CAPITULO 11 :
POV TERRY -
"La inflación está en un punto en que los pulmones de la señorita no pueden filtrar oxígeno a la sangre. La falta de oxígeno puede ser que la señorita Susana se desmaye y tarde días en despertar".
"En este caso, esto podría ser el principio de una muerte silenciosa... Lo siento mucho, no quisiera decirlo, pero de ahora en adelante debe mentalizarse".
Las palabras del doctor no dejaban de repetirse en mi mente, aumentando el nudo que sentía en la garganta.
¿Cómo debería mentalizarme a ver morir a Susana sin poder nada para evitarlo?
¿Cómo se lo diría?, podía callarlo, pero ¿Cómo podría hacerla feliz con mentiras?
Estas preguntas sin respuestas llegaban a mí como una brisa fría que me hacían sentir perdido en la impotencia de una profunda tristeza.
- Terry... - aquella suave voz femenina había sonado lo suficientemente fuerte para olvidarme de mis pensamientos y volver al presente, uno donde seguía sentado en la sala de espera de aquel hospital, con la diferencia que en aquel instante a mi lado estaba ella.
Como aquella vez en Chicago, Candy estaba con su uniforme blanco de enfermera y en su rostro había una sonrisa que me hacía volver a aquel día que ahora solo era un recuerdo más.
- ¿Qué pasa?, ¿Por qué me ves así? - la confusión de Candy hizo que aumentará mi intensidad al mirarla.
- ¿Cómo te miro? - estaba muy concentrado en su imagen para ser consciente de como la miraba en aquel instante.
- Me miras como si tuviera un tercer ojo - su suave risa en aquellas palabras, me hicieron sonreír hasta que caí en cuenta que aún había algo de ternura en mí por ella.
- Lo siento... - era mejor dejar de mirarla directamente para evitar reacciones que no quería sentir, no cuando ella estaba tan cerca de mí.
- No te preocupes - respondió ella mientras yo fingía estar distraído viendo hacia el pasillo donde estaba la habitación de Susana - ¿Cómo está, Susana? - qué aquella pregunta viniera de ella fue mi excusa perfecta para volverla a ver.
- El doctor me dijo que tenía fiebre, pero que no era algo grave - a comparación de los otros síntomas qué podría sentir Susana desde ahora, que solo tuviera fiebre, era un alivio.
- Ella no ha reaccionado a su última crisis, ¿verdad? - la suavidad de la voz de Candy llego a mí como un golpe bajo.
- Sí, fue la falta de oxígeno que dejo a Susana inconsciente por unos días - tuve un espontáneo arrepentimiento cuando observe la reacción de Candy por lo que dije.
- Susana es más fuerte, estoy segura que dentro de unos días ella volverá.
- ¿Ye te vas? - aunque lo ocultará, quería sentirla a mi lado más tiempo, pero ella se había levantado de su lugar en señal qué debía irse.
- Sí, estoy de turno... - dijo Candy soltando un sutil suspiró.
- ¿Estarás aquí mañana? - el tiempo que pasaba con ella no siempre me había parecido suficiente, era por eso que en el colegio la buscaba hasta encontrarla.
- Sí, estoy trabajando aquí desde hace un tiempo, así que es posible que me veas más seguido - su sonrisa no pudo disimular del todo su nerviosismo descrito en el rubor de sus mejías - Antes de irme yo... Quería disculparme contigo por mi actitud de la otra noche, no sabía cuál era la forma de estar cerca sin causarte problemas con Susana.
- Estabas trabajando, pero si disculparte te hace sentir mejor entonces... Acepto tu disculpa - fue hasta que dije aquellas palabras que note como las facciones del rostro de Candy se relajaron en una sonrisa que me cautivó junto a lo que dijo después.
- Gracias, y de verdad lamento mucho la situación de Susana, pero recuerda que puedes contar conmigo para lo que necesites.
Esto es lo que me atraía de Candy desde un inicio, su calidez a la hora de tratarme... Siempre me había dejado con ganas de acercarme a ella para abrazarla hasta olvidarme del amargo vacío que sentía en mi interior.
- Gracias, Candy... - mi voz parecía ser suave cuando decía su nombre.
- Debo irme, nos vemos después - se despidió Candy antes de comenzar a caminar.
Quedarme ahí, solo viendo como Candy se alejaba me pesaba. No sé ni de donde tenía la fuerza de voluntad para no ir por ella y pedirle que volviera a mí. Saber que no podía hacerlo me dolía, al igual que conformarme con la mínima esperanza de volverla a ver a la mañana siguiente.
Fue tan solo esto lo que necesite para que las horas en ese hospital me parecieran ir más rápidas y menos pesadas, incluso después de este encuentro seguir con el camino que había elegido se había vuelto menos torturante. Mi preocupación de Ir al hospital y regresar al teatro con las presentaciones había desaparecido, dejando solo esas ansias por saber que es lo que me depara el mañana.
Y sin darme cuenta era así como en estos días estaba cumpliendo mi rutina sin siquiera quejarme por la falta de sueño.
- ¿Terry? - me llamo una suave voz que reconocí al instante.
- Hola - gracias a la bufanda pude ocultar la emoción que sentí al ver a Candy tan cerca de mí, otra vez.
- Pareces un delincuente en cubierto cuando usas este disfraz - escuchar su suave risa me hizo sonreír cuando recordaba las cosas que tenía que hacer cuando no venía con el rostro cubierto.
- Este es el precio que pagamos los actores distinguidos por la fama.
- Te creo... - dijo tomando asiento justo al frente de mí - Ya vi tu cara en toda la ciudad esta mañana.
- ¿Pues que te puedo decir?, no puedo evitar ser aclamado por el público.
- No sabía que eras muy popular - se burló ampliamente, pero incluso hasta con esto, yo podía sentir aquella dulce felicidad que solo con ella podía sentir.
Eso hasta que a mi mente vino el verdadero motivo por que el había llegado al hospital.
- ¿Sabes si la madre de Susana está aquí? - el aire entre nosotros había cambiado drásticamente cuando hice aquella pregunta.
- Sí, ella estuvo aquí toda la mañana, pero recuerdo que se fue a descansar hace poco - alcanzó decir Candy antes de que el sonido de una puerta siendo abierta llamara su atención.
- Candy, el doctor Shepherd necesita asistencia en emergencias - hablo una enfermera mirando hacia Candy.
- Tengo que irme - dijo Candy poniéndose de pie - Nos vemos después - en su rostro se dibujó una sonrisa antes de irse y comenzar a alejarse.
Y como la última vez, yo tuve que obligarme a quedarme ahí sin ir por ella, como lo hice aquella noche donde había elegido el deber antes que el amor.La idea de una vida a su lado, vino a mi mente como un recuerdo del pasado, donde con ilusión creí que había llegado mi momento para ser feliz. Los planes de traerla a Broadway y pedirle que se quedara aquí conmigo ahora se habían convertido en un sueño más.
Me dolía...
Pero aun así, creo que me dolía más el tener que conformarme con estos encuentros que me dejaban abierto en el deseo por más... Toda esta desesperación la había borrado de mi vida por ella, pero el hecho que ella estuviera cerca de mí hacía que los deseos en mi corazón volvieran directamente hacia ella. Y sin darme era así como todos los días volvía al hospital con aquella esperanza de verla, aunque sea de lejos o por unos segundos, verla era lo que quería cuando no estaba cerca de Susana.
Se supone que ella ya debería estar consciente, pero hoy, como los otros días, ella seguía sin reaccionar a nada. Las gotas de la lluvia de aquella noche trazan un reflejo de mi propio dolor en el cristal empañado de la ventana de aquella habitación. Cada gota parecía ser un eco de mis lágrimas llenas de impotencia por solo observar a Susana dormir profundamente como si estuviera sin vida.
Pero esto es mi culpa...
Hubiera seguido mi camino lejos de esta compañía antes de aceptar que Susana me ayudará a entrar. Todo sería mejor si pudiera volver, haría las cosas diferentes.
Tal vez no iría a rendir examen a la compañía Stratford. Y si lo hiciera, no dejaría que Susana se acercará y me salvará la vida. Incluso morir sería mejor que dejar ir lo que quería para quedarme atado a esto que solo me estaba perdiendo entre tanta tristeza de la que siempre huía para seguir mi camino.
O eso planeaba hasta que, en mi camino, apareció ella, otra vez.
- Hola... - saludo Candy de la nada caminando a mi lado en los pasillos del hospital - ¿Ya vas de salida? - pregunto con una sonrisa que desvaneció todo lo que creía sentir hace solo un instante.
- Sí, voy de camino a mi departamento - sin poder evitarlo, solté un suspiro cargado de cansancio que tenía acumulado - ¿Y tú?
- También voy de salida - su respuesta me hizo mirarla y darme cuenta de que hoy no traía su vestido blanco de enfermera.
Candy había cambiado mucho, pero aun así ante mis ojos seguía siendo igual de hermosa como aquella vez que la vi a lo lejos después de tanto tiempo...
- Todavía no puedo creer que seas enferma calificada.
- Ahora que lo mencionas, la verdad me esforcé mucho para ser buena enfermera - dijo Candy con sus mejías levemente sonrojadas haciendo qué luciera divertida pero con cierto aire tierno.
- ¿Cambiarías lo que eres? - mi pregunta la hizo dudar por unos segundos.
- No - respondió rompiendo el silencio - ¿Y tú?, ¿Cambiarías lo que eres?
Que ella me hiciera la misma pregunta hizo qué guardará silencio cuando llego mi turno de responder aquella pregunta.
¿Que si cambiaría lo que era?
Mi única pasión viva era el teatro, pero de haber sabido que por medio del teatro conociera a Susana, hubiera preferido volver con mi padre y tomar su lugar como duque. La sola idea de ser como él me producía náuseas, pero aun así, haría lo que fuera para librarme de mi condena con Susana.
- Sí... - fue la respuesta que salió de mis labios cuando por mi mente pasaba el recuerdo de Susana sacrificando todo por salvarme.
- ¿Hablas en serio? - Candy había sido testigo de mi admiración por el teatro en aquel verano, así que era lógico que durará lo que decía.
- Claro que sí, pero supongo que ya es tarde para arrepentirme - mi respuesta había sido más para mí mismo.
- Es verdad... - la respuesta de Candy llamo mi atención - Pero supongo que todavía puedes cambiar lo que no te hace feliz para seguir con el camino que tú elegiste.
La respuesta de Candy fueron como luz clara que me obligó a quitarme la venda oscura de los ojos, haciendo qué todo lo que hice y lo que estaba haciendo con mi vida me pareciera sin sentido...
- Bueno, debo irme - hablo Candy cuando llegamos al final del camino, justo en la salida del hospital - Te veré después, tal vez mañana o la semana siguiente - se estaba despidiendo y yo seguía mudo sin reaccionar a lo que pensaba.
Ya no tenía tiempo de arrepentirme del camino qué había elegido, no podía dejar a Susana cuando ni siquiera estaba conmigo. Pero aun así, estar con ella a su lado por siempre sería una completa mentira cuando este amor por Candy perdurará sin importar el tiempo.
La quería tanto que de ella tome valor de retomar mi vida en el teatro y regresar a Susana.
Era por ella qué yo estaba atado a Susana, pero ni siquiera eso era suficiente para ella, fuera por siempre mi única razón para ser feliz en el camino que había elegido.
- Adiós, Terry... - dijo Candy empezando a alejarse de mí a paso lento, como aquella vez yo me quedé simplemente viendo como poco a poco ella se alejaba.
Pero a diferencia de aquella noche, hoy no estaba dispuesto a dejar ir mi felicidad.
- Candy... - la llamé fuerte y decidido, lo único que quería era que ella regresará a verme y me librará de esta condena.
- ¿Sí? - los latidos de mi corazón reaccionaron cuando me di cuenta de que la repuesta de Candy sería un el nuevo comienzo hacia el destino, qué seguía siendo incierto.
