Pues salió más rápido de lo que esperaba...

Para este cap hice a mis nenas del chat escoger entre dos opciones. Sasuke héroe o Naruto atormentado. Ganó esto último. Así que la historia la decidieron ellas dentro de lo que cabe (Admito que hice trampa, sí xD).

Recuerden que este fic está visto desde el punto de vista de Sakura, así que no se verá a Naruto en sí (ya entenderán)

Sin mucho más que añadir (Abajo os cuento qué habría resultado de la segunda opción).


Capítulo 15

Atormentado

.


Al despertar, Hinata, sentía su cuerpo caliente y demasiado lo cual le impedía desear salir de su cama. Ocultó su rostro más abajo para descubrir que no era la sábana lo que estaba otorgándole tal sensación cálida.

Su mente fue calibrando poco a poco los recuerdos hasta que sus ojos se abrieron de golpe y todo el sueño abandonó su cuerpo.

Había pasado la noche en la misma cama con Naruto.

Ella había aceptado ocupar su lecho y Naruto fue gentil y desinteresado en algo más allá que una simple noche de sueño que, tras los sucesos vividos, ambos necesitaban. Le había ofrecido un pijama y le dio su espacio hasta que ella finalmente se relajó, dejándose vencer por el sueño y la sensación agradable de estar entre sus brazos.

Naruto todavía dormía y era una visión de la que estaba segura no iba a cansarse de apreciar. Le gustaría detener el tiempo y quedarse por más horas mirando su rostro relajado, sus largas pestañas rubias o la forma en que su cara queda ahuecada en la almohada.

Tentada, se acomodó para que su dedo pudiera perfilar su quijada. Era suave y delicada. Aunque estaba segura de que él se enfadaría si dijera algo así en voz alta.

Naruto se acomodó en sueños, como si sintiera su tacto. Su cuerpo ocupaba gran parte de la cama pese a que ella siempre había considerado que su gordura ayudaba a ocupar demasiado. A él no parecía haberle importado eso. Es más, aún tenía su brazo alrededor de su cintura, alejándola de la pared para acercarla más a él.

Hinata sonrió y con sumo cuidado, se acercó lo más que pudo. Pasó su brazo por debajo de la axila masculina y se acurrucó contra él. Movió sus piernas para poder acercarse a las de él y empujó su cadera contra la masculina.

Él emitió un quejido extraño que escapó de sus labios y ella, se quedó completamente helada.

Ese gesto que acababa de hacer dio vela a que descubriera que Naruto estaba erecto. Notaba la dureza por debajo del pantalón del chándal.

—Hinata…

Se fijó en su rostro de nuevo. Estaba dormido.

El pánico empezó a cosquillearle en la nuca. Porque no estaba segura de querer llegar a esa intimidad con él. No sabía si estaba preparada para algo así. Y no se trataba de cuestiones de bello, de limpieza o de simplemente la ropa interior. No. Se trataba de que nunca imaginó que pudiera llegar a ese nivel con un chico. Menos, con su chico.

Naruto ya le había advertido que podría llegar un momento en que no pudiera parar y aunque él parecía hablar en serio, existía cierta parte de su cabeza que se reía como si eso fuera ciertamente imposible.

Azorada por sus pensamientos retrocedió. Pero Naruto había afianzado su agarre en ella. Incluso parecía buscar el contacto nuevamente contra ella.

—Na… Naruto —nombró deseosa de que se despertara.

Pero él no obedeció. Estaba demasiado en el mundo de los sueños. Reconocía que debía de estar cansado y eso lo llevaba a dormir profundamente.

Repentinamente, su pierna se elevó para atraparla todavía más y sus caderas se apegaron más a su cintura. Empezó a frotarse lentamente y su boca se abrió, con su aliento cosquilleando en su oreja.

Hinata se acurrucó, completamente asustada.

—¡Naruto, por favor!

Empezó a golpearle donde sus manos podían llegar, angustiada.

—¡Naru…!

Su boca quedó cubierta por su pecho cuando se movió una nueva vez más. Volvió a golpearle y cuando empezaba a entrar en pánico total, él se despertó.

—¡Naruto! —exclamó aterrada.

Él tardó en comprender qué estaba ocurriendo, pero tuvo la gentileza de hacerse a un lado y ella, finalmente, pudo respirar.

Naruto empujó las sábanas, alejándose de ella como si quemara o fuera algo aterrador. Parecía completamente atormentado al ser consciente de qué estaba ocurriendo. Se miró las manos, sus caderas, con su gesto arrugándose de dolor.

—¿Naruto? —preguntó preocupada—. Escucha, esto…

Pero él sacudió la cabeza y como si fuera un condenado relámpago abrió la puerta y salió. Hinata se quedó con la boca abierta, completamente confusa.

¿Qué acababa de pasar exactamente? ¿Naruto estaba rechazándola?

Ella era una completa novata en eso de tener novio y reconocía que se había asustado por ser incapaz de detenerle. Por dios. ¿Tan horrible era pensar en querer su primera vez con él despierto y no dejarse llevar por un sueño? Quizás en un futuro podría ser natural despertarse con él buscándola, pero en ese momento; no.

El llanto comenzó a surcar sus mejillas. Se sentía terriblemente dolida.

Le habría gustado que hablaran. Que se aclarara que era cosa de un sueño y nada más. Que él fuera capaz de comprender por qué su miedo y ella de entender que era una reacción natural. Y todo acabaría ahí.

Pero huir… ¿Qué le aportaba que huyera? Absolutamente nada. Más problemas innecesarios.

Bajó de la cama sintiéndose como una estúpida. Cuando se fueron a dormir esa noche no esperaba esa clase de situación al despertar. Quizás fuera una condenada romántica, pero habría preferido mil veces eso a la situación actual.

Se vistió lo más rápido que pudo y salió, encontrándose de frente con Ino, apoyada contra la puerta de Sai.

—¡Oh, Hinata! —saludó con una sonrisa curiosa—. ¿Todo bien por la habitación de Naruto?

—En realidad, venía a buscarle y veo que no esta —mintió—. ¿Le has visto?

Ino entrecerró los ojos y su sonrisa aumentó, pero señaló el dormitorio de Sasuke justo caundo la puerta de Sai se abría.

—Gracias —agradeció.

Ino casi ronroneo.

—De nada. —Luego, se volvió hacia Sai—. Ven, que tengo que contarte algo que he descubierto y vas a quedarte de piedra.

Hinata no le prestó demasiado interés y caminó hacia su destino. Sai y Ino se perdieron dentro de la habitación del primero y ella aprovechó, más calmada, para buscar a Naruto. La puerta estaba encajada cuando llegó. Iba a llamar cuando escuchó su nombre.

—¿Has pasado la noche con Hinata? —Era Sasuke y su tono de voz era grave—. —Naruto. ¿Qué diablos has hecho?

—Yo… —Naruto pareció dudar—. No me he acostado con ella, si eso es lo que crees.

—Simplemente con dormir con ella puede complicar todo. Ya ves en qué situación estamos Sakura y yo. Y pese a las entrevistas, sigue siendo peligroso. Y Sakura y yo estamos acostumbrados a la dura presión de las fans. Hinata no.

—Lo sé, lo sé —admitió Naruto—. Pero me gusta. ¿Vale? Me gusta. Me atrae de una forma muy intensa.

—Con Ino te sucedía igual.

—¡Para nada es igual! —descartó enérgico Naruto. Su propio corazón dio un vuelco—. Hinata me gusta de una forma muy diferente. Joder, es como si me pusieras el mejor ramen ante los ojos y el ramen que he comido toda mi vida.

—No capto la similitud —reconoció Sasuke al igual que ella su mente—. Pero como sea. Atrapar a Hinata en esto podría crear consecuencias horribles para ella. Es más, diría que has metido la pata hasta el fondo por la forma en que has corrido hasta mi habitación. Parecía que te perseguía un muerto.

—Es porque… —farfulló Naruto. Suspiró—. ¿Puedes pedirle a Sakura que vaya con ella? Porque sé que debe de estar dándole vueltas a todo y sentirse sola o… despreciada.

Joder, sí. Se sentía de esa manera y quería descubrir por qué. ¿Qué había hecho mal? ¿Defenderse?

Sasuke pareció aceptar la orden de Naruto y escuchó cómo llamaba a Sakura. Hinata rogó porque Sakura se negara, porque quería seguir escuchando esa conversación. Aunque supiera cuán de mal estaba escuchar tras las puertas.

Pero no, la puerta de Sakura no tardó en abrirse y mirarla con los ojos muy abiertos. Caminó hacia ella y aunque se llevó los dedos a los labios para pedirle que no dijera nada, Sakura se posicionó a su lado con las manos en las caderas.

—Gracias —se escuchó la voz de Naruto.

Entonces, Sakura, quien había abierto la boca casi para hablar, se calló. La miró a ella, la puerta y de nuevo, a ella.

Hinata le miró en súplica.

—Entonces —continuó Sasuke—. ¿Qué te está martirizando? Si no habéis pasado la barrera y no has desflorado a Hinata…

—¡No lo digas así, diablos! —protestó Naruto mientras que ella sentía las mejillas arder—. Hinata no es una… una… ¡Ahg! Simplemente no lo digas. Que no tiene nada de malo que sea o no virgen. No puedo pedir eso después de todo lo que he hecho yo.

Sakura parpadeó a su lado. Podía notar como su mente estaba trabajando rápidamente.

Volvió a mirarla, la puerta, a ella, de nuevo la puerta y finalmente, abrió la boca tanto que podría haberle entrado el puño. Empezó a agitar las manos hasta llegar a ella y sacudirla.

Hinata no quería alejarse y quería continuar escuchando, pero Sakura parecía una bomba a punto de explotar y su lado como mánager pudo más que su lado como mujer. Tiró de ella hacia su habitación, que era la más cercana y, finalmente, Sakura gritó.

—¿¡Estás saliendo con Naruto!?

Bajó la mirada.

—En realidad, creí que os habíais dado cuenta o que lo sospechabais, o que él os lo había contado, así que… Bueno… eso creo.

Sakura la abrazó con tanta fuerza que temió que le rompiera algún hueso.

—¡Madre mía, Hinata! A ver, a ver —dijo pasándose las manos por los cabellos—. Reconozco que a veces pensaba que sí, pero como Naruto de por si es amable con todas las chicas, pues… y como eras nuestra mánager sospechaba que lo hacía para que te sintieras querida. Pero ahora comprendo más sus miradas, su preocupación en irte a buscar aquel día que estábamos ensayando… Ahora todo encaja. Él se ha ido sintiendo atraído por ti… Espera —dijo frotándose el mentón—. Fue él quien te quiso en el grupo. Así que él se ha fijado en ti desde entonces… Dios, sí que le has dado fuerte.

—Pero…

—Ah —exclamó Haruno—. Sé lo que vas a preguntar. Pero no. Naruto puede ser un atolondrado y a veces parecer idiota, pero en cuanto a los temas amorosos se los toma realmente en serio. Nunca nos ha contado mucha cosa de él y Ino, para que me comprendas. No alardeaba de nada. Ni de si lo hacían, de si se besaban o cualquier cosa. Se toma su vida privada de una forma muy especial. Sí que nos dice que está saliendo con ella, pero contigo no.

—Ya…. Entiendo —aceptó sintiéndose deprimida repentinamente.

Sakura sonrió y le frotó los hombros.

—No creo que sea porque no quiera presumirte. De eso estoy segura. Si no porque eres nuestra mánager y creo que recuerda lo que pasó conmigo. Tenía miedo de alguna forma que me afectara y a su vez, te afectara a ti. Pero ahora se lo está contado a Sasuke, así que… el secreto ha sido desvelado a RC al completo.

—Faltaría Kiba —puntualizó ella con ciertas dudas—. Y a él quizás sí que lo mate.

—Entonces, la sensación que nos da de ir detrás de ti, ¿es cierta?

—¿Qué? No, no —negó sacudiendo las manos—. Más bien, es que Kiba siempre me está animando a quererme más y a tener pareja y pues… ya me preguntó si había algo entre nosotros.

—Imagino que le dijiste que no.

—Obviamente —confirmó—. Y me preocupa que decirle ahora que sí… cree algo de enfado en él.

—Es entendible —admitió Sakura pensativa—, pero si te quiere y realmente quería que te valoras más, seguro que lo acepta y te felicita.

Hinata asintió, creyéndolo también.

—En cuanto al tema de Naruto. ¿Qué ha ocurrido?

Hinata dudó en contárselo. Pero si su novio acudía a Sasuke, es que ella también podía acudir a Sakura en busca de una respuesta.

—Porque lo último que he logrado escuchar era…

—No, no ha pasado nada de eso —aseguró—. Al menos, no al cien por cien.

Sakura entrecerró los ojos dudosa.

—¿Os habéis magreado?

—¿Qué? ¡No! —negó ruborizándose—. Es… a ver cómo lo explico.

Intentó tomar aire y poner en situación a Sakura. Esta se sentó al comenzar a reírse.

—¡Ay, dios! —exclamó entre carcajadas—. ¡Ni que fuera nuevo en eso! ¡Es una erección matutina y de lo más natural! Sasuke suele tenerlas y para bien —añadió con cierto eje de picardía.

—Ya, pero… yo me asusté y creo que cuando me vio eso despertó cierto miedo en él, como si le hubiera rechazado y se terminando atormentando solo. Me habría gustado más que lo habláramos entre nosotros y no que fuera en busca de Sasuke.

—Eso lo entiendo —afirmó Sakura—. Cuando hay un problema de pareja siempre son ellos quien tienen que solucionarlo y no terceros. Encima, Sasuke no es muy buen consejero de lo frío que puede resultar a veces. Y malentendido, también.

Hinata se frotó los brazos, preocupada.

—Pero. ¿Por qué ha huido? Reconozco que estaba asustada, aunque no considero que fuera como para que echara a correr.

Sakura lo sopesó, dándose golpecitos en el labio.

—Esto es más opinión mía y es Naruto quien debería de responder a esa pregunta, pero sospecho porque le ha entrado miedo. Al verte que estabas asustada, saberse excitado y ya reconocer el patrón de sus actos, habrá temido haberte hecho daño y le entró el pánico. Por eso salió corriendo. ¿Qué debió de quedarse y asegurarse que estabas bien? Sí. Eso sin duda. Pero es Naruto y a veces, aunque le queramos, es un poco lerdo e impulsivo.

Hinata frunció el ceño, algo perdida.

—¿El patrón de sus actos?

El gesto de Sakura se tornó agridulce.

—Bueno, no me gusta decir esto porque estar en tu lugar me haría sentir cierto dolor o malestar, pero no podemos olvidar que Naruto tiene un pasado y fue sexualmente activo y esto, reitero, lo sé más por Ino y su incapacidad de guardar secretos.

Entonces comprendió. Kiba alguna que otra vez le había dicho que el sexo era como montar en bicicleta. Pero ella no había montado en bicicleta y no sabía nada del sexo más allá de las típicas clases de sexualidad o lo que aprendió para trabajar con un novelista que se encargara de ese rango. O para un modelo, el tema de anatomía.

—A todo esto, Hinata. ¿Eres virgen?

—Sí —respondió sincera e inocente.

Sakura movió la cabeza de arriba abajo, cruzándose de brazos.

—¿Tiene algo de malo? Ya Sasuke lo dejó caer como si fuera… extraño.

Sakura exhaló algo semejante a un gruñido.

—Como dije, Sasuke es un idiota en temas delicados de amor.

—Pero dijiste que…

—Sé que dije, Hinata —admitió traviesa—, pero es la realidad. Ya escuchaste a Naruto. Eso no lo considera algo malo. Es más, creo que le gustas tanto que se siente abrumado de saber tanto. Porque no a todas las chicas primerizas les gusta que un chico sea "experto".

Se llevó una mano a la mejilla, pensativa.

—Yo no sé si tengo preferencias por eso —confesó—. En realidad, soy muy consciente de cómo soy y nunca pensé que terminaría gustándome tanto un chico o que me correspondiera. Así que son cosas que quizás idealicé erróneamente o que simplemente ni las consideré como algo importante.

—Y, sin embargo, ahí tienes a Naruto muriéndose por ti y temiendo por herirte.

—En realidad, sólo podemos especular sobre eso —añadió.

—Eso es cierto —admitió Sakura—. Lo que sí que puedo aconsejarte es que no necesitas ir deprisa si no quieres. Y que, si Naruto te lleva al límite, estás en tu derecho de parar.

—En realidad… él ya me advirtió de que un día no sería capaz de parar —recordó sintiéndose tan estúpida como avergonzada—, pensaba que lo decía por los besos y ahora creo que era algo más…

—Pues lamento informarte de que sí. ¿Qué dijiste?

Hinata se cubrió el rostro y asintió.

—Admití comprenderle y aceptar eso.

—Oh, pobre —masculló—. Entre que tú no tienes experiencia y él es un cafre explicándose o demostrando cómo se siente, os hacéis daño mutuamente por errores. Tenéis que hablar. Pero seriamente. Si realmente vas a por todas con esto.

Ella dudó.

—¿No es así?

—En realidad… —Se lamió los labios, preocupada—. Estábamos probando si podía con esto. Él siempre asegura de que va en serio y yo también. Me gustaría creerle.

—Puedes creerle —aseguró Sakura—. Ya te he dicho que él es muy serio en esto del romance.

Unos golpes en la puerta interrumpieron la conversación. Sasuke se adentró sin que le dieran permiso y las estudió a ambas con la mirada.

—¿No tenemos una última conferencia que hacer para los fans del chat?

—¡Ay, dios, sí! —exclamó llevándose las manos a la cara—. ¡Tendríamos que estar ya en marcha para ello!

Se movió hacia donde estaba Sasuke, quien se hizo a un lado y caminó hacia Sakura. Igual el chico pensó que ella ya había se había marchado cuando habló.

—Vas a quedarte de piedra cuando te cuente…

—¡Ah! —exclamó.

Sasuke y Sakura se volvieron hacia ella.

—¿Qué ocurre? —cuestionó Sakura.

—Son esas mismas palabras.

—¿Las mismas palabras de qué? —preguntó esa vez Sasuke.

—Ino estaba delante de la puerta de Sai cuando he salido y me has encontrado, Sakura —explicó esperando que ella mantuviera en secreto el hecho de haber escuchado tras la puerta—. Y Ino nada más que Sai ha salido le ha dicho eso. Y me preocupa… porque cuando salí también me preguntó si todo bien por la habitación de Naruto.

Sakura se golpeó la frente, maldiciendo.

—¿Es lo que creo que es? —preguntó.

—Yamanaka lo sabe —confirmó Sasuke mirando a su novia significativamente.

—Lo sabe —afirmó Sakura maldiciendo entre dientes.

—¿Es realmente preocupante? —cuestionó intentando dar una oportunidad a su buena suerte.

Pero el gesto de Sakura le respondió todo antes de que hablara.

—Lo es. Ino es una chismosa de tres al cuarto. Como te dije antes, no sabe guardar un secreto. Sea verdad o no, ella lo soltará. Si no lo hace a voz, lo hará escribiendo.

—¿Te refieres a publicarlo en un chat?

—No. Lo escribirá en una de sus historias.

Sakura caminó hacia una estantería y tomó uno de los libros con el nombre de la susodicha en él.

—Esta historia está basada en la vida de una amiga que ya no está aquí. Se casó con cocinero famoso y pese a que el marido es gordito, ella lo adelgazó y lo hizo verse como todo un conquistador perfecto. Si es que eso lo puedes llamar perfecto. Nuestra amiga nunca se enteró de que estaba basada en ella, pero yo sí. Hace eso. Usar lo que consigue a su favor.

—¿Pone los nombres reales?

—Nunca lo ha hecho —reconoció Sakura pensativa—, pero no me extrañaría que lo hiciera por tal de conseguir un escándalo. Ganaría fans, ventas y por supuesto, fama.

Hinata sintió un escalofrío horrible. Eso también afectaría al nombre de RC.

—Espera. ¿No sabe lo vuestro? —cuestionó.

—Oh, eso —exclamó Sakura sonriendo—. La última vez que intentó escribir de mí… digamos que no lo pasó bien.

—Vaya —masculló sorprendida—. Sea como sea tengo que arreglar esto, pero me da cosa ir y preguntar y sea agitar el avispero y confirmando su creencia. Porque igual sólo se ha hecho una idea errónea por verme salir del dormitorio de Naruto.

Sakura suspiró.

—Veré que puedo averiguar. Mientras, acabamos con el tema de los fans. Una cosa primero y luego, otra.

—Sí… —reafirmó buscando la mirada de Sasuke—. ¿Y Naruto?

—Fue a darse una ducha fría a ver si se enfriaba las ideas y… otras cosas que tú ocasionaste.

—¡Sasuke! —aseveró Sakura.

Uchiha se encogió de hombros, como si eso fuera sólo una verdad que debía de decirse.

Hinata sonrió algo tirante y decidió salir justo cuando Sakura le estaba tirando de las mejillas.

.

.


Llevar el show no estaba siendo sencillo con Naruto ignorándola y sólo atendiendo a lo necesario. Hinata empezaba a sentirse mal con eso. No consideraba que se mereciera ese trato, pero también podía entender que él necesitara su espacio.

Las preguntas ese día eran más normales, centradas en su evolución musical, en próximos eventos o discos. Las preguntas personales y, tras el discurso de Naruto que Kiba se aseguró de subir. Se hicieron cortos y videos de pocos minutos mostrando a todas las fans, remarcando su felicidad y la superación personal.

Así que esa segunda racha fue coser y cantar.

Eso sí, el resultado fue incluso mejor.

—Tengo suficiente material como para llevar dos días trabajando en ello —informó Kiba, que, lejos de verse infeliz, parecía estar que saltaba en una pata.

—Gracias por todo cuanto haces por nosotros, Kiba —agradeció.

Le había seguido a la biblioteca en lugar de subir a la habitación con el resto tras felicitarles por el trabajo e informar que ella se encargaría de lo que faltaba. Se mantuvo con Kiba cerrando todo, encargándose de que recogieran cualquier desperdicio y dejaran la sala magna completamente preparada el siguiente evento.

Incluso subió a firmar los documentos necesarios para Tsunade y confirmar con Kakashi el éxito de todo lo acontecido. Este le dio su nuevo presupuesto y aunque no era para tirar cohetes, sabría cómo administrarlo perfectamente.

Se sentía más cómoda con la cabeza ocupada.

—Oh, Kiba —recordó rebuscando dentro de tu bolso—. Esto es para ti.

Kiba dejó su portátil y se volvió hacia ella, quien extendía un sobre para él.

—Tu pago.

—Oh, gracias. Esto ayudará a mi nueva placa base —canturreó guardándose el dinero.

—Y… hay algo más que me gustaría contarte, pero necesito asegurarme de que estamos completamente a solas.

—Pillado. Dame un momento.

Hinata se sentó mientras él se aseguraba de que el perímetro estaba libre y que la puerta estaba perfectamente cerrada con la llave interna echada. Luego, volvió junto a ella y se sentó en la mesa. Hinata sonrió amable y tomó aire.

—Quería contártelo. Hace tiempo. No me gusta mentirte. Y siento que ahora mismo la cosa quizás esté a punto de romperse, pero…

—Sabes que puedes contarme lo que quieras. Soy una tumba —animó.

Ella afirmó.

—Sí. Confío plenamente en ti. Por eso quiero contarte que escuché tus consejos y finalmente, encontré un chico que me gusta.

Los ojos de Kiba brillaron de emoción.

—¿Lo dices en serio?

—Totalmente. Pero no va a gustarte quién es.

Kiba frunció entonces el ceño.

—Hinata…

—Lo sé. Todo cuanto me digas no será peor de lo que yo me he dicho —aseguró—. Y no está siendo nada fácil.

Kiba se bajó de la silla para arrodillarse frente a ella. Le tomó las manos con cariño.

—Hinata. ¿De quién estás enamorada?

Miró fijamente a Kiba, sus ojos brillantes de nerviosismo y sinceridad. Kiba era su mejor amigo, confiaba en él de sobras, pero admitir eso en voz alta era muy diferente. No podía controlar su nerviosismo incluso frente a él.

—Estoy enamorada de Naruto y estamos saliendo.

El gesto de Kiba fue cambiando a medida que asimilaba sus palabras. Un destello de preocupación cruzó por sus ojos.

—Naruto. ¿El mismo Naruto que ambos conocemos? ¿El que es parte de grupo del que eres mánager? ¿El que hoy te ha estado tratando como una mierda?

Sintió una punzada de dolor.

—Sí, Kiba. Ese mismo Naruto que conocemos. Sé que las cosas ahora mismo no están bien entre nosotros y es por eso que su actuación hacia mí es de este modo. No estoy tratando de disculparle, pero todas las parejas tienen sus más y sus menos. Lo sabes. Y sé todo lo que conlleva salir con una estrella del rock.

—Si justo hemos hecho estas quedadas con sus fans por eso, Hinata —recordó Kiba—. Mira, entiendo que sientas cosas por él, que hayas querido probar de salir a ver si eso puede funcionar. Pero si a la primera ya te está tratando de ese modo, me hace cuestionarme si realmente te merece o si está jugando contigo. Porque si lo está haciendo… —Kiba se mordió los labios para intentar controlarse y ambos sabían que eso ya era un gran paso—. Hinata, te quiero mucho. ¿Lo sabes?

—Lo sé y aprecio mucho tus sentimientos y que me cuides, pero tengo que pelear mis propias peleas. Quieras o no.

Hinata apretó las manos de Kiba con suma ternura.

—Y también te quiero. Dios, te quiero mucho Kiba. Eres mi refugio en este lugar al que llegué a odiar —confesó—. Tu me diste tardes de risas cuando quería llorar y me reconfortaste cuando nadie más me veía. Y ahora haces tantas cosas por mí… no sé cómo podría hacerlo sin tenerte.

Kiba asintió y se incorporó, pasando una mano por su cabello ya rebelde de por sí.

—Sólo quiero que estés segura de lo que estás haciendo al salir con él. No quiero verte herida ni que te ilusiones con algo que puede que él no llegue a darte. Si decides seguir adelante, por supuesto que voy a apoyarte y estaré aquí cuando me necesites. Eso te lo juro.

Hinata le sonrió con gratitud, levantándose a su vez.

—Gracias, gracias, Kiba. No te imaginas cuánto significa para mí tenerte. De verdad, no me cansaré nunca de decírtelo —prometió levantando sus brazos en busca de un abrazo que fue gratamente correspondido—. Eres mi mejor amigo.

—Y tú mi mejor amiga y benefactora —bromeó ante lo último.

Ella se echó a reír y se separó para darle palmadas en los hombros.

—Eres realmente imposible.

Kiba sonrió ampliamente. Una sonrisa que fue borrándose a medida que estudiaba su rostro y le tocaba el mentón.

—Siempre estaré aquí para ti. ¿Lo sabes? —Ella afirmó—. No importa qué suceda, cuentas conmigo y mi apoyo. Incluso si necesitas enterrar el cuerpo de un famoso de rock.

—¡Kiba! —regañó echándose a reír—. Gracias.

—No las des más, anda —descartó él—. O al final terminaremos llorando como magdalenas. Aunque no entiendo bien de dónde sale eso de que las magdalenas lloran…

Hinata levantó las manos, rindiéndose.

—A mí no me preguntes.

Sintiéndose extrañamente reconfortada, se permitió entregarse a las charlas irregulares y divertidas de Kiba. Se sentía más cerca de él y eso le gustaba. Porque le debía tanto y él no sabía cuánto.

—¿Sabes? Deberías de buscarte una novia.

Kiba le dio una palmada en la frente.

—No te hagas la lista porque finalmente tengas novio, lista.

Hinata se echó a reír.

.

.


Pero la sonrisa no le duró tanto cuando descubrió el mensaje de Sakura en su móvil y justo después, a Ino en la puerta de dormitorio.

—Enviar a Sakura para que investigue sobre mí es algo muy feo, Hinata.

Ella tomó aire y caminó hacia su altura.

—¿Quieres pasar, Ino?

—Claro que quiero.

Entraron ambas. Hinata dejó sus cosas sobre la mesita de té y Ino caminó curiosa, mirando a su alrededor.

—¿Qué quieres? —preguntó sin tapujos, llevándose las manos a las caderas—. Y espero, de corazón, que no sea un chantaje. Porque creo que te has montado una idea equivocada por verme salir de la habitación de Naruto.

—Oh, hice algo más que verte salir —indicó ella atrapando uno de sus bolígrafos y jugando con el cuerno del unicornio de la cabeza que adornaba el objeto—. Te vi. Os vi, mejor dicho. ¿Sabías que Naruto no cierra la puerta por las noches?

Hinata tragó, comprendiendo entonces.

—Entraste a su cuarto de noche.

—Sí. Quería felicitarle por su exitosa presentación frente a fans de bragas mojadas, pero cuál fue mi sorpresa al descubrir que su mánager acababa de tirárselo.

Hinata notó que las orejas le ardían y no estaba segura de si era realmente por vergüenza o por rabia.

—¡No nos hemos acostado! —exclamó sin poder controlarse—. No entiendo por qué te metes en esto. Tú y Naruto ya no estáis saliendo.

—Como dije, creo, mi relación con Sai es abierta y teniendo en cuenta que Naruto es un buen amante, no me importa visitar su cuarto cuando me apetece y él acepta.

—La última vez te rechazo.

Ino asintió, sin dejar de mirarla.

—Y ahora veo que fue por ti.

Sopesó que Ino estaría molesta. ¿Ser rechazada por alguien a quien considerabas inferior que tú físicamente? ¡Ja!

—No me malentiendas, Hinata. Desde el principio fui consciente de que eras hermosa, sólo que te empeñas en ocultarlo con ropas anchas, anteojos y nada de cuidado corporal. ¿Usas cremas hidratantes?

Hinata se quedó perpleja. ¿Estaba bromeando?

—Ino…

—No, no te lo tomes como que te estoy insultando, por favor. Es al contrario —descartó—. Me gustaría poder ayudarte de alguna forma y…

Diversos golpes en la puerta la interrumpieron. Hinata le demandó un momento y abrió.

Entonces, como si fuera un remolino Naruto entró, colocándose entre ella y Ino. Hinata, de la sorpresa, cerró la puerta con el trasero al dar un paso atrás.

—¿Qué diablos estás haciendo, Ino? —cuestionó Naruto—. Sakura me ha contado todo.

—¿Cómo no iba a irse de la lengua esa frentuda? —cuestionó irritada y cruzándose de brazos—. Pero que sepas que me ofende muchísimo que creas que estoy aquí para hacerle algo a Hinata. Estábamos hablando de cremas corporales y cuidado de la piel. ¿Qué tiene eso de malo, Naruto?

Naruto entrecerró los ojos, volviéndose hacia ella y luego, de nuevo, a Ino.

—Hinata está muy bien como esta. No tiene ninguna necesidad de ser tú, Ino —aseveró—. Deja de querer manipularla. Y olvida todo esto.

—No puedo —negó Ino determinante.

Hinata sólo había visto suplicar a Naruto cuando era necesario, cuando lo ponían contra las cuerdas, así que verle inclinar la cabeza por ella, por su relación, fue completamente nuevo e impactante.

—Por favor, te lo pido.

—Naruto…

Él hizo un gesto con la mano para acallarla.

—Naruto. Es una historia fantástica. Una chica que pese a ser hermosa no las tiene todas consigo mismo y el líder de un grupo de rock exitoso. Un amor que deben de esconder por sus fans. De puertas para adentro, consumen su amor y lo niegan de puertas para afuera.

Hinata soltó bruscamente el aire.

—Que no nos hemos…

—Eso no es importante —interrumpió Ino—. En mi libro bien puede haber pasado. Pero necesito conocer detalles. ¿Cómo empezó? ¿Cuándo?

—¡Ino! —aseveró Naruto—. No te damos consentimiento de hacer de nuestras vidas una historia como ya hiciste antes. Y no te conviene chantajearnos. No te conviene.

Naruto se acercó tanto a ella que Hinata lo atrapó del brazo, preocupada. Pero Ino no se inmutó. Quedó frente a frente y con una tranquilidad que a ella la asustaba.

—No seas injusto, Naruto.

—Eres tú la injusta.

—Es contarlo de este modo o que se me escape en algún momento, ambos lo sabemos. Además, ella lo ha dicho y yo también: no será de la misma forma. Me inventaré nombres, me inventaré situaciones y daré un final feliz o triste, no lo sé.

Hinata sintió una punzada en el corazón.

—Quiero el final feliz. Yo… quiero el final feliz —repitió angustiada.

Naruto se volvió para mirarla. Debió de notar la angustia que la carcomía, porque la estrechó entre sus brazos, besándole la cabeza.

—Ino, vete. Y no vuelvas a entrar en mi cuarto sin permiso.

Yamanaka suspiró.

—Le quitas la diversión a la vida.

Pasó por su lado y tras guiñarle un ojo, se marchó. Hinata definitivamente no entendía a esa mujer.

Una vez a solas, Naruto llevó sus manos a sus mejillas.

—Lo siento, Hinata —se disculpó sinceramente—. No sabía lo que estaba ocurriendo con Ino y lo que podría llegar a hacer al haberse enterado.

—Yo… no comprendo a esa mujer —confesó—. Ahora no sé qué va a hacer. Si nos va a delatar y eso afectaría a vuestra reputación. O si realmente se va a guardar esto. Si tenemos que darle permiso para que escriba…

Naruto suspiró.

—Hinata. Ino no necesita permiso. Nunca lo ha necesito. Si quiere escribir algo, escribe y listo. Nunca pide permiso. Si está haciendo esto es porque realmente se lo pasa bien. ¿Realmente estabais hablando de cremas y esas cosas?

—Sí —confirmó—. Quería que me cuidara mejor. Y me desconcierta que no busque hacerme daño en realidad, pero… cuando ha dicho lo del final triste… Naruto, yo no quiero un final triste —confesó afligida—. Por favor, no me ignores más.

Él agrandó mucho los ojos con perplejidad.

—Hinata…

—Llevas todo el día siendo frío conmigo y me duele mucho. Quiero que hablemos esto pero tengo miedo de que quieras cortar o que realmente haya hecho o dicho algo que no debí… lo siento.

Naruto se apartó de ella pasándose una mano por los cabellos.

—En realidad, mi intención era más autocastigarme que castigarte a ti —explicó rascándose el cuello—, pero no esperé que te hiciera daño. Lo siento.

—Pero ¿Por qué? ¿Por qué has actuado así?

Naruto se acercó nuevamente a Hinata y tomó suavemente sus manos como respuesta a ese acto, su corazón parecía bailar en su pecho.

—Hinata, lo siento mucho por haberte hecho sentir mal. Mi comportamiento no tiene nada que ver contigo, sino con mis propios problemas internos. Durante todo el día he estado luchando con mis propias inseguridades y preocupaciones, y desafortunadamente, terminé proyectando eso sobre ti. No fue justo, y te pido disculpas de todo corazón.

Hinata lo miró con ojos llenos de confusión y preocupación.

—¿Inseguridades? ¿De qué estás hablando, Naruto?

Naruto respiró hondo antes de continuar.

—Cuando me desperté y te vi debajo de mí con esa cara de terror pensé que me había sobrepasado contigo. Que en sueños había traspasado esa línea que me he impuesto firmemente hasta que tú estés lista para ello. Pensé que la había cagado, aunque luego vi que no y sentí que era tarde para rectificar. ¿Y cómo habría sonado eso? Pensé que te sentirías rechazada y sería peor. Me hice una película en mi mente y al final, pagué todo contigo sin querer. Me exalté tanto que sin tu consentimiento se lo conté a Sasuke en busca de ayuda.

Hinata se mordió los labios mientras le escuchaba. Que fuera tan sincero era lo que le habría gustado que sucediera antes de marcharse. Comprendía, no obstante, cómo se sentía.

—Yo me asusté —reconoció también—. Estaba realmente asustada porque no conseguía despertarte y también empezaba a asfixiarme. Luego… —Apretó sus manos, avergonzada—, si eso llega a pasar, me gustaría que estuvieras despierto y no en medio de un sueño. Al menos, la primera vez —puntualizó cubriéndose el rostro—. Lo siento, es la primera vez que estoy con un chico y… quizás soy demasiado idealista en esto.

—No, no, no —negó él quitando sus manos suavemente—. Hacías bien en querer despertarme y yo… no sé qué habría pasado si llego a sobrepasarme en sueños. No me lo habría perdonado en mi vida.

Ella sonrió y él le devolvió el gesto.

—Hinata. Sé que esto igual estropea el momento, pero… ¿Puedo besarte? Llevo todo el día muriéndome de ganas de hacerlo y sé que por idiota ni siquiera me lo merezco, pero haré lo que esté en m…

Hinata se impulsó con la punta de sus pies hasta llegar a sus labios y acallarlo. Un torpe y corto beso del que se separó segundos después.

—Yo también… Yo también tenía muchas ganas —confesó.

La boca del Uzumaki se curvó, como si estuviera completamente embelesado por ese impulso. Lentamente la tomó del talle y con su otra mano en su mejilla, como si así ella fuera incapaz de escapar, la besó.

Y esa vez, sus bocas se amaron silenciosamente hasta que ella se separó.

—¿Y qué hay de Ino?

Naruto entrecerró los ojos, acercándose de nuevo a sus labios en cortos y separados besos.

—¿Qué pasa con Ino?

—¿Cómo que qué pasa? —cuestionó incrédula—. Cómo vamos a tratar con lo que… lo que… a… ¿Puedes dejar de besarme por un momento?

—No. —Fue directo y conciso antes de volver a usurpar la barrera de sus labios.

Hinata se estremeció como una condenada niña. Se descubrió a sí misma aferrándose con fuerza a él, rindiéndose.

Vale, si iban a recuperar el tiempo ella estaba más que dispuesta a colaborar.

.

.


Hinata desvió la mirada de la pareja con cierto nerviosismo. Sasuke Uchiha estaba cruzado de brazos, sentado en el sofá del dormitorio de Sakura. Esta, estaba a su lado y les miraba como si de esa forma fuera a descubrir sus secretos. Hinata estaba sintiéndose de nuevo como una niña pequeña que creía que los adultos tenían el poder de leer la mente.

—¿Y bien? —preguntó Naruto, sentando a su lado con total confianza y tranquilidad.

—Esa es nuestra pregunta —protestó Sakura—. ¿Qué ha pasado con ustedes?

—Ah, eso —comprendió Naruto.

Los habían hecho venir al día siguiente sin falta y sentarse como si fueran dos niños castigados en el suelo.

—Sí, estamos saliendo —confirmó Naruto encogiéndose de hombros—. No lo dijimos porque no queríamos incomodarte por el tema de ser mánager y tal…

—¡Qué iba a incomodarme! —exclamó Sakura—. En realidad, estoy feliz. Porque notaba algunas cosas, pero no estaba segura. Y…

—Cortar.

Hinata dio un respingo al escuchar a Sasuke. Naruto se inclinó hacia delante.

—¿Qué demonios estás diciendo, Teme?

—¡Sasuke! —aseveró Sakura.

—Que cortes con ella —repitió Sasuke impertérrito—. Si os pasa algo como lo de ayer, volveréis a crear un ambiente incómodo entre vosotros que nos afectará a nosotros y a los fans. Se darán cuenta de que algo no anda bien entre nosotros y empezarán nuevos rumores y creará más líos.

—Eso pasará incluso si Hinata y yo no estamos juntos. También podríais pelearos vosotros, como pasó cuando te pusiste celoso porque un dichoso cartel —acusó Naruto—. Y Hinata y yo aguantamos todo en silencio sin reclamar nada después. ¿O no?

—Eso es cierto —recordó Sakura, claramente enfadada por la petición de Sasuke.

—Sasuke —nombró Naruto llamando la atención de ambos—. Entiendo tu punto y tu preocupación, de verdad. Pero no voy a dejar a Hinata. No vamos a cortar. Nuestra relación puede afectar tanto como la vuestra a nuestro grupo y es algo que pienso arriesgar y deberías de respetar igual que yo respeté lo vuestro.

—Sakura y yo estamos juntos desde hace mucho más tiempo —reflexionó Sasuke—. No puedes compararlo con…

—Ni te atrevas a terminar esa frase, Sasuke Uchiha —aseveró Sakura poniéndose en pie.

Sasuke levantó la mirada hacia ella.

—Mirad. Todos aquí tenemos un punto interesante de nuestros pensamientos y es comprensible sentir miedo porque nos jugamos algo muy importante y no es sólo el grupo: son nuestros sentimientos. Durante muchos años yo antepuse los recuerdos a mi felicidad y eso os afectó de cierta manera. Nos hizo ser más reservados, lo comprendo. Pero Hinata a derruido todas esas cosas sin problema y ahora la queremos mucho. Debemos de encontrar una forma de que todo esto funcione. Además, considero algo más.

—¿El qué? —preguntó Naruto.

—Nuestros fans. Creo que deberíamos de ser sinceros con ellos cuando llegue el momento. Quizás no sea ahora, después de tus palabras del otro día, pero también creo que podría ser. Pero hemos logrado que nos apoyen totalmente en todo. Tanto en el escenario como en nuestra vida personal. Nada más tenéis que leer los últimos mensajes del chat de fans. Kiba estaba radiante con eso.

Hinata asintió. Los había leído y muchas personas alentaban a RC a enamorarse.

Sasuke suspiró, mostrando cierta resignación.

—Está bien. No volveré a pedirte que cortes con ella —aceptó—. Pero espero que podamos manejar esto porque nos jugamos mucho. Luchamos por RC, por mantenerlo y ahora le va de maravilla. Tenemos más trabajos además del grupo y eso ayuda. No quiero que todo eso se vea afectado en un futuro o nuestros seguidores.

—Me encargaré de que no pase —prometió—. Al menos, lo intentaré. Aunque sí admito que me preocupa Ino todavía.

—No hará nada perjudicial —prometió Sakura cruzándose de brazos y silbando—. Ya me he encargado de eso.

—Sakura, realmente me das miedo —reconoció Naruto algo asustado.

Hinata no estaba segura de qué había pasado entre ella y Ino, pero se alegraba de que todo hubiera quedado saldado entre ellos.

—Oh, cierto, Naruto —dijo acercándose a él para susurrarle, aprovechando que Sasuke y Sakura acababan de quedar enfrascados en su mundo—. Por favor, asegúrate de cerrar la puerta de tu dormitorio cuando duermas, por favor.

Él sonrió abiertamente.

—Bueno, eso lo haré cuando tú empieces a quedarte más veces.

Hinata enrojeció y él le besó la oreja más cercana.

Definitivamente, ese hombre, podía ser un demonio cuando quería.

Y ella quería que lo fuera más veces.

Sólo que aún no sabía si estaba preparada.

.

.


Ino casi gritó de rabia cuando vio la fotografía pegada en la pantalla de su ordenador junto a una nota de Sakura.

—Esa condenada… ¿Cómo puede tener todavía estas fotos tan vergonzosas?

La partió en repetidos pedazos y las tiró a la trituradora de papel.

—Vale, tú ganas esta partida, Frentona.

Continuará…


Y bueno, un buen chantaje nunca va mal (?

Os cuento cuál habría sido la otra parte de haber ganado Sasuke Héroe: Sasuke habría irrumpido en la habitación, porque Hinata habría estado más asustada y él la escucharía gritar (iba a hablar con Naruto de una cosa del grupo). Él habría ayudado a Hinata y en un principio mal entendería las cosas y se habría llevado a Naruto con él, llamando a Sakura para que tranquilizara a Hinata.

Eso habría creado más drama y destrucción (?

Así que... ¿atormentar a Naruto fue una buena decisión? (Guiño, guiño).