Hola Gente hermosa de Fanfiction.

Aquí IvanRaider trayendo les esté nuevo One-Shot crossover entre Naruto y Elden Ring.

Naruto y Elden Ring no me pertenecen, todo va hacia sus respectivos creadores.

Yo solo creo contenido de Fans para Fans.

No olviden darle a la estrella y comenten.

Ahora si espero y lo disfruten.

PD: Hago streams en twitch.tv/elgodronin. A partir de las 7 de la tarde hora de México.

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El había nacido... en el auge del gran árbol áureo, muchos de ellos le siguieron tiempo después de su llegada.

No tenía conocimiento sobre el mismo y mucho menos quienes eran sus padres. Nació en medio de un vergel, sin nada más que su libre albedrío y su mente vivaz pensando a mil por hora buscando su propósito en este mundo.

Jamás lo supo, sólo vago y continuó su deambulo sin importarle que sus piernas le suplicaban que tomará un descanso, aunque fuera el más breve de todos. Pero el no les hizo caso; siguió hasta que el sol se ocultara y hasta que esta volvía a aparecer, buscando cual era su objetivo: quería saber su meta.

Siguió su camino, pensando en que tarde o temprano encontraría su destino; era un cadáver andante que desde hacía tiempo había perdido su luz y gracia. En todo su recorrido se enfrentó a cientos de calamidades y descubrió miles de cosas nuevas, buscando cualquier respuesta.

Incluso conoció a miles de especies en toda la tierra intermedia quienes le ayudaban a buscarle un propósito, incluso de brindarle una posible respuesta a su pregunta. Pero algunos no se mostraron tan cooperativos y decidieron darle una pelea por cualquier motivo, incluido un hombre pelirrojo inhumanamente alto.

El creyó que era un problema para su reinado y lo enfrentó: como un simple animal amenazado y ganó. Noto cómo la mirada de aquel hombre era una de completa incredulidad e incluso le había exigido su nombre... uno del cual no le dio al no saber el mismo de aquella respuesta, lo único que hizo fue darse la media vuelta e irse de aquel enorme páramo desértico provocado por su enfrentamiento con ese sujeto.

Continuó su camino ignorando los gritos y las exigencias del hombre con tal de buscar respuestas a su mente vagabunda; siguió así hasta que logró llegar a un enorme y hermoso edificio, donde vio como varias personas entraban y salían del lugar con extraños libros entre sus manos. Impulsado por su curiosidad se adentro en aquellas instalaciones sin importarle las miradas que le daban las demas personas a su alrededor.

Pensó dentro de su cerebro que aquel sitio le daría un poco de información para su tan leve entendimiento de su entorno; uno del cual tal vez no le daría todas las respuestas que buscaba, pero si algo que lo dejara levemente satisfecho por breves momentos y despejarle algunas dudas. Cuando dio otro paso en el enorme edificio fue detenido por unos hombres con extrañas túnicas siendo comandada por una hermosa mujer, vio como la expresión de esta era sería pero ligeramente serena.

Fue aquel día en la que tuvo su primer contacto con Rennala: La Reina de la Luna y la actual gobernante de la academia de Raya Lucaria. Había sido una mujer encantadoramente educada para su gusto y deleite, con tan sólo oír su voz le provocaba un ligero espasmo de emoción en todo su ser, incluso ella se había ofrecido en ayudarle a comprender el mundo en el que estaba; incluido sobre los conceptos básicos que conformaba estas tierras desconocidas para el.

Rennala: el nombre de la mujer quien ahora fungía como su mentora y madre le había enseñado todo lo que su bastó conocimiento se lo permitiese. Ella se había encargado de transformarlo en alguien consciente y gracias a ella había rellenado aquella prisión sin vida que era su cuerpo, esa doncella de pelo castaño le había devuelto su luz que hace eones había perdido cuando despertó en medio de la nada.

Pero... a pesar de las enseñanzas de esa mujer no había sido suficiente para saciar su ahora enorme apetito de conocimientos. Su gula había crecido mediante cada descubrimiento o lección que su mentora le daba, y con ello, su deseo de salir otra vez al exterior emergió más fuerte que nunca.

Gracias a aquella hermosa mujer y su glorioso conocimiento que está tenía en esa enorme academia le habían ayudado a por fin encontrar su propósito... ser un erudito; uno del cual logrará descubrir todos los secretos que las tierras intermedias tenían por ofrecer.

Sabía que sí se quedaba dentro de los muros de la academia jamás cumpliría su meta, debía de salir al exterior y descubrirlo todo por su propia cuenta. Aún recuerda el dolor reflejado en los ojos de su madre adoptiva, negándose que partiera solo a aquel mundo tan peligroso y hermoso...

Pero debía de hacerlo.

Debía de cumplir con su propósito y darle propósito verdadero a su vida recién descubierta.

Con la mirada determinada salió de aquella academia del cual llamó su hogar, aquel enorme edificio repleto de miles de libros que contenían una muy pequeña parte de la información sobre este mundo y las maravillas complejas que lo complementa... estaba dispuesto a desvelar aún más secretos para poder compartirlos con su familia de investigadores.

En su camino en la búsqueda de la verdad se había topado con uno de los seres majestuosos que surcaban los cielos como reyes y dueños de estos...

Un dragón.

Al principio de su conversación con aquel colosar ser había sido apática; al punto de rayar con el enfrentamiento entre ellos. Pero, con el pasar de las palabras aquella tensión se había vuelto cada vez menos arraigada y el entorno más amistoso se hizo palpable.

Aquel dragon se había ofrecido a responderle sus preguntas a cambio que el respondiera las suyas, era un trato bastante justo para él: "Pará recibir hay que dar". Sin dudarlo aceptó el acuerdo y ambos se habían nutrido con el conocimiento del otro, habían formado un fuerte lazo entre ambos del cual se sentían a gustos.

Platicaron y compartieron sus anécdotas o conocimientos que tenían sobre el mundo que los rodeaban; el había aprendido mucho sobre los dragones y este de los humanos. Se dieron cuenta de ciertas similitudes que compartían, ambos buscaban el sobrevivir y postergar su raza como fuera posible: gobernar sus respectivos dominios a su manera.

Aquellos intercambios de conocimientos después pasaron a entrenamientos de magia... ellos se compartieron sus secretos para reforzar más su lazo de camaderia y amistad.

Ambos habían viajado por todas las tierras intermedias... enfrentándose a cualquier adversidad que se les oponía con fiereza y destreza, enemigos con el único propósito de obstaculizar el encontrar de las respuestas que aún les faltaban.

En todo su camino por el bastó conocimiento de las tierras intermedias se habían ganado una enorme reputación; de cómo un hombre se había "apoderado" de él gran y temible dragon Placidusax bajo su estandarte. Nada más que falacias cargadas de mentiras tras otra; ambos se habían unido como hermanos para poder descifrar los enigmas de la tierra y los dioses, buscando cualquier información para dejar de estar bajo el velo de la ignorancia.

Pará su desgracia y la de su escamado amigo, aquellos rumores sobre un simple mortal con el gran señor dragon Placidusax de su lado habían terminado en varios pueblos. Los relatos de él y su amigo alado habían caído en los oídos de la gran parte de los habitantes de las tierras en las que habitaban, en todos las aldeas y algunos reinos que había visitado para abastecerse de suministros susurraban entre ellos a sus espaldas.

Incluso algunos pocos tontos intentaron hacerse el valiente para eliminarlo y así ganar fama... lástima que no contaron que estaría acompañado de su fiel compañero y sus potentes rayos escarlatas.

Lamentablemente para el y su hermano, aquellos enfrentamientos contra esas personas provocaron una reacción en cadena del cual era igual a un incendio en medio de un bosque. El sabía que esto sería un problema mayor si aquellos rumores o noticias cayeran a oídos no merecedores, quería evitarse problemas con la mayor autoridad del mundo...

Pará su desgracia y el de su acompañante; el enfrentamiento que tuvo aquel día con ese hombre pelirrojo había ocasionado que este fuera con la reina Marika y hablara sobre aquel enfrentamiento. Ocasionando que la mujer, la máxima gobernante y la autoridad misma se mostrará impresionada de cómo él: un simple mortal logrará vencer en un combate a puño limpio con la contraparte masculina de aquella diosa...

No podían culparlo.

El se había enfrentado a ese dios en sus momentos más verdes, donde no sabía nada sobre el mundo y los habitantes que lo poblaban. Solo había actuado como un simple animal amenazado ante el peligro que estaba expuesto, lucho para mantenerse a salvo y aún conservar su vida.

Una simple reacción natural de supervivencia.

Por supuesto que su acompañante escamado le había tranquilizado; diciéndole que había hecho lo que fue necesario para mantenerse con vida. Incluso le prometió que pese a lo que pasara después... el se quedaría a su lado, incluso si eso significaba estar bajo la sombra de la muerte.

Recordó como el había sonreído enormemente al oír las palabras de su fiel hermano, incluso juro haber derramado unas cuantas lágrimas que pensó jamás saldrían. Y después de tanto tiempo en toda su vida...

Había sentido su corazón latir.

Fue ahí que una epifanía apareció ante sus ojos, ¿para que servía tanto conocimiento si no tenía con quien compartirlos?. Aquel momento no lo pensó dos veces y agarro todas sus cosas para montarlos a su hermano, como le había dicho que volará de regreso a la academia de su mentora.

Después de tantos años desde que había iniciado su viaje jamás pensó en esa mujer, aquella que le acogió bajo su brazo para poder criarlo y educarlo. Había sido un completo mala agradecido con ella, en toda su travesía nunca se había puesto en contacto, ni siquiera la había visitado en su travesía en búsqueda de desvelar todos los secretos del mundo.

Tal vez aún no había cumplido su meta junto con su amigo, pero ambos habían acordado en compartir sus conocimientos al resto de los habitantes para que estos no vivieran en las mismas condiciones en la que estaban. Pero nunca imagino que su regreso a la academia de Raya Lucaria junto con su acompañante terminaría en su captura por parte de Radagon junto con aquella mujer que lo educó como si fuera su propio hijo.

Había sido traicionado por aquella bruja que la miró como una madre, solo la observó como ella no se digno a verle. Pensó que ella había sido tomada como rehén por ese dios, creyó que estaba en peligro y debía de salvarla; como lo había hecho por él en el pasado.

Pero cuando se dio cuenta de la verdad, lo único que hizo fue decirle a Placidusax que huyera del lugar, que se pusiera a salvo de las garras de aquellas personas. Noto cómo las cabezas lo miraban, transmitiendole con sus ojos que se negaba a abandonarlo; pero al final tuvo que hacerlo por él.

No sin antes prometerle que volvería a por él y trataría de rescatarlo...

Sabía que juntos podrían contra todos, pero, sus emociones y el cariño que tenía con Rannala lo habían cegado; pensando que era un malentendido. No quería hacerle daño, incluso cuando se enfrentó a ella y como esta le lanzaba hechizos tratando de detenerlo... el en ningún momento le había puesto un solo dedo, se negaba dañar a su madre sustituta.

Las emociones fueron algo nuevo para el, no sabía cómo controlarlas... y fue eso su perdición.

Jamas había perdido una batalla o una pelea...

Hasta ahora.

Pero fue por voluntad propia.

Aún se negaba creer que su mentora lo traicióno para estar a lado de Radagon. Quizás el tenía la culpa, por no haber estado en contacto con ella y mostrarle una pizca de agradecimiento por todo lo que a hecho por él.

Tal vez era el karma.

Realmente no lo sabía.

Lo que sí sabía era que quería seguir creyéndose sus propias mentiras sobre la traición de su mentora... al menos sus conocimientos y el de su amigo aún estaban a salvo con éste; esas notas, sus investigaciones: tenían conocimientos que podrían dejar en jaque a este mundo.

O por lo menos una gran porción de este.

Por qué al igual que el universo era infinito lo era los descubrimientos, cada día aprendió algo nuevo respecto al entorno en el que existía y a la vez del cual no...

Había reflexionado y pensando todo este tiempo en diferentes cosas respecto a su amigo alado al igual que sus notas; aún recordaba todo y cada una de ellas al pie de la letra dentro de su maravilloso cerebro, incluso si añadía algo nuevo ahí se quedaba plasmado, como la tinta sobre el papel.

Era lo único que lo mantenían cuerdo, ya que, desde que había sido capturado había terminado en una celda. Aprisionado, concentrándose en no romperse debido a las constantes torturas que recibía a manos de los dos dioses.

Tras su breve captura Radagon lo había trasladado rápidamente al reino de Marika a la fuerza, para después ser enviado a las catacumbas del enorme castillo para ser encarcelado. Intentó con sus poderes liberarse de aquella celda, pero aquello le había sido imposible debido a la gran voluntad, quien con todo su poder hacía todo lo posible para mantenerlo débil al punto de ser un simple mortal.

Constantemente era visitado por los guardias de la prisión para traerle algo de comer o directamente torturarlo por órdenes de esa mujer. No sabía exactamente cuáles eran las intenciones que tenía con él, quizás intentaría doblegarlo a su voluntad o era simplemente por venganza en contra de lo que le hizo a Radagon hace tiempo.

Cuál fuera el motivo no lo sabía, y no serviría de nada armar especulaciones que no le ayudaría a salir de aquel lúgubre sitio. Miró sus manos encadenadas, como de estas salían hilos de sangre de los grilletes debido a que intentó más de una vez romperlos, pero lo único que ocasionó fue el autoinfligirse daño.

Sentía como la sangre alguna vez caliente se enfriaba con el pasar del tiempo y como esta se quedaba impregnada en su piel, negándose en abandonarlo. Miró hacía arriba y noto como ligeras motas de luz pasaban por el único hueco pequeño del techo; sabía que la celda tenía sus años e incluso como estas jamás le dieron mantenimiento en todos estos años desde que fueron construidas.

Quizás la reina confiaba plenamente en la intervención del árbol áureo para evitar que sus prisioneros escapasen... y era algo que pensaba aprovechar.

Cerro los ojos una vez más y pensó en su hermano dragón, rezando por su bienestar y su pronto reencuentro, después los abrió al notar como el único rayo de luz que se asomaba en su celda desapareció. Sin perder el tiempo arremetió una vez más con sus esposas con el único propósito de volver a sangrar: al sentir húmedas sus grilletes uso sus dedos índices para romper sus pulgares y con las paredes golpeó en estas para hacer lo mismo con sus meñiques.

Ignoro el dolor y de un tirón hacia dentro logró liberarse de las esposas. Tuvo que esperar varios días en confinamiento y sufrir las torturas para que su custodio se largará a dormir una vez más; sabía que era cuestión de algunos minutos para que los guardias bajaran para vigilarle por órdenes de la reina...

Ese sería su momento de escape.

Tal vez la bencidion de la gran voluntad seguía presente en aquellas catacumbas, pero su experiencia en combate aún seguía tan fresco en su memoria. Eran simples guardias con un entrenamiento básico a comparación de el, aquel que se enfrentó a dioses y demás seres de las tierras intermedias durante tantos años.

Con sus manos libres se libro de los grilletes en sus pies e ignorando el dolor punzante se coloco de la misma manera en la que fue sometido dentro de aquella sucia celda. Escucho como la única puerta que llevaba hacía la salida se abrió con un fuerte chirrido estremecedor, para después los ecos de los pasos se abrieron a lo largo del pasillo a una marcha militar.

Pero había algo diferente en ello: un sonido demasiado suave y el más notorio de todos, las fuertes pisadas de un hombre grande y pesado. Suspiro de frustración al saber que su intento de escape sencillo se volvería aún más complicado, si Radagon y Marika estaba yendo hacía su celda: solo significaba que la gran voluntad estaba viendo a través de los ojos dorados de los elegidos.

-"Pueden irse" -. Escucho la voz melodiosa y dulce de la mujer, una forma muy clara de ocultar el verdadero ser de la reina tiraníca de las tierras intermedias.

Simplemente escucho como los guardias se despidieron de su amada reina con devoción y disciplina; como simples perros con su dueño...

-"Es todo un placer conocerte joven protegido de Rennala" -. Fue lo que escucho de la misma mujer quien dio la orden de capturarlo.

Sabiendo que debía de mantener las apariencias alzó su rostro y la encaró, quería demostrarle con sus ojos que esto aún no había acabado, mostrarle que pese a las torturas su voluntad aún seguía con el y que jamás lo había abandonado.

-"Pobre criatura" -. Sabía que el tono dulce que usaba aquella mujer era falso. - "No puedo imaginarme como te has sentido al ser traicionado por aquella a quien admirabas y veías como una madre" -. No sé equivocaba en ello.

Pero aun se negaba a creerlo; esos dos le habían hecho algo a Rennala, lo sabía en su psique.

-"Se que te rendiste para evitar un enfrentamiento en la cual Rennala y los demás ocupantes de la academia salieran lastimados" -. Al parecer no era tan tonta como imagino.-"Admiro a los hombres con sus metas muy en claras" -. Por alguna razón ese tono de voz no le había gustado.

Era demasiado sensual o coqueto, algo al cual ya estuvo acostumbrado en sus breves estadías en los pueblos con las mujeres de "compañía".

-"Dudo mucho que viniste a mi únicamente a halagarme" -. Dijo encarandola con su mirada neutra, una que ocultaba muy bien su deseo de ahorcarla con sus gruesas manos.

-"Vengo a ofrecerte algo que nos beneficiarán a ambos" -. Aquello lo intrigó levemente pero no lo demostró.

-"¿El cual sería?" -. Su ceño se pronunció aún más.

Vio como Marika alzó su mano para recibir las llaves de su celda por parte de Radagon, para después verla como la introdujo en la cerradura oxidada por la humedad del lugar. Noto lo delicada que eran sus manos: blancas y pulcras como la porcelana más fina... un enorme contraste con las de su contraparte masculina.

Cuando está abrió la puerta de su prisión dirigió ambas manos a su rostro y sintió su tacto tranquilo, uno del cual no transmitía ningún indicio de malicia.

-"Que te conviertas en mi consorte" -. Le musito en su oído, provocándole un ligero estremecimiento. - "A cambio no enviaré a Radagon a que arrase con toda la academia de esa mujer... y a ese dragón" -.

-"Sabes que puedo declinar la oferta y arrancarte la vida con mis propias manos" -. Aclaré viendo directamente a los ojos dorados de la otra mitad.

-"Lo sé" -. Volvió a susurrarle al oído con su tono seductor. - "Un hombre con tu fuerza, inteligencia y fiereza es lo que necesito para gobernar estas tierras... tu genética es exquisita, eres un espécimen único: el cual podrá hacerme parir hijos poderosos" -.

-"Piensalo..." -. Sus oídos captaron la voz del otro hombre, continuando con lo dicho de la mujer que la acariciaba, trazando sus dedos finos a sus distintas cicatrices. - "Si aceptas la propuesta; no sólo mantendremos con vida a Rannala y a Placidusax, si no que también le compartiremos todos los conocimientos que tenemos a nuestra disposición" -.

-"Ambos obtenemos lo que queremos" -. Volvió a centrarse en la reina, quien se encontraba besándo su cuerpo de vez en cuando con devoción, solo dejando pausas para hablarle.-"Tu el bienestar de los que te importa junto con todo el conocimiento que tenemos y yo... un esposo digno de mi grandeza y aquel que me dará fuertes herederos" -.

En todo este momento se había guardado silencio, escuchando atentamente cada palabra, pero había algo que no lo dejaba del todo tranquilo.

-"¿Como están tan seguros que con esa amenaza lograrán socavarme?"-. Les cuestionó con una ligera sonrisa.-"Yo tengo una propuesta mejor; le hacen daño a los que me importan, nadie, ni siquiera la gran voluntad evitará que los elimine a los dos" -.

-"Lo sabemos" -. Esa sincronía mostrada por esa entidad le había ocasionado un ligero dolor de cabeza. - "Dime... ¿qué sabes sobre los dioses externos que intentan invadir este mundo?" -.

-"Demasiado" -. El sabía algunas cosas sobre ellos, incluido los tres dedos y lo que estos ocasionaría si encontrarán al próximo portador de la llama frenética.

-"Entonces sabes lo que pasará si no nos ayudas" -. Se detuvo al pensar en lo que quiso decir Marika.

-"Me hago una idea" -. Fue su respuesta sincera.

Desde que supo sobre los dos dedos y la gran voluntad miles de preguntas se arremolinaron en su cabeza, todas yéndose al mismo camino... ¿existirán otras voluntades o dioses quienes quieren gobernar estas tierras como lo hace el árbol áureo después de la guerra hasta la actualidad?.

Por supuesto que su hallazgo en vez de ser prometedor había desencadenado un increíble miedo ante lo desconocido y como estos dioses lejanos podrían hacerle a este mundo del que habitaban.

-"Entonces conoces los horrores que estos dioses podrían llegar a ocasionar si lograrán entrar y perturbar estas tierras" -. Por supuesto que se había imaginado dicho escenario.-"¿Sabes por qué el árbol de Elden me escogió para ser su guardiana?" -. Aquello había ganado su interés. - "Por qué he visto con mis propios ojos las atrocidades que provocaron por querer tomar el control" -.

-"Existimos desde hace años... mucho más de lo que te puedas imaginar" -. Miró como ahora Radagon continuaba aquel monólogo.

-"Entiendo eso, ¿pero por que quieres que me convierta en tu consorte y te de hijos?" -. Sin duda, la petición de aquella mujer sería el sueño de todo hombre o mujer de todas las tierras intermedias.

Sabía de la enorme belleza que era la reina Marika, como esta se había negado a tener un consorte; pero ahora estaba aquí, frente a ella proponiendole aquello. Pero había sido muy directa con él respecto a tener hijos y sacó a relucir todo sus dones junto con sus habilidades.

-"Por qué nuestros hijos se encargarán de ser la primera línea de defensa en contra del caos y la anarquía que representan los dioses exteriores, incluso de los humanos manipulados por ellos" -. Ahora todo tenía sentido para él.

-"Si no acepto dejaría que los dioses exteriores influyan en este mundo y el caos reinará; sin contar que todos los que me importan morirán en el proceso" -. Resumió para si mismo en voz alta mirando el suelo sucio. - "Pero si acepto me darán el conocimiento que ustedes tienen a su disposición a cambio de mi mano en sagrado matrimonio contigo y te de hijos... pero todos los que amo vivirán otro día mas" -. Alzó la mirada para encarar a ambos. - "Si solo me querían para esto, ¿por qué golpearme y maltratarme como una simple alimaña? ¿Por qué no resolverlo con una charla?" -.

-"Se les ha castigado a las personas quienes orquestaron tu tortura, al parecer te hiciste de varios enemigos en tu camino. Nunca fue mi orden el que te hicieran esas barbaridades" -. Eso tenía sentido. - "Sobre el por qué te metimos en esta celda; después de lo que ocurrió en tu captura dudamos que estarías abierto a una platica amistosa" -.

-"Ayúdanos a iniciar una nueva era... lejos de las maquinaciones de los extranjeros poderosos quienes ansían reinar estas tierras y gobierna conmigo a tu lado como mi esposo" -. Sintió como las manos de la diosa se movían a sus manos heridas. - "Ya quedó. Fue bastante ingenioso hacerte daño para escapar de tus grilletes, pero a la vez muy tonto... Radagon, ayuda a nuestro invitado a levantarse y llevarlo a mi habitación para atenderlo" -.

Por supuesto que había aceptado la propuesta de Marika...

Me convertí en su consorte para evitar que el mundo cayera de nuevo en el caos, debido a mi deseo del conocimiento descubrí el mal que nos acechaban pacientemente desde la distancia. Esperando algún error de la gran voluntad para poder arremeter en contra de todos nosotros, pero ahora que acepte el acuerdo...

Lo tendrán más difícil el poder dominar estas tierras, no teníaotra opción. Si quería que el mundo siguiera así debía de negarme mi propia libertad para que los demás no sufrieran, aunque no era tan malo del todo.

Tenía una esposa, me convertí en el Elden Lord y con ello me convertí en una deidad. Nacieron cientos de generaciones de semidioses... mis hijos y de Marika.

Juntos nos habíamos convertido en la última defensa de las tierras intermedias juntos con Radagon y sus hijos con Rannala, además de mi fiel amigo Placidusax.

Supongo que este fue mi destino desde un inicio.

Desde el momento en que abrí los ojos por primera vez en medio de aquel hermoso vergel mi destino ya estaba sellado sin siquiera saberlo, y mis decisiones no fueron más que pasos para cumplirla.

Mi destino siempre fue en...

Convertirme en el "Verdadero Elden Lord" y cuidar estas tierras como su soberano a manos de mi reina.

Fin del One-Shot.

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Bueno gente, hasta aquí el One-Shot de este Fanfic crossover (muchas gracias por leer, en verdad se los agradezco :3).

Espero y les haya gustado: Si es así voten y comenten que les pareció. Eso me ayudaría bastante chicos y chicas :D.

También no duden en seguirme para que no se pierdan más historias de este estilo :D. (por cierto, tengo un montón en mi perfil ;D).

También que hago directos de viernes a domingo (a partir de las 7 de la tarde hora de México) en mi canal de Twitch por si gustan pasarse a pasar el rato riendo y charlando conmigo (también jugar conmigo por supuesto :3). Me encuentran como twitch.tv/elgodronin.

Hasta aquí IvanRaider, y nos vemos en el siguiente Fanfic.

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