Morgan Prince es el nombre que lo deja sudando frío cuando Dumbledore la presenta como una nueva alumna que llegó de la Academia Beauxbatons.

Severus Snape la odia por el simple hecho de tener la posición que le pertenecería si su madre no se hubiera casado con el patético intento de hombre que es Tobías Snape.

Su magia y el apellido de su madre habían sido su mayor orgullo, pero ahora una de estas cosas le había sido quitada.

Mientras la chica era clasificada a Slytherin y Severus intentaba por todos los medios no levantar la vista del libro para fulminarla -evitando delatar sus verdaderas emociones sobre su presencia-, no se percató de los ojos mirándole brevemente.

Ni siquiera imaginaba lo que pasaba por la cabeza de nueva integración a su casa, aunque acertaba al pensar que ella tenía pensamientos concernientes a él.

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Black y Potter eran unos idiotas que casi y le habían silbado, lanzando comentarios coquetos, pero en el instante en que el Sombrero Seleccionador gritó Slytherin ambos cambiaron por completo su actitud como si nada hubiera pasado, mirándola con desconfianza, considerándola una amenaza latente.

No estaban muy equivocados. Ella era peligrosa.

Y estaba muy conforme con su selección. Después de todo, ya no era solo el apellido, ahora estaría aún más de su objetivo.

Ella solo podía imaginar las posibilidades que le brindaría dormir bajo el mismo techo, aun si las mazmorras era una zona que despreciaba con el alma debido al maldito de su padre, Morgana haría ese sacrificio con tal de obtener el objeto de su interés, ese que le hacía sentir una reina rodeada de bufones.

Había visto al chico en una palangana encantada para la vigilancia y solo le había servido para comprobar que no su trabajo no sería muy difícil.

Sonrió con gusto por dentro, mientras por fuera trataba de verse amable y dulce.

Hace mucho tiempo que no sentía tanto gusto de ver a un príncipe.

Empezaría siendo su amiga. Podría bastar con sus encantos para atraerlo, pero si no, ella sabía que si hay algo a lo que este chico no podía resistirse era la magia desconocida y difícil. En realidad, la idea era que él le pidiera enseñarle. Ella lo haría con gusto.

Ojalá pudiera revivir al viejo Lord Prince solo para que vea lo que intenta hacer con su legado y que le de un infarto otra vez al verla a ella, su hija adoptiva que solo adoptó porque sabía quién era y debido a eso la nombró heredera de su fortuna. Al menos el patético hombre sirvió para algo: le dio toda la información sobre Severus Snape para que ni intente respirar en su dirección, pero ella usó eso para asegurarse de todo lo contrario.

Por supuesto, Morgana nunca esperó que tendría que entrenar a su futuro esposo en magia antigua y artes oscuras, pero la magia tenía sus formas extrañas de actuar.


Lord Prince: El hijo de mi hija es este, para que no vaya a confundirse y saludarlo.

Morgana: ¿Que me case con él? Ok.

A Morgana no le gusta que su ¨padre¨ le diga qué hacer XD