SANACIÓN
La lucha era intensa, el cielo se había cubierto de nubes que amenazaban con llover, Harry había derribado a varios contrincantes, pero ahora estaba batallando con un escurridizo mortífago, ya lo tenía contra un árbol pero este comenzó a correr, haciendo que el elegido fuera tras este.
Antes de darse cuenta ya se habían alejado bastante, fue en ese momento que la lluvia se soltó, cosa que aprovechó el Mortífago para derribar a Harry tomándolo por sorpresa.
Ambos cayeron al piso y rodaron unos metros, el Mortífago un poco más delgado que Harry se deslizó lo suficiente para separarse del ojiverde y correr, pero el Elegido no se dió por vencido por lo que corrió tras él.
El enmascarado llegó a desesperación de comenzar una aparición, Harry viendo sus intenciones aceleró para alcanzarlo en el último instante.
El Mortifago sintió la mano de Harry sobre su pie, por lo que al llegar a un lugar árido, rápidamente cambió de parecer para luego teletransportarse a un lugar extremadamente frío, con Harry colgado de él.
Al llegar ambos estaban tirados en la nieve, una suave ventisca inundaba el lugar y para mala fortuna de Potter, el Mortífago fue el primero en levantarse y empezó a golpear al auror.
Harry apenas reaccionó a tiempo para esquivar el golpe, aún con su varita en mano apuntó a su contrincante, quien al darse cuenta se abalanzó para quitársela.
Fue una lucha mas que física, ya que el enmascarado siendo más delgado logró quitarle la varita a Harry, pero el azabache golpeó su mano para que la soltara.
En segundos la varita fue arrojada unos centímetros, Harry aprovecho para golpearle, pero el Mortifago se levantó a tiempo para alejarse.
La nieve empezaba a afectar, los lentes de Harry se empañaban con facilidad impidiéndole ver con claridad.
— ¡Ríndete Potter! — exclamó el enmascarado.
— ¡Nunca! — respondió el auror con desición.
El Mortífago sacó su varita para apuntar al ojiverde que apenas tuvo tiempo para lanzarse sobre su varita, sin embargo no logró agarrarla ya que el hechizo le dio de lleno.
El enmascarado sonrió, entonces se acercó para tomar la varita de Harry y se la guardó, el elegido tocó su estomago sintiéndolo adolorido.
— Últimas palabras Potter — exigió el hombre con la máscara.
— ¡Accio! — gritó Harry abriendo su mano para jalar su varita, la cual le respondió y fue a parar a su palma.
— ¡Expelliarmus! — exclamó Harry.
— ¡Protego! ¡Expelliarmus! — reaccionó el Mortífago dándole nuevamente a Harry y tomando su varita, la cual había volado en el aire, luego su cara se distorsionó al ver al elegido levantarse con furia. Miedo fue lo que sintió, por lo que desapareció llevándose la varita de Harry.
El azabache no pudo alcanzarlo y quedó varado en medio de un paisaje lleno de montañas y nieve. Gritó desesperado al notar lo desprotegido que estaba, sin su varita no podía regresar y temió por su vida, ya que parecía que aquel lugar también reprimía la magia, pues intentó hacer magia sin varita y nada funcionó.
La nieve comenzó a caer con fuerza, por lo que Harry caminó en busca de algún lugar para resguardarse, en segundos la visibilidad era nula, lo que ocasionó que comenzara a angustiarse y a correr sin fijarse.
Varios metros después tropezó con la punta de una roca que lo hizo caer y rodar, llegando al punto de chocar con un refugió de cabaña, su cabeza golpeó con la fuerte madera, cayendo en inconsciencia rápidamente.
Debido al golpe, un señor cubierto en varias chamarras salió a ver el origen, notando al Azabache y con curiosidad lo arrastró dentro del refugio para ayudarlo.
Dentro del refugio había una pequeña chimenea que apenas calentaba el lugar, una alacena medio llena con comida y cosas de higiene y un sillón que se convertía en cama, donde el misterioso hombre colocó a Harry.
Durante seis días, Harry había permanecido inconsciente cinco, para despertar al final del sexto día con lo que había sido un golpe de cabeza y resultó en una fuerte hinchazón de su cráneo, el cual lo mantuvo en un sueño, parecido al coma.
Afortunadamente el hombre que lo cuidaba, contaba con medicina muggle con lo cual le salvó la vida y al despertar, Harry con confusión preguntó donde estaba, a lo cual el hombre a su lado negaba con su cabeza.
— ¿Qué..? ¿Qué me pasó? — preguntó el auror confundido.
Nuevamente el hombre negaba, hasta que tras varias preguntas el señor habló claramente en otro idioma, haciendo que Harry no entendiera nada.
Varias horas después, Harry trató de agradecer al hombre su ayuda, pero sin poderse comunicar optó por solo darle una reverencia, entonces salió notando que ya no nevaba, por lo que con el cielo casi despejado pudo ver a lo lejos un pueblo.
Harry le señalo al hombre el pueblo, cosa que su salvador entendió, y levantándose salió para guiar al azabache.
Cuando llegaron al pueblo, Harry seguía sintiendo su cabeza punzar, pero estaba determinado a salir y buscó algún medio de comunicación.
Llegó a una estación donde había unas antenas enormes, lo que el conocía como receptores de comunicación, al entrar notó que había muchos símbolos extraños, los cuales le indicaron que debía ser un lugar muy remoto.
Tras varios intentos fallidos por comunicarse, salió del lugar con el corazón estrujado, a su mente llegó Hermione, de quien no quería separarse nunca, el llanto terminó por vencerlo, haciendo que con desesperación se alejara del pueblo y comenzara a gritar.
Su cuerpo comenzó a temblar con desespero, miles de recuerdos lo invadieron, cientos de anhelos que temió no hacer le lastimaron el corazón.
En ese instante deseó con todas sus fuerzas tener el desiluminador de Ron para poder ir a dónde su corazón y mente querían, con Hermione.
De alguna forma toda la energía mágica de Harry, que había estado acumulándose mientras se recuperaba, explotó dándole al azabache el deseo que tanto estaba pidiendo.
Su cuerpo fue teletransportado a las afueras del ministerio de magia, sufriendo en el proceso algunas heridas similares al desperdicio que sufren los magos cuando hacen una aparición no muy efectiva, afortunadamente para Harry solo eran heridas superficiales, sin contar todas las otras que ya tenía.
Ron había ido a la oficina de Harry, sintiéndose un poco melancólico. Justo ahora, estaba sentado en el escritorio de Harry, con su mano izquierda en su sien y apoyado en el respaldar de la silla, cuando escuchó abrir la puerta y levantó su cabeza, para quedarse pálido y petrificado.
Harry Potter, su mejor amigo o lo que pretendía ser él, estaba justo en frente, luciendo golpeado, sucio y herido, con sangre y el uniforme de auror rasgado por varios lugares, además de que su rostro denotaba cansancio y sus ojos estaban apagados.
— ¡Infierno sangriento! — exclamó Ron asustado, levantándose de la silla y caminando hacia atrás — ¡Dijeron que habías muerto! — Dijo Ron ahora contra la pared de la oficina.
— Soy yo Ron y estoy vivo — aseguró Harry. Se disponía a preguntar sobre Hermione, cuando Ron empezó a hacer preguntas para asegurar su identidad.
— Pruébalo — declaró el pelirrojo, lanzando la primera pregunta que se le ocurrió — ¿Por qué Dumbledore en el sexto año tenía la mano negra? — preguntó esto y tragó saliva.
— Por que se puso el anillo de los Gaunt y este tenía una maldición desde que Voldemort lo convirtió en horrocrux, para matar a quien intentara destruirlo — contestó Harry un poco incrédulo sobre la pregunta de su amigo.
— ¿Qué pasó con el lazo del diablo? — lanzó otra pregunta el pelirrojo, recordando su aventura en primer año, para llegar a la piedra filosofal.
— No te relajaste y gritaste como una niña, por lo que Hermione tuvo que usar "Lumus solem" para que la planta te soltara — contestó el auror de ojos verdes, con un toque de burla en su voz, esperando que esto fuera suficiente.
— De acuerdo no era lo que esperaba, pero la tomaré como correcta — declaró Ron, lanzándose en un abrazo hacia Harry, quien lo devolvió al reconocer que su mejor amigo estaba preocupado.
— Estoy bien amigo, Gracias — aseguró Harry abrazando a su amigo.
— Casi lo olvido — continuó el pelirrojo al separarse del abrazo y fue a abrir una gaveta del escritorio, para sacar la varita de su amigo de ahí y entregársela en sus manos — cuando los aurores de tu equipo dieron el reporte, nos entregaron esto diciendo que se la quitaron a uno de los mortífagos — explicó el pelirrojo, tendiendo la varita.
— Gracias — dijo Harry tomando su varita por fin entre su manos.
— Claro… — dijo Ron restando importancia.
— Oye ¿dónde está Hermione? ¿ella está bien? — preguntó Harry ahora preocupado y volviendo a la conversación anterior.
— Ella no está bien amigo. Se aisló de todos, incluso de sus padres y no ha salido de su habitación, ni a comer. — explicó Ron, soltando un suspiro de preocupación y viendo el rostro de Harry palidecer aún más ante el estado de su mejor amiga.
— Sé que tienes preguntas y las responderé, pero necesito ver a Hermione, llévame con ella, por favor — pidió Harry en tono de súplica.
Ron asintió tomando a su mejor amigo por los hombros y un segundo después, Harry sintió de nuevo el tirón en su estómago cuando desaparecieron, para presentarse donde los Granger.
Aparecieron en el patio, en donde al parecer, Harry perdió un poco el equilibrio y se tambaleó hacia un lado, causando que su mejor amigo lo sujetara para no dejarlo caer.
Quienes estaban en la sala de los Granger, habían escuchado el sonido de la aparición y unos segundos después la Sra. Granger abrió la puerta para quedarse paralizada cuando vio a Ronald Weasley cargando por los hombros a un Harry Potter herido y sucio, que parecía iba caerse en cualquier momento.
Cuando Ginny, Neville, Luna, Bertram y Viktor vieron a Ron entrar con Harry, estaban asustados y con sus rostros pidiendo respuestas.
— Sé que tienen preguntas y quieren respuestas, pero ahora solo necesito … — la voz de Harry se quebró y todos entendieron lo que necesitaba, lo que llevó a Ron a darle un asentimiento a los padres de Hermione, para que lo llevaran arriba.
— Ella… tiene barreras — escuchó decir a Ron cuando empezó a seguir a Helen y Richard hacia las escaleras. Harry volvió su rostro hacia Ron y asintió levemente, para continuar hacia el segundo piso.
Todo estaban atentos a lo que estaba por suceder en ese momento, ya que desde el piso de abajo, podía verse la puerta de la habitación de Hermione. Observaron a Harry ponerse frente a la puerta, tomar un hondo respiro y poner la palma de su mano sobre la madera y al instante todos los magos y brujas presentes en el piso de abajo, sintieron la magia que hizo las barreras bajar.
Con las barreras abajo, tomó el pomo de la puerta y lo giró logrando abrir la puerta con suave chirrido. Las únicas dos personas que realmente estaban asombrados, fueron Viktor Krum y Bertram Wolfgang, aunque solo había sido el auror alemán, quien había intentado bajar las barreras recibiendo una descarga eléctrica.
Mientras tanto dentro de la habitación, Hermione sintió las barreras caer, pero no se movió, pensando que estaba alucinando o soñando.
Harry sintió el silencio abrumador al abrir la puerta de la habitación de Hermione. Estaba oscura, pues Hermione había cerrado las cortinas y el sol no se filtraba demasiado por las ventanas, pero permitía ver lo que había dentro de la habitación.
Recorrió lentamente la habitación con sus ojos, mirando que había unos pocos cojines en el suelo que parecían haber sido arrojados por ella en medio de alguna pesadilla. En la esquina de la cama y descuidada en el piso, estaba la ropa que se había quitado al llegar a casa. Por último subió su mirada a la cama donde estaba el cuerpo de su novia, de espaldas hacia él, el cual se elevaba levemente por segundos debido a su respiración.
Alrededor de ella y entre las sábanas habían fotos muggles y en movimiento de ellos dos y algunas de ellos junto con Ron.
Cuando Hermione se dio la vuelta al sentir su presencia ahí, el corazón de Harry se vino al suelo. Hermione tenía entre sus brazos y aferrado a su pecho y a su rostro, el jersey de quidditch que le había regalado con el apellido Potter en su espalda. Ella se veía destrozada, estaba delgada, tenía sus mejillas hundidas, su hermosa piel ahora estaba reseca y pálida, tenía circulos morados alrededor de sus ojos, los cuales también estaban hinchados y rojos, su mirada estaba triste y vacía, su cabello castaño estaba cenizo y sin brillo y más despeinado de lo normal.
Por un momento se quedó quieto y recordó el incidente que había tenido Hermione con el boggart y viéndola desconsolada con su cuerpo sin vida en su regazo, pero lo que estaba presenciando en este momento, era mucho peor, por que era real.
Unos segundos después, Harry reaccionó y terminó de acercarse con dos largos pasos un poco tambaleantes y cuidadosamente se puso en cuclillas frente a ella y acarició su mejilla con dulzura.
— Hermione, amor — susurró Harry con suavidad — estoy aquí.
Hermione se encontró con los ojos verdes de Harry por lo que pareció una eternidad. Lentamente se sentó en la cama.
— ¿Estoy soñando o estoy muerta? Me dijeron que estabas muerto — expresó Hermione, mientras una lágrima corrió por su mejilla y sintió el dedo de Harry limpiarla.
— No he muerto y tampoco tú lo estas, estoy aquí — aclaró Harry, acariciando su mejilla.
— Harry… — susurró ella con más lágrimas surcando su rostro y segundos después ella lo derribó al piso cuando se abalanzó sobre él en un abrazo desesperado.
— Estoy sucio, sudado, con sangre y heridas, Mione.. — habló Harry, tratando de no ensuciar a Hermione, pero ella seguía aferrada a él y su única respuesta fue abrazarlo más fuerte, lo cual finalmente hizo a Harry devolver el abrazo.
— Pensé que te había perdido para siempre — dijo sollozando Hermione, aferrándose al cuerpo de Harry, sintiendo por fin sus brazos envolverla y presionarla contra su pecho.
— Me dijeron que estabas muerto. Me quería morir Harry — dijo la Hermione entre lágrimas — no puedo vivir sin ti — lloraba ella, mientras seguía aferrada en su abrazo a Harry, sentía sus lágrimas caer, su cuerpo temblar y su garganta desgarrarse, mientras dejaba salir todo el dolor que había sentido.
Silenciosamente el también sentía como sus lágrimas corrían al darse cuenta del estado de su novia.
Ella retrocedió y pasó sus manos cuidadosamente por el rostro de Harry, donde se quedó unos segundos reconociéndolo y buscando todas las heridas expuestas que tuviera y tuvo la intención de levantarse, cuando Harry la sostuvo de los brazos y la sentó en su cama, haciendo que ella le dedicara una mirada confusa. Harry sabía que Hermione lo revisaría y buscaría como atenderle las heridas.
— Harry, estas herido, necesito curarte — protestó Hermione sin entender por que el la había detenido.
— Eres increíble — le dijo él negando con su cabeza y bajando su rostro con una sonrisa de incredulidad, pero halagado de que ella siempre se preocupara por él — mira el estado en el que tú estas Mione, también necesitas recuperarte y aún así te preocupas primero por mi — expresó el azabache, viendo como su mejor amiga se sonrojaba.
Tratando de ignorar un poco su sonrojo, volvió a tomar entre sus manos el rostro de Harry y recogió su varita con la mano derecha, levantándola y apuntado hacia el hombre de ojos verdes frente a ella.
— Oculus reparo — murmuró Hermione y un pequeño resplandor de color naranja emergió de su varita, reparando los lentes quebrados de Harry.
Harry sonrió ante el gesto y le dio una mirada de agradecimiento, mientras ella sonreía dulcemente, aún con sus mejillas brillando por las lágrimas que habían dejado su rastro, acariciando su mejilla con su mano izquierda.
Ambos sonrieron tontamente ante el gesto que se había vuelto bastante singnificativo entre ellos. Pero el tierno momento acabó segundos después cuando Hermione empezó a llorar nuevamente.
— Harry, lo siento. Lo siento tanto — dijo Hermione en medio de sollozos y sus palabras cortándose. Enterró su rostro en el cuello de Harry y se aferró a él nuevamente.
— ¿Por qué? — preguntó el ojiverde frunciendo el ceño extrañado y levantó el rostro de la chica de sus hombros, tomando su barbilla con su mano derecha.
— Yo... debería haber ido a buscarte y no lo hice. Pensé que estabas muerto cuando me dijeron. Yo... yo ... tenía que buscarte — expresaba la castaña con sus lagrimas rodando por sus mejillas.
— Mione... escúchame — Harry dijo tomando el rostro de la castaña y tratando de hacer que lo mirara sin resultado completo aún y limpiando sus lágrimas. Aunque ella intentaba esconder su rostro, pudo ver pintado en el, la culpa y la vergüenza que ella sentía por haberse rendido y no haber ido en su búsqueda. Ella estaba decepcionada de si misma. Esto le rompió el corazón, pero tomó fuerzas para dar su siguiente paso — Mírame — dijo él sujetando la cara de la chica.
La castaña levantó su mirada y se encontró con los hermosos ojos verdes de Harry mirándola directamente.
— Ellos podrían haber buscado por horas o días, pero no iban a encontrarme — explicó el ojiverde, mientras acariciaba la mejilla de Hermione con sus dedos.
— Ellos no, pero yo... yo debería haberte buscado — volvió a llorar Hermione.
— No seas tan dura contigo misma. Estoy aquí ahora ¿sí? — dijo el azabache — Ven aquí — le dijo y la atrajo hacia él en un fuerte abrazo, intentando reconfortarla.
— Sshhh, estoy aquí — decía él, tratando de consolarla, aunque seguía en shock, le partía el corazón ver a Hermione así, se limitó a abrazarla y apretarla contra su pecho, mientras repartía suaves besos en su cabeza y trazaba círculos en su espalda para tranquilizarla. La abrazó fuerte y dejó que descargara todo su dolor y lentamente los sollozos fueron disminuyendo.
Lentamente Hermione se separó y levantó su cabeza, tomando con delicadeza el rostro de Harry, mientras acariciaba sus mejillas y reconocía cada detalle de él con sus dedos y luego juntó sus frentes.
— Volviste a mi — susurró Hermione separando sus rostros y encontrando esos ojos verdes que la miraban con un hermoso brillo.
— Siempre… — respondió Harry con una tierna sonrisa en sus labios y luego ahuecó sus mejillas y posó sus labios en los de ella en un beso reconfortante. Necesitaba hacerle entender que estaba ahí con ella y demostrarle cuanto la amaba.
Hermione respondió a su beso con desesperación y no se percataron de que Harry había dejado la puerta entre abierta y los padres de Hermione, muy preocupados se habían asomado para ver como estaba su hija y quedaron sorprendidos al ver la imagen frente a ellos.
Hermione estaba ahora acurrucada y envuelta en los brazos de Harry, quien la acunaba, la abrazaba y mecía como una bebé, mientras ella sollozaba en su hombro y se aferraba a él como si su vida dependiera de ello. Nunca habían visto a su hija tan desconsolada.
Se miraron entre ambos un par de segundos y luego salieron de la habitación cerrando la puerta silenciosamente y decidiendo darles un poco de privacidad.
Sus padres no habían visto el beso que se dieron, solo habían podido notar que Harry tenía a Hermione rodeada con sus brazos y ella estaba acurrucada en ellos y aferrada a él, como si tuviera miedo de que desapareciera.
La posición en la que se encontraban no permitía que se viera que sus labios estaban juntos de manera desesperada, pues estaban casi de perfil hacia la puerta de la habitación y la cabeza de Hermione, junto con su pelo ahora desarreglado, impedía ver la unión de sus labios.
Cuando se separaron, se encontraban con sus respiraciones agitadas y lentamente abrieron sus ojos y fue en ese momento en el que Harry pudo ver el brillo regresar a los ojos de Hermione, su mirada ya no estaba apagada y vacía, ella lo miraba con sus ojos brillantes y llenos de amor, lo cual lo hizo sonreír y empezar a acariciar suavemente los costados del abdomen de Hermione, haciendo que a la mujer en sus brazos, se le erizara la piel y temblara encima de él.
Hermione se había acomodado y rodeó a Harry con sus piernas, quien ahora se encontraba sentado en el piso junto a la cama, con sus piernas extendidas y la castaña sentada a ahorcadas sobre él, mientras el la tenía rodeada por la cintura con sus brazos y había bajado su cabeza pegándola con su cuello.
La castaña además de estar sentada sobre él rodeándolo con sus piernas, había enredado el cuello del azabache con sus brazos, sintiendo la respiración de Harry sobre su clavícula, lo cual la estaba haciendo exitarse de una manera bastante alarmante. Lo necesitaba desesperadamente. Necesitaba saber que lo tenía con ella y estaba vivo.
— Harry… — susurró la chica, haciendo que el levantara su cabeza y la mirara a los ojos, sin dejar de acariciar sus costados con sus pulgares. Esta acción de Harry la estaba provocando intensamente — te necesito — confesó ella y tragó saliva cuando vio los ojos verdes de Harry oscurecerse.
Ella tomó el rostro de Harry con sus manos y lo atrajo desesperada a un beso que fue correspondido con la misma intensidad. Se necesitaban desesperadamente, pero el ojiverde recordó el estado en el que estaban ambos y se separó un poco.
— Mione… — dijo el azabache tratando de hacer que ella lo escuchara — yo también te necesito, pero necesitas comer y recomponerte… — le dijo él preocupado.
— Y tú necesitas revisarte y que te curen las heridas — contestó la castaña a modo de protesta — Harry.. te necesito ahora. Por favor, prometo ocuparnos del resto después, pero necesito que me tomes ahora.
Hermione dijo eso y lo besó sin dejar que el contestara algo. El beso que le dio, borró todo de su mente y bastó para tomar más fuerte a su mejor amiga. Se separaron unos segundos para respirar y Harry pudo notar con más claridad, que su novia tenía un pijama bastante expuesto. Llevaba una camisa con tirantes bastante finos, su tela era rala y le permitió ver a Harry sus pezones endurecidos a través de esta, ya que no llevaba sostén, lo que lo llevó a darse cuenta lo que había provocado cuando empezó a acariciar sus costados.
La chica de ojos miel sentada sobre él soltó un suave gemido cuando vio los ojos de Harry posarse en sus pechos y sintió la creciente erección debajo de ella. Volvió a capturar los labios de su novio y sintió a Harry subir sus manos y ahuecar sus pechos, acariciando lentamente sus pezones con los pulgares.
El azabache cortó el beso un momento e inclinó su cabeza para capturar el pezón derecho de Hermione con su boca y a través de la delgada tela de su camisa de pijama. Capturó, mordió suavemente y lamió el pezón de la chica, sintiendo como ella arqueaba su espalda de placer, mientras con su otra mano acariciaba el pezón izquierdo entre sus dedos.
Hermione podía asegurar que nunca, nadie la había hecho sentir como Harry lo hacía, Nadie, nunca la había besado como el la besaba y la tocaba. Cuando él la tocaba y la acariaba, ella sentía su cuerpo arder de manera que deseaba que Harry nunca dejara de tocarla y besarla. Ella era completamente suya y él de ella.
Mientras se seguían besando, llevó sus manos hacia su cinturón y lo desabrochó, luego sintió las manos de él deslizarse por sus piernas y sintió un ligero cosquilleo que la hizo darse cuenta de que su short de pijama había desaparecido con magia y solo quedaban sus bragas.
El azabache se levantó a medias para poder bajar un poco su pantalón y el bóxer, sin poderse deshacer de ellos completamente, por la posición en la que Hermione se encontraba encima de él. Tan nublado de placer estaba en ese momento, que no pudo usar su magia para quitarse sus prendas inferiores.
Volvió hacia sus pechos y los masajeó, luego tomó el rostro de ella y siguió besándola intensamente, hasta que segundos después se separó de sus labios, para gemir en el oído de Hermione cuando la sintió a ella descender sobre su erección y la rodeó con sus brazos, mientras la sentía subir y bajar sobre él.
Ella solo había movido a un lado sus bragas y había decendido sobre su miembro, tomando el cabello negro azabache de Harry con sus puños y rodeando su cabeza, mientras el gemía casi silenciosamente en su oído y luego dejaba un rastro de besos por su mejilla y barbilla, hasta llegar a sus labios.
Harry la había escuchado soltar un gruñido de placer y arquear su espalda cuando su miembro llenó su cavidad. Le encantaba sentir a Hermione temblar y gemir de placer cuando la pentraba. Lo que su mejor amiga lo había hecho sentir, era otro nivel de placer que no sabía como describir. Ella era su felicidad, lo hacía sentirse completo.
Hicieron el amor de una manera desesperada y lenta, pues necesitaban sentirse y saber que ambos estaban vivos. Fue algo desesperado, lento y silencioso, aunque ambos sollozaban entre suaves gemidos, sabiendo que eran llantos de consolación y a la vez el placer de estar juntos.
Después de haberla penetrado, volvieron a juntar su labios para no separarlos más, ni decir una sola palabra, pues todo lo que se querían decir, estaba en la manera en la que se veían, se besaban, se tocaban y hacían el amor. Separaron sus labios hasta después de que juntos tocaron las estrellas y se quedaron abrazados hasta que sus respiraciones se calmaron.
Fue increíble el hecho de que estar juntos de nuevo, hizo a Harry olvidarse del dolor de sus heridas y el cansacio que traía encima, tanto como hizo que Hermione se olvidara de lo débil y desgastada que estaba a causa de su depresión y el llanto.
— Por favor, no vuelvas a asustarme así — suplicó Hermione en medio de lágrimas.
— Lo prometo — le aseguró Harry y la abrazó fuerte, repartiendo besos en su cabeza.
Cuando por fin se levantaron del suelo, Harry pudo salir completamente de la cavidad de Hermione y volver a colocar sus pantalones, para conducir a Hermione hacia el baño.
Con delicadeza Harry pasó la delgada camisa de Hermione por encima de su cabeza y luego deslizó su única prenda interior hacia abajo, admirando siempre su belleza, aunque un poco triste por el estado en el que su cuerpo se encontraba. Tomó su rostro entre sus manos, la beso en los labios y luego en su frente. Seguidamente colocó sus manos sobre sus hombros y la condujo hacia la ducha.
Harry abrió la llave y el agua comenzó a caer sobre Hermione, causando un pequeño estremecimiento al frío de las gotas que fluían por su cuerpo. Hermione observó como Harry tomó la esponja, agregó el jabón y luego con sus manos paseó con suavidad la esponja por todo su cuerpo.
Seguidamente tomó el shampoo y lavó su cabello con ternura, masajeando su cuero cabelludo y se deleitó con la visión que tenía frente a él de Hermione completamente mojada y con sus ojos cerrados. Recorrió su cuerpo con sus ojos, viendo la espuma y el agua correr por sus senos y deslizarse hacia abajo, encontrándose con su sexo, lo que hizo a Harry tragar saliva y volver a concentrarse en terminar de lavar su cabello.
Cuando Hermione supo que su baño había terminado, abrió sus ojos para encontrar a Harry boquiabierto y con sus ojos oscurecidos por el deseo, lo que la hizo sonreír y dar su siguiente paso. Tomó los lentes de Harry y con cuidado se los quitó y los puso sobre la mesita que estaba fuera de la ducha, luego agarró a Harry por su chaqueta de auror y tiró suavemente hacia ella, para comenzar a desabrochar los botones y desvestir a Harry con delicadeza. Habiendo desabotonado su chaqueta, el azabache llevó sus manos hacia atrás y dejó caer la prenda al suelo, causando inmediatamente una mirada de preocupación en Hermione, al ver las heridas que traía, las cuales estaban a medio curar.
— Oh, Harry — susurró Hermione con su mirada preocupada, causando que Harry bajara su cabeza con algo de pena.
Bajó sus pantalones junto al boxer y luego respondió acercándose a él y tomando su rostro entre sus manos, dedicándole una tierna sonrisa y entrelazando sus dedos para llevarlo bajo la ducha. Estando bajo el agua, fue el turno de Harry de estremecerse ante el dolor de las heridas, que Hermione lavó con paciencia para desinfectar y luego besó su piel con ternura.
Hermione lavó su cabello pasando sus dedos entre las hebras y como un gesto de cariño pasó su dedo por la cicatriz en forma de rayo en la frente de Harry y con su otra mano levantó su barbilla para encontrarse con esos brillantes ojos verdes.
— Te amo — las palabras salieron de su boca en un susurro, mientras su mano repasaba suavemente la cicatriz de Harry, enviando lo que pareció ser una descarga eléctrica que atravesó la cicatriz de Harry, llevando el toque a su corazón y llenándolo de amor.
El ojiverde jamás había sentido algo así, se sintió totalmente feliz y amado. Su corazón se llenó y lo único que podía entender en ese momento, es que la mujer que tenía frente a él, quien lo miraba a los ojos con tanta profundidad, había enviado magia desde su corazón.
Sabía lo que era sentir arder su frente y tal dolor cuando Voldemort le tocaba la cicatriz, pensaba que su vida se acabaría, pero cuando Hermione tocaba el rayo en su frente, era completamente lo contrario y esta vez fue diferente todas las demás, envió su magia más pura a través de sus palabras y su toque, llenando el corazón de Harry de paz y amor.
Los ojos de Hermione transmitían tanto, al igual que sus acciones. Harry siempre había sabido que ella lo había visto a él y no al niño que vivió con la cicatriz del rayo, y lo que acababa de hacer le demostró de alguna manera que su amor iba más allá de eso.
Pasaron unos minutos en los que ambos se quedaron quietos bajo el agua, mirándose perdidamente a los ojos y viendo el agua correr, deslizarse por sus cuerpos y escurrirse del cabello de Harry.
Después de lo que Harry sintió, levantó su mano derecha y ahuecó la oreja izquierda de ella para capturar sus labios en un apasionado beso contra la pared.
Hermione se impulsó un poco y Harry la tomó por la cintura dejando que ella rodeara su cadera con las piernas y por segunda vez en el día, la penetró.
Desde que Harry la besó y arrinconó contra la pared, sus labios no se despegaron más que para articular gemidos que morían en la boca del otro.
Por un momento Harry rompió el beso para dirigir su boca a los senos de Hermione, haciendola arquearse de placer contra la pared. Harry la hizo gemir y retorcerse, mientras lamía, mordía y succionaba sus pezones y al mismo tiempo la penetraba una y otra vez. Ella tembló y tomó su cabello con los puños.
Harry volvió a sus labios y un par de minutos después, se derrumbó en el hombro de Hermione y ella lo rodeó con sus brazos rascando su cabeza, mientras ella también sentía las estrellas explotar. Cuando sus respiraciones volvieron a ser normales, Harry salió de Hermione y la bajó con cuidado. Hermione cerró la ducha y luego se tomaron de las manos y salieron para secarse y vestirse.
Hermione tomó la ropa de auror de Harry y le lanzó un hechizo de limpieza para que volviera a usarla y luego ella se movió hacia su armario para vestirse.
— Mione… Tus padres están preocupados por ti — le dijo Harry atrayéndola a un abrazo — no solo ellos, nuestros amigos y yo también lo estamos. Necesitas salir y comer — Harry sintió la cabeza de Hermione asentir bajo su barbilla.
— Y se que también están preocupados por mi — continuó Harry, sabiendo que Hermione estaba a punto de protestar — Iré a que me atiendan y podemos recuperarnos juntos, ¿estas de acuerdo? — preguntó el azabache esperanzado, volviendo a sentir a Hermione asentir bajo su barbilla.
Cuando Ron había entrado con Harry en la casa de los Granger, sus amigos se quedaron asustados al ver a Harry ahí, pero teniendo que atender el asunto de Hermione de inmediato, Ron se encargó de hacerles un resumen de lo que Harry le había dicho cuando se apareció en la oficina.
Harry y Hermione finalmente salieron de la habitación a paso lento, abrazados y sosteniéndose el uno al otro. Ella a Harry por sus heridas y Harry a Hermione debido a su debilidad.
Al salir por la puerta se encontraron a los papas de Hermione, quienes estaban contentos de verla salir por fin y fueron abordados rápidamente en un fuerte abrazo de su hija.
A las espaldas de Hermione, Harry observó el intercambio entre ella y sus padres con una sonrisa torcida en su rostro, siendo conciente de la preocupación por la que habían pasado los Granger. No fue mucho el tiempo que pasó cuando Hermione se separó de sus padres y ellos atraparon a Harry en otro abrazo feroz, dándose cuenta tardíamente de sus heridas, sientiéndose un poco avergonzados, aunque Harry los despidió.
— Oh, muchacho. Que bueno que estas a salvo — dijo Richard Granger palmeando la espalda de Harry y luego dejando que su esposa tomara el rostro de chico.
— Tu y Hermione nos han dado un buen susto — expresó Helen Granger sosteniendo el rostro de Harry con sus manos y derramando un par de lágrimas.
Harry sonrió timidamente ante las muestras de afecto de sus suegros y les agradeció por haberse preocupado, luego retrocedió y volvió a rodear a Hermione con sus brazos para dirigirse hacia las escaleras, bajar a la sala y encontrarse con sus amigos, quienes llevaban días de estar visitando a los Granger para hacerles compañía y con la esperanza de tener noticias de Hermione.
Abajo también se encontraban Bertram y Viktor, esperando noticias de la castaña y sintiéndose un poco culpables al ver aparecer a Harry Potter vivo y no haber sido capaces de hacer nada para evitar la tragedia que se había desatado anteriormente.
Ambos aurores intentaron disculparse con Harry, pero el los despidió con la mano y les hizo saber que no había sido su culpa y en ese momento Hermione también reunió su valor Gryffindor al ver a Harry hacer esto y se disculpó con los dos aurores frente a ellos por haberles gritado y reaccionado así.
— Bertram… Viktor.. yo… quería disculparme por haber reaccionado así en el ministerio — confesó la castaña escondiendo su rostro en el cuello de Harry, encongiéndose en su costado avergonzada y aferrándose a él como si temiera que volviera a desaparecer.
Sintió el brazo izquierdo de Harry rodearla un poco fuerte, presionarla contra él y besar su cabeza, mientras acariciaba su brazo con su mano izquierda.
— Lo entendemos Mio... — decía Bertram, pero se corrigió a tiempo cuando vio a Hermione dirigirle una mirada molesta con su ceño fruncido y a Harry levantar una ceja con incredulidad — Hermione ... — terminó el castaño consiente de su error.
Los Granger habían preparado comida para todos, pero solo hacían falta Harry y Hermione, de los cuales el primero no iba a quedarse a comer por que había sido abordado por su amigo pelirrojo que lo llevaría a San Mungo.
Ron les hizo saber a todos que llevaría a Harry junto con Neville a San Mungo y el auror de ojos de verdes había empezado a soltar a Hermione de su abrazo, cuando ella lo tomó de la mano.
— Iré contigo — le dijo a Harry con determinación, pero Ron intervino.
— Hermione... — comenzó el pelirrojo tocando el brazo de su mejor amiga — necesitas comer y reponerte — declaró Ron, mirando hacia los padres de Hermione, quienes le daban un agradecimiento silencioso.
— Pero... — Hermione comenzó y se quedó boquiabierta, cuando Harry se acercó a ella y tomó su rostro en sus manos.
— Hey, iré a San Mungo a que me atiendan, Ron y Neville estarán conmigo. Tu necesitas comer y recuperarte, hazlo por mi ¿si? — Harry le dijo a Hermione, acariciando sus mejillas con sus dedos pulgares.
La lágrimas de Hermione habían vuelto a salir y deslizarse por sus mejillas, pero Harry rápidamente las limpió con sus dedos.
— Mione... — dijo Harry sin darse cuenta de la reacción de uno de los aurores detrás de él ante el apodo de la castaña — Te prometo que volveré, no me pasará nada. Te amo — declaró Harry viendo asentir levemente a su novia.
Harry se inclinó para besar a Hermione en sus labios y luego se apartó y se dio la vuelta para finalmente salir de la casa de los Granger y dirigirse a San Mungo con Ron y Neville.
Bertram Wolfgang y Viktor Krum los siguieron por detrás y desaparecieron, dejando con Hermione a Ginny y Luna, quienes se acercaron a su amiga y la envolvieron en un abrazo aplastante que desató las lágrimas de las tres amigas.
Después de que Harry salió de San Mungo, había estado visitando un par de días a Hermione en casa de sus padres, se quedaba a cenar y luego veían alguna película. Fue así, hasta que Hermione se sintió cómoda para volver a su apartamento.
Cuando estuvieron en el apartamento de la castaña, empezaron a hacer más actividades, fueron al cine, salieron por el día a tomar el sol y dar un paseo, comieron helado y cuando regresaban, se quedaban en el sofá enredados entre ellos y conversando, viendo peliculas, comiendo palomitas o leyendo algún libro de cuentos, compartiendo pequeños y dulces besos con deseos de prolongarlos y convertirse en más, hasta que quedaban dormidos el uno sobre el otro.
Había ocasiones en las que entraban a casa de Hermione y todo terminaba en sesiones de sexo apasionado. Entraban en la casa y empezaban a besarse, chocaban contra las paredes, mientras encontraban el camino hacia la habitación, por el que iban dejando caer la ropa.
Para este punto, con la presencia de Harry y todas las actividades que habían estado haciendo, Hermione se había recuperado bastante. Era solo el hecho de que Harry estuviera cerca y sus ojos brillaban en conjunto con una sonrisa que irradiaba felicidad. Aunque debemos admitir que ella no era la única que ahora brillaba con esa felicidad, sino también el apuesto auror de ojos de verdes que estaba feliz de que su mejor amiga volviera a ser la misma de antes.
Durante el proceso de su recuperación, Harry les había contado a sus amigos sobre lo que había ocurrido cuando desapareció y al regresar al trabajo, se vio obligado a realizar una reunión con todo el departamento de aurores, junto con el ministro para dar una sola explicación de lo sucedido.
En el transcurso de la reunión Bertram Wolfgang se había dado cuenta de que la mayoría de mujeres aurores en la habitación estaban babeando por Harry Potter y también notó que había un par de mujeres mirando en su dirección y la de Viktor Krum, pero en su mayoría miraban a Potter, lo que hacía más evidente el hecho de que Harry Potter seguía siendo el mago más elegible y deseado de Gran Bretaña y el mundo mágico en general.
Por supuesto, Hermione Granger había notado las miradas hacia Potter y no estaba muy feliz por esto, se notaba en la expresión que tenía en su rostro.
Al finalizar la reunión, mientras la gente salía de la sala, varias mujeres se acercaron al jefe de aurores para hacerle saber que estaban "felices" y "agradecidas" de que estuviera vivo, pero lo que en realidad estaban haciendo, era coquetear con el y tratar de llamar su atención.
Ya había tenido que "agradecer" incómodamente y esperar a que varias se fueran, cuando estando desprevenido, una de las mujeres se acercó y lo abrazó y luego se quedó pegada a él, mientras trataba de meterle conversación. Harry estaba incómodo y se había tensado al levantar su rostro y ver a Hermione, quien no se había perdido la escena y parecía estar furiosa.
En su mente, Harry estaba rogando que Hermione no se enojara, por que era obvio que el no había deseado esta situación y se había dado cuenta que habían otras mujeres que estaban con la intención de acercarse.
Hermione estaba ardiendo de celos, pero tenía que controlarse y ayudarle a Harry, pues se había dado cuenta de la incomodidad en su rostro y luego había dirigido su mirada bastante preocupada hacia ella y supo que estaba rogando por que no se enojara.
Sin perder más tiempo, la castaña tomó un suspiro y haciendo acopio de su valor Gryffindor, caminó hacia donde estaba Harry con la mujer pegada a él y levantó su mentón, cruzando sus brazos y emitiendo un carraspeo que hizo a la mujer separarse un tanto sorprendida y de mala gana.
— ¿No tiene deberes pendientes, señorita Page? — preguntó Hermione apretando sus dientes.
La mujer ahora bastante molesta, dio la vuelta y se fue, pero sin dejar de tirarles miradas poco furtivas a ambos, además de que varias mujeres aún miraban hacia ellos.
Harry ahuecó su mejilla izquierda con su mano y luego, pensando en mantener lo profesional mientras se encontraban ahí, se inclinó y besó su frente, pero al separarse vio los ojos de Hermione, que le suplicaban algo más para dejar en claro la situación.
"Al diablo con todo" pensó Harry y sin retirar su mano de donde estaba, se inclinó nuevamente hacia ella y le dio un corto y dulce beso en los labios, dejando a toda la sala en silencio.
Bertram estaba un poco asombrado, pues había visto a Hermione hacer la petición a Potter solo con sus ojos. El sabía que tenían su manera especial de comunicarse, pero verlo en persona había sido impresionante para él.
— Hacen eso desde siempre — aseguró Krum, acercándose a Bertram y dándose cuenta de lo que había visto — acostúmbrate — dijo el búlgaro, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
Al separarse, Hermione presionó sus propios labios con una sonrisa tonta en su rostro, convirtiéndolos en una delgada línea. Harry observó su sonrisa y antes de moverse hacia su equipo de aurores, le dedicó a Hermione una pequeña sonrisa y le guiñó el ojo.
Harry Potter siempre sería su perdición, a parte de que era su mejor amigo y era tan guapo, había sido tan considerado y delicado cuando ella le había entregado su virginidad y eso lo hacía un hombre perfecto.
Ron había sido el único auror que había sonreído a la íntima interacción entre sus dos mejores amigos, pues para él eso era normal.
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Dos meses después de la sanación de Hermione, y la recuperación de Harry, el auror de ojos verdes le informó a la castaña que lo habían invitado a un partido de quidditch como buscador. Harry actualmente no jugaba quidditch como carrera, pero si obtenía invitaciones cada tanto para jugar un partido, cuando el buscador del equipo no se encontraba disponible. Por lo general jugaba para el puddlemore united, que era un equipo que ultimamente solo jugaba los fines de semana.
— Pensé que no te gustaba el quidditch — dijo Harry, ante la notable emoción de Hermione por la noticia.
— Ohh, no me gusta — dijo Hermione con una sonrisa — Me gusta ver a los jugadores — insinuó la castaña dándole un guiño a Harry.
— Tienes algo con los jugadores de quidditch ¿no es cierto? — preguntó Harry fingiendo estar ofendido, al recordar que varios jugadores ya la habían querido conquistar. Empezando por Viktor Krum y luego Cormac Mclaggen.
— No. Solo contigo — aclaró Hermione sonriendo y sonrojándose ante su confesión — me encanta verte jugar, te ves realmente sexy. Nunca he puesto atención al juego, solo a ti mientras buscas la snitch — la castaña se mordió el labio al decir eso y ver a Harry sonreír orgullosamente.
Harry sintió sus mejillas enrojecer, esto era solo una prueba más de lo idiota que había sido por no darse cuenta antes de las señales obvias de Hermione.
— Eres increíble — sonrió Harry y la rodeó con sus brazos — te amo — dijo él con sus labios sobre su cabeza.
Habían ido todos sus amigos a ver y animar el partido y como era de esperarse, con Harry como buscador, ganaron el partido. Hermione, Ron, Neville, Luna y Ginny, bajaron las escaleras dejando a los demás del clan Weasley atrás para ir a recibir a Harry. El joven de ojos verdes salió del campo y antes de ir a los vestidores, se acercó a sus amigos para saludar y fue cuando vio a su mejor amiga correr hacia él, sabiendo que sería embestido por un abrazo.
Hermione corrió con todo su entusiasmo y se abalanzó sobre Harry, rodeando su cadera con sus piernas y enrollando sus brazos por el cuello de él, para plantarle un apasionado y prolongado beso en los labios, mientras él la sujetaba por la espalda con sus brazos y respondía el beso con toda la energía.
— ¿Te he dicho que eres el mejor buscador de la historia del quidditch? — le dijo Hermione sonriendo contra sus labios — y eso es tan sexy en ti — confesó Hermione volviendo a capturar sus labios.
— Y tú, eres la mejor atrapada de mi vida, Mione — le dijo Harry al separar sus labios de los de su novia.
Sus amigos presentes y algunos jugadores que quedaban alrededor, presenciaban la escena, soltando aullidos de lobo y haciendo a la pareja sonrojarse.
