«Diez años después »
Stolas Ars Goetia ya es un adulto joven. Ya no es un niño ni un adolescente, es un adulto muy joven. Ya a sus diecinueve años está a pocos días de casarse con aquella demonia a la que lo forzaron a comprometerse desde muy pequeño sin posibilidad de negociar su compromiso para cancelarlo o algo similar. No había salida, debe cumplir con ello sin opción alguna y solo para tener un heredero "alternativo" por si acaso.
El príncipe búho intentó, fue muy paciente con su prometida Stella por muchos años pero se dió cuenta que ni siquiera podía quererla aunque sea un poco, no podía guardarle cariño a alguien tan manipuladora, testaruda, con mal genio y burlona como ella. No hay nada en qué puedan congeniar y casi siempre están discutiendo, solo aparentan en público o cuando están sus familias. Soportarla es casi imposible para Stolas. Y aunque si bien es cierto que casarse con ella y todavía tener que compartir la misma cama no es algo que lo ponga contento y menos excite, extrañamente tampoco se siente deprimido o triste. Porque tiene un consuelo, alguien que está ahí para él, una compañía sumamente agradable y otra razón más por la que amar a su futura esposa, es imposible.
Ese alguien justamente lo despierta cada mañana, no de la manera más romántica y tradicional como hubiese realmente querido, pero lo hace porque es su deber.
—Príncipe Stolas, es hora de levantarse. Debe organizar los preparativos de su boda que ya será dentro de muy poco. — la voz de Blitzo se escuchó en toda su habitación quien abría lentamente las cortinas y a diferencias de otros imps que trabajan ahí ya que son del servicio, Blitzo es el único que no le ha tomado tanta distancia, que hay más confianza y no le tiene cierto miedo o nerviosismo.
—¿No puedo dormir un poco más?
—Me temo que no.
—Blitzy~— aprovechando que justamente se puso muy cerca de la cama, lo tomó de la cintura agarrándolo totalmente desprevenido y lo llevó a la cama con él.
El imp atrapado entre los largos y delgados brazos del búho, comenzó a quejarse e intentar escapar de ahí. Las mañanas a veces son difíciles para él pero ya está acostumbrado a que el príncipe haga ese tipo de cosas ocasionalmente.
—¡Sueltame!¡Estoy trabajando!— más que pedir le ordenó. Le tiene tanta confianza que, sabe que cuando están completamente solos puede tratarlo informalmente e inclusive hasta regañarlo. Algo que otros imps del servicio jamás se atreverían siquiera a pensarlo.
—Tú siempre estás trabajando.— aclaró risueño, haciendo caso omiso a las órdenes del más pequeño.
Tan cálido y tan bonito se siente tenerlo en la cama, aunque sería mucho mejor sin esas ropas que estorban entre ellos.
—Porque mi vida se basa en trabajar. Y necesito saldar la deuda que tengo contigo.— suspiró, aún intentando alejarlo de él.—Así podré irme y cumplir mi sueño de tener mi propio circo.
Blitzo consideraba que Stolas al haberlo salvado hace tantos años de morir en el incendio del circo y aparte dejarlo vivir ahí dándole techo y comida, ya es suficiente para tener una gran deuda con él. Y realmente no quiere deberle nada a nadie.
El tiempo que lleva ahí más que ser solo otro sirviente más del montón, también se ha vuelto muy cercano a Stolas desde niños hasta el punto de considerarlo como su mejor amigo. O quizás hasta algo más.
—¿Por qué no te quedas aquí? Esté prácticamente es tu hogar.— dijo persuasivo, con obvias y claras intenciones de no querer que su mejor amigo se vaya del castillo.
No quiere que se aparte de él o de su vida. Aunque le conforta que al menos esté ya no le guarde rencor ni lo odie. Poco a poco fue soltando su agarre contra él.
—Nunca he sentido este lugar como mi verdadero hogar...— admitió para levantarse lentamente de ahí.—
Basta de palabrerías, alistate que tienes mucho que hacer hoy. Recuerda que pasado mañana ya te vas a casar con—,
—Ni me lo recuerdes.— le interrumpió bufando aburrido y desanimado.— La única razón por la que me voy a casar es para tener el heredero que tanto quiere mi papá.— comenzó a contar, aunque Blitzo ya lo sabía puesto Stolas siempre le ha contado todo a él de los cercanos que ya son.— Apenas nazca el bebé me divorciaré de Stella. Tampoco es como que yo le agrade lo suficiente para seguir estando más tiempo conmigo.— se pronunció firme y decidido mientras se levantaba y comenzaba su rutina mañanera.
Pocos conocen la verdadera relación entre ambos prometidos y futuros esposos; Stolas y Stella. Ni siquiera se puede decir que aunque sea llevan un poco bien como amigos, a duras penas se soportan y toleran en público. Siempre teniendo que aparentar.
—¿Y qué pasará con el o la bebé?— pregunto curioso Blitzo, refiriéndose a quien se la va a quedar, si se estarán turnando o esperarán a que crezca un poco para decidir eso.
—Me la quedaré, la cuidare yo solo.
—Mucha suerte siendo padre soltero y sobre todo muy joven. — agregó con cierto sarcasmo. Pero igual supone que no ha de ser difícil para Stolas si contrata a alguien para que le ayuda a cuidarla.
Después de todo eso es lo que hacen los ricos. Suelen contratar alguna niñera para que cuiden del menor temporalmente.
Stolas fue al baño para hacer sus necesidades y arreglarse, al salir le preguntó a Blitzo quién terminaba de arreglar su enorme cama:
—¿No te gustaría ayudarme a cuidar al bebé?
—¿Qué?— expresó confundido y sorprendido. Aunque la petición le pareció extrañamente indecente y aquello le puso nervioso, sobre todo por la mirada que le dedicó el más alto.—¿Yo y tú?
—Se dice tú y yo.— le corrigió sonriente. Ponerlo nervioso le gusta.— Pero sí, ambos. Cómo si fuéramos sus padres. — propuso.
—¿Y qué te hace creer que yo quiero ser su otro padre? Nisiquiera estamos en un relación real o seria...— dijo a la defensiva e intentando esquivar su mirada.
La relación de ellos es complicada, pero íntima. Blitzo aunque todavía extrañado, ya sabe sobre las intenciones de Stolas con respecto a él y porque no quiere que se vaya del lugar, sigue pensando que las cosas son un poco intensas y hasta cierto punto le da miedo tener ese tipo de responsabilidades. Sinceramente, sus sentimientos e intenciones le confunden y no sabe si realmente lo quiere de esa manera.
—Podriamos estarlo, apenas nazca mi bebé y me divorcie de ella. Después de todo, padre me dijo que sólo quería un heredero de este matrimonio arreglado y no negociable.— recordó fríamente esas palabras que Paimon le dijo cuando todavía era un niño el día de su cumpleaños, y también el día en qué conoció a Blitzo.—No dijo nada de no dirvociarme después y rehacer mi vida con quién me diera la puta gana. — agregó despreocupado y a sabiendas que tiene perfectamente controlado el tema del divorcio en un futuro.
Lo único que le tiene que preocupar próximamente es pasar tiempo con Stella íntimamente para así procrear, es algo que sigue mentalizandose, asimilando se con ella de esa forma. Será difícil, pero no imposible.
—Lo pensaré. Pero no te aseguro nada...— le contestó después de un momento de silencio.— Solo haz tu deberes y no me causes problemas hasta el día de tu boda. Sé un "buen" príncipe.
—Podría ser un sucio príncipe contigo.
—Carajo Stolas, enserio déjame trabajar. — soltó con enfado.
—Tú eres tan lindo cuando hablas enserio. — rió enternecido ante la actitud del diablillo.
Tal vez en un futuro próximo ellos puedan estar juntos de manera romántica. Cómo una bonita familia.
Y tal vez Stolas nunca le cuente a Blitzo la verdad sobre aquel incidente que le dejó marcas en su cuerpo y ocasionó la muerte de su familia. Además dé, causarle el oblivion al imp.
"Haga pues, el príncipe lo necesario para vencer y mantener al estado, y los medios que utilice siempre serán considerados honrados y serán alabados por todos."— Nicolás Maquiavelo.
Fin de la historia
