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— ¡Sensei!.—
— ¿Nishikino-san?.—
Por el pasillo de la universidad de la facultad de medicina; Maki caminaba con prisa para alcanzar a su profesor, que al escucharla se detuvo de inmediato.
— Disculpe las molestias, sólo quería entregarle lo último de mis tareas y archivos que quedaron pendientes.— Sostenía en sus manos un par de carpetas, entregándolas a aquél hombre de cabello algo canoso.
— Ohh, Nishikino-san. Gracias por traermelos, justamente iba a la sala de profesores para ordenarunos asuntos.— Agradeció con educación el mayor; guardando en su maletín las carpetas.— Por cierto, ¿cómo te sientes?.—
— ¿A qué se refiere?.— Preguntó extrañada.
— ¿Lo olvidas?. Estás apunto de graduarte, por fin tendrás tu doctorado como médico. — Alardeó con alegría.
— Tiene razón, he estado tan atareada con la universidad y asuntos del hospital que simplemente se me olvida.— Soltó una risita cansada.— Estoy bastante emocionada, no puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido.
— Es bueno que te dediques a dar todo tu esfuerzo, pero no olvides descansar. Eres una excelente alumna y que decir sobre tu desempeño, así que también debes recompensarte por eso.— Comentó con una sonrisa y leve preocupación, la menor asintió aliviada por el halago.— Debo irme, están esperándome.
— Gracias, sensei. Lo veré después.— Se despidió la pelirroja con una saludo, yéndose por el lado contrario de su profesor para salir de la universidad.
La vida adulta iba bien para la Nishikino, la relación con sus padres había mejorado bastante al punto de que podía llegar a contarles con tranquilidad los problemas que tenía, la confianza que había perdido por fin comenzaba a fluir entre ellos. Y aunque era un poco complicado que la menor pasará tiempo con su novia; no era imposible buscar la manera de verse.
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Era un día tranquilo y habitual, Maki terminaba de entregar lo último de sus pendientes en la universidad e iba directo a verse con sus mejores amigas. Por fin tenía un poco más de hrs libres.
La joven y futura doctora oficial; tocó el timbre del apartamento de Rin. Aprendió a la mala manera avisar antes de llegar, no quería volver a encontrar a 'tal' parejita en ciertas condiciones.
— Es la primera vez que vengo y te encuentro con todas tus ropas puestas.—
— No lo digas de esa manera Maki-chan, me haces ver como una exhibicionista. — Se quejó la pelinaranja al dejar pasar a su amiga.
— ¿Y Hanayo?.—
— En seguida viene, esta terminando de anotar en la lista de compras.— Sonrió felizmente, guardando varias cosas de su hogar en cajas de mudanza.
— Me alegra saber que el Nyakocafé les esté dando buenos frutos, ¿van a seguir remodelando?.— Maki dejó sus cosas de lado para ayudar a Rin a guardar cosas y ponerles cinta adhesiva a las cajas.
— Sólo nos falta terminar la barra de bebidas, pero eso es algo de un día. Lo demás está perfecto.—
Continuaron en silencio. Maki miraba de reojo a Rin, se le escapaba una sonrisita llena de orgullo. Hace un par de meses que la parejita había ahorrado bastante ,y gracias al esfuerzo de ambas, lograron abrir un mini-café por el centro de la ciudad con una temática única y llena de originalidad, les estaba yendo tan bien que incluso tuvieron que ampliar el negocio por espacio y contratar unos cuántos empleados. Ya no tenían que ir a ayudar en algo, solamente se encargaban por lo de afuera y de vez en cuando checar las ventas del local o el área administrativa de tareas.
Todo avanzaba con fluidez y tranquilidad.
— De ti aprendí a dejar que las cosas sucedieran a su manera, Rin.— Balbuceó sin pensarlo dos veces.
La de ojos verdes se quedó callada y paró todo movimiento, volteando a verla con lentitud y sorpresa.
— ¿Qué dijiste, Maki-chan? .— Elevó las cejas extrañada.
— ¡N-nada!.— La vergüenza de sus palabras la hizo retractarse.
— Oye... ¡Si te escuché!.— Exclamó indignada con una sonrisa juguetona.
— ¿Y entonces para qué quieres que te lo diga de nuevo?, ¿eh?.— Maki ignoró por completo los llantos de su mejor amiga y se dedicó a seguir guardando cosas.
— Porque no eres para nada cursi y a veces no esta mal demostrarle cariño a tus amigas.— Reclamó con un poco de drama.
— Confórmate.— Finalizó la plática cortando sus palabras.
Rin simplemente hizo un puchero y siguió sellando las cajas que le faltaban.
En la siguiente escena se podía mirar cómo Maki junto con Rin subían cajas al coche de la primer mencionada. Hanayo terminaba de cerrar su antigüo departamento para después bajar por las escaleras.
— Despidan a nuestro ex-hogar, chicas.— Se acercó a ellas, mostrando las llaves.
— Adiós linda casa, extrañaré sacar y regar las plantas en el balcón, nya.—
— Yo no tengo nada que decir en realidad, en ese lugar ví cosas que no quería ver.— Acompañó la doctora sin pena alguna.
— ¡Heeyyy!.— La pareja se sonrojó hasta las orejas.
— Suban al coche, tenemos que llegar a desempacar.— Soltó la carcajada y se subió al auto junto a las dos chicas que estaban aún avergonzadas.
El camino en el coche fué bastante tranquilo y ameno, no había más que las típicas pláticas cotidianas y algunas que otras noticias que quedaban pendientes por hablar. Maki llegó a una casa que era un poco más grande que el apartamento que tenían, se veía acogedora y cerca de una área rural junto a la ciudad...
Terminaron bastante noche, pues sólo bajaron y colocaron lo último que faltaba por traer en el suelo de la sala. Para recompensar el esfuerzo, Hanayo les hizo un té negro frío, y las tres chicas se encontraban afuera de la casa sentadas cerca del jardín disfrutando del aire fresco y el brillo de las estrellas en el cielo nocturno.
— ¿Te irás directamente al hospital cuando termines de graduarte?.— Preguntó una Rin curiosa.
— Lo estuve pensando, pero voy a tomarme un tiempo para descansar antes de entregarle el alma.— Suspiró resignada.
— Es bueno que lo hagas, no te he visto descansar casi nada desde que entraste a la universidad.— Mencionó preocupada la de anteojos; los cuales limpiaba con su pañuelo.
— Lo sé, incluso uno de mis profesores me llamó la atención por eso.— Frunció levemente el ceño al revolver lo último que quedaba en su vaso. Parecía que aquél líquido lucía bastante interesante a los ojos de las demás.
— ¿Quieres que te sirva más?.— La pelinaranja se puso de pie para ir.
— N-no, de hecho... Ya tengo que irme.— Maki de la misma manera se puso de pie y entregó el vaso, haciendo unos estiramientos de brazos.— Necesito dormir, siento que voy a morir si no lo hago.
— Ve a casa, Maki-chan. Gracias por ayudarnos y por estar en este momento de nuestras vidas.— Hanayo no esperó más y fué directo a darle un abrazo.— Nos has acompañado desde que éramos unas adolescentes, es muy importante para nosotras.
La doctora se sorprendió de aquél contacto físico, pero no dudo en corresponder con un cálido abrazo. Hasta que sintió la mirada de cierta chica con voz gatuna.
— Deberías soltarme si quieres que siga estando por más tiempo.— Dijo con sarcasmo.
— También quiero darte un abrazo.— Rin se unió al bello momento y terminó ese día con un abrazo grupal afectuoso.
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— El esperado día de graduación de Nishikino Maki.— (Pov - Maki) .
Llegué puntualmente a la hora indicada para la reunión y formación de nuestros grupos de medicina.
Estaba tan ocupada en mi mente, por ahora me aseguraba de traer todo en orden. Acordamos usar el uniforme totalmente blanco; pantalón, camisa de vestir, corbata, zapatillas y claro. La bata de medicina.
Me miré al espejo que se encontraba en baño y ajusté mis gafas, también ordené mi cabello en una coleta alta para no tener problemas con mi cabello.
Sentía tantos nervios. El día por fin había llegado... El día que esperé pacientemente por tantos años.
(Pov normal.)
La doctora salió del baño y se dirigió directamente domo asignado para esa área. No tardó en encontrar su grupo y tomar su lugar correspondiente. Miró de reojo para atrás, tratando de buscar a sus conocidos pero no podía, la mayoría de estudiantes entorpecían el perímetro, tal vez podría tener mejor vista estando arriba cuando reciba el certificado.
— Nishikino-san.— Una familiar voz captó su atención.
— ¿Uh? ¿shouto?.— Maki se desconcertó, no había notado que la rubia tenía un lugar a lado de ella.
— Sé que es el último día que tal vez nos volvamos a ver... — Agachó la mirada apenada.
— ¿De qué hablas?… ¿No estarás en el hospital?.—
— Me iré al extranjero junto a mi padre y estaré cerca de mi madre también, así que hoy es el último día porque tomaré el vuelo por la madrugada.— Contó con tristeza.
— Es una pena... No olvides que tienes un lugar en el hospital también, serás una excelente doctora.— Intentó animarla vagamente. Y se sentía desolados sus emociones porque ya tenía mucho que no convivían ni hablaban tan cerca.
— Ahórrate tus palabras.— Sonrió tímidamente.— Sólo te debía una disculpa, no tenía porque entrometerme tanto en tu vida.
La doctora jamás se imaginó escuchar tales cosas de aquella rubia. Incluso se quedó algunos segundos pensando antes de responder.
— Acepto tus disculpas. Shouto-san. Espero que podamos llevarnos bien y ejercer nuestras profesiones de la mejor manera.— Aceptó con tranquilidad.
— Gracias...— Susurró feliz la más bajita, sintiéndose mejor consigo misma.
— Muy bien, muy bien. Pongan atención chicos. Porfavor acaten las órdenes con detenimiento para avanzar adecuadamente con todos los graduados.— Comunicó el presidente de la universidad.
Las dos chicas se dieron una última mirada antes de volver a tomar su postura firme.
La fila de la Nishikino ya se encontraba en el centro del domo, logrando ver a sus conocidos con mayor claridad. Se dió cuenta de que Rin y Hanayo la saludaban con emoción entre el público, sus padres estaban sentados y saludaron pero con calma; haciendo una leve reverencia con la cabeza. El corazón de Maki se sintió como loco, latía tan fuerte que juraba que podían escucharla los demás presentes.
Sus orbes rasgados color violeta buscaron a otra personita entre el público. A Nico. Y en su totalidad, ahí estaba. Luciendo linda con el cabello suelto que adornaba una diadema, vistiendo lindo y sonriendo con orgullo y calidez.
Esa presencia era la única que necesitaba la menor para sentirse segura y dejar de lado sus nervios.
— Nishikino Maki.— El directo nombró a la heredera del hospital, el público e estudiantes aplaudieron. La menor caminaba directo a la mesa de los docentes para saludar y recibir su diploma oficialmente.
Cada paso que daba era como una bomba de tiempo, recordó todo lo que trabajó y todo por lo que estudió tanto. Sólo que, su mirada entusiasta y su gran sonrisa se fué apagando, cortando por completo su emoción.
— ¿De verdad esto me hará feliz toda mi vida?.—
Susurró tomando el papel, y agradeciendo a los profesores. Por suerte nadie la escuchó, dió la vuelta para hacer su última reverencia ante todos. Saludó y dió pasos pesados para bajar de la parte superior en dónde se encontraba.
Maki entró en una crisis interna sin si quiera darse cuenta.
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— No puedo creerlo, eran bastantes personas las que se graduaron de medicina.—
— ¿De qué hablas?, ¿porqué te sorprendes?.—
— Bueno, es que en mi facultad no es mucha gente la que incursiona.—
— ¿Qué estás estudiando exactamente, Hoshizora?.— Preguntó extrañada la pelinegra de ojos grandes color rubí.
— Ciencias del deporte.— Respondió felizmente.
— Ahh. — Hizo una expresión de poco interés y simplemente miró el manicure que tenía en las uñas.— Supongo que no es común que alguien quiera estudiar deporte por mero gusto.
— No sé si sentirme ofendida o hagalada.— Rin miraba confundida a la mayor que parecía burlarse de ella.
Aquél dúo se encontraba esperando a Hanayo y a la queridísima doctora fuera de las instalaciones de la universidad. Parecía que la Nishikino estaba despidiéndose de sus compañeros y tomando una que otra foto para el recuerdo.
Ambas compartían una cómoda conversación, aunque era extraño porque no parecían coincidir en nada pero lograban llevarse bien.
— Oigan.—
Las dos voltearon y se dieron cuenta de que la tímida chica de lentes venía sola.
— ¿Qué sucede? ¿Y Maki-chan?.— Nico y Rin preguntaron al unisono.
— Parece que está algo apagada, algo extraño ocurrió.— Contó con preocupación.
— ¿Por qué lo dices?.— La novia de la doctora fué la primera en reaccionar.
— Fuí a buscarla, y parece más como que se está forzando por sonreír. Sus padres ya se fueron, y nos dijeron que trataramos de saber lo que pasa.— Hanayo jugaba inquietamente con sus dedos.
— Pero si cuando la vimos lucía animada y feliz, esto es más que extraño.— La Hoshizora ladeó la cabeza.
— En realidad, cuando subió por su certificado y dió la reverencia, su semblante cambió demasiado.— Confesó una confundida Nico.
— Creí que era la única que lo había notado...— Coincidió la de lentes.
— ¿Soy la única que no lo notó, nya?.— Preguntó Rin.
— Bueno, creo que lo mejor es que Nico-chan sea quién intente hablar con ella.— La novia de la atlética chica propuso una de sus ideas, sonriendo de que podría funcionar.
— ¿Eeeeehhhh? ¿Yo?.— Nico se apuntó a si misma, tratando de reafirmar lo que había escuchado.
— Claro que si, no creo que Maki-chan quiera hablarlo con nosotras. Además de eso, tú podrías indagar más sobre lo que esta sucediendo con ella.— Pidió entre súplicas.
— Está bien Hanayo, lo haré.— Suspiró algo tensa.
— Mucha suerte, lo más seguro es que termine con besos y una puerta azotada cuando lleguen a su habitación, nya.— Agregó juguetonamente la de ojos verdes, ganándose un golpe en el brazo por parte de la Idol.
— Llévate a esta idiota, o tendrás que pagar su funeral ahora mismo.— Advirtió Nico a Hanayo.
— ¡Ouuchhh!. Aparte de golpearme. ¡¿Me amenazas de muerte?!. Maki-chan tendrá una vida complicada.— La Hoshizora sobó su brazo con dolor y sintiendo tal terror ante la Yazawa que la miraba furiosa.
— ¡Gracias, Nico-chan!. Nos vemos entonces, puedes hablarnos por cualquier cosa.— Sonrió con alivio, y tomó la mano a su novia, llevándola a toda prisa.
— ¡P-p-peroooooo!.—
Rin y Hanayo desaparecieron al dar la vuelta y salir por la entrada de la universidad.
Nico se quedó de pie esperando a la doctora; un poco ansiosa, jugando con su bolso y volteando uno que otro momento al cielo. Comenzó a sentir como su estómago hacía vuelcos. Sentía como aquellas veces en las cuales empezaba a actuar; nervios y un poco de ansiedad.
— No puede ser tan difícil hablar con ella. Sólo es Maki-chan.— Intentaba darse ánimos, sonriendo sin ganas de hacerlo.
— ¿Hablar con quién?.—
La Yazawa se asustó al ver que la doctora habló muy cerca de su oído, pero al verla sólo se sonrojó.
— ¡O-oye!, no hagas eso. Pude haberte golpeado.— Frunció las cejas angustiada.
— Lo siento, sólo se me ocurrió hacerlo.— Al terminar de hablar, miró a ambos lados. Nico vió a las mismas direcciones sin entender.— ¿A dónde fueron Rin y Hanayo?, ¿no saldríamos hoy?.
— A-a ah... Si.. Ellas... Lo que pasa es que las llamaron del café, ocurrió una emergencia y tuvieron que salir con prisa, dijeron que podríamos salir después.— Con toda la actitud y con su excelente actuación; la Yazawa logró hacerle creer esa pequeña mentirita a su novia.
— Ya veo...— Miró su reloj la menor.— ¿Qué te gustaría hacer entonces, Nico-chan?.
— Lo que quieras, Maki-chan.— Respondió inmediatamente la mayor. La mirada de Nico divagó mucho, examinando a su novia de pies a cabeza, no pudo evitar ruborizarse. La doctora lucía muy bien de blanco y se veía un poco más mayor y con un semblante maduro. Aunque, se dió cuenta de que Maki cargaba su carpeta y papeles sin mucha importancia. Ni si quiera se veía emocionada.
— Hay... Hay un hotel con aguas termales, ¿estará bien eso?, me gustaría relajarme.— Opinó la Nishikino viendo su teléfono celular.
— ¡Vamos!.— Una Nico totalmente decidida se llevó a Maki sin pensarlo tanto.
La doctora desconcertada la siguió, lo extraño para ella es que su novia no le había preguntado por nada. Era raro, y eso la entristecía.
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La parejita reservó una habitación tradicional con entrada a las aguas termales, comida y accesibilidad a los espacios para relajarse
Nico ni Maki se habían dirigido la palabra en absoluto, haciendo que al aire entre ellas se sintiera incómodo y pesado. La Nishikino abrió la puerta con la llave que le dieron en la recepción, entrando ella primero seguida de Nico.
Las dos dejaron sus cosas en el pasillo. En la sala de estar Maki se deshizo de su corbata y la bata blanca, necesitaba sentirse más ligera o se volvería loca. Miró de reojo, y vió que Nico le daba la espalda, quitándose su suéter ligero.
— Nico-chan...— Llamó la menor a su novia con suavidad.
— Dime.— Acató al llamado, dándole la cara directamente y con un semblante serio.
La doctora por supuesto se sintió temerosa de preguntar; pero tenía que hacerlo.
— ¿Estás enojada conmigo?.— Maki tomó asiento en uno de los sofás para tratar de controlar su ansiedad, comenzando a jugar con su cabello entre sus dedos.
— Claro que no idiota, ahora yo te pregunto a ti.— Soltó una risa de alivio, Maki estaba bien pero algo en su cabeza no la hacía pensar con calma. Tomó asiento a lado de la doctora para tener más contacto. — ¿Qué pasa?.
— ¿De qué?.— Intentó ignorar lo obvio.
— No te hagas la que no sabes, Maki-chan. Desde que te dieron tu diploma,tu cara y tu semblante cambió muchísimo; parece que no estás feliz de eso.— La mayor tomó la mano derecha de Maki para cubrirla con sus manos, un acto lleno de calidez.
— Es increíble como te das cuenta de lo que me sucede.— Sonrió avergonzada.— No lo sé...
— Tenemos todo el tiempo necesario para hablarlo y lo sabes.—
— Bien, te lo diré.— La doctora deshizo el agarré con suavidad y elevó una de las manos de Nico para depositarle un beso y dejarla a un lado. Tomó una mejor postura y se puso de frente.
— Te escucho.— Sonrió plácidamente.
— Cuando subí a tomar mis papeles y saludar a todos, cada que me acercaba a eso... Me pregunté si de verdad esto era lo que quería, tengo miedo de fracasar o sentir que esto no me hará feliz toda mi vida...—
La Idol se quedó en absorto silencio, prestándole toda su atención a su novia.
— Tal vez te parezca patético porque he llevado casi toda mi vida en esto, por el hospital, por mi familia... Por lo que esperan todos de mi.— Se cruzó de brazos y finalmente recargó su espalda en el sofá.— No lo sé, estaba muy feliz con recibir mi reconocimiento y hacerme llamar profesionalmente una doctora. Pero ahora es como si estuviera dudando de mi misma. ¿Qué tal si no lo hago bien.?
— Maki-chan.—
— ¿Si?.—
— Vayamos por partes...— Aclaró firmemente la mayor.— Sé perfectamente que tus padres hubieran aceptado cualquier otra cosa que desearías haber hecho.— Nico se aseguró de decirle aquellas palabras mirándola a los ojos.
— P-pero el hospital —
— Espera. Eres una mujer aferrada y dedicada, tienes un gran historial académico, podría jurarte que tus padres lo hubieran aceptado a regañadientes al inicio, pero te aman tanto que estarían felices por ti y lo sabes, cariño. Porque eres capaz de eso y muchas cosas.—
La Nishikino sonreía débilmente, se sentía apagada pero había una luz que trataba arduamente de encenderla.
— Y ahora. ¿Qué te hizo engancharte tanto a la medicina?. Que yo recuerde, habías dicho que querías ganarte el respeto de tus padres sobre eso y demostrarles a los demás que tú esfuerzo valía más que el privilegio de tu apellido.— Dejó en claro la mayor sus pensamientos, pero hasta ese punto. Maki se quedó en trance.
Porque era cierto. Siempre tuvo pasión por la medicina, tal vez eran sus inseguridades.
— ¿Ocurrió algo que te haya hecho esforzarte más de lo que hacías?.— La Yazawa trataba de no ser tan ruda o de no agobiarla con tantas preguntas. Maki era como un caracol cuando se tratase de sentimientos; tenía que ir a su ritmo.
— Bueno... Un niño...— Susurró en un estado de inconsciencia, su mirada se apagó y quedó sombría.
— ¿Eh?.— Arqueó una ceja.
— Uno niño, hace muchos años cuando estaba en secundaria. Me dí cuenta de que el personal del hospital era una basura en aquél tiempo.— La jóven doctora descansó su peso en sus codos poniéndolos en sus muslos y uniendo sus manos para después posicionar su mentón en ellas. Casi como una posición de rezo común, algo parecido.
— Ajam.— Asintió la contraria.
— Me hice muy cercana a él, aprendimos mucho de ambos. Fué como mi primer amigo en esas circunstancias, pero le detectaron una extraña enfermedad y los estúpidos doctores incompetentes prefirieron dejarlo morir en lugar de buscar una solución. Ya no quisieron trabajar más en él, porque sus padres lo consideraban una pérdida de tiempo y de dinero.— Se desahogó fríamente.
La Idol atragantó nerviosa, no esperaba ni tenía idea sobre esas cosas. Y ella podía apostar que ni sus mejores amigas sabían sobre eso.
— Me enojé bastante con mis padres porque estaban descuidando la atención al paciente con esos idiotas, gracias a eso; fueron despedidos por la negligencia. — Suspiró pesadamente, como si le doliera mucho hablarlo. Nico como acto de apoyo emocional, posó su mano en el hombro de Maki y comenzó a darle suaves palmadas.
— Maki-chan, no tenía idea...—
— Después de eso, me dieron una beca para entrar a una prestigiada academia de musica, la mejor del país... De hecho... Pero, algo en mi me hizo pensar.— Elevó el rostro con seriedad.
— "¿Qué tal si yo misma puedo salvar a las personas y ayudar a los demás?". Amaba y amo la música, pero no podría usarlo como una profesión.— Se cuestionó unos instantes, como si estuviera preguntándose a si misma. — Elegí el camino de la medicina, aunque no fué nada fácil, me hace feliz saber que puedo hacerlo y evitar que las personas puedan morir.
El lugar se inundó en absoluto silencio. El único sonido era de un reloj que marcaba la hora con un suave 'tic-tac'. La doctora al no escuchar nada, miró apenada a su novia, Nico tenía una sonrisa llena de ternura y con los ojos cristalizados a punto de ser unas cascadas descontroladas.
— C-cuando te conocí, creí que eras una amargada doctora sin vida social que odiaba a todos ...— Limpió sus propias lágrimas con las palmas de sus manos.— Pero después de todo este tiempo, terminé terriblemente enamorada de una gran mujer.
— ¿G-gracias?.— Dijo dudosa.
— Perdón, me dejé llevar.— Su boca formó una juguetona sonrisa.— Acabas de responder a todas tus inseguridades. Amas tu carrera y estás más que lista para lo que sea, no dejes que tus inseguridades ganen.
La doctora hizo una sonrisa de lado. Su novia tenía razón, lo sabía.
— Tienes razón Nico-chan. Siempre tienes razón.— Soltó una risa. Parecía que las dos habían llorado bastante, necesitaban sacarlo.
— Vamos por unos bocadillos, y después a las aguas termales. Eso hará que nos deje de doler la cabeza.— La Idol tomó del brazo a su novia para ponerla de pie; llevándola a la cocina.
— Bien.—
— Lo olvidé.— Se detuvo de golpe.— Felicidades por tu graduación, señorita Nishikino. Eres y serás una excelente doctora, de eso no tengo duda.
La menor se sorprendió y abrió ligeramente sus ojos a la par de su boca, sus reacciones fueron lentas y conmovedoras. Intentó no sonreír, pero falló y lo hizo, acompañado de un sonrojo y unas pequeñas lágrimas de felicidad. Nico se puso de puntitas para alcanzar a rozar su nariz con la de ella. Uno de los tantos besos que se daban.
— Te habías tardado, ¿no crees?.— Cuestionó molesta.
— Tenía que hacerte reaccionar, cariño.— Respondió al mismo tono.
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La doctora acompañada de la Idol, ya estaban tomando su ameritada hora en las aguas con toda la calma del mundo. Ambas usaban el cabello amarrado para no mojarse tanto.
— Que extraño, parece que no vendrá nadie más.—
— Pagué para que esta sección fuera privada.— Le respondió Maki, quién se hayaba recargada en las rocas y con los ojos cerrados.
— ¿Ehhhh?. ¿Por qué hiciste eso?.— Nico se acercó más a ella.
— ¿Cómo que "porqué"?.— Abrió un ojo.— Obviamente no va a parecer cómodo si alguien me mira y se da cuenta de que cuento con algo "extra".
— Buen punto.— Le dió la razón a su novia. Miró a todos lados y ni si quiera había cámaras o alguien del personal. Aparte de que sólo ellas contaban con la llave y habían cerrado al entrar.
— ¿En qué tanto piensas, Nico-chan?.— Una curiosa Maki se inquietó al darse cuenta de que la Idol no hacía ningún ruido, la doctora permanecía con los ojos cerrados.
Escuchó el ruido de Nico al levantarse por el agua, la Nishikino estaba tan cómoda que no se esforzó por moverse, simplemente se quedó ahí. Sintió como un peso extra se posicionó encima de ella, no aguantó más y abrió los ojos de golpe, viendo que la mayor ya estaba sentada en su regazo y con los brazos al rededor de su cuello
— ¡N-n-nico-chan!.— Exclamó sonrojada y alterada. — ¿Qué haces?.
— Nada, sólo quiero que mi novia me dé atención. ¿No puedo?.— Usó un tono triste, tratando de jugar con Maki.— Estuviste mucho tiempo ocupada con la universidad, muy apenas podíamos vernos en tu oficina.— Susurró ardientemente en el oído de la más alta.
— Tienes suerte de que no pueda entrar nadie.— Sonrió con desafío, algo desesperada soltó su propio cabello y tomó entre sus manos el rostro de Nico para darle un beso lento. Metiendo su lengua en la boca de Nico.
La mayor no dudó en corresponder y siguió el beso, era fácil para ella provocar a Maki ,y asumiría las consecuencias de ello.
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Un aire fresco y frío chocó directamente en el rostro de una somnolienta y cansada pelirroja. Abrió sus párpados con lentitud y se dió cuenta de que la ventana del balcón estaba abierta. Las cortinas se movían al paso del aire y claramente se podía ver qué las estrellas iluminaban la noche. Se sintió extraña al dejar de sentir el calor extra de alguien, volteó y vió que Nico no estaba.
Se levantó con pereza y fué directo por una bata, ya que su cuerpo había permanecido desnudo. Al ponérsela vió que alguien estaba en el balcón, enfocó la vista y era Nico quien hablaba por teléfono y estaba recargada en el barandal dando la espalda, usando también su bata.
— Me alegro mucho Kotori, es un alivio.— Alcanzó a escuchar, siendo ligeramente inaudible.
La doctora caminó con cautela y abrazó con suavidad a la más bajita, la Yazawa sabía de su presencia y aceptó el cálido abrazo. Maki dejó sus manos en la cintura de Nico y recargó la cabeza en su hombro.
— Oye, Maki-chan está despierta. ¿Quieres decirle.?.— Puso el altavoz y acercó su teléfono a Maki, la menor puso atención.
— ¡Felicidades por tu graduación Nishikino-san!. Mi intención siempre fué estar ahí, pero me llamaron y tuve que organizar una pasarela en París de última emergencia. Sólo quiero decirte que serás una grandiosa doctora, de verdad.—
Kotori hablaba con tanta felicidad que contagió a Nico con una sonrisa.
— Gracias...— Susurró la doctora.
— Perdona Kotori, Maki aún está dormida.— Soltó una risita la mayor, quitando el altavoz y acercándolo a su oreja.— Puedes avisarme cuando estés de regreso. Adiós, cuídate.
Colgó la llamada con tranquilidad, pero sintió que unas manos se deslizaban por el hueco de su bata para tocar directamente su abdomen, acercándose peligrosamente a sus pechos.
— No estás tan dormida.— Dijo con sarcasmo.
— ¿Está bien si lo hacemos una vez más?.—
— B-bien, no es como que pueda negarme.— Dejó de lado su teléfono, estaba a nada de deshacer el listón de su bata, pero unas manos la detuvieron.
— No te la quites, está haciendo bastante frío aquí afuera.— Comentó Maki, y sin esperarse más fué directo a los pechos de Nico. Acariciando con suavidad y jugando con sus pezones. La mayor por las reacciones y las estimulaciones que estaba recibiendo, sólo atinó a gemir sin contenerse mucho.
— E-e-entonces.. Vayamos a la cama.— Propuso Nico.
— Nadie puede vernos, no te preocupes por eso.— Sonrió pícaramente la doctora, dejando de tocar a Nico para darle la vuelta y besarla directamente con la misma intensidad de siempre.
— Te amo Nico-chan, nunca había estado tan segura de algo.— Dijo al acabar el beso.
La Yazawa comenzó a sentir las emociones a flor de piel y ahora ella tomó el rostro de Maki para darle otro beso.
— Te amo también, de verdad te amo.— Le sonrió radiantemente, con toda la felicidad que le podía brindar. La doctora sonrió de la misma manera y volvió a unir sus labios con los de ella.
No tenían idea, pero ya estaban uniéndose en cuerpo y alma bajo la luz de la luna.
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Amor, mucho amor. ~ Gracias por seguir leyendo, agradezco sus bonitos comentarios. Aquí tienen por fin un capítulo puntual.
