FUTURO EN EL PASADO

XXVII.

La anciana Kaede se quedó viendo aquel lugar, era como si de pronto aquel lugar se volviera inmenso.

–Rin –llamó la anciana–, ayúdame a limpiar esto un poco –no podían dejar aquel lugar de esa forma, causaba demasiada impresión, tanta sangre por todo el piso, sería demasiado para cualquiera.

Rin se limitó a levantarse de donde estaba y comenzó a ayudar a limpiar, no sabía bien por dónde comenzar pues todo el lugar estaba hecho un desastre, como pudo envolvió todos los paños sucios en un pedazo de tela más grande, pero tendría que salir alguna de las dos por un par de sábanas limpias, aquellas estaban hechas un desastre.

El ambiente era simplemente devastador, nadie se imaginaría que el nacimiento de un bebé trajera consigo consecuencias tan graves e irreparables. La anciana Kaede se debatía entre salir a contarle la noticia a Miroku o esperar otro poco más, quizá sería mejor esperar a Kagome, quizá podría hacer algo, pero no, aquello era imposible, ni siquiera Kagome podía traer a la vida a Sango.

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Kagome corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, sentía la nariz arder con el frío viento, el aire apenas alcanzaba a llenar sus pulmones, tenía que encontrarlo, todo dependía de encontrarlo y claro, de que aceptara.

El youkai caminaba entre el bosque sin tener una meta fija, había dicho que tenía asuntos que atender, pero la verdad era que no quería seguir en aquel lugar, necesitaba estar solo y pensar un poco en todo, todo lo que conllevaba estar pensando en su "cuñada", por momentos se ponía a pensar si acaso la desaparición de Inuyasha era alguna especie de señal o quizá era una oportunidad, pero ¿oportunidad de qué? Estaba loco y eso era lo que le preocupaba, comenzaba a pensar de manera poco práctica y muy muy fuera de lugar.

De pronto algo pasó corriendo a unos metros de él, aquel aroma, no podía ser nadie más que ella, aquello le hizo pensar una vez más en las señales, bufó por lo bajo, era un estúpido al creer o siquiera pensar en señales. La mujer se detuvo en seco metros adelante, era como si de pronto se hubiera dado cuenta de que había alguien más en aquel bosque, giró sobre sus talones y se quedó observando fijamente en su dirección, quizá aún no sabía que era él y por eso lo veía con cautela. O quizá sería posible ¿lo estaba buscando a él? ¿en medio del bosque, tan entrada la noche?