Hola a todas aquí un capituló nuevo….

Primero les vengo a contar que la ambulancia de la que hablo aquí si era un carruaje tirado por caballos, las ambulancias motorizadas aparecieron hasta que ya estaba en su alójelo la Primera Guerra Mundial, además me imagino que Real Colegio San Pablo no tendría un automóvil porque se ve que no querían dan mantenimiento a la infraestructura, supongo que todo iba a el clérigo y a la manutención visible de los alumnos.

Y ya hablando de el capituló pasado vi que les gusto la pareja Stear y Patty, ellos van de a poco, imagínense que Patty es súper tímida y el otro un despistado, se me imaginan un poco a los de The Big Bang Theory, me dan mucha ternura porque su amor es muy puro y basado en más que solo gusto físico, para mi que después de Terry y Candy ellos eran los más fuertes porque eran muy buenos amigos. Y ahora los comentarios personalizados.

Iantheyumi : estoy de acuerdo contigo la serie les quedo a deber y el manga también, pudieron contarnos más historia de ellos, pero nos se porque a los japoneses les gusta dejarnos muchas cosas a la imaginación.

Analilit: que bueno que te gusto.

Cora Pau: me emociona mucho que me cuentes que gritaste de emoción, me encanta que puedan leer mi emoción en lo que les escribo.

Australia: here I bring more about Candy and Terry, and I will only say that they remember that Anthony said that Elisa was worse than the devil, I say that she is a little sociopath. Thanks for reading.

Mia: que bueno que te gusto.

Guest: también me da gusto que te guste, déjame tu nombre para saludarte adecuadamente.

Abril: espero que sigas leyendo.

Y ahora si que lo disfruten.

La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.

El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla

Este capítulo si contiene escenas Candy/Terry.

CAPÍTULO 64

Candy había salido corriendo de la clase para llegar a la colina, quería ganarle a Terry en puntualidad pero no lo consiguió, al llegar él ya estaba ahí sentado revisando un carnet de papel cartón color gris, era donde les entregaban las calificaciones.

-¡Terryyy!.- gritó la pecosa, el inglés alzó la mano y le sonrió

-Eres muy veloz Candy, ya veo cuánta falta te hago.- dijo Terry viéndola recuperar la respiración.

-jajaja, eres un exagerado.- dijo la rubia y le sonrió.

-Supongo que corres así porque te morias por verme, te diré que no me iba a ir, iba a esperar por ti un rato más.- siguió el inglés provocándola.

Candy lo empujó y Terry que estaba sentado se dejó caer para atrás jalándola y acercándola a él para verla.

-Yo correría así o más rápido para verte, señorita pecas.- le dijo a Terry mientras la veía a los ojos, estaban acostados en la hierba uno junto al otro y no podían quitarse los ojos de encima.

-Me gusta estar así contigo Terry, se que podemos charlar o hacer más cosas pero me gusta poder contemplarme en el azul de tus ojos.- dijo Candy llena de amor.

-Me pasa lo mismo, me reflejo en un espejo color verde, nunca antes había encontrado con quien compartir momentos así.- Terry la miro más intensamente y sentía la necesidad de decirle te amo pero también se sentía vulnerable al expresar sus sentimientos.

Candy le sonrió y le acarició la mejilla, él solo besó la palma de su mano y cerró los ojos para no olvidar ese momento. Un segundo después él ya estaba sentado en flor de loto.

-¿Por qué trajiste un libro pecosa?.- pregunto el inglés intentando que Candy no se diera cuenta de sus dudas, aunque ella notó ese leve cambio y se prometió a sí misma averiguar que le ocurría.

-¿Eh? ¡Ah! Si ese libro, no sabía cómo escabullirme de Patty y le inventé que vendría un rato a leer, aunque con las prisas tome el de francés y no uno que realmente entienda, la verdad es que no importa se que estando contigo no iba a leer.- dijo Candy hablando mucho como siempre.

-¿Quieres que comencemos a besarnos entonces?.- dijo Terry embromandola, aunque deseaba que la rubia dijera que si. Candy soltó un bufido de indignación y antes de que le fuera a dar un golpe siguió hablando.- Veo que aquí escondido está tu carnet de calificaciones.- dijo Terry curioseando.

-Puedes verlo si no te burlas, no soy la mejor de la escuela lo sé.- dijo Candy un poco abatida.

-No está mal, solo veo que tienes un seis en francés y un siete en música, ¿te gustaría que te ayude a dominar el francés? Puedo ser tu tutor.- dijo Terry que se le pegaba lo parlanchín de Candy.

-No sería mala idea, quizá contigo si logre aprender algo.- dijo Candy sentándose a su lado más atenta.

-Te leeré uno de estos poemas para que vayas acostumbrando el oído.- dijo Terry riendo.

Él se levantó y le dio la mano a Candy para irse a sentar junto al gran árbol y poder apoyar la espalda y así tener la libertad de poder anidar a Candy en sus brazos, ella se sentó frente a él, Terry separó sus piernas y apoyó la cabeza de Candy en su pecho. El calor que sentía la rubia le extasiaba, y escuchó un leve tamborileo, escuchaba su corazón, ese rítmico sonido que le parecía maravilloso.

-Terry.- dijo Candy en un suspiró y volteó a verlo desde abajo, La rubia se incorporó un poco y giró su rostro acercándolo a él, el ojiazul entendió la intención de Candy y se acercó para poder darle un beso suave y lleno de amor.

El beso fue largo y no se separaron hasta que fue necesario y aunque a Terry quería seguir besándola Candy se volvió a acomodar en su pecho cómodamente, mientras el volvía a buscar la pagina del poema que le quería leer.

-Ahora si a leer, me hacia falta ese beso para aumentar la inspiración.- dijo Terry juguetón y comenzó su lectura con su preciosa voz aterciopelada.

Albert estaba saliendo del zoológico, el auto de los Andrey lo esperaba varias cuadras lejos de ahí. Georges estaba molesto con esta situación, no estaba seguro si podría contenerse y no reñirlo. Lo vio de lejos y bajó del auto con mala cara principalmente porque llovía.

-Sigo sin entender porque no te recojo frente al zoológico, pero ya no te reclamaré, últimamente estás peor que en la adolescencia haces lo que se te da la gana.- dijo el mayor de los dos.

-Te lo dije Candy aveces viene a visitarme y no quiero que nos vea juntos, no me imagino como se lo tomaría si te encontrara aquí, ya le diré a su momento.- dijo Albert casi riendo porque le divertía ver a Georges molesto por tonterías.

-Por cierto ¿mandaste la carta a Candy?.- pregunto el rubio

-Desde el lunes pero no ha contestado, quizá está pensando a donde quiere ir.- dijo el inglés mientras ya estaban acomodados en el auto.

-Estoy casi seguro de que se querrá quedar en Londres, así que será mejor que compres un solo pasaje para America, yo me quedare aquí en el hotel y ella podrá quedarse en la mansión.- dijo Albert que estaba viendo el camino por la ventana.

-Entonces iremos hacia el muelle.- ordenó Georges al chofer del auto.- ¿Por qué estás tan seguro de que Candy se quedara aquí?.- pregunto George

-Porque Terry me escribió diciendo que se quedará aquí en Londres que esperaba poder visitarme en las vacaciones junto con Candy porque quieren contarme algo importante.- dijo Albert encogiendo los hombros.

-¿Tienes idea de lo que te van a decir?.- pregunto George alisando una ceja.

-Seguramente que ya son novios.- dijo tranquilo el rubio.

-¿Y vas a permitir que ese joven peligroso corteje a la señorita, peor aún los dejarás en Londres sin chaperones?.- George estaba muy alertado, podría decirse que actuaba como un Padre celoso.

-Calma George, Terry estará en el Savoy será mi vecino y podré verlo a él. Además Candy se quedará en la mansión en compañía de Annie y sus padres, hasta estaba pensando en decirte que le escribas sugiriendo que nos inviten a Terry y a mi a pasar unas semanas en la mansión Andrey, podemos decirle a Jane Britter si podría cuidar a mi hija adoptiva, se que no le encantará la idea pero querrá quedar bien con los Andrey y mas porque hasta donde se Archie es novio de Annie. En caso de que Terry no pueda aceptar la invitación yo lo haré y me quedare gustoso con ella, deja de ser un padre sobre protector con los dos, yo puedo ser responsable de ella por unos días..- dijo Albert muy serio para que el inglés le creyera.

-Más que su padre para es su hermano, no sabes ponerle límites y en tu afán por hacerla feliz, tomas muchas decisiones a la ligera. No se si pueda irme tranquilo a America dejando semejante compromiso entre Candice y ese muchachito.- George bufo de disgusto.

- ¿harás lo que te estoy pidiendo?.- pregunto Albert viéndolo a los ojos.

-Para eso me pagas William, y supongo que dirás todo esto a la señora Elroy antes de que se embarque con los chicos al mediterráneo?.-

-No entiendo porque quiere ir tan lejos con el clima tan inestable de Europa .- termino Albert en el momento en que llegaban al puerto.

Archie y Annie estaban escondidos en el jardín de atrás de la iglesia. Archie había puesto a Annie sobre sus piernas y la besa con un poco de brusquedad debido a la urgencia de sus besos.

-Archie debemos ser cuidadosos.- dijo Annie entre beso y beso.

-Perdoname Annie es que no te vi en una semana y no sabes la falta que me hiciste, además no te veré en los próximos dos meses y medio.- dijo Archie y se abrazó a ella, mientras le besaba el cuello.

-Oh Archie, yo también te voy a extrañar mucho.-dijo Annie.

-Annie mi cielo quisiera demostrarte cuánto te quiero, ¿me permitirías acariciar tu cuerpo?.- Archie comenzó a tocarle las piernas sobre el vestido.

-No ahora Archie, nos pueden ver y también me da vergüenza.- dijo Annie y se quitó de las piernas de Archie para sentarse solo a su lado.

-¿Por qué te da vergüenza Annie? Eres hermosa, tu rostro es hermoso no deberías sentirte apenada.- dijo Archie u tomo a Annie de la cintura para acercarla a él.

-Es que yo… no tengo la figura de una mujer aún, y no quisiera decepcionarte, yo veo a Elisa y es tan bonita o a Patty y… todas en esta escuela son más lindas que yo y siento que yo no te podré gustar como podría gustarte otra.- dijo Annie apunto de llorar.

-No pienses en eso Annie, tu me gustas y por eso quiero demostrarte mi afecto de una forma más íntima y privada, además todo eso que dicen los mayores quiero aprenderlo contigo.- dijo Archie tratando de que Annie volviera a sentarse en sus piernas, en el intento la sujeto del trasero y aunque Annie se removió incómoda, el no le quitó la mano.

-Archie esperemos hasta después de vacaciones, en lo que yo me adapto a los cambios que ha habido en mi en estos meses que llevo aquí en Londres, por favor.- pidió la rubia ya sin luchar en contra de las manos atrevidas de su novio.

-Entonces no me prives de tus besos.- dijo Archie y la jalo de nuevo hasta sus piernas pero esta vez no le quitó la mano de su trasero y siguió disfrutando del contacto y de los besos.

La semana pasó rápido Stear y Patty se encontraban todas las mañanas en el laboratorio para platicar y siempre terminaban dándose un tierno beso, Stear era más tímido y torpe que Archie, así que el se limitaba a disfrutar de la compañía de Patricia, seguramente con el tiempo se interesaría de una forma más apasionada en ella pero por ahora disfrutaba mucho más de su compañía y su complicidad, mientras estudiaban en la biblioteca se tomaban de la mano bajo la mesa, ella le escribía cada noche a pesar de hacer juntos los deberes y por la noche, la rutina de cartas que tenían era envidiable, Stear se había vuelto un romántico, había pedido Terry que le recomendara algún libro de poemas para tener mejores detalles hacia Patty. La castaña no se quedaba atrás había estado teniendo con premura una bufanda que quería que Stear se llevara antes de salir de vacaciones.

La última semana las tres amigas casi no estuvieron juntas, Candy todas las tardes la pasaba en compañía de Terry y cada vez se sentía más enamorada de él, deseaba que esa semana no se terminara nunca y eso que el inglés le había prometido verse a diario en las vacaciones, eran los únicos afortunados que no sufrirían una separación tan repentina en las vacaciones invernales.

Archie seguía demandante con Annie, en cuanto la veía terminaban en una sesión de besos y caricias furtivas departe del Americano, casi no hablaban, al castaño se le habían alborotado las hormonas de tal manera que había tenido que recurrir a prácticas muy poco caballerosas durante la noche o las horas de baño, este descubrimiento de auto satisfacción había sido algo novedoso y en la última semana de clases, con el estrés de los exámenes y luego con las ardientes sesiones de beis con su novia, se había vuelto un desahogo necesario para él.

Elisa había tenido más complicada la última semana, los exámenes le habían ido fatal y culpaba a las monjas porque el castigo que le dieron la había sacado completamente de balance, lo cierto era que en vez de ocupar las horas necesarias para estudiar había estado maquilando cómo separar a Jonathan de Caroline, el muy cínico había estado manteniendo relaciones sexuales con las dos en la misma semana y Elisa se había dado cuenta, al principio se había molestado tanto que le reclamó a él, pero hábilmente él le insinuó que Caroline lo buscaba y ya que era su prometida debía cumplir con sus convenios. Esto encolerizó a Elisa y a pesar de que mantuvo la actividad sexual con el joven también se encargó de buscar la manera de sacar a Caroline de la jugada.

En su mente retorcida había planeado hacer que Caroline dejara de alguna forma a Jonathan sabiendo que le era infiel con ella, pero el rubio fue muy astuto y nunca la volvió a llevar a su cuarto, el la visitaba en cada encuentro. Lo que si tenía presente era la charla que habían tenido en el cuarto de castigo, el compromiso no se rompería mientras existiera el heredero que llevaba Caroline en sus entrañas, estaba convencida de que si Caroline no tenía a ese Niño y ella decía que estaba encinta de un heredero Green seguramente los casarían de inmediato. Solo que aun no encontraba la forma para que Caroline tuviera un percance, pensó en acecharla con un caballo, la pelirroja sabía que ella era muy buena jinete, pero no quería correr el riesgo de perder al bebé que muy posiblemente ella también estaba gestando, los días de le acababan y cada vez estaba más desesperada.

La mañana del jueves tuvo su oportunidad, había tenido una noche tan activa que se levantó tarde por causa del cansancio acumulado, todos había sido convocados a la última misa que se llevaría acabo a las ocho de la mañana. Eran las ocho menos quince cuando salió apresurada de su alcoba, pero con las prisas había olvidas el moño de su cabello, así que regreso rápidamente, su puerta estaba entre abierta y escucho que alguien corría por el corredor, se asomó por la rendija y vio a Caroline dirigiéndose a las escaleras, al pie de la escalera una de las botas de la rubia inglesa se le desabrochó y tuvo que agacharse para abrochársela, Elisa viendo esa oportunidad se dio prisa y corrió con las manos estiradas y la empujó con fuerza por las escaleras, Caroline se golpeó la cabeza con el barandal y rodó por la escalera sin saber realmente qué le había pasado, estaba inconsciente, había caído doce escalones, Elisa vio que no reaccionaba la rubia y comenzó a asustarse, tenía sangre en la frente y cuando se iba a agachar a verla vio que de entre sus enaguas del uniforme blanco comenzaba a mancharse de sangre.

La campana comenzó a sonar y lo único que se le ocurrió fue correr gritando hacia la iglesia donde ya estaban todos esperando a que diera comienzo la misa.

-¡Hermana Grey, hermana Grey!.- iba corriendo y gritando por el patio, la hermana Klais la vio cuando estaba por cerrar la puerta de la capilla.

—Elisa que modales tan horribles, no es forma de comportarse de una señorita.- dijo la monja.

-¡Hermana! Caroline Smith se ha resbalado de la escalera, yo venia saliendo de la residencia de señoritas cuando escuche un fuerte golpe, me regrese y la acabo de ver inconsciente y con un gran golpe en la cabeza.- dijo Elisa histérica y acto seguido fingió desmayarse para el asombro de todos los que estaban parados en la puerta de la iglesia escuchando lo que decía.

-¡Elisa!.- Neal corrió a socorrer a su hermana, ya que era uno de los chismosos que había abarrotado la puerta.

La hermana Grey salió de la iglesia muy seria y ordenó.

-Señor Leagan lleva a su hermana a la enfermería de la residencia de los varones y quédese ahí con ella, los demás esperarán ordenadamente en l capilla hasta que les avisemos.- dijo la rectora y se fue junto con el párroco, la hermana Klais y otras dos monjas a ver si lo que decía Elisa era cierto.

La hermana Margaret se quedó en la entrada de la capilla y aunque llamó al orden todos los alumnos estaban revueltos intercambiando impresiones, Terry que curiosamente había acudido a la iglesia para que no lo molestaran estaba sentado muy solemne junto a Candy. En una de las bancas cercanas a la puerta.

-Terruce y Alister podrían hacerme el favor de ir a buscar al joven Green a su habitación, no lo veo por aquí y pienso que no se ha enterado de lo ocurrido a la señorita Smith.- pidió la hermana Margaret. Los dos morenos salieron de la capilla con rumbo a la residencia de los varones.

Efectivamente cuando la Hermana Grey llegó Caroline seguí en el descanso de las escaleras, el charco de sangre cada vez era más grande, de inmediato le tomo el pulso y por suerte se lo encontró el párroco fue a buscar quien podía enviar un mensaje que fuera por alguna ambulancia, entre las monjas la movieron hasta la enfermería, donde recuperó el sentido, pero en seguida experimentó un fuerte dolor que la hizo gritar, por suerte la ambulancia llegó y no era otra cosa más que un carro, Tirado por cuatro caballos.

Terry, Stear y Jonathan que se veía muy pálido vieron cómo sacaban en una tabla a Caroline del colegio mientras se retorcía y seguía gritando.

-Deberían haber vehículos para esas emergencias, el movimiento de los caballos no debe ser sano.- pensó en voz alta Stear que se notaba muy preocupado, Terry le puso la mano en el hombro, una monja llegó a interrumpirlos y ya nadie pudo opinar nada.

-Joven Green la hermana Grey lo espera en su oficina, le darán un permiso especial para que venga alguien de su familia y puedan llevarlo con su prometida la señorita Smith.

Terry y Stear volvieron a la capilla a esperar las noticias que les tengan que decir las hermanas, Archie estaba parado frente a Annie, Candy y Patty, los dos morenos se acercaron a escuchar lo que decía el casi rubio a su novia y sus amigas.-¿No crees que es demasiado coincidencia que Elisa sea la única que vio todo?

-No estoy segura de que debamos hacer esos comentarios.- dice Annie que estaba sentada entre Patty y Candy.

-Yo estoy de acuerdo con Annie, no podemos enjuiciar a Elisa, además ella se veía muy afectada, solo espero que Caroline esté bien.- dijo Candy que siempre estaba preocupada por el bienestar de todos.

-Cuando veníamos para acá ya había recuperado el sentido, aunque se veía bastante dolorida.- dijo Stear.

Los seis se quedaron sumidos en un largo silencio, Patty y Terry al ser ingleses estaban acostumbrados a ser más solemnes así que no intercambiaron impresiones.

En el hospital que por suerte no estaba lejos del colegio, atendían a Caroline, el golpe en la cabeza no había sido grave pero por desgracia había perdido al bebé, la hemorragia había sido controlada y aunque estaba cansada, confundida y triste les habían dado la noticia de que con el tiempo podrían ser padres. Jonathan estaba con ella acompañándola. La habían dejado en reposo por la reciente pérdida y estaría en observación por el golpe en la cabeza, además de que tenía un hombro dislocado y varias costillas rotas.

-¿Te encuentras mejor?.- pregunto el rubio.

-El medicamento me ha quitado el dolor físico, dime algo Jonathan ¿Aún te casar conmigo?.-

-Este percance no cambiará nada de lo que ya estaba decidido y escuchaste al médico después podremos engendrar hijos sanos.- hablo el tranquilo.

-¿Y seguirás viéndote con Elisa?.- Caroline le pregunto directamente a su prometido, pero antes de contestarle siguió.- No estoy muy segura pero yo la vi junto a mi antes de caer por la escalera, antes de recibir un fuerte empujón. Como veo que no tienes una respuesta solo te dire que quiero volverla a ver nunca en mi vida.- y en seguida la rubia comenzó a llorar.

Jonathan se quedó pensando, no creía capaz de semejante maldad a la pelirroja, pero después de lo que acababa de decir Caroline no estaba seguro si debía seguir confiando en ella.