Sumario: ¡Que Levi es el uke! ¡Es solo compañerismo! Y se supone que siendo el vocalista de una banda deberían importarle solo sus canciones. ¡Malditas Cerdas!
Capítulo 17: Noche de luna llena
Levi había sentido temblar a Hanji en pocas ocasiones, pero ninguna de esta forma desesperada, aferrándose a él como si estuviera ahogándose en un profundo océano y él fuera su salvación.
La ira se disolvió lentamente en su sistema, manteniéndose porque aún deseaba matar a Kenny pero no se atrevía a dejar a Hanji en ese estado.
No forcejeó contra ella, se acomodó y la alzó en peso con suma facilidad, como si fuera una niña de cinco años, dejando que ella lo rodeara completamente y reposara su frente en la clavícula.
Salió del estudio de Erwin y se dirigió hacia la cocina, donde aún se podía oler el aroma a galletas horneadas. Aquello la hizo levantar la cabeza mientras Levi la sentaba en el mesón, junto al plato de galletas e iba a buscar un par de vasos y servir leche.
Hanji se pasó una mano por los ojos castaños, las pestañas empapadas de lágrimas.
—No te frotes, te vas a lastimar.— le reprochó suavemente mientras apartaba las manos y revisaba a más detalle cómo se encontraba.
Levi tembló de rabia al ver las heridas en los brazos, muñeca y cuello. Hanji se cubrió con sus brazos y murmuró débilmente que no le dolía. Él soltó un chasquido y le recriminó por mentirle.
Estando sentada en el mesón Hanji se encontraba más alta que de costumbre y aún así Levi no tuvo problema alguno en hacerla abrir la boca para que mordiera una galleta. Ante el sabor del chocolate diluyéndose en su paladar, ella no pudo evitar suspirar.
Levi notó que Hanji lograba tragar sin problemas y le pasó la leche para que siguiera disfrutando sus galletas.
—¿De dónde las sacaste?— Hanji trató de cambiar el tema. —Están muy buenas.
Levi esquivó la mirada, sirviéndose un poco de leche para él.
—Aprendí a hacerlas en el club de cocina.
Ahora sí le costó a Hanji tragar.
—Ah... entonces... Petra...
Levi se encogió de hombros.
—Quería que formara parte del club de cocina, eso fue lo que me pidió.— respondió Levi, sin darse cuenta de lo que Hanji estaba creyendo. —Dijo que subiría la popularidad y más alumnos se inscribirían pero me sentí incómodo... No congenio con nadie del club. Y Oruo tiene razón, el club apesta. Solo él y su amor por Petra es lo que sostienen ese club de mierda.
—¿Oruo y Petra son pareja?— preguntó Hanji con cierta ansiedad. El corazón le latía con mayor intensidad a cada segundo.
—No, y no porque Oruo así lo prefiera, pero él no se atreve a confesarse, siendo demasiado obvio lo que siente por ella.
Levi mordió una galleta considerando que, para haber sido hechas por él, no le salieron mal.
Hanji le dio otro trago a su vaso de leche.
—Quizá tiene miedo a dañar su amistad... — Hanji supuso, con voz baja y juiciosa —...tal vez solo quiere su felicidad... así sea que no estén juntos.
Aquello pareció dejar pensando a Levi unos instantes.
—Y si no es correspondido...— Levi respondió en el mismo tono, como si alguien más pudiera escucharlos. —Puede perder su amistad valiosa... ¡Qué situación de mierda!
—Pues... sí.— admitió Hanji, dejando a un lado el vaso vacío. Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta que estaba en la situación de Oruo, sin saber si lo mejor era mantener su amistad con Levi o decir lo que siente.
Mantenerse callada es aceptar que pronto vendrá una Petra valiente que le confesará sus sentimientos y le dará una vida buena y tranquila.
Pero... ¿Podrá hacerlo feliz?
Levi sintió la mirada de Hanji en él y se acercó, preocupado que algún malestar físico estuviera empeorando.
—¿Te está doliendo?— preguntó, aprisionando los dientes ante las heridas. Hanji negó y Levi se dio cuenta que estaba diciendo la verdad. —¿Entonces por qué esa cara de estreñida?
Hanji sonrió inevitablemente.
—Porque creo que se acabó el papel.— respondió ella.
Levi soltó un chasquido mientras tomaba una servilleta y limpiaba suavemente una pequeña mancha de chocolate casi imperceptible en la mejilla de la fémina. En otras circunstancias Levi le hubiera pellizcado y la arrastraba a la tienda para comprar el papel, así sea que tengan abastecimiento para diez años, solo para que se le quitara lo chistosita.
Pero ahora Levi solo quería cuidarla. Hanji es demasiado importante para él, que no sabe qué hará si vuelve a salir lastimada. Porque Levi, ahora más que nunca, es consciente que no siempre puede protegerla.
¿De sus emociones hacia ella? Hace bastante tiempo que es consciente cuánto la quiere, sin saberse correspondido y no es que no le importara, solo se conforma con que ella se sienta cómoda con su manera de tratarla, como ahora, que ha dejado reposando la mejilla en su palma, sintiendo el calor de su mano.
Ella estaba un poco inclinada hacia Levi, disfrutando del momento. Los párpados, aún hinchados por las lágrimas derramadas, cerrados como si estuviera dormida plácidamente. Levi pensó que Hanji podía tener un posterior dolor de espalda si seguía en esa postura por lo cual se apartó, haciendo que Hanji abriera los ojos y se aferrara instintivamente a su brazo.
—No voy a ir a ningún lado.— le aseguró Levi, haciendo que ella se sentara más derecha, acercándose más. Las manos de Hanji se deslizaron hacia los hombros de él, negándose a soltarlo. La notaba innecesariamente ansiosa por lo que volvió a deslizar la mano por el rostro de ella, para que sintiera nuevamente su piel pues había descubierto que aquello la relajaba.
Hanji sin embargo, inundada de sus emociones, tomó aquel gesto como una sutil invitación y se inclinó hacia el rostro de Levi para un sutil roce de labios. Levi enrojeció de inmediato y ella sonrió un poco más nerviosa.
—Nuestro primer beso...— ella murmuró con timidez, con el corazón latiendo de miedo. No debió ser impulsiva ni dejarse llevar. Los ojos empezaban a picarle nuevamente.
Levi carraspeó haciendo que ella levantara la mirada hacia él.
—De hecho... te besé cuando estabas delirando de fiebre.— Los ojos azul gris miraron brevemente a la pared y bajó la mirada hacia el piso, su rostro seguía enrojecido, la voz se volvió más pesada y ronca. —No estoy precisamente orgulloso de ello.
Levi la besó.
No fue un sueño.
Hanji sintió un profundo alivio que las lágrimas salieron de sus ojos, deslizándose por su rostro y llegando a la mano de Levi haciendo que él volviera sus ojos hacia ella.
—Bueno... accidentalmente te besé en la escaleras.— Hanji respondió como si se estuviera disculpando, su voz también susurrante.
—Eso no fue un beso...— replicó Levi deslizando la mano hacia la parte posterior de la cabeza de Hanji, acercándola hacia él. —Esto es un beso.
Hanji dejó que él le mostrara cómo fue aquel beso que ella había creído soñar cuando estuvo enferma. La boca aprisionando los labios, luego sintió la lengua de Levi deslizarse en su interior, haciéndola temblar entre sus brazos. Por impulso Levi quiso sostenerla del brazo con su mano libre pero Hanji tenía ambos brazos alrededor del cuello, por lo cual él no calculó bien y la mano terminó encima de uno de los pechos de la fémina. Aquello hizo que Hanji suspirara y de inmediato Levi quiso quitar la mano pero ella misma deslizó una mano y lo sostuvo contra su pecho.
Los labios se separaron mientras se miraban. El sonrojo de Levi era más sutil en su pálida piel, los ojos de Hanji brillaban y no era a causa de las lágrimas.
Con suavidad Levi aprisionó sus dedos por encima de la ropa, haciendo que Hanji se mordiera los labios. En voz susurrante le preguntó si era doloroso y ella negó mientras sentía los labios de Levi deslizarse por su barbilla en suaves besos, bajando la otra mano para ubicarla en su pecho libre.
—No estás usando las vendas...— Levi resaltó lo obvio, su boca besando brevemente el inicio del escote para luego observar por debajo de la ropa la piel desnuda. Podía ver cómo aquellos senos, que siempre lo habían tentado y deseado acariciar, se alzaban al ritmo del errático respirar de Hanji. Ahora ella le estaba dando vía libre para tocarla a plenitud. Sintió la ansiedad inundando su paladar de tan solo anticiparse a la sensación de besarle los pechos.
Hanji volvió a negar suavemente, las manos de ella deslizándose por la espalda de Levi.
Volvieron a besarse con intensidad, como los dos adolescentes que eran, aprendiendo en la práctica. Las emociones tomando cada vez más control de los cuerpos que se buscaban mutuamente.
Embriagados de éxtasis solo fueron conscientes que no iban a poder continuar explorando aquellas sensaciones en la cocina. Bastante incómodo y limitados movimientos más la inexperiencia de esta vida, los estaba frustrando e incomodando.
Por lo que parecieron pensar lo mismo así que Hanji volvió a aferrarse a Levi mientras él la cargaba hacia la habitación que ambos compartían desde hace años atrás. No llegaron de inmediato porque se demoraban entre besos más intensos, Levi debía detenerse cada ciertos pasos para no caerse mientras Hanji mantenía las emociones calientes restregándose contra él.
Llegando a la habitación y ni siquiera encendieron la luz, la ventana tenía las cortinas recogidas así que solo tenían la iluminación nocturna de la luna llena, algo que los temores de Hanji parecieron aceptar y no interrumpieron el ardiente momento.
Hanji sintió el colchón en sus espaldas mientras la boca de Levi mordisqueaba su hombro a través de la ropa, las manos de él deslizándose por debajo hasta sentir la caliente piel de la adolescente. No pudo evitar los sonidos de su boca ante los dedos de Levi deslizarse por sus areolas, los pezones despertando de un eterno sueño ante el toque curioso de un adolescente que está aprendiendo a conocer las reacciones de su cuerpo.
Lentamente ella recogió las piernas hasta que los talones tocaron el colchón y, en esa postura, fue abriendo sus piernas para que Levi se ubicara en medio de ellas. A través de la ropa Hanji sintió el pene de Levi, duro contra su centro que empezó a latir de una extraña manera como si estuviera vacío y ansioso.
Levi levantó la camiseta de Hanji lo suficiente para descubrir los pechos, la piel de ella parecía color plata ante la luz de la luna, la boca se llenó de una necesidad de probar directamente lo que sus manos habían palpado así que deslizó la lengua entre los pechos haciendo que Hanji se llevara un dedo a la boca y lo mordiera, para evitar los sonidos, como si alguien más aparte de ellos pudiera escucharlos.
Él se sentía en el éxtasis puro, la piel de ella era muy suave y tierna, sensible ante sus caricias, los senos se sentían calientes entre sus manos, tentadores y hermosos. Levi los besó y adoró, como un preciado tesoro. Aquello provocó que Hanji no pueda controlar sus caderas, alzándolas y golpeando el pene de Levi, sentía que su ropa íntima se empapaba y aquello la hacía temblar más aún. Se atrevió a mirar a Levi a través de sus ojos excitados y lo descubrió viendo a detalle cada emoción que le provocaba, pendiente por si la estaba lastimando.
—Bésame.— suplicó Hanji con la voz rota de ansiedad. Levi la complació, mientras las manos no abandonaron los suaves senos, aprisionándolos al ritmo de los movimientos de sus bocas. Sin saber cómo devolverle aquel placer, Hanji buscó entre los pantalones de Levi, deslizándose en su interior, sintiendo el calor entre las ropas. Con dedos temblorosos palpó el largo y duro pene, recibiendo a cambio un mordisco en su labio inferior, no lo suficientemente fuerte para lastimarla pero sí para dejarle una sensación hormigueante.
Una mano de Levi abandonó su pecho y se colocó sobre la de Hanji, enseñándole cómo darle placer. Hanji estaba más que dispuesta a aprender, conociendo el ritmo, los movimientos y la presión que debe aplicar. Poco después ella usó la otra mano para ayudarse a abarcarlo más, haciendo que Levi pusiera la frente contra la cama y mordiera el hombro de ella.
Hanji podía escuchar los ahogados gemidos de Levi, sentía la pesada y errática respiración, el calor que se expandía, la necesidad de tenerlo en ese delirante estado, y su interior empapándose ansiosamente ante la idea, palpitando más y más.
Levi deslizó una mano a través de la ropa interior de Hanji, calmando esa ansiedad en ella con una suave caricia en los labios exteriores que la hicieron suspirar de alivio momentáneo. Hanji nunca fue consciente de cuán largos eran los dedos de Levi hasta el preciso instante en que la vulva, una vez tocada, parecía llorar anhelante de más caricias. El cuerpo de ella sobresaltó al sentir cómo Levi acariciaba un bulto resbaladizo en la unión de sus labios inferiores, el cual estaba lleno de sensaciones placenteras.
Hanji sentía una imperiosa necesidad de deslizar el pene en su interior, como si con ello apagara las ansias que la esraban consumiento pero Levi parecía más preocupado en ver si ella podía abarcarlo, porque empezó a deslizar un dedo en su interior, haciéndola gemir entre dolor y ansiedad. Por muy húmeda que esté, el interior de ella se sentía tan apretado y cerrado y Levi no quería lastimarla, así que empezó a sutilmente estirarla con suaves penetraciones y caricias, satisfecho de cómo ella humecedía sus dedos, permaneciendo en ese juego de caricias en los labios externos, deslizando un dedo adicional en el intrior, premiándola con besos en la boca y caricias en el clítoris cuando su cuerpo aceptaba la intromisión.
Hanji sentía entre sus manos el pene de Levi palpitar, la punta soltando gotas, sus manos moviéndose a lo largo del pene al ritmo de las caricias de Levi en su interior. En un momento abrió tanto las piernas y lo incentivó a que entrara con una directa caricia de la punta del pene en su vagina. Aquella sensación hizo que ambos temblaran de placer pero Levi pareció un poco resistente a lastimarla al sentirla aún muy estrecha entre sus dedos. Ella se acomodó más en la cama, los pies manteniéndose firmes en el colchón. Aquella acción hizo que los senos danzaran ante la mirada de Levi, que en ese momento estaban más grises que azules a causa de la excitación. Hanji deslizó el pene en su interior y una vez que abarcó la mitad en su interior Levi se dejó llevar, abrazando a Hanji por la cintura, colocando el rostro entre los senos de ella y enterrándose en lo profundo de su interior hasta la base de su pene.
Los cuerpos calientes se mantuvieron estáticos, disfrutando de aquella poderosa sensación experimentada por primera vez. La vagina de Hanji aprisionaba el palpitante pene de Levi, él chupaba un pezón erecto sintiendo cómo las piernas de la fémina se deslizaban alrededor de sus caderas, como si deseara mantenerlo en su interior, las manos de él se deslizaban por la piel sudada hasta llegar a la cintura de la fémina, buscando estabilizarse en esa marejada de sensaciones.
El primer choque de caderas fue tan fulminante que no pudieron contener sus gemidos. Levi observaba cómo su propio sudor caía en la temblorosa piel de Hanji, ella se veía brillante a la luz de la luna. Su oscurecida mirada, más gris que azul, grababa a detalle cómo temblaba el grácil cuerpo marcado por sus besos y caricias.
Hanji es suya.
Otro golpe de cadera mientras los dedos aprisionaban la piel, Hanji se contrayó, arqueando la espalda y delizando sus uñas a través de las sábanas bajo ella, la boca se abrió de placer, susurrando el nombre de Levi en una súplica aunque no supiera precisamente qué era lo que necesitaba.
Él es de Hanji.
Pero Levi parecía saberlo y la complacía a plenitud. Se sostuvo de las caderas de Hanji mientras la embestía consecutivamente, sin poder contener más el placer que le provocaba aquella intensa actividad. En medio del placer que le nublaba todos los pensamientos Levi podía ver a una Hanji mayor, de rasgos más definidos, mirada determinante, cabello recogido con un mono, sonriendo mientras parecía hablarle efusivamente sobre un sueño en común en un mundo donde sean libres de sus deberes y obligaciones militares. Aquella Hanji, con la que había soñado con anterioridad, acababa de encajar perfectamente con la Hanji adolescente que tenía delirante de placer entre sus brazos.
El orgasmo que los tomó fue indescriptible, abrazando dos cuerpos adolescentes y uniendo más aún sus almas a través de la danza que ha existido desde el inicio de la humanidad.
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Hace algunos años atrás Levi le había comentado que no se le ocurriera mancharlo de sangre o la arrastraría a la ducha sin importar la hora. Hanji sonrió en la bañera recordando esto, estando frente a Levi mientras él lavaba su espalda y acariciaba su piel. Ella notaba que Levi ponía especial cuidado a sus zonas aún lastimadas pero demoraba más en sus zonas sensibles.
La besaba en el cuello, en los moretones y bajaba hasta los hombros. Las manos se deslizaban por el vientre hasta los pechos, bajaban por las piernas, lavando de su entrepierna los fluidos y rastros de sangre, luego se deslizaban por los labios inferiores, haciéndola suspirar.
No hubiera creído que Levi fuera tan físico al momento de mostrar su afecto pero extrañamente para Hanji no le parecía inadecuado estar así junto a él. Ella fácilmente podía cerrar los ojos e imaginar a un Levi más adulto, mirada analítica y de actitud peligrosa, aún así protegiéndola y cuidándola, durmiendo junto a ella, besándola en escasos momentos cuando se permitían migajas de felicidad mientras enfretaban todos los nuevos peligros de un mundo cruel donde monstruos gigantes devoraban a la humanidad pero no todo era como se veía.
—¿Qué dices...? ¿Entonces... todo este tiempo solo he estado luchando... para matar a un montón de seres humanos? ¿Eso quieres decir? — preguntó Levi con voz tensa ante aquella triste realidad.
—Ya te dije que no estamos seguros. — Hanji trató de suavizar en vano la verdad, pero ella nunca se equivocaba, aunque deseaba tanto en esta ocasión estar en un error.
En la bañera Hanji se volvió hacia Levi, besándolo con intensidad, como si deseara quitarle esa expresión de tristeza que pareció recordar, imaginar o soñar. Ella no podía soportar lastimarlo de cualquier manera.
Levi, ajeno a aquella fugaz imagen que Hanji tuvo de ellos en un cruel mundo, la recibió entre sus brazos sin problemas, cada mano colocándola en cada uno de los glúteos de la fémina para ayudarla a estabilizarse ante el impulsivo beso. Entre caricias cada vez más intensas y besos más fogosos, Levi se dejó llevar cuando ella misma buscó el calor de su cuerpo y en esa postura, sin dejar de besarlo ni un solo instante, se penetró completamente y se balanceó contra Levi.
Ambos bebieron de la boca de otro suspiros y gemidos, sin importarles si mañana los músculos estarán resentidos ante aquel desfogue sexual, es más, parecía como si tuvieran al tiempo en contra, como si el mundo llegara a su fin al amanecer.
Casi una hora después del largo baño Levi ayudaba a secar el cabello de Hanji, para que no se resfriara. Él encontró otro tipo de placer al desenredar el cabello de su amante. Besó un mechón de cabello castaño, muy satisfecho con lo que tenía ahora con ella.
Era el inicio de su nuevo camino junto a Hanji y quiere llevarlo de la mejor manera posible.
A diferencia de otras ocasiones, donde Hanji descansaba su cabeza en el pecho de Levi para escuchar los latidos de su corazón, ahora fue ella quien le dio refugio en su pecho, apenas cubierto por una camisa de tirantes a juego con un corto pantalón, dejando sus piernas entrelazadas con las de Levi.
Ambos adolescentes pronto se dejaron llevar por un sueño reparador, para nada arrepentidos de lo que acababan de hacer.
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Hanji pocas veces podía decir que lograba despertar antes que Levi y, aunque ahora mismo no podía verlo porque él estaba arrimado contra su pecho, sabía que él aún no despertaba pues sentía su suave y tranquilo respirar. Ella no pudo evitar acariciar el cuello de Levi, haciendo que él se acercara más contra ella, rodeándola y manteniéndose aún en el mundo de los sueños.
Ella iba a volver a dormir cuando sintió en su entrepierna la erección matutina de Levi. Aquello la sonrojó, porque era la primera vez que se daba cuenta que a él le sucedía. No sabía si se daba por la noche anterior o era algo que a Levi le ocurría con frecuencia pues él nunca había comentado este tipo de temas, aunque era comprensible que no era algo de lo que se pueda hablar a la hora del desayuno o entre los recesos de clases.
Levi pareció reaccionar al poco tiempo sintiendo cómo su pene estaba demasiado cerca a la tentación, él creyendo que Hanji aún estaba durmiendo. Levantó el rostro de su sitio y lo primero que notaron los ojos de color azul gris fue la sonrisa de satisfacción en la fémina, luego se percató del rubor en sus mejillas.
Ante sus ojos Levi veía a Hanji más hermosa que nunca. El primer amanecer después de su contacto íntimo. El primero de muchos. Aquel pensamiento pareció llenarlo de más satisfacción, la sangre recorriendo con mayor intensidad en su parte baja.
—Tengo que ir al baño...— murmuró Levi, con la voz ronca.
Hanji no se movió ni un poco mientras deslizaba una mano por el pecho de Levi, dibujando figuras sin sentido en su piel pálida.
—Si la solución está al alcance...— replicó ella susurrante. —No tienes por qué levantarte aún.
Una jodida tentación matutina. Levi sintió que el pulso latía en su cuello con intensidad y ansiedad.
—¿No estás... muy... adolorida?— en cambio Levi preguntó con cautela, muy a su pesar de lo que su cuerpo deseaba. Él podrá sentirse bien y estar totalmente listo para otra sesión pero ella puede estar lastimada y Levi no quería aprovecharse si el cuerpo de Hanji se sentía adolorido.
Hanji pareció analizar el estado de su propio cuerpo durante algunos segundos. Sí, le dolía pero no era lo suficientemente malo como para no desear repetir, en especial ya sabiendo lo maravilloso que se sentía durante y después del sexo. Solo le dolían los músculos, como si hubiera estado haciendo ejercicio por primera vez. Bueno, algo así había sucedido pues por primera vez tenido sexo.
—No más de lo normal en esta situación.— Ella empezó a bajar sus propios pantalones, un hilo delgado de lubricación había empapado su interior por pensar en lo delicioso que fue la noche anterior, aunque su vagina aún no estaba lo suficientemente húmeda pero empezaba a latir de anticipación, como si ansiara ser llenada. ¿Se podía tener sexo sin estar lo suficientemente lubricada?
Al verla tan dispuesta, Levi liberó su erección y la acarició un poco mientras una de las piernas de Hanji lo rodeaba. La posición era algo extraña para ambos así que cuando él suavemente la penetró se sintió más apretado que ayer pero no por eso dejó de ser menos placentero. Aún así él tuvo más acceso al clítoris que empezaba a hincharse ante las manos del muchacho que acariciaban lentamente los labios externos.
Se movían suavemente, como si cuidara que el pene no se saliera del cálido interior de Hanji que cada vez empezaba a derramar más líquidos, pero no pudieron mantenerse por mucho tiempo en aquel lento vaivén, en especial por la ansiedad que los devoraba y la inexperiencia en aquella posición, así que Hanji se colocó boca abajo mientras Levi levantaba sus caderas y volvía a su vagina húmeda y palpitante.
En aquella nueva postura tuvieron toda la libertad para moverse de manera más precisa y constante, las embetidas acelerándose y las sensaciones recorriendo los cuerpos. La camiseta de Hanji se levantó por los movimientos más bruscos, lo que provocó que se desnudaran sus pechos y sus erectos pezones rozaran la cama. Hanji lanzó un gemido que amortiguó mordiendo las sábanas, su interior palpitante finalmente logró que Levi cayera rendido sobre ella, la frente de él en la espalda de la fémina, haciéndole sentir acelerada respiración del muchacho en su ardiente piel.
Decubriendo las maravillas de la sexualidad no sabían cómo harían para contenerse cuando tengan que asistir a clases o se encuentren a solas nuevamente. Hanji era como una droga y él no estaba dispuesto a curarse. Levi era fuego y ella estaba dispuesta a quemarse por completo.
Y por primera vez, Levi y Hanji entendieron el por qué la mayoría de sus compañeros creían se la pasaban teniendo sexo a diario, como si nunca pudieran saciarse. Exactamente así se sentían en esos instantes.
Continuará...
Notas finales: La culpa es de Erwin por dejarlos solos en casa xD
