Disclaimer: Los personajes que reconozcáis y el universo le pertenecen a JK Rowling. La historia es mía. No obtengo beneficios económicos al escribirla.
Aviso: Este fic participa en el tópico "Duelos entre Potterhead" del foro "Hogwarts a través de los años".
Escogí un desafío de High Flying Bird.
Harry siendo criado por una familia mágica. Creo que su personalidad y carácter serían diferentes, porque sabría quién es, la dimensión en el mundo mágico que ocupa y el interés que despierta en la gente.
Nota: No ha salido como esperaba, pero bueno. Aquí está.
Porque eres más que eso.
Como los Dursley resultaron ser el peor tipo de muggles, Minerva tenía razón, Dumbledore no tardó más de dos semanas en sacar al pequeño Harry de la casa. Estaba indignado con Petunia. Él había esperado que su aversión hacia Lily no se trasladara a un niño de un año. Pero se había equivocado. ¿Y cuán doloroso era eso? Al menos se había dado cuenta ahora y no en varios años, cuando el pobre Harry habría tenido una infancia desgraciada.
Petunia había protestado por las protecciones de sangre. Solo pensaba en ella. Por Merlín, Dumbledore no había tenido tantas ganas de maldecir a una muggle en su vida. Bueno, quizá a Tobias Snape, pero ese era otro asunto.
-Múdate. Así no te encontrarán. Si no te preocupas por el pequeño Harry, yo no me preocuparé por ti. No me gusta la gente egoísta, Señora Dursley. Y normalmente soy de dar segundas y terceras oportunidades, pero me parece que usted ha gastado las suyas.
Y así se fue Dumbledore, con el pequeño Harry en sus brazos camino a la casa de los Longbottom ya que Alice constaba como su madrina.
Ellos aceptaron al pequeño Harry con gusto. Al viejo director le alegró el corazón que alguien estuviera feliz de ver a Harry.
Harry Potter había crecido sano y feliz en la mansión Longbottom. Había hecho trastadas con quien era su hermano en todo menos en la sangre volviendo locos a los pobres animales de la finca y a los elfos domésticos.
Sabía desde pequeño que sus padres fueron al cielo y que se quedaría con tíos Alice y Frank para siempre.
Si los echaba de menos, tía Alice tenía su álbum listo para contarle una y otra vez las historias que tanto le gustaban.
Siempre que eso ocurría, se acurrucaba con Neville y su gato Snitch. Tenía largas orejas grises y un cuerpo gordito y rubio dorado. Tío Frank había dicho que ese era un nombre muy acertado para él.
Era difícil no dejarse llevar por toda la atención que recibía de las personas. También había cartas y regalos. Sin embargo, viviendo con una señora tan severa como abuela Augusta y unas personas tan íntegras como Alice y Frank, no se le permitió que la tontería se le subiera a la cabeza.
-Deja de presumir, chico. -Le había dicho su abuela una vez. -Porque puede que hayas derrotado a ese advenedizo, pero cuando lo hagas conscientemente y no por la protección y el sacrificio de tus padres, entonces podrás jactarte a gusto. Y no me mires así, muchacho. Estoy orgullosa de que ya no tengamos que lidiar más con esa escoria, pero no tendré un chico tonto con ínfulas de Salvador en mi casa cuya única cosa en su vida sea entretener a fanáticos adultos que no tuvieron cojones, y sí, he dicho una mala palabra. No tuvieron cojones a enfrentarse a Voldemort. Así que espero que hagas cosas grandiosas por ti mismo y entonces cantaremos tus alabanzas juntos.
Y bueno, aunque a Harry le gustaba la atención, siempre recordó las palabras de su abuela... Y cuando se enfrentó a un trol que estuvo a punto de matar a Granger por culpa de la boca gigante de Weasley, a la primera que escribió fue a ella.
