POV: Arion Sherwind

El fin de semana pasó rápido para Arion. Tenía muchas ganas de poder jugar al fútbol de nuevo, sin tener que preocuparse de revoluciones o salvar el futuro. Por fin podría jugar a su verdadero fútbol.

Durante ese par de días, tanto él como el resto de jugadores de su equipo estuvieron entrenando duramente. Tenía suerte de que la mayoría eran del Raimon, por lo que ya tenían una buena sinergia entre ellos, pero tendrían que desarrollarla con el resto también, sobre todo teniendo en cuenta que principalmente formaban la delantera, y sería complicado marcar algún gol si no se encontraban en perfecta sintonía. Él no era tan buen capitán como Riccardo, ni podía dirigir a los jugadores como él lo hacía, pero sí que sabía motivarlos como era debido.

Finalmente, el lunes había llegado. El partido no empezaba hasta el mediodía, pero ya desde bien temprano había ido a la rivera del río a entrenarse. Poco después, conociéndole bien, JP, Adé y Lucian se unieron a él.

En un momento del entrenamiento, pudo ver a Aitor pasando cerca, pero, tras quedarse mirándolos unos segundos, siguió su camino. Él iba a invitarle a practicar un poco con ellos, aunque por ese día fueran rivales, pero no le dio tiempo antes de que ya se estuviera marchando corriendo. Arion no quiso seguirle, pues suponía que habría quedado con sus compañeros de equipo para entrenar o hablar de tácticas antes de que comenzase el partido.

Cuando ya hubieron tenido suficiente, se hidrataron bien, secaron su sudor, y se dirigieron juntos al estadio Camino Imperial, donde tendrían lugar los 3 partidos. Poco a poco, el resto de su equipo llegó al vestuario, y antes de que se dieran cuenta, ya estaban saliendo al campo para jugar aquel primer partido.

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—¡Y comienza el primer partido de selección del Nuevo Inazuma Japón con el saque de centro de Tezcat! —Anunció con su ánimo habitual Chester Horse, el comentarista del partido, y parecía que también del Raimon, pues llevaba comentando sus partidos desde los días del club del entrenador Evans.

Hablando de él, se había colocado en el banquillo, listo para dar cualquier orden táctica que fuera necesaria, aunque contaba con que Arion pudiera dirigir el partido por su cuenta. Por su lado, Axel ocupaba el banquillo opuesto, observando al equipo B jugar.

Poco a poco, gracias a varios pases, la delantera del Equipo A se adentró en el campo rival, colocándose en la banda del mediocampo.

—Lucian lleva el balón, y se encuentra de frente con Bradford Ash, que originalmente ocupaba posición de delantero, pero recientemente ha empezado a jugar como centrocampista.

-¡No pasarás de aquí! —Dijo Brad, preparándose para lanzar la primera supertécnica del partido. —¡Dientes de Roca! —De pronto, unas piedras emergieron de la tierra, cortando el paso al delantero, y arrebatándole el balón. —¡Hermano, tuya!

—¡Ahora es el Equipo B el que sube a la delantera, encabezada por Langford Ash!

El delantero estrella del Kirkwood avanzaba veloz por el campo, esquivando a los miembros del Equipo A que trataban de cortarle el paso. Sin embargo, por delante de él se colocaron Arion y Adé, evitando que pudiera continuar.

—¡Ash, aquí! —Dijo Bailong, pasando por su lado, esperando recibir un pase. Sin embargo, en lugar de eso, Langford trató de pasar el balón hacia delante, evitando a los centrocampistas del Raimon, aunque sin mucho éxito.

—¿Qué habrá ocurrido? —Se preguntaba Arion, mientras iban moviendo el balón hacia delante. —Bailong tenía el paso libre. Quizá tendría otra jugada en mente…

Pronto, el balón llegó hasta Kimmy Kyrk, frente a la portería del Equipo B.

—¡Cabezazo Bazuca! —Gritó él, elevando el balón y lanzándolo con gran fuerza y velocidad hacia delante.

—¡Centro de Gravedad! —Respondió Cinquedea, creando un pozo gravitacional que absorbió el balón, deteniendo el tiro.

—¡Muy bien, chicos! ¡Ha faltado poco! —Dijo Arion, animando a su equipo. —A la próxima, marcaremos seguro. —El resto de sus compañeros contestaron casi al unísono, emocionados por seguir jugando. Sin embargo, el capitán del Raimon no pudo evitar fijarse en las caras de sus rivales. ¿Por qué estaban tan poco sincronizados?

Cinquedea comenzó a mover el balón hacia delante, tratando de encadenar pases a través de la defensa y del mediocampo. Sin embargo, estos estaban desincronizados, y eran muy torpes. Claramente, el equipo B no estaba jugando al máximo de su nivel. Rápidamente, el balón acabó de nuevo en la delantera contraria, esta vez, con Tezcat listo para chutar.

—¡Davy! ¡Como lo practicamos! —Gritó Tezcat, mirando a su lado. Como pudieron observar los defensas del equipo B, el capitán de la Cala Pirata había subido también, y ahora se encontraba al lado de Tezcat. —¡Zero Magnum! —Gritaron los dos al unísono, realizando esa técnica.

El portero trató de repetir su supertécnica de parada, pero aquel tiro fue demasiado poderoso, y entró en la portería, poniendo un tiro por delante al equipo A. Arion miró a sus compañeros, que celebraban el gol. Le alegraba ver que su entrenamiento había dado sus frutos. Sin embargo, de nuevo, el equipo B portaba expresiones de rabia o tristeza al ver cómo habían sido superados por sus rivales. Arion estaba confuso, pero se dispuso a continuar jugando.

El primer tiempo continuó, con Lucian marcando un gol más gracias a su Estrella Oscura, mientras que Arion logró llegar a la delantera y marcar con un Tiro Vendaval. Poco después de eso, el silbato sonó, simbolizando la mitad del partido, con el marcador 3-0 a favor del Equipo A. Sin embargo, el capitán no podía evitar sentirse mal, al ver cómo sus compañeros y rivales no estaban jugando sincronizados. De hecho, parecía que estos ni siquiera habían jugado juntos antes de aquel día. ¿Significaría esto que ninguno de ellos formaría parte de la selección nacional?

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POV: Aitor Cazador. Tres días antes.

Cuando Aitor escuchó su nombre como uno de los candidatos a pertenecer a la selección nacional, casi no pudo contener su alegría. Este era el momento que había estado esperando. Por fin podría demostrar lo que valía. Jugaría esos partidos con todas sus fuerzas, y se aseguraría de tener un hueco junto al equipo.

Tras la ceremonia, buscó a sus compañeros. La mayoría ya se habían ido, pero pudo encontrar al que había sido elegido como el capitán, Quentin Cinquedea.

—¡Capitán! —Gritó, haciendo que el portero se girase. —Menos mal, pensaba que ya se habían ido todos. ¿Dónde vamos a entrenar?

—¿Entrenar? —Replicó extrañado. —Que te quede claro, chico. Esto no es un equipo. Los 11 somos rivales. Las plazas son limitadas, y no todos pasaremos. Por lo tanto, no voy a perder mi tiempo ayudando a que mis rivales sean más fuertes. —Tras eso, se dio la vuelta, y continuó caminando.

—Pero… no podremos ganar el partido trabajando por separado. Necesitamos estar unidos, ser un equipo…

El capitán no se paró a contestar, pero emitió un sonido molesto. Las esperanzas de Aitor de ser elegido disminuían rápidamente. ¿Cómo sería cualquiera de ellos elegido si no eran capaces de trabajar unidos?

Aún así, no quería rendirse. Si el resto de su equipo iba a ir a ganar sólo por sí mismos, se aseguraría de que él no se quedaría atrás. Su superior de pelo color chicle se había quejado por haberse estado sobreesforzando durante los entrenamientos… Eso no iba a ser nada en comparación a todo lo que iba a trabajar ahora. Tenía dos días y medio para reforzar todas las partes de su entrenamiento.

El día del partido había llegado, y Aitor se dirigía al estadio. De camino, pasó por la ribera del río. Allí, Arion, Adé, JP y Lucian se estaban entrenando. Por unos segundos quiso acercarse a ellos, y pedirles jugar… Pero no se lo podía permitir. Sabía cómo era su capitán, y que le regañaría por los pocos descansos que se había tomado en los últimos días. Y seguro que también le acabaría metido ideas raras en la cabeza, como que ese no era su verdadero fútbol, que nada de esto tenía sentido si no se lo estaba pasando bien, y que lo importante es disfrutar con tus compañeros. Sí, seguro que le hubiera dicho algo como eso… Y tenía razón.

Sin embargo, el partido comenzó, y, como era de esperar, el equipo era un desastre. Mientras que el rival estaba sincronizado, daban pases precisos y se movían al unísono, ellos parecían más peonzas que alguien había tirado al campo: Moviéndose sin ton ni son, y chocando unos contra los otros.

Además, aunque había entrenado tanto, sentía su cuerpo muy pesado, y que no le respondía como él deseaba… ¿"Aunque"? No, ese era el motivo. Había forzado tanto su cuerpo, sin dejar apenas tiempo a sus músculos para que se recuperaran, que todo el cansancio se acumulaba en sus brazos y piernas. Un par de veces, trató de alcanzar a los jugadores rivales que trataban de marcar, pero le superaron antes de que pudiese siquiera procesar lo que había ocurrido. Y, entonces, les marcaron un gol… Y luego otro. Iban perdiendo por dos. Aitor se detuvo, y observó a sus compañeros desde su posición. Todos estaban demasiado pendientes de sí mismos. No se miraban entre sí, no pensaban jugadas en común. Aquello no era un partido entre 2 equipos… Sino entre 12. Y uno de ellos tenía una clara ventaja.

—¡Fei! —Gritó Aitor, acercándose a su compañero. —Esto va mal, así no vamos a ser capaces de ganar nunca.

—Lo sé… Cada uno está jugando a su propio juego. Pero no vamos a poder convencerles de que trabajen juntos.

—Puede que no. Pero sólo necesitamos una jugada para darle la vuelta a este partido.

—¿Tienes algo en mente?

—Creo que sí.

—Yo te sigo. Pero primero hay que hacerse con el balón.

Tras la conversación, Aitor regresó a su posición original. El partido había continuado en esos minutos, pero el equipo estaba tan descompensado que la ausencia temporal de dos jugadores no había hecho ninguna diferencia.

—¡El Equipo A vuelve a adentrarse en el campo rival! Por ahí va Arion Sherwind, regateando entre Bradford y Houdini. —El comentarista narraba alegremente el equipo, seguramente ignorante ante el mal juego que estaban realizando, o quizá trataba de quitarle importancia. Arion se colocó frente a Aitor, sonriendo, mientras trataba de superarle.

Sin embargo, necesitaba que esta táctica saliese bien. Realizó su Red de Caza, evitando el avance de su ex-capitán, consiguiendo por fin posesión del balón. Tras esto, comenzó a avanzar por el campo, mirando a Fei, que trató de acercarse a él y seguirle el ritmo.

—¡Aitor Cazador sale de la defensa! Parece que el equipo B está tan desesperado por marcar que están probando todo lo posible. —Aitor trató de ignorar ese comentario, justo cuando el mediocampo rival llegó a él.

Con una rápida mirada, localizó a las dos personas que necesitaría para llevar a cabo su plan. La primera era Fei, con quien ya se había puesto de acuerdo, y a quien le indicó que estuviera listo para recibir su pase. El otro era Sol Daystar, quien se encontraba en la delantera, y con el que habían jugado juntos hacía poco, en su viaje por el tiempo. Si había alguien con quien pudieran hacerlo funcionar, era él. Al tener el balón, sus ojos estaban puestos en él, así que con un gesto le indicó que siguiera avanzando por el campo, a lo que el delantero asintió, y echó a correr. El plan estaba ya en marcha. Podían hacerlo.

Rápidamente, pasó a Fei cuando Nemo le hizo una entrada, evitando que el Equipo A retomase posesión del balón. Intercambiaron un par de pases más, adentrándose bastante en el campo enemigo. Aitor se preparó para chutar hacia Sol, realizando un pase. Sin embargo, seguían en una clara desventaja. Sin darse cuenta, Remington se había puesto en su línea de tiro, y robó el balón.

—¡No os dejaré llevaros la gloria! —Dijo el delantero de la Royal. Sin embargo, mientras se regocijaba por su posesión, Roma, del equipo contrario, logró robarle el balón, y volvió a subir hacia la portería.

El balón volvió hasta Arion, y Gabi estaba demasiado arriba como para ser capaz de detener más su avance, provocando que este les marcara su tercer gol. Y, con ello, terminó el primer tiempo.

—Lo siento, Aitor. —Dijo Sol.

—No ha sido culpa tuya. El problema es este equipo. No podemos ganar un partido en el tenemos que jugar también contra nuestros compañeros.

—Estoy de acuerdo. —Dijo esto último Axel, levantándose del banquillo. —Vamos a realizar un cambio.

—Un… ¿cambio? Pero, señor Blaze, sólo somos 11 jugadores. —Replicó el defensa.

—No ese tipo de cambio. Quentin, quítate el brazalete. Aitor, durante el segundo tiempo serás el capitán.

—¿Y-yo?

—¡Escuchad! El fútbol es un juego en equipo. —Gritó el entrenador, provocando que su equipo, al igual que ciertos jugadores del equipo rival, le mirasen. —Y ahora mismo sólo estáis jugando por vosotros mismos. Espero que, a partir de ahora, hagáis caso a vuestro capitán. La selección nacional no necesita jugadores egoístas que solo piensan en ganar por sí sólos. ¿Ha quedado claro?

Hubo un silencio sepulcral, y todos miraron a Aitor. Esto era mucha presión… Pero era exactamente lo que necesitaba. Ahora sí que podría demostrar de lo que era capaz. Le enseñaría a Arion cómo era su verdadero fútbol.