría por nadie más. Recordando lo que sentía cuando estaba a su lado se quedó dormida y decidió que en cuanto saliera de su castigo lo buscaría para asegurarle que sus sentimientos solo son para él.
