Resultados novena rifa: Rodney, Nichelle, Chet, Bowie, Spud, Sammy
B. Un traje a la medida (Chet x Sammy)
—Muy bien, esto es todo por el entrenamiento de hoy. No se olviden entrenar en su casa, que si volvemos a ser eliminadas en la primera ronda de los estatales les prometo que ahora sí no me voy a tentar el corazón y algunas cabezas van a rodar.
La entrenadora del equipo de porristas dio un par de palmadas y todos se empezaron a dispersar.
—La verdad no sé cómo espera que entrenemos esto en nuestras casas. No creo ser capaz de hacer una cargada si, bueno, no tengo a nadie a quien cargar, ¿sabes? —le dijo Chet, uno de los tres miembros masculinos del equipo, a Sammy, la porrista a la que cargaba.
—Bueno, tu hermanastro es muy delgado, ¿no? Podrías intentar practicar con él —contestó ella.
Chet abrió y cerró la boca. No era la respuesta que había estado buscando.
—Tienes razón, es una gran idea —sonrió.
Era una pésima idea. Si se atrevía siquiera a insinuárselo a Lorenzo él seguramente lo asesinaría. Pero no se lo iba a decir a Sammy, no cuando sabía que cualquier problema familiar que él pudiera tener era nada en comparación con lo que ella pasaba a diario.
—¡Samey! ¿Por qué te tardas tanto? Si no te apuras vas a hacer que nos deje el camión otra vez —la chillona voz de la hermana gemela de su compañera irrumpió como una bala.
—Pero si es ella la que siempre hace que lleguemos tarde —murmuró Sammy para si misma—. Gracias Chet, nos vemos el lunes.
—¿Gracias? —preguntó él, no recordaba haber hecho nada que mereciera que le agradecieran.
El rostro de ella se enrojeció mientras se cargaba su mochila al hombro y salía lo más rápido que podía de ahí. Chet no pudo evitar sonreír.
—¡Nos vemos el lunes!
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Chet se miró en el espejo en el vestidor de los hombres. Los del equipo de basquetbol no iban a tardar en entrar, y lo último que quería es que lo vieran así.
—Son un asco, ¿verdad? Mi mamá y yo siempre terminamos descociéndolo y haciéndolo de nuevo; por eso lo pido extragrande, para asegurarme de que no me falte tela —le explicó Dj, un chico de último año que también era parte del equipo.
Les acababan de entregar los uniformes para esta temporada, y decir que no le quedaba bien era quedarse corto. La playera era demasiado ajustada, marcando inseguridades que Chet ni siquiera sabía que tenía; y no había forma de que pudiera dar vueltas de carro sin que se le cayeran esos shorts.
—La parte de abajo se resuelve fácil, sólo hay que agarrarle un poco —siguió hablando Dj, que claramente había notado lo mismo que él—, sobre la parte de arriba…
—Lo entiendo, me jodí —sentenció Chet, lo que hizo que Dj contuviera una mueca.
—Yo no lo diría con esas palabras.
—¿Pero sí?
—Supongo…
Chet se sacó la playera y se puso otra antes de salir del vestidor. Las chicas ya estaban ahí, con sus uniformes brillantes; de los tres hombres ninguno lo llevaba puesto. La entrenadora los vio con una mueca pero no comentó nada.
La mirada de Chet recorrió a todas las porristas hasta encontrar a la que estaba buscando, sentada en las gradas en una esquina, con una chamarra cubriendo su uniforme a pesar de que era uno de los días más cálido de la temporada, y frotándose el brazo ansiosamente.
—Lila, me gusta, hará contraste con el rojo del resto de los uniformes —comentó Chet haciendo referencia al color del suéter.
Ella se abrazó a si misma desviando la mirada.
—Es que no me queda bien el uniforme —explicó, lo que hizo sonreír al chico—. ¡No te burles!
—No me estoy burlando, es que a mi tampoco me quedó bien.
Eso la hizo sonreír también a ella.
—Muy bien niñas, dejen de socializar y vamos a trabajar —ordenó la entrenadora.
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Sammy le había mentido, el uniforme le quedaba mejor que bien. Dj tuvo que darle un codazo a Chet para que cerrara la boca, él tragó saliva.
—¡Terminen de estirar y tomen agua, salimos en cinco minutos! —exclamó la entrenadora.
Sammy se acercó a Chet, que había dejado de hacer mariposas en el momento en que la había visto quitarse la sudadera.
—Esto es tan vergonzoso, no puedo creer que todo el mundo me vaya a ver así —dijo ella sentándose frente a él.
—¿De qué hablas?
—El uniforme… hace que se me vean todos los rollitos —explicó Sammy dándole un tirón a la tela que cubría su vientre, dónde no se alcanzaba a ver ni un gramo de grasa extra.
—¿Estás bromeando? Te ves perfecta —la contradijo Chet antes de que pudiera concientizar lo que estaba diciendo, las mejillas de Sammy se encendieron.
—Pero Amy…
—Amy está loca.
Sammy hizo todo lo posible por evitar concordar.
—Eso no es algo muy amable de decir de mi hermana —dijo casi en un murmullo.
—Tu hermana no es una persona muy amable —contestó él.
Ella miró a otro lado, intentando quitarle peso a lo mucho que apreciaba escuchar a alguien decir en voz alta lo que ella siempre estaba pensando. Pero tenía que salir de ese espacio mental si no quería tener la tentación de envenenar a su hermana con una falsa manzana toxica.
—¿Y qué hay de ti? —preguntó ella.
—¿A qué te refieres? —No se sentía con ánimos de que le cuestionaran su amabilidad.
—Tú uniforme, no puedo ver cómo te queda.
Las manos de Chet apretaron la tela de la sudadera que había estado posponiendo quitarse lo más posible, a pesar de que se estaba muriendo de calor.
—Me queda mal.
—Lo mismo dije yo del mío.
Chet suspiró, miró la expresión anhelante de su compañera, y finalmente se quitó la sudadera. A pesar de sus esfuerzos Sammy no pudo ocultar su decepción, haciendo que Chet se sintiera avergonzado y expuesto.
—Muy bien chicos, es hora del espectáculo —anunció la entrenadora.
El chico empezó a caminar hacia la salida, evitando mirar a su compañera, que lo atrapó por el brazo.
—Oye, lo vamos a hacer increíble —le dijo ella, y él le sonrió.
Amy se iba mandar a hacer un vestido a medida para el baile de invierno. Era un lujo que podía permitirse gracias a que su hermana gemela no iba a ir, así que no necesitaría vestido. Que este fuera exactamente todo lo que Sammy siempre había querido en un vestido, y que hubiera bocetos medio mal hechos de ese mismo vestido en su diario secreto, por supuesto no era nada más que simple coincidencia.
Así que Sammy estaba acostada en su cama, mirando el techo, sintiéndose miserable, mientras su hermana estaba en la estética haciéndose peinar y maquillar. Cuando su celular hizo algo que casi no hacía… sonó anunciando la llegada de un mensaje.
"q ests aciendo?"
La pregunta de Chet no podría haber llegado en un peor momento.
"Nada, en realidad."
"perfecto vamos al vaile!"
Sammy se enderezó en su cama. Empezó a teclear, no muy segura de que contestar, cuando un nuevo mensaje apareció en la pantalla.
"mi mama nos compro voleros para lorenzo y yo para quye nos bolbieramos mas unidos o algo asi pero el ya tenia planes con sus amigos de carate haci que pence q tl ves te interesaria ir"
Chet, vestido en un traje que se había asegurado de que le quedaba bien, vio como los tres puntos que indicaban que Sammy estaba escribiendo aparecían y desaparecían una y otra vez. Y justo cuando había empezado a arrepentirse de haberla invitado…
"Deja me cambio, ven a recogerme en veinte minutos."
La ubicación siguió inmediatamente y Chet no podría haber estado más feliz.
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Cuando Sammy salió por la puerta de atrás de su casa, sin una gota de maquillaje, descalza, con los tacones en la mano, y usando un vestido azul brillante ligeramente más largo de un lado que del otro y con un hombro descubierto, que parecía hecho especialmente para ella, Chet sintió como si le hubieran sacado todo el aire de los pulmones. Fue como verla en cámara lenta, excepto que en un instante ella ya estaba agarrándolo de la muñeca y arrastrándolo al asiento trasero del coche.
—Oh, pero yo quería tomarles un par de fotos antes de llevarlos —dijo la mamá de Chet al verlos desde el retrovisor.
—Ah… sí… pero, ¿podríamos tomarlas en el parque de la siguiente cuadra? Es que siento que se van a ver más bonitas ahí —pidió Sammy, y aunque la mamá de Chet no parecía muy convencida aceptó.
—Te ves muy bien —le aseguró Chet en voz baja.
—Gracias, tú igual —contestó ella.
Siento que este capítulo quedó muy caótico, pero espero que se haya podido transmitir la energía que quería que transmitiera. La verdad es que Sammy es un personaje que se me hace de lo más blando y aburrido, pero por algún motivo la shipeo con un montón de personajes. Me gusta como quedaron ellos dos.
Los quiere: yo.
