Impossible

Todo era una conmoción. Louis se sentía herido y traicionado por la mujer más importante de su vida. No entendía que estaba pasando, ella nunca le habría dado la espalda; siempre fue el favorito de entre sus primos, el ejemplo de hijo, nieto y hermano; era todo lo que debía ser un Weasley, como siempre se lo recalcó orgullosamente su tío Ron.

Sin embargo, ahora estaba parado allí, en el pasado, con el brazo de su padre sobre sus hombros en señal de apoyo, viendo como su madre abrazaba a la traidora que alguna vez llamó hermana.

No lo soportaba, así que se sacudió del medio abrazo de su padre y salió disparado del comedor. Varios lo siguieron con la mirada, siendo Fleur la única que dejó escapar algunas lágrimas a causa de la culpa.

—Estudiantes—llamó Dumbledore—, creo que ha sido una de las presentaciones más emotivas. Reúnete con tú familia, tómate un descanso, reflexiona acerca de lo que escuchaste y nos volveremos a ver dentro de dos horas—Tras esas palabras, lo único que se escuchó, fueron pasos acelerados abandonando el lugar.

—Madre ¿Sería posible que hablemos en algún lugar en privado? —La esperanza estaba presente en los ojos de Victoire, aunque la formalidad le recordaba a Fleur que debía ir con cuidado si tenia intenciones de recuperar a su hija.

—Claro, quiero saber todo lo que pasó, para así poder evitarlo—tomó las manos de su hija—. Vic, realmente lo lamento y haré todo lo posible para compensarlo. Espero que no sea tarde—Por primera vez, la rubia le dedicó una sonrisa de genuina felicidad a su madre.

—Supongo que deberíamos reunirnos, luego de que tengan su charla—Apareció Tonks, haciendo que tres pares de ojos azules se posaran en ella, su futuro esposo e hijo—. Seremos familia después de todo—Las rubias asintieron, antes de dejar el comedor, bajo la atenta mirada de cuatro encapuchados.

—Nunca pensé que podría salvarse—Comentó una castaña

—Creo que nadie, pero Victoire lo necesitaba. Por más fuerte que quisiera aparentar, el rechazo de su madre siempre fue como la herida maldita que lleva. Fresca y sin posibilidad de cura —Comentó su hermano mayor.

—¿Crees que es genuina?

—Todos tendrán que pasar la prueba, ya sea con legeremancia o en un caso drástico…—Dejó en suspenso el líder, pero sus hermanos sabían de qué medidas hablaba.

—Teddy también se lo merece… se merece la familia que siempre soñó— las palabras de la peliplata estaban cargadas de emoción

—Eso no significa que no será parte de nuestra familia—buscó tranquilizarla el rubio.

—No, supongo que no. Sin embargo, no será lo mismo.

—Eso ya lo sabíamos, desde el momento que decidimos salvar a sus padres.

—No te confundas, Steph. Estoy feliz por él, se lo merece y ya tuvimos una vida con él como nuestro hermano, pero no quita que sienta nostalgia, es algo agridulce—De un momento a otro, su hermano la abrazó con fuerza.

—Vamos, creo que es hora de decidir quién seguirá. Prometí que el próximo explicaría lo que sucedió con Dumbledore

— ¿Eso es sabio? podríamos exponer a mamá y Dumbledore podría atacarla.

—Por eso consideraba que la siguiente fuera Alice. Sabemos que es la más paciente de todos nosotros; dudo que deje escapar cosas que no deba, por más que la provoquen, y dado quién es su padre, la escucharan.

—Aunque primero creo que deberíamos hablar ¿no creen? — Los hermanos voltearon a mirar a Luna, quien tenía una amplia sonrisa en el rostro y estaba acompañada por su padre, George II y Pandora.

—Por supuesto, tía Luna

: ∙:°:◦:∙∙:◦:°:∙ :─

—¿Crees que debería ir?

—Serán tu familia después de todo, Viktor. Creo que mereces saber la verdad, tanto como ellas.

—No lo sé, Mia. No sé si me querrán allí—Hermione lo miró con ternura, antes de dejar una leve caricia en su mejilla, mientras se detenían en la puerta del gran comedor.

—Eres un gran hombre, Viktor. Aunque sé que tienes tus dudas con respecto a esto…

—Mia…

—No, juro que lo comprendo. Pero no soy Grindelwald, ni Dumbledore, Viktor. Sólo busco que cuando todo esto termine, tengamos paz.

—Al parecer lo lograste. Todo esto es gracias a ti.

—O por mi culpa. Depende del lado que estés. Pero es un peso que estoy más que dispuesta a cargar, si eso garantiza que mi familia sea feliz—Viktor asintió y la abrazó.

—Te lo mereces, Mia. Nunca creas lo contrario.

—Tú también, Viktor. Así que ahora ve…ve con tu futura esposa—El búlgaro se sonrojó, antes de aclararse la garganta, saludar con una reverencia e ir tras las Delacour.

: ∙:°:◦:∙ ∙:◦:°:∙ :─

En la oficina del Director

— ¿Qué es tan urgente, Albus? —Cuestionó Minerva, apenas pasaron la puerta, siendo seguida por los otros jefes de casa. Pero al voltear, Dumbledore fijó su mirada en Severus Snape, que como siempre tenía su expresión indiferente.

— ¿Qué has hecho, Severus?

—No tengo idea de lo que hablas.

—Le dijiste a Bellatrix y Narcissa acerca de nuestro trato—el resto de los presentes alternaban la vista entre los hombres frente a ellos, que, al aparecer, se habían olvidado de su presencia.

—Yo no he hecho tal cosa. Cómo dije, no tengo idea de que hablas

—Confié en ti, soy el único que no cuestiona tu lealtad hacía la Orden; intervine en tu juicio Severus, lo que te permite estar fuera de Azkaban por tus errores de juicio cuando eras joven ¿y tú me traicionas revelando información?

Los ojos de los demás jefes estaban muy abiertos, no sólo por la acusación, sino porque nunca hubieran esperado que Albus Dumbledore echara en cara una acción que muchas veces defendió como correcta. Snape, por su parte, hizo un intento fallido de sonrisa.

—Anhelaba esas palabras con impaciencia. ¿Hace cuánto albergas ese pensamiento, Albus? Supongo que, al final, te decidiste, porque juré renunciar a todo para proteger lo que quedaba de ella —todos allí comprendieron que se refería a Lily Evans—. Pero, por si acaso tenías alguna duda, no te he traicionado. No dejé escapar ni una sola palabra, de más, ante el Señor Oscuro ni las hermanas Black, ni siquiera frente a Lucius. No soy tan débil como para vender la escasa integridad que me queda por más benevolencia falsa.

—Es imposible, eres el único que sabe acerca de la maldición.

— ¿De qué maldición hablas, Albus? — McGonagall consiguió juntar suficiente valor para intervenir, pero el director se negó a responder—Albus

—Ella merece saber—indicó Snape—. De hecho, creo que es hora de que toda la Orden lo sepa; ahora que sabemos que tus planes no funcionarán como pensabas y que ella morirá—señaló a McGonagall— por apoyarte, cuando todos los demás sabíamos que era una causa perdida.

—¡Severus! —lo regañó la profesora de transformaciones

—Lo siento Minerva, pero eres de las pocas personas que ha mostrado algo de coherencia. Creo que sería un desperdició de intelecto no evitar tu muerte. Por no decir estúpido.

—Ni siquiera será hasta dentro de años.

—Correcto, pero la causa comienza en esta guerra. Será todo el secretismo de Albus lo que te ponga esa diana en la espalda.

—El chico Weasley dijo que estamos siendo manipulados. No deberías creer a ciegas, Severus—Replicó Albus, mientras tomaba asiento tras su escritorio.

—No tienes idea de lo que está pasando y escuchas únicamente lo que sirve a tu causa —Negó con la cabeza—. Estás tan cegado por el poder como el Señor Tenebroso y lo peor es que sabes que alguien se está aprovechando de esa debilidad, pero te niegas a reconocerlo.

—Así que confirmas que hay un espía.

—No, no hay un espía—Dijo con firmeza—. Hay una persona dispuesta a hacer lo que nadie quiere hacer y si fuera tú, la dejaría en paz. Puedes ver que sus acciones rindieron frutos.

—Así que es una mujer…Sus acciones nos llevarán a otra guerra, como puedes pedirme que la deje en paz. No tiene idea de lo que está haciendo—Snape quiso reírse allí mismo, a causa de la ingenuidad del mago mayor.

—No, lo que nos llevó a otra guerra fue que no aprendimos de nuestros errores y que la Orden se convirtió en lo que juró destruir.

—Te recuerdo que eres uno de nosotros, viejo amigo—Severus sonrió

—No, pudiste verlo por ti mismo. Hace tiempo que no soy uno de ustedes, como dices.

—Nuevamente la oscuridad te ha seducido, es una pena.

Pero el profesor de Defensa pudo notar que las palabras de su empleador no eran sinceras, al contrario, parecía bastante complacido, confirmando lo que le habían advertido; Dumbledore no esperaba que él sobreviviera a su misión.

—Sigues sin entender, eso sí es una pena. Pero para que quede claro, mi lealtad no está contigo o con el Señor Oscuro, está con ella—Dijo haciendo énfasis en esa última palabra y por primera vez, todos los profesores pudieron ver una sonrisa triunfal, digna del Slytherin que era, en su colega, antes de que volteara en dirección a la puerta.

—Severus—llamó su vieja amiga, deteniéndolo— ¿Qué te ofreció, que hizo que nos dieras la espalda?

—No solamente a nosotros Minerva —la interrumpió Dumbledore—, también a Lily y a todo por lo que ella se sacrificó—Eso fue una daga al corazón de Snape—. Estas haciendo que su muerte sea en vano, Severus.

—No—dijo mirándolos por sobre el hombro con un tono mortal—. Prometí proteger a su hijo y eso es exactamente lo que haré, no puedo quedarme y ver como lo conduces a su muerte—Los ojos del director se abrieron, ya que ese era un pequeño detalle que todavía no había revelado a su espía, dado que sabía que podría causar un conflicto de intereses—. Cómo dije Albus, no sabes nada—continuó al ver su sorpresa—y respondiéndote Minerva—miró a su colega—, ella me ofreció libertad. No únicamente del Señor Oscuro, sino de la pena que me acompaña desde aquella noche, permitiéndome cumplir mi promesa a Lily. Me ayudará a salvar a su hijo, a realmente salvarlo, al mismo tiempo que me mantiene con vida.

—El niño no puede ser salvado, Severus. Él debe morir, es lo que dicta la profecía.

—¿Lo sabías y lo ocultaste de todos, Albus? —habló por primera vez el jefe de Ravenclaw—Todos estos esfuerzos para que el chico Potter muera al final.

—Para que muera en el momento adecuado—Corrigió el jefe de Slytherin—y te lo repito, Albus, estás equivocado. Sino me crees, deja que las presentaciones continúen y no interfieras

—Esos chicos están siendo guiados por la culpa, el resentimiento y su egoísmo—Dijo negando con la cabeza.

—Lo que tú haces no es mejor y esta es mi última advertencia, director—Amenazó, marcando el final su supuesta "amistad"—. Porque si usted la pone en riesgo o a su causa, tendrá que enfrentarse a las personas que menos esperadas, pero sobre todo a mí, porque esta vez elegiré a mi familia. Mi verdadera familia.

Y tras eso, salió de la oficina a paso firme, con sus túnicas ondeando a su espalda, dejando que el portazo resonará en casi todo el castillo. Pasmando a todos sus colegas y causando una sonrisa de satisfacción en el joven encapuchado que lo había acompañado bajo la capa invisibilidad de su padre.

: ∙:°:◦:∙∙:◦:°:∙ :─

En simultáneo a las afueras de la Torre de Ravenclaw

— ¿Harry?

—Luna

— ¿Qué haces aquí? Los duendecillos también te están jugando alguna broma—Dijo la rubia, mientras miraba a los alrededores con sus típicos ojos soñadores.

—No—se rio el azabache—. Quería hablar contigo sobre las presentaciones, pero veo que estás ocupada—Mencionó al notar a sus acompañantes.

—Te daremos un momento, mi Luna—Dijo su padre y todos se alejaron un poco por el pasillo, para darle suficiente privacidad, pero sin perderla del todo de vista.

—Creo que no tenemos nada de qué hablar, Harry—Dijo la rubia en un susurró, volviendo su atención hacía el azabache, pero dejando que su rostro demostrara su incomodidad.

—Luna, yo quiero que sepas que con Ginny….

—Cómo dije—Su voz era sumamente tranquila cuando lo interrumpió, mientras se acercaba y colocaba una de sus manos sobre el hombro de su amigo—, no tienes nada que explicar, Harry. Sé que es difícil y sé lo que sientes por ella. Pero al menos sabemos que ambos seremos felices. Hay veces que lo que queremos y lo que necesitamos, no son lo mismo, Harry Potter.

—Luna, yo no creo que feliz sea la palabra adecuada. Habrá otra guerra y parece que estaremos de lados opuestos.

—Eso, usted solo se lo busco, Señor Potter—intervino su hija, acercándose. Después de todo Pandora creía tener una idea bastante clara de las intenciones de Harry y no dejaría que él manipulara a su madre. Además, había temas más urgentes que atender —. Nunca se mereció a mi madre, siempre estuvo dividido entre lo que siente y lo que el mundo mágico diría. Mi padre vio lo que ella valía y jamás intentó esconderla u obligarla cambiar, para que se adaptara a expectativas ridículas.

—Así que no eres mi hija—La tristeza era evidente en su voz—. Creí que dijiste que tu padre era un Slytherin para despistarnos o en venganza a Ron.

— ¡Por Salazar, no! Soy de una casa noble y antigua, por ende, sangre pura. No es que importe, claro está—agregó rápidamente tras ver la mirada de su madre—, pero únicamente para que lo sepa…usted siguió confundiendo a mi madre hasta después de la batalla final. Para su suerte, tuvo una amiga que la llevó lejos tan pronto como finalizaron los juicios, justo cuando anunció oficialmente su noviazgo con su futura esposa—Luna miraba sus coloridas zapatillas.

— ¿Por qué? —Eso hizo que ambas rubias lo miraran— ¿Por qué no me quede con ella?

—Según las palabras de mi padrino, usted no creía que mi madre fuera capaz de sobrellevar a la prensa y lo que significaba ser la pareja del "elegido"—se burló del título—. Tenía miedo que en alguna entrevista ella se desviará o comenzará a hablar de temas que solamente ella entiende. En cambio, su esposa, siempre fue buena para estar bajo los reflectores y todos esperaban que terminaran juntos. Después de todo, se cree que serán la reencarnación James y Lily Potter —se encogió de hombros, pero pudo notar que su madre tenía el ceño fruncido, como si le resultará difícil de creer lo que escuchaba.

—Lo siento, Luna. Yo no quería…

—No te preocupes, Harry. Cómo dije, creo que fue lo mejor…

—A diferencia de lo que creía—continuó Pandora, sabiendo que era difícil para su madre. Ella se lo había contado, pero necesitaba asegurarse de que entendiera que el chico que le gustaba, no era el ideal para ella—, mi madre fue reconocida, como dije, en el ámbito periodístico y cuando llegó el momento de enfrentar a la prensa, dado sus logros, además de ser una Lady, lo hizo distinguidamente. Todo lo contrario, a ustedes, que se vieron involucrados en escándalo tras escándalo.

— ¿Y tu padre? —preguntó, aunque la curiosidad por esos supuestos escándalos lo carcomía.

—A contraste a la mayoría, entiende a mi madre. Sabe señor Potter, todas la apodan lunática, pero lo que pocos saben, es que ella es la princesa de Ravenclaw; ella tiene la esencia de la mismísima Rowena, quien claro debe revolcarse en su tumba cada vez que la insultan por no entender su inteligencia.

—¿Qué quieres decir con la princesa de Ravenclaw? —Cuestionó su madre

—Claro—dijo golpeándose la frente—. No saben todavía acerca de ello, es algo que en este tiempo sólo los Slytherin mantienen. Avisaré para que alguien lo explique en las presentaciones—Ambos jóvenes asintieron, sin entender muy bien qué estaba pasando—. Pero, en fin, mi padre la comprende, se interiorizó en todos los extraños intereses de mi madre, al mismo tiempo que seguía su sueño de ser medimago. Sabe y conoce sobre cada criatura de la que mi madre haya hablado; nos educó para que apoyemos a los que poseen potencial, pero son incomprendidos, para que jamás vuelvan a existir personas que sufran lo mismo que mi madre. Es un hombre excelente que ama a su familia con cada parte de su ser.

Una sonrisa acuosa se formó en el rostro de Harry, antes de mirar a la chica de la que se había enamorado, pero a la que, al parecer, nunca eligió. Porque desde que ella lo había apoyado, cuando varios lo acusaron de loco; desde que se dio cuenta de que ella también entendía lo que era ver morir a alguien que amaba, entre otras cosas que solo Luna era capaz de ver o sentir, supo que la chica era especial. No como la conexión inexplicable que tenía con Hermione, pero era especial…en un sentido totalmente diferente.

Por eso la había invitado a aquel baile de navidad, pero siempre estaban los comentarios de sus amigos, que aumentaron cuando Ginny entró al equipo y mentiría si negara que lo que dijo el Neville del futuro, no era cierto.

Él realmente no creía que Luna fuera capaz de tolerar a la prensa, no como lo hizo Ginny y Hermione; lo comprendió aquella tarde, cuando Luna apareció en la práctica quidditch con un sombrero, que teóricamente era para apoyarlo, ahuyentando a alguna de esas criaturas extrañas que solamente ella podía ver. Todavía recordaba la vergüenza que sintió cuando todos explotaron en carcajadas; Ron se burló y él no la defendió; ella simplemente se encogió de hombros antes de irse, pero Harry podía jurar de que la decepción estaba reflejada en su mirada.

Después de eso optó por solamente ser amigos e intentó las cosas con Ginny, pero la pelirroja no era su Luna, no transmitía paz o tranquilidad, todo lo contrario, era puro fuego y energía, era su polo opuesto. Por lo que inconscientemente siempre volvía a buscar a la rubia y al parecer lo seguiría haciendo por algún tiempo más, lo que no era para nada justo.

Tal vez Ginny tenía razón, después de todo se casaría con ella, aunque no estaba tan seguro, como la pelirroja, de que podrían ser felices. Más teniendo en cuenta los prejuicios y postura que habían adoptado los Weasley tras la guerra; tal vez, solamente tal vez, Hermione, una vez más tenía razón. Por lo que él tenía que hacer algo al respecto y comenzaría con Luna, porque la amaba lo suficiente como para dejarla ir, si su cobardía no le permitía ser lo que ella se merecía.

—Me alegró por ti, Luna—dijo acercándose, para tomarla de la nunca y dejar un suave beso en su frente, mientras cerraba los ojos—. Te mereces eso y más, espero que puedas ser verdaderamente feliz —Dijo juntando sus frentes, ambos con los ojos cerrados—. Creo que ya me interpuse demasiado entre tú y tu felicidad. Espero que algún día puedas perdonarme—Le susurró, antes de alejarse en silencio, pero al doblar en la esquina logró escuchar:

—Ya te he perdonado, Harry Potter.

Luna lo vio desaparecer y por primera vez una lágrima rebelde resbaló por su mejilla. Ella no sólo se parecía a su madre en el exterior, sino que también había heredado ese don, que a su vez iba a ser su maldición. Ese que le permitía vislumbrar realidades ocultas, que le otorgaba la capacidad única de presenciar y comprender verdades que eran inalcanzables para los demás. Sin embargo, se veía condenada a ser una mera testigo de los designios del destino, porque una cruel restricción le impedía intervenir, condenándola a cargar con un conocimiento que se volvía más pesado con cada suceso evitable.

Ella sabía que no pertenecía a Harry, de la misma forma que no pertenecía del todo a Theodore Nott, pero entendía que ella era para su futuro esposo, lo mismo que Draco era para Hermione, el amor de esa vida, pero no su alma gemela. Siempre estarían algo incompletos, pero después de todo era mucho más que lo que la mayoría lograba obtener, sobre todo los malditos como ellos, por lo que era algo que ella iba a aceptar gustosa. Como Xenophilius, cuando aceptó a Pandora, aunque su destino estaba atado a otro hombre y llevaba en el vientre una hija que no era de su sangre.

—Madre…

—Estoy bien, Pandora. Aunque cueste creerlo al verme, estoy bien. Algunos nacimos con cargas que son difíciles de llevar, pero los dioses jamás nos dieron una que no pudiéramos tolerar.

—Se que amabas al Señor Potter, pero padre…—Luna rio y miró a su hija

—¿Eso es lo que crees? —La chica hizo una mueca— No pertenezco a Harry y si bien lo quiero muchísimo, nunca llegué a amarlo de esa manera.

—Pero…—Luna dejó que su hija buscará sus palabras— Siempre que hablas de él es como si te hubiera roto el corazón.

—Y es lo más probable, porque como dije, es una persona sumamente querida y si nos abandona en el futuro, claramente me rompería el corazón.

—Padre siempre dijo que eras más complicada de lo que aparentabas—La chica se friccionó las sienes, por un inicio de dolor de cabeza.

—¿Por qué no vamos con los demás? Tal vez si les hablo de ese secreto que jamás revelé en el futuro, logren entenderme un poco más — Pandora asintió y fueron a unirse al resto del grupo.

─: ∙:°:◦:∙ ∙:◦:°:∙ :─

Mientras tanto en la Torre de Astronomía

Una castaña agotada por caminar a paso acelerado, para evitar las preguntas de la familia Weasley ya un colérico Ronald que casi explotó cuando notó que Harry había desaparecido sin dejar rastro, tan rápido como les permitieron dejar el comedor, se dejó caer contra el barandal de la torre que se había convertido en su refugio en los últimos años.

—Sabía que te encontraría aquí ¿Potter y Weasley otra vez? —No necesitaba abrir los ojos para reconocer al dueño de esa voz, quien se dejó caer a su lado.

—No, solamente Ronald. Está bastante indignado por cómo permití que Teddy se involucrara con tu familia.

—Al parecer olvida que también es su familia. Teddy es tan Black como yo o mi madre…

—De la misma forma que tus ancestros endogámicos no lo vieron, él no lo ve—Hermione no necesitó mirarlo para ser consciente de la mueca en su rostro—. Además, está claro frente a sus ojos y a los de su familia que soy una malagradecida por levantar mi varita contra los que me dieron un hogar en el mundo mágico.

—Si no recuerdo mal, en los últimos dos años no has pasado más que unas pocas semanas en verano con ellos y creo que se debió más a tú misión que a que realmente lo quisieras.

— Ellos creen que el resto del tiempo lo pase con mis padres. Piensan que son la única familia de magos con la que me relacioné desde que supe de la magia—Draco soltó una risa sin gracia.

—Por favor, Hermione. Cualquiera que te viera y a sus hijos, sabría, por la forma en la que te desenvuelves, que fuiste entrenada por una señora de casa noble y no por Molly Weasley. Si no quieren verlo, es problema de ellos.

—Creo que simplemente están ciegos. Es la única explicación coherente, a que no se den cuenta de lo que tienen enfrente.

—Bueno, supongo que es algo contagioso entonces —Soltó antes de poder contenerse. Ella levantó una ceja interrogativa, antes de mirarlo.

— ¿A qué te refieres? —Draco fijó su mirada en sus manos, que descansaban sobre sus rodillas dobladas a la altura del pecho.

— ¿Observaste lo que insinuó Teddy?

—Es de mala educación responder una pregunta con otra, Draco —Lo regaño, divertida—. Pero sí, dijo que seguía siendo unida a ustedes y también a los demás.

—Me refería a cuando Weasellette te acusó de casarte conmigo—por la expresión que pudo observar desde su perfil, Hermione pudo notar que estaba ocluyendo, por lo que se levantó y arrodilló frente a él, tomando sus manos; buscando sus ojos.

—Deja de ocluir, por favor—su voz era suave, pero con un tinte de preocupación—, sabes que no necesitas hacerlo conmigo—el peliplata parpadeó y ella pudo notar cuando comenzaron a caer sus paredes de oclumancia, haciéndola sonreír—. No pensé que iba a molestarte lo que ella podría decir.

—No me molesto, simplemente que no estoy seguro de que lo sientes al respecto—comentó con cautela, analizando cada microexpresión de la castaña.

—Vamos Draco, eres mi mejor amigo, mi verdadero mejor amigo. Ginny no es la primera que nos acusa de que terminaremos juntos. Después de todo, si nadie creyera que somos compatibles o no nos confundieran con ser pareja, estaríamos fallando a la primera ley de mejores amigos de sexos opuestos.

La sonrisa en el rostro de Hermione era de pura diversión, porque, aunque le había pedido a él que no ocluyera, ella hacía intensamente. Porque en el fondo estaba segura de una cosa: los Malfoy, por más que prácticamente la habían adoptado tras su encuentro en el Callejón Diagon a las afueras de Madame Malkin con Lucius en el verano antes de su segundo año, encuentro que era desconocido para Draco, nunca permitirían que ella manchará su puro linaje, del que estaban tan orgullosos.

Sí, la habían dejado ser amiga de rubio porque había deslumbrado a Lucius con su inteligencia y opinión sobre la magia oscura, ya que ella consideraba que la oscuridad no estaba en los hechizos, sino en las intenciones de su lanzador. Después de todo, un simple reducto o engorgio, conocidos como hechizos inofensivos de segundo año, si eran usados en una persona, podían ser más letales que un imperio.

Por lo que, como había dicho Narcissa, ella sería una mejor influencia para su hijo que las chicas huecas y sangre pura, que eran adiestradas para no tener un pensamiento propio, aspirando a ser esposas trofeos. Pero de eso, a que la aceptarán dentro de su árbol genealógico, había un abismo de diferencia.

Por su parte, Draco sintió que algo le aplastaba el pecho con fuerza, junto a toda esperanza de que sus sentimientos fueran correspondidos.

Él se había sentido atraído por ella desde el momento en el que se conocieron en el tren, cuando ella entró a su compartimiento preguntando si había visto un estúpido sapo y se dio cuenta de que él estaba leyendo "Hogwarts: una historia", alegando que era su libro favorito. Él sin duda estaba molesto porque alguien había osado interrumpir su lectura, pero se encontró fascinado al escucharla hablar, tenía tanto conocimiento del mundo mágico; de hechizos y del colegio, que no había duda de que ella provenía de una poderosa familia de magos sangre pura. Descubrir que era una nacida de muggles, fue como un aguamenti directo en su cara, por lo que lo único que encontró posible, para mantenerla cerca, fue molestarla y escribir a sus padres alegando lo irritante que era que no conociera su lugar en la sociedad.

Por eso cuando su padre lo detuvo de insultarla en su primer partido de Quidditch, en su segundo año, y tras finalizar el mismo le explicó que quería que fuera cortés con ella, que la conociera; fue mejor que cuando le dijeron que era el nuevo buscador de Slytherin.

Pronto se vio debatiendo con ella, en pasillos escondidos o en el baño del segundo piso, acerca de todo. La torre de astronomía se había vuelto su refugio y ansiaba los veranos para que ella pasara algunas semanas en Malfoy Manor donde no tenían que esconderse.

Sin embargo, fue hace poco, cuando Pansy le preguntó "¿desde cuándo había estado enamorado de Granger?" que se dio cuenta que fue en su tercer año, cuando ella lo había golpeado por ser un idiota y él la había regañado por ponerse en peligro usando el giratiempo para salvar a Sirius. Esa sensación de que estuvo cerca de perderla dos veces, una por sus malas elecciones y otra por la imprudencia Gryffindor, le bastaron para darse cuenta de la verdad. Pero pronto el Señor Oscuro volvería, por lo que se abstuvo de decirle cómo se sentía, sabiendo que podría ponerla en peligro, lo que los llevó a como estaban hoy, luchando en las sombras para algún día ser libres.

Pero sus esperanzas, alimentadas por las pocas presentaciones, de que todo esto valdría la pena algún día y que cuando la guerra terminara podrían estar juntos, fueron destruidas por esas simples cinco palabras: "eres mi verdadero mejor amigo". Por lo que lentamente volvió a levantar sus defensas, lo suficiente para simular una sonrisa, pero sin poder mirarla a los ojos, así que únicamente le dio un apretón en sus manos antes de hablar.

—Por supuesto, únicamente no quería que complicara aún más las cosas entre nosotros…

—Draco, si algo nos caracteriza, es que todo es más fácil cuando estamos juntos—Él suspiró " No, Granger…son más fáciles para el mundo mágico, para la misión, pero no para mi…" Conectó sus miradas " Si supieras la tortura que es tenerte, pero a la vez que no seas mía"

—Todavía debemos lidiar con sus reacciones cuando se sepa lo que estamos haciendo y dónde están nuestras verdaderas lealtades.

—Según me dijo Teddy, no debemos preocuparnos y le creo.

— ¡Oh! La gran Hermione Granger, adicta al control, dejará que su ahijado e hijos manejen las cosas.

—Cállate—le dijo divertida, golpeándolo en el hombro—, que seguramente tus hijos fueron los que les metieron estas ideas locas a los míos y me convencieron de apoyarlos en sus planes—Intentó sonar lo más despreocupada posible.

—Que puedo decir, es el encanto Malfoy—Hermione rodó los ojos y se levantó

—Vamos, que necesito saber quién será la futura Señora Malfoy para darle mis condolencias por adelantado. Porque tener que soportarte con ese ego todos los días en el futuro, debe ser peor castigo que Azkaban —Esas palabras quemaron en la garganta de Hermione, por lo que no pudo mirarlo, perdiéndose la expresión de dolor en el rostro del rubio.

—Solamente agradezco a Merlín, Circe, Morgana y a cualquier fuerza mayor, de que no te hayas casado con la comadreja. ¿Te imaginas las reuniones familiares en verano, si él fuera tu esposo? Nos mataríamos—dijo en un horrible intento de broma, mientras se levantaba del suelo, pero para su suerte Hermione no lo notó—. Ve, iré en unos momentos, no pueden vernos juntos.

La castaña asintió y se dirigió a la puerta de la Torre, pero antes de irse, miró una última vez hacia atrás, viendo como Draco tenía la mirada perdida en el horizonte, mientras jugaba con el anillo dragón de su pulgar. Un pequeño regalo de Hermione, que tenía un hechizo que lo hacía únicamente visible para los que conocían su existencia, además de un pulso de vida conectado y gemelo, al de la nutria que colgaba del cuello de la castaña; así, en caso de separarse, ambos podrían saber si el otro corría peligro y en caso de realmente tener una emergencia, funcionaría como un traslador que los llevaría a una casa segura compartida.

Tras un largo suspiro, ella se dirigió al comedor, justo cuando él levantó la vista para observar donde ella había estado minutos antes.

: ·:°:◦:· ·:◦:°:· :─

— ¡Hijo espera! —Gritó Bill cuando al fin logró ver a Louis en unos de los pasillos que llevaban a la sala común de Gryffindor

— ¿Qué quieres? —le espetó con furia cuando se detuvo, pero sin voltear.

— ¿Por qué ahora también estás molesto conmigo? —Realmente el cambio de actitud hacia él desconcertó a Bill, por lo que no estaba demasiado seguro si sería bien recibido cuando colocó su mano sobre el hombro de su hijo, en un intento por tranquilizarlo.

—Esto será imposible, ganaron de nuevo —soltó con una risa amarga—, lo tenían todo planeado. Tenía que haberme dado cuenta cuando nos encontraron y nos dejaron vivir, pero creí que los tenía, que esta vez podría demostrarles de lo que es capaz nuestra familia, que nos subestimaron la última vez.

— ¿De qué hablas?

—Hablo de los malditos M.…—de repente las esposas comenzaron a brillar de nuevo, haciendo que una quemazón le recorriera los brazos, provocando que tensara la mandíbula—ni siquiera puedo decir sus malditos nombres.

—Son los hijos de Hermione ¿verdad? —Louis miró a su padre sin decir una palabra, pero fue suficiente para el mayor— ¿Quién es ella?

—No es la pregunta correcta, es con quienes está asociada lo importante…

— ¿Los Malfoy? —nuevamente esa mirada silenciosa de confirmación— ¿Ella está aliada a ellos en este tiempo? —Silencio. Eso causó que Bill maldijera por lo bajo— ¿Qué podemos hacer?

—Tenemos que encontrar una forma de que recuerden, pero sin levantar sospechas. Estoy seguro de que sí en algún momento tienen la más mínima duda de que estamos planeando algo, borrarán sus recuerdos de inmediato y no permitirán que participen de las demás presentaciones.

— ¿Crees que Dumbledore permitirá eso?

—Ese viejo no tiene el control de nada—se burló Louis— ¿No te diste cuenta todavía? La única razón por la que él está presente durante las presentaciones, es porque quieren que vea cómo, siendo que se considera el mago más poderoso que se ha conocido, fue engañado y manipulado por una adolescente bajo sus narices. Quieren humillarlo.

— ¡¿Hermione es la espía de la Orden?! —La sorpresa era evidente en el rostro del Weasley mayor. Después de todo había participado en las últimas reuniones de la Orden, por lo que estaba al tanto de los problemas que enfrentaban y nunca se esperaría que aquella bruja, a la cual su familia había acogido, fuera una traidora. Sin embargo, de nuevo recibió una respuesta silenciosa—Es imposible, ella es una hija de muggles.

—La coartada perfecta

—Ella está con Ron o bueno se espera que se casen algún día—El pelirrojo comenzó a soltar las primeras excusas que se le venían a la mente, incapaz de creer aquello. Por su parte, su hijo, soltó una carcajada al darse cuenta.

—Sabemos que todos piensan eso, pero ya dejaron más que claro que eso no pasará. Es más, el tío Ron nunca la superó, esperando por años que ella volviera arrastrándose por su perdón, cosa que nunca pasó. Al contrario, cuando volvió contaba con influencia, dinero y con un poder sobre el mundo mágico con el que ni siquiera Voldemort contó.

—Tenemos que detenerla

—Es lo que he querido hacer desde que llegué aquí, pero si no te das cuenta padre, hasta mi madre la apoyará ahora ¿Por qué crees que ese estúpido de Lupin no dejó que ella hablara cuando la provoqué? Ellos van a esperar que varios más se presenten, contarán primero todos los errores que cometió nuestra familia y así, los demás, verán lo que hicieron como una simple medida desesperada contra la injusticia. Eso fue exactamente lo que pasó en el futuro, así ganaron simpatía para hacer estallar una tercera guerra mágica y verse como héroes en vez de los villanos que son.

—Sobre esta tercera guerra—Comentó vacilante— ¿Quiénes seguimos con vida? —El rubio apartó la mirada—Louis, de los mayores en la Orden ¿Alguien está con vida? —El joven negó con la cabeza— ¿Y de nuestra familia?

—El tío George y su esposa, pero puedes imaginar el motivo…

—Sí—dijo cuándo recordó que su hermano había dejado atrás a su familia cuando apareció su sobrino—. Pero dijiste que son cuatro los que viajaron contigo. Cuatro miembros de nuestra familia.

—Somos cuatro contando conmigo —Corrigió—. Tengo tres primas, pero no son muy partidarias de lo que profesa nuestra familia, no después de casi su exterminio, lo que causó que fuéramos fugitivos; pasáramos hambre y una de ellas casi muera por un simple resfriado muggle, al no tener un miserable knut para comprar ropa o medicina... no creo que vayan en contra de los líderes ahora.

—¿Lideres? —Louis asintió

—Controlan el mundo mágico. Así los llamamos los de la resistencia, ya que nos rehusamos a usar sus títulos…

—¿Qué podrían ser...? —Louis negó con la cabeza y exhibió las esposas mágicas, provocando un suspiro de Bill—. Entonces, ¿por qué piensas que ellas los respaldarán? ¿De verdad crees que, después de todo lo que han vivido, aceptarán que ellos salgan victoriosos?

—Ellos prometen evitar la tercera guerra y con eso al menos mantendrían con vida a la mayoría de nuestra familia. Además, están cansadas, y yo estoy seguro de que realmente creen que nuestra familia hizo mal las cosas—Suspiró—. Como dice el dicho muggle "si no puedes con tu enemigo, únete a él"

— ¿Pero tú crees que hay una forma de cambiar las cosas y quitarles el poder que tienen? —Verificó

—Sí, pero tengo miedo de que mi plan cause un mayor daño que un futuro gobernado por ellos

— ¿Qué puede ser peor que eso? Estaríamos evitando una guerra.

—Pero podríamos cambiar el resultado de está

— ¿Tienes miedo que tu plan cause que los mortífagos ganen esta guerra? —Louis asintió—Simplemente tendríamos que planearlo bien, ver todos los beneficios y contras. Además, ahora que sabemos sobre Hermione, podríamos detenerla—el rubio negó enérgicamente con la cabeza.

—Ese es el problema y mi mayor duda. Porque, aunque no me guste admitirlo, ella fue crucial para que el tío Harry ganará y lo salvó más de una vez. Así que creo que sería mejor ejecutar mi plan durante los juicios.

—Bien, haremos que sea arrestada—su hijo volvió a negar

—Ella va a tener demasiada influencia; será considerada una heroína de guerra, Orden de Merlín primera clase. Además de que tendrá pruebas a su favor, de las cuales no tengo la menor idea de cómo las consiguió, pero darán la falsa impresión de que todo fue un plan muy elaborado de Dumbledore.

— ¿Entonces a qué quieres llegar? No veo tu punto, todo es una negativa—Casi gritó exasperado, levantando las manos en un gestó lleno de frustración

—Lo que quiero decir padre—lo miró a los ojos, su voz era baja y tranquila—, es que tenemos que lograr algo más permanente, algo que evite la redención de los mortífagos frente al ojo público, causando su liberación; que no permita que las familias oscuras conserven su poder y así evitar el levantamiento de un nuevo líder capaz de unir a todas las comunidades mágicas bajo un solo propósito—los ojos de Bill se abrieron como platos cuando la compresión lo golpeó

—Pero eso... —Las palabras se le atascaron en la garganta

—Hay bajas en una guerra—dijo encogiéndose de hombros, Louis—, por lo que después de la batalla de Hogwarts, si realmente quieres ayudarme a evitar ese futuro, tienes que matarla.

" ¿Qué era lo que le estaba pidiendo su hijo? Eso era una locura ¿él tenía que matarla? No, esa niña era como una hermana menor para él. Era como Ginny pero tras ver la determinación en los ojos de su heredero, se dio cuenta de que no tenía salida, que en verdad parecía que no había otra solución. Así que cerró los ojos, respiró profundamente y asintió, generando una amplia sonrisa en el rostro de Louis, quien lo abrazó fuertemente; abrazo que él no correspondió.

Porque ahora tenía la peor de misión de todas, esa que comenzaría con encontrar una forma de recordar y que cerraría de forma drástica el destino de una persona querida, una que, por más que no estuviera de acuerdo con sus métodos, respetaba, vio crecer y consideraba, hasta hace poco, que sería familia en el futuro. Él tendría un deber crucial, pero uno que para nada lo hacía sentir orgulloso...

Matar a Hermione Granger.