¡Nuevo capítulo!
capítulo 2º
La trampa del grupo
Los secretos es algo que tarde o temprano alguien descubre.
Para bien o para mal.
La confianza se ha de ganar.
—&——Espera. ¿Lo estás diciendo en serio?
Neji Hyûga detuvo la taza de té que había llevado hasta sus labios para clavar la mirada tan semejante a la suya sobre ella. Hinata asintió, apretando las manos en su regazo. Su primo abrió más los ojos con sorpresa. Desde luego, su noticia era una bomba de esperanza en esa casa. Aunque su primo todavía parecía algo dudoso.
—¿Te han aceptado como mánager?
—Así es —confirmó dudosa—. No es de lo que yo quería, pero soy mánager.
—Hinata-san. ¿Estás segura de que no te han mentido o metido en algún lio? —cuestionó dejando la taza sobre la mesa y echándose hacia delante.
Hinata tragó y extendió el papel con su contrato sobre la mesa. Neji lo tomó con cuidado y se tomó su tiempo en leerlo detenidamente. Cuando pareció totalmente satisfecho, se lo devolvió.
—¿Quiénes son Rock Crazy? —se interesó.
Hinata esbozó una tímida sonrisa. Durante toda esa noche, desde que estuvo segura de que los miembros estaban de acuerdo con tenerla como mánager, se había empapado de todo lo que sabía de ellos por informes escolares, datos publicados en revistas e internet.
—Son una famosa banda de Rock que salió promocionada hace tres años. Su anterior mánager se graduó y por eso tuvieron que buscarse otro. Son bastante populares y forman parte del número 15, y subiendo, de la lista de bandas adolescentes más famosas de la revista Chismes de Konoha.
—Wo, yo conozco a esos chicos.
Ambos levantaron la cabeza para ver a la joven esposa de su primo. Tenten sonrió asintió repetidas veces con la cabeza.
—Tengo una revista de ellos. Esperad aquí.
Ambos primos intercambiaron una mirada curiosa, aunque para Hinata, la de Neji contenía cierto resquicio de dudas. Cuando la mujer regresó y se sentó junto a él, sus ojos se entrecerraron al fijarse en la portada.
Hinata también la observó.
En ella, los tres integrantes de RC aparecían posando entre risas. Aunque más que posar era claramente una fotografía modificada de un concierto. El rubio, Naruto, sostenía su guitarra mientras cantaba al micrófono como coros. Una gota de sudor corría por su mejilla y sus ojos brillaban de una forma que la cámara no supo captar. Sasuke, en el centro, el vocalista, lo daba todo con sus gestos. Y Sakura, tras ellos, sacudía la guitarra con fuerza y ritmo.
—El más famoso de ellos es Sasuke. Tiene a todas las chicas loquitas por él.
Neji enarcó una ceja.
—¿Todas?
—Claro —soltó Tenten sin pensar—. ¿Quién no querría a un chico así de guapo para ella?
Hinata miró a uno y otro cuando el ambiente se tensó. Aunque Tenten pareció ajena a ello mientras pasaba las páginas y silbaba con total tranquilidad. Neji apretó la mandíbula y suspiró. Centró su atención en ella de nuevo.
—¿Estás segura de poder llevar el ritmo de una banda de rock? ¿No te iría mejor una de música clásica, una banda? Tú querías llevar a un escritor o…
—Lo sé. Pero confío en que podré llevar adelante este reto —interrumpió apretando los labios en un tartamudeo.
No podía contarle a su primo que, realmente, ser la mánager de RC era la única posibilidad que le había quedado. No quería que su familia se sintiera más avergonzada de ella. Había sido recogida de las migas que quedaban por una famosa banda.
—No tienes que ser tan duro, Neji —intercedió Tenten—. Esta banda realmente es muy exitosa. Hinata podrá llevarlo bien. Y de paso podrá chismearme algunas noticias.
Hinata enrojeció con culpabilidad cuando la mirada de su primo pasó de su esposa a ella. Una oculta amenaza cariñosa, pero penetrante, de que no se le ocurriera hablar del dichoso moreno.
—Por ahora —continuó Neji tomando de nuevo la taza que había dejado sobre la mesa—, veamos cómo va la cosa. Tu padre está esperando y confía en ti, pero ya sabes lo qué pasará si fallas.
—Me esforzaré —prometió.
Y por la mirada de su primo comprendió que creía en ella.
—Bueno, como papá todavía no ha llegado y se me hace tarde, regresaré. Todavía tengo que instalarme.
Una de las buenas cosas de haber sido aceptada como mánager era que la escuela te entregaba un pequeño estudio en su grupo de pisos para que fuera más sencillo acceder y evitar en la medida de lo posible, tardanzas que el trafico pudiera ocasionar.
Hinata había recibido uno en la zona de artistas que incluía desde cantantes, compositores hasta bailarinas e imitadores. Había otros mánager en su mismo piso, pero desconocía quienes eran y tampoco tenía mucho interés en simpatizar con ellos si no era necesario. Las relaciones no eran su fuerte, visto lo visto.
Y todavía continuaban señalándola demasiado como para pensar que pudiera tener una conversación con cualquier otra persona sin que resultara demasiado incómoda.
Tras despedirse de sus familiares, se desplazó hasta su nuevo hogar.
Todavía tenía algunas cajas para desempaquetar, pero la tranquilidad era tal porque se trataban de novelas románticas que había leído repetidas veces. Su idea de haber sido la mánager de alguna escritora de novelas románticas siempre había estado ahí y por eso su placer secreto era ese.
Su hogar no es que fuera demasiado grande. Lo suficiente para ella. Una habitación, un pequeño salón cocina y un cuarto de baño con todo lo que necesitaba. Pero pensar que era suyo y saber que no tenía más toque de queda que el que ella quisiera, la hinchaba de felicidad. Por fin podía demostrar que valía algo más que unas risas y miradas superiores hacia su espalda.
Junto a la puerta de entrada había un espejo completo que le devolvió su reflejo. Una sonrisa le cruzaba la cara, de oreja a oreja. Y no era para menos.
El timbre sonó, haciéndola volver a la realidad. Subiendo las gafas con torpeza abrió. Sakura estaba tras la puerta, cargada con un montón de carpetas que apenas podía sostener.
Se hizo a un lado para dejarla pasar y dejó todo el peso sobre la mesita de café.
—Menos que estás aquí. Antes bajé y fue un verdadero desastre lo que armé en el pasillo —protestó Haruno girándose hacia ella—. Como ninguno de los chicos va a mover el trasero, he venido a explicarte algunas cosas que tu antecesor nos dejó como regalo. Es lo único bueno que hizo realmente —murmuró a lo último.
Hinata miró las carpetas con cierto recelo.
—¿Qué fue lo que ocurrió? Solo conozco rumores. Ah. Yo… solo quiero saberlo para no cometer el mismo error.
Sakura sonrió con ternura mientras colocaba las manos en las caderas.
—Hizo lo que tenemos completamente prohibido.
—¿Qué fue…?
—Intentar algo con uno de nosotros.
Hinata parpadeó confusa.
—¿Intentar algo con uno de vosotros? —repitió rascándose la mejilla—. No comprendo.
Sakura rio esta vez, le dio una palmada en el hombro y se encaminó hacia la puerta.
—Tenemos unas cuantas reglas en el grupo y aunque muchas nos las saltamos, otras las respetamos perfectamente.
—Y… ¿Cuál era esa… regla?
Sakura extendió la boca para mostrar sus perfectos dientes.
—Nunca tocar a uno de nosotros sin permiso.
Hinata continuaba sin comprenderlo. Pese a que Sakura parecía que aquella frase quería decir mucho y estaba orgullosa de expresarlo, no conseguía captar el quid de la cuestión.
—Bueno. Dentro de un rato subes al tercero, puerta 18 y haremos una mini reunión para celebrar que estás dentro. No tardes.
Aquello la pilló por sorpresa.
—¿Qué? ¿Yo?
Sakura miró a su alrededor.
—¿Hay alguien más aquí?
—No —reconoció tartamudeando—. Pero jamás me habían invitado a algo así.
Sakura la miró amablemente. Se acercó y le dio un toque en el hombro con los dedos.
—Hinata, tú ahora perteneces a RC. Eres nuestra mánager. Ten fe.
Una sombra de vergüenza cálida la recorrió. Nunca hubiera esperado escuchar esas palabras cuando tantas otras puertas siempre se le habían cerrado. Forzándose en no llorar, asintió.
Sakura se despidió y en la soledad del piso, se dejó llevar por las emociones. Alegría, preocupación y una pequeña chispa de felicidad.
.
.
Cuando llamó a la puerta tardaron en responderle. A la tercera, como dice el dicho, fue la vencida y una cabeza oscura se asomó. Parecía que sus encuentros con Sasuke siempre iban a estar enlazados a una puerta.
—Pasa —ordenó más que invitó.
Cuando lo hizo, había risas en el ambiente y alguien daba palmadas. El ruido llegaba desde la parte trasera de un sofá. Sasuke le hizo un gesto para que lo siguiera.
El piso no tenía mucha diferencia con el suya, exceptuando por la decoración y los muebles. Y era un alivio saber que la escuela no diferenciaba a nadie por su profesión escogida.
Siguió a Sasuke hasta rebasar el sillón, quedándose en ascuas cuando vio el panorama en el suelo. Había un tablero de un juego, — Monopoli para ser exactos—, extendido sobre la alfombra donde Sakura y Naruto estaban riéndose a carcajadas. Varias cervezas estaban abiertas en cada puesto y por la que había enfrente de Sakura, dedujo que pertenecía a Sasuke.
Ambos levantaron el rostro hacia ella.
—¡Hinata! —saludaron a la par con la misma energía.
—H-hola —gesticuló a su vez.
—¡Ven, Hinata! —exclamó Naruto golpeando el asiento frente a él—. Siéntate. Vamos a jugar de nuevo.
—¿Qué dices? —gruñó Sasuke cuando intentó echar mano a su dinero—. Es una lata empezar.
Naruto hizo un mohín de protesta.
—Pero así Hinata puede jugar con nosotros, no seas rancio, Teme.
Sasuke miró a su compañero con el ceño fruncido en protesta.
Hinata levantó las manos rápidamente.
—No, por favor. Por mí que no sea. Además, los juegos de azar nunca se me han dado bien —tartamudeó.
Nunca había disfrutado molestando a los demás y claramente, Sasuke estaba molesto con su presencia y con la idea de tener que empezar de nuevo con la repartición del dinero y las fichas.
Se sentó junto a Sakura con idea de observar la partida.
—¿Quieres una cerveza? —invitó está ofreciéndole un botellín.
—N-no, gracias. No bebo.
—Tenemos sin alcohol por algún lado.
Volvió a negar con la cabeza.
—Es que… no me gusta la cerveza.
—¿Y alguna otra cosa? Las tenemos escondidas por los jefes. Pero creo que tenemos algo de whisky o tequila.
—No, en serio yo…
—Tenemos vasos —puntualizó Naruto—. Por si acaso te da asco eso de beber de la botella.
Hinata no sabía como explicarse. Generalmente le sucedían cosas así. La gente tendía a mal interpretar sus respuestas y buscar más opciones. Era difícil para ella decir simplemente sí o no, porque tampoco parecían comprenderlo cuando salía de ella. Beber nunca había sido una de sus aficiones. La última vez que intentó probar algo de alcohol fue en la boda de su primo Neji con Tenten. Los resultados fueron desastrosos. No le gustaba su sabor. No le sentaba bien.
No quería.
—Dejadla ya.
La voz de Sasuke irrumpió y llamó la atención de los otros dos. Naruto volvió a poner morros y Sakura suspiró.
—Te traeré una Fanta.
—Gracias…
Tragó mientras observó a la chica alejarse hasta la pequeña nevera del piso. Por las fotografías pegadas a la nevera se dio cuenta de que esos tres realmente estaban más unidos de lo que se esperaba. Fotos de ellos de niños. En ropa interior. Dentro de una bañera.
Adorables.
—Ten.
Cogió la lata con una inclinación de cabeza en agradecimiento y los demás volvieron a centrarse en la partida.
El silencio la incomodó. Era algo que siempre solía suceder cuando llegaba a un sitio. La gente dejaba de hablar. Como si ella fuera una intrusa. ¿Quizás lo sería para ese grupo que se conocían desde que eran niños?
Lo lamentaba realmente mucho.
Sasuke dio un sorbo a su cerveza, con sus ojos puestos sobre el tablero y se elevaron hasta dar con la lata que no había probado.
—¿No vas a tomártela?
—Ah, sí —asintió llevándose la lata a la boca y apurar un sorbo.
Él pareció satisfecho, lo suficiente como para concentrarse en el juego. Mientras que Naruto y Sakura eran escandalosos, Sasuke permanecía impasible, como si no estuviera presente durante la partida realmente.
Hinata no pudo evitar preguntarse si realmente sería así su personalidad o es que algo le preocupaba. Parecía tan diferente a cuando tenía un micrófono en la mano y estaba sobre un escenario.
Mientras que los otros dos parecía ser un sinfín de energía, Sasuke parecía agotado.
—¿Qué? —cuestionó levantando los ojos hacia ella—. No dejas de mirar. Es molesto.
Hinata enrojeció culpablemente.
—¡Lo siento! Solo… yo solo pensaba que te veías agotado. Como mánager no puedo evitar preocuparte por vosotros —expresó. Miró a uno y otro para luego mirarse las manos—. Sé que oficialmente hasta mañana no soy vuestra mánager, pero… hoy estoy viendo cosas que me preocupan y…
Cerró la boca. Los tres la miraban atónitos, como si no fueran capaces de esperar que les regañara o hablara más de tres frases seguidas. Se subió las gafas nerviosa.
—Lo siento, hablé demasiado. Pero de verdad. Me preocupo. Sasuke-kun parece cansado. Agotado más bien. Teniendo en cuenta que es el vocalista su garganta tiene más presión y sus pulmones, por eso necesita descansar lo suficiente y hacer ejercicios vocales.
Tragó, animada por el sentimiento.
—Sakura-chan antes vino a traerme todas las carpetas y pese a que estaba animada y ahora está riendo mucho, puedo darme cuenta de que está demasiado delgada, pues gasta muchas energías porque es muy nerviosa. Y…
Dio con los ojos azules clavados sobre ella. Tragó de nuevo. Incluso se atrevió a dar un sorbo a su lata de naranjada.
—Naruto-kun. Tú también gastas muchas energías en el escenario porque eres el que te mueves mucho más de los demás. Ahora estás enérgico porque estás sentado y estás usando la energía de tu cerebro más de lo necesario. Mañana te costará muchísimo levantarse y te sentirás más cansado de lo normal. Pero seguro que vuelves a poner en marcha la máquina y… terminarás agotado.
Cogió aire y cerró los ojos. En su vida había hablado tanto y, pese a los tartamudeos, había conseguido expresar toda su preocupación correctamente. Pero la respuesta silenciosa de ellos la asustaba.
Inclinó la cabeza como disculpa.
—Os dije que era la mejor para el grupo, Dattebayo.
Levantó la cabeza al escuchar esas palabras. Sakura y Naruto sonreían abiertamente, mientras que, Sasuke, cruzado de brazos asentía con la cabeza. Sakura le ofreció su botellín.
—No es para que bebas, si no para que huelas.
Hinata lo hizo. No olía a cerveza y si su nariz no le fallaba, era lo mismo que ella tenía entre las manos: naranjada.
—Lo siento, Hinata —se disculpó Sakura con una sonrisa de culpabilidad en los labios—. Hemos tenido una mala experiencia con nuestro anterior mánager y no nos fiábamos mucho. Por eso tardamos tanto en escoger uno. Y bueno, fuimos a ver esa audición por lo mismo. Naruto nos convenció para que te escogiéramos.
El nombrado asintió, sonriendo con un gesto zorruno muy suyo.
—Decidimos montar esta prueba. Si realmente te preocupabas por nosotros es que estabas comprendiendo lo que es nuestro sueño para nosotros. Más que ser unos simples punkis, como les gustan llamarnos, queremos ser un grupo de Rock capaz de mover el mundo con nuestras canciones.
—Sentimos haberte engañado —se disculpó Naruto dando un tirón de Sasuke para que agachara a su par la cabeza.
—Yo no —protestó, pero igualmente se inclinó a regañadientes.
Hinata no sabía si sentirse herida o no. Lo primero que sintió fue como sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Eres muy buena, Hinata. Muy buena —felicitó Sakura dándole un abrazo sorpresa.
No supo cómo responder y solo pudo quedarse ahí, hipando como tonta hasta que la voz consiguió salirle.
—Esto… ¿quiere decir que puedo ser vuestra mánager?
—No —negó Sasuke repentinamente.
—¡Sasuke! —protestaron los otros dos a la vez. El chico los ignoró.
Se cruzó de brazos y miró a otro lado con un mohín.
—No puedes ser nuestra mánager: lo eres.
Naruto le arreó un golpe en la cabeza con todas sus ganas.
—¡Eso es lo mismo, maldito Teme!
Sasuke se revolvió aferrándolo de la camiseta.
—¡Claro que no Usuratonkachi! Busca las definiciones y verás que no lo es. Ah, pero tú no sabes lo que es un diccionario.
—¡Maldito seas, Teme!
Y continuaron amenazándose durante rato que no llegó a más cuando Sakura los separó. Se sentó a su lado en el sofá mientras, ambos jóvenes castigados, recogían la sala.
—Tendrás que acostumbrarte a esto. Siempre van a estar peleando. Siempre. Hasta si pasa una mosca y uno la ve primero. El otro querrá quedársela. Así son estos dos.
—Pero durante los conciertos…
—Oh, no. Durante los escenarios parecen que son uña y carne. Nada de peleas. Lo tienen bien claro —aclaró una sonriente Sakura—. Son un dúo genial.
—Pero Naruto-kun solo hace los coros —puntualizó al recordar los diferentes artículos que había leído de ellos.
Sakura apretó los labios y asintió lentamente.
—Sí, pero… créeme. Son un buen dúo.
Presintiendo que no debía de presionar, Hinata simplemente se dedicó a disfrutar de lo que quedó de una fiesta tranquila en que contaron experiencias divertidas y sucesos vividos. La advirtieron de los problemas con el público y hasta prometieron darles sus historiales médicos de ser necesario.
Antes de irse, Hinata hizo la pregunta que quizás no debiera de haber hecho nunca.
—Me gustaría preguntar algo.
—Adelante —invitó Sakura sonriendo mientras se dedicaba a hacerle trencitas en el pelo a Naruto tras haber terminado de hacérselas a Sasuke.
—¿Qué fue lo que hizo que el anterior mánager se fuera? Sé que Sakura ha dicho algo de una regla que nunca rompéis, pero… no la entiendo. Me gustaría comprenderla para no incumplirla.
Los tres se tensaron automáticamente. Ambos hombres clavaron la vista en Sakura, que agachó la cabeza avergonzada. Hinata se mordisqueó el labio inferior.
—Lo siento yo… no debí de preguntar…
Sakura se levantó para encerrarse en el cuarto de baño. Con un bufido de maldición, Sasuke la siguió. Naruto les siguió con la vista para volver a mirarla a ella.
—¿Qué fue lo que te dijo Sakura?
—Me… me dijo: nunca tocar a uno de nosotros sin permiso.
El rubio se pasó una mano por la cabeza, se puso en pie e hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera. Ambos abandonaron el piso y pusieron rumbo hacia las escaleras. Pero él no habló hasta que estuvieron frente a su puerta. Sus ojos azules, tan hermosos, entrecerrados. Naruto tenía una mirada fuerte, de esas que quitaban el hipo, pero que también te podían congelar el aliento.
—Más que expulsar al anterior mánager, le dimos una paliza.
Hinata retuvo el aliento en su interior, sorprendida.
—Se propasó demasiado en sus quehaceres e… intentó violar a Sakura.
Se llevó las manos a la boca, incrédula. Y aún así Sakura había tenido el valor de decirlo con fuerza cuando se lo intentó explicar. Sin embargo, frente a ambos hombres con los que tenía tanta confianza, se había derrumbado.
Se sintió completamente estúpida por haber preguntado.
—Te lo he contado porque vas a ser nuestra mánager —explicó él metiendo las manos en los bolsillos—. Y creo que deberías de saberlo. Para que me entiendas, te lo pondré de otro modo, en referencia a la norma.
—Sí…
—Pongamos, por un caso hipotético, que tú y yo nos gustáramos y decidiéramos salir.
Oh…
—Bien. Si Sakura o Sasuke no lo aceptaran, lo vieran como algo peligroso para la banda o cualquier otra cosa, jamás saldríamos ni tendríamos nada. Lo mismo sucede con ellos dos. Esa es la única regla que cumplimos a rajatabla.
Hinata lo comprendía, pero tampoco del todo. ¿Arriesgar así sus vidas sentimentales? Comprendía que amasen tanto la banda y que se respetaran de ese modo entre ellos. ¿Pero el corazón no era un caso indomable que escogía a quién amar incluso si los demás no lo aceptaban?
—Es muy duro —susurró.
Naruto asintió dándole la razón. Le puso una mano sobre la cabeza y se alejó.
—Cuida de nosotros, Hinata —gritó, sonriéndole.
Hinata sintió un vuelco en el corazón.
Continuará...
Notas de autora:
Las reglas fueron basadas por un motivo. Hinata tendrá que atenerse a ellas si su corazón sigue saltando por cierto rubio...
Este fic va a estar basado más en Hinata, es decir, va a estar enfocado en ella y las vivencias van a verse siemrpe desde su punto. Me refiero que no va intercalarse ninguno de los chicos o Sakura. Todo va a ser visto desde ella.
¡Gracias por leer y por su apoyo! ¡Feliz año!
