Capítulo 13:

A un año del regreso del SDF-2 a la Tierra y el cambio del paradigma que llevó a toda la humanidad a replantear su realidad, existencia y lugar dentro del universo, diversas medidas se implementaron en todo el planeta mejorando la calidad de vida de sus habitantes. Lo primero fueron los avances médicos accesibles para todos. Para un mundo que había sido prácticamente aniquilado durante la guerra contra los zentraedis, esto asentó la posibilidad de recuperar de mejor manera su población. Después, y de forma paralela, tanto la información a través de los medios de comunicación como la educación se actualizaron para, lentamente, nivelar a la población en vista de futuros encuentros con otras especies y culturas. Por supuesto que hubo resistencia, particularmente de algunos grupos que vieron cuestionadas sus creencias, sin embargo se trataron con particular cuidado y respeto posible. Una de las acciones que ayudó a apaciguar los ánimos, fue la difusión del informe completo de Lisa sobre la misión del SDF-2 y el material audiovisual recuperado. Las imágenes hablaron por sí solas. Nadie había dimensionado realmente el nivel de fuerza con de los Maestros de la Robotecnia. Gloval tuvo razón, finalmente la única forma de que los terrícolas tomarán el peso de lo que significaba ser parte de la cofradía, fue verlo por ellos mismos y sentir el temor de lo que estaba en juego.

Otras medidas, como mejoras silvoagropecuarias, avances biotecnológicos y energías limpias aseguraron la alimentación y bienestar para todos a largo plazo. Los cambios fueron introducidos lentamente a través de un programa que tomaría varias generaciones.

Lisa estuvo a la cabeza de todo esto y fue mundialmente reconocida por su trabajo y entrega. Su misión principal fue sentar las bases para que todo lo que trajeron de su misión y lo que llegara posteriormente, cayera en buenas manos. Fue implacable respecto a esto último. No faltaron diversos intentos de apropiaciones indebidas, incluso dentro de las mismas fuerzas militares y sectores políticos, pero ella se dedicó a utilizar por completo todo el poder que tenía en sus manos para hacer el trabajo bien hecho.

El hito del primer año llevó a Lisa a considerar nuevamente replantear su misión personal. Varias veces viajó a Ónides junto a Rick y Lucian, para cumplir con su posición en la cofradía. En cada viaje, sentía que su corazón se quedaba allá y Rick también lo veía así en sus ojos. Al cumplir un año y ver que su trabajo empezaba a dar los primeros frutos independientes de ella, pensó seriamente en el gran cambio. Lo conversó con Gloval en Ónides, quien secundó completamente la idea y se transformó en su segundo promotor. El primero era Rick.

Sin decirle a nadie, comenzó a formar un plan de retiro. Lo primero que necesitaba era dejar a una persona de su absoluta confianza en su posición, alguien de moral y ética intachable y fortaleza de carácter. La elección lógica era Claudia, sin embargo el tiempo que llevaba acompañando a Lucian le mostró caminos completamente desconocidos y oportunidades únicas y así como ella, vio en su amiga un anhelo que iba más allá de las estrellas.

También debía presentar formalmente su postulación a la representación de la Tierra en la cofradía frente al Gobierno de la Tierra Unida, cargo de larga data en términos humanos, 10 años. Al hacerlo se sobreentendía que dejaría su posición como Almirante de la RDF, por lo que tenía que tejer el entramado delicadamente. Existía también la posibilidad de que no fuera seleccionada.

Con todo esto en mente, y tras las celebraciones oficiales del retorno del SDF-2, Lisa invitó a sus amigos más cercanos a una cena informal en su departamento: Los Sterlings, el trío, Claudia, Lucian y obviamente Rick, quien se había mudado finalmente con ella algunos meses antes.

Lucian había vuelto a Ónides a cumplir con sus obligaciones, sin embargo regresaba a la Tierra junto a Lisa después de cada reunión. Según él, necesitaba más información sobre el comportamiento humano para su investigación. Lisa y Rick no le creían nada, pero guardaban cómplice silencio.

Con todo listo en casa, Lisa y Rick esperaban a sus invitados entusiasmados, tenían todo tipo de bebidas alcohólicas, no alcohólicas, terrestres y extraterrestres, lo mismo con la comida. La idea era festejar algo muy relajado donde pudieran compartir.

Los invitados llegaron puntualmente y la celebración inició. Lucian ya había sido instruido cuidadosamente de cómo hablar con Miriya para evitar cualquier tipo de masacre durante la actividad. Con los meses había aprendido a lidiar con las múltiples emociones humanas y si bien no las entendía por completo, le eran más tolerables y por ende, él también lo era.

El trío actualizaba alegremente a todos acerca de los rumores más recientes de la base, mientras Lisa y Max conversaban en el balcón.

En un momento todos se reunieron a brindar juntos por el camino recorrido y por lo que vendría. Lucian no entendía a qué se referían pero había optado por disfrutar del vino, rasgo aprendido de Claudia.

"Lucian, ¿cómo te ha tratado la Tierra?", le preguntó Kim cuando todos se reunieron en torno a la mesa de la comida.

"¿Te refieres al planeta o a las personas?".

"Las personas", aclaró ella tomando un trago de su martini.

"Los seres humanos son una especie fascinante. Sus reacciones, emociones y acciones parecen infinitas. Ha sido muy difícil encontrar un patrón de comportamiento común más allá de los biológicos".

"Concuerdo con eso", dijo Miriya desde su ubicación.

"Y en cuanto a su trato hacia mí, con algunas excepciones carentes de paciencia, aceptable", señaló sirviéndose otra copa de vino.

"¿Qué cosas de los humanos no has podido entender?", preguntó Sammy mientras escogía algunos dulces de Derus.

"Los ritos. Es innumerable la cantidad de ritos que tienen y algunos carecen de todo sentido".

"¿Cómo cuáles?".

"El matrimonio, por ejemplo. No le encuentro ninguna lógica". Todos se miraron pensando en una respuesta.

"Creo que en nuestro caso fue por amor", dijo inocentemente Max.

"El afecto lo conseguimos con el tiempo. Al inicio fue una pasión desatada que resultaba conveniente formalizar para generar una supuesta alianza entre nuestras dos especies", replicó dijo Miriya mientras Dana se tapaba los oídos diciendo "lalalalala" para no escuchar al respecto y luego prefirió salir de ahí a jugar videojuegos. Max rió tímidamente asintiendo y rascándose la cabeza.

"La verdad es que yo tampoco le encuentro sentido", dijo Lisa sosteniendo una copa. Rick la miró sorprendido. "Si me hubiesen preguntado hace diez años, todavía creía en el cuento de hadas pero ya no. Para empezar, es sólo válido en la Tierra, en otros planetas el concepto ni siquiera existe y en donde sí existe, es principalmente por necesidades políticas".

"Pero tengo entendido que Olrion tenía sentimientos por ti y por eso te propuso matrimonio", comentó Lucian, lo que generó que Lisa se pusiera colorada, Max y Claudia se atoraron con sus bebidas y el trío abriera los ojos enormes. Tanto Miriya como Lucian, no reaccionaron.

"Bueno, sí, pero eso fue una excepción", agregó Lisa incómoda tomando un trago de su copa.

"Pregúntale a Rick, él estuvo casado", dijo Kim mirándolo como un gato a un ratón acorralado. Él se sobresaltó.

"No sabía eso. ¿Tienes otra relación además de Lisa?", preguntó Lucian con curiosidad.

"¡NO! Es decir, estuve casado hace años pero nos divorciamos. Nos separamos", trató de explicar mientras sentía como su cara enrojecía.

"¿Los matrimonios pueden fallar?", preguntó nuevamente. Los humanos presentes se aclararon la garganta y miraron hacia cualquier otro lado tratando de pasar desapercibidos.

"Sí, pueden fallar", intervino Claudia tratando de salvar el momento. "No hay nada seguro. Es una apuesta".

"¿Y es normal dejar algo así al azar?", volvió a preguntar no captando las miradas mortales que Claudia le daba para callarlo.

"No, no es normal", respondió Rick mirando su copa reflexionando.

"Lo que he aprendido de su historia es que el matrimonio ha respondido a diferentes necesidades: crear una línea biológica determinada, continuar alguna creencia religiosa, acuerdos políticos o económicos. También por motivos emocionales como pasión, deseo, posesión, dominación o control", explicó Lucian.

"Vaya forma de matar el romance", murmuró Sammy a Vanessa. El silencio se apoderó de la sala.

"Sólo puedo hablar por mí. Al entrar al matrimonio lo hice porque sentía que era el paso lógico que dar dada la tradición y la misma presión social. Era lo que se esperaba. También lo hice porque creía estar enamorado y quería darle el gusto a ella, porque lo anhelaba desde que la conocí, siendo ambos prácticamente niños. Sin embargo lo que dices es cierto. En mi caso hubo mucho de posesión y control", comentó Rick un tanto triste. Lisa extendió su mano hacia él.

"¿Qué características tendría que tener un matrimonio para que no fracasara como el tuyo?" volvió a preguntar Lucian. Kim estaba fascinada con la interacción, ni ella podría haberlo hecho mejor.

Rick lo miró y vio genuina inocencia y curiosidad. Suspiró y pensó un momento mientras sujetaba la mano de Lisa. La miró a los ojos y las palabras brotaron solas.

"Tiene que haber pasión, ternura y equilibrio entre gustos comunes y diferentes. Tiene que respetar la individualidad de cada uno y completarse al mismo tiempo. Es ese compañero con quien no te aburres, tu mejor amigo. La confianza plena para hacer y decir sin temor". Acarició su rostro, mientras ella lo miraba absorta. "La paciencia para mirar más allá de lo micro hacia lo macro. Tiene que ser generoso y simplemente fluir sin forzar nada. Es tiempo. Todo eso es amor, la energía que hace que te levantes todos los días y esperes lo mejor del día. Es el recuerdo de los días buenos y los no tan buenos, el deseo de vivir aventuras y nuevas experiencias juntos. Es saber que podrías vivir perfectamente sin esa persona, que no la necesitas, pero prefieres hacerlo porque todo es mejor con ella".

Todos se mantuvieron en un absoluto silencio. Kim se llevó la mano a la boca impactada, Sammy y Vanessa se tomaron de las manos casi sollozando. Miriya y Max se sonrieron tiernamente. Claudia lentamente levantó su mano y le tapó la boca a Lucian para que no dijera nada.

"Ahora que lo pienso, parece que estuviésemos casados hace bastante ¿no?", le preguntó Rick a Lisa mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por la emoción de sus palabras. Ella asintió.

"¿Y si lo hacemos? Pararnos uno frente al otro y hacernos promesas tontas que no sabemos si se cumplirán pero que anhelamos que así sea. Celebrar ese deseo con nuestros amigos y simplemente esperar lo mejor". Lisa no se dio cuenta cuando sus lágrimas caían de sus ojos abrumada por la emoción.

"Sí, creo que deberíamos hacerlo", respondió con voz temblorosa y sonriendo enormemente lanzándose a sus brazos.

De forma espontánea todos, menos Lucian, gritaron y aplaudieron compartiendo la emoción del momento. El trío lloraba sin parar, Max se limpiaba una lágrima que se le escapó y Miriya vitoreaba orgullosa. Claudia lloraba y reía al mismo tiempo mientras sujetaba la mano de Lucian que no entendía qué había sucedido.

Uno a uno fueron abrazando a la pareja, felices de haber sido testigos de ese hermoso momento. El trío abrazó en conjunto a Rick mientras lloraban y le dijeron que ahora sí lo estaba perdonado. Rick se acercó a Lucian quien lo miró confundido y le dio una palmada cariñosa en la espalda.

"Gracias amigo", le dijo pero antes de que pudiera contestar, Claudia le pisó el pie y se quejó del dolor.

El resto de la noche transcurrió entre risas, ideas y planes locos. Rick y Lisa, sentados juntos y apoyados uno junto al otro, escuchaban riendo y sintiendo cómo el corazón se les llenaba con las desbordantes muestras de cariño. Claudia se sentó junto a Lucian y le explicó lo que había ocurrido, disculpándose por el pisotón. Él entendió que había sobrepasado una de esas reglas humanas no escritas y asumió que el castigo había sido necesario. Mientras todos hablaban exaltados, miró a cada uno analizando sus reacciones y sintió que, a pesar de haber preguntado lo indebido, el resultado había sido positivo. Quizás los ritos humanos sólo eran una manifestación más de fe.


Rick y Lisa decidieron realizar una ceremonia muy simple y sólo con la presencia de sus amigos cercanos. El tema se manejó con absoluta privacidad para pesar del trío. Sin embargo, como retribución, les permitieron estar a cargo de todos los detalles tal como ellas quisieran.

Claudia sugirió un lugar para la celebración y a los novios les encantó la idea. El único tiempo que debían esperar era para que Gloval arribara a la Tierra. Lo único que deseaba y solicitó el viejo almirante fue escoltar a la novia al altar.

Lisa y las chicas, rememorando nuevamente sus antiguas salidas, fueron en busca de un vestido para la boda. Esta vez Lisa tenía claro lo que buscaba y aunque el trío junto a Claudia le sugirieron alternativas más llamativas, ella escogió un modelo específico. No obstante, para darle en el gusto a su séquito, se probó todo lo que ellas quisieron e hicieron de la visita algo memorable.

Pocas semanas desde la improvisada propuesta, todo estaba listo para la ceremonia. Los invitados arribaron al lugar indicado cerca del ocaso, donde Kim, Sammy y Vanessa tenían todo delicadamente preparado. No había código de vestimenta ni nada formal, sólo ropa cómoda para pasar un atardecer maravilloso en la playa a orillas del mar en verano.

El área de la ceremonia la conformaba un gazebo de tela blanca, decorada completamente por flores de la temporada en tonos pastel y pequeñas luces formando un escenario de fantasía. El camino hacia él estaba cubierto de pétalos blancos y a ambos lados, las sillas blancas estaban ubicadas para acompañar a la pareja.

El trío usaba el mismo vestido en tres colores diferentes. Kim vestía de celeste, Sammy de rosado pálido y Vanesa de un sutil amarillo. Miriya llevaba un hermoso vestido verde esmeralda que resaltaba sus hermosas facciones y Dana de un suave naranjo. Claudia resaltaba con un hermoso vestido ajustado dorado, a petición de Lisa, quien se enamoró de cómo le quedaba a su amiga. Max usaba pantalones beige oscuro con una camisa del mismo color del vestido de Miriya. Lucian utilizó lo que Claudia escogió para él, pantalones blancos con una camisa azul oscuro que resaltaba sus ojos.

Cada invitado ocupó su asiento, mientras el juez y Rick esperaban por la novia. Él estaba muy relajado y usaba un traje de pantalón y chaqueta beige con una simple camisa blanca. Ninguno llevaba corbata.

La tarde era perfecta y sin viento. La música suavemente enmarcaba el ambiente junto al sonido de las olas del mar en una playa desierta, la misma donde Claudia había llevado a Lucian tiempo antes.

La novia no se hizo esperar. Apareció del brazo de Henry Gloval, quien llevaba su uniforme de gala. Rick sonrió al verla caminar hacia él, no sólo se veía hermosa sino plenamente feliz. Su vestido era blanco marfil, elegante, con finos tirantes. De tejido ligero y suavemente escotado, destacaba delicados detalles de encaje. La falda fluía libremente, cayendo en suaves pliegues hasta el suelo, moviéndose junto a la ligera brisa al caminar. Llevaba el cabello levemente recogido por horquillas blancas y plateadas con forma de pequeñas flores.

Todos se levantaron para recibir a la novia. Claudia le había indicado a Lucian cada paso de lo que iba a ocurrir y que no debía preguntar ni interrumpir. A cambio ella le explicaría cualquier duda que tuviese después.

Henry Gloval le dio un suave beso en la mejilla a Lisa y la dejó junto a Rick. Los novios se miraron y sonrieron alegres, se tomaron de las manos y con ello inició la ceremonia. El juez pronunció la tradicional bienvenida y luego de una pequeña introducción, preguntó a cada uno por los habituales votos y promesas. Rick y Lisa, junto a los invitados, sonrieron en complicidad al recordar la cena y las inconvenientes preguntas de Lucian que iniciaron todo esto.

"Prometes amar, respetar, apoyar y proteger a tu compañero hasta que la muerte los separe". "Sí", respondieron ambos firmemente, sonriendo. El juez les deseo lo mejor en su vida en común y terminó el rito, declarándolos esposos e invitándolos a darse su primer beso como tal.

Rick llevado por la emoción, la tomó en sus brazos y le dio un apasionado beso que sacó aplausos y risas entre sus amigos. Lucian miró a Claudia quien aplaudía y lloraba emocionada y levantó una ceja intrigado, con más preguntas que respuestas.

Sus amigos los abrazaron y les desearon lo mejor con gran alegría y felicidad. El trío sacó la champaña y sirvieron las copas para realizar un hermoso brindis, mientras el cielo se teñía de un hermoso anaranjado.

Entre todos ayudaron a transformar el gazebo en una improvisada mesa con un suntuoso cóctel de comida y bebidas. Max avisó que debía traer algo y se fue junto a Dana. Mientras esperaban, todos se quitaron los zapatos y disfrutaron la tibieza de la arena, mientras conversaban y reían libremente.

Un sonido familiar se escuchó a la distancia. Lisa sonrió para sí mientras bebía de su copa. Con rapidez el ruido se acercó hacia ellos, voltearon a mirar hacia el cielo con curiosidad y en el horizonte vieron la luz de una nave que se acercaba hacia ellos. Rick se acercó a Lisa preocupado, pero ella le tomó la mano tranquilizándolo. En cuestión de segundos, la nave llegó hasta ellos y luego de dar unas vueltas a toda velocidad, se posó suavemente, lo suficientemente lejos para no levantar arena en dirección de los invitados.

Una vez apagados los motores, todos se acercaron a la desconocida nave. Al llegar hasta ella, la cabina se abrió y apareció Max junto a Dana riendo alegremente.

"¿Qué es esto?", preguntó Rick mientras Max bajaba de ella y ayudaba a su hija a descender.

"No me preguntes a mí. Pregúntale a ella", respondió Max señalando a Lisa. Rick la miró sin entender y ella le sonrió.

"Es tu regalo de aniversario por los próximos 20 años", le dijo riendo. Rick no lograba entender. Ella se acercó a él y le tomó la mano. "Es tuya, tu propia nave", le dijo claramente.

Todos se sorprendieron, pero Rick no lograba articular palabra.

"¡¿Qué?¡", logró pronunciar incrédulo. Lisa rió.

"Es tuya. Yo te dije que Hera es mía y sólo mía. Ahora tu tienes una tuya, sólo tuya", bromeó pero él no acababa de asimilar sus palabras.

"Es un caza votaniano", dijo Lucian acercándose a él. "Es tan antigua como la nave de Lisa, pero sigue siendo más avanzada que lo que ustedes tienen actualmente". Rick lo miró shockeado sin saber si lo estaban insultando o no. "La nave de Lisa es para transporte de carga, este es un caza de combate, por lo que tiene mucho mejor capacidad de navegación".

"¡Diablos sí!", dijo Max sonriendo fascinado. "Es magnífica, y completamente manual. Vas a poder aprovechar todo tu talento con ella".

Rick seguía atónito. Miraba de uno al otro sin saber qué hacer o qué decir. Lisa se acercó a él y le tomó del brazo.

"Amor, es tuya", le murmuró al oído. "Ahora podrás volar a donde quieras con ella".

"No donde quiera", interrumpió Lucian. "No puede saltar al hiperespacio, pero sí se puede acoplar a tu nave y de ahí realizar un salto".

"Me va a seguir necesitando entonces". Lisa miró a Rick sonriendo y por fin él le sonrío de vuelta.

"Siempre", le respondió dándole un beso en la mejilla. "Esto es increíble. No sé cómo lo hiciste".

"Agradecele a Lucian, él hizo las gestiones". Rick miró emocionado a Lucian quien se sintió un poco extraño.

"Sólo hice lo que me pidieron", comentó.

"Muchas gracias", Rick rió y no lo presionó. Sabía que las muestras de afecto no eran lo suyo.

"Bueno, ¿y vas a probarla? porque si no la quieres yo sí", le dijo Max bromeando. Lisa lo empujó un poco y él caminó hacia la nave lentamente. La luz del día ya casi se iba pero era posible admirar las formas de la nave. Sin duda era una belleza. Suavemente tocó el fuselaje y encontró la trampilla de la escalera para subir. Al llegar a la cabina la observó y sintió cómo el corazón se le quería salir del pecho.

"¡Tienes que ponerle un nombre!", gritó Miriya desde tierra y Rick la saludó desde ella. Se sentó y tocó el panel, era muy parecido a lo que él conocía. Llevado por el instinto, la prendió y el motor rugió con fuerza. Todos abajo se alejaron de ella mientras Rick sentía las vibraciones y reconocía los mandos. Finalmente levantó el vuelo verticalmente para luego ascender.

Desde la playa, Lisa reía al verlo surcar el cielo. Gloval se acercó a ella y puso su mano sobre su hombro.

"Eso sí que es un regalo", le dijo mientras observaba cómo Rick trataba de sacarle provecho al mejor obsequio que le habían dado en su vida.


Lucian se alejó un poco de la alegre celebración y caminó descalzo hacia la orilla del mar. La noche había caído y las estrellas brillaban como pequeños diamantes sobre un telón oscuro. La ausencia de contaminación lumínica hacía que la noche se viera maravillosa. Siguiendo los consejos que Claudia le dio alguna vez, se arremangó el pantalón antes de que sus pies tocaran el agua.

Miraba con atención el cielo, tratando de armar un mapa mental de dónde se encontraba dentro del vasto espacio que conocía.

"Hola", saludó Claudia acercándose hacia él. No la había sentido.

"Hola", respondió sin dejar de mirar el cielo.

"¿Estás bien?", le preguntó colocándose a su lado y levantando la vista también.

"Sí. Sólo tengo muchas preguntas", comentó desinteresadamente.

"Lo sé", Claudia sonrió. "Es hermoso", dijo después de un minuto contemplando el paisaje.

"¿Qué cosa?".

"El cielo, la noche, la luna, las estrellas", aclaró. Lucian la observó. La leve luz proveniente de la fiesta se reflejaba en su vestido dorado.

"Es sólo el espacio. No creo que necesite el adjetivo", agregó volviendo a mirar las estrellas.

"Todo depende del espectador". Se quedaron unos minutos en silencio mientras el vaivén de las olas del mar mojaba sus pies.

"¿Puedo hacer un comentario acerca de tu atuendo?", preguntó Lucian de pronto.

"Por regla general no, no debes. Pero tengo curiosidad, así que por esta vez haré una excepción", autorizó Claudia.

"Esta noche luces… desconcertante", comentó analizándola. Claudia levantó una ceja.

"Eso puede ser muy bueno o muy malo", rió.

"La calificación es personal, si a ti te gusta o no. Me refiero a lo que me causa a mí verte usándolo", explicó con aparente apatía.

"¿Y te resulta desconcertante?"

"Mi frecuencia cardíaca aumentó, al igual que mi temperatura corporal, incluso mis manos están sudando sin motivo aparente. Visualmente resulta estimulante".

Claudia se quedó en silencio agradecida que la oscuridad ocultara su reacción, una mezcla de incredulidad y risa, la cual contuvo.

"Interesante", carraspeó tratando de sonar indiferente, pero no le resultó.

"¿Eso tiene un nombre en tu mundo?. Nunca había experimentado algo así".

"Agitación, ardor, entusiasmo…"

"¿Excitación?", la interrumpió. "Sé que en teoría biológicamente podría experimentar algo así, pero es un rasgo vestigial que mi especie no padece".

"Puede ser…" trató de sonar lo más fría posible, mientras se cruzaba de brazos inquieta.

"¿Es algo desagradable para ti?"

"¡No!", respondió automáticamente. "¿Por qué lo dices?"

"Tu lenguaje corporal".

"No es desagrado, más bien nerviosismo. Digamos que yo también he 'padecido' la misma reacción", explicó avergonzada.

"¿Con quién?", preguntó sin entender. Claudia se apretó las sienes pidiendo paciencia.

"Contigo". Definitivamente era muy difícil hablar de ciertas cosas de forma tan tajante.

"Interesante", respondió mirando nuevamente al cielo por unos minutos. "¿Se hace algo al respecto o pasa solo".

"Puede pasar solo, pero a veces vale la pena explorar a lo que puede llevar", sugirió Claudia sonriendo.

"¿Sexo?". Ella se sobresaltó un poco.

"No necesariamente. Hay muchos niveles antes de llegar a eso", volvió a explicar. Jamás se le habría ocurrido que una conversación así pudiera afectarla como lo estaba haciendo.

"¿Tomarse de las manos?".

"Puede ser, ¿te agrada?"

"Sí, es reconfortante", comentó extendiendo su mano hacia ella. Claudia se mordió el labio y la tomó en la suya. Nuevamente se mantuvieron en silencio sintiendo el contacto de forma diferente, un escalofrío recorrió la espalda de Claudia. La sensación era muy diferente de aquel día que caminaron por la playa. Suavemente movió su mano y entrelazó sus dedos entre los suyos. Lucian suspiró frente a la inesperada diferencia de sensaciones.

"Creo entender por qué mi especie se alejó de esto", dijo apretando lentamente sus dedos entre los de ella. "La capacidad de racionalizar se nubla considerablemente".

"Y se pone peor", dijo Claudia acercándose hacia él. No quería asustarlo. Ninguno de los dos sabía cuál podría ser el límite. "Tienes que decirme directamente cuando quieras parar", murmuró, moviéndose frente a él.

"Siempre he sido directo…" pero la mano de Claudia sobre su mejilla lo interrumpió. Al contacto Lucian se estremeció de pies a cabeza y cerró los ojos, sintiendo algo parecido a una mezcla de deseo y miedo.

"¿Está bien?", preguntó acariciando su rostro en la oscuridad. Lucian apoyó su cara en su mano y olió el perfume que emanaba de su muñeca.

"Sí", murmuró. Claudia estaba absorta al sentir su piel. La luz apenas lo iluminaba por lo que sus sentidos se agudizaron.

El mundo desapareció para ellos. El murmullo de la fiesta desapareció y sólo escuchaban el ruido de las olas y sus propios corazones desbocados. Lucian abrió sus ojos y la miró con inusitada intensidad. Lentamente levantó su mano y repitió lo que ella hizo, acarició su rostro, sin embargo su mano era mucho más grande y la cubría casi por completo. Cautivado por la sensación, su pulgar descendió hacia sus labios y suavemente siguió su contorno. Claudia contuvo la respiración y esta vez ella cerró sus ojos perdida en la sensación. Era increíble como el mínimo contacto la afectaba.

"Tengo que hacer una rectificación", dijo Lucian sin quitarles los ojos de encima a su boca. "No es el vestido lo desconcertante. Eres tú". Claudia abrió los ojos y pese a la oscuridad vió el deseo en ellos.

"¿Puedo hacer algo más?", preguntó ella con voz temblorosa. Sentía como su cuerpo entero temblaba. Lucian asintió.

Sin quitarse los ojos de encima, ella se acercó, puso sus manos sobre su pecho y se levantó en puntillas. Lucian llevado únicamente por un instinto que no sabía que tenía, descendió hacia ella para encontrarse con sus labios. El primer contacto fue electrizante. Ambos temblaron y cerraron sus ojos, dejando que la naturaleza tomara control. El beso fue suave y Claudia llevaba el control, enseñándole lentamente como moverse. Lo primero fueron unos pequeños besos hasta acostumbrarse al contacto. Después ella se atrevió a ir un poco más allá y tomó su labio inferior entre los suyos y suavemente lo mordió. Lucian contuvo la respiración y luego que ella repitiera la acción un gemido se le escapó. Ella sonrió y nuevamente le mostró cómo hacerlo. Sin duda era un excelente alumno porque lo siguiente que sintió fue a él repitiendo lo mismo en ella con maestría. Las manos de Lucian descendieron hasta su cintura y sin darse cuenta de lo que hacía, la apretó hacia él, mientras ella subió las suyas hasta su cuello para sujetarse de él. El beso se intensificó hasta que Claudia ya no pudo controlar absolutamente nada y se perdieron en la sensualidad de sus bocas.

Después de algunos minutos la necesidad de aire lo obligó a separarse. Ambos respiraban bocanadas de aire con desesperación. Lucian apoyó su frente en ella, mientras sentía cómo su cuerpo parecía perder fuerzas.

"Ahora entiendo muchas cosas", murmuró tocando su nariz con la de ella. Claudia apenas pudo sonreír. Permanecieron así unos momentos mientras sus corazones se aquietaban.

"Definitivamente quiero experimentar", Lucian murmuró ya un poco más calmado.

"Yo también", respondió Claudia disfrutando el efecto de sentir una pasión que creyó perdida.

"¿Todo se siente así?" preguntó mirándola a los ojos a pesar de la poca luz.

"Mejor", y le regaló una sonrisa lánguida y llena de satisfacción. Lucian no pudo evitar sonreír de vuelta. Permanecieron así un buen rato, sólo sintiendo la presencia del otro.

"Volvamos a la fiesta o nos van a extrañar". Claudia tomó su mano y lo guió, pero Lucian la detuvo un momento.

"Quiero aprender otra cosa", dijo con voz baja, aún perdido en las nuevas sensaciones. Claudia sonrió, preguntándole con la mirada.. "Quiero bailar contigo".