Se me había olvidado de que ya estaba escrito y tenía que subirlo, perdón.

Nota: Este capítulo era necesario para Hinata. Para su madurez, para aprender. Naruto no necesitaba un pretendiente (que me lo habéis pedido mucho xD), Hinata necesitaba madurar. Al fin y al cabo, la que tiene sueños en el corazón en esta historia, es Hinata bb.

Advertencia: Quizás no, pero ten un pañuelo cerca por si acaso.


Capítulo 11

Hasta el final


—Si estáis de acuerdo con la petición, debes de firmar el contrato, Hinata.

Su padre la miraba con ese gesto que sólo ponía cuando estaba frente a un trabajo importante, alguien ajeno a su familia. Por un momento, Hinata deseó que la mirase como la hija que estaba sufriendo porque las cosas estaban cambiando demasiado deprisa, y de un modo bastante egoísta.

Shion acababa de aparecer como un huracán. Plasmar sus deseos y confesarse con una facilidad que le parecía pasmosa. Hasta la envidiaba. De cierta manera.

—¿Hinata?

Tomó aire para relajarse y aferró el bolígrafo. Miró de nuevo hacia Naruto, quien intentaba mantener una pose recta mientras hacía grandes esfuerzos por soportar las confianzas de Shion. Al notar que le miraba, asintió.

Momentos antes ambos habían leído el contrato y no había nada malo en sí. Ni en la letra pequeña. En realidad, todo era beneficios para RC. Excepto que para ello debían de sacrificar al líder como actor y aceptar a Shion como la actriz secundaria.

Cuando mostraron al mundo que Naruto era capaz de cantar no esperaban esa clase de oportunidad. Sin embargo, debían de abrazar cualquiera que llegase. Y Naruto lo sabía. Así que descartarlo no estaba a su favor.

Hinata firmó encima de la línea indicada y su padre asintió.

—Con esto, el contrato queda zanjado. Ahora, habrá que ajustar los horarios para poder comenzar las grabaciones.

—El tiempo que se tenga que tardar, estaremos —aseguró Shion—. No hay límite de dinero, así que quiero buenas prendas, los mejores trabajadores detrás, comida, agua, luces… Todo.

Hinata asintió, entrando en modo trabajo.

—Bien. El lunes estará el nuevo horario acomodado y organizaré el presupuesto —indicó.

Shion asintió. Continuaba tomando de la mano a Naruto, moviéndola de un lado a otro, como si de una niña pequeña se tratara. Pero se soltó para acercarse a ella.

—¿Y dónde dormiré? —cuestionó.

—¿Disculpa? —preguntó sin comprender.

Shion se dio unos golpecitos en los labios.

—Bueno, soy la actriz, así que tendré que tener un lugar para dormir. Lo quiero cerca de RC. De Naruto para ser más exactos —indicó tan seria que dudaba que bromeaba.

—Los muchachos siguen trabajando en la escuela y no tiene permisos especiales para trabajadores. Estos han de descansar en el hotel enlazado a la escuela.

—¿Y eso está muy lejos? —cuestionó Shion apretando los labios e inflando un lado de sus mejillas.

—No demasiado —indicó—. Puedo reservar una habitación para usted y…

—¿Para Naruto? ¡Perfecto!

Hinata se quedó de piedra. No había querido decir eso. ¡Ni siquiera le permitió terminar la frase! Cuando se encontró con la mirada de Naruto se percató de que estaba tan sorprendido como ella, pero con una ligera muestra de reproche en su mirada.

—Shion —interrumpió Hiashi—. Sabes de sobras que no se puede hacer eso. Nada de lo que pueda ensuciar la cara de RC será aceptado por nosotros y es algo que está estipulado en el contrato que firmaste.

La muchacha le miró con suma inocente, llevándose ambas manos a la boca.

—¡Entonces no! Olvida esa parte. Dame una habitación para mí sola mejor.

—Eso era lo que… —farfulló. Pero se dio por vencida y sacó el móvil—. Enseguida lo arreglaré —indicó.

Luego, se escabulló por la puerta para alejarse entre los separadores de oficina y detenerse en la sala de descanso. Lo primero que hizo fue llamar cuanto antes para asegurarle una habitación y, después, se quedó mirando las paredes como si estas tuvieran respuestas a sus dudas.

Al caos.

—¿Hinata?

Dio un respingo al escuchar su voz demasiado cerca. Naruto se había inclinado frente a ella, pasando una mano frente a su rostro también.

—Lo siento —se disculpó avergonzada—. Estaba en otro mundo ahora mismo.

Él asintió lentamente.

—Puedo comprenderte —dijo dándose golpecitos en los hombros—. No me esperaba esto.

—Lo siento, yo tampoco…

—No te disculpes. No es algo que sabías y no tienes la culpa. ¿Podemos irnos a casa ya?

Asintió.

—Voy a darle la dirección a Shion y podremos irnos.

—Esperaré aquí —anunció sin ocultar lo aterrado que estaba con la idea de volver.

Hinata le sonrió compresiva y regresó junto a su padre.

—Shion, comprendo que estés ansiosa con cumplir tus sueños a causa del poco tiempo que te queda, pero debes de comprender que hay un tiempo para todo para el resto de personas. Y que después, quedará una marca para siempre en ellos.

¿Poco tiempo?

—Le agradezco mucho su ayuda, señor Hyûga. Sé que es un acto egoísta de mi parte, pero desde que ellos salieron a la luz, me enamoré rotundamente de su música y de Naruto. Este es mi último deseo. Por más dinero que se gaste en médicos, nunca mejoraré. No hay solución. El cáncer es completamente imposible de vencer en mi caso.

Se mordió el labio inferior cuando escuchó las últimas palabras. Evitó con todas sus fuerzas que las lágrimas llegaran a sus ojos. Golpeó con los nudillos la puerta.

—Siento interrumpir —se anunció—. He llamado al hotel, pero ahora mismo están completos.

—Oh no —farfulló Shion incrédula—. ¿Qué vamos a hacer?

Hiashi frunció el ceño mientras la estudiaba con la mirada. Hinata tomó aire.

—He pensado que podría pedir un permiso y que podrías dormir conmigo. Es un lugar pequeño, pero creo que ambas podremos apañarnos.

Idiota, eres idiota.

—¿En tu dormitorio?

—Sí. Los que trabajamos y estudiamos en la escuela tenemos dormitorios especiales. Será pedir un permiso especial, pero creo que me lo concederán, así no estarás muy lejos de nosotros para trabajar y…

—¡Oh, dios mío! Eso sería genial. ¡De verdad!

En serio había un problema con el final de sus frases. Decidió llamar para pedir un permiso especial, saliendo fuera. Naruto apareció, cansado de esperar y cuando escuchó su petición enarcó una ceja. Nada más colgar, la tomó del codo y la arrastró hasta el área de descanso.

—¿Qué estás haciendo?

—He ofrecido mi dormitorio para que ella descanse mientras se rueda el videoclip —explicó.

—¿Qué pasa con el hotel? ¿No hay sitio?

Intentó mentir, pero Naruto la miraba tan fijamente que hasta podría haberla desnudado y ella no se quejaría.

—¿Hinata? —cuestionó con la voz tensa.

—Es que… pensé que en un hotel se sentiría sola y ya que también he de asegurarme de su vestuario y demás, pues… mejor cerca que tan lejos.

Naruto le puso ambas manos en los hombros. Pareciera estar reteniéndose de sacudirla. Comprendía su terror, su incomodidad, pero iba a pasársela por encima.

—Irá bien —aseguró—. Por favor.

Naruto entrecerró los ojos.

—¿Estás teniendo en cuenta mis sentimientos? —preguntó.

Ella le miró sin comprender. Él suspiró.

—No importa. Es trabajo por RC. Está bien. Sé que no harías nada que nos pusiera en peligro.

Bajó las manos hasta su cintura y se alejó.

—Esperaré en la furgoneta.

—Naruto…

Él no se detuvo. Continuó y ni siquiera la miró mientras el ascensor cerraba las puertas.

Regresó al despacho de su padre y asintió para confirmar su posibilidad de quedarse a dormir con ella. Shion estaba completamente encantada. Su rostro pálido marcaba un hermoso sonrojo, pese a que la felicidad no llegaba a sus ojos.

Escuchar los motivos que la llevaban a comportarse así, le calentaban el corazón con una tristeza amarga. Era de esas situaciones en las que te sentías llena de impotencia por no poder hacer nada y te cuestionabas cuan efímero era realmente el ser humano.

—Le diré a alguien que lleve mis cosas a la escuela. No serán muchas, tranquila —aseguró Shion—. Estoy muy emocionada con la idea de poder entrar ahí. Te juro que no se lo contaré a nadie. Me llevaré el secreto de todo a la tumba.

La promesa cargaba con palabras secundarias y dolorosas. Vulnerables sentimientos ocultos bajo una sonrisa de esperanza.

No podía simplemente soltarla.

Por supuesto, Naruto, que desconocía por completo sus motivos no estaba para nada encantado con la idea de Shion cerca de ellos. Pese a que la muchacha intentó sacar algo de conversación en el camino al hogar, Naruto simplemente se encogía de hombros, asentía con monosílabos o gestos de cabeza, mientras que sus ojos, siempre tan azules, de vez en cuando dejaban en claro cuan de enfadado estaba con ella por eso.

Hinata sentía que se hacía pequeña. Muy pequeñita.

.

.

—¿Tenemos una intrusa?

Hinata casi resbaló del sillón ante las palabras de Sasuke.

Volvían de la reunión con los encargados de la sección de música del Dorama. Sasuke se había traído consigo el guion y estaba segura de que se lo leería rápidamente. No había podido informarle a cuenta de la presencia de Shion, ya que tuvo que dejarla al cuidado de Sakura y marcharse con Sasuke. La presencia de Shion no podía detener su agenda. Menos, cuando RC estaba logrando cada vez más y más buenas oportunidades.

—Algo… así —murmuró—. En realidad, Shion es nuestra patrocinadora para el siguiente videoclip.

Sasuke frunció el ceño, observándola.

—Interesante. ¿Qué quiere a cambio?

Tan perspicaz como siempre.

—Quiere ser la actriz principal. El videoclip será de la canción de Naruto. Sé que todavía no os lo he explicado bien, pero…

—No has tenido tiempo y Naruto está de un humor de perros.

Asintió, más dolida por lo último que por otra cosa. Sasuke se apoyó contra la ventana del coche, mirando al exterior.

—¿Ha ocurrido algo?

Hinata se mordisqueó los labios.

—Ella… le confesó que lo amaba y no ha dejado de atosigarlo desde ese momento —explicó. Apretó su bolso contra ella—. Pero… te aseguro que no es con maldad y que lo hace con una buena razón y…

—Detén el coche —ordenó, seco. Hinata no comprendió.

Estaba mirando fijamente hacia el exterior, a la par que se colocaba la mascarilla y la gorra. Abrió la puerta antes de que tuviera tiempo de detenerlo. Caminó entre la gente, deteniéndose en el centro y levantando la cabeza.

Justo sobre ellos un cartel de moda y la modelo; Sakura. Muchos se habían detenido para observar el enorme cartel. En él, Sakura modelaba una de las ropas femeninas más encantadoras que hubiera visto nunca y que jamás se atrevería a llevar. Parecía brillar.

Sasuke se quedó por varios minutos ahí, de pie, observando el cartel. Hinata no podía reconocer qué clase de expresión era la que mantenía en su rostro a causa de las gafas y la mascarilla. En realidad, no conocía hasta qué punto Sasuke podría hervir de celos o simplemente, aceptar el hecho de que un sinfín de personas en el mundo vieran de su novia más que lo que la ropa escondía.

Aunque debía de recordarse a sí misma felicitarla.

—No pensé que saldría tan rápido —reconoció.

Sasuke no abrió la boca. Volvió sobre sus pasos para subir a la furgoneta de transporte y cerró una vez ella subió.

No habían avanzado mucho cuando la miró.

—Esa intrusa…

—Shion.

—La intrusa —repitió indiferente a su nombre—. ¿Qué planes tiene?

Hinata se lamió los labios, pensativa.

—Idea realizar el videoclip con la canción que canta Naruto. Nada más, hasta donde sé. El contrato finaliza una vez terminada.

Sasuke asintió. Sabía que no estaba siendo descuidado al pedirle repetir la situación. Había algo más.

—Y de paso, si consigue algo más, mejor. ¿Causará un escándalo?

Dio un respingo, apretando los labios. No podía negarlo, porque realmente desconocía el interés de Shion y hasta qué punto sería capaz de llegar en su fanatismo o amor hacia Naruto. Si una cámara les pillase en una situación mal entendible, sería un verdadero problema.

—Creo que respetará a Naruto y su trabajo.

—Esperemos que tengas razón —murmuró.

Ella también.

Cuando bajaron, se reunieron con Sakura y Shion en su dormitorio. Ambas muchachas estaban sentadas en el suelo, hablando de pintauñas como si se conocieran de toda la vida. Al verlos, ambas sonrieron a la par.

—¿Qué tal ha ido? —cuestionó Sakura. Parecía retenerse de abrazar a Sasuke—. ¿Han sido muy duros?

—No —negó Sasuke dando un rápido vistazo a Shion, quien se había puesto en pie y daba saltitos a su alrededor, emocionada. Sasuke la ignoró con una fortaleza que daba miedo.

—¡Eres mucho más guapo en persona que en las fotos o videos! —exclamó Shion—. Pensaba que era maquillaje, pero tenías razón, Sakura, es natural.

—Y envidiable. ¿Verdad? —puntualizó Sakura levantando la mano derecha y formando la señal de ok con sus dedos—. Ni un solo poro y ni un solo tratamiento de belleza.

Hinata tuvo que morderse el interior del labio para no recordar que Sakura, cuando menos lo esperaban los chicos, cogía las pinzas y se dedicaba a quitarles pelos rebeldes de las cejas o que los había obligado a ponerse mascarillas hidratantes más de una vez. Aunque era cierto; Sasuke parecía tallado sin una sola imperfección. Naruto, sin embargo, podías notar sus pecas si te acercabas mucho.

—Justo al contrario que Naruto. Tiene pecas. ¿Os habéis fijado?

Shion los miró emocionada. Hinata casi asintió, enderezando la espalda para no salir de su modo profesional.

—Sí, tiene por todos lados —confirmó Sakura poniéndose en pie y estirándose—. Como sea. Llega nuestra hora de descanso y necesito una buena siesta. Además, Naruto está enfurruñado en su dormitorio y no hay forma de hacerle entender que no puede descuidar su trabajo. ¿Puedes hablar con él, Hinata?

—¡Claro! —aceptó preocupada.

—¡Iré contigo! —se apuntó Shion.

Sasuke se detuvo en seco.

—No.

—¿Eh? —cuestionó ella con un parpadeo de mariposa.

—Es trabajo indiferente al que te une a la banda —recalcó—. No irás.

Shion la miró a ella, suplicante de ayuda. Hinata tuvo que hacer trizas corazón.

—Lo siento, Shion. Sasuke tiene razón. Naruto tiene que estudiarse su guion para el dorama, así que necesito que se concentre y es mi trabajo encargarme de que lo haga.

Ella bajó la mirada.

—Entiendo, si voy seré un estorbo…

—S…

—¡Sasuke! —interrumpió Sakura cubriéndole la boca con una mano—. ¡Madre mía, estas agotado! Será mejor que duermas un poco y cuando estés más fresco, seguro que te vienen ideas para la canción que has de componer para el dorama. ¡Vamos, vamos!

Hinata comprendió la situación y aunque Shion fingió sorpresa, estaba segura de que se había percatado de que, claramente, a Sasuke no le importaba un pimiento sus sentimientos hacia Naruto y la consideraba una intrusa.

—Enseguida vuelvo —le informó.

Shion asintió y se sentó de nuevo en el suelo para guardar sus pintauñas.

Tomo aire y caminó hasta la boca del lobo.

.

.

Tal y como se temía, Naruto estaba de un humor de perros. Nada más verla su gesto fue claro y no necesitó un diccionario Uzumaki para comprender que estaba sintiendo hacia ella. La dejó pasar, sí, pero le dio la espalda nada más hacerlo y se sentó en la cama donde mantenía un montón de papeles desparramados.

Tardó poco en comprender que era el guion.

—¡Oh, Naruto! —exclamó aterrada—. Dime que no los has lanzado por estar enfadado conmigo.

Él le dedicó una larga mirada, como si disfrutara al comprender que sus acciones estaban afectándola de alguna forma. Finalmente, cedió.

—Ha sido Kurama jugando —confesó señalando al pequeño acurrucado sobre varias hojas en blanco—. Le gustan los papeles y estaba ordenando cuando has llegado.

Suspiró aliviada.

—Menos mal. Pensé que estarías muy enfadado conmigo.

—Lo estoy.

Apretó los labios, dolida.

—Sé que parece egoísta que trajera a Shion, pero…

—Me estás forzando a estar con una persona a la que no quiero. Entiendo en las horas de trabajo. ¿Fuera de ellas? No. Fuera de mi horario laboral estoy con las personas que quiero estar.

Azorada, sintió que el llanto le subía a los ojos.

—Lo siento… —farfulló a media voz.

Él chasqueó la lengua.

—No puedes llorar por esto para hacerme sentir culpable, Hinata —la regañó—. Me gusta estar con las personas que me gustan. Suelo ser amigable, no tengo problema, pero realmente odio que me fuercen a estos sentimientos. No me gustan las personas que son así.

Apoyó los codos en las piernas.

—Una vez, Sakura se confesó para intentar detenerme de una pelea. Recuerdo que me enfadé muchísimo, porque siempre he sabido que tenía sentimientos hacia Sasuke. No comprendo el por qué lo hizo, lo acepto, pero igualmente, no me gustó. Ahora, que me fuerces a tener a Shion simplemente porque se me ha declarado es… molesto. Sólo te haré una pregunta: ¿Ella está coaccionándote para que lo hagas?

Negó lentamente y pudo ver que su ceño se fruncía más. Suspiró, chasqueando la lengua.

—Cuando lo de Ino me animaste a encontrar un nuevo amor. ¿Esta es tu forma de hacerlo?

—No, yo… —No podía decirle que no era para nada su intención. En realidad, eso iría en contra completamente de su corazón.

Naruto esperó, observándola, a que continuara la frase. Mas sus labios no se abrieron. No podía. De hacerlo, se expondría también a sí misma y era algo que no podía hacer.

—Está bien. No hables —aceptó él encogiéndose de hombros. Después, le dio la espalda—. No te preocupes, no voy a saltarme mis horarios. Cuando esté el nuevo, envíamelo al correo.

—Naruto…

Él continuó sin mirarla.

—Simplemente, necesito mi espacio por un tiempo.

Repentinamente, fue como ver abrirse un vacío entre ellos. Un precipicio enorme que no podía sortear. Por más que se quedara mirando, Naruto no reaccionaría por ella.

Salió de la habitación con el peso del dolor en la espalda, hasta que sintió la presencia de otra persona a su lado. Dio un respingo.

—¿Kiba?

—¿Qué te ocurre? —preguntó tan perplejo como ella—. Tú misma habías quedado conmigo. He ido a ver si estabas y me han mandado con "el guapo rubio de ojos de cielo, Naruto".

Se mordió el labio inferior para no soltar un improperio nada acorde con ella.

—Has conocido a Shion.

—Sí —confirmó rascándose la nuca—. Si no fuera porque ella es rubia, casi diría que os parecéis de cierta manera.

No. Shion había sido capaz de confesar sus sentimientos mientras que ella no.

—Como sea —descartó Kiba—. ¿Qué pasa contigo? ¿Qué era eso tan importante para anunciar? Si no me vas avisando, no puedo actualizar la página.

—Sí, perdón. Estaba realmente despistada y no recordé la reunión. ¿Podemos ir a un lugar mejor?

Algo más cómodo, donde no sintiera la presión en la espalda a causa de su buena fe.

Kiba no la siguió al instante, mirando la puerta de Naruto por un momento, con el ceño fruncido. Después, sí la siguió escaleras abajo hasta resguardarse en la biblioteca. Se acomodaron frente al ordenador y ella le contó lo sucedido con Shion y su contrato. Kiba enseguida le mostró una forma de alentar a los fans en interés. Le mostró primero dos pequeños muñecos apodados chibis de Sakura y Sasuke. Aunque el que llamó la atención, fue Naruto.

—He pensado usarlos a medida que vaya corriendo el marcador para anunciar algo nuevo. Creo que podría gustar mucho. Podríamos hacer un sorteo para regalar alguno de ellos para tenerlos en el móvil y… ¿Has oído eso?

Hinata apartó la mirada del chibi Naruto, que sonreía guiñando un ojo cada vez que se pasaba el ratón por encima. Miró a Kiba, agudizando el oído.

—Ha sonado cerca —reflexionó Kiba levantándose—. Vamos a ver qué ha ocurrido.

Hinata no había logrado escuchar nada, pero una señal interna, le decía que, no lejos, algo no iba bien. No tardó en confirmar que ellos no eran los únicos interesados en ello. La gente empezaba aglomerarse en la entrada, empujándose, poniéndose de puntillas para intentar ver qué había ocurrido.

—¿Qué ha pasado? —preguntó esperando que alguien lograra escucharla.

—Ha explotado.

Se giró para encontrar a Ino. Esta caminaba hacia ella, apartándose de la gente mientras se abrazaba. Estaba pálida y temblaba.

—¿Qué ha explotado? —preguntó Kiba, sorprendido—. Aún se escuchan ciertos sonidos.

—Algunos creen que se tratan de disparos —confirmó Ino mordiéndose el labio inferior—. Dios es… cruel. Si es lo que creo que es, se han pasado mucho.

Hinata no comprendía. Kiba empezó a abrirse paso a codazos y cuando regresó, estaba pálido.

—Es… horrible.

—¿Qué…? —farfulló.

Ino la tomó de las manos.

—Hinata. ¿Los chicos estaban en sus cuartos?

—Sí —aseguró—. A menos que hayan salido mientras estábamos en la biblioteca.

Aunque lo dudaba. Naruto estaba demasiado enfadado y Sasuke y Sakura parecían tener una conversación pendiente a causa del cartel que Sasuke y ella se habían detenido a observar.

—Eso me alivia, pero… —Ino miró dolida hacia la salida. Ella continuaba en ascuas.

—Por favor, contadme qué ha pasado.

Kiba y ella intercambiaron una mirada. Hinata empezaba a sentirse aterrorizada.

—Probablemente no lo sepas porque no eres de esa clase de chicas.

—¿Esa clase? —cuestionó Ino.

—Vale, palabras equivocadas —reconoció Kiba frotándose los cabellos, claramente nervioso—. Me refiero a que no es una chica de salir por las noches y esas cosas. Así que dudo que tuviera conocimiento de que cerca de aquí hay una discoteca —explicó.

Hinata no lo sabía. Ni se le había ocurrido.

—Está enlazada a la escuela, para los que desean ser DJ o bailarines —añadió Ino—. Pero de vez en cuando, se celebran noches o tardes temáticas en referencias a equis cosa. En este caso…

Le costaba mantener la compostura. El labio inferior le temblaba y parpadeaba nerviosa, intentando retener las lágrimas.

—Un evento de LGBT+.

Entonces, comprendió. El escalofrío por la espalda, las náuseas y el terror.

—Da igual lo que estuvieran celebrando —protestó cubriéndose la boca, temblorosa—. Son personas. Estaban disfrutando.

—Algunas trabajando, incluso había un buscador de talentos —confirmó Ino.

—Qué crueldad por nada justificable —murmuró—. ¿Por qué se empeñan en juzgar a las personas por su sexualidad? Cuando la gente se presenta no pone esas partes en la mesa —gruñó, recordando las veces que le habían pedido cosas asquerosas por tal de que RC participara en sus lugares, ignorando que fuera su representante o lo buenos que eran ellos.

La gente empezó a retroceder justo cuando Sasuke, Naruto y Sakura llegaron hasta su altura. Pálidos y con el ceño fruncido. Claramente, se habían enterado de las noticias.

—¿Qué ocurre? —preguntó Sakura.

—La directora —respondió Ino arrodillándose a la par que los demás y observando mejor a la mujer, que se colocó justo en el centro de la puerta, subida en una tarima portátil de madera para que todos la vieran.

Claramente, la noticia había impactado en ella.

—Tsunade está furiosa —susurró Kiba.

—No es para menos —murmuró Sakura.

Tsunade dio una palmada para llamar la atención de todo el mundo.

—Sé que ahora mismo todo esto es un caos, pero es nuestro deber como ciudadanos y personas ayudar al prójimo. Y esta escuela no va a ser menos. Tenemos manos y piernas, boca y ojos, así que ayudaremos en la intervención de rescate —explicó—. Para los que no hayan comprendido del todo qué ha pasado, os lo explicaré. No hay motivo para esconderlo, porque considero que ningún acto de tal aberración debe de ser puesto bajo una piedra y fingir que no ha pasado nada. Especialmente, cuando muchos de ustedes podrían tener un amigo, hermano, familiar o conocido ahí.

—¿Han puesto una bomba en la discoteca? —preguntó uno de los integrantes de la sección de literatura.

Tsunade asintió.

—También, una persona ha disparado a los supervivientes. Los últimos disparos que habéis logrado escuchar, ha sido la policía abatiéndolo.

—Ha sido un acto contra…

—Un acto contra la escuela, contra las personas y contra la vida —interrumpió Tsunade—. Y punto. No existen etnias ni lógica detrás de todo esto. Vais a levantaros y ayudar. Y al que me pregunte si esto sube nota, os juro que lo entierro bajo las piedras. Por otro lado, no quiero que os peléis con nadie. ¿Naruto?

El chico dio un respingo, levantando la mano para indicar su posición.

—¿Me has oído?

—¿Por qué siempre yo? —protestó haciendo un puchero.

Aquello sacó algunas risas, pero no evitaba la realidad. Sintió que alguien se arrodillaba cerca de ellos.

—Os ayudaré —anunció Shion.

—No creo que… —farfulló.

—Déjame hacerlo.

—Déjala —ordenó Naruto—. No va a romperse una uña por hacerlo.

—Pero… —dudó, preocupada por su salud.

Naruto chasqueó la lengua a la par que se ponía en pie junto al resto. La tomó del codo para levantarla.

—Deja de organizar lo que no debes de organizar de la vida de los demás, Hinata.

Después, se alejó. Hinata lo vio esa larga noche por última vez, su ancha espalda alejándose, con Shion a su lado.

Cuando alguien le preguntó por qué estaba llorando; mintió.

Porque a nadie podía decirle que le dolía el corazón.

.

.

El funeral de los que murieron en aquel atentado fue silencioso, acompañado por la lluvia más triste que hubiera visto nunca. La escuela nunca había estado tan silenciosa. Se cancelaron algunos eventos y muchos tuvieron que mostrar sus condolencias y opiniones acerca de la situación a través de la página web. RC no fue diferente.

—Ha sido un acto barbárico que no tiene perdón —terminó Sakura tras que los tres expresaran de qué iba el tema de su video y sus propios pensamientos—. Algo en lo que no estamos de acuerdo para nada. Ahí teníamos amigos. Maravillosas personas que sólo querían lograr sus metas y se las han arrebatado como si nada. ¿Por qué? Porque existen personas que no son capaces de comprender que no importa a quien amen otras personas de su mismo sexo o no. Es la calidad de esa persona lo que importa.

Los tres llevaron sus manos al corazón.

—Estamos en contra —dijeron a la vez—. Vivid libres ahora lo que no os dejaron vivir.

Muchos otros hicieron el mismo video, proclamando el dolor que sentían por las circunstancias. Era cierto que muchos habían perdido amigos. RC entre ellos. Hinata se sentía algo aislada de todo. Sentía el dolor, por supuesto, pero no había llegado a perder a nadie cercano.

Sin embargo, le daba pavor, temor de que más gente muriera de esa forma. De que tuvieran que guardar silencio encima, que los pisotearan.

—Tenemos que hacer algo.

—¿El qué? —cuestionó Sasuke ante la determinación de Naruto—. ¿Quieres cantarles a lo Disney?

—Pues no sería mala idea.

Los cuatro se volvieron hacia Shion, que estaba sentada a su lado sin dejar de mirarlos.

—Nadie te ha…

—¿Cómo? —interrumpió Naruto antes de que Sasuke soltara una de sus "amables" frases.

—Celebrar un evento para recaudar fondos para las víctimas y familiares.

—Tan cliché —bufó Sasuke cruzándose de brazos.

—Además, tenemos horarios establecidos de trabajo —recordó revisando sus notas. Ese día se habían cancelado todo, pero eso provocaba que los chicos tuvieran más apretada su agenda de los siguientes días—. Y vamos bien justos.

—Pues no lo hagamos cliché —sentenció Naruto poniéndose en pie—. ¿Lo odian? Démosle el doble.

—¿De qué hablas? —cuestionó Sakura.

Shion dio una palmada, emocionada.

—Creo que yo sé cómo.

.

.

El escenario estaba montado. Las entradas vendidas. La gente se había volcado mucho más de lo que Hinata esperaba y los mensajes en el foro de la página web brillaban por su calidad y humanidad.

Era triste pensar que debía de ocurrir algo horrible para que la gente se uniera, pero cuando lo hacían, se notaba. Daba igual el país, la etnia, las creencias.

El grupo esperó a que el resto de bandas tocase. La recaudación estaba en auge. Hinata sabía que existían dos opciones: o terminaban arruinados o eran más queridos que nunca. Esperaba que fuera más la segunda que la primera.

Sasuke había compuesto una canción en especial para el momento y Sakura preparó la letra antes de que tuvieran tiempo de preguntar.

—A darlo todo —animó Shion levantando el brazo y cerrando el puño.

Los chicos asintieron y tras mirarla, salieron al escenario. Los murmullos se acallaron al momento. Ignorándolos, los tres se posicionaron tras sus respectivos lugares.

—Ha sido una idea genial —dijo Shion mirándola—. Sakura está preciosa como chico. Podría hasta enamorarme. Y Naruto y Sasuke, como mujeres… A Naruto le queda genial el cabello largo. ¿Verdad?

Tuvo que asentir para confirmarlo. Era cierto. Cuando lo había visto salir del vestidor con las extensiones, podía jurar que algo se había removido dentro de ella. Una punzada en el estómago que creaba un surco de emociones hacia otros lares que no estaba tan acostumbrada.

—¿Crees que podría usarlo en el videoclip? —cuestionó Shion—. Pienso que llevaría a las chicas de calle. Sus fans se volverán locas.

—Si es que nos quedan —musitó mientras observaba al público.

—Dales tiempo —indicó Shion guiñando un ojo—. Te aseguro que van a comerse el escenario.

Sasuke quitó el micrófono del pie y caminó hasta el filo. Apretando con fuerza el objeto, miró al público, como si pudiera mirarlos a todos directamente a los ojos.

—Ellos no quieren ni respetan. Bien. Les daremos diez veces más.

Luego, levantó el puño y Sakura golpeó la batería. Naruto se unió a ellas y después, la voz de Sasuke lleno el mundo de muchas personas. Acarició corazones y lleno de lágrimas ojos de miradas dolida.

Cuando terminaron, los tres se inclinaron en una reverencia, incorporándose con la mano en el corazón y durante un minuto exacto, permanecieron con la cabeza gacha y en silencio honrando las muertes.

Cuando abandonaron el lugar, RC recibió más aplausos y ovaciones que nunca.

—¿Ves? —cuestionó Shion completamente radiante—. Te lo dije. Debes de confiar más en ellos.

—Confió en ellos —aseguró—. Pero me cuesta confiar en los demás. Los fans son tan cambiantes que da miedo.

Y no estaba muy equivocada.

Mientras el tiempo de dolor menguaba y ellos se enfrascaban en la grabación del videoclip, los comentarios en el foro empezaron a cambiar. Pasaron de alabar su valentía a preguntar y afirmar otras.

"¿Seguro que no nos querían decir algo con eso? ¿Quizás que Naruto y Sasuke están juntos y Sakura tiene un serio problema de identidad de género?"

"Siempre pensé que Sakura era algo masculina. Ahora reafirmo mis pensamientos. Le queda muy bien y si es su gusto, la apoyaremos, porque, al fin y al cabo, Naruto y Sasuke nunca la han visto de esa forma y desde su rumor, nadie ha vuelto a tener conocimiento de sus relaciones amorosas".

—Hinata. Creo que ahora sé a qué te referías —indicó Shion suspirando antes de morder su enorme bollo de carne e intentaba ignorar la frustración de la maquilladora que se había pasado media hora trabajando en su boca—. No puedo creerme que sean tan hipócritas. Aman lo que se imaginan en su mente. Y está bien, siempre y cuando no impongan su creencia a la vida de otra persona. Además, te aseguro que Naruto no es para gay. No está interesado en Sakura. Le gustan las mujeres.

Hinata dio un respingo, mirándola con cierto terror.

—Tranquila, no ha pasado nada entre nosotros. Aunque si así hubiera sido, no es algo que te importara siempre que los medios no se enteren. ¿Verdad?

Era cierto. La realidad era esa. No importaba cuánto trabajara para ellos, no importaba cuanto aseguraban que formaba de ellos. Hinata no podía meterse en las relaciones internas de Naruto. Era él quien podía decidir a quien amar o a quien no. Incluso si esta era una fan.

Ella misma había alentado a Naruto a ser feliz. Él se lo había recalcado en su última conversación. Porque entre ella y Naruto no había más que monosílabos en esos días. Él la escuchaba cuando era de trabajo, pero procuraba irse cuando no había nada más. Incluso por la incomodidad y excusándose de que Shion estaba con ella, no celebraban las típicas reuniones tardías antes de que el sueño les venciera.

Y le dolía. No podía negarlo.

Tampoco podía contárselo a nadie. Ni siquiera a Tenten, quien tras el último concierto Neji decidió que era hora de darse una merecida luna de miel. Hinata sospechaba que era para alejarla de las noticias del grupo.

—Hinata —murmuró Shion esa noche, más tarde, cuando ambas acostadas en sus camas parecían más interesadas en el techo oscuro que en los sueños—. Lo sabes. ¿Verdad?

—¿El qué?

—Sobre mi enfermedad. El corto tiempo que me queda.

Hinata encendió la luz, asustada. Shion continuaba mirando impertérrita el techo. Por sus mejillas caían silenciosas lágrimas. Salió de su cama y se acomodó a su lado, abrazándola. Shion se mantuvo quieta, con las manos apretando las sábanas.

—Me desperté una mañana, mareada. Pensé que la regla estaría llegándome, porque siempre me he sentido así cuando me llegaban. Ya no la tengo a causa de todo esto. Me desmayé cuando bajaba las escaleras. Al despertarme, ahí estaban las malas noticias pese a que nadie las había llamado. Mi madre lloró mucho. Mi padre pensó que por ser rico iba a poder curarme. Recuerdo que entré en una depresión muy fuerte. Quería comerme el mundo y era el mundo el que me estaba comiendo.

Tomó un momento aire y ella le limpió las lágrimas con la manga del pijama.

—En aquel tiempo pasaba mucho tiempo hospitalizada, así que me entretenía mirando internet. Descubrí a RC de casualidad. He de decir que sonaban muy diferentes a como lo hacen ahora. Como si ahora realmente fueran libres cuando tocan. Me enamoré de Naruto. Era todo lo contrario que se esperaba en esta tierra. Radiante, rubio, ojos azules… vivo.

Hipó, cerrando los ojos.

—Era como si pudiera ver la vida en él. Me escapé del hospital para ir a uno de sus conciertos. Pero se canceló y yo empeoré. Después, por más que busqué sobre ellos, no encontré nada. Y repentinamente, el mismo día que me confirmaban lo que ya sabía, RC regresó.

—¿Cuánto tiempo…?

Ella sonrió.

—Dos meses. Es horrible. Sentirse como un yogurt caducado.

Hinata no estaba segura de si debía de reírse de algo así.

—Quería hacer algo de lo que me arrepintiera, así que dejar algo de mí con el hombre que me maravilló, era lo último. Mis padres podrán ver cómo era de feliz en ese momento y cómo era el hombre que amé.

Se lamió los labios, seguramente salados a causa de sus lágrimas.

—¿Me has visto esconderme? —Hinata cabeceó—. Es cuando no puedo más. Toso sangre, intento recuperarme. Ruego por no morir hasta terminar esto. No quiero que Naruto lo vea ni que cargue con ello.

—¿No tomas un tratamiento?

—Ya no —negó Shion alargando su mano hasta la mochila de la que no se separaba, sacando un frasquito—. Calmantes. Es lo único. Además…

Mostró un pequeño tatuaje en la muñeca.

—No reanimar. Cosa que ya sé que no pasará, pero es lo que hay. Por si acaso, que no gasten recursos en mí.

Guardó silencio, sonriendo de nuevo.

—¿Lloras? —cuestionó volviéndose hacia ella—. ¿Por mí?

Asintió. No podía soportarlo más.

—Te lo agradezco —susurró Shion volviéndose hacia ella. Pegó su frente a la suya—. Has de prometerme una cosa, Hinata. Prométeme que vivirás y cumplirás los sueños que albergas en el corazón.

—Yo… he cumplido parte de mi sueño. Quería ser la mánager de alguien. Es cierto que me enfoqué más en escritores o así, pero… con RC estoy cumpliendo mi sueño.

Shion cubrió sus labios con los dedos y la miró fijamente.

—¿Seguro que ese es tu único sueño? De ser así, y haberlo cumplido, seguramente hay otro sueño que quieres cumplir. Las mujeres siempre tenemos sueños. Y tú puedes cumplirlos. No digas que son imposibles. Vive como si mañana fuera tu último día.

Hinata lo prometió pese a que las palabras no le salían. No hubo forma de dejar de llorar esa noche.

.

.

—El videoclip está por finalizar y es hermoso.

Hinata le dio la razón a Sakura con un simple gesto. El tiempo había pasado demasiado deprisa. Si el videoclip fuera capaz de alargar la vida de Shion, no le importaría aplazarlo por más tiempo.

Era imposible, por supuesto.

Quizás ella era la única que se había dado cuenta de que el tiempo se agotaba cada vez más. Shion solía alejarse más veces del resto y cuando regresaba, el cansancio se notaba en ella. Hinata había intentado ayudarla, pero eso no hacía más que provocar que Shion se sintiera más desgraciada y, aunque agradecía su amabilidad, se negaba.

Sasuke continuaba reacio con ella, incluso aunque Sakura hubiera demostrado que no era una mala persona. Pero Sasuke solía tener sus porqués. Hinata sospechaba que no lo decía, pero Sasuke sabía que algo iba mal en ella y no quería que Sakura se encariñara.

—¿Ocurre algo? —preguntó Sakura al no recibir respuesta—. ¿Todo bien?

—No, sí —respondió a la par—. Simplemente estaba sumida en mis pensamientos.

Sakura inclinó la cabeza como aceptación, pero sus ojos le indicaban que no había aceptado esa respuesta del todo.

—Sasuke dice que es mejor que no me encariñe con ella —murmuró, confirmando así su pensamiento—. Dice que siente que no es bueno hacerlo, no sabe por qué. A veces pienso que es por celos, pero cuando lo hace, su gesto tiene otra forma diferente a eso.

—Quizás tenga razón…

Sakura se encogió de hombros.

—O quizás simplemente esté imaginando cosas.

—Puede —murmuró.

Sakura emitió un chasquido de protesta.

—Entre tú y Naruto, estos días, estáis imposibles —acusó colocando ambas manos en sus caderas—. ¿Qué diablos pasa con ustedes?

—Nada —respondió automáticamente.

—¿Nada? —repitió—. Yo no llamaría nada a esto. Naruto y tú habíais congeniado maravillosamente para el grupo y ahora, es como tener una pared de nuevo. Sé que no debo de meterme, y no lo haré mientras no nos afecte, pero recuerda que él es muchas veces tonto y necesita las cosas claras y masticadas. Se da contra la pared una y otra vez. No siempre puede llevar las riendas o termina cagándola de alguna forma.

—Lo sé.

Sakura desvió la mirada del frente para clavarla en ella.

—Caray, eso sí que no me lo esperaba.

Hinata sonrió, más segura, más confiada. Miró hacia Shion, que terminaba de grabar una escena junto a Naruto. Ambos, concentrados en ello.

—A veces, hay que madurar para comprender o perder para notar la falta.

—Sí —corroboró Sakura mirando en su misma dirección—, al fin y al cabo, a menos que Naruto la corresponda, Shion va a perder.

Sakura no sabía hasta qué punto iba a perder Shion.

Y era aún más doloroso.

.

.

El videoclip se publico una tarde de diciembre, cuando las nubes cubrían el cielo con copos de nieve. La venta se disparó, las descargas reventaron internet y la publicidad fue de boca en boca. Sin embargo, ese mismo día que era felicidad para todos, Hinata estaba derrumbada.

No asistió a la publicación en la biblioteca, como un ritual entre ellos. No podía dejar de temblar mientras sostenía el móvil en sus manos. Las lágrimas caían por sus mejillas y en algún momento los cristales de sus gafas se empaparon tanto que era imposible poder ver algo con ellas.

—Hinata.

Parpadeó para mitigar las lágrimas sin lograrlo.

—¿Qué ocurre?

—Ino… —farfulló.

No encontraba las palabras. No podía decirlas. Si lo hacía, sentía que sería la confirmación final de la verdad.

Shion había fallecido.

El cáncer la venció.

.

.

Se arrodilló junto a las flores y observó la lápida mientras dejaba que su propia rosa resbalara de sus dedos hasta caer junto al resto. Se secaría, la recogerían y nadie volvería a preocuparse más por ella. Era tan débil y poco importante como podía sentirse la fragilidad humana en ese momento.

No encontraba las palabras para decirlas. No podía. Se había quedado sin ellas.

No estaba segura de cuánto tiempo llevaba ahí cuando escuchó los pasos a su lado. Lo reconoció por el aroma de su colonia. Cuando se arrodilló a su lado, su hombro rozó el suyo.

—Ino me lo ha contado —comenzó en voz baja—. ¿Por qué no me dijiste la verdad?

—No podía —susurró—. Ella no quería que la amaras por tristeza o que la aceptaras por empatía. Ella quería que la vieras de verdad. A la Shion de verdad. Yo sólo… fui egoísta y la ayudé. Eso hizo que no pudiera contártelo. Que tuviera que guardar silencio y que las cosas fueran mal entre nosotros.

Él guardó silencio. Cuando pensó que sus palabras no habían llegado a ella, se levantó. Se bajó la máscara hasta el cuello y cerró los ojos.

Después, comenzó a cantar.

El cementerio se llenó con su voz. Con la improvisación de su canción. Con el dolor de su corazón.

Hinata no habló. Ese momento era de Shion.

Y era hermoso. Hasta el final.

Continuará…


Notas: El atentado de la discoteca es verídico. He cambiado los sucesos y algunas cosas, pero realmente sucedió. El mes anterior fue el mes del orgullo y creo que recordar eso, me marcó.