«¿Es capaz un padre vender a su propio hijo por cinco dólares y un condón aplastado? Incluso los humanos lo hacen, no es de sorprenderse entonces que los propios demonios lo hagan también.
Más cuando un beneficio han de sacarse.
—¿Y si me descubren?—Preguntó nervioso el pequeño imp a su padre, tan inseguro y asustado por lo que el hombre mayor le pidió. Él realmente no quería ir a esa casa de desconocidos, de extraños que no le dan ni una pizca de confianza.
Pero su padre siguió insistiendo, incluso puso cara de borrego mal parido para convencer o mejor dicho, manipular a su hijo aunque sea emocionalmente y acceda fácilmente a qué, aparte de ir por las buenas al castillo de esos ricachones, también que aproveche y robe todo lo que pueda. Es una oportunidad única de oro.
—¿No lo harías por mí y por mamá?— al mencionar a la amada madre del imp fue donde dio justo en el clavo para que Blitzo terminará por ceder y poner de su parte. No tuvo más opción, asintió y fue con su padre para que lo llevarán con ese tal príncipe para pasar el día juntos.
Esta claro que las consecuencias llegan tarde o temprano. ¿Por qué Blitzo y su padre pensaron que sería tan fácil robarles o que no serían descubiertos?¿Qué él señor Goetia jamás se enteraría?
El error más grave de Blitzo fue dejarse convencer por su padre, pero todavía es un niño ingenuo, fácil de engañar y manipular. Sin embargo Paimon Goetia no es tan compasivo cómo en ocasiones suele aparentar. No permitirá que esos pobres diablillos queden impunes de sus actos.»
"Puede combinarse perfectamente el ser temido y el no ser odiado."
