Resultados decimoctava rifa: Julia, Sanders, McArthur, Leonard, Jackes, Tom

B. Sábado en mi cama (Sanders x McArthur)

Esa no era la forma en la que Sanders había pensado empezar su sábado. McArthur apestaba alcohol y dejaba caer todo su peso sobre ella mientras decía incoherencias y se reía de sus propios chistes.

—¡Oye, yo conozco aquí! —exclamó su pareja… del trabajo una vez Sanders logró abrir la puerta de su departamento.

—Por supuesto que lo conoces, has venido muchas veces.

No los últimos meses si era completamente honesta, no desde que McArthur se había conseguido un guapo y energético novio dos años menor. Pero no le iba a decir eso… y tampoco es como que hubiera cambiado mucho su casa desde entonces.

Sanders ayudó a McArthur a llegar al sillón de su sala, y la otra policía no dudó en dejarse caer de cara contra el sillón.

—Te prepararé un té, intenta mantenerte despierta hasta que regrese.

—No quiero un té… —se quejó McArthur.

—Créeme, te caerá bien. Es de jengibre con manzanilla, te ayudará a prevenir la resaca —le prometió Sanders.

—Pfffttt… A mí no me da resaca.

—Siempre dices eso y al día siguiente te quieres morir.

Sanders tarareó para sus adentro mientras ponía a calentar el agua y echaba una bolsa de té de jazmín en su taza, y jengibre y manzanilla naturales en la taza de su amiga. Todo se sentía tan casero y familiar que decidió echarle una cucharadita de miel a cada taza. Un dulce toque para una dulce velada… excepto que no. Sanders se detuvo en seco mientras la consciencia de lo que en verdad estaba pasando la volvió a golpear.

No eran ellas dos teniendo una noche de chicas, como solían tener. Tampoco eran ellas teniendo una noche de chicas como la que ella secretamente siempre soñó. Solamente era una buena amiga yendo a recoger a su amiga a un bar de mala muerte para asegurarse de que estuviera segura. Porque eso es lo que hacen las buenas amigas.

—McArthur, aquí está tu té —le dijo la dueña de la casa a su invitada mientras la agitaba un poco del hombro para hacerla reaccionar.

McArthur, que había estado roncando un poco, dio un salto en su lugar y aceptó la taza y sonrió. Sanders le regresó la sonrisa mientras se sentaba a su lado.

—No te merezco —murmuró McArthur recargándose en su hombro.

—Claro que me mereces, somos la mejor pareja de la unidad por algo, ¿o no? —contestó ella esforzándose por eliminar el tono de melancolía en su voz.

—Es que estamos hechas la una para la otra.

Los ojos de McArthur brillaron debajo de la luz artificial de la sala y Sanders tragó saliva. Le había tomado un tiempo procesar que esas muertas espontaneas de afecto, sobre todo cuando estaba borracha, de McArthur en realidad no significaban nada más allá; ahora lo había aceptado, pero eso no lo hacía menos dolorose.

—Termínate ese té. ¿Quieres tomar una ducha o irte directo a la cama? —le preguntó Sanders mientras le acomodaba un mechón de cabello rebelde, el día siguiente seguro que habría un ciento más.

Como respuesta McArthur se quitó los zapatos de una patada y elevó los brazos para que su amiga la ayudara a ponerse de pie. Solo bastaba ver su expresión para saber lo que quería.

—Está bien, pero tendrás que llevarte mis sabanas para lavarlas —dijo Sanders mientras acomodaba el brazo de la otra sobre sus hombros.

—No seas mala —se quejó McArthur arrastrando sus palabras al mismo tiempo que arrastraba sus pies en dirección al cuarto de la otra.

—Apestas a borracha y aún así te estoy dejando quedarte a dormir en mi cama. Yo creo que soy un amor.


Así que decidí hacer este corto para no tardarme tanto. También está el hecho de que, a pesar de ser una pareja relativamente popular (o al menos en su momento lo fue), no soy muy fan de esta. Aún así creo que sería divertido escribir un pequeño amor unilateral, creo que les queda muy bien, sobre todo porque su amistad se sobrepone a este.

Los quiere: yo.