CAPÍTULO 8: KARMA
La sangre de todo el cuerpo de Natsumi se agolpó abruptamente en sus pies y sintió sus piernas desfallecer.
- ¿Q-qué? N-no, no puede ser. ¿Qué tipo de accidente? ¿Qué sucedió? ¿Está Shouji bien? ¡No te quedes callada, por favor! –suplicó atropelladamente-.
Su amiga sacudió la cabeza lentamente.
- No lo tengo del todo claro. Al parecer fue una colisión vehicular y Toukairin salió muy lastimado. Tiene algunas fracturas, pero su lesión más importante fue en la cabeza. En estos momentos está hospitalizado, con pronóstico reservado… Tuvieron que inducirle el estado de coma –respondió con la mayor parsimonia posible, intentando calmar a Natsumi-. Aún no es seguro, sin embargo, es posible que requiera cirugía…
A Natsumi se le nubló la vista un segundo y tuvo que sujetarse para no perder el equilibrio.
- Esto no puede estar sucediendo… Es mi culpa.
- ¿Eh?
- Es mi culpa, es el karma, es el puto destino reaccionando a mis malas decisiones, pero no entiendo… ¿Por qué tiene que pagar él? ¿Cómo pudo suceder esto? –sollozó, llevándose una mano a la cara-.
- Natsumi… ¿De qué hablas? ¿Cómo podrías tener tú la culpa? Fue un accidente, cariño… –le dijo con dulzura, mientras la abrazaba-. Estoy segura que Shouji estará bien, ya sabes lo fuerte que es.
- Necesito verlo…
- Escucha, no sé si puede recibir visitas en estos momentos…
- No me importa, tengo que estar con él –dijo mientras se secaba las lágrimas y hacía un ademán de tomar su chaqueta y llaves-. Si salgo ahora, llegaré al amanecer.
- Natsumi, es peligroso que conduzcas a esta hora –respondió, dudando de la estabilidad emocional de su amiga en esos instantes-. Esperemos hasta mañana… Déjame hacer unas llamadas. Por ahora descansa, te prometo que saldremos a primera hora.
- ¿Irás conmigo?
- Por supuesto.
La castaña dudó un momento, pero finalmente asintió resignada. Hoy había sido un día difícil, ya había conducido bastante y llevaba días sin poder dormir bien… La cabeza le dolía y no recordaba la última vez que había comido decentemente.
- Anda, ve a acostarte, mientras tanto te prepararé una taza de leche tibia.
- Miyuki… Gracias –musitó casi inaudible.
Estaba tan agotada que, pese a la preocupación, cayó dormida casi de inmediato. Sin embargo, no durmió bien. Tuvo una pesadilla horrible en la que Shouji moría por su culpa y despertó asustada, desorientada y con el corazón latiendo a toda velocidad. Durante unos segundos interminables, no había sido capaz de distinguir el sueño de la realidad y para cuando pudo reaccionar, se tocó la cara y se dio cuenta que había estaba llorando dormida.
Se levantó y fue al baño, de todas formas, ya casi estaba amaneciendo.
Pasó cerca de una hora, hasta que oyó a Miyuki salir de su habitación. No había querido despertarla y aunque la idea de irse sin ella cruzó por su mente, finalmente pensó que sería extremadamente descortés y egoísta, dado lo preocupada que siempre se había mostrado con ella.
- Hey, ¿cómo estás? Despertaste temprano. ¿Lograste dormir?
- Algo –respondió sin expresión, Natsumi.
- Anoche me llamaron desde el hospital.
La castaña levantó la mirada hacia su amiga con terror.
- Lograron estabilizarlo lo suficiente como para trasladarlo de forma segura a Tokio. Por un lado, son buenas noticias… Estará aquí mismo y podrás ir a visitarlo siempre que quieras; pero por otra parte…
Natsumi la interrumpió.
- Por otra parte, el hecho de que necesite ser trasladado hasta acá significa que su situación es en extremo delicada… –suspiró profundo-. Miyuki, hice algo malo –soltó de pronto.
- ¿Eh? ¿Algo malo? –respondió sorprendida por el abrupto cambio de tema.
La castaña hizo una pausa y tragó saliva, en un intento de reunir valor para confesar lo que la atormentaba.
- Yo… Besé a Sato –dijo desviando la mirada.
Miyuki ni siquiera se inmutó.
- Dime algo, por favor… Te juro que-
- Natsumi, eres una mujer adulta. No me debes dar explicaciones de tus actos. –La interrumpió con calma-. Al menos, no a mí.
- Fue un arrebato, te lo juro, no sé en qué estaba pensando… Me siento terrible, no puedo evitar pensar que lo que le pasó a Shouji fue culpa mía… ¿Y si no sobrevive? ¿Qué voy a hacer…? –Su voz se quebró.
- Escucha… –dijo más seria de lo que a Natsumi le hubiera gustado-. Primero que todo, debes tener claro que el accidente no fue culpa tuya, fue eso, un accidente y no tiene relación con Sato ni contigo, así que elimina ese pensamiento irracional de tu mente. Tenemos que confiar en que Toukarin saldrá adelante y se recuperará. En segundo lugar, ¿qué es lo que quieres hacer tú?
Natsumi observó el anillo en su mano y se quedó pensando.
- No lo sé… –dijo casi en un susurro-. En este momento, lo único que me importa es que Shouji esté bien.
Llegaron al hospital y luego de averiguar en la recepción, se dirigieron hacia la habitación donde Shouji estaba internado. Allí, esperando afuera de la habitación, se encontraba una mujer que Natsumi reconoció como la hermana de Shouji. Aunque ya la conocía, había pasado tiempo desde la última vez que se habían visto, por lo que el saludo fue algo incómodo, considerando las circunstancias. Además, siempre había sentido que no le caía del todo bien.
- ¿Cómo está Shouji? ¿Dijo algo el médico? –consultó ansiosa Natsumi.
- Por ahora está estable. Sufrió un traumatismo craneoencefálico y le indujeron el estado de coma, para intentar disminuir la presión intracraneal. El médico dice que hay que mantenerlo en observación y esperar. Todavía no hay certeza de si necesitará cirugía…
Natsumi asintió y sólo en ese momento se dio cuenta que no había presentado a Miyuki.
- Disculpa mi falta de cortesía, ella es Miyuki Kobayakawa, oficial del Departamento de Tránsito de Bokuto y mi mejor amiga. Miyuki, ella es Meiko, la hermana mayor de Shouji. Es médico.
Su amiga hizo una leve reverencia a modo de saludo, la cual fue correspondida por la mujer.
- Desafortunadamente, no puedo ser de mucha ayuda en estos momentos… Soy médico pediatra –dijo con resignación-.
Ahora que Miyuki la observaba con atención, fue fácil apreciar el parecido físico con Shouji.
- Al menos lograste que lo trajeran a Tokio. Estoy segura que esto fue obra tuya. Muchas gracias.
- No lo hice por ti. Después de todo, este es el mejor hospital de Japón.
Natsumi sintió un poco de hostilidad de parte de la mujer, pero decidió ignorarla.
- ¿Puedo visitarlo? –urgió de pronto.
Meiko negó con la cabeza.
- En estos momentos, no puede recibir visitas. Estoy esperando al médico tratante para que me actualice de su estado, quedó de venir pronto. –respondió mientras tomaba asiento y miraba su reloj-.
Natsumi se sentó a esperar también. Por su parte, Miyuki salió un momento y al cabo de unos minutos regresó con café y se los ofreció a las chicas, que esbozaron algo parecido a una sonrisa en agradecimiento.
- ¿Cómo ocurrió el accidente?
Fue Miyuki quien rompió el silencio sepulcral.
- Bueno, según lo que informaron sus compañeros, el equipo de búsqueda y rescate acudió a auxiliar una emergencia. Mi hermano y dos de sus compañeros se fueron en un vehículo distinto al resto del grupo. Shouji conducía.
- ¿Qué? ¿Por qué? Si a él no le gusta conducir –interrumpió ansiosa Natsumi-.
- Al parecer, hubo algún problema con los frenos, la verdad no tengo clara toda la información, pero la policía ya se encuentra realizando diligencias para determinar las causas del accidente. El vehículo de Shouji impactó a alta velocidad con una camioneta y terminaron volcándose.
- ¿Los tres ocupantes resultaron heridos? –inquirió Miyuki.
La hermana asintió.
- Los otros dos no sufrieron lesiones de gravedad, aunque también fueron ingresados en el hospital. Sin embargo, el impacto fue de lleno en el lado del conductor, por lo que Shouji se llevó la peor parte.
Natsumi sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Transcurrió cerca de media hora, hasta que una mujer joven de cabello rubio y ojos azules que vestía bata blanca, se acercó a ellas. No parecía japonesa y llevaba consigo una carpeta gruesa.
- Hola Meiko, lamento la demora –saludó, mientras le daba un abrazo a la hermana de Shouji.
- No te preocupes, Sarah, sé perfectamente cómo es esto.
- Hola, creo que a ustedes no las conozco. Yo soy la doctora Radisson, la jefa del departamento de neurocirugía de este hospital –sonrió amablemente.
Miyuki pensó que se veía muy joven para ser jefa de departamento.
- Vengo a informarles el estado de Shou… Quiero decir, del señor Toukairin. Afortunadamente, ha respondido favorablemente al tratamiento. La última tomografía salió bastante bien, la presión intracraneal ha ido disminuyendo progresivamente, por lo que, por el momento, podemos descartar la necesidad de cirugía. Sin embargo, todavía no llega a valores normales. Seguiré observándolo y las mantendré informadas.
Por otra parte, el traumatólogo informó que no debería haber problemas con la fractura de sus costillas, sanará sola, mientras que la fractura en su brazo es de mediana gravedad. El paciente ya fue escayolado y dependiendo de su evolución, se evaluará si es necesaria cirugía o no para corregir la posición del hueso, pero eso será algo que se revisará más adelante, cuando tengamos certeza de su lesión cerebral. Por el momento, reitero, Shou… El señor Toukairin está bastante bien.
A Miyuki le llamó la atención la familiaridad con la que la doctora se refería al Teniente, pero como después de todo les estaban comunicando buenas noticias, lo ignoró y se volteó aliviada para ver a Natsumi, quien la abrazó con los ojos llorosos. Por su parte, Meiko abrazó a la doctora.
- ¿Ya podemos verlo? –preguntó la hermana.
- Por supuesto, pero para cumplir el protocolo del hospital, les solicito que ingrese sólo una persona a la habitación, cada vez.
- Muchas gracias, Sarah.
Todas asintieron.
Como era de esperar, primero entró Meiko. Estuvo cerca de 15 minutos adentro y luego salió para llamar por teléfono a sus padres e informarles las novedades. Eran personas de edad avanzada y no habían podido viajar, pero estaban muy preocupados por su hijo.
Posteriormente, fue el turno de Natsumi, que entró con cautela y sintiéndose muy ansiosa.
Se le apretó el corazón en cuanto lo vio.
El chico estaba entubado y conectado a un montón de cables y máquinas que emitían sonidos diversos y lo ayudaban a respirar. Tenía la cabeza vendada y se veían marcas de heridas y hematomas en su rostro y cuerpo. Tenía el torso desnudo también cubierto por una venda y la mano izquierda inmovilizada con una escayola, mientras que un catéter se asomaba en su mano derecha.
Aunque había estado tratando de contenerse, ya no pudo evitar que las lágrimas afloraran sin control.
Se acercó a él y le acarició con ternura la mano libre. El contacto con su mano tibia la hizo estremecer.
- Lo lamento tanto, Shouji…–susurró-. Todo esto es mi culpa. Te necesito, por favor, despierta pronto…
Se veía tan frágil que tenía miedo de romperlo, si es que no se medía, por lo que se agachó despacio y con la máxima suavidad, besó cálidamente su mano.
- ¿Segura que estarás bien?
- Sí, no te preocupes. Anda, vete, Nakajima te espera –dijo haciendo un gesto con sus manos, para que se fuera.
- De acuerdo.
Miyuki caminó hasta su automóvil, lo puso en marcha y bajó la ventanilla para continuar la conversación.
- ¿Volverás a casa?
- No, todavía no, me quedaré un poco más.
Miyuki asintió.
- Está bien. No dudes en llamarme, sea lo que sea. Nos vemos pronto –dijo despidiéndose finalmente, mientras aceleraba el vehículo.
Ya era de noche cuando Natsumi regresó a la sala de espera, justo para ver a Meiko saliendo de la habitación de Shouji. La verdad era que el horario de visitas había terminado hace mucho, pero ser amiga de la jefa del departamento tenía sus ventajas.
- Regresaré a mi hotel. Mi hermano está mejor, pero no creo que haya cambios en su condición durante esta noche. Te recomiendo volver a tu casa, descansar y comer algo apropiado –le dijo con amabilidad.
- Gracias. Ha sido una gran fortuna que seas amiga de la doctora Radisson –sonrió lacónicamente.
- Sarah y yo somos amigas desde niñas, crecimos en el mismo vecindario e incluso estudiamos en la misma Universidad, aquí en Tokio, aunque ella menor que yo. Sus padres son extranjeros, pero ella nació en Japón. Cuando se enteró del accidente, movió cielo, mar y tierra para traer a Shouji hasta acá. Tiene un corazón de oro y, por si fuera poco, es la mejor neurocirujana del país. Mi hermano está en las mejores manos –sonrió orgullosa.
Después de conversar brevemente, ambas chicas se despidieron y tomaron rumbos distintos. El hotel de Meiko estaba convenientemente cerca del hospital, por lo que se fue caminando. Por su parte, Natsumi, que había venido en el auto de Miyuki, no tuvo otra opción más que tomar un taxi para regresar a su apartamento.
Tenía impregnado en su nariz el olor estéril del hospital y se sentía exhausta, pero al menos estaba un poco más tranquila con respecto a la situación de salud de Shouji. Por otro lado, ya no podía volver a faltar al trabajo, así que mañana tendría que presentarse sin falta en la estación.
Iba distraída pensando y no notó la silueta apoyada en la pared contigua a la puerta de su apartamento. La escasa luz del pasillo tampoco ayudaba.
- Por fin llegas, llevo mucho tiempo esperándote.
Natsumi se sobresaltó tanto al escuchar la voz ronca, que se le cayeron sus llaves.
La silueta se agachó a recoger el manojo de llaves y se acercó para ofrecérselo a la chica, que finalmente pudo ver quién era.
- Lo siento, ¿te asusté?
- ¿Qué demonios estás haciendo acá, Sato? ¿Cómo supiste dónde vivo? –dijo enojada, al tiempo que le arrebataba las llaves de la mano.
- No respondías mis llamadas ni mensajes –respondió el chico, encogiéndose de hombros.
- ¿Y aun así no captaste la indirecta? –espetó mientras abría la puerta e ingresaba al apartamento rápidamente. Iba a cerrar la puerta, pero Hiroyuki lo evitó con su mano, pese al forcejeo de Natsumi.
- ¡Hey, estás entrando sin mi autorización! –dijo molesta, oponiendo resistencia.
- Tenemos que hablar y supongo que no querrás hacerlo en el pasillo, y que nos oigan tus vecinos –respondió Sato, forzando finalmente su entrada y cerrando la puerta tras de sí.
- ¡Te equivocas, no tenemos nada de qué hablar! –señaló furiosa Natsumi, frunciendo el ceño-. ¡Vete!
- ¿O qué? ¿Llamarás a la policía? –se río en su cara.
- Eres un imbécil.
- Lo sé. Pero te gusto.
Hiroyuki se acercó lentamente a ella, esbozando una sonrisa arrogante. Sólo la luz exterior que entraba por la ventana iluminaba el apartamento.
- Te equivocas de nuevo, yo amo a Shouji y me voy a casar con él –respondió con tal seguridad, que provocó que la sonrisa de Hiroyuki se esfumara.
- Eso está por verse.
Abruptamente se abalanzó sobre ella y le inmovilizó ambos brazos. Luego, la besó violentamente.
La chica se resistió y forcejeó con él, tratando de liberarse de su agarre, sin conseguirlo.
- ¡Argh, mierda!
El sabor metálico de la sangre invadió la boca de Hiroyuki, que sólo atinó a soltar a Natsumi. Se pasó los dedos por sus labios, que se tiñeron de rojo, mientras ella se limpiaba profusamente la boca con la manga de su chaqueta.
- Me mordiste –susurró incrédulo.
De pronto, una bofetada resonó, quebrando el silencio que inundaba el apartamento.
- ¡Agradece que no te arranqué la lengua! ¡¿Quién te crees que eres?!
- Lo siento, no quise… –respondió aún atónito, sobándose la mejilla izquierda de su cara.
- ¡Lárgate de mi casa, antes que realmente llame a la policía! –gritó mientras abría la puerta-. Supongo que un arresto por invasión de propiedad y agresión sexual no se verá nada bien en tu brillante expediente.
- Natsumi, yo… No sé qué me pasó –intentó explicar.
- Lo que pasó es que sigues siendo el mismo imbécil de siempre, Sato. ¡LARGO!
El chico salió del apartamento y Natsumi cerró la puerta de un portazo. Apoyó su espalda en la puerta y se dejó caer lentamente, mientras las lágrimas comenzaban a brotar.
Hiroyuki se retiró en silencio del edificio, con la mejilla y el labio enrojecidos. Ahora sí que había perdido cualquier oportunidad que hubiera podido tener de recuperar a Natsumi. Apretó sus puños con ira.
Se subió a su automóvil y se dirigió a su casa, ensimismado en sus pensamientos y furioso consigo mismo, sin advertir que una persona lo observaba en la oscuridad de la noche.
A la mañana siguiente, llamó por teléfono a Meiko para saber si tenía novedades de Shouji y además avisarle que no podría ir al hospital sino hasta la tarde, ya que no podía seguir faltando al trabajo, sin embargo, le rogó que la mantuviera informada de cualquier cosa. Luego, se dirigió a la estación.
- ¿Cómo estás, Natsumi? Supimos lo que ocurrió con el Teniente –preguntó preocupada Yoriko.
- ¿Cómo sigue él? –preguntó a su vez, Aoi.
- Está un poco mejor, gracias. Volveré al hospital apenas salga de acá –dijo la chica, mirando el reloj.
- ¿No crees que sería mejor pedirle al Jefe que te deje ir antes? Seguro que él entenderá –señaló Aoi con calma.
Natsumi negó con la cabeza. La verdad es que sentía que ya habían tenido muchas consideraciones con ella y no quería seguir siendo una molestia para sus compañeros, que debían suplirla en sus funciones cuando ella no estaba.
- No, está bien así, después de todo, Meiko está con él.
- Hola chicas, ¿cómo están? –saludó Miyuki, que venía recién llegando.
- ¡Miyuki! ¿Cómo sigue Nakajima? ¿Cuándo regresará? Dile que ya fue suficiente descanso, que debe volver a trabajar –contestó la chica de anteojos, haciendo una mueca.
- ¿Qué quieres decir con que ya fue suficiente descanso? Te recuerdo que me dispararon, Yoriko –respondió una voz masculina, alzando una ceja.
- ¡Nakajima! –gritaron al unísono las mujeres, mientras corrían a abrazar a su compañero.
Miyuki esbozó una gran sonrisa ante la conmovedora escena, pero no pudo evitar preocuparse por su mejor amiga que, aunque también había abrazado a Nakajima, lucía una expresión más bien sombría.
El resto del día transcurrió lentamente para Natsumi, que observaba el reloj constantemente.
Cuando por fin fue la hora de salida, se apresuró a ir al hospital en su motocicleta. Nakajima y Miyuki también la siguieron, en el automóvil de ésta última.
- Hola Meiko, ¿qué tal? ¿ha habido algún cambio? –preguntó apenas llegó a la habitación.
- Hola, está un poco mejor que ayer, la tomografía de hoy sigue mostrando una disminución de la presión intracraneal. Son buenas noticias.
Natsumi sonrió débilmente y miró hacia donde estaban sus amigos, que le devolvieron la sonrisa.
Justo en ese momento, la doctora Radisson se acercó al grupo, que esperaba impaciente.
- Buenas tardes, vengo a actualizarlos del estado del paciente. Debido a la mejoría que ha mostrado Shouji, a partir de ahora, comenzaremos a reducir la dosis de los sedantes, por lo que es posible que poco a poco comience a recuperar la conciencia. El tiempo que demore es incierto. Quiero ser clara, esto no es una ciencia exacta y no quiero apresurar el proceso, el objetivo es que su cuerpo vaya reaccionando de la forma más natural posible, a fin de evitar secuelas no deseadas.
- ¿Cuánto puede tardar esto? –preguntó ansiosa Natsumi.
- Es relativo –respondió la doctora-. Puede ser un día, tres, una semana…
- ¿Podría ser que no despierte jamás…? –se apresuró a preguntar con pánico, la castaña.
- Bueno… Siempre es una posibilidad –dijo sombríamente la doctora, para luego continuar-. Pero yo diría que en el caso de Shou… Señor Toukairin, son posibilidades muy bajas. Los resultados de los exámenes son buenos y él es un hombre joven y fuerte.
Natsumi asintió lentamente, tratando de procesar la información, mientras Miyuki le tomaba la mano con fuerza en señal de apoyo.
La doctora prosiguió.
- Pueden visitarlo, si lo desean.
- Anda, ve tú, yo ya he estado todo el día con él –le dijo Meiko, invitándola a entrar.
Natsumi asintió y le dio las gracias, antes de ingresar a la habitación.
Miyuki y Nakajima se sentaron a esperar, mientras que la doctora Radisson se acercó a Meiko casualmente.
- Es ella, ¿verdad? La mujer que acaba de entrar ahora –murmuró a su amiga.
Meiko simplemente asintió, sin decir nada.
- Ayer no quise preguntar, dadas las circunstancias, aunque de todos modos me pareció obvio… Así que ella es la mujer que me arrebató el amor de Shouji… –dijo en un susurro que sólo su amiga pudo escuchar.
Comentarios finales:
Holaa, apuesto que no se esperaban una actualización tan pronto, bueno, qué puedo decir, estoy inspirada, jajaja (?)
Muchas gracias por seguir leyendo y seguir dejando reviews.
Sí, bueno, Hiroyuki es un imbécil, pero quiero creer que en el fondo, tiene buen corazón.
Trataré de actualizar pronto, si es que me mantengo inspirada~
Dejen comentarios ❤
Nos leemos~
P.
