Holis jóvenes caballeros, es mi primera vez escribiendo en el Fandom de Ranma 1/2, si bien leí mucho de ellos, me vi todo el anime de pequeña y leí el manga nunca me había animado a publicar algo de ellos. Así que aproveché la ocasión en la que fui cordialmente invitada por la página Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma a la dinámica de: porque 5 fiestas son mejor que una. jeje. Espero haber hecho un buen trabajo, y no me odien. También espero haber plasmado un poco sus caracteres aunque creo un poco me pasé en OOC, perdón por eso .

Aquí un breve resumen: Hay una película que me encanta, y la verdad hay una escena que me quedó siempre en la cabeza así que a mi manera le hice honor poniendo un poquito de la misma. Se me ocurrió hacer a Ranma mujer, porque Ranma hombre me lo guardo para el cumpleaños de él. Siempre había querido hacer una historia entre Akane y él como chica así que me saqué las ganas, espero les guste, como en los anteriores cumpleaños hay referencias a las canciones de los opening y ending de Ranma que canto con toda pasión hasta el día de hoy.

Después de las aclaraciones viene el texto, y claro nos vemos para el cumpleaños de Ranma porque este es mi regalo para Akane.

¡Feliz cumpleaños mi querida Akane Tendo! .

Los personajes e historia de Ranma 1/2 no me pertenecen sino a la señora Rumiko Takahashi. Lo mío es otra historia creada con mucho cariño y sin fines de lucro.

Las imágenes son de pinterest y están editadas por mi así que créditos a su respectiv@ autor@.

Ahora si los dejo con el texto.

Seiyaaaaaa (see yeahhh).

Lele.

Alma mora.

Para Nabiki era frustrante la manera en que no podía avanzar en la conversación con Akane, una vez que la había podido sacar del Dojo para tomar unos jugos, y aunque la había engañado suponía que podía revertir la situación inventado algo en el camino pero a medida que el tiempo se agotaba se sentía con menos suerte para poder explicar el asunto, extraño en ella que siempre se salía con la suya pero no importaba cuánto intentara no podía avanzar en su misión. Resopló mirando por la gran ventana del bar y podía escuchar el sonido del tráfico proveniente de afuera: allí estaban en medio de esa bola de transeúntes riendo, y pasándose los talones para entrar a los diferentes bares que los rodeaban. Todo indicaba el fin de la hora laboral e inicio del fin de semana, y dejaba aún más obvia la razón por la que estaba allí. La cabeza de Nabiki golpeó contra el cristal al querer ver más de cerca al acompañante del otro pero no pudo, entonces la miró a Akane que estaba hablando de algo demasiado trivial para su gusto, y se sonrió cubriendo su mano con los dobladillos de su camisa.

—Akane, ¿Recuerdas que te dije qué tenia un problema de dinero?— achicó sus ojos café.

La chica acomodó su cabellera negra hacia atrás y se sonrió —Si, no te preocupes yo te presto y te invito hoy.

—No hace falta— consiguió decir— acepté ser la novia de Ryoga esta noche por 20.000 yenes— le sonrió con picardía

—¿Ryoga?—pregunto extrañada— pero me insististe qué viniera porque estabas triste y yo ...no quería pero tú...— las palabras se le juntaban inconexas en los labios mientras veía en la puerta ingresar a Ryoga con una acompañante, más precisamente una colorada, de piel sumamente blanca y unos ojos de color azul que se posaron en los suyos. Enseguida la miró a la castaña con sus cejas unidas en sorpresa— ¿¡Para qué me insististe en salir Nabiki!?—soltó con enojo golpeando la mesa.

—Bueno no podía venir sola porque Ryoga iba a venir con un amigo, así que le prometí que vendría con mi hermana— bebió un trago del zumo de naranja— mayor, pero Kasumi nunca hubiera accedido a salir en cambio tú...

—¡No saldré con ningún hombre sólo porque quieras ganar dinero!—Bramó y se levantó de la silla, golpeando con sus piernas la mesa y haciéndola temblar.

De repente chocó contra un cuerpo, sintió unos senos golpeando los suyos propios como también su mentón chocó con otro, y al darse vuelta, la colorada estaba detrás suyo.

—¡Auch!— le escuchó a la pelirroja mientras tocaba su nariz.

—Ryoga — soltó Nabiki de repente observando la situación —Creí que ibas a traer a Ranma.

—No pudo venir, algún problema con la lluvia así que en su lugar vino la prima. Ranko.

—¿La prima?— preguntó curiosa—¿Y por qué la envío a ella?.

La pelirroja se sonrojó al notar como Nabiki la miraba detenidamente, y se acomodó mostrando aún mejor su cuerpo, a sabiendas que su belleza resaltaba en esos ojos que la observaban.

—¿Te lastimé?

—No— los ojos marrones parpadearon, ya que su piel se erizó al tocar la de la otra—voy al baño.

Nabiki se acomodó en la silla y le dio un sorbo más a su jugo —pero estamos hablando...no seas...

—Voy al baño—repitió la peli negra haciendo sus largos cabellos a un lado y dirigiéndose al baño, esquivando la mirada de la colorada.

—Bueno, va al baño— se sonrió la castaña mientras veía como Akane le hacia señas por detrás de Ranko para que fuera hacia el lugar. Nabiki puso los ojos en blanco— Discúlpenme un momento ...

Al llegar a dónde se encontraba su hermana menor se encontró con uno de sus brazos atrapándola y su mano pasó por el costado de su rostro, casi golpeándola.

—¡Akane! Compórtate por favor...—se separó acomodando su camisa por sobre su short.

—No voy a quedarme ni salir con nadie, menos con una chica. No sé qué pretendes pero ya quiero que lo quites de tu cabeza—apoyó dos dedos en la frente de la castaña empujando su cabeza hacia atrás.

—Y...podría decir que no lo vas a hacer — se sonrió con picardía — pero si no aceptas hay ciertas fotos que tomé — La jóven agarró su celular, y empezó a desplazar su dedo para dejar ver algunas fotos de Akane entrenando, algunas con su traje algo corrido, otras sudada en posiciones que eran bastante candentes. La hermana menor se sorprendió ya que no supo ni en qué momento las había tomado —y tendría que venderlas por 3000 , o 5000 yenes para recuperar lo de esta noche y de hecho tengo mejores.

—¡Nabiki!— la peli negra la tomó de los hombros sacudiéndola con énfasis —¿ Como puedes amenazar a tu propia hermana con fotos robadas?.

—No te amenazo—se rió —podría haberlas vendido pero te doy una opción en la cuál ambas salimos ganando—suspiró —Vamos Akane, ni siquiera es Ranma sino su prima, ¿Qué es lo peor que puede pasar?, ¿Qué te pida consejos de maquillaje?

Akane quedó boquiabierta. No podía creer lo que estaba oyendo ni las fotos que había visto, pero por otro lado un poco de razón llevaba. Ya estaba allí y Nabiki no era mala solo que no poseía sentimiento alguno con las personas sino que pensaba en las diferentes formas de obtener dinero. Ella ya estaba ahí, y sólo debía hablarle unos momentos e irse a casa. Así que aceptó, o mejor dicho su hermana la dejó hablándole a la pared antes de poder contestar.

Nabiki había aprovechado salir del baño sin mas preguntas de Akane y fue directamente a la mesa donde estaban Ryoga y Ranko. Les sonrió.

—¿Nos vamos? — preguntó el peli negro tomando la cintura de Nabiki.

—Si vamos— lo separó con delicadeza para posarse sobre la mesa y acercarse a la colorada —ah Ranma...digo Ranko, Akane es muy buena pero le cuesta tener confianza al principio tenle paciencia y hoy es su cumpleaños, no tenía con quien pasarlo— hizo un pequeño puchero hábilmente fingido— trataba bien, si?

La colorada le sonrió, al parecer Akane era un desafío y ella nunca se retractaba ante uno, así que se propuso ganarlo así estuviera en desventaja o incluso sin siquiera conocerla ni saber cómo empezar a entablar una conversación con ella.

Así como Nabiki y Ryoga se fueron. Akane decidió aparecer. Ranko se levantó de la mesa de un salto para recibirla

—¿Dónde fue Nabiki? — preguntó buscándola por el bar.

—No lo sé, se fue con Ryoga, pero, puedes sentarte, no muerdo — se rió corriendo la silla para que se sentara.

La peli negra se mordió el labio y aceptó, aunque a regañadientes le había dicho a su hermana que iba a tomar alfo con esta chica, así que continuaron hablando de cosas triviales, como de qué estudiaban, de dónde venían o qué les gustaba, mientras continuaba de vez en cuando observando a través de la ventana a los autos que pasaban.

De repente la colorada comenzó a mover sus fosas nasales como oliendo algún aroma que le cautivó — huelo a...fresas...¿Es tu perfume?.

Las cejas negras se elevaron — No lo sé, este es de Chocolate Strawberries, así que probablemente sea yo. Lo siento, es un poco fuerte —se disculpó intentando eludir la situación que un poco la incomodaba, estar hablando con alguien de cómo olía no era que fuera su primer tema de conversación.

—No te disculpes— se acercó por sobre la mesa e inhaló para luego volver a su sitio —es muy rico y pega con las moras que pedí. Por cierto, toma una si quieres...están buenísimas —dijo con un brillo en sus ojos.

Le ofreció el cuenco con las bayas, y si bien Akane no era muy amante de las moras aceptó, sólo para no ser descortés. Supuso Ranko lo notó, pero no podía evitarlo, por más barreras que pusiera era una chica amable y no quería hacerla sentir mal.

—Así que Ranko...—Comentó la pelinegra con una semi sonrisa — y yo que creí que eras un hombre.

—Yo no pero, mi primo Ranma si, aunque espero no te moleste que no haya venido él y sea yo en su lugar— se rascó la cabeza como restándole importancia a la situación.

—¿Por qué me molestaría?. No lo conozco—dijo mientras giraba la mora en sus dedos.

—Ya...Ni a mí —contestó bebiendo un poco de vino.

Akane se encogió de hombros — me da igual la verdad, seas Ranko o si hubiese sido Ranma seria el mismo resultado, después de todo ni siquiera hubiera aceptado venir en primer lugar si Nabiki no me hubiera engañado como lo hizo.

—Ya— se sonrojó —Lamento oír eso pero ya que estamos aquí, al menos tienes una cena gratis —hizo un mohín —Entonces, te llamas Akane, ¿Cierto?.

—Ajá —Contestó cortante ya que en medio de la charla que resultó extrañamente amena había olvidado el porqué estaba allí con una desconocida.

—Akane...— repitió la colorada— significa rubia ,y es un colorante carmesí. De hecho la bandera Hinomaru fue teñida al utilizar sus raíces. Es gracioso porque podría asociarse con mis cabellos que son colorados, y, tal vez eso quiere decir qué seremos buenas amigas.

A la menor de las Tendo le pareció tierno pero no lo dijo, sonrió y agradeció en su interior qué fuera una mujer y no Ranma. Estaba cansada de lidiar todos los días con los hombres que luchaban por ella, y por primera vez podía pasar una noche normal con una...¿amiga, no, una posible amiga.

—¿Qué bebes?—preguntó para seguir con lo que había dicho sobre el color, ya que la bebida desprendía un tono rojizo.

—Vino de moras.

Unió sus cejas negras en curiosidad —¿Vino?.

—¿Nunca probaste el vino?, ¿Tienes siquiera 18 años?—se rió burlona.

Akane hizo un mohín de un falso enojo—Disculpa, pero no todas las adolescentes toman bebidas alcohólicas y si, acabo de cumplir 18 precisamente—se cruzó de brazos.

La chica le sonrió — Tranquila. Ten—le ofreció su copa— primero come una mora y luego lo bebes...para mejorar la experiencia.

Otra vez la bendita mora en sus manos, esta vez era una baya más grande formada por varias esferas, enganchadas a un eje central. Eran rojas, bien rojas, como sus cabellos. Rojos... imaginó que eran suaves y olían a ¿Qué? A lo que tenía entre sus dedos, si, el pelo de Ranko seguramente olía a moras. Se mojó los labios cuando la pelirroja metió la baya en su boca de un movimiento.

—Dulce, y ácido — susurró la pelinegra con sus falanges levemente cubiertas por manchas rojizas al tocarse los labios.

— La mora combina muy bien con fragancias florales como tu perfume o un suave vino y dependiendo de cuándo se cosechen, las moras pueden ser deliciosas y dulces, o ligeramente agrias. Por eso es mejor que comas una antes de beber—le explicó la colorada—Será cómo un batido de moras en tu boca. Primero debes apoyar tus labios en la baya para luego beber un pequeño sorbo, como si fuera un beso.

—¿Un beso?— pensó Akane.

¿A qué sabría un beso?, jamás había dado uno. Apoyó sus labios en el cristal y dobló la copa. Poco a poco el espeso líquido fue bajando hasta tocar sus labios. Se perdió en los gustos, en el aroma, en la acidez y en el dulzor, al punto tal que la llevaron a

dejar de lado, por unos instantes, todo.

¿Un batido de moras había dicho?... No tenía nada que ver con eso, sabía agridulce y ácido una vez que llegó a su paladar. El batido por otro lado, con las moras agua y bastante azúcar junto al hielo era refrescante, aunque en el fondo el vino tenía un gusto de satisfacción con el deje a las baya fresca que había comido antes. Igual lo que no le gustaba seguramente se debía a la fermentación alcohólica deljugo de mora.

Pero ¿A qué sabría un beso?, ¿Dulce y refrescante o ácido con un deje frutal al final?, y ¿Qué pasaría si ese vino se combinaba con la boca de otro?. Mejor dicho, ¿Cómo sabrían los labios de otra persona?.

—¿Y?— preguntó la colorada que la observaba con las mejillas levemente coloreadas. Sus grandes ojos azules estaban bien abiertos en pura curiosidad.

—Los besos son horribles —arrugó sus cejas y cerró sus labios.

—¿Qué estás diciendo?—la chica parpadeó varias veces encerrando sus orbes entre las pestañas para luego reírse.

—Qué no me gusta el vino— dejó la copa a un lado y pasó la lengua por sus labios aún sintiendo la acidez en su garganta.

—Los besos no tienen nada que ver con eso —le sonrió.

¿Qué podía saber ella?, no había dado un beso en su vida pero tampoco lo admitirá porqué seguramente se burlaría de ella así que sólo le siguió el juego.

—Me refería a la mezcla del vino con un beso— respondió nerviosa, evitando esos intensos ojos azules.

—Ya veo, bueno en ese caso... — estiró el brazo tomando la copa — Tendré que beberlo yo, aunque creo más bien debe tener que ver con el tipo de vino que es— explicó mientras agitaba la copa levemente — este es tinto, y de moras. Quizás eres más del vino blanco o de uvas, hay diferentes cepas también que posiblemente le agraden más a tu paladar.

De repente estaba muy cerca de ella, y esto hizo que su piel se erizara por algún motivo —puede ser—se obligó a responder mientras trataba de quitar su mirada de su rostro que de repente llamaba su atención.

— Deberías probarlos y además con algo dulce, o salado dependiendo cuál tomes, también dicen qué el lugar y la persona con la que lo compartes tiene que ver con toda la experiencia—explicó como si fuera una experta cuando en realidad sólo lo había leído en alguna revista— yo...tengo un bar que abriremos con mi padre aquí cerca, si quieres puedo llevarte para que pruebes las diferentes alternativas — finalizó llevando la copa de Akane a sus labios.

La peli negra siguió sus movimientos, los finos labios apoyados en el cálido vidrio dónde habían estado los de ella, en parte era como si hubieran compartido un beso sólo separado por ese cristal. El líquido ingresó en sus labios para desaparecer en la boca de la chica que cerró sus ojos como disfrutando el roce de esa textura en el paladar...aquello la embelesó por unos instantes.

—¡Mmmm!-exclamó al dejar la copa vacía— aunque tienes razón, un poco ácido está. Deberías probar uno que tengo, es añejado y no queda tan lejos —insistió.

Akane volvió en sí y de repente se sentía un poco enojada con Nabiki por dejarla allí, con ella por aceptar y con Ranko, por ser tan...tan malditamente amable—Quizás algún día pero ahora me voy a casa—contestó tajante.

La colorada miró por el gran ventanal dónde chocaban varias gotas de la lluvia que había comenzado a caer—¿A tu casa con esta lluvia? —preguntó — no dejaré que vayas sola, yo te llevo.

Las mejillas de Akane se inflaron un poco y negó con su cabeza—no gracias , te aseguro que sé cuidarme sola— se levantó de la mesa rápidamente —Un gusto conocerte Ranko.

Se encaminó hacia la puerta, en dirección a su casa. Maldijo un poco por dentro porque era verdad que estaba lejos, no traía paraguas ni alguna protección así que más que seguro terminaría empapada. Caminó muy lentamente tratando de no mojarse demasiado por debajo de los techos y sintió unos zapatos detrás suyo.

—Akane, no seas boba —escuchó desde atrás —tengo acá las llaves del bar y aún no se va a abrir porque faltan algunos preparativos, asique podemos ir ahí hasta que pare la lluvia.

La peli negra se dio la vuelta, mojando sus cabellos con la lluvia y parte de su remera—Te dije que gracias pero no. Prefiero irme a casa.

El pelo de fuego se había transformado en una brillosa lava bajo el agua, la remera blanca estaba poniéndose traslúcida y sus pantalones azules parecían negros. Corrió sus cabellos azabache mientras su reflejo le mostraba que su ropa también empezaba a humedecerse en parte por sus hebras negras y en parte por la lluvia que no dejaba de caer con ferocidad. Cada vez más, como una marca del destino.

—¡Akane!— tomó su brazo tironeando de él —¡Estás lloviendo mucho!—exclamó con su rostro cubierto de gotas y su cabello pegándose a su piel blanquecina.

La peli negra suspiró y sus labios temblaron por el frío. La ropa mojada se pegó a su piel y respiró profundo.

Los ojos azules se cubrieron por sus pestañas— Vamos, ¿No tienes frío?. Ven— dijo mientras se adelantaba ante ella, invitándola a seguirla.

Akane se quedó quieta por unos momentos dándole la espalda, ¿Realmente iba a ir a un lugar que no conocía con esta mujer que apenas había conocido hacia unas horas? . Se mordió el labio y suspiró mientras el agua seguía mojando su ropa, dándole aun mas frio, se abrazo a si misma y giró para ver que Ranko caminaba segura hacia delante. Puso los ojos en blanco y empezó a seguirla, ¿Qué podía parar? Ella sabía pelear y nadie jamás le ganaba, tenía practica de sobra diariamente. Además era una mujer como ella. Estaban en igualdad de condiciones, si podía con un hombre con ella resultaría mas fácil y si perdía tampoco importaba tanto.

No tardaron mucho para llegar y al entrar al lugar, su piel se erizó por el frío, llevaba sólo una musculosa rosada y acaricio sus brazos para darse calor. Ranko pasó por su lado, y la notó igual de erizada, le sonrió mientras secaba un poco su cabello y se hacia una trenza. Extrañamente pudo notar la belleza de esa chica como jamás había notado en otra mujer, se sonrojó y movió su rostro hacia el lugar dónde vio unos cuadros acomodados. Aunque se percató de uno en particular, no pudo evitar acercarse a él: Había un chico muy parecido a Ranko, casi como su calco sólo que con cabellos oscuros y ojos negros como la noche. Estaba parado al lado de un estanque, con una pierna subía y la otra un poco más baja casi tocando el agua. Era tan grande, y hasta parecía una imágenes, tan real, tan vivida que un poco la conmovió por alguna razón. Estaba tan sumergida en esa pintura, en los colores pasteles del amanecer, los verdes del pasto, el azul, celeste y blanco del agua. En la expresión de aquel muchacho, sus ojos. Casi pudo sentir un cierto deje de dolor proveniente de ellos.

De repente sintió el cálido aliento de la colorada en su espalda sobresaltándose un poco. La miró, y volvió su vista a la pintura pasando también su mano por aquel hombre que estaba plasmado allí.

—Ese es un campo de entrenamiento en China llamadoJusenkyoque pocas personas visitan debido a que los manantiales están malditos. Dicen que si caes en uno te conviertes en lo último que se ahogo alli. Ese sería el Estanque de la chica ahogada. Así que quién cae allí sufre una maldición que lo convierte en mujer con el más leve contacto con el agua fría.

La vista de Akane se volvió a ella —Un hombre convertido en mujer?,¿Si quiera sería biológicamente posible?

—Algo loco, ¿No?— se rió — son historias de maldiciones, así como esa hay muchas otras pero...son sólo historias...—hizo una pausa mientras se acercaba a su rostro— Por cierto me dijo Nabiki qué es tu cumpleaños.

—Si, no pensaba pasarlo mojada en un lugar a medio hacer y con alguien hablándome de maldiciones...—observó la mirada de tristeza en Ranko y se sintió mal—lo siento —se coloraron sus mejillas.

La chica se rió sin ganas—está bien, no te preocupes — subió su mano rozando su pecho, abriéndola para que la tome—ven, te quiero mostrar algo.

De repente era llevada por un pasillo hacia un amplio comedor, repleto de sillas, en el camino la chica se frenó buscando algo que no pudo ver y luego siguió el camino. Ella la seguía porque en ese oscuro lugar Ranko era su faro que la llevaba hacia el objetivo final.

—Cierra los ojos—le sonrió.

Hizo caso, ¿Por qué no?, y fue llevada nuevamente un poco más adelante. Se escucharon algunos ruidos por unos segundos hasta que le indicó que podía abrirlos. Justo en frente de un gran ventanal que dejaba ver la lluvia traspasando el vidrio, dando la luz justa como si la luna que no se veía estuviera precisamente allí. Le extendió una copa con un líquido rojizo, mucho más que el que había visto anteriormente aunque supuso era otro vino ya que al olerlo podía sentir una fragancia muy parecida y frente suyo apareció un pequeño plato con una tarta en él.

—Feliz cumpleaños —le sonrió la colorada —no será lo mejor pero el cheesecake queda bien con las moras y este vino si va a gustarte. Te lo prometo, va a ser un rico beso—le sonrió chocando su copa con la suya.

—Gracias—susurró con dificultad.

Habían sido muchos cumpleaños, muchas noches y salidas pero la verdad que cuando bebió de esa copa le pareció la mejor. Por alguna razón se emocionó, su alma se abrió a la colorada que tenía en frente, a la que no conocía, con quién no había querido compartir esta noche, de repente era con quién quería estar. Lentamente los hilos está noche habían tirado tanto que quedaron tensionados hasta destensarse en este instante en que veía esos celestes ojos. Ranko había hablado de maldiciones y a ella más bien le pareció una especie de milagro que hubiera llegado tan rápidamente a su corazón. Como un cuento de hadas que le hacia sentir una atracción por aquella chica de cabellos de fuego.

—Akane...—dijo con sus ojos brillando en el reflejo de la lluvia mientras apoyaba su copa en la mesa.

—Ranko...—respondió con las gotas tatuadas en su piel.

—Cierra los ojos—pidió tomando su copa.

El corazón de Akane latía a mil pero obedeció a su petición sin quejarse. Hasta un segundo antes estaba tranquila pero ahora que Ranko se aferraba a su cintura la adrenalina pasaba por todo su cuerpo.

—Voy a besarte—anunció por lo bajo.

Si quería huir, esa era su oportunidad pero en vez de eso se estremeció permaneciendo en el lugar, aún con los ojos aún cerrados y un suave sonrojo que iba en aumento . La colorada se acercó un poco más al rostro de ella permitiéndole sentir su caliente aliento seguido por la mano suave de la chica en su mejilla, para luego dirigirse por su cuello hasta de su su nuca a la vez que sus labios se unían en un suave contacto. Los labios suaves de la pelirroja sobre los suyos, se unieron lentamente hasta apoyarse por completo, y cuando los abrió para juntar tímidamente sus lenguas descubrió sabía a moras. Las manos de la chica se hundían en su húmedo cabello acercándola y ella no pudo evitar subir su mano hasta su mejilla que sintió caliente al acariciarla mientras se daban un dulce beso.

¿A qué sabía un beso? A moras, sus labios sabían a moras, su lengua era dulce, como el batido y al momento sus labios volvieron a encerrar los suyos sintiendo la acidez hasta que su lengua volvió a tomar la suya aumentando la intensidad de ese juego entre ellas, mezclando sus salivas pudo encontrar un nuevo sabor que no pudo describir más que como el sabor a Ranko. Rico, riquísimo que no podía dejar de beber. Aunque por el momento debieron de hacerlo, sus bocas se separaron con sus alientos chocando y sus corazones palpitando en sus gargantas.

— Me tengo que ir— se apuró a decir Akane.

—Si...—fue la respuesta seca de Ranko—Te..

—No. Gracias por todo —dijo con las mejillas ardiendo, encarando hacia la puerta.

Era más simple, irse sin decir nada. Tampoco quería pensar en lo que había sucedido, sólo quería al fin irse a casa y corrió, corrió por debajo de la lluvia. Pero, ¿Qué le pasaba?. Tal vez podía encontrarla en algún lejano sueño, dónde podían caminar juntas de la mano, allí no existían los problemas que tenía en la actualidad y podrían quererse, descubrirse. ¿Sería amor? No sabía, no había sentido nunca una cosa como con ella, esa tibieza que ni siquiera supo como sucedió. Si, probablemente la quería pero no se puede medir el amor en unas horas ni ella podía permitirse pensar en eso. Cuando se quiso dar cuenta ya había llegado a su casa.

Abrió la puerta y allí estaba la culpable de todo lo que había pasado: Nabiki.

La castaña la observó extrañada—¿Pasaste tu cumpleaños bajo el agua?.

—¡Nabiki!—gritó con enojo apretando sus puños. Y al momento sintió la presencia de alguien más observando a través de la puerta. Tomó la mesa que se encontraba a su lado y apuntó—¡Hay alguien allí espiando!

—¡Akane, no!— gritó Nabiki deteniendola— Ranma, ¿Quieres salir?.

Entonces lentamente apareció por la puerta un chico, de cabellos negros trenzados con un keikogi y unos ojos oscuros. Se quedó quieta, petrificada, era el chico que había visto en la pintura esta noche en el bar de Ranko.

—Hola, soy Ranma Saotome.

—¿Ranma?.

Fin.