Hola gente, aquí con el nuevo capítulo, sí, creo que para este punto se volvió un poco evidente que ando realmente inspirado para sacar esto, al punto en que realmente no me he podido concentrar en mi historia del zorro más libre de los mares, es probable que no me concentre lo suficiente en ella hasta terminar este arco en el que, por alguna razón, tengo bastante inspiración de momento, y sí ya de por sí intento publicar una vez a la semana, o cada dos, cuando estoy inspirado suelo ser capaz de sacarme la mitad del capítulo en un día

Y ahora mi parte favorita de cualquier historia que haga, los reviews;

Samuel Santillan; Ya que todos los caminos tienen la explicación real más corta que pelo de sapo me da la oportunidad de jugar un poco con él, el único problema es que no puede usar sus brazos correctamente, y crear más brazos solo extenderá su dolor a estos, pero ya tengo algo planeado.

Solo diré que la transformación de la segunda forma será algo diferente, pese a que Kurama está feliz de que estén en el mismo libro en esto, eso solo motiva más a destrozar al Uchiha por el crimen de hacerlos estar de acuerdo, como dije, no puede usar sus brazos tan bien como podría, pero tengo planes para eso, además, Naruto está mucho más dispuesto a dañar y mutilar en este momento, en realidad más que en darle una golpiza y ya.

Mucho, y en el caso de un inestable mental como él sabes que las cosas no saldrán bien para nadie, la ruptura mental de Sasuke llegará, en realidad Orochimaru tiene toda la intención de romper a Sasuke hasta los límites antes de volver a construirlo... para romperlo otra vez, y volver a construirlo, repitiendo el proceso tanto como pueda.

El problema es que solo pueden reparar el asunto de Kumo porque es lo único que realmente se puede reparar, lo demás es algo para lo que se deben preparar, Fuu se llevará una sorpresa, en realidad todos los involucrados, por eso ese capítulo bien podría llamarse "sorpresa" porque habrá revelaciones por todos lados

Zombie XD; Me alegro de que lo hayas amado, y la batalla, considerando que lo considero uno de mis puntos débiles me siento halagado, mira, la wiki dice que da una armadura mecánica, pero eso no me explica algunos de los trucos que vimos usar a Pain, así que voy a hacerle algunos ajustes, sí, pero por razones no podré poner lo del puño borracho, una lástima.

Tsunade mantendrá hasta su muerte que ya que ellos también lo disfrutaron no debe contar para su karma, el dolor fantasmal de momento es como el de perder una extremidad, es algo que se puede arreglar sin demasiado tratamiento, el problema es que el dolor está, de momento, en todo su cuerpo, en este punto es un dolor residual.

Para las consecuencias tengo planeado un capítulo entero, quizás dos, solo en eso antes de pasar a los capítulos que deberían servir de time-skip, como dije, ando inspirado, lo que juega a mi favor de publicar bastante.

En realidad, estoy publicando antes de mi cumpleaños, concretamente es mañana, ¿Podría haber esperado para publicar este capítulo en mi cumpleaños? Si, pero no es algo importante o que haría ya que podría comenzar a trabajar en otro, debido a cómo funciona semana santa a veces cae dentro de esta o fuera de esta, ya me acostumbré, suerte, y descansa, no tenía ideas claras para el arma, y mucho menos para la pieza de ropa, así que decidí ponerme a revisar imágenes de personajes mitológicos random para inspirarme.

No lo creo, porque es de un relleno, si no me equivoco, que apenas vi.

CCSakuraforever; Vaya, por poco y no respondo a tu comentario, comentaste justo cuando había terminado el capítulo, por suerte también era la hora en que me iba a dormir, así que tuve tiempo de leer tu comentario y responder en la mañana, me alegro de que te siga gustando, los favores se verán mucho más adelante, es algo a lo que recomiendo ponerle un pin.


— ¿Qué posibilidades tenemos de ganar, realmente? —Cuestionó Naruto mientras seguía corriendo tras Sasuke, sabía que era más veloz que él, podría interceptarlo en algún punto especialmente sí no disminuía su marcha, pero por mucho que intentará no pensarlo sabía que estaba en una mala situación, el dolor y el cansancio hacían casi inútiles sus brazos, por no hablar de que tenía muy poco chakra para sus propios estándares.

— No son las mejores —Admitió el zorro con una mueca aburrida, claramente a él no le importaba realmente sí la misión iba bien o no— Probablemente lo mejor sería que fueras a un hospital y te drogaran con morfina, pero no soy médico, mucho menos humano, solo estoy adivinando en base a lo que he visto con mis otros jinchuriki—Considerando lo que Naruto sabía del medicamento, y teniendo en cuenta el dolor que le hacía creer que enloquecería, sí, podría creer que necesitaba esa medicina.

— Objetivamente, ¿Qué tan mal están mis brazos? —Oh, el dolor era enloquecedor, recorría todo su cuerpo y cada fibra de su ser como fuego, pero era un maldito terco que se negaba a caer desmayado como su cuerpo le pedía solo para ignorar el dolor hasta que tuviera a Sasuke arrodillado y roto haciéndole pagar. Precisamente el dolor es lo que le mantenía tan platicador con su demonio interno, era una gran distracción para evitar el dolor, o ignorarlo.

— Incluso sí físicamente están bien, acabas de experimentar la perdida de seis brazos, los humanos hasta donde recuerdo solo pueden perder dos y eso suele bastar para enloquecerlos o matarlos de dolor —Explicó el biju sin mucha importancia, aunque eso explicaba por qué los brazos del rubio seguían caídos pese a llevar varios minutos corriendo, el dolor no disminuía ni un poco— Siendo honesto, ya que tuve que reconstruir tus brazos lo mejor sería no usarlos pronto..., ni siquiera sé sí podría regenerarlos sin abusar del camino Asura...

— ¿Crees que la aldea me deje medio matar a Sasuke unas cuantas veces mientras lo reconstruya después con el camino Naraka? —Tenía que seguir en movimiento, seguir hablando, sí se permitía tener la mente lo suficientemente despejada de cualquier cosa entonces sentiría el dolor y entonces caería desmayado, se agarraba de su consciencia con uñas y dientes.

— Por sí las dudas hagámoslo aquí fuera unas cuantas veces, sí preguntan es que no se quedaba quieto —Objetó el zorro con una sonrisa, no solo estaba particularmente conversador porque estaban hablando de una de sus cosas favoritas, atormentar Uchihas, sino porque sabía del estado de su jinchuriki, podía sentirlo, y no pensaba perderse la oportunidad de lastimar a un Uchiha.

Ei se sentía nervioso, odiaba sentirse nervioso, porque no sentía nervios con cualquier cosa, cuando sentía nervios le recordaba a cuando su padre azotaba su culo después de alguna cagada, asociaba los nervios a cuando su batallón estaba por sufrir un ataque muy peligroso en mitad de la guerra, lo asociaba a esos momentos en que su aldea estaba en una amenaza, no sabía el nombre del sentimiento que sentía que era casi idéntico a los nervios solo que sin que su instinto le hiciera saber que algo andaba mal, pero los diferenciaba únicamente por el instinto que le preocupaban. Había creído, había confiado, en que solo estaba tenso, en que esos nervios que sentía podían esfumarse sí dedicaba un día a relajarse; Había ido al gimnasio, había dedicado horas a su cuerpo, se había bañado con Yugito (Tenían una peculiar relación en la que ambos se ayudaban a satisfacer sus necesidades sexuales y a liberar tensión, pero estaban lejos de poder llamarse amantes, colegas con beneficios quizás sería el mejor ejemplo), más concretamente había recibido una "ducha de lengua" por parte de Yugito, quien tenía una fijación oral muy notable, y ahora estaba en el sauna con la polla semi dura porque la tensión no le permitía mantener una erección incluso cuando Yugito le estaba haciendo una mamada, normalmente esto le permitiría seguir durante semanas de arduo y estresante trabajo con cierta calma, pero ahora no había podido disfrutarlo en lo más mínimo.

— Voy a detenerme, claramente no estás en esto —Se quejó la kunoichi mientras se levantaba para recostarse al otro lado de la sauna— Debí habérmelo imaginado en las duchas, normalmente te corres solo con eso al menos una vez ¿En qué estás pensando que te tiene así? —Cuestionó de malas, algo normal porque, aunque Yugito podía llegar a terminar solo con lamer a su... compañero, no disfrutaba sí su presa estaba frígida como paleta helada.

— Naruto Uzumaki —Gruñó la causa de sus nervios recientes, y odiaba aún más que sentir nervios odiaba que fuera por un mocoso que podría matar fácilmente.

— Por favor dime que no estabas pensando en él mientras te hacía una mamada —Se burló Yugito antes de rodar sobre su espalda para comenzar a verlo fijamente— Porque sí bien entiendo que un gennin ya es mayor de edad, lo siento demasiado joven para ti, sin contar que es un chico comprometido~ —Otra burla acompañada de una sonrisa felina, intentando aminorar la presión que tenía su amante— Ni un grito por mi descaro, vaya que estás mal —Se quejó al darse cuenta de que el hombre no parecía dejarse llevar por las burlas.

— Estoy de acuerdo, es demasiado joven, inexperto, frágil, un jonin bien entrenado podría matarlo y casi con seguridad no podría defenderse —Enumeró aquello sin siquiera cambiar su expresión— Pero ese mismo mocoso que podría morir en cualquier segundo pudo defender su aldea de una invasión desde varios frentes al mismo tiempo, con gran éxito, una amenaza en ciernes, hace más de un mes cuando lo volvimos a ver en Konoha había aprendido el hiraishin, los ojos de dios, con el más poderoso biju dentro y con la posibilidad de guardar el odio de un demonio —Paso a enumerar lo que realmente lo ponía nervioso, lo que su cerebro no le permitía ignorar, cómo ese mocoso ya era un shinobi reconocible por mérito propio incluso cuando estaba lejos de pasar del nivel chunin, incluso cuestionando si su posición era merecida— Y debo dejarlo seguir, arriesgarme a que se convierta en un problema del mundo, que cuando sea realmente una amenaza para todos ya sea demasiado tarde para poder encargarse de él, pero hasta donde sé el chico solo es amable y un pacifista ¿Qué piensas? —Era un pensamiento que no podía compartir con muchos, sabía que no podía compartirlo con Bee, se pondría del lado del mocoso, sí lo compartía con alguien que no fuera de su extrema confianza estaba seguro de que sería la burla de la nación, preocupado por un mocoso.

— No soy una buena candidata para pedirle su opinión sobre esto —Admitió ella con una mirada frustrada, cuando notó que Ei la miraba fijamente no pudo evitar enarcar una ceja antes de bufar— Ei, yo también soy un jinchuriki, ¿Crees que no lo entiendo? Estoy con Bee en este barco —Proclamó sin pena alguna haciendo decaer a su kage, mismo que se acababa de dar cuenta de que los shinobis en los que más confianza tenía eran los dos jinchurikis y Darui, y sospechaba que Darui sería mejor oyente para él.

— ¿Acaso soy el único que lo ve así? —Cuestionó con frustración, empezaba a creer que estaba siendo paranoico.

— ¿Qué esperabas que pensáramos los jinchuriki? —Cuestionó ella con un tono de molestia evidente— Es uno de nosotros, uno de nosotros que no odia al mundo, que creé en la posibilidad de paz, en que todos podemos llevarnos bien sin dejar de ser individuales —Señaló mientras la frustración se volvía más evidente en ella— ¿Es poderoso? Sorpresa, todos los jinchuriki lo somos, él tiene un kekei genkai que se considera divino, pero su capacidad para iniciar una guerra es más nula que la de una papa, pero no te vi tan preocupado con Yagura que es un líder militar que puede iniciar una guerra y mira que Bee y yo tenemos opiniones no muy positivas de ese sujeto —Argumentó con una expresión cada vez más molesta, y ese en realidad era un muy buen punto ahora que Ei lo pensaba— Me he quedado callada sobre mi opinión confiando en que entendías que sí era la opinión de Bee también era la mía, y sí quieres otra prueba de que él chico no es el demonio encarnado, lo que por cierto como jinchuriki considero muy insultante, su mayor interés en otras naciones es sobre cómo nos diferenciamos porque lo encuentra interesante y lo aprecia y le emociona, lo que sabrías sí hubieras escuchado a Karui quien estaba diciendo que ese chico bien podría volverse un embajador —Gritó al final antes de cerrar los ojos, respirar unas cuantas veces para calmarse antes de levantarse.

— ¿A dónde vas? —Cuestionó Ei por mera curiosidad en lugar de intentar que se quedara, después de esa discusión seguramente ella necesitaba apartarse de él para calmarse, y él lo entendía y respetaba.

— Vi cómo Omoi se nos quedó viendo mientras te daba una ducha de lengua allí, veré sí él es un compañero de "juegos" más animado que tú en estos momentos —Argumentó sin pena, lo que tenía sentido ya que Ei sabía que ella tenía el mismo trato que tenía con él con otros hombres, principalmente Bee.

— Ponlo un poco nervioso y hazlo un poco público, ya es hora de que el chico se convierta en hombre —Sugirió con un encogimiento de hombros.

Kimimaro podía admitir fácilmente que estaba siendo más presionado de lo que esperaba, aún no era necesario para él pasar a usar la marca de maldición, pero ciertamente podía ver cómo terminaría teniendo que utilizarla, también le permitió hacer una medición aproximada del verdadero nivel del futuro pupilo de Lord Orochimaru (Porque no era tan iluso como para creer que lo había encontrado fresco y descansado), había entendido vagamente cómo funcionaba el poder del chico, una mezcla de lectura de labios, suposiciones y deducciones, también había podido adivinar parte de la planeación del equipo adversario hasta ahora: El Uzumaki tenía seis poderes separados, cada uno digno de ser un kekei genkai único por mérito propio, y parte de su poder era poder usar los seis al mismo tiempo. Ya que había dejado a "Naraka" es que dedujo el número (Después de todo conocía lo suficiente de las teorías de la vida y la muerte para conocer la rueda de la rencarnación), y también dedujo que había dejado otros dos para enfrentar a Sakon, Ukon y Tayuya, y que por cualquier motivo no podía usar otros dos (Quizás algún tiempo de enfriamiento o algo así), y debido a que "Naraka" se mantenía apartado, al punto de que era una silueta entre los árboles, debía suponer que no era una habilidad ofensiva, y esta era parte de la razón por la que estaba teniendo problemas:

Aunque había asumido que el clon estaba solo para prestar servicio al final del combate (Aparentemente tenía una habilidad curativa, probablemente la que interesaba a Lord Orochimaru), todo su entrenamiento le impedía desconectar la presencia de ese clon, no solo porque podía sentir su presencia sino por lo diferente que se veía, mientras que el original había transmitido un sentimiento artificial mientras usaba uno de esos curiosos poderes este emitía una sensación poco humana, pero no igual, parecía menos humano y más demoniaco o monstruos: Los ojos hundidos como sí no hubiera dormido en semanas, su cabello estaba mucho más poblado, revuelto y agitado, lo suficientemente largo como para que le quedara a la altura de los hombros y se lo amarrara en una cola de caballo baja, sus dedos eran más parecidos a garras y sus dientes (Que podía ver ya que estaba sonriendo) le hacían parecer un animal salvaje en medio de una cacería, dientes y colmillos parecidos a agujas que brotaban por fuera de la boca, una presencia no muy humana, no muy viva, quizás por eso es que no podía ignorar su presencia incluso cuando aparentemente era un médico, y al no poder ignorar su presencia es que su atención estaba dividida entre él y el sujeto en ropa verde con el que ahora peleaba.

— Creo que no nos hemos presentado formalmente —No pudo evitar mencionar mientras saltaba para atrás para evitar el golpe, sus ojos fijos en su nuevo adversario, observando, analizando— No puedo evitar notar que hay algo raro en tu forma de pelear.

La postura de este tipo era la de alguien que pasaba horas diarias entrenando para mejorar, para ser mejor, alguien que estaba en el camino de convertirse en un maestro temible en su disciplina, la técnica, la precisión, todo estaba allí, seguramente este tipo estaba por la labor de convertirse en un maestro, pero había algo raro, algo que contrastaba enormemente con toda la experiencia que este chico claramente tenía, pero le estaba faltando fuerza y velocidad que un maestro tendría para este punto, no era débil ni mucho menos, pero claramente discordante.

— Soy Rock Lee, el renovado y ahora guapisimo de Konoha —Se presentó con una sonrisa emocionada, orgullosa— Y sí, hasta hace poco estaba en un estado debilitado, el precio por recuperarme debilitó un poco mi estilo y no he tenido el tiempo para recuperar la fuerza perdida —Explicó como sí él no pudiera notar lo que estaba mal con confesarle esto a su adversario, pero Kimimaro no pudo evitar empatizar, él mejor que nadie entendería un estado de fragilidad en la salud que hacía que las habilidades de uno fueran menos que perfectas, casi le hacía querer enfrentar a este chico en su mejor momento por respeto como peleador— Sé que es una falta de respeto como artista marcial no darlo todo en una pelea, y quiero disculparme sí te hago sentir así, pero que sepas que me tomó muy en serio este combate —Aseguró con una sonrisa.

— Soy Kimimaro Kaguya, y como alguien que padece una enfermedad debilitante entiendo tu sentir, sí necesitas detenerte para tomar algún medicamento hazlo con confianza, no seré descortés —Aseguró en un extraño gesto de amabilidad y honor entre peleadores, una que solo estaba dando debido a las semejanzas entre los dos, quizás un último acto de amabilidad y gentileza del hombre que normalmente era sin algún deber de por medio.

— Agradezco tu cortesía, y te la devuelvo, peleemos hasta que nuestros corazones estén saciados —Proclamó el joven, esto era algo raro y nuevo para él, por primera vez en mucho tiempo es que sentía esta emoción, claro, había sido algo parecido a lo que había sentido en su combate contra el futuro pupilo de su señor, pero en este momento, en este instante, no había ataduras ni deberes, ya había hecho todo lo que habría podido, su cuerpo no pasaría de las próximas horas y lo podía sentir, pero este nuevo sentimiento le emocionaba, no la sed de sangre, la emoción por la batalla, algo que había visto en sus parientes cuando era más joven, pero que no había comprendido hasta ahora, sin poder evitarlo una sonrisa apareció en su rostro.

Ahora que estaba sacrificando su vida, sabiendo que moriría más pronto que tarde, enfrentando a un oponente como pocos que era tan parecido a sí mismo, con el que podía empatizar, es que sentía su sangre bombear y arder de un modo como el que su clan siempre quiso que aprendiera y abrazara, sería su último movimiento y lo sabía, pero pocas veces antes se había sentido tan vivo y feliz. No necesitaron decirse más palabras, no más muestras de respeto como enemigos, se lanzaron al mismo tiempo para enfrentarse al enemigo que había llamado su atención, Kimimaro no sabía qué tanto había visto este chico hasta ahora, ni le importaba, con la sangre ardiendo solo había una cosa por hacer, pelear.

Rock Lee se avergonzaba profundamente de haber llegado tan tarde, les había perdido la pista durante un momento y por desgracia bastó para perderlos, lo que le permitió volver a encontrarlos fueron los gritos de dolor, llegó justo a tiempo para ver a Naruto perder seis extremidades (Debido a que Gaara le había triturado un brazo y una pierna, y algo más, tenía una idea del dolor que su amigo estaba sintiendo, y reconocería admirado que estaba sorprendido porque no se desmayará en ese instante), así que en realidad estaba muy consciente de la amenaza que era su oponente, incluso para cuando él intervino había hecho retroceder casi todos sus huesos, un kekei genkai sin lugar a dudas. Sabía que estaba débil, le habían hecho saber que, aunque ahora podría usar ninjutsu y genjutsu (Le gustaba la posibilidad, pero no tenía la intención de aprender más allá de lo básico, sería un maestro en taijutsu y lo demás era irrelevante), esto había tenido por precio debilitar su taijutsu al punto en que seguramente no podría abrir las puertas internas pronto hasta que se acostumbrara y retomara su fuerza, incluso abrir la primera puerta podría ser más de lo que estaba preparado en este momento, pero no le importó, sintió su corazón latir con fuerza emocionado, la primavera de su juventud ardiendo emocionado igual que lo había hecho contra Gaara, este era el enfrentamiento entre dos guerreros que habían seguido el camino de Asura, el camino de pelear hasta las últimas consecuencias y lo harían con una sonrisa.

En un parpadeó estuvieron uno frente al otro, todo apuntaba a que Lee daría una patada apuntando a su hombro con toda la intención de dislocarlo o romperlo, Kimimaro aceptó recibir ese golpe porque le daría la oportunidad perfecta de cortar la garganta de su enemigo con su brazo contrario, pero en el último segundo la pierna desapareció en un borrón de velocidad para patearlo en la pierna para tumbarlo al suelo, pero el Kaguya hizo una vuelta mientras retrocedía los huesos en las palmas de sus manos para tener sus manos libres para aterrizar sobre estas e impulsarse para atrás justo a tiempo para evitar otra patada que se había cronometrado perfectamente, casi como si estuviera coreografiado, mientras se preparaba para aterrizar vio a Lee lanzarse hacia el frente con toda la intención de conectar dos fuertes puñetazos contra su pecho, pero con habilidad practicada aterrizó retorciéndose lo suficiente para evitar los golpes mientras dejaba que cuatro huesos salieran de ambos brazos, afilados y largos, no igualaban la altura de la punta de sus dedos nada más por milímetros, atacó al vientre con un movimiento ascendente, pero el chico de verde logró esquivarlo dando un paso para atrás, justo a tiempo para que Kimimaro se lanzara para arriba con su brazo contrario (Que tenía huesos idénticos del brazo contrario) apuntando a los ojos de su enemigo, pero este giró y saltó haciendo volteretas para evitar el ataque y ganar distancia, ambos tenían sonrisas salvajes en sus rostros.

— Un estilo directo, casi predecible, pero impresionante, favoreces tus piernas —Señaló Kimimaro, pero no estaba recriminando, era un admirador, reconociendo las fortalezas de su adversario, y lamentándose que su anterior combate no pudiera ser uno que le permitiese hacer lo mismo, era algo que estaba seguro podría haber sido muy divertido.

— El tuyo es inusual, como sí tuvieras muchas cuchillas, favoreces tus brazos —Devolvió con una sonrisa, eran opuestos e iguales, sí, podían verlo, reconocer que parte del cuerpo favorecía cada uno no significaba que la otra fuera más débil o frágil, solo un idiota lo consideraría— Desearía poder pelear todo el día, en serio, pero vi el estado en el que dejaste a mi compañero y necesitará todo el apoyo que pueda recibir, así que apresuraré esto solo un poco —Proclamó con una sonrisa orgullosa.

Y aunque alguien podría considerar esto como un insulto, especialmente cuando ambos estaban disfrutando del combate, era solo una afirmación, una advertencia, de que ya habían dejado de lado las presentaciones y los calentamientos, que habían pasado el nivel en el que otros menos hábiles ya habrían perecido, y Kimimaro estaba dispuesto a recibirlo con los brazos abiertos, sí tenía que utilizar la marca de maldición para esta batalla creía que tendría un orgasmo, una última oportunidad de darlo todo, de dar hasta el último punto de su poder en una pelea, quería morir peleando, sus cuerpos destrozados en la batalla, el ganador solo designado por el momento en que el cuerpo de uno de los dos cediera, sabía que lo más probable fuera él debido a su estado, pero eso solo significaba que debía apurarse sí quería tener ese éxtasis, era virgen, pero creyó que así se sentiría hacer un "Rapidito mañanero", así que quería sentirlo, el choque de los cuerpos como amantes, quizás sí no estuviera emocionado buscaría comparaciones que sonaran menos sexuales.

— Vamos, Rock Lee, ambos lo dijimos, daríamos todo en este combate, quiero ver hasta qué punto has llevado tu cuerpo —Proclamó mientras dejaba que la marca de maldición se extendiera hacia sus brazos y su cuello, apenas parecía diferente a un tatuaje común, una sonrisa en su rostro que para cualquiera parecería tétrica o siniestra, pero para Lee, un peleador del camino Asura igual que él, solo veía la sonrisa emocionada y alegre de un hermano peleador.

Lee desató las vendas en sus brazos, no estaba seguro de que usar el loto escondido fuera una buena opción debido a la peculiar habilidad de su adversario, pero como artista marcial sabía que no todo eran golpes de manual, lo que los diferenciaba de un aprendiz era pensar fuera del manual sin dejar el estilo al que habían dedicado su vida creando nuevas técnicas y haciendo al estilo crecer, así que no descartaba que las vendas y ataduras sirvieran para agarres y tirones. Se lanzó para delante, comenzando a correr alrededor de su adversario para formar una especie de remolino. Sabía que no era recomendable abrir las puertas sin haber recuperado debidamente su fuerza, había sido la principal señal que le había dado Tsunade, pero como peleador no podía faltarle el respeto a su enemigo al no intentarlo. Las vendas se lanzaron, enroscando y atrapando a su adversario como una momia, tirando de esas vendas se lanzó hacia Kimimaro usando dichas vendas como ganchos de soporte. También era plenamente consciente de que su adversario no se dejaría golpear tontamente y podía predecir sus ataques un poco como el propio Lee hacía con él (Era difícil predecir los movimientos cuando los ataques podían venir de cualquier parte del cuerpo de su adversario) y se preparó para un golpe al hombro con toda la intención de dislocar la extremidad (La densidad de sus huesos era más cercana al acero o al diamante por lo que no creía que pudiera romper los huesos) y en el último segundo cambió ligeramente su peso y dirección esperando...

Kimimaro notó al instante a dónde se dirigía el ataque inicial, una réplica de su ataque anterior, en cualquier otra situación habría sacado huesos desde su hombro para contener la extremidad para golpear posteriormente, pero supuso que sería igual que la vez anterior, así que los huesos en lugar de brotar de su hombro, espalda y pecho surgieron de sus piernas mientras aumentaba su densidad para no ser tumbado, incluso había comenzado a agacharse para apuñalar donde predecía que sería el nuevo ataque, pero resultó que esa fue otra finta, no para atacar en un lugar más bajo, sino para que Kimimaro bajara la guardia en el lugar de ataque real, justo el lugar que había parecido atacar al principio, su hombro. Uno pensaría que debió ser obvio, que debió defender las dos, pero los humanos buscan patrones, fue imposible para Kimimaro no asumir en ese instante, con segundos para tomar una decisión, no asumir que sería igual que la vez pasada, la fuerza repentina le dislocó el hombro (Lo supo al instante, conocía demasiado bien su esqueleto), pero antes de que pudiera reaccionar desapareció y atacó por la espalda lanzándolo en dirección contraria, jalando con sus vendas para que sirvieran como un resorte que lo regresará hacia él, justo a tiempo para recibir un par de puñetazos contra su torso, golpes rápidos que retrocedieron justo a tiempo para evitar los huesos que habrían detenido la extremidad y habrían cortado a su usuario.

— Primera puerta; puerta de la apertura —Kimimaro escuchó a Lee quien ahora estaba de cuclillas, una expresión de dolor mezclada con emoción y satisfacción, y eso mismo emocionó al Kaguya— Segunda puerta, puerta del descanso —Gruñó antes de apretar los dientes y lanzarse a la refriega una vez más.

Lee había sabido que no era buena idea usar las puertas sin haberse recuperado correctamente, pero había sobreestimado su estado, solo con abrir la primera puerta le había hecho sentir que estaba muy por encima de su nivel, que se arrepentiría de haberla abierto sin cuidado, y ese arrepentimiento solo creció tras abrir la segunda puerta, supo en el momento que era lo más que podría abrir hasta que se recuperara por completo, suponiendo que sobreviviera a este combate y que sus músculos pudieran aguantar el castigo que vendría por haber hecho esto, también supo que, sí no derrotaba a su enemigo con este movimiento tendría un problema muy serio porque dudaba que pudiera moverse después, tendría minutos si acaso, no más.

Desapareció para atacar la pierna que no había reforzado con huesos exteriores, solo la inmensa velocidad que tenía es que le permitió hacerlo lo suficientemente rápido como para que el otro no pudiera reaccionar, le siguió una patada justo en el centro del pecho para empujarlo hacia arriba, empujar, no golpear, ya que el costillar seguía sirviendo como un escudo muy agresivo incluso cuando el golpe los hizo crujir, otra parada, esta vez con la pierna contraria, una tras otra, teniendo que girar y retorcerse para evitar los propios giros por parte de Kimimaro quien intentaba sin demasiado éxito perforarle la cabeza, cuando la distancia fue la correcta envolvió a su oponente con sus vendas antes de desaparecer en un borrón de velocidad para aparecer arriba de él, y en ese momento el que fue tomado por sorpresa fue él: el Kaguya hizo crecer una gran cantidad de huesos por todo su cuerpo a alta velocidad antes de comenzar a girar aprovechando los giros que le había dado la venda para convertirse en un remolino de cortes y cuchillas óseas, esta vez no pudo evitar el golpe, especialmente porque fue arrastrado por sus propias vendas para recibir el ataque, más allá de varios cortes por todo su cuerpo, cortes que ninguno era demasiado profundo o en algún punto vital como su garganta, pero le cortó el movimiento y con ello las puertas internas, lanzado por el aire hasta chocar con un prado de tierra quemada que suponía había sido golpeada por un jutsu antes (De Naruto, seguramente).

— Fue tú último intento Lee, lo entiendo y lo respetó, por eso te daré una muerte rápida —Proclamó mientras dejaba que los huesos retrocedieran, notando al instante como las repercusiones de esos ataques habían limitado la movilidad de Lee de golpe, estaba un poco triste y decepcionado de que no lo hubiera logrado forzar a la segunda etapa, pero por un breve momento había estado cerca del clímax, sí tuviera que hacer una comparación; Acababa de ser dejado con las bolas azules en este combate— Adiós, Rock Lee de Konoha —Y con esas palabras se lanzó con toda la intención de perforar el cráneo del chico.

Ayame ya extrañaba a Deidara y eso que el chico se había marchado de regreso a su pueblo el día anterior, se había encariñado con el joven y estaba esperando el día que regresara, incluso se lamentaba no haberle preguntado el nombre de su pueblo para poder ir a visitarlo (Ella no lo sabía, pero esa bien podría ser la última vez que viera a Deidara, al menos fue la última antes de que supiera la verdad), incluso se habían permitido cerrar Ichiraku por un día en lo que buscaban alguien más que pudiera ayudarles o para que pudieran mentalizarse a que ya no tenían a un buen trabajador, también estaban un poco tristes de tener que ser ellos quienes le dieran su despedida a Naruto (Quien claramente se había vuelto el mejor amigo de Deidara dentro de la aldea, Ayame incluso podría confundirlos con hermanos con lo parecidos que eran, y con el mismo humor).

Había creído que sin Deidara podría detener las fantasías sexuales al ya no tener al protagonista o coprotagonista de estas para alimentar la fantasía, pero se equivocó, desde la noche anterior teniendo sueños, fantasear durante las comidas, durante las siestas recibir sueños, llegando tan lejos como para fantasear mientras había trabajado el día anterior, quizás parte de la razón por la que no había abandonado sus fantasías era porque el chico, en su apuro por irse, había olvidado parte de su ropa, ropa sucia que no había tenido tiempo de lavar, que iban desde camisetas interiores, hasta calcetas y ropa interior, ropa que solo encontró ya que estaba arreglando el cuarto que el chico había estado utilizando para darle algún uso, y, en contra de su mejor juicio (Porque sabía que su padre podría llegar buscándola si se tardaba demasiado) eso la había llevado a como se encontraba en estos momentos; Desnuda sobre la cama que el chico había estado utilizando, apretando la ropa interior contra su rostro, inhalando el almizcle y el olor que había dejado, mientras su mano bajaba por su cuerpo cediendo a los deseos que había estado teniendo por un largo tiempo, moviendo sus dedos dentro de ella.

— Deidara... Naruto... —Gimió, olvidando la realidad, olvidando que estaba en un cuarto dentro de su restaurante de ramen, abrazando la fantasía:

Ambos chicos desnudos y dormidos uno al lado del otro, desparramados y sus extremidades enroscándose en una maraña (Ayame no sabía por qué le era tan fácil imaginarse a ambos juntos y desnudos incluso sí cualquier cosa pervertida en sus fantasías se las hacían a ella y no entre ellos), acercándose a ellos, acariciando sus miembros hasta ponerlos duros e intentar mamar ambos a la vez sin demasiado éxito, el presemen de ambos escurriendo dentro de su boca, o ambos desnudos en el restaurante de ramen (Tampoco le preguntes por qué estarían desnudos en un restaurante) y ella mamando sus pollas desde debajo del a mesa, totalmente desnuda (Tampoco le pregunten por qué estaría desnuda en su restaurante de ramen, la única respuesta posible es por cachonda), o ella comiendo sobre los cuerpos desnudos de ambos rubios, siendo pintada por Deidara mientras Naruto la follaba, arrodillada a los pies del rubio mayor mientras los frotaba contra su cara.

— ¿Quizás sí escribo sobre esto dejaré las fantasías atrás? —Susurró sabiendo ya que no podía permitirse seguir por esta corriente de pensamientos, ya le era difícil mirar a alguno de los dos rubios a la cara, incluso le estaba dando problemas para comer porque casi todas sus perversiones involucraban comida o el trabajo, tenía que encontrar un modo de apartar esos pensamientos de su mente...

Es cierto que Kimimaro estaba ligeramente decepcionado ante el corto, pero intenso, combate contra Lee, pero estaba feliz por la intensidad, especialmente dado que él mismo no tenía mucha esperanza de vida restante, minutos, ni siquiera una hora, así que, aunque le habría encantado alargar la batalla hasta que su corazón dejase de funcionar no estaba a favor de intervenciones, así que no estuvo muy feliz cuando un remolino de arena lo apartó mientras recogía a Lee del suelo con una nube de arena hasta posarse junto al nuevo peleador, un chico pelirrojo sin cejas con una gran calabaza de arena en su espalda.

— Te recuerdo más rápido y fuerte —Voz áspera y tranquila por parte del nuevo participante, por la forma en que hablaba Kimimaro no podía evitar sentir que había sido él quien había llevado al de verde a su situación debilitada— Estoy deseoso de verte cuando te recuperes por completo, estoy seguro de que será algo impresionante —Añadió mientras levantaba una pared de arena justo a tiempo para detener las falanges que había disparado— ¿Acaso no sabes que es de mala educación interrumpir? —Cuestionó con un tono tranquilo y calmado que solo hacía que las palabras sonaran más socarronas y descaradas— ¿Puedes seguir peleando? —Cuestionó antes de girarse a mirar al de verde.

— No puedo, abrir las puertas fue una idea incluso peor de lo que pensé, después de recuperarme aún tengo mucho entrenamiento que hacer para recuperar fuerzas —Admitió Lee con una mueca, podía odiar tener que quedarse quieto, pero estaba muy seguro de que su nivel se había reducido significativamente, había sido impulsivo y confiado— No me gusta guardar rencor, ni siquiera contra alguien que me ha hecho sufrir tanto, pero ¿Podrías encargarte tú? —Admitió con una mueca, aun recordando al monstruo sediento de sangre contra el que se enfrentó en los exámenes.

— Por supuesto, en nombre de la deuda que tengo con Konoha pienso acabar con este tipo —Aceptó el pelirrojo sin inmutarse, seguramente ya planeando encargarse de esto él mismo.

No hubo ni un instante de duda, ni un segundo de honor o de preparación, cualquier gesto que mutuo respeto como el que habían demostrado Lee y Kimimaro entre sí había sido olvidado y despreciado, un torrente de arena atacó a su oponente viciosamente, la arena convertida en olas que perseguían al Kaguya a toda velocidad, el chico claramente no perdió el tiempo ni se quedó quieto para recibir el ataque que seguramente lo aplastaría, con movimientos de piruetas y saltos evitaba los golpes, en una actuación que a Lee le encontraba parecido a algún baile, complicado, elegante, pero con movimientos que buscaban desperdiciar la menor cantidad de energía con cada movimiento, y en cada movimiento que hacía volvía a disparar sus falanges de diez en diez intentando atravesar la defensa del pelirrojo que actuaba al instante para defender al jinchuriki de la arena de los proyectiles óseos, mientras la distancia se hacía más y más prominente entre los dos se estaba volviendo evidente que ninguno de los dos parecía ser capaz de romper este punto muerto entre los dos; Gaara era incapaz de golpear a su oponente debido a su velocidad y agilidad que le permitía escapar de su ola de arena, mientras que Kimimaro no podía romper la defensa del pelirrojo porque esta se movería al instante para interceptar los ataques sin importar para dónde apuntara o que tan aleatorio intentara apuntar.

— Un verdadero punto muerto —Susurró Kimimaro para sí mismo, incluso cuando seguía en la distancia, en un lugar desde el que parecía improbable que pudiera atacar, no había desviado su atención del clon del Uzumaki, su atención puesta en su adversario pelirrojo y en Lee— Es muy bueno en ataque a distancia, y su defensa es perfecta —Notó con una mueca, sí bien podía presumir de ser un peleador destacado en todas las distancias la verdad seguía siendo evidente que era más un peleador a corta distancia y se estaba viendo superado en ese terreno por su enemigo— Pero, sí debo adivinar, su fuerza cuerpo a cuerpo debe ser muy deficiente —Era un alivio, pero la verdad es que le animaba muy poco porque no tenía forma de acercarse.

Sabía que, por norma general, que mientras más variedad de habilidades obtuvieras menos lejos podrías llegar en las disciplinas que habías decidido seguir, un artista marcial que practicaba dos estilos podría incluso crear un estilo mixto, ser muy fuerte, pero nunca tendría el dominio de aquellos que solo se concentraban en uno, el viejo lema de que el que mucho abarcaba poco apretaba, pero siempre existían excepciones, o personas con tanto potencial que podían permitirse abarcar tantos caminos con tanta profundidad de un modo tal en el que las personas normales jamás podrían abarcar o dominar, ni siquiera imaginar, algunos dirían que los tres sannin eran ejemplos de esto, maestros en cada disciplina que habían decidido seguir, dignos de reconocimiento más allá de lo normal, Chiyo de Suna, la legendaria marionetista estaba en el mismo saco, y sospechaba, por lo que había visto hasta ahora, que el nuevo aprendiz de Lord Orochimaru era igual, solo le quedaba esperar, o confiar, en que su oponente no sería uno de esos extraños casos atípicos.

— Empiezo a entender por qué tú y Naruto no pudieron vencerlo, especialmente en el estado debilitado en el que ambos se encuentran —Murmuró Gaara con su mirada fija en su adversario mientras seguía con su plan, había sentido de primera mano la fuerza de Lee y el poder bruto de Naruto, sí estuvieran en su mejor estado probablemente este tipo no tendría oportunidad, o estaría mucho más herido de lo que se encontraba— Odio a este tipo, me trae muy malos recuerdos —Gruñó, los ojos aguamarina fijos en la figura del bailarín de huesos.

No era tan hipócrita como para decir que la actitud, la mirada, la oscuridad, de este tipo no le era familiar, no era diferente a la que él mismo había tenido hacía apenas unos pocos meses, la misma mirada que había visto en los ojos de Sasuke Uchiha, la misma oscuridad que había comenzado a nacer en el Hyuga (Cuyo nombre Gaara no lograba recordar), y la misma desesperación que había visto en atisbos en Naruto, esa necesidad de hacer que tu existencia fuera validada, que el mundo no pudiera ignorarte ni fingir que no existías, que merecías tu lugar en el mundo, de buscar una razón por la que vivir, no tanto en buscar razones para no morir sino para buscar, para encontrar qué es lo que podías hacer para que incluso cuando desaparecieras de este mundo contra el enemigo insuperable, el tiempo, serían recordados, ser extrañados por alguien, que alguien les tuviera en mente, y por eso estaba odiando a Kimimaro, le recordaba su propio periodo oscuro, un periodo del que solo había salido gracias a que había tenido la suerte de encontrarse con su hermano en carga, un hermano más allá de la sangre o las naciones, mismo que había iluminado la senda del Hyuga antes de que se uniera a ellos en esa oscuridad, pero de algún modo, quizás porque al final era claro que ninguno de los dos se sentía feliz de estar junto al otro, no había funcionado con el Uchiha. Así que tener que enfrentarse a alguien que era como él lo fue no era agradable, era enfrentarse a un monstruo, pero lo que era menos agradable era que no quería acabar con la vida ajena, no solo porque había encontrado un nuevo valor para la vida desde su derrota, sino porque sentía que le estaba fallando, a su oponente, a Naruto, a él mismo, él había podido cambiar su rumbo porque se encontró con las personas adecuadas y sentía que él tenía que regresar el favor, no hacia la persona que lo salvó, sino al mundo, salvar un alma como la suya había sido salvada. Y lo que le hacía odiar aún más a su adversario era porque sabía que solo tenía un camino, matarlo, no solo por la deuda que tenía, no solo por la persona a la que estaba protegiendo, no solo por el mismo, también por él, por Kimimaro, porque ya que no podía salvarlo como salvaría a un amigo, lo salvaría con la única forma en que podías darle paz a alguien con esta mentalidad, el abrazo de la muerte.

— Que jutsu tan interesante tienes —Admitió Kimimaro con una mueca, intentando desestabilizar a su adversario, pero las palabras no alteraron ni un poco, Gaara siguió atacando con la misma ferocidad— Pero no puedes hacer nada sin tu arena ¿Cierto? —Si el halago no funcionaba intentaría desestimarlo.

— Puede ser —Aceptó con un sorprendente nivel de tranquilidad pese a estar admitiendo su debilidad— Pero mientras la tenga puedo hacer lo que quiera, lluvia de arena —Una nube de arena que no había visto hasta ese momento comenzó a disparar balas de arena, y justo antes de que pudiera esquivarlo se dio cuenta de que tenía los pies atrapados en el suelo por arena— O puedo hacer más, no es que me quede sin ella —El tono un tanto burlón demostraba que había estado preparando esto desde antes.

Rock Lee tenía un lugar privilegiado para ver un río de arena excavar en la tierra hasta perderse bajo esta, todo mientras aún usaba su arena para atacar, defender, y mantener quieto al propio Lee su control y precisión era algo que incluso Kimimaro tenía que aplaudir, sin perder tiempo ahora que su rival estaba retenido la arena se arremolinó sobre él, desde debajo de sus ataduras de arena, a su alrededor desde la ola de arena que lo había estado atacando, desde arriba la nube de arena, toda esa arena se lanzó para envolverlo.

— Me atrapó —Admitió el Kaguya para sí mismo antes de cerrar los ojos para pensar— Si lo uso ahora acortaré incluso más mi esperanza de vida, pero si no lo hago me vencerán, y de todas formas ya no me queda tiempo —Dejó que la marca de maldición se extendiera por su cuerpo, consumiéndolo y debilitándolo al mismo tiempo que lo empoderaba.

— ¡Ataúd de arena! —Y justo a tiempo y con una postura que Lee encontraba aterradoramente familiar el ataúd creado por la arena se comprimió intentando apretar y aplastar a su oponente a reducirlo a nada, buscando pulverizar a su presa de una forma que Lee conocía demasiado bien— Que duro..., que densos deben ser sus huesos —Notó en los breves instantes que tardó en darse cuenta de lo que estaba pasando.

Atravesando el ataúd de arena, emergiendo como un muerto viviente que escapa de su tumba salió de la arena, partes de su piel se habían caído y desprendido, cortado y perdido, debajo de los lugares que debía estar ocupando la piel había huesos, su piel manchada por la marca de maldición extendiéndose por todo su cuerpo, la mirada que les estaba dando a ellos, que les estaba dirigiendo a sus dos oponentes, era una que Gaara sabía que se había posado en sus propios ojos alguna vez, la mirada que Lee había visto cuando vio la defensa de Gaara romperse en su propio combate, la mirada de un monstruo que había encontrado algo que podía hacerle frente, a otro monstruo, algo que podía negar su existencia, su vida, era algo aterrador, al mismo tiempo que impresionante, algo que admirar y odiar en partes iguales.

— Cuanta presión, si no hubiera hecho una membrana de hueso debajo de mi piel habría quedado irreconocible... —Admitió Kimimaro desde su lugar— Te subestime, y ese es un error que no pienso volver a cometer —Ignoraría voluntariamente que sería porque ya no le quedaba tiempo de vida para que hubiera una segunda ocasión.

— Que habilidad tan curiosa, propia de un monstruo —Sabía que muchos que lo escucharan podrían considerarlo palabras hipócritas, pero no lo eran, no del todo, no porque no supiera que él mismo era un monstruo, pero la palabra monstruo ya no significaba lo mismo para Gaara— Tsunami de arena —Susurró mientras hacía posiciones de manos, la tierra a su alrededor convirtiéndose en arena al tiempo que se volvían oleadas de arena.

Kimimaro era un monstruo, del mismo modo que Gaara lo había sido, o lo era, alguien que había caído en la oscuridad en busca de llenar la soledad y el vacío, de encontrar un sentido o una razón a su existencia, eligiendo un camino sangriento y violento en el que nada más que aquella voluntad a la que se habían aferrado con desesperación alguna vez en lo que casi podría considerarse un berrinche infantil, porque sí perdían esa razón, sí perdían esa "verdad" entonces significaría que nada de lo que pasaron había tenido una razón real, que fueron víctimas, que lo que vivieron estuvo mal, y en lugar de querer cambiar las cosas prefirieron aceptar esa oscuridad para sentirse más seguros, sentir que tenían un lugar, Gaara no podía iluminar el camino de esta persona, no en esta situación, pero le daría una piedad, saber que había otros monstruos por allí, otras personas que incluso sí nunca se conocieron lo habían entendido, fue el consuelo que se dio Gaara a sí mismo mientras terraformaba el terreno, casi como sí lo convirtiera en una extensión del desierto, un oasis invertido, una pieza del desierto en medio de la pradera y el bosque, Kimimaro no tuvo nunca una oportunidad de evitar un ataque tan masivo como ese, muy pronto se vio envuelto y aplastado por la arena, ¿Y el camino Naraka que estaba en ese lado del territorio? Gaara no sabía cómo había aparecido a su lado, probablemente con el mismo jutsu que utilizó para aparecer en la oficina del Hokage en un destello negro, el hiraishin.

— Con esto sí que debe de estar acabado ¿No? —Cuestionó Lee mientras miraba la ahora llanura desértica frente a él.

— Todavía no, aún no usa la siguiente fase del sello de maldición, eso le dará un poder aterrador —Por primera vez desde que apareció en este lugar para esta batalla el clon del camino Naraka habló, sus ojos fijos en algún lugar de la arena, como si estuviera esperando algo— Todos lo han hecho hasta ahora, y él no será diferente —No es que no creyera que pudieran matar a uno de estos tipos antes de que usaran eso, pero claramente eran capaces de elegir el momento en que debían usarlo para sobrevivir, y ya que este tipo parecía ser muy superior a los otros cuatro no dudaba que tuviera dicha habilidad.

— Entonces acabemos con él antes de que llegue a ese punto —Gruñó Gaara antes de poner sus dos manos sobre la arena enviando una rápida, pero potente oleada de chakra— Ataúd masivo de arena —Y en ese instante la arena comenzó a compactarse, buscando enterrar, literalmente, vivo a su adversario.

— Sigue vivo... y ya recurrió a la siguiente forma —Murmuró el clon del camino Naraka mientras comenzaba a apartarse y rokudo cambiaba a la forma de dicho camino, una guadaña y un rosario. ¿Cómo había sabido eso? Estaba usando la octava consciencia, el original quería desconectarse de cualquier otro clon para poder concentrarse en la batalla que estaba por venir.

— Una bestia herida y desesperada jamás se rinde, lucha hasta que su cuerpo no puede más o mueren luchando —Reconocía muy bien el tipo de pensamiento que había detrás de esas personas, el mismo fue una, podía recordar cómo se sintió cuando su defensa había sido rota, lo que sintió cuando lo arrinconaron— Lee, Naruto, prepárense, las cosas se pondrán salvajes —Susurró, pero nada lo preparó para lo que iba a ocurrir.

De la arena, como un zombi que sale de la tierra, o un tiburón que asoma su aleta en la superficie del agua, una cola de un color café que se mezclaba en un tono grisáceo, siguiendo el camino de la columna brotaban placas o espinas de hueso, se levantó antes de emprender la carrera hacia ellos, de sus brazos brotaban espinas de hueso, de los hombros pasaba lo mismo, de sus costillas, el cabello se había vuelto gris y unas extrañas marcas negras estaban sobre, y debajo, de los ojos de su oponente, mismos ojos que se habían vuelto de un siniestro tono amarillo/dorado, sí bien parecía ser más lento que en su forma anterior podían sentir en la presencia de Kimimaro que su poder había aumentado considerablemente, a un punto en que comparar a los dos sería comparar el día y la noche, y ninguno de los tres tenía ninguna oportunidad de acabar con él sí lograba acercarse lo suficiente para dar un golpe. Gaara, el único en el grupo que tenía una pequeña oportunidad de frenarlo antes de que llegara movía sus manos como si intentara atrapar algo en el aire, la arena en el suelo levantándose, intentando encerrar al Kaguya en otro ataúd de arena, pero siempre, en el último segundo se movía para evitar la captura, y la distancia entre los cuatro cada vez se hacía más corta.

Kimimaro, quien claramente había seleccionado a Gaara como la verdadera amenaza entre todos los presentes, atacó de frente con un golpe (El clon pese a no haber enfrentado al ninja que manipulaba su osamenta perse, no podía evitar sentirse atacado ante la diferencia de estilos con los que había atacado), pero Gaara levantó una pared de arena entre los dos con la intención de frenar el golpe, algo que al final no funcionó porque igualmente fue mandado a volar de un golpe con el hombro cuando Kimimaro atravesó la defensa, Lee parado prácticamente al lado del atacante estaba quieto, impresionado de que pudiera atravesar la defensa del chico pelirrojo, Naruto, al otro lado, simplemente se apartó mientras tenía una mirada perezosa en su rostro, la guadaña que sostenía parecía más con la intención de servir como una especie de bastón en lugar del arma que realmente era.

— ¿Eso es todo lo que puedes hacer con tu defensa final? —Cuestionó Kimimaro sin poder evitar notar cómo Naruto había vuelto a hacer su truco de desaparición para aparecer junto a Lee, usando el mango de su guadaña para frenarlo.

— Claramente estás demasiado confiado con la segunda forma de tu sello de maldición, no eres diferente al resto de tus compañeros —Señaló el rubio de apariencia fantasmal mientras con una mano apuntaba al pelirrojo quien ya se estaba levantando las heridas hechas por los grandes huesos de Kimimaro reparándose de su armadura de arena— No es por apurar, pero estoy muy seguro de que las batallas contra los otros dos del sonido no deben tardar mucho en terminar, y sí debo apostar vendrán aquí en busca de tratamiento, lo mejor es acabar con él —Mencionó con una expresión increíblemente tranquila.

— Ya me cansé de tanta arena, incluso si muero no puedo irme sin acabar con ustedes primero —Y en ese momento las cosas se hicieron más grotescas, la primera vertebra debajo del cuello comenzó a brotar como el mango de una espada de la espalda de Kimimaro, antes de agarrarla para comenzar a tirar y lentamente sacar el arma, una lanza de hueso.

Naruto se preguntó brevemente sí los nervios de este tipo no existían, o sí parte del kekei genkai le permitía ignorar la evidente incomodidad que debía provocar el tocar su propio hueso, al mismo tiempo vio cómo Kimimaro ondeaba su arma nueva para demostrar que no era solo una lanza, también era una especie de látigo que se enroscó alrededor de Gaara, mismo que al ver el ataque venir uso su arena para envolverse en un capullo para protegerse del ataque, otra cosa que Naruto no pudo evitar cuestionar era qué tan rápido regeneraba sus huesos porque, aunque Naruto no era médico, estaba seguro de que debió haberse quedado incapaz de moverse después de arrancarse la columna vertebral.

Con ambos oponentes de frente cada uno hizo el siguiente movimiento, Kimimaro hizo crecer los huesos de su brazo izquierdo para formar una lanza espiral de gran tamaño, al mismo tiempo que Gaara ponía entre los dos, apretando con firmeza la columna vertebral que lo retenía, un tanuki de arena gigante para que recibiera el ataque, Naruto y Lee habían aceptado su nueva posición como espectadores sin problema alguno, ambos mirando sin sorpresa ni preocupación el choque entre la lanza y el escudo, ambos íntimamente informados de la resistencia del escudo del pelirrojo, por lo que tampoco se sorprendieron al escuchar los primeros crujidos, ni les sorprendió que tras unos momentos la lanza se hubiera roto en pedazos.

— Por lo que sé de Kiri, me preguntó cuántos de los tuyos quedarán para preservar este kekei genkai cuando mueras aquí y ahora —Cuestionó Gaara sin inmutarse, habiendo predicho este resultado desde el momento en que reunió los minerales más duros de esta tierra para su defensa.

— Puede que tengas razón, mi cuerpo está muy maltrecho, y conmigo morirá el clan Kaguya —Admitió Kimimaro quien no pudo evitar escupir sangre en mitad de sus palabras— Pero no importa, seguiré con vida, porque no estoy solo, mi existencia ha sido subsumida a las ambiciones de Lord Orochimaru, y una parte de mi vivirá dentro del corazón de Lord Orochimaru, para siempre —Afirmó sin una pizca de duda y Gaara sintió lástima.

— Orochimaru te engañó por completo, pobre títere —No porque no pudiera empatizar con los sentimientos del chico es que sentía lástima, sino porque los entendía, había sido engañado para vivir bajo la fantasía de que sería recordado por alguien que lo veía como una ficha, algo de usar y tirar cuya vida no tenía valor alguno, un falso cielo, un falso recuerdo que probablemente se habría olvidado tras unas horas, esos fueron los pensamientos de Gaara mientras la tierra bajo Kimimaro se convertía en arenas movedizas y lo enterraran en lo profundo de la tierra— Te enterraré tan profundo en la tierra que la presión no te dejará mover ni un dedo —Se despidió.

— Estoy impresionado, y aterrado, de las habilidades y tenacidad de este chico —Admitió Naruto mientras apuntaba a un lugar en la tierra, usando la octava consciencia para observar a su enemigo, seguramente— No sé lo que trama, pero su último movimiento es... brutal —Esa fue la advertencia que tuvieron los otros dos, lo que sirvió para que Gaara los elevará a todos en nubes de arena lo suficiente sólidas y firmes como para hacerse pasar por suelo.

Ese momento justo fue en el que el lugar convertido en desierto se llenó de huesos, como cuchillas blancas, huesos crecieron, emergiendo del suelo como árboles de madera muerta, a una velocidad y suficiente para que, de no haber actuado en el momento en que actuaron, todos hubieran sido empalados por aquellas lanzas blancas, Naruto miró hacia algún punto en la lejanía, un punto en el que los otros dos sabían que no era en la dirección en la que el original había partido.

— ¿Qué ocurre, Naruto? —Cuestionó Lee, temiendo lo que ocurriría, para este punto, incluso cuando estaban muy seguros de que ese había sido el último movimiento por parte de Kimimaro, con el lugar convertido en un bosque de osamentas se movieron lentamente hasta la orilla de dicho bosque hasta que pudieran aterrizar de forma "segura" en el suelo, al lado de esos árboles de hueso.

— Soy necesario, el rito de la restauración será necesario hoy —Susurró mientras volvía a activar la octava consciencia una última vez, colocando la cuchilla de su guadaña en el suelo para que el rey del infierno se materializará frente a él— Rito de la restauración, restauración superior —Proclamó mientras juntaba sus manos en posición de rezo.

Gaara y Lee se miraron entre sí sin poder evitarse cuestionar las acciones del rubio, solo para que en ese momento ocurrieran varias cosas simultáneamente; el aire a los lados del clon Naraka se distorsionó en ondas antes de que en un destello negro aparecieran cinco cuerpos, al mismo tiempo Kimimaro brotó de uno de los "árboles" de hueso, todo esto, mientras, simultáneamente el rey del infierno abría su boca.

— ¡Él me dio...! —El grito de Kimimaro fue ahogado cuando las lenguas/manos del rey del infierno salieron disparadas con una de estas enroscándose en la cintura del Kaguya antes de tirar de él y meterlo dentro de su boca de golpe, al mismo tiempo que hacía lo mismo con Kiba, Shikamaru y Tayuya.

— ¿Planeaste eso? —Cuestionó Kankuro al camino Naraka, porque eso había parecido extrañamente coreografiado para ser mera casualidad, al menos en opinión del marionetista.

— Kankuro, para este punto creo que debo admitir algo, llevo toda la jodida misión improvisando, esto no es diferente —Admitieron al mismo tiempo todos los clones, incluso los que aparecieron después (Deva y Preta), no hacía falta señalar lo siniestro que se veía ver a los cinco clones hablar al mismo tiempo.

Los cuatro clones restantes pusieron sus manos sobre la espalda de Naraka, transmitiendo su chakra, compartiéndolo para garantizar que las cuatro personas a restaurar serían restauradas correctamente, aunque, quizás, no debería intentar curar a Kimimaro dado lo peligroso que era, pero para este punto Naruto no podía detener al rey del infierno que estaba curando a todos al mismo tiempo, y hacerlo detenerse los detendría a todos, sí, esto podía terminar muy mal.

Kimimaro abrió los ojos mientras un oscuro y siniestro calor se sentía en su pecho, se encontraba en un lugar negro, espeso, como si estuviera siendo enterrado en brea, serpientes recorriendo su cuerpo desnudo sin vergüenza, pero no podía importarle menos el lugar dónde se encontraba ni lo que le estaba pasando, frente a él se encontraba Orochimaru en un trono, dicho sannin se levantó de su asiento para comenzar a caminar hacia él.

— ¿Estoy soñando? ¿Alucinando en mis últimos momentos? —Cuestionó Kimimaro, sabiendo muy bien que sin importar el poder que tuviera el sannin no habría podido borrar todo el dolor y cansancio que estaba sintiendo, y mucho menos haber aparecido allí de improvisto.

— No, Kimimaro —Negó el sannin con una sonrisa viperina brotando en su rostro— Todo es gracias al viejo regalo que te di, la marca de maldición —Aclaró mientras colocaba su mano sobre el pecho de Kimimaro, justo sobre la marca de maldición de la tierra— Contiene una parte de mi espíritu para conectarte por siempre a mí, requirió más esfuerzo del que creí, pero me permitió comunicarme contigo —Explicó el hechicero serpiente subiendo la mano para posarse en la mejilla del de cabellos blancos.

— Lo lamento, Lord Orochimaru, al final no pude cumplir con mi misión —Se lamentó el Kaguya cuando decidió que quien estaba frente a él realmente era su maestro— Moriré sin haber cumplido mí razón de ser.

— No tienes que disculparte, Kimimaro —Alivió el sannin mientras una sonrisa siniestra se formaba en su rostro— Sasuke-kun viene a mi voluntariamente, y confió en que no matará a Naruto-kun, más bien, no podrá hacerlo —Aclaró mientras esa sonrisa suya no hacía más que crecer— Pero tengo una nueva misión para ti —Notificó.

— Pero, Lord Orochimaru, mi cuerpo inútil ya no puede más, yo fallé... —Admitió el joven al borde del llanto, un niño que sentía que había decepcionado a su héroe— Me faltan segundos para morir... —Aceptó su propia mortalidad con gracia, su pena no provenía de que moriría, sino por haberle fallado al hombre frente a él.

— No debes preocupar, en este momento estás dentro del rey del infierno, una invocación especial del rinnegan que tiene el poder de curar —Aclaró Orochimaru con confianza ¿Cómo lo sabía él? Permanecería en un misterio para Kimimaro— Cuando salgas, si todo es cómo yo he supuesto, entonces tu cuerpo estará como nuevo, y ahí podrás cumplir la misión que te voy a encomendar —Prometió el sannin con una sonrisa, una sonrisa que se extendió más al ver el brillo en los ojos de Kimimaro, la emoción de ser útil una vez más.

— ¿Eso significa que podré volver a servirle? —Kimimaro necesitaba una confirmación de tal milagro.

— Si, y no —La respuesta trajo más preguntas al Kaguya, pero el de cabellos blancos no interrumpió a su maestro— Sé que tarde o temprano Naruto se dará cuenta de que no puede crecer más dentro de lo que Konoha le permita, incluso si viaja y aprende está siempre lo limitará —Aseguró el sannin con confianza en la voz, de forma que ni siquiera te atreverías a cuestionarlo— Y cuando él lo note yo estaré allí para recibirlo con los brazos abiertos —Las palabras dichas mientras abría los brazos, como si fuera a darle un abrazo— Ahí es donde entrarás tú, Kimimaro, no solo podrás guiarlo llegado el momento, necesitaré que lo protejas, que nada detenga su crecimiento para que al final venga a mí, incluso debo pedirte que te asegures de que el programa de restauración de clanes de frutos con el clan Uzumaki, sería ideal para que algún día yo tenga un cuerpo con el rinnegan —Pidió el hombre mientras ponía su mano sobre la cabeza de Kimimaro— Haz lo que debas hacer, no pienses en el precio, solo en el resultado —Sentenció el hombre serpiente con una sonrisa extendiéndose más y más— Naruto-kun será mi aprendiz, el que, en caso de mi muerte, o cuando me superé, tomará mis ambiciones y deseos, quien será como un hijo para mí del mismo modo que Kabuto lo es, así que recuerda, Kimimaro, las ambiciones de Naruto-kun son mis ambiciones, es tu señor del mismo modo que yo ¿Qué me dices, Kimimaro? ¿Aceptas la encomienda? Incluso cuando tendré que dañar parte de tu memoria a través del sello de maldición para que no pongas en peligro todo mi trabajo —Cuestionó mientras retrocedía un paso y extendía su mano de forma tal que tendría que extender la mano y aceptarla para ser levantado.

— Por supuesto, Lord Orochimaru, yo me aseguraré de que su aprendiz crezca como usted quiera hasta que llegue el momento en que pueda cobijarlo bajo su ala —Aceptó Kimimaro mientras se levantaba para estrechar la mano del sannin, y en cuanto el apretón de manos se dio una serpiente morada surgió de la marca de maldición para comenzar a morderlo, y con cada ataque de ese reptil de chakra sus memorias sobre su tiempo con el sannin se hacía más y más borroso.

Horas después fue lanzado al exterior de la boca del rey del infierno junto a los cuerpos de Shikamaru, Kiba y Tayuya, los tres habían llegado de algún modo a un hospital, probablemente el central de Konoha...


El capítulo ese completó, y aquí estamos, honestamente creí que no alcanzaría las 10,000 palabras, y al final tuve que acortar algunas partes para mantenerlo en las líneas, ya en el siguiente se dará la batalla entre Sasuke y Naruto, quizás abarque dos capítulos enteros, pero no estoy prometiendo nada porque sé que podría equivocarme incluso cuando ya tengo algunas cosas planeadas, Ahora, técnicamente, aunque en tiempos hay bastantes imperfectos, los últimos cuatro capítulos han sucedido casi simultáneamente, mientras que el siguiente ocurrirá parte en este y parte separado del resto cronológicamente.

¿Por qué puse algunos momentos subidos de tono en este capítulo? Desde hace tiempo quería poner a Ei en una escena semejante de paranoia, pero no encontraba el modo, así que decidí ponerlo por fin, y lo subido de tono fue por pura diversión propia, y un modo de bajar un poco la tensión que el resto del capítulo podría haber generado, díganme sí lo prefieren así o mantener el mismo nivel, al final haré lo que se me dé la gana, pero quiero escucharlos.