— Lo siento, el tiempo ha pasado volando — dijo Toneri, aunque no parecía lamentarlo en lo más mínimo—. Pero me he divertido muchísimo.

Hinata sonrió, ella se había divertido finalmente con Toneri. Más de lo que creía. Por unas horas, se había olvidado de todo lo que la atormentaba. La culpa, las dudas y el dolor habían retrocedido mientras se dejaba guiar por las buenas vibras de Toneri.

— Yo también—, admitió con la sonrisa aún en su rostro.

Toneri le dió una mirada al gran edificio donde estaba el departamento de Naruto y luego hizo una mueca.

— Ya es tarde. ¿Segura que no quieres ir a casa?

Hinata dudó. No quería entrar a la casa de Naruto, el miedo era lo primero que surgía. Pero, terminó negando con la cabeza.

— Debo volver.

Toneri hizo un sonido de aceptación, pero todo su rostro mostraba que no estaba muy de acuerdo con eso. Hinata, obviamente, no había dicho nada sobre su relación con Naruto. Puede que hubieran quedado con una buena relación con Toneri, pero ella sabía que él sentía cosas todavía por ella. Jamás lastimaría a Toneri de esa forma, por lo que mantuvo la extraña relación con el Uzumaki en secreto. Aunque en unos meses ya no podría ocultar eso, pensó tocando distraídamente su estómago.

— La cena ha estado muy buena—, comentó Toneri, mal interpretando la señal de Hinata. También se tocó el estómago —. Ese ramen siempre fue tu favorito.

Hinata sonrió suavemente.

— Gracias Toneri. Me la he pasado muy bien—, dijo sabiendo que ya tenía que subir.

— Yo también. Espero que podamos tener más salidas así —, él le dió una mirada esperanzada.

— Toneri ...—, murmuró con algo de pesar, luego se mordió el labio al ver su expresión oscurecerse con tristeza.

— Si, lo sé —, le dió una suave sonrisa que no llegó a sus ojos—. Pero, la hemos pasado genial.

Ella sólo sonrió como respuesta, se acercó y le dió un suave beso en la mejilla.

— Gracias por todo—, dijo una vez más, antes de salir del taxi en la puerta del edificio.

Toneri se acercó al asiento que ella había ocupado y la saludo con un gesto con la mano desde la ventana justo antes de que el taxi arrancará.

Hinata observó al auto alejarse, pero mientras más se alejaba, sentía que un peso invisible caía sobre ella. Movió sus ojos al otro lado de la calle y se dió cuenta que había un hombre apoyado sobre el capo de un auto. Frunció el ceño al reconocer a Asuma fumando un cigarro. Su expresión era oscura mientras le devolvía la mirada, pero ella no hizo ningún ademán de acercarse o saludarlo. Un escalofrío bajo por su columna, sintiendo que sus oscuros ojos la juzgaban de cierta manera.

Apretó los dientes y se dió la vuelta, entrando al edificio. No iba a dejar que la hicieran sentir mal. Ella no había hecho nada malo... Además que no estaba en una relación con Naruto. Él sólo la follaba y le decía, sin tapujos, lo mucho que le gustaba hacerlo. Pero, jamás expresó otros sentimientos. Así que, nadie podía juzgarla por salir un día con un amigo... Aunque ese amigo fuera su ex.

Mientras subía por el ascensor, acomodó su bolsa. Allí tenía su teléfono, aún apagado. No lo había encendido ni cuando había salido con Toneri. No quería que nada arruinara la paz que estaba sintiendo, aunque sabía que era momentánea y sólo estaba atrasando el mal momento.

Se detuvo en la puerta del departamento de Naruto, sintiendo que su corazón golpeaba duro. Él nerviosismo subió por su cuerpo, poniéndola alerta. Pero, aún así, puso la clave en la puerta y la abrió.

La sala estaba oscura, no le parecía extraño. Era cerca de la media noche. Había vuelto tan tarde con la esperanza de que Naruto ya se hubiera ido a dormir. Por un momento, respiró con tranquilidad al no ver a nadie. Cerró la puerta y cuando se volvió, encendió la luz y se quedó congelada.

En el sofá de la sala, completamente sólo, estaba sentado Naruto.

Hinata lo observó. Tenía su cabello rubio despeinado, como si se hubiera pasado la mano por la cabeza muchas veces. Su camisa blanca estaba arrugada y arremangada hasta los codos. Algunos botones de la parte de arriba estaban abiertos, mostrando parte de su torso. Sus largas y fuertes piernas estaba cruzadas y cubiertas por un pantalón de vestir negro. Pero lo que la dejó congelada fue su expresión.

Él tenía un vaso de whisky en una de las manos, su otro brazo estaba en el respaldo del sofá. Aparentaba estar relajado, pero no era así. Sus cejas no estaban fruncidas, pero sus ojos celestes estaban oscuros y clavados en ella. Sus labios, algo gruesos, firmemente apretados.

Naruto parecía peligrosamente tranquilo y controlado mientras le devolvía la mirada, sin decir una palabra. Hinata apenas podía respirar, sus ojos parecían juzgarla y sacar un veredicto.

Él movió suavemente la mano que tenía su vaso de whisky, agitando el licor lentamente y luego llevó el borde a su boca. Le dió un sorbo, sin quitar sus ojos de ella.

— Buenas noches — dijo finalmente, su voz ronca y baja. Peligroso.

Había tal silencio en la sala, que su sólo susurro, parecía que había salido por un megáfono. Hinata se crispó, casi sintiendo que su corazón quiso salir por su boca. Tragó, intentando bajarlo a su pecho de nuevo.

— Buenas noches—, respondió con un suave murmullo.

Naruto hizo una mueca, arrugando su rostro. Ella no pudo saber qué significa esa expresión.

— Parece que fueron buenas para ti..—, casi gruñó, tomando un sorbo más luego de que esas palabras salieran de sus labios.

Hinata apretó los puños, dándose algo de valor, dió un paso hacia adelante.

— Si. Lo fue—, dijo levantando la barbilla, feliz que su voz no saliera temblorosa.

Los ojos de Naruto se redujeron, parecía listo para saltar sobre ella, pero no en el buen sentido. Hinata notó como su mandíbula se apretaba, un músculo de su mejilla se movió, avisándole que apretaba los dientes.

Él separó la espalda del sillón, inclinándose apoyó el codo de la mano que tenía su vaso de licor sobre la rodilla, el otro brazo sobre ese.

— Me alegro que fuera buena para uno de nosotros —, dijo con obvio sarcasmo.

Hinata alzó una ceja, pero sus ojos la estaban poniendo nerviosa, así que se volvió y guardo su bolso, sacando su teléfono del interior.

— Oh, tienes tu celular —, dijo Naruto apuntando a sus manos con el vaso cuando ella se giró a él —. Creí que lo habías olvidado o se te había roto.

Ella se cruzó de brazos, no dejándose intimidar. No iba a olvidar que ella se fue por toda la mierda que había pasado con la amiguita de él. Y por las cosas que había dicho sobre ellos. Naruto le dió un sorbo más a su whisky, sin apartar sus pozos celestes de su expresión.

—¿Te quedarás allí? O ¿Me darás una explicación de tu forma de actuar de ayer?

Hinata se mordió el interior del labio. Él estaba a la defensiva, no importaba lo que dijera, él ya había sacado el veredicto de que ella, o bien, estaba loca o era una maldita por maltratar a su amada amiga Shion.

—¿Importa?— preguntó en cambio. Naruto le frunció el ceño y, de repente, Hinata ya no quería hablar con él—. Como sea ..—, murmuró mientras comenzaba a caminar hacia el pasillo.

Ella jamás espero que Naruto se moviera tan rápido. En un momento estaba sentado relajado, y al siguiente había dejado el vaso en la mesa de café y la había empujado contra la pared del pasillo. Hinata dió un alarido, aunque no se había golpeado, ya que Naruto la sostuvo antes de chocar con la pared, fue más que nada el movimiento brusco lo que la asustó. Su celular cayó al suelo, haciendo un ruido sordo. Levantó la mirada enorme, para observar el rostro de Naruto sobre el de ella.

La máscara de frialdad había caído y mostraba un enojo controlado.

—¿Te divertiste con ese niño mimado?

Hinata le frunció el ceño.

— Toneri no..— sus palabras fueron detenidas por los dedos de Naruto, que apretó las yemas contra su boca.

Ella parpadeó hacia él, sin comprender porqué lo hacía. Él pasó las yemas por sus labios y luego cerró los dedos en su barbilla, con delicadeza.

—¿Ahora volverás con él? ¿Es eso?— Hinata sólo lo observó, sin comprender dónde había sacado eso. Hizo una mueca cuando él apretó un poco más sus dedos en su piel, aunque aún no le hacía daño, sólo la sostenía con firmeza—. Creí que querías un hombre —, su voz baja y cruda, tan cerca de su cara que pudo sentir en su aliento el olor a whisky—. Tal vez, tenga que mostrarte la diferencia entre un niño y un hombre.

Hinata alzó las cejas y luego sus ojos se abrieron enormes cuando Naruto bajó y la besó. Sus labios aterciopelados apretaron su boca, con sus dedos intentó hacer que abriera la boca, pero ella estaba paralizada, así que simplemente no lo hizo. Él hizo un murmullo enojado y luego mordió su labio inferior. Hinata jadeó por el escozor y luego él chupó, calmando el dolor en seguida, para que al siguiente segundo tuviera la lengua en su interior.

Hinata cerró los ojos, sintiendo la lengua entrar y acariciar su músculo, haciendo que su cuerpo se volviera tembloroso. Ella estaba enojada, pero no podía recordar por qué en ese momento. Naruto bajó la mano que sostenía su barbilla y la cerró en su cuello, la otra rodeo su cintura y la pegó al torso de él. Ella apretó las manos en sus hombros al sentir el temblor en su cuerpo al sentir la dureza y el calor. La colonia se infiltró a su interior, haciéndola gemir mientras él seguía besando.

Su cuerpo, traicionero, reaccionó a todos los estímulos. Mientras su cabeza le gritaba que fuera fuerte, su corazón se preguntaba por qué tenía que serlo; y su cuerpo ni siquiera hablaba el mismo idioma que ellos.

Naruto siguió besándola, hasta que casi estaba sin sentido por la falta de aire. Cuando él soltó su boca, Hinata estaba jadeando, aunque él estaba casi en el mismo estado. Hinata levantó los ojos hacia él, notando su expresión soncarrona y apretó los dientes, recordando que estaba furiosa con él. No se movió, sabiendo que él intentaría besarla de nuevo. Sus pezones estaban duros y su coño mojado, pero no quería follar con él. Aún recordaba cómo había dicho Shion que él se acostaba con ella por el odio que tenía hacia Sasuke...

Bueno, esas no habían sido sus palabras, pero había querido decir eso. Hinata lo sabía.

Las uñas de Hinata se apretaron en los hombros de él, cuando Naruto comenzó a besar su oreja, chupando el lóbulo y luego pasando la lengua húmeda, dándole escalofríos.

— Te deseo, cielo—, murmuró —. Mierda, eres tan hermosa.

— Naruto, no..— dijo, intentando alejarlo, ya que no podía sacar su pesado cuerpo, corrió su rostro.

Ella se congeló cuando los dedos de Naruto se apretaron en su cuello. No cortó su aire, ni tampoco le dió miedo, pero fue un recordatorio de que los tenía allí.

—¿Por qué?— prácticamente gruñó.

Hinata se mojó los labios, intentando buscar una escusa. Su cerebro prácticamente exprimió cada célula y de repente, la idea perfecta surgió.

— Aún... Aún estoy en mis días...

Naruto gimió, apretando su polla dura contra su estómago, haciendo que ella fuera completamente consciente de cuánto la deseaba.

— Mmm, mejor cielo. Joder, me harás perder la cabeza —, murmuró mientras besaba justo abajo de su oreja, haciéndola jadear.

— No.. yo.. no quiero..

"Mentirosa.." murmuró una voz en su cabeza, pero ella no le prestó atención.

La mano que estaba en su cuello comenzó a bajar y se cerró en uno de sus senos. Lo apretó, sacándola un gemido ahogado.

—¿Es sólo eso?— susurró.

Hinata asintió, con los ojos fuertemente cerrados, diciéndose que era lo mejor. Necesitaba mantenerse lo más alejada de Naruto. Ella era débil, su cuerpo era débil con él.

Debía acostumbrarse a estar sin él, se dijo.

Después de todo, ese sería su destino cuando Naruto supiera lo del embarazo.

Continuará...