Mannah, Morrigan, Ceridwen y Taranis observaban en silencio el dramático suceso que iba a dar inicio.
Bajo la atenta mirada de sus compañeros, el cuerpo real de Balor ingresaba a un enorme orbe lleno de magia pura. A su alrededor y entre sus alas, seis cristales de diseño personalizado orbitaban. Los emblemas grabados en cada uno de los cristales centelleaban como astros alrededor de su estrella. Entonces, Balor, apretando sus garras como si intentara aplastar un globo invisible, comprimió la magia a su alrededor, haciendo que todos los cristales se unieran en uno solo.
La sala de guerra fue inundada por una luz única de poder que envolvió a todos.
Mannah, con voz solemne, anunció: "¡Que la justicia se imponga!"
Una columna de luz negra se elevó hacia el cielo de la Gran Barrera, oscureciendo la poca luz que ya había y liberando una luminosidad inquietante en distintos lugares dentro de la cúpula.
Twilight-Dash no era ajena a estas señales y partió hacia su origen.
Al mismo tiempo, en la sala de guerra frente a los Caballeros del Orden, la fase más importante de su operación había comenzado. Se había ensamblado el blasón de la unidad, un amuleto mágico que había sido usado en las batallas trascendentales de los Caballeros. Siempre contra poderosos enemigos de su nación que hubieran vulnerado sus defensas. Hoy, en cambio, era la segunda vez en la historia que se utilizaba fuera del reino.
Dentro de la Gran Barrera, donde se encontraba el cuerpo real de Badwhiz, la armadura púrpura que tenía puesta comenzó a ennegrecerse hasta volverse tan oscura como el alquitrán puro. Todas las heridas o señales de debilidad desaparecieron del cuerpo de Badwhiz. Una inmensa cantidad de magia llenó completamente el cuerpo del poni, dándole un halo espectral. Esta transfiguración era el resultado de la unión de la magia de los cinco Caballeros del Orden y Badwhiz en uno solo. Pero era una unión imperfecta. Danu, que representaba el elemento de la lealtad, no estaba presente. Aun así, el poder que había ganado Balor en ese momento era suficiente para enfrentar al rival que se acercaba.
Twilight-Dash llegó al origen de la columna de luz negra.
La transfiguración había terminado. Una nube de polvo estalló.
Tanto el cielo como el interior de la Gran Barrera regresaron a verse como estaban antes.
Pero todo había cambiado. Una tensión invadía el aire. Era la breve pausa antes de la tempestad.
Twilight-Dash observó consternada a su oponente en lo alto de una colina. El inmenso poder que sentía delante suyo era algo imposible de ignorar. Era como estar parado en frente de un volcán en plena erupción.
La nube de polvo que envolvía el lugar se disipó en un instante.
Balor, ahora completamente poseyendo el cuerpo de Badwhiz y con el poder de seis individuos distintos, se mostró ante Twilight-Dash extendiendo sus negras alas. Sonrió hacia su oponente, pero no era una sonrisa burlona o arrogante, sino una de logro. Todos sus pronósticos y deducciones la habían llevado a este punto. Ahora, dentro de los límites de sus propias maquinaciones, solo quedaba terminar la tarea que se había planteado.
Sin embargo, no debía perder la calma ni el orden.
Con un suspiro, repasó nuevamente los avances realizados:
Convencer a sus compañeros de unirse a su causa y aislar a Danu. Hecho.
Capturar a su objetivo principal y guardarle. Hecho.
Completar los preparativos para neutralizar al señor del caos. Hecho.
Preparar los medios para destruir Equestria en caso de que todo fallara. Hecho.
Finalmente, capturar a las irrelevantes portadoras principales de la magia del árbol de la amistad. Pendiente.
Balor exhaló una vez más. De las seis portadoras que necesitaba capturar, ya tenía a cuatro bajo su poder. Las dos últimas restantes estaban frente a ella, ahora fusionadas en una sola entidad.
"Las grandes mentes piensan igual... ¿No le parece, princesa?" se burló Balor, rompiendo el silencio entre ambas.
Twilight-Dash, confundida, comenzó a recordar dónde había escuchado antes la nueva voz que ahora provenía de Badwhiz. Luego, el recuerdo llegó y finalmente entendió.
"¡Balor!" exclamó Twilight-Dash. En la mente independiente de Twilight, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. En la mente independiente de Dash, la pegaso se jactó para sí misma. "Grandes mentes... ja".
"¿Sorprendida? ¿Acaso no le advertí que volveríamos a terminar nuestra misión?" respondió Balor con frialdad.
"Por favor, no tenemos que llegar tan lejos, existen otras..." dijo Twilight-Dash intentando dialogar con Balor.
"¿'Otras cosas más importantes que el hogar'?" reprendió Balor, interrumpiendo las palabras de Twilight-Dash.
Estas eran las mismas palabras que Twilight había usado para aleccionar a Ceridwen cuando esta había sido derrotada en Canterlot. Aquel recuerdo que había visto en la mente de su amiga solo había causado repudio en ella.
"¿A qué 'cosas' te refieres, princesa?" continuó Balor. "En mi hogar se encuentran mis amigos, mi familia, mi amor, mi propósito, mi historia, mi nación..."
Un viento frío sopló entre ambas contendientes. En un ambiente cargado de un pesado silencio, Balor descendió hacia Twilight-Dash bajo las alas de una ira que había estado aguantando durante demasiado tiempo. Hasta ese momento, había mantenido la calma, pero ya no más.
"¡Respóndeme, princesa... ¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE QUE ESO?!" finalmente explotó Balor con toda su rabia, al mismo tiempo que hacía estallar la roca sobre la que se encontraba.
Twilight-Dash no respondió.
"Había pensado en preservarte, para así mantener la paz en este reino... pero ahora que soy más consciente de tus capacidades, eso sería un terrible error. ¡NO PIENSO DARTE NINGUNA PIEDAD, MALDITA! ¡NI TE ESFUERCES EN PEDIRLA!"
Ante esa muestra de rabia pura y sincera que no era capaz de entender, Twilight-Dash retrocedió. La mente independiente de Twilight se alteró: "¿Había cometido un error? ¿De dónde venía ese odio? ¿Había algo que no sabía?" El espíritu de Twilight comenzó a dudar, pero la mente independiente de Dash la sacudió rápidamente. "¡No es hora de pensar en eso, Twilight! Estos tipos están equivocados y lo sabes. Estamos luchando por salvar a nuestras amigas y a Equestria, ¡eso es todo lo que importa!".
Ante las palabras de aliento de Dash, Twilight-Dash recuperó su firmeza y avanzó hacia Balor.
"¡No permitiré que lastimes a mis amigas ni a los habitantes de Equestria! ¡Puedes detener esto ahora! ¡Aún no es demasiado tarde!" clamó Twilight-Dash.
Balor, se detuvo un momento. Cerró los ojos y los volvió a abrir. Ya no había rastro de ira o rabia, solo había tristeza.
"Desdichada princesa... la medianoche ya ha caído sobre nosotros. Ya es demasiado tarde para todos", dijo Balor antes de lanzarse para realizar su primer ataque.
El diálogo había terminado. Ya no había punto de entendimiento ni razón para perder el tiempo en un intercambio de palabras. Balor inició su ofensiva con el único interés de acabar con su oponente. A Twilight-Dash lamentablemente solo le quedaba aceptarlo y pelear.
Balor se lanzó directamente contra Twilight-Dash, sin utilizar hechizos ni trucos. Su embestida estaba destinada a causar el máximo daño físico posible, confiando en sorprender a su oponente, quien seguramente esperaba algún hechizo previo. También contaba con la gema Starheart que tenía en su cuello. Con esto a su favor, un contrataque mágico inmediato no sería posible.
Su suposición resultó acertada. Twilight-Dash, sorprendida, solo pudo levantar una barrera mágica con gran esfuerzo y recibir la embestida con sus cascos abiertos.
El choque entre ambas provocó la explosión de las rocas circundantes. Hubo un breve forcejeo entre las dos oponentes, aunque duró solo unos segundos, pareció que el tiempo se detenía para ambas. Una empujaba a la otra, con una barrera púrpura resistiendo y un meteoro fucsia intentando atravesarla. Ambas fuerzas oscilaron hasta que finalmente toda la energía mágica acumulada a su alrededor se liberó en una segunda explosión que arrasó el lugar donde se encontraban.
La nueva onda expansiva hizo desaparecer todas las rocas que habían quedado del choque anterior. Una gran nube de polvo se dispersó en todas direcciones, cubriendo la mitad de la gran barrera donde estaban atrapadas.
El cuerpo de Badwhiz, poseído por Balor, salió disparado desde uno de los extremos de la nube.
Sin embargo, Balor no perdió la conciencia. Aún en el aire, realizó un ágil movimiento, girando sobre sí misma y frenando su caída con la fuerza de sus alas artificiales de alicornio. Sin perder ni un segundo, se elevó aún más en el aire y buscó a su oponente entre los restos de la explosión.
Chasqueó la lengua.
Debajo de ella se encontraba Twilight-Dash con una mirada fría observándola. Se veían rastros de haber sido empujada también, pero eran solo rasguños, al igual que los que Balor tenía ahora.
"Vaya... estamos en las mismas", pensó Balor para sí misma. El anterior ataque, aunque poco elegante, le había dado la información que necesitaba para continuar con su estrategia. Ya le quedaba claro que físicamente estaban en igualdad de condiciones. Incluso, si reforzaba su armadura o añadía más equipo, pelear casco a casco solo resultaría en un empate. "Si es así... entonces la magia es la clave".
Balor juntó sus cascos delanteros y entró en postura de meditación al mismo tiempo que se internaba en la nube de polvo de la explosión. La oscuridad de la nube de polvo la envolvió. Sabía que ahí dentro sería un objetivo fácil e inmediatamente se teletransportó sin hacer ningún movimiento más.
En un instante, reapareció en uno de los extremos de la barrera. Nuevamente rastreó a Twilight-Dash y tal como había supuesto, se encontraba dando vueltas dentro de la nube de polvo en la que previamente había estado.
"No conoces hechizos de rastreo, ¿verdad?", Balor ya lo había estudiado antes, pero aun así no dejaba de sorprenderle lo confusa que era la magia equestriana. A pesar de sus avances en tantas áreas de la magia, los ponis tenían grandes agujeros en materias como la seguridad y el control.
"Demasiado tiempo viviendo en paz...", murmuró Balor al momento que desataba su hechizo. El suelo comenzó a temblar y columnas de agua salieron disparadas hacia el cielo. Pronto gran parte del terreno se llenó de géiseres de agua que empezaron a inundar la planicie. El cráter recién formado de la explosión anterior comenzó a llenarse, tomando la forma de un lago.
Los sensibles sentidos de Balor lanzaron una alerta. Un individuo se dirigía a toda velocidad hacia ella. Era obvio de quién se trataba.
"Eso es... ven, estúpida, ven...", pensó Balor mientras preparaba sus siguientes hechizos. Tres columnas de agua se dispararon a sus lados, elevándose hasta la altura donde ella flotaba. El agua comenzó a acumularse en tres grandes burbujas que crecieron rápidamente en tamaño.
Un sorpresivo resplandor fugaz, casi como un relámpago arcoíris, se acercó hacia ella. En menos de un parpadeo, Twilight-Dash apareció frente a ella con un casco extendido, con la intención de golpearla directamente. Casi parecía que se hubiera teletransportado, sin embargo, Balor no había parpadeado ni se sorprendió.
El ataque de Twilight-Dash cayó directamente en el rostro de Balor, pero el cuerpo del poni poseído no resultó dañado en lo más mínimo. Todo aquel potente impacto fue disipado por una translúcida cubierta corporal de aire mágico alrededor de Balor. El poni de armadura negra retrocedió impasible unos metros. Balor, sin prestar atención a la sorpresa de su oponente ante su defensa, lanzó su contraataque. Las burbujas de agua a su alrededor se comprimieron, y tres disparos continuos de agua a alta presión salieron contra Twilight-Dash a una velocidad espantosa. Casi rozando algunas de sus plumas, Twilight-Dash esquivó todos los disparos con gracia. Balor tenía que reconocerlo, lo hacía demasiado bien.
Otro hechizo fue liberado y desde donde se encontraba Balor, varias trombas de aire salieron disparadas a una velocidad casi hipersónica hacia Twilight-Dash. Al ver que sus flancos eran atacados, Twilight-Dash descendió hacia el suelo, permitiendo que los proyectiles de aire impactaran en él. Más explosiones de menor tamaño surgieron en la llanura en el camino que dejaba atrás el vuelo de Twilight-Dash.
Balor continuó con su ataque. Las tres burbujas de agua se fusionaron y formaron una aún más grande. Repentinamente, la nueva burbuja se congeló y comenzó a crecer en tamaño. Cada vez más grande, la bola de hielo cubrió el cielo de la barrera donde estaban. Abajo, Twilight-Dash terminó de esquivar los restantes proyectiles de aire y levantó la mirada. Un planetoide helado se encontraba sobre ella. Balor, con un simple movimiento de casco, lo lanzó.
Si la fusión Twilight-Dash contara únicamente con la conciencia de Rainbow Dash para responder a ese ataque, habría atravesado la bola gigante de hielo en una demostración inútil y arrogante de fuerza y poder. Por otro lado, si solo estuviera la conciencia de Twilight, habría decidido alejarse del lugar de impacto de aquel lento y predecible proyectil y luego analizado las intenciones de Balor al realizar un ataque tan obvio.
Sin embargo, Twilight-Dash era más que solo la unión conceptual de dos ponis. Ella era asombrosa y correcta, incluso más, era EXCEPCIONAL.
Con una velocidad más impresionante de lo que le llevó planificar sus próximos movimientos, Twilight-Dash se elevó hacia el cielo. Sobrevoló la superficie de la gigantesca bola de hielo que caía con fuerza y continuó su vuelo hasta alcanzar a Balor, atacándola de la misma manera que lo había hecho anteriormente. Una vez más, el ataque fue repelido, empujando a Balor hacia atrás. Sin embargo, esta vez Balor recibió un ataque que no esperaba. Antes de que Balor notara la ausencia de su oponente frente a ella, un tirón de dolor estremeció todo su cuerpo desde abajo. El mundo giró a su alrededor. Atrapada en un empuje a una velocidad completamente irracional, el cuerpo poseído por Balor fue arrastrado a través de los cielos.
Consternada, Balor miró hacia abajo, descubriendo que era Twilight-Dash quien se encontraba mordiendo su cola y tirando de ella para lanzarla contra el suelo. En un reflejo de rabia ante esa insolencia, Balor lanzó un rayo eléctrico hacia Twilight-Dash, quien resistió obstinadamente durante varios segundos antes de soltarla.
Pero ya era demasiado tarde. Balor, en un intento inútil de cambiar su trayectoria, extendió sus alas solo unos instantes antes de impactar en el suelo. El cuerpo poseído de Balor rebotó sucesivamente hasta que finalmente se detuvo en seco.
"¡Maldita tú...!" Balor no tuvo el tiempo suficiente para terminar de expresar su ira. Exactamente encima de ella, la enorme bola de hielo que ella misma había lanzado estaba a solo unos metros de caer al suelo. Twilight-Dash la había empujado exactamente a la zona cero de aquel terrible impacto.
"BRRRRRRRRRRRRRRR" resonó en toda la barrera. Nuevamente, el paisaje estaba cambiando. Cientos de fragmentos de hielo y roca se elevaron al cielo para luego caer como meteoritos, y una gran nube de polvo y vapor oscureció toda la aprisionada atmósfera, haciéndose casi imposible respirar. En uno de los extremos de la barrera, donde aún se distinguía un poco de luz, una agitada Twilight-Dash observaba el cataclísmico impacto.
"Rainbow Dash, eso fue..." comenzó a decir la mente independiente de Twilight.
"¡Increíble... lo sé, nunca antes había mantenido esa velocidad por tanto tiempo! ¡Deberíamos hacer esto más a menudo!" exclamó emocionada la mente independiente de Rainbow Dash.
"¡No! ¡Aquello fue muy peligroso! ¡Podría haber contraatacado en el último momento y habernos dejado debajo de esa montaña de hielo!" reclamó la mente independiente de Twilight.
"¡Oh, vamos, solo nos teletransportamos y ya!"
"¡No podemos teletransportarnos, Rainbow!"
"Ah, cierto, la piedra esa... ¡Bueno, lo tendré en cuenta la próxima vez!" dijo confiada Rainbow Dash.
La mente independiente de Twilight no le replicó. No tenía sentido reprender más a Dash por sus imprudentes acciones. Pero aún así, le preocupaba que Dash no estuviera lo suficientemente concentrada para continuar con la fusión. Ambas necesitaban estar en la misma línea, de lo contrario, la fusión podría fallar en pleno combate. Si la personalidad de Rainbow Dash comenzaba a predominar por encima de la suya, al finalizar la fusión podría perder temporalmente su magia. No era común que eso ocurriera, ciertamente no ocurrió nunca en las clases de magia avanzada que tuvo con Celestia. Pero existía esa posibilidad y no podía arriesgarse a que eso ocurra, aun cuando el enemigo no había mostrado todas sus cartas...
"Está bien, entiendo... tendré más cuidado. No quisiera que falláramos por algo como eso", respondió Rainbow Dash, sorprendiendo a la mente independiente de Twilight.
"¿Espera, escuchaste todo lo que pensé?" respondió sorprendida la mente independiente de Twilight.
"Puedo escuchar todo lo que piensas. ¿No se supone que sea así?"
"Bueno, sí, pero... pensé que había cerrado mi mente".
"Creo que eres tú la que se está desconcentrando un poco".
Inmediatamente, Twilight entró en un estado de aislamiento mental. Rainbow Dash tenía razón. Había estado bajando su propia concentración en plena batalla, dejando involuntariamente que la mente de Rainbow tomara las decisiones. Tras un suspiro, su concentración regresó y nuevamente la fusión se estabilizó.
"Lo siento. No estoy acostumbrada a pelear como tú. No de esta manera..."
"No te preocupes, Twilight. Solo confía en mi experiencia. Haber viajado por el mundo me dio muuuucho de eso".
"Está bien, yo..."
"¡Arriba!" dijo automáticamente Twilight-Dash al percibir una luz en la parte más alta de la barrera.
Muy por encima de la barrera, Balor se encontraba suspendida en el aire como un pequeño farol fucsia y negro. El cuerpo poseído de Badwhiz solo tenía rasguños u otras lesiones sin importancia. Sin embargo, el espíritu de Balor se encontraba sumamente alterado.
"Ahh... Ahh... Maldición..." Balor resoplaba con sudor cayendo de su frente. No era para menos; hacía unos momentos atrás había logrado teleportarse en el último milisegundo en el que caía sobre su cabeza aquel planetoide de hielo que ella misma había creado. Todo habría terminado en aquel momento, y habría tenido que tomar medidas más extremas para terminar la batalla.
Balor miró hacia abajo y nuevamente se encontró intercambiando miradas con Twilight-Dash.
"¡Bien! Eso fue... muy peligroso... No importa, ya está todo listo", dijo Balor para sí misma mientras observaba los cambios en el paisaje. Respiró hondo nuevamente y descendió lentamente hacia Twilight-Dash. Balor ya mentalizaba los últimos movimientos para acabar con aquella batalla.
Twilight-Dash observó a su adversario descender hasta llegar al suelo. Estaba a solo unos metros de ella. Sin embargo, los sentidos de Twilight-Dash estaban en alerta. Podía sentir que Balor estaba relajada y sin ningún daño. Aquello era malo, aquella confianza que reflejaba su oponente revelaba que todo iba según lo previsto en sus planes. Así que era probable que la situación empeorara pronto para ella.
Aquellos presentimientos fueron respondidos por un abrupto silbido en el horizonte. Ahí donde la bola gigante de hielo había caído, ahora surgía una espesa humareda blanca que empezaba a empantanar todo el suelo dentro de la barrera. La humareda, que tenía un aspecto lechoso y casi líquido, avanzaba acompañada por un frío extremo que hizo recordar a la mente independiente de Rainbow Dash las frías planicies del polo ártico.
"Frío... demasiado frío", se dijo mentalmente Twilight-Dash. En su interior, el pensamiento independiente de ambas ponis comenzó a preocuparse.
Una corriente de aire superhelado cruzó entre ambas oponentes. Twilight-Dash se estremeció. Balor observó la debilidad de su oponente, pero no se jactó en lo más mínimo. No tenía interés en hacerlo en ese momento, no lo haría ante un oponente como ella. El cuerno de la armadura equipada en el cuerpo poseído por Balor se encendió, y de inmediato un nuevo hechizo se puso en marcha. Helados vientos acompañados de truenos comenzaron a desencadenarse dentro de la barrera, anunciando la terrible ventisca de hielo y nieve que pronto se desataría. Balor conocía bien la debilidad que tenían los ponis por el frío y iba a usar esa ventaja contra su oponente. Encendiendo un fuego dorado sobre el cuerpo que controlaba, Balor se alistó para la batalla casco a casco que vendría.
Twilight-Dash frunció el ceño. Definitivamente iba a pasar un mal rato.
A lo lejos, en medio de la incipiente ventisca, una débil mariposa rosa observaba el exterior desde uno de los descarrilados vagones del tren.
En la sala de guerra de los Caballeros del Orden, todos observaban la escena que se reflejaba en el estanque encantado. Ninguno tenía palabras para describir la ferocidad del crudo enfrentamiento que ocurría en ese momento.
Borrosas por la ventisca, las imágenes mostraban a Twilight-Dash golpeando constantemente a Balor. Sus ataques causaban estallidos de fuego que consumían todo a su alrededor: árboles, rocas e incluso el agua misma se veía envuelta en llamas. Aun así, Twilight-Dash continuaba con su ataque de cabezazos y patadas. Pero Balor no se quedaba pasiva. Cada ataque era acompañado por un contrataque de hielo que ralentizaba a su oponente, seguido de rayos eléctricos que parecían auténticas corrientes de luz.
Todo esto ocurría en medio de una ventisca de hielo a temperatura extrema de congelación y casi sin visibilidad.
Entonces, Taranis levantó la cabeza y miró al resto de sus compañeros, quienes no habían apartado la mirada del estanque.
"Balor realmente ha cambiado..." murmuró para sus adentros.
Él conocía a Balor desde hace mucho tiempo. La primera de sus misiones al exterior fue con ella, y recordaba bien lo fría y distante que había resultado ser su compañía. La misión fue un éxito, pero él había esperado que 'la maestra' tuviera más carisma.
En las misiones siguientes, concluyó que Balor no era la clase de persona que se sacrificaría por otros, sino alguien calculador que abandonaría una misión si se presentaban demasiados riesgos.
Eso había sido en aquellos días, pero ahora...
Balor se había comportado de manera diferente en el transcurso de la misión actual. Le había hecho bromas a Ceridwen, a Mannah, el sublíder, incluso parecía llevarse bien con Morrigan.
¿Era por el cambio de liderazgo, ya que Danu ya no era el líder?
No.
Taranis, portador del elemento del orgullo, volvió su mirada al estanque. Con sus propios ojos podía ver cómo Balor daba todo de sí en combate, como un auténtico espiritu de guerrero que ponía su vida en juego. Sentía envidia. Quizá sus compañeros también lo sentían.
"Cuando terminemos la misión y vuelva a casa, les contaré a los nuevos reclutas sobre..." pensó Taranis.
Pero entonces, una gran pena regresó al corazón del guerrero. La batalla lo había hecho olvidar.
Se mordió la lengua y nuevamente devolvió su concentración a la batalla. La tragedia que había ocurrido la medianoche anterior no debía nublar su espíritu.
Ya no había un hogar al que regresar.
La terrible tormenta de hielo y nieve que había azotado el interior de la barrera en la que estaban encerradas Twilight y sus amigas finalmente empezaba a calmarse. Habían pasado unos diez minutos de combate continuo entre ambas oponentes, y ahora se encontraban exhaustas observándose una a la otra.
Bajo la pálida luz del sol que se filtraba dentro de la gran barrera, las figuras de ambas adversarias se revelaron.
En un extremo se hallaba Balor, poseyendo el cuerpo de Badwhiz, que se encontraba sumamente golpeado. La armadura que hasta hacía poco lo había protegido de casi todos los ataques de su oponente ahora presentaba evidentes grietas y daños relevantes. No había mucho que Balor pudiera hacer al respecto; podría curar las heridas del cuerpo del poni con magia, pero eso disminuiría sus propias reservas y, por ende, sus posibilidades de éxito. Además, ya faltaba poco para que todo terminara.
Frente a Balor, Twilight-Dash no se encontraba mejor. También tenía moretones y otros daños visibles en su piel. Pero sobre todo, eran notables los daños que se habían desarrollado en sus alas. Gran parte de ellas se encontraban quemadas o congeladas a causa de los ataques continuos de Balor y de la inclemente furia de la ventisca que había tenido que soportar. Twilight-Dash no creía que hubiera perdido el vuelo, pero seguramente había perdido gran parte de su velocidad, y eso, sin duda, era lo que su oponente esperaba.
Balor se relajó más. Sonrió. Sabía que era prematuro, y la princesa podría revelar algún hechizo para intentar curarse, pero eso ya no importaba. Incluso sin las heridas en sus alas, ya todo estaba consumado para el éxito de su último ataque.
"Pareces feliz, Balor. ¿Acaso ya has ganado?" preguntó desafiante Twilight-Dash a Balor.
"Ju ju ju, no, no... aún no, princesa de la ingenuidad, pero ya falta muy poco para que demos por terminado este desagradable encuentro", respondió burlona Balor antes de desaparecer en un resplandor de magia.
Se había teletransportado.
"Rayos", dijo molesta Twilight-Dash. Había gastado mucha de su fuerza física intentando derribar a Balor en la tormenta, pero ninguno de sus ataques había resultado ser suficiente. Una y otra vez, Balor había soportado o evadido con gran habilidad sus embestidas haciendo uso de hechizos y trucos. Sin embargo, Twilight-Dash aún tenía una ventaja. Su fuente de magia aún estaba intacta. Debido a que la gema Starheart bloqueaba el uso de hechizos, ahora ella tenía una reserva completa de energía mágica que le daba la confianza de poder aguantar lo que sea que Balor le enviara, incluso si eso consumiera toda su magia. Sorprendería a Balor con una embestida de poder puro en el momento que creyera que ya había ganado.
"Pero aún así..."
"Twilight, es todo o nada. ¡Lo lograremos!" exclamó internamente la mente independiente de Rainbow Dash.
"Sí, ¡juntas!" respondió segura la mente independiente de Twilight.
A lo lejos, en lo alto de una colina sin vegetación, Balor observaba el paisaje helado.
El escenario estaba completo.
El agua había despertado.
El viento había despertado.
La tierra había despertado.
Solo quedaba realizar el acto final.
Balor exhaló profundamente. Una luz verde, casi radiante, comenzó a manifestarse en los cascos del pony que utilizaba como marioneta: Badwhiz Starheart, el poni terrestre que Balor había usado como conejillo para realizar sus experimentos y del cual había aprendido tanto sobre la historia de los ponis y la magia que ellos habían descubierto, así como también aquella magia que aún no habían descubierto.
"¡Jardín de la eternidad! ¡Haaaa!" exclamó en voz alta Balor, alzando sus cascos delanteros y golpeando con fuerza la tierra. Para Balor, hacer este acto no le resultaba necesario, ya que bastaba con acumular la magia y mantener la concentración para liberar el hechizo, pero dadas las circunstancias actuales, tales teatralidades ayudaban a reforzar su confianza y marcar un ritmo en la pelea.
Este era el comienzo del fin del combate.
Balor sintió cómo su fuente de magia interna comenzaba a drenarse. No era una pérdida fatal, pero sí notable. Este hechizo era una carta de triunfo muy costosa que había mantenido en secreto durante mucho tiempo. Ni sus maestros, ni el gran patriarca, ni nadie en Cunabula sabía que ella había logrado dominar esa magia. Incluso los otros caballeros del orden tenían solo una vaga idea del hechizo que Balor utilizaría para derrotar a la princesa.
La fatiga mental alcanzó repentinamente a Balor, quien tambaleó ligeramente en su cuerpo real. En aquella habitación ovalada donde se encontraban sus otros compañeros, reinaba una atmósfera de preocupación.
"No necesitas presionarte tanto. Si necesitas que te transfiramos parte de nuestra fuerza, puedes pedírnosla", dijo Mannah, observando la creciente fatiga en Balor.
"Silencio, Mannah. Mantengan la vigilancia y déjenme terminar esta tarea", respondió el Draco-Dragón con frialdad.
Este era el último tramo. Este era el plan que ella había impuesto a sus compañeros. A pesar de su fatiga y agotamiento, Balor tenía el deber y la magia suficiente para continuar.
Un crujido se extendió por toda la Gran Barrera, y poco a poco las señales de un terremoto inminente comenzaron a manifestarse.
Twilight-Dash se elevó de inmediato en el aire. Sus alas no parecían haber sufrido tanto daño como había pensado. Aun así, se mantenía cautelosa ante el próximo ataque del oponente.
¿Se enfrentaría por fin a Danu, líder de los Caballeros del Orden? Muy dentro de sí, Twilight ya no se sentía tan segura de tener las fuerzas para encarar un diálogo contra él.
En el suelo comenzaron a abrirse grietas, y el viento comenzó a soplar con fuerza.
Al observar el desolado paisaje debajo de ella, Twilight podía decir con total seguridad que ella no había nacido para ser una guerrera...
"Vaya, así que ahora le toca a ese león-pony cabeza hueca. ¿Qué va a hacer ahora? ¿Intentará encerrarnos con una piedra gigante o algo así?" preguntó burlona la mente independiente de Rainbow Dash a Twilight.
"No lo creo, ya nos lanzó un bloque de hielo gigante hace poco. Es muy probable que su ataque sea muy distinto esta vez".
"Lo que sea, solo espero que sea lo último que intenten para así liberar a nuestras amigas".
Twilight no respondió. Analizando el ritmo de esa batalla, todo indicaba que este era el final de aquel combate. Después de eso...
Todo el suelo dentro de la Gran Barrera tembló por violentas ondas sísmicas. Las capas de hielo que se habían formado previamente por la ventisca anterior estallaron como bloques de galletas que eran aplastados. Una nueva neblina blanca de vapor se elevó, ocultando el suelo, aunque esta vez era más ligera y difusa, permitiendo ver cómo el suelo se agrietaba y estallaba en pedazos.
Twilight-Dash se elevó un poco más para no ser alcanzada por esa neblina.
Después de unos minutos de estruendos y sacudidas, finalmente cesó el tumulto en el suelo. Poco a poco, la neblina se disipó, revelando el nuevo paisaje.
Twilight-Dash parpadeó y luego parpadeó de nuevo. Se restregó los ojos y volvió su mirada al suelo debajo de ella.
"Bien... esto no lo esperaba", se dijo a sí misma Twilight-Dash en voz alta.
En todo el suelo dentro de la Gran Barrera, donde antes había habido un páramo de destrucción, ahora se hallaba un bosque celeste que se extendía por todo el lugar. Altos árboles plateados con hojas celestes se elevaban hacia el cielo como pinos gigantes cubiertos de un rocío brillante. No había en este bosque señales de oscuridad ni tenía ningún rasgo de corrupción o malicia. Todo lo contrario, se veía como un bosque saludable, mágico e incluso podría llamarse sagrado.
Entre los árboles, había claros circulares que dejaban ver un suelo verde y frondoso. En medio de estos claros, grandes flores doradas con forma de tulipanes se ordenaban como si se tratara de un hermoso arreglo floral gigante.
Twilight-Dash estaba desconcertada. Este era un bosque "bonito", pero no le daba la impresión de ser amenazante ni de ocultar algún peligro. Dio varias vueltas alrededor de la Gran Barrera, esperando algún ataque, pero nada ocurrió. Después de varios minutos de buscar en vano a Balor, finalmente detuvo su vuelo cerca de los restos del tren que aún quedaban visibles.
"No lo entiendo. ¿Acaso espera que seamos lo suficientemente tontas como para bajar y así atraparnos? ¿O estas flores son algún tipo de truco?" se dijo en voz alta Twilight-Dash.
Las flores doradas parecían inofensivas, pero algo en su brillo y disposición en círculos perfectos las hacía ver poco naturales. Algo no cuadraba en esa escena, pero Twilight-Dash no podía determinar exactamente qué era.
"... espero que no sean de una disculpa. Porque si es así, no pienso aceptarla", continuó en soliloquio Twilight-Dash.
"No princesa, estas son flores para adornar tu tumba", una voz le respondió repentinamente.
Twilight-Dash volteó de inmediato la mirada. Varios metros detrás de ella, Balor la observaba con una sonrisa siniestra.
"¿Te gustan?" continuó Balor con voz burlona.
"Son muy hermosas, pero no me parecen apropiadas para un funeral", respondió Twilight-Dash, al instante levantando una barrera de magia a su alrededor.
Al observar la burbuja mágica de su oponente, Balor se burló aún más.
"¿En serio, princesa ingenua? Incluso sabiendo que tengo este poderoso amuleto, ¿piensas usar magia?" declaró Balor en un tono burlón.
Twilight-Dash no le respondió y se mantuvo en alerta, lista para cualquier movimiento de Balor.
"Déjame adivinar, supongo que al no usar nada de tu magia en el combate esperabas acumular suficiente poder para un contraataque en el momento en que me alcanzara la fatiga o mostrara alguna debilidad", continuó Balor sin hacer ningún movimiento hostil.
"Has mantenido la posesión mental compartida demasiado tiempo. Sé que esa es una habilidad que causa una gran fatiga mental, y aquel que abusa de ella puede terminar perdiendo su capacidad de hacer magia".
"¡Qué considerada de tu parte al hacerme recordar estos peligros! Pero no creas que por ello cambiaré de intenciones", se jactó sarcásticamente Balor.
"Si es así, entonces..." dijo Twilight-Dash, pero interrumpió sus palabras. La burbuja mágica que había creado para protegerse se había desvanecido.
Al ver eso, Twilight-Dash retrocedió rápidamente y volvió a levantar la burbuja. Sin embargo, esta se desvaneció de nuevo. Repitió el intento una vez más, pero el resultado fue el mismo. A lo lejos, Balor dejó de sonreír y simplemente la observó.
Un sudor frío recorrió la frente de Twilight-Dash. Balor no se había acercado, y sin embargo, la magia estaba fallando. Poco a poco, una sensación de pesadez comenzó a invadir su cuerpo. Sus alas, en las que tanto había confiado hasta ahora, se agitaban torpemente en un intento por mantenerla en el aire. Un creciente pánico comenzó a invadirla.
"Sabe, es curioso. Me sorprendió bastante que en Equestria existieran plantas capaces de disipar la magia de control mental de mi compañera Morrigan. En Cunabula también tenemos plantas similares, incluso algunas capaces de disipar la magia en general..." habló Balor, tomando una postura reflexiva.
Twilight-Dash miró con rabia a Balor mientras perdía altura. Lo que había dicho bien podría ser una mentira. Allí mismo, Balor flotaba con magia, contradiciendo sus propias palabras.
"¡Tú!" intentó responder Twilight-Dash, pero ya era demasiado tarde. Sus alas y el resto de su cuerpo perdieron el equilibrio y comenzó a inclinarse de lado, como un pájaro herido. Después de un vuelo errático, finalmente su cuerpo empezo a caer libremente sobre el brillante bosque celeste.
Ella estaba cayendo. Estaba perdiéndolo todo.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Twilight-Dash cuando la magia comenzó a agitarse dentro de ella. Al principio, la sensación solo era un adormecimiento, pero ahora era una auténtica tortura.
Cada hebra de energía mágica estallaba en su interior como si hiciera cortocircuito con sus propios nervios, dejando un angustioso dolor a su paso. Era como si una parte fundamental de ella misma estuviera siendo cortada por miles de tajos invisibles.
A medida que descendía, el pánico la oprimía más y más. Su mente luchaba contra la idea aterradora de perder aquello que tacitamente consideraba parte de su esencia misma. Cerró los ojos con fuerza, como si al hacerlo pudiera contener la gravedad que la empujaba inexorablemente hacia el suelo.
"No... no puede estar pasando", susurró, pero las palabras apenas eran audibles sobre el zumbido ominoso del viento y la magia que era estrangulada en su interior.
Abrió los ojos nuevamente. La superficie debajo de ella, colmada de árboles celestes, se acercaba cada vez más rápido.
Su corazón latía con furia, como si intentara compensar la pérdida inminente. Aunque físicamente ilesa, Twilight-Dash se sentía desgarrada por dentro. ¿Cómo podría enfrentar a Balor sin su magia?
Perder sus alas era lamentable. Perder su magia era perderlo todo.
En el aire enrarecido, buscó desesperadamente la conexión perdida, tratando de reconectarse a cualquier hilo de magia que pudiera quedar. Pero fue en vano. La sensación de impotencia la envolvía, y mientras caía, una punzada de angustia le atravesó el pecho.
"No... no así, aún no", murmuró, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras aceptaba la cruel realidad: estaba indefensa, y Balor lo sabía.
Su estrategia había fallado, y ahora estaba a un solo paso del fin.
Entonces, su cuerpo se hundio en las frondosas copas de los árboles celestes. Twilight-Dash finalmente se estrelló en el suelo.
"¡Twilight, esto es grave!" exclamó la mente independiente de Rainbow Dash.
"¡Lo sé!" respondió la mente independiente de Twilight.
"¡TWILIGHT, ESTO ES MUY GRAVE!"
"¡LO SÉ, RAINBOW DASH! ¡LO SÉ!" replicó su amiga con vehemencia.
Twilight-Dash corría a toda prisa por el denso bosque celeste, agitaba sus alas, pero estas se resistían tenazmente a elevarla. Su cuerpo se sentía extrañamente torpe, distorsionado; las punzadas en su interior habían desaparecido, sin embargo, cada respiración era ahora un esfuerzo agotador.
La alicornio tropezó y cayó en un charco de lodo rodeado de tulipanes rojos. Una oleada de náusea la invadió al levantarse, pero logró mantenerla bajo control.
¿Qué era aquel lugar? ¿Por qué todo parecía tan antinatural? Twilight-Dash escudriñó su entorno, desesperada por encontrar alguna respuesta que pudiera arrojar luz sobre aquel extraño bosque. No tenía ni idea de qué tipo de magia estaba siendo utilizada en su contra. A pesar de la vasta experiencia de Twilight y Rainbow Dash, jamás habían enfrentado algo semejante. La única situación que se le asemejaba en cuanto a la sensación de impotencia que experimentaba ahora fue cuando Twilight viajó a un mundo sin magia a través de un espejo, pero incluso entonces, el malestar de no poder usar magia se comparaba con tener la nariz tapada.
Esta vez, el malestar era inmensamente más intenso, como si se estuviera ahogando lentamente en un pozo de alquitrán ardiente, mientras todos sus sentidos se veían distorsionados.
"Aún conservamos nuestra magia en nuestro interior; eso es importante", señaló la mente independiente de Twilight, esforzándose en mantener la calma y continuar su trote.
Los últimos remanentes de la magia que había percibido convencieron a Twilight de que la magia aún estaba en su interior. Aunque había perdido toda capacidad para hacer contacto directo con ella, ella sabía que aún estaba ahí; realmente debía ser así, porque si no...
"Esta bien, pero no podemos volar", se lamentó Rainbow Dash en respuesta.
"No podemos utilizar hechizos ni habilidades mágicas", continuó Twilight, intentando encender vanamente el cuerno de Twilight-Dash.
"¡Y NO PODEMOS VOLAR!"
Twilight-Dash se detuvo en seco en un claro rodeado de rocas. Tras permanecer vigilante varios minutos y no percibir a nadie acercándose, dio un ligero suspiro. Un breve momento de calma, eso era todo lo que necesitaba, de inmediato su gran mente comenzó a trabajar...
Twilight estaba segura de que la capacidad de vuelo de los pegasos estaba relacionada con la magia elemental que envolvía sus alas. En ese momento, las alas de Twilight-Dash estaban en un estado aceptable y llenas de magia.
Entonces, ¿por qué no podían volar?
Observó el místico bosque a su alrededor. Era evidente que él era el culpable. En aquel lugar, cada rincón destilaba una magia que retorcía la realidad misma ...
Twilight-Dash exprimió su mente al máximo para descifrar el misterio. El bosque estaba interfiriendo de alguna manera con su magia, y necesitaba entenderlo y contrarrestarlo pronto, ya que el ataque de Balor podría llegar en cualquier momento.
"Flujos arcanos, canalización de magia, catalizadores..." murmuraba rápidamente Twilight-Dash, abrazándose a sí misma.
Exploró en lo más profundo de sus recuerdos: sus lecciones básicas en la escuela de magia, sus viajes, incluso los cuentos que le narraban cuando era pequeña. Buscó incluso entre los rumores más extravagantes que hubiera escuchado.
Nada.
Twilight-Dash se concentró más, casi parecía que le saldría humo de la cabeza, aplicando más esfuerzo del que realmente podía soportar.
Y entonces encontró algo: una cebra.
"¿Sin magia, dices? ¿Por qué me lo repites?" así había respondido la elocuente Zecora cuando Twilight le preguntó sobre cómo vivían las otras criaturas sin magia en el mundo. Zecora había viajado por muchos lugares y conocía de reinos sin magia. Había aprendido mucho sobre encantamientos a pesar de no tener cualidades mágicas innatas.
"La magia de los unicornios se canaliza desde sus cuernos, la magia de los pegasos desde sus alas... de adentro hacia afuera", murmuró Twilight-Dash.
"¿Y qué pasa de afuera hacia adentro?" preguntó el recuerdo burlón de la cebra.
No parecía posible. Canalizar la magia del entorno siempre conducía a resultados caóticos. Se utilizaban amuletos, talismanes, e incluso individuos vivos como catalizadores de esa magia. Un flujo directo de magia semejante era igual a intentar atrapar una lombriz bajo tierra sin ensuciarse.
Pero Zecora lo había intentado y había obtenido resultados prometedores. Bajo su tutela, Twilight la había imitado, pero los resultados habían sido nulos.
Una amargura recorrió el rostro de Twilight-Dash.
Twilight no continuó con las lecciones de su maestra cebra debido a la frustración que sintió al no poder hacer progresos. Conocía las bases y las posturas de la meditación a la perfección, pero nunca dieron resultados. Tampoco lo compartió con sus amigas... pensó que no era importante en ese momento. No, esa era una excusa... en realidad, se sentía avergonzada de hablar de ello.
Otro error; ¿cuántas cosas más había estado descuidando?
"De afuera hacia adentro... vamos", se dijo a sí misma Twilight-Dash, decidida. Tenía una corazonada; la magia no había sido absorbida ni estaba estancada, sino que sentía que fluía en la dirección equivocada. Pero cambiar ese flujo no sería fácil.
La alicornio adoptó una postura de meditación y comenzó a canalizar la magia en su interior. Una sensación de entumecimiento la envolvió mientras podía sentir la magia fluir... fuera de ella.
"¡No!" exclamó Twilight-Dash al darse cuenta de que estaba perdiendo rápidamente parte de la magia que había acumulado.
"Oye, no deberíamos buscar refugio primero; este lugar no es seguro", dijo la mente independiente de Rainbow Dash, intentando ser útil.
"¡Ya no tenemos más tiempo, Rainbow!" exclamó frustrada la mente independiente de Twilight. "Balor nos alcanzará..."
Efectivamente, el tiempo se había agotado.
"Ayyyyyyyyyyy" Un potente golpe cayó en su cabeza en ese instante. Twilight-Dash gritó de dolor y fue lanzada por los aires hasta estrellarse contra un árbol que se partió en dos.
Balor, que había salido de su invisibilidad, no tenía intenciones de ser amable. Invocó unas cadenas que salieron disparadas hacia Twilight-Dash. La alicornio, que intentaba recuperarse del ataque anterior, fue envuelta por las gruesas cadenas, incapacitándola. A duras penas, aún tenía una de las patas delanteras libres. Con un gran esfuerzo, logró apartarse para esquivar un potente trueno que impactó donde estaba.
Pero no fue suficiente. Un segundo trueno fue lanzado contra ella y la alcanzó, reduciéndola.
Twilight-Dash comenzó a ser arrastrada. Balor tiraba de las cadenas hacia donde se encontraba, como haría una araña con su presa.
"Se acabó, princesa. Termina tu fusión y la vida de tu amiga será perdonada", amenazó Balor, teniendo a Twilight-Dash bajo su casco. Por supuesto, estaba claro que Balor estaba mintiendo.
"¡AUN NO!" respondió ferozmente Twilight-Dash, haciendo crujir las cadenas y liberando una segunda pata delantera. Luego lanzó una oleada de polvo concentrado a su alrededor empujándole hacia atrás.
Una protesta inútil. Balor no se inmutó en lo más mínimo. El ataque se disipó como una humareda. Unas garras de magia oscura surgieron de los costados de Balor y tomaron el cuerpo de Twilight-Dash en el aire.
"¡Entonces te desgarraré el alma y lo que quede se lo entregaré a tu amiga antes de ejecutarla!" rugió Balor. Las garras que aprisionaban a Twilight-Dash tiraron de ella y una masa de luz comenzó a emerger de su cuerpo. La expresión de terror en el rostro de Twilight-Dash lo decía todo. No era dolor físico, sino espiritual. Desesperadamente, Twilight-Dash intentó concentrarse, pero poco a poco sentía que las fuerzas la abandonaban.
"¡Twilight, reacciona, Twilight!" la mente independiente de Rainbow Dash llamaba angustiada a su amiga, que había dejado de comunicarse. "¡No te rindas!"
Pero Twilight ya no escuchaba y tampoco se había rendido.
Desde lo más profundo de su ser, Twilight entró en un estado de meditación profunda, sumergiéndose en un espacio simulado de su mente. Esta era su última carta, la última jugada que podía hacer para salvar a sus amigas de la derrota.
Era una realidad virtual, un lugar imaginario donde podía crear posibles escenarios basándose en todo el conocimiento que poseía. Más que una habilidad mágica, era una disciplina mental que solo alguien como ella podía haber desarrollado tras tantos años de estudio y dedicación. Aun así, este ejercicio exigía un consumo de magia pasivo para llevarse a cabo; el hecho de que funcionara en ese momento era prueba de que la magia aún se encontraba dentro de ella.
Twilight expandió su enfoque mental y lentamente la realidad empezó a tomar forma.
En el pasado, lo había usado para visualizar el posible futuro de sus amigas. Esta vez, lo usaría para concluir lo que había dejado pendiente tiempo atras.
Igual que en aquel entonces, cuando entrenaba con Zecora en el Bosque Everfree. Se encontraba sobre un estanque, equilibrando su cuerpo sobre el agua, con una respiración tranquila y constante. Percibía toda la magia a su alrededor con los ojos cerrados.
Twilight sentía el agua. Twilight sentía el viento. Twilight sentía la tierra.
Pero Twilight no sentía el bosque.
El Bosque Everfree existía mucho antes de la fundación de Equestria. Tenía una historia oscura y dispersa: historias de criaturas malignas que lo habitaban, historias de princesas que paseaban por sus claros, historias de tesoros inimaginables y secretos tenebrosos.
Pero Twilight seguía sin sentir el bosque.
¿Por qué no sentía el bosque? Percibía con su magia el movimiento del viento, el agua y la tierra, pero no del bosque. El bosque estaba oculto. No le hablaba. No estaba allí...
Twilight abrió los ojos de nuevo. Estaba fallando. Era el mismo resultado que obtenía cuando entrenaba con Zecora.
El espacio simulado en su mente comenzó a oscurecerse.
Se sentía como un fracaso. No podía salvar a sus amigas. El enemigo había estado justo delante de ella y no lo vio. Después del enfrentamiento con la Triple Alianza de Villanos, les había prometido a todos: "No volverá a pasar".
Pero había vuelto a pasar.
El espacio simulado en su mente se oscureció aún más.
Twilight observó su propio reflejo dubitativa en el agua. Ahora era una princesa. En aquellos días de práctica, era simplemente una unicornio.
Todo era tan simple en aquellos días.
Alas y un cuerno. ¡Qué extraordinario! Ahora eran inútiles frente a la amenaza que la había acorralado. También tenía pezuñas, pero todos los ponis las tenían.
Los pensamientos de Twilight se desvanecieron aún más...
"Applejack es más responsable con su granja que yo con Equestria", reflexionó Twilight en voz alta consigo misma. "Ella al menos tiene semillas de respaldo en caso de desastres. Yo, en cambio, solo tengo planes de escape..."
Recordó el momento en que Applejack sembró un nuevo huerto de manzanas después de una tormenta. Applejack se regocijaba diciendo cosas como: "Los nuevos árboles de manzana serán mucho mejores que los anteriores, ¡apostaría mi pata izquierda trasera a que es cierto!"
Twilight sonrió ante el recuerdo, aunque nunca le pareció que las nuevas manzanas fueran mejores.
"Mira cómo crecen, jaja, podría pasar toda la noche esperando a ver el primer brote", dijo Applejack. Y ella no estaba bromeando. En muchas ocasiones, Twilight sorprendió a su amiga durmiendo en medio del sembradío.
"¡Oh, sí! ¡Mira cómo crecen! Igual que en la granja de rocas de mis padres", confirmó Pinkie Pie.
"Las rocas no crecen, Pinkie. Solo emergen de la tierra por fallas geológicas, hasta yo sé eso", respondió Rainbow Dash.
"Pero sería lindo si fuera así. Si los diamantes se hicieran más grandes...", fantaseó Rarity.
"Un bosque de piedras también se hace más grande, y verlo crecer es muy lindo; a los osos les gusta jugar allí...", añadió Fluttershy, pero nadie le prestó atención.
Nadie excepto Twilight.
"... ellos hacen crecer a los árboles de rocas, trayendo rocas desde muy lejos y colocándolas una sobre otra. Así hacen nacer un nuevo árbol de rocas, les enseñan a sus crías, y en el futuro más osos vienen a jugar en él."
Un nudo se formó en la garganta de Twilight.
La lejana visión de sus amigas paseando alegremente por la granja de Applejack hizo que lágrimas cayeran de sus ojos. Estos eran los recuerdos que más apreciaba.
Y también eran la clave para resolver el misterio del bosque celeste.
Zecora le había dicho algo como: "Siente a los elementos y a la naturaleza. Escucha cómo respiran, mira cómo crecen..."
Twilight cerró los ojos. Disipó sus pensamientos y se concentró en uno solo. Necesitaba que la magia creciera en ella.
"De afuera hacia dentro." Un bloque de piedra tomó forma en la mente de Twilight. Una mancha marrón surgió en la oscuridad.
"De una semilla en la tierra." Otro bloque de piedra tomó forma. Otra mancha marrón surgió en la oscuridad.
"Crece hacia el cielo." Un bloque más de piedra tomó forma. De la mancha marrón, un insignificante punto verde se reveló.
"¡Y abre sus hojas hacia las estrellas!" El punto verde ahora era un brote en la tierra...
Twilight abrió los ojos.
Cascadas de sudor caían de su frente y de todo su cuerpo. No estaba cansada, pero sí sumamente tensa. Entonces, vio frente a ella un pequeño montículo de piedras.
Lo había logrado. Había logrado sentir una minúscula parte del bosque. Había vivido el proceso de hacer crecer una semilla.
"Esto se sintió muy diferente a como lo describió Zecora. Tal vez no la entendí bien por sus rimas. Ja ja ja..." Twilight reía; quería dar saltos en ese mismo lugar. Pero el tiempo apremiaba.
El pequeño montículo de piedras se derrumbó.
"El vínculo para unirse mágicamente a la naturaleza debe ser distinto en cada especie... las cebras tienen su manera, los ponis tienen otra..." reflexionó Twilight.
Pero ya había captado el truco. Ahora era cuestión de replicarlo una y otra vez hasta que finalmente pudiera hacer crecer un árbol.
"¡Puedo hacerlo!" se alentó a sí misma.
Twilight no se rendiría.
Balor tiró de nuevo. La mitad del alma de Twilight ya había sido extraída del cuerpo de Twilight-Dash.
"Solo un poco más..." se dijo a sí misma Balor, calculando que en doce segundos más la extracción terminaría. La fusión colapsaría y entonces todo habría acabado.
Twilight-Dash, por su parte, forcejeaba con todas sus fuerzas. Sus alas estaban ocupadas conteniendo las cadenas mientras intentaba retrasar el tirón de Balor, juntando de nuevo el alma de Twilight con sus patas delanteras. Pero no era suficiente. La figura fantasmal de su amiga se deslizaba de entre sus cascos. No le quedaba mucho tiempo.
"¡No te la llevarás! ¡Huuuuuuuuuu!" clamaba la mente independiente de Rainbow Dash.
Pero la extracción apenas se retrasaba, y el cuerpo de Twilight-Dash se entumecía cada vez más.
"Cinco segundos más..." Balor apremiaba el tiempo que quedaba. Faltaba muy poco del alma de Twilight por extraer.
Repentinamente, algo cambió.
"¿Humm?" Balor notó desconcertada que habían pasado dos segundos, pero no había habido ningún avance.
Nuevamente tiró con más fuerza. Pero tampoco pudo extraer más el alma de Twilight.
No, no era solo eso. ¿El alma de Twilight estaba regresando a su cuerpo?
"¡¿QUÉ?!" exclamó Balor sin poder creer lo que sus ojos veían. Twilight-Dash repentinamente abrió los ojos. Ya no parecía asfixiada por el aire o las cadenas. El color de su pelaje, que hasta hacía unos segundos estaba mortalmente pálido, recuperaba su brillo. La confianza volvía a reflejarse en su rostro. ¡La magia fluía de nuevo en ella!
"PAMMMM" Twilight-Dash aterrizó firmemente en el suelo. Hasta entonces había estado suspendida en el aire atrapada en la magia de Balor. Pero ahora había recuperado su equilibrio y pisaba la tierra con fuerza.
Balor apenas podía contener la consternación que la inundaba. ¿Cómo era posible?
La situación de la batalla había cambiado nuevamente.
Ahora era ella quien corría peligro. Estaba dentro del rango de ataque de Twilight-Dash y, en ese momento, la alicornio tenía más poder que ella. Si Twilight-Dash aprovechaba su velocidad extrema, podría embestirla y darle un golpe crítico. Balor podía teletransportarse o levantar su barrera para evitarlo, pero dado que estaba usando la cadena y extrayendo el alma de Twilight-Dash al mismo tiempo, el sobreesfuerzo la retrasaría en su escape.
Un segundo. Eso era lo que le llevaría. Pero en ese momento, un segundo era demasiado.
Twilight-Dash sonrió confiada. Ella también sabía eso.
En su interior, Rainbow Dash era toda dicha. "No sé cómo lo hiciste, ¡pero esto es increíble! ¡Puedo sentir mis alas de nuevo!"
"No celebres tan pronto... apenas puedo mantenerlo... no nos queda mucho tiempo", respondió exhausta la mente independiente de Twilight.
Twilight había permanecido horas practicando dentro de su espacio mental simulado. Allí, el tiempo fluía mucho más lentamente. Pero esto no se debía solo a su magia y su experiencia en estos ejercicios. Dado que se encontraba en una fusión muy especial, Twilight podía aprovechar la agilidad de Twilight-Dash para mejorar su propio espacio mental. Ahora, ese entrenamiento estaba dando sus frutos.
Sin embargo, a pesar del espacio favorable a su disposición, Twilight no podía ignorar la fatiga. Eventualmente, se cansó y tuvo que regresar su consciencia al flujo normal de pensamiento con Twilight-Dash.
Twilight regresó con Rainbow Dash preparada. Había logrado su objetivo de aprender a crear un vínculo con la naturaleza. Si bien no era capaz de comprender la magia antigua que envolvía al bosque celeste, sí sabía que era un bosque y que podía comunicarse con él. Con esto en mente, en un espacio mental, permitió que la magia del entorno la llenara y creara en su interior la semilla de un árbol celeste. Pronto, la semilla se abrió y se convirtió en un joven brote. Fue entonces cuando Twilight finalmente pudo escuchar la voz del bosque encantado que la rodeaba.
En sus clases con Zecora, la cebra le explicó que los árboles a veces solían susurrarle o llamarla por su nombre con voces suaves y gentiles.
Contrariamente, el bosque celeste no tenía nada de eso.
Un cántico atronador resonaba por todas partes. Los árboles celestes entonaban auténticos himnos en una lengua desconocida para ella. Acompañados de una sinfonía única y armoniosa. Intensa en momentos, más suave en otros, incluso las hojas caídas seguían el mismo ritmo en el suelo. Todo esto era una sensación única que la abrumaba considerablemente.
También sintió algo más... ira. Una ira densa y amarga.
El bosque estaba molesto con ella. Su voz se alzaba en su contra.
Twilight no tardó en deducir el por qué y cómo resolverlo. Abrió su espacio mental nuevamente, esta vez permitiendo que la voz del bosque llegara también al joven brote celeste que había creado. Repentinamente, una nueva voz surgió. Esta nueva voz se unió al canto, y toda la hostilidad que había sentido hasta ese momento se desvaneció.
Ahora el bosque le permitía estar entre los suyos. No sentía que fueran amigos... pero al menos la toleraban.
Si no fuera por la dramática situación en la que se encontraba, Twilight podría llorar de emoción.
"¡Wow! ¿Eso pasó? Fantasear en sembrar un árbol cantante era la clave... tiene sentido", dijo algo confusa la mente de Rainbow Dash, que acababa de recibir los recuerdos de su amiga.
"Estoy muy cansada, Rainbow... te lo dejo a ti", la débil voz de Twilight se apagó de nuevo. No había perdido la conciencia, pero ya no era capaz de hablar con su amiga manteniendo al mismo tiempo el espacio mental donde estaba el brote del árbol celeste cantando.
Twilight estaba alcanzando sus límites.
Rainbow Dash ahora debía alcanzar los suyos.
"¡Déjalo en mis cascos!" exclamó decidida Twilight-Dash con la voz de Rainbow. Dio un giro sobre sí misma, y las cadenas se entrecerraron aún más, la tensión aumentó visiblemente del lado de Balor.
El forcejeo aún continuaba, pero Balor ya no tenía la iniciativa. Si retrocedía ahora, sería alcanzada con rapidez. Había gastado mucha magia en el bosque celeste, una trampa que se suponía que la princesa jamás superaría. Pero lo había hecho. ¿Cómo?
Balor había estudiado a los ponis en general y al círculo de individuos que rodeaba a Twilight. No había registro de algún poni que hubiera despertado la magia floral en algún momento de su historia. Habían ponis que podían hacer crecer plantas con hechizos, pero esto se debía al talento que tenían o al uso tradicional de la magia que conocían. No eran los mismos métodos que usaban en Cunabula. Tampoco en las naciones aliadas a Equestria existían antecedentes similares. Solo en Cunabula aún se mantenía el antiguo arte de la magia floral en su forma más esencial.
Entonces, ¿cómo había logrado la princesa apaciguar el bosque de la eternidad? ¿Había descubierto un método desconocido en tiempo record para lograr comunicarse con él y someterlo?
Inaudito. Balor se mordía los labios por dentro.
Balor había invocado al bosque con su magia. Por eso el bosque la respetaba, ya que respetaba al invocador. Balor podía delegar su honor a otros y el bosque también los respetaría. Pero Balor no podía gobernar el bosque. El bosque tenía voluntad propia y era mágico; solo obedecería a alguien que hablara su misma lengua y usara su misma magia.
Esa persona estaba en Cunabula en ese momento. ¿La princesa también tenía un poder semejante?
El sudor caía de la frente de Balor mientras sopesaba la posibilidad y apretaba más las cadenas.
"No", se dijo a sí misma Balor. "La princesa debe haber engañado al bosque o haberle dado una ofrenda. Si este bosque ya le obedeciera, esta pelea ya habría acabado".
El bosque era poderoso. Si fuera Dana su adversario... ridículo, ni siquiera tenía sentido pensar en eso.
Twilight-Dash comenzó a expandir el agarre de las cadenas. Las garras oscuras que jalaban el alma de Twilight perdían empuje. Balor ya había perdido la mitad de su progreso.
"¿Qué pasa? ¿Por qué tan callada? Las cosas no van como querías, ¿verdad?" se burló arrogante Twilight-Dash. Ahora ella tenía la iniciativa, su magia estaba intacta y Balor se debilitaba en cada momento. En breve se liberaría e iniciarían el contrataque.
Balor la observó con una mezcla de rabia y desesperación.
Para luego sonreírle triunfal...
"Descuida... ¡Ya estoy acostumbrada!" respondió Balor. En ese momento, las cadenas apretaron nuevamente. Twilight-Dash sintió dolor y algo más... Al mirar a sus lados, vio que en su piel comenzaban a surgir grietas. Las grietas brillaban con su luz interior, pero no era solo luz lo que escapaba... ¡Era su magia!
"¡No! ¡No! ¡No!" Twilight-Dash repitió desesperada. La fusión había llegado a su límite. Si bien Balor no había podido extraer el alma de Twilight, sí la había mantenido fuera el tiempo suficiente para poder desestabilizar la unión que tenía con Rainbow Dash. También las cadenas, hechas para romper magia, acrecentaban el proceso.
Twilight-Dash perdía magia rápidamente. Tenía que atacar ahora si quería tener éxito, pero Balor estaba demasiado lejos. El tiempo se acababa.
Balor presionó más fuerte. Las cadenas hacían bien su trabajo. Solo debía retroceder un poco más y no soltar el alma de Twilight. El tiempo se encargaría del resto.
Al borde de la catástrofe. Solo un milagro podría salvar a Twilight-Dash.
