En uno de los extremos de la sala de guerra, Balor fue estremecida por una agitación que recorrió todo su cuerpo. Esta era una sensación ominosa que presagiaba un inmenso cambio en el equilibrio de la magia. Balor había nacido con la habilidad de percibir estos cambios, y desde entonces, había sido muy pocas las veces que había sentido algo similar. Incluso entre esas pocas ocasiones, solo había experimentado una sensación más intensa, cuando en una ocasión desafió al gran patriarca.

Sorprendida y con sus sentidos en alerta, rápidamente volvió su mirada hacia el resto de sus compañeros, que observaban con atención el espejo mágico.

Las expresiones en sus rostros reflejaban la gravedad de la situación. El espejo mágico oscilaba en un punto no muy lejano de donde se encontraba Ceridwen. Ese era uno de los lugares marcados donde se suponía que la princesa y su compañera podrían haberse refugiado.

Minutos antes, Balor había presenciado el encuentro previo entre Ceridwen y Twilight. Al finalizar, había dicho a sus compañeros que la princesa ya había alcanzado su límite de esfuerzo y que, a partir de ese momento, la batalla estaría dominada por Ceridwen. Así que segura se había retirado para continuar analizando los objetos mágicos que habían obtenido de los ponis.

Pero ahora la situación había cambiado...

"¿Qué significa esto, Balor?" preguntó Mannah en un tono grave.

Balor observó más de cerca el espejo de agua encantado, tomó una muestra y analizó la magia que se reflejaba en él.

Una sonrisa oscura se mostró en su rostro. Esto era lo que había estado esperando.

"Mi gran sub-líder, Mannah, es hora de que me otorge el control de esta operación", respondió con un aire sobrio.


Una suave llovizna caía en uno de los extremos de la Gran Barrera, acompañada de una brisa fresca y una neblina apenas perceptible.

Para alguien que había dedicado toda su vida al exhaustivo estudio de los fenómenos naturales utilizando estrictamente el método científico, esta llovizna le resultaría inexplicable. Considerando el limitado tamaño del domo que encerraba la atmósfera circundante, tales fenómenos meteorológicos deberían ser imposibles.

Sin embargo, para Ceridwen, había una explicación simple: magia.

Este domo, conocido también como la Gran Barrera, el lugar donde habían sido atrapadas Twilight y sus amigas. Fue creado utilizando un hechizo muy similar al que protegía el reino de Cunabula. Al igual que este, la Gran Barrera creaba una atmósfera de microclima beneficiosa para quienes se resguardaban dentro de ella.

Aunque compartían similitudes, las diferencias eran más notables.

La Gran Barrera era considerablemente más pequeña que su contraparte, tenía una duración más limitada, carecía de restricciones ambientales y no ofrecía seguridad en su solidez, ya que no requería un gran poder mágico para romperla desde el exterior o el interior.

Tomando en cuenta todas estas desventajas, junto con otras que habían surgido durante la planificación inicial, podría pensarse que la Gran Barrera no cumpliría su propósito de encerrar a la princesa y sus aliadas. Que pronto llegarían refuerzos de afuera que las liberarían sin mucho esfuerzo.

Pero eso nunca pasaría, Ceridwen estaba tan segura de eso como lo estaba del amanecer.

Balor había añadido más de una barrera mágica a aquel lugar; de hecho, eran capas tras capas de magia, todas atadas al hechizo principal de la Gran Barrera. Tanto por dentro como por fuera, las capas de magia se habían colocado para darle a los caballeros del orden toda la seguridad necesaria para que la princesa no escapara o recibiera refuerzos.

Claro, toda esta sobrecarga de magia haría que la barrera colapsara aún más rápidamente, pero Balor había sorteado este último impedimento con una ingeniosa solución.

Un hechizo de tiempo.

Utilizando su propio tiempo de vida, Balor había prolongado la duración de la barrera durante tres días. El precio para Balor serían tres años de su juventud.

Aunque canalizar tanta magia era un esfuerzo considerable, Balor no dudó en completar su tarea. Para ello, tuvo que entrar en un período de letargo mientras lanzaba los hechizos simultáneamente, una de sus mejores habilidades y de la que más se sentía orgulloso. Contando con la protección de sus compañeros, Balor no fue interrumpido y logró completar su trabajo con éxito.

Ceridwen estaba tranquila; tenía más de un día para encontrar a Twilight, pero dado que estaban en una batalla de gran importancia para su nación, definitivamente no se permitiría un derroche como ese.

Utilizando su magia, Ceridwen lanzó una gran roca hacia una construcción abandonada que se encontraba a lo lejos. El destartalado edificio estalló en pedazos de inmediato.

("Solo quedan tres lugares más", pensó Ceridwen.) De inmediato, preparó su próximo proyectil. A su espalda, Badwhiz aún la cubría, y el cubo de cristal flotaba a su costado. El siguiente objetivo era un pozo abandonado; esta vez usaría una roca mucho más grande y afilada.

Repentinamente, una perturbación en el ambiente la interrumpió. A su espalda, Badwhiz se encogió al percibir también el inesperado cambio.

Algo había sucedido.

Dejando caer la roca que había levantado, Ceridwen volvió a tomar una posición defensiva. Detrás de ella, Badwhiz nuevamente levantó su escudo mágico para resguardarla de la posible amenaza.

A su alrededor, la atmósfera había variado. La llovizna, al igual que el viento, se habían detenido, y la neblina que hasta ese momento reinaba en el lugar se disipó sin dejar rastro. Casi se podría decir que la naturaleza estaba conteniendo la respiración.

Entonces, un estallido. Un haz de luz emergió del lugar donde se suponía que debía atacar un momento atrás. Elevándose al cielo en una línea brillante, una centella púrpura se elevó en lo alto hasta repentinamente detenerse en el cielo blanco de la Gran Barrera.

Los ojos de Ceridwen se abrieron mucho al ver a la figura del poni que la observaba desde arriba. No era la princesa ni su acompañante. Era un adversario para el que ella no estaba preparada.

La recién llegada comenzó a descender lentamente. Ceridwen observó cada detalle de su nuevo oponente.

La desconocida alicornio tenía una melena con un diseño similar al de Twilight pero con una ligera tonalidad de color degradado que recordaba a la de Rainbow Dash. Toda su piel, de un color púrpura claro, parecía envuelta en un brillo tenue de luz que emergía de su interior. Tanto su cuerno como sus fuertes alas desprendían partículas de color celeste y lila. No era delgada pero tampoco exageradamente robusta; tenía una proporción perfecta adecuada a su tamaño.

Y a pesar de su expresión calmada en su rostro, había un inmenso poder en cada batir de alas de esa alicornio. Ceridwen, que la veía acercarse como una tormenta en movimiento, estaba segura de eso.

Twilight-Dash finalmente tocó el suelo con la gracia de una princesa y la postura de una guerrera consumada. Las luces mágicas que la acompañaban en su descenso se desvanecieron. El espectáculo introductorio había terminado. Ahora, Twilight-Dash siendo solo una sencilla alicornio, observó a Ceridwen sin ninguna hostilidad o emoción.

Ciertamente, Ceridwen no percibía ninguna hostilidad, pero la tensión que la sujetaba no hizo más que incrementarse.

("¿Querrá hablar?") pensó vanamente. Ceridwen estaba sorprendida por el reciente giro de acontecimientos, pero aún confiaba en poder controlar la situación. No hacía falta que ella fuera una erudita en magia para comprender que estaba ante una fusión.

"Deja ir a mis amigas y regresa a tu hogar," ordenó Twilight-Dash.

Sí, esas palabras simples que no eran una amenaza fueron dichas en un tono de voz firme y lleno de autoridad. Aunque esta fue solo la impresión que tuvo. Ceridwen no pudo evitar pensar en su ex líder Danu. Incluso más, le recordaron a alguien superior a él.

El silencio envolvió a ambos adversarios.

Ceridwen resopló ligeramente y preparó de inmediato otra barra dorada encantada con su magia. No tenía palabras de respuesta para su oponente. Después de todos los trágicos eventos acontecidos en Cunabula la noche anterior, simplemente, ya no había lugar para diálogos o negociaciones. Ella no se prestaría más para eso. Solo le quedaba pelear y cumplir su misión.

"Supongo que eso es un no", pensó desalentada la mente independiente de Twilight al observar la reacción de su oponente.

"Bueno, al menos lo intentaste. ¿Ya podemos hacerlo de la manera difícil?", respondió la mente independiente de Rainbow Dash.

Ambas mentes, separadas e independientes, compartían un mismo cuerpo, cooperando para guiar los pensamientos y acciones de Twilight-Dash. Esta fusión tenía su propio pensamiento independiente, aunque limitado, resultante de la combinación de ambas líneas de pensamiento. Por supuesto, si surgía un fuerte conflicto de decisiones entre Twilight y Rainbow Dash, la fusión se detendría y, en el peor de los casos, se desharía.

Pero en ese momento, ambas amigas no tenían ninguna duda sobre lo que debían hacer a continuación.

"Que así sea", respondió Twilight-Dash rompiendo el silencio.

Ceridwen, que poseía el cuerpo de Badwhiz, ignoró estas últimas palabras. Decidida a tomar la iniciativa de la batalla, con sorprendente rapidez preparó dos barras adicionales y las apuntó contra Twilight-Dash.

Sin embargo, para Twilight-Dash, esos movimientos resultaron... demasiado lentos. Antes, cuando era solo Rainbow Dash, habría elogiado los reflejos de su adversario. Pero ahora un poco más le causaban decepción.

En un instante, ambos pensamientos, los de Twilight y Rainbow Dash, en sincronía y con un plan de acción en mente, comenzaron su contraofensiva.

Con un suspiro, Twilight-Dash agitó sus alas y avanzó hacia Vainilla con una velocidad tan increíble que el mundo a su alrededor parecía estar en cámara lenta. Una sonrisa se formó en el rostro de Twilight-Dash. Su ventaja en velocidad le resultaba obvia, pero no por eso debía confiarse; lo que debía probar ahora era su resistencia.

Continuó su imparable avance con la intención de atravesar la barrera mágica de Vainilla.

Pronto, sus cascos delanteros chocaron con la barrera. La burbuja de magia, que hasta ese momento había protegido a sus enemigos de todo ataque, se desgarró como si fuera una cubierta de papel.

Twilight-Dash sonrió aún más; apenas había sentido el impacto. Por un momento, pensó en reírse de la ridícula defensa que acababa de atravesar, pero se contuvo; aún no era el momento para presumir.

Con la mirada firme sobre su oponente, Twilight-Dash continuó hacia adelante, acercándose aún más a quien antes había llamado Vainilla.

Entonces, estando por fin frente a él, Twilight-Dash frunció el ceño; una duda volvió a asaltarla.

¿Quién era este individuo? A estas alturas, no estaba segura de quién podría ser realmente Vainilla. Tampoco estaba segura del plan que estaba llevando a cabo en su contra. A juzgar por el testimonio de Rainbow Dash y lo que le habían contado sus amigas al bajarse del tren, podía deducir que este individuo debía haber estado oculto desde el principio, utilizando al niño llamado Badwhiz para montar un espectáculo y llamar la atención de Twilight y sus amigas. Una vez que el niño hubiera examinado lo suficiente el terreno y planteado una situación favorable en la batalla, se manifestaría mediante una posesión para un ataque repentino. Esto explicaría el cambio de actitud y habilidades que comenzó a mostrar más adelante, con los cuales logró sorprender a Rainbow Dash.

Sin embargo, aún no explicaba por qué las habilidades que tenía ahora Vainilla eran distintas a las que había descrito Rainbow Dash inicialmente. Incluso su armadura había cambiado. Además, ¿eran necesarias tantas precauciones si querían eliminarlas? Dadas las batallas hasta ahora, su oponente había tenido muchas oportunidades para derrotar a Twilight y sus amigas. ¿O había otro motivo que no había contemplado? ¿Quizás era una estrategia de desgaste destinada a obtener la mayor cantidad de información sobre las portadoras de los Elementos de la Amistad mientras planteaba nuevas amenazas cada vez mayores en el campo de batalla?

Podría ser que no se enfrentaran solo a un oponente, sino a varios individuos. Probablemente discípulos de los Caballeros del Orden que estaban atrapados en el Tartaro.

El peor escenario posible era que sus enemigos fueran realmente los mismos Caballeros del Orden. Porque si era así...

"Uy", Twilight-Dash esquivó una de las barras doradas de Vainilla. "Eso estuvo cerca, será mejor darse prisa". El proyectil había salido disparado a una velocidad extrema desde uno de sus costados, pero a los ojos de Twilight-Dash, había sido como ver a un gorrión muy veloz.

Sin más dilaciones, Twilight-Dash comenzó a moverse en serio. Dio un rodeo al costado de Vainilla hasta posicionarse en su espalda. Allí la esperaban otras dos barras doradas que salieron disparadas en su contra, las esquivó sin problemas. Extendió una de sus patas delanteras y comenzó a rebuscar en la parte trasera de la melena de Vainilla.

Entonces encontró algo sólido y lo sacó. Era un diminuto cubo de cristal, casi idéntico al que había traído Vainilla, pero con un diseño mejorado y una luminosidad más radiante.

Twilight-Dash lo acercó a su pecho y pudo sentir una intensa magia latiendo lentamente en su interior.

Su suposición había sido correcta. Tal como había imaginado, Vainilla había ocultado el verdadero cristal donde estaban selladas sus amigas, reduciéndolo y colocándolo detrás de su melena.

"Siento llegar tan tarde, chicas", se dijo a sí misma Twilight-Dash, entristecida.

"Viiiiiiiiiiiiiii", se escuchó un silbido. Twilight-Dash observó a su alrededor. El falso cubo de cristal sellador que estaba entre Vainilla y Badwhiz comenzó a brillar. Vainilla, por un lado, había empezado a moverse un poco más rápido y ahora apuntaba lentamente su cuerno contra Twilight-Dash. El Badwhiz de sombras, en cambio, parecía no haberse percatado de nada.

"Villanos colaborando... no es la primera vez, pero aún así no deja de ser molesto", Twilight-Dash ya había tenido suficiente de esos tipos. Extendió las alas y las agitó. Dos intensas corrientes de aire salieron disparadas contra ambos enemigos. Demasiado lentos para reaccionar, tanto Vainilla como Badwhiz fueron empujados por el viento a chorro en direcciones opuestas, impactando contra las rocas.

Y para terminar, la poderosa alicornio dio una fuerte patada al falso cubo de cristal sellador, lanzándolo disparado hacia alguna parte de la Gran Barrera.

"¿De verdad era una trampa?", pensó Twilight-Dash extrañada, pero rápidamente dejó de lado ese pensamiento. No tenía tiempo para pensar en esas cosas ahora. Lo que debía hacer de inmediato era llevarse el verdadero cubo de cristal sellador a un lugar seguro y liberar a sus amigas. Así juntas podrían activar la magia de los Elementos y enfrentarse a Vainilla y sus aliados. Mejor aún, podría intentar fusionarlas entre ellas también.

"¿Cómo no se me ocurrió antes? ¿Apple Pie? ¿Rari-Fluter-shy?" Con esto en mente, Twilight-Dash se teletransportó antes de que sus oponentes pudieran entender lo que había pasado.

"¿Cómo se atreve?" murmuró furiosa Ceridwen desde el cuerpo poseído de Badwhiz. Que su adversario la dejara tumbada en el suelo era una cosa, pero que simplemente abandonara el campo de batalla teniendo la oportunidad de liquidarla o capturarla en ese momento era otra.

Ya había sido humillada de esa manera antes, y ahora nuevamente la princesa repetía el mismo patrón.

"Es suficiente", exclamó Ceridwen fríamente. Entonces invocó un largo rosario de perlas negras; el amuleto empezó a arder en el fuego de su magia, listo para ser usado de inmediato.

Ceridwen se había decidido a usar armas pesadas. Le habían ordenado que no usara artículos de ese nivel, pero dado el giro reciente de la batalla, al menos quería que la princesa obtuviera una buena imagen de lo que realmente era capaz de hacer.

Entonces, antes de tomar acción, una voz la interrumpió.

"Ceridwen, amiga mía, déjalo. Yo asumiré el resto de la operación", esta era la voz de Balor que le hablaba mentalmente.

"¡Balor, déjame terminar!", replicó Ceridwen con fuerza por el mismo canal.

"No, todos acordamos que en un momento dado de la batalla yo tendría la última palabra. Ese momento es ahora. Así que por favor, dame el control de ese cuerpo de inmediato", respondió Balor con voz fría y sin ningún tinte de sarcasmo.

Ante el apremiante pedido de Balor, Ceridwen se calmó. No tenía sentido pelear entre compañeros. Todos ya habían acordado evitar eso, y ella definitivamente no sería la primera en romper esa regla.

"Destruyela, Balor. Restaura el honor de Cunabula", pidió Ceridwen a su compañera. Era un pedido sincero que venía desde lo profundo de su corazón.

"Pienso hacerlo, amiga", finalizó Balor. En ese momento, la comunicación se cortó y ambas intercambiaron de lugares.


Balor ahora poseía el cuerpo real de Badwhiz. La armadura había cambiado de color naranja a uno púrpura. Miró a su alrededor. El campo de batalla era un desastre, pero no le preocupó en lo más mínimo. De hecho, se alegraba de que Ceridwen no hubiera llegado más lejos antes. Debido a la resistencia inicial de Mannah a que ella asumiera el liderazgo de la operación, Ceridwen había tenido que probar la fuerza de la fusión de la princesa poni y su compañera.

"Políticos...", se burló Balor en su interior. Después de ver el poder abrumador de Twilight-Dash, el sublíder de los Caballeros del Orden cedió de inmediato el liderazgo de la batalla.

No muy lejos de donde estaba, una sombra se puso de pie entre las rocas. Era Badwhiz, pero tenía un aspecto lamentable. Incluso siendo solo una masa de sombras y magia, todo su cuerpo se veía diluido y opaco, como hollín pegado a la ropa.

El desorientado poni de sombras giró la cabeza buscando a su compañero. Vio a Balor y de inmediato corrió hacia ella. Pero se detuvo a unos pasos al darse cuenta tardíamente de que ya no se trataba de Ceridwen.

Badwhiz se inclinó lo más respetuosamente que pudo.

"Lord Balor, la princesa escapó con el cristal sellador. No tuvimos el poder para detenerla..."

"Ya lo creo. Has gastado mucho de tu limitada magia al atacarla y ahora que estás agotado, te has vuelto una carga".

"Yo lo lamento...", respondió Badwhiz encogiéndose.

"No te lamentes. Después de todo, eres débil".

Ante las palabras de su maestra, Badwhiz agachó la cabeza entristecido. Ahora también su corazón se encogía.

Pero Balor no había terminado.

"Dime, niño, ¿cuál crees que es el mayor factor decisivo en una batalla?"

Badwhiz, que estaba cansado, no tenía fuerzas para pensar demasiado en la respuesta para esa repentina pregunta, así que solo podía decir lo primero que se le viniera a la mente.

"El poder", respondió Badwhiz con simpleza.

"Uhpm", murmuró Balor. Luego levantó una pequeña roca del suelo con su magia y la colocó en la palma de su casco. Le dio la espalda a Badwhiz y miró el horizonte de la gran barrera. Ahí, en algún lugar oculta, se encontraba la fusión a la que debía derrotar.

"Tener poder es algo deseable. No lo niego. Sin embargo, existe otro factor que siempre asegura la victoria del ganador", al decir estas palabras, Balor comenzó a canalizar su magia en la roca que sostenía. "Este factor es la clave de todas las guerras y el secreto de cualquier paz".

Un viento sopló arrastrando el polvo a su alrededor.

"Es el engaño", declaró Balor. Repentinamente, la roca que sostenía centelleó y en un parpadeo se había convertido en el verdadero cubo de cristal sellador en el que los Caballeros del Orden habían atrapado a las amigas de Twilight.


Poco antes, en una madriguera de conejo, Twilight-Dash se encontraba analizando el cubo de cristal sellador.

"Twilight, en serio, ¿no podemos simplemente abrirlo como una nuez con nuestros cascos?"

"Este es un objeto muy delicado, Rainbow Dash. Si cometemos el más mínimo error, podría estallar con todas nuestras amigas dentro o atraparnos a nosotras también."

"¿De verdad?" insinuó presuntuosa la mente independiente de Rainbow Dash.

"No lo creo, pero existen las probabilidades. Tal vez un hechizo de revelación hexagonal me de pistas. Uhpm. No, mejor un análisis arcano de seis fases debería ser suficiente..." La mente independiente de Twilight continuó pensando en voz alta sobre otras opciones para iniciar el descifrado del cubo.

"¡Arggg!" exclamó Rainbow Dash, la pegaso ya comenzaba a lamentar no haber terminado la batalla anterior. Si lo hubiera hecho, se habría dado el gusto de acabar con los villanos y ahorrado continuar la fusión con Twilight. Entonces no se encontraría escuchando todas las sugerencias ñoñas e incomprensibles que pasaban por la mente de su amiga.

Ya habían pasado varios minutos en esa tarea, y para Rainbow Dash, la situación se estaba volviendo insoportable.

Entonces, inesperadamente, ocurrió.

"¿Eh?" Twilight-Dash exclamó en el instante en que el cubo de cristal sellador centelleó y se transformó en su versión falsa. "¿Pero qué rayos?"

Igual que antes, este cristal falso continuaba silbando, como una tetera en ebullición, o más bien como una bomba a punto de explotar.


Una violenta erupción estalló en una de las colinas dentro de la gran barrera. A la distancia, Balor observó el resultado de la conflagración. Tal como había calculado, la explosión no había destruido a la fusión de la princesa y su aliada.

"Predecible...", murmuró Balor en su interior. Luego echó una mirada atrás.

Ahí estaba Badwhiz, quien tenía una expresión como si estuviera esperando que ella dijera algo más.

"Qué niño...", pensó Balor. Tenía una buena oportunidad de dar un discurso a Badwhiz en ese momento, pero no lo hizo.

Balor no era esa clase de persona. Su maestro, en cambio, sí lo habría hecho. Era alguien ejemplar que nunca perdía la oportunidad de enseñar sus ideales a los demás. Fue una persona a la que Balor admiró, a pesar de que nunca pudo obtener su aprobación.

Incluso ahora, podía recordar vívidamente los sermones que solía darle por sus faltas.

"... nosotros, los Caballeros del Orden, defendemos con la verdad nuestra nación. No con la mentira. Es indigno para nosotros tener que recurrir a artes engañosas o discursos vagos. Recuerda que al utilizar una misma arma, el caballero la toma como una extensión de sí mismo. Si esta arma llega a ser la mentira, el caballero perderá su propósito y se volverá un criminal más ante los ojos de la justicia. El castigo no demorará en alcanzarle ..."

Estas habían sido las sabias palabras que había recibido de su maestro. Ella no había sido buena alumna, era bastante obvio que tampoco sería buena maestra.

Realmente no se sentía capaz de poder enseñar a Badwhiz adecuadamente.

"No pongas esa cara, muchacho. No es el momento para lecciones".

"¿Eh? Disculpe... tendré en cuenta sus palabras, Lord Balor", dijo Badwhiz algo confundido, agachando la cabeza.

"Tenlas presentes, niño, pero no las tomes tan a pecho. Solo es sentido común y en la práctica, las mentiras no siempre funcionan. Además, la paz también puede surgir de otras formas. Como de verdaderos sacrificios...", murmuró Balor, mirando hacia algún lugar del cielo.

A Badwhiz le resultó extraño el comportamiento de su maestra, pero no dijo más.

"Bien, es suficiente. Ahora disiparé tu conciencia y completaré el hechizo de dominación de mentes". Al terminar de hablar, la figura de sombras de la cual estaba hecha Badwhiz comenzó a disolverse como una humareda al viento. Mientras la conciencia del poni de melena rosada comenzaba a vagar en algún lugar nebuloso y somnoliento.

El último pensamiento de Badwhiz en ese momento fue en su mascota, Beak. Aún confiaba en que estuviera bien