Beteado por: kaceyHunter

Disclaimer: Harry Potter y sus personajes pertenecen exclusivamente a JK Rowling. Este escrito es solo una forma de compartir mi amor por Harry Potter y su mundo, no se ha ganado nada monetario por ello.

Comentario del autor: ¡Esto lo escribo después de que han roto mi corazón, al diablo! Asi que hay un montón de "Fluffy – Comfort", seré muy feliz si a alguien le ayuda tanta cursilería.

"Como te marca el corazón"

II. Sanación

Ronald Weasley, héroe de guerra, sangre pura perteneciente a los sagrados veintiocho y auror estratega en el Ministerio, espera el despertar de su joven amante con extrema felicidad y… ¡Rayos! Tener esa cálida piel expuesta para él, marcada ahora con su esencia Nundu, demostrando el éxito de la unión, lo está volviendo loco, necesita tanto besarle y complacer a su Dragón para demostrarle todo ese amor que durante tanto tiempo ha tenido que reprimir.

Pero suspira y espera, recostado en esa cama a su lado puede apreciar el rubio claro de sus pestañas, su ligero respirar, y por un instante le provoca llorar un poco, como un niño pequeño, porque al fin tiene aquello que su corazón tanto anhela y se encargará de que cada maldito segundo a su lado sea el más feliz para siempre.

Siente el ligero movimiento del rubio y sonríe, no puede esperar para ver la reacción del chico en cuanto sepa quién es, después de todo, el ritual efectuado para su unión era puro instinto salvaje y mágico, instinto sexual en su forma más básica, siente una ola de nervios, pero a la vez, se hace presente una repentina confianza venir de su criatura. Su Nundu le calma, sabe que a quien tiene a su lado ahora es suyo y posee la certeza natural de conocer que todo estará bien, porque ha encontrado su hogar.

Suelta un pequeño jadeo, ante él Draco Malfoy sonríe adormilado, con esa facilidad ridículamente hermosa que siempre han tenido cada uno de sus medidos movimientos, le mira y, está seguro de que en ese instante sus mejillas deben estar mas rojas que su propio e inconfundible cabello Weasley. La sonrisa de su Dragón se vuelve más expresiva, y por primera vez, puede perderse en el brillo de esos ojos que le han reconocido sin duda alguna.

– Sabia que eras tú. Gracias por venir por mí.

¡Joder! Ama tanto a este hombre y puede sentir, sin duda, la sinceridad del veela.

– Siempre mi amor, siempre te encontraré.

.

.

.

Los días cotidianos suelen, en su mayoría, ser días que pasan de forma automática. Levantarse, trabajar, regresar a un departamento vacío y tomarte las siguiente cinco horas para sufrir silenciosamente lo ridículo de la vida. Sin embargo, de alguna manera, algo ha cambiado maravillosamente esa rutina.

El último mes se la ha pasado pegado a su Dragón en aquel pequeño departamento Muggle. La vida es sorprendentemente sencilla, Ronald ha usado parte de la pequeña fortuna que ha ido juntando con el tiempo, para comprar pequeños obsequios y un montón de comida para el chico rubio, porque, en todo este mes, han estado comiendo cosas deliciosas, teniendo sexo y hablando un montón.

A veces hablan de tonterías superficiales y ambos han descubierto que tienen un gusto culposo relacionado con el humor negro y los chistes malos, así que en algún punto comenzarán algún mini concurso sobre quien tiene el peor material bromista y terminaran comiendo la cuidadosa cena que Ron ha preparado para la ocasión. Otros días las conversaciones evolucionan a un matiz más serio, mayormente porque ambos han sobrevivido a una guerra y Ronald ha desarrollado una insana necesidad de conocer el lado de las vivencias de Draco.

La última vez que la conversación termino en esos oscuros sentidos su Dragón lloró y él, mas que dispuesto le abrazo y acaricio ese suave cabello rubio para calmarlo.

– Por mi culpa William casi muere, me enteré poco después, pero no tuve el valor de ir hasta allí a disculparme, ¿Qué pasará si aún me odia, Ronnie?

Así que Ronald, en cuanto su Dragon cayo dormido esa noche, se levantó y tomo pergamino y pluma para escribir a su hermano y cuñada. Porque se lo había prometido, él crearía el lugar seguro que su pequeño rubio no había tenido hasta entonces.

.

.

.

Dos días mas tarde un nervioso Draco saltó en el apartamento en cuanto escucho el timbre sonar. No estaba molesto con Ronald por tener la idea de invitar a sus familiares, de hecho, tal vez por el vínculo que ahora compartían como pareja unida, podía sentir una amena felicidad por la visita. La feroz preocupación y el miedo por mirar al Weasley mayor no estaba ahí, como si el tener a Ronald de su lado fuese suficiente.

El timbre sonó una vez más, de nuevo salto, y de inmediato sintió los brazos de su propio Weasley rodearlo y calmarlo.

– Tranquilo cariño, si te hacen algo los muerdo – Soltó con confianza y una sonrisa juguetona el pelirrojo. Draco soltó una carcajada ante lo dicho.

– ¿En serio Sr. Weasley? – Le miro con travesura – Ningún marido mío tiene permiso de ir mordiendo gente, eso no es educado – Se giro juguetón y, encondiéndose un poco en su pecho soltó… - Solo puedes morderme a mí, idiota.

Decir que Ronald fue jodidamente feliz ante lo dicho por su rubia adoración estaba de más, pero sin duda, sintió que su corazón salto ante la perspectiva de morder a ese hermoso rubio más tarde.

– ¡Muy bien, tú ganas! Jugaremos a las mordidas más tarde, Dragón.

.

.

.

William Weasley y su compañera estaban cenando con su hermanito pequeño y, ahora sabia, su pareja vinculada. Inicialmente le había sorprendido un poco la carta en que Ronald le explicaba que ahora estaba vinculado a Draco Malfoy, asi como la breve explicación sobre que este mismo, era por herencia mágica un veela macho, los cuales no eran tan comunes, sino más bien un poco raros de encontrar. Su amada esposa Fleur Delacour, al contrario que él, escucho las noticias con gran emoción e insistió en preparar de inmediato una reunión con la pareja para escuchar en persona toda la historia.

Asi que aquí estaban, disfrutando de una deliciosa y tradicional cena Weasley con el, ahora vinculado, de su pequeño hermanito.

– Will… - llamo Fleur en voz alta y risueña a su marido – Deja de perderte en ti mismo querido, y ayúdame un poco aquí. Draco insiste en que lo mejor de los esposos Weasley es su talento innato en las artes de follar. – Soltó un quejido ante lo escuchado, preguntándose en qué momento habían llegado a ese tono de conversación – Pero yo insisto en que es ese absurdo pecho musculoso que tienen cuando hacen ejercicio, como tu hermano Charlie. ¿Quién tiene razón?

William se vio sobrepasado por un momento, claramente escucho a Ronald y Draco reír ante el tono exagerado de Fleur en sus afirmaciones - ¡Qué! Pero, estábamos hablando hace un minuto del bonito departamento que tienen aquí, ¿Cómo llegamos a esas preguntas? – soltó claramente avergonzado por ser pillado así de la nada.

Ronald se rio a carcajadas y Draco, aunque trato de contenerse no logro disimular la risa tampoco – Claramente se está burlando de ti, Will – soltó el Weasley menor limpiando las pequeñas lagrimas que la risa había provocado – Fleur te ha visto divagando y ha jugado contigo.

La mencionada solo miro con diversión a su marido y le sonrió, aprovechando para dar una pequeña explicación a su broma – Es solo que te he visto tan perdido en tus pensamientos… - tomo su mano con delicadeza y cariño - ¿Pasa algo?

El mayor correspondió el toque de su esposa y negó – No, solo pensaba en estos dos – se giro a mirar a la pareja frente a ellos y les sonrío de forma amable y ligera, Draco se sorprendió un poco ante ello, ya que era la primera vez que se veían y mantenía una conversación real con ese par – Mi hermanito ha crecido y ahora Draco Malfoy es su marido. – Se giro a mirar al rubio y sonrío – Malfoy, por favor haz feliz a mi hermanito.

Fleur se levanto conmovida de la mesa para abrazar a su marido, alabando en pequeños susurros su buen corazón. Del otro lado de la mesa Ronald abrazaba a Draco, transmitiéndole en pequeños susurros que todo estaba bien, y avanzarían juntos.

.

.

.

Más tarde, al despedirse en privado, William felicitaría a su hermano menor por encontrar a su propio veela y, le confesaría como buen hermano mayor, su tranquilidad al verlo sonreír otra vez.

.

.

.

No mucho tiempo después, Draco se dispuso a confesar su mayor temor a Ronald. Tenía el deseo de estar con este hombre, a quien ahora incluso su veela reconocía como su destinado, tenía la seguridad de estar enamorado y deseaba ir con su madre y hablar de todo lo que había pasado, pero para ello quería contar con el visto bueno del pelirrojo, así podrían ir ambos a la mansión con Narcissa y, podrían organizarse para conseguir un hogar adecuado, después de todo, sabía que Ronald tendría en algún momento que regresar a sus tareas como auror, y ahora que se sentía tan completo podía pensar en estudiar y hacer carrera en ese mundo del que había tenido que huir, porque ahora se había dado cuenta, ya no dolía, estaba sanando y deseaba aprovechar ese aire nuevo de vida para poner de su parte y crear su propio legado familiar junto a Ronald, después de todo, el pelirrojo era muy inteligente y era uno de los populares Héroes de Guerra, así que era emocionante imaginar lo que podrían crear. Siendo sinceros, le aterraba al mismo nivel que le emocionaba ese futuro.

.

.

.

En cuanto el pelirrojo ingreso a la habitación, después de una ligera y refrescante ducha notó el ligero temor en esos hermosos ojos que amaba tanto, así que se acercó e inclinó suavemente para tomar asiento a su lado en las sábanas.

– ¿Qué ocurre Draco? – le miro paciente, después de todo su pequeño Dragón solía tomar esa seriedad cuando tenía alguna inquietud, y claro que él estaba ahí para apoyarlo y pensar junto a él en lo que harían sobre ello, si es que no se había adelantado y el rubio se preocupaba por nada sin saberlo.

– ¡Quiero ir a Manor! – soltó con un ligero nerviosismo – Quiero que vengas conmigo a Malfoy Manor para pasar un tiempo con mi madre y explicarle nuestra unión.

– Es una buena idea Dragón – contesto el pelirrojo tranquilo – podemos ir, y después podemos pasar a mi departamento en el mundo mágico, estaba emocionado de venir contigo asi que deje preparadas algunas cosas para cuando llegases también, son algunos regalos y…

– Pero yo… - interrumpió Draco, tomando su mano con un ligero nerviosismo – Mi madre sabe exactamente la razón por la que vine aquí – esta vez miro directamente al pelirrojo, y este asintió dejándole continuar – ella sabe lo que paso en el Ministerio aquel día cuando fui rechazado, me vio caer en esa fase de muerte veela, la asuste y preocupe… – suspiro con cierta resignación y aflicción – Es mi madre, y quiero contarle lo feliz que soy a tu lado, pero es una Malfoy y te estoy forzando a entrar a ese lugar, mi hogar ancestral sangre pura… ¿Estas bien con eso? ¿Puedo contarle a mi madre lo que paso y, estarás ahí conmigo?

Al instante el pelirrojo se abrazó contra el rubio, sentados sobre las sabanas como se encontraban y libero su esencia natural para calmar el nerviosismo del veela, el resultado fue inmediato, Draco se relajó visiblemente.

– Siempre estaré ahí para ti, Dragón – escucho la voz confiada del pelirrojo – Además - soltó con cierto orgullo – No creas que me la he pasado perdiendo el tiempo mientras te esperaba. He estudiado, ahora conozco más sobre la importancia de las tradiciones sangre pura y he ahorrado un montón de galeones con un montón de artefactos raros que seguramente te van a gustar. Asi que, si Narcissa me acusa de hechizarte o algo así, le explicare educadamente como estaba tan locamente enamorado de ti desde el colegio y las grandes ventajas de tener a un Héroe de Guerra en su bolsillo sangre pura.

Draco, para su tranquilidad, confió en él y le beso apasionadamente.

.

.

.

La visita con Narcissa fue bastante tranquila, cosa que, debía admitir, le había alegrado. La elegante dama los había recibido en una salita con ambiente cálido en Manor, un montón de dulces y el té favorito de su dragón. La charla fue amena, Draco se encargó de contarle a su madre como Luna Lovegood le había brindado su amistad y, había apoyado a ambos para encontrarse y alcanzar un vinculo adecuado, por lo que ambos le estaban muy agradecidos ya que ahora tenían una nueva oportunidad de alcanzar la felicidad.

Narcissa felicito a ambos por su unión, y no parecía muy sorprendida, lo cual aligero el corazón de Draco y pronto, sin notarlo, arrullado por la magia familiar de la mansión cayo dormido en los brazos de Ronald.

Ronald por su parte sonrió, sabía que su Dragón había estado nervioso por esa visita y había notado como la magia familiar le brindaba ese consuelo que todo niño mágico solía necesitar, sabia que era afortunado de poder ser testigo de ello, después de todo lo había notado pocas veces en acción dentro de la Madriguera.

– Asi que Sr. Weasley – le hablo con dulzura Narcissa – Ahora que Draco ha regresado a casa con nosotros ¿Qué sigue… cuándo podré aliviar mi corazón de madre con el sufrimiento de Potter?

El chico pelirrojo miro con suavidad a la mujer rubia, ahora era su familia, y había sido parte importante en lograr tomar a su Dragón para sí mismo.

¡Oh si! Hace mucho que se había presentado ante ella, una fría noche de invierno, Draco ya había desaparecido y era secreto a voces en el Ministerio quién era el despreciable mago que había rechazado al rubio.

En ese entonces Ronald Weasley había odiado su amistad con el salvador del mundo mágico, y más había odiado seguir el rumbo que siempre le habían trazado. ¡No podía ni quería vivir más en esa farsa de mierda! Asi que decidió hacer caso a sus instintos, usar su naturaleza Nundu para revelarse y arrebatar para siempre lo que era suyo. Investigo, se preparó, fue a presentarle respetos a la Matriarca Malfoy y pidió tener al rubio.

Narcissa no se negó de inmediato, pero fue sometido a varios interrogatorios no muy legales, para demostrar que iba en serio y el amor que profesaba por el joven heredero era real y sincero.

Después de demostrar la veracidad de sus sentimientos no tomo mucho para que Narcissa le apoyase y, en conjunto con Lovegood habían logrado encontrar una manera de romper todos los lazos de su Dragón con Harry y el apellido Potter para siempre, sonrió recordando, tener un hermano rompe maldiciones y una veela francesa indignada ante el trato a los suyos te daba ciertos trucos extras para el futuro.

Miro al rubio que descansaba entre sus brazos por un momento, aun recordaba lo delgado que estaba cuando se encontraron, el miedo y cansancio por la vida que llenaba esos bellos ojos grises y que se estaba esforzando en sanar, poco a poco, todos los días, había valido totalmente la pena, y ahora podía afirmar que la dama Malfoy tenía razón, Draco Malfoy había regresado al fin a casa.

Suspiro contento y regreso la vista a la rubia frente a él – ¡Narcissa, yo Ronald Weasley, te prometo que el propio Harry Potter llegará un día llorando a tus pies y podrás rechazarlo tal como él lo hizo con tu heredero!

Los ojos de Narcissa se humedecieron por un instante, fue un entendimiento doloroso y satisfactorio a la vez.

Suspiro satisfecha ante la sonrisa del pelirrojo frente a ella, quien sostenía con confianza a su heredero, y asintió en agradecimiento – Confío en que harás muy feliz a mi hijo, ahora… ¿Qué tal otra taza de té?