Separadores que encontrarás en esta historia:
FFFFF - Cuando se narra un flashback o algo relacionado con el pasado de un personaje.
PPPPP - Cambio de escena. Ya sea que los mismos personajes estén en un ambiente diferente o que se relate una situación distinta, con otros personajes y en otro lugar.
SSSSS - Un personaje está soñando.
En la pista de atletismo, con la luz de un rojizo y caluroso atardecer iluminándolas, corrían dos chicas que iban en el grupo de 1-B de la preparatoria Konoha. Kin y Anko.
Otra de sus compañeras, presentándose como voluntaria, medía el tiempo que ambas hacían en sus recorridos, asustándose con lo que marcaba el cronómetro.
De todas formas, las jóvenes sabían que no lo hacían lo suficientemente bien. En especial, si enfrentarían a HanaYasha Higurashi en la carrera de relevos. Frunciendo el ceño, gritaron exasperadas, golpeando la grava con sus manos convertidas en puño.
En eso, apareció ante ellas una oscura sombra, con un ojo derecho carmín que las miraba divertido. Al levantar su brazo derecho, hizo flotar a las chicas unos centímetros del suelo y metió en sus bocas parte de su esencia maligna.
La joven con el cronómetro, al ver aquello, huyó asustada del lugar.
PPPPP
-¿Ya estamos tan pronto en esta época? – cuestionó Kakashi, viendo asombrado el volante que HanaYasha le había entregado.
Como de costumbre, Daika comía su cena en calzoncillos, sentado a su derecha en el comedor.
-Sería genial que ambos pudieran asistir. – comentó la joven, tomando asiento frente al hombre de cabello gris.
-¿Vas a participar?
Ella asintió.
-¿Te pondrán en un barril y rodarás hasta la meta? – Daika se burló, recibiendo una patada de su parte en su rodilla izquierda.
Por el dolor, el chico agachó la cabeza y soltó sus palillos. HanaYasha lo fulminó unos segundos más con la mirada, antes de dirigirse a su tutor con una sonrisa.
-Correré en la carrera de relevos. También estaré en el torneo de tiro con arco.
-No sabía que se te daba eso.
-¡Yo tampoco!
Kakashi y Daika se resbalaron de sus sillas, mientras la Hanyou se llevaba una mano por detrás de su cabeza.
-Hasta que un chico de 2do año me invitó a intentarlo. – tomó sus palillos y comenzó a servirse lo que comería en un plato. - Todos quedaron sorprendidos cuando le di al centro.
-¿Y qué hay de Sasuke? – cuestionó su hermano. - ¿Él también estará ahí?
-Le comenté pero, me dijo que, para él, solo valía la pena participar en la carrera de relevos.
-¿Por qué?
HanaYasha se encogió de hombros. Como ya no quiso atosigarlo con más preguntas, ni inventar historias locas en su cabeza, tuvo que recurrir a Naruto; su fuente de información más confiable en estos casos, para entender mejor a su compañero.
Su familia.
Después de pasar a la secundaria, eran muy raras las ocasiones en las que podían presentarse y verlo participar en los eventos.
Jugando con los pedazos de pescado en su plato, agachó la cabeza. Para ella, era fácil identificarse con ese sentimiento de soledad, ya que sus padres tampoco estaban acompañándolos en ese mundo.
De repente, la risa de Kakashi la sacó de sus pensamientos, viendo como Daika había derramado sin querer agua por sus fosas nasales.
Observar sus muecas y escuchar sus gruñidos la hizo sonreír, haciéndola olvidar el sentimiento de tristeza que la consumía de a poco.
No podía permitirse algo así si quería ganar los eventos en los que participaría al día siguiente. ¡Sakura contaba con ella!
Terminando de cenar, lavó los platos y se retiró a su habitación, despidiéndose de sus compañeros de piso con una sonrisa.
PPPPP
SSSSS
El cielo sobre ellos estaba oscuro en su totalidad. Mientras que, en una ciudad desconocida, los negocios irradiaban una nostálgica luz que hacía saltar su corazón.
-Sé que te gustan las sorpresas. – dijo el muchacho de cabello negro. Tal y como en ocasiones anteriores, no podía verle bien el rostro. – Mira, ya va a comenzar.
De pronto, varios fuegos artificiales aparecieron, deslumbrando el cielo. Eran no conseguían satisfacerla en ese instante, por las inquietudes que cargaba en el pecho, que la hacían agonizar en silencio.
Tragando saliva con fuerza, se giró a su acompañante, temerosa por siquiera pronunciar su nombre. El cual, no supo si no había escuchado por el sonido de los fuegos artificiales que tronaban, o por algún otro tipo de interferencia.
-Sí, dime. – le pidió él, sonriendo.
Ella no fue capaz de continuar. El hueco que comenzaba a sentir en el pecho, estrujándola, la hizo arrepentirse al instante.
SSSSS
A la mañana siguiente, HanaYasha abrió los ojos y se inclinó hacia adelante para sentarse en su cama. Había tenido sueños confusos antes, pero, este último, la había dejado sin habla.
Escuchando el movimiento de las manecillas, en el reloj de su buró, volteó hacia la puerta abierta de su armario, donde se encontraba pegado un espejo de cuerpo completo.
Sus ojos dorados derramaban un par de hilos de lágrimas. La alarma la sacó de su trance. La desactivó y se secó las mejillas, parándose de su cama para cambiarse.
PPPPP
El festival deportivo de Konoha dio inicio con el lanzamiento de tres cohetes en el cielo, un breve desfile hecho por los alumnos de tercero y un discurso dado por la directora Tsunade.
Mientras alumnos; formados en filas a lo largo y ancho de los jardines del edificio, maestros y padres de familia la escuchaban atentos, la pelirrosa no podía dejar de voltear nerviosa de un lado a otro, ya que solo faltaba un alumno de su clase.
Sasuke.
Con el discurso a punto de concluir, para dar inicio a los diferentes eventos, sentía que su taquicardia empeoraría... hasta que, finalmente, lo vio aproximarse con sigilo hacia Shikamaru, formándose delante de él.
Sonrió y suspiró aliviada. De haber aguantado más tiempo la respiración, sumándose a los disparejos latidos de su corazón, se habría desmayado.
Cuando su abuela finalmente terminó de hablar y cortó un gran listón rojo a su derecha, los juegos individuales dieron inicio en diferentes puntos del campus.
Dos horas después, se dieron a conocer los resultados en grandes tablones de madera. HanaYasha suspiró al ver su nombre junto al número 3, después de que finalizaran las tres rondas de tiro con arco.
Neji Hyuga y Tenten, ambos alumnos de 3er año, eran muy buenos.
-Apenas acabas de descubrir este talento, no seas tan dura contigo misma. – le comentó Kakashi, con sus ojos negros fijos en la pizarra.
La Hanyou asintió.
De pronto, escucharon unas fuertes pisadas dirigiéndose hacia ellos, por lo que voltearon al mismo tiempo con curiosidad. Era Naruto, tropezando con un guijarro y girando estrepitosamente en el camino de tierra antes de quedar demasiado cerca de sus pies. Recuperándose de sus golpes, se levantó y se sacudió el polvo.
-¡Sakura, Ino y yo te hemos buscado por todas partes! – exclamó alterado. - ¡Adelantaron las carreras de relevos, de verás!
Atónita, la joven se despidió de Kakashi con una reverencia y se fue corriendo con el rubio.
Un segundo después, Daika llegó con el hombre, llevando en sus manos un par de refrescos que había obtenido de una máquina expendedora.
PPPPP
-Q-Qué nervios... - dijo una chica de cabello castaño, sintiéndose presionada por lo llenas que estaban las gradas, colocadas frente a la pista de atletismo.
-¡¿Todos recuerdan el plan?! – bramó Sakura, escuchando los animados y distorsionados, gritos de sus compañeros.
-Enko, Ino y Sakura correrán en la carrera de relevos femenil. – explicó Shikamaru, bostezando con pereza. – Naruto, Chouji y yo lo haremos en la categoría masculina. Y, para terminar con broche de oro, Kiba, Sasuke y HanaYasha, lo harán en la carrera mixta.
-¡Nuestro puntaje dependerá de nuestro desempeño! – recalcó Sakura, levantando su puño derecho hacia el cielo. - ¡Vamos! - los demás la imitaron animados.
Los grupos de primero iniciarían con el evento, calentando junto a la pista, antes de colocarse en sus respectivas posiciones.
Sakura sentía una gran presión sobre sus hombros al ver a sus rivales. Sin embargo, al voltear al frente y ver saltar a Ino con una gran sonrisa, su preocupación se disipó, convirtiéndose en una confianza pura que iba creciendo, aun después de escuchar el silbato dado por el profesor Asuma. Al final, fueron vencidas por una chica del grupo 1-A, llamada Hibari.
Naruto frunció el ceño. Ahora era su turno de dar batalla. Aunque, al recordar que Chouji estaba en su equipo, su ánimo se fue por los suelos. Ya posicionados en sus respectivos lugares, dentro de la pista de atletismo, solo quedaba esperar el silbato. Shikamaru hizo su mejor esfuerzo para alcanzar a Naruto, bostezando una vez que finalizó su recorrido.
Al ver aquello, el rubio se quejó en sus pensamientos, distrayéndose y cayendo a medio recorrido. Sakura y HanaYasha le gritaron que se levantara. Gracias a sus voces, sacudió su cabeza y finalizó su trayecto, pasándole la vara azul a Chouji. Por desgracia, la carrera ya tenía ganador. Shino del grupo 1-B. Recibiendo ovaciones del público y de sus compañeros, volteó un segundo a ellos, acomodándose sus lentes oscuros.
Naruto quería golpearlo por demostrar, según él, un comportamiento nefasto y arrogante. Sin embargo, Chouji consiguió detenerlo, tomándolo de los brazos y arrastrándolo de vuelta con su grupo. Los demás, al escuchar sus reclamos sin sentido, lo vieron con una gotita de sudor bajando por su cabeza, avergonzados.
Ahora solo quedaba una carrera por concluir. La categoría mixta. Preparados, Kiba, Sasuke y HanaYasha se colocaron en sus posiciones, dentro de la pista de atletismo. Al ver que era su turno, Kakashi y Daika rezaron con discreción, pidiéndole a Buda, a Dios y a otros espíritus que no permitieran que la joven de ojos dorados se cayera, ya que su recorrido, decidiría el puntaje que tendría su grupo.
El silbato sonó. Kiba corrió, haciendo una gran diferencia con sus competidores, hasta llegar a Sasuke. Él, tomando la vara, hizo lo mismo, dejando más atrás a sus oponentes y llegando a tiempo con HanaYasha, quien tomó con fuerza la vara, sin pensar en otra cosa que no fuera la meta.
Todos sus compañeros la animaban. Aunque, sin duda, los que más destacaban, eran Sakura, Ino, Naruto y Hinata, quien se había escapado de su grupo para verla correr, quedándose con sus amigas.
Su respiración y cada músculo de su cuerpo, se agitaban más de lo usual, con tal de quedar en primer lugar. Nada más importaba para ella en ese momento... salvo una presencia extraña que encontró en las gradas, al voltear unos segundos hacia la derecha.
Un hombre con una máscara anaranjada la observaba fijamente, levantando parsimoniosamente su mano derecha, para luego chasquear sus dedos.
Al instante, un par de gritos resonaron a sus cercanías. Kin y Anko, del grupo 1-B, comenzaron a bramar con desesperación, transformándose en dos gigantescos Youkai.
Por ello, la joven se detuvo en seco, estudiándolas de pies a cabeza, mientras escuchaba varios gritos desde las gradas. Jadeando por la carrera, volteó de nuevo hacia el enmascarado.
Ya no estaba.
De pronto, varios monstruos llegaron desde el cielo, las paredes de la escuela y los arbustos de los jardines. Tsunade habló por el micrófono, pidiéndoles a los presentes que evacuaran el lugar lo más pronto posible. Los profesores la ayudaron, guiando a los adultos y a los más jóvenes a un sitio seguro.
Mientras tanto, Kakashi y Daika se separaron, encargándose de cualquier demonio con el que sus ojos se cruzaran. El mayor usaba herramientas ninja para clavarlas en ojos y cabezas, y el menor cortaba cuellos, vientres y columnas con sus garras.
Al verlos, HanaYasha supo que la situación era seria. Dio un gran salto hacia el demonio en el que se convirtió Kin y con una patada lo dejó inconsciente. Volteando de un lado a otro, buscó al Youkai en el que se había transformado Anko.
De repente, unas fuertes garras la tomaron de los hombros, elevándola unos metros del suelo. Se giró hacia arriba. Un gran murciélago la tenía cautiva, sin tener la menor intención de detener su camino a las nubes. Gruñendo, cubrió sus garras con hielo y las pasó por encima de una de sus patas, haciéndolo gritar por el dolor y provocando que la soltara.
Ya estaba lista para caer y rodar por una colina empinada cubierta de hierba. Pero, para su gran sorpresa, el golpe nunca llegó. En su lugar, sintió como unos brazos fuertes y cálidos la sostenían de los hombros y por debajo de sus rodillas. Asombrada, dirigió su mirada a su derecha.
El muchacho de ojos y cabello negro no paraba de jadear, por la repentina carrera que tuvo que llevar a cabo, con tal de atraparla a tiempo. HanaYasha lo miró perpleja, dejando que las lágrimas se acumularan en sus ojos, hasta salir y recorrer sus pálidas mejillas.
No era a Sasuke a quien veía en sus sueños.
Era a ese muchacho que se había arriesgado para ayudarla.
-¿Te encuentras bien? – la interrogó, arrodillándose.
Ella, sentándose junto a él, no dejó de verlo atónita, ni de dejar de llorar.
Creía haberlo perdido cuando lo vio caer. ¿Caer? ¿De dónde?
Que jamás compartirían palabras. Solo lo vio sonreír.
Que jamás volverían a verse. Tuvieron que escapar.
Tragando saliva con inquietud, acercó su mano a su rostro, antes de rodear sus hombros con sus brazos y acortar la distancia entre ambos.
Sus sentimientos por él se arremolinaban como miles de hojas que caían de los árboles en otoño, incitándola a pronunciar su nombre.
-Itachi.
Entonces, todo desapareció, dejándola en un espacio vacío por el que flotó en completa soledad, hasta que sus pies tocaron suelo firme.
Ahora se hallaba en medio de una calle gris y vacía del centro de Tokio... con el portador de la máscara anaranjada mirándola desde el borde de una azotea.
Fin del capítulo.
ADVERTENCIA
Antes de continuar, es importante haber finalizado con las partes anteriores: Fragmento de mi corazón y Luna de demonios, las cuales, serán de suma importancia para entender las siguientes partes de esta historia. Ambas historias están disponibles en mi perfil.
El siguiente capítulo será una continuación directa del epílogo de Luna de demonios.
¡Muchas gracias por su atención!
