Una pequeña mariposa emergió del último vagón del tren de Ponyville a Canterlot. Había estado ocultándose hasta ahora, pero después de presenciar una ardiente tormenta de arena, una espantosa helada de invierno y finalmente sentir el auténtico brillo de la primavera, pensó que era el momento perfecto para salir de su escondite.

Era como estar en un sueño. La pequeña mariposa esperanzada salió al exterior, estiró sus cuatro delicadas patas, agitó su esponjosa melena y desenrolló con cuidado sus frágiles antenas. Una dulce brisa y un aroma vivido le dieron la bienvenida.

Cualquiera que se acercara lo suficiente a la pequeña mariposa entendería que esta no era una mariposa. Era Fluttershy convertida en Breeze.

"¡Qué aire tan puro! ¡Qué bosque más bello! ¡Por fin ha terminado esta horrible pesadilla!" exclamó Fluttershy pensando en voz alta con la inocencia de cien niños. Frente a ella, la belleza del radiante bosque parecía invitarla a recorrer sus senderos. Casi parecía escuchar el murmullo de las criaturas bondadosas que esperaban conocerla.

Entonces, recordó a sus amigas.

"¡Oh, cielos! ¿Qué estoy pensando? Twilight y las chicas de seguro deben haber derrotado a esos terribles villanos y deben estar buscándome. ¡Debo darme prisa y encontrarlas!" exclamó la Breeze Fluttershy convencida de lo que estaba sucediendo y rápidamente revisó su melena.

Oculta bajo una de sus trenzas, había un bello broche con forma de alas de mariposa con una perla en el centro. Este era un regalo que había recibido de la mismisima Reina Novo después de salvar a los delfines bebé del Monte Aris.

La Breeze Fluttershy tomó el broche y lo agitó. La magia de la perla la envolvió, y en un delicado estallido, volvió a ser una pegaso.

Ante sus verdaderos ojos, el mágico mundo que la rodeaba era incluso más hermoso. Maravillada, Fluttershy agitó sus alas, se elevó dando un giro en el aire y dio un gran saludo con los cascos abiertos al idílico bosque celeste que la rodeaba.

El bosque sintió su cálido gesto y de inmediato le respondió... con rabia e ira.

Fluttershy, en su pasado, había sufrido el acoso de sus compañeros en la escuela inicial de vuelo, una experiencia que ya consideraba horrible en ese entonces. Sin embargo, ahora en el presente, lo que sintió en ese momento no tenía puntos de comparación. Una opresión tan intensa, tan aplastante, que simplemente era demasiado para su delicada y sensible alma.

Bajo la mirada rabiosa de los cientos de árboles celestes, Fluttershy perdió la conciencia en el aire y cayó fulminada al suelo.


"¿Tanto cuidado solo por un libro? ¡Quédate con tu tonto libro!" exclamó Magi después de rebuscar en la alforja de Fluttershy. Lo había hecho esperando encontrar algo de valor, pero una vez más, solo había hallado decepción. Molesta, metió el libro nuevamente en la alforja y lo tiró junto a la amarrada Fluttershy, quien forcejeaba por escapar del armario de limpieza.

Tras un click, Magi cambió su apariencia a la de Fluttershy.

"No es personal, querida, pero esto es cuestión de vida o muerte. Espero que lo entiendas... ¡Nos vemos!" Se despidió una sonriente y usurpadora Magi antes de cerrar la puerta del armario. Adentro, la verdadera Fluttershy intentó pegar un grito, pero la mordaza no le permitió decir una sola palabra. Desesperada, continuó forcejeando, teniendo cuidado de no activar alguna de las varias cajas de explosivos que la acompañaban.

"¡Auxilio! ¡Ayúdenme, por favor! ¡Amigas! ¡¿Qué hago?!" suplicaba impotente la pegaso, con lágrimas que ya se derramaban de sus ojos. Ninguno de sus esfuerzos por liberarse daba resultados.

Sus fuerzas comenzaron a abandonarle, aplastadas por la inmensa angustia que sentía dentro de ella.

"¡Twilight, por favor, regresa! ¡Te necesitamos!" oró Fluttershy, dándose por vencida. Si tan solo Twilight estuviera ahí, si tan solo ella les hubiera dicho qué hacer...

En ese momento lo recordó.

Twilight sí le había dicho qué hacer. Antes, cuando fue atendida por ella en la enfermería. Twilight le había pedido que tuviera a su alcance el broche mágico que había recibido de la Reina Novo. Con él, si era capturada, tendría la posibilidad de burlar a Vainilla convirtiéndose en un Breeze.

Con aquella pequeña esperanza ardiendo en su interior, Fluttershy pegó su cabeza a la pared del armario y comenzó a acomodarse para poder sentir el broche que colgaba oculto en una de sus trenzas. Tras varios intentos fallidos, por fin lo alcanzó.

Una magia envolvió el cuerpo de Fluttershy y mágicamente, ¡era un Breeze!

"¡Debo avisar a mis amigas rápido!" exclamó Fluttershy, libre como un Breeze, comenzó a buscar una salida en el armario. En su búsqueda, encontró su alforja. Sin pensarlo mucho, envolvió la alforja con la magia del broche que hizo más pequeño y la acomodó en su diminuta espalda.

Una explosión estalló en la habitación, empujándola hacia atrás. Fluttershy se acercó a una abertura que había surgido en la puerta.

Vainilla estaba allí mismo.

El corazón de Fluttershy estaba a punto de salirsele por la boca. ¿Habrían escapado sus amigas a tiempo? ¿Las habrían atrapado? ¿Qué debía hacer ahora?

Los instintos primarios de Fluttershy se activaron. Ahora solo había un pensamiento en su cabeza: huir.

Con el vuelo más ágil que un Breeze podía hacer en un espacio cerrado, Fluttershy, con los ojos cerrados, salió afuera del armario disparada y voló entre las patas de Vainilla. Siguiendo los instintos de un Breeze, fue guiada por las corrientes de aire hasta, milagrosamente, llegar al exterior.

Una nueva explosión, muchas veces más grande que la anterior, estalló detrás suyo. La onda de choque la impactó por detrás, empujándola con el mismo viento. Fluttershy se perdió a la deriva en el horizonte, dando un alarido que nadie escuchó.


"Ahhhhhhhhhhhhh". El espantoso recuerdo de la explosión que había vivido hace poco despertó a la desafortunada Fluttershy. Desorientada, miró a su alrededor...

El bosque celeste la observó una vez más. Esta vez, recibiría una dosis doble.

Fluttershy cayó inconsciente otra vez.


"¡Pummm!" El estruendo de un abrupto impacto despertó a Fluttershy.

La pegaso ladeó la cabeza, más catatónica que consciente. Imágenes irreales la envolvían...

Había visto a Twilight correr entre los árboles... ¿o era Rainbow Dash? Luego apareció Vainilla con una armadura negra en el cielo... luego volvió a desaparecer.

La cabeza de Fluttershy era un completo desorden.

Fluttershy intentó ponerse de pie, o eso creyó. Sentía que nadaba... todo era luminiscente...

"Ja, ja, ja, ja," reía Fluttershy, mientras los árboles celestes parecían bailar al compás de una melodía invisible.

Siguió saltando entre los árboles celestes... los arbustos cantaban tan alegremente...

La mente de Fluttershy se perdía aún más en la irrealidad. Era como la casa de Discord... ¿Discord estaba jugando con ella?

"¡No es divertido Discord! ¡Si vas a hacer una fiesta sorpresa, deberías traer un buen piano!" protestó Fluttershy, ya no sabía lo que decía. "Así podríamos bailar juntos... una pata para adelante... otra para atrás..."

Fluttershy continuó trotando sin ritmo por donde había visto irse a Twilight...

"La, la, la, ... ¿Hu?" Fluttershy finalmente llegó a un claro... y sus ojos vieron una escena terrible.

Alguien que se parecía mucho a Twilight estaba atrapada, siendo estrujada por brutales cadenas negras, al mismo tiempo que unas garras espectrales jalaban parte de su cuerpo, haciendo sobresalir algo semejante a su alma. Del otro lado estaba Vainilla con una sonrisa perversa en su rostro deleitándose de aquel tormento.

Los gritos de agonía en la poni al límite de su vida estremecieron el cuerpo de Fluttershy hasta lo más profundo de su ser.

Repentinamente, la fuerza interior en la pegaso de melena rosa despertó. Su pelaje se encrispó. Una furia que pocas veces había sentido la llenó completamente. Sus amigas la necesitaban. Era el llamado del destino.

Un relincho estremeció el ambiente. Sin ningún plan o pensamiento en la cabeza, Fluttershy se lanzó a embestir con todas sus fuerzas a Vainilla.


Balor escuchó un relincho a sus espaldas y luego sintió algo que se acercaba rápidamente desde atrás. El caos se apoderó de su mente. ¿Aquí? ¿Cómo? ¿Un aliado de la princesa? ¿Un enemigo desconocido? ¿El emisario de la medianoche?

Levantó su escudo mágico instintivamente. La presión, que ya soportaba en su interior, creció.

Entonces, una pegaso de melena rosa surgió de uno de sus costados. Con los ojos cerrados, avanzó hacia él embistiendo a toda velocidad. Sin embargo, no hubo impacto; el poni pasó de largo y, en una trayectoria recta, terminó chocando contra un árbol.

Desorientada por el choque, la misteriosa pegaso dio unos pasos atrás delirando hasta caer inconsciente en el suelo.

Balor, en una mezcla extraña de conmoción y desconcierto, la reconoció.

"¡Fluttershy!" clamó impactada. Este era el nombre de la amiga cercana de la princesa Twilight, portadora del elemento de la amabilidad, pieza única del Árbol de la Armonía que simbolizaba la amistad.

La mente de Balor quedó en blanco, sin respuesta lógica o punto de partida para una pregunta que explicara cómo era posible lo que veía. ¡Ceridwen, ante sus propios ojos, había capturado a esa poni! ¡Eso era un hecho irrefutable!

Como un tren que caía a un abismo, todo el plan que había urdido en su mente comenzó a destrozarse. Todas las piezas que tenía perfectamente colocadas en sus suposiciones saltaron por los aires. El análisis, los factores que había tomado en cuenta, el tiempo...

La falla era catastrófica.

Finalmente, Balor cometió su primer y único error en la batalla. Parpadeó.


Rainbow Dash nunca dudó, ni siquiera en ese momento de gran desesperación. Siempre confiaba en que algo o alguien vendría a salvarla. Aunque su fe a veces la llevaba a menospreciar su propia seguridad, y en otras ocasiones había perdido su confianza por trivialidades, cuando se trataba de sus amigas y del destino de Equestria, su lealtad permanecía inquebrantable hasta el final.

Un parpadeo, eso era todo lo que necesitaba.

Pocos segundos antes, había divisado a Fluttershy emergiendo del bosque a espaldas de Balor. No pudo evitar pensar algo como: "¿Por qué siempre llegas tarde?"

Cuando vio a Fluttershy embestir a su enemigo, su pensamiento cambió a: "¡Eso es Fluttershy! ¡Ve! ¡Salva a Equestria!"

Luego la vio pasar de largo y chocar contra un árbol: "¿En serio? ¡No juegues así conmigo!"

Finalmente, cuando Balor comenzó a parpadear: "Bien, eso es todo. Se acabó."

Toda la magia que quedaba en Rainbow Dash se concentró en un solo punto.

Rainbow Dash cedió sus últimas fuerzas y emitió su última orden a la fusión Twilight-Dash. Algo simple. "Ve con todo."

Rainbow Dash y Twilight se separaron de la fusión, agarrando las cadenas que aprisionaban a Twilight-Dash. El agarre fantasmal se deshizo en el aire, y el alma de Twilight regresó completa a su cuerpo.

Twilight-Dash, liberada del dominio de Rainbow Dash y Twilight, solo tendría un segundo de existencia antes de desvanecerse. Convirtió todo su cuerpo en luz y embistió al oponente que estaba frente a ella.

Como un auténtico rayo arcoíris, la fusión avanzó sin obstáculos, atravesando las defensas de Balor. Lo impactó de frente, arrastrándolo como un proyectil a través de árboles, rocas y el lago... continuó avanzando.

En cada milisegundo, la existencia llamada Twilight-Dash siguió avanzando y desintegrándose. Su oponente también se desvanecía.

Twilight-Dash sonreía. Su conciencia comenzaba a desaparecer.

Sin embargo, lo que sentía en lo que quedaba de su conciencia... era glorioso. Su existencia había cumplido su propósito. Sus amigas estaban a salvo. Eso era todo lo que importaba...

Finalmente, todo se desvaneció en un haz de luz.


Lo último que Balor vio al cerrar los ojos fue un destello de luz cegador.

Luego, se encontraba de nuevo en el orbe dorado que adornaba el techo de la sala de guerra.

El blasón de la unidad se había dividido una vez más, la conexión directa con Badwhiz se había roto, y casi todas sus reservas de magia se habían agotado.

Ella había fallado.

Después de salir del resplandor del orbe, sin pronunciar palabra alguna, tomó asiento junto al resto de sus camaradas.

Un silencio sepulcral pesaba sobre ellos.

Todos habían presenciado con sus propios ojos el verdadero poder de su compañera, así como las maquinaciones de la princesa que habían frustrado sus esfuerzos por capturarla. Nadie entre ellos podía acusarla de negligencia. La batalla la había superado.

Aun así, la carga de la derrota recaía sobre todos.

Entre ellos, el que llevaba la mayor carga de amargura era Ceridwen. Apretaba los puños con rabia. Podría ser señalada por no lograr capturar a Fluttershy, pero dadas las circunstancias iniciales y cómo habían validado su éxito, sería difícil presentar un caso sin involucrar a los demás.

Mannah tampoco se libraba. Había continuado con la operación consciente de que la princesa ofrecería una fuerte resistencia. Como sub-líder, la mayor responsabilidad organizativa de este fracaso recaía sobre él.

Morrigan, generalmente despreocupada, se veía notoriamente tensa. El hechizo de toma de almas que Balor usó era uno que ella misma le había enseñado. Si la princesa había superado esa magia, una de sus cartas triunfales, ¿a qué más podría recurrir?

Quizá el único que podría escapar ileso era Taranis. Pero al ver la derrota de Balor, su espíritu se desmoronó. También había otras razones.

Balor, por último, tenía la mirada perdida y sin vida. Habían perdido el cubo de cristal sellador, lo tenía oculto en la boca de Badwhiz. Una vez que la princesa encontrara el cuerpo, si quedaba algo de él, y hallara el cristal, sería cuestión de tiempo para que lo descifrara y lo abriera. Había estimado que este proceso tomaría al menos tres días. Pero después de mostrar tantas habilidades en combate... ¿realmente estaba segura de que no lo lograría antes?

A estas alturas, ya no estaba segura de nada.

El silencio persistió durante varios minutos más.

Finalmente, Mannah se puso de pie. No podía permitir que el estado de derrota entre sus compañeros continuara. La batalla se había perdido, pero no la guerra.

"¡Ceridwen! ¡Taranis! Tomen sus armas y acompáñenme. No le daremos a la princesa la oportunidad de reagruparse. Morrigan, quédate aquí y monitorea la posición de nuestros enemigos. Activa todas nuestras defensas secundarias", ordenó Mannah decidido a entrar al campo de batalla. Descendió de su asiento de un brinco y se equipó mágicamente con una cota de malla dorada. También llevaba una caracola a su lado.

Inmediatamente, Ceridwen, se puso de pie extendiendo sus alas y preparó su vara dorada. También se equipó con dos rosarios de perlas negras.

Morrigan, por su parte, tomó el lugar de Mannah y comenzó a invocar pergaminos con encantamientos, al mismo tiempo que un pergamino más grande se desenvolvía sobre su cabeza, tomando la apariencia de una extraña aureola de papel. Este pergamino estaba lleno de símbolos arcanos ilegibles.

Sin embargo, Taranis se quedó en su lugar, quieto mirando el estanque encantado.

"¡Taranis! ¿Acaso debo repetir mis órdenes?" bramó Mannah con furia.

Taranis, en respuesta, solo agitó su mano llamando a sus compañeros mientras señalaba con el dedo al estanque.

"¿Balor, esto es parte del plan?" preguntó alarmado Taranis.

Balor, cuya mirada estaba perdida en algún lugar de sus pensamientos, reaccionó finalmente. Nuevamente miró el estanque.

"¿Eh?" respondió sorprendida, junto al resto de sus compañeros, que regresaron para ver lo mismo que veía Taranis.

Definitivamente, no lo era.

Las imágenes que reflejaba el estanque encantado mostraban algo que Balor ni nadie de los Caballeros del Orden había previsto.


En el bosque celeste, a un lado de un sendero recto marcado en la tierra, tres victoriosas amigas avanzaban juntas.

"Jeje, bien hecho, Fluttershy. Así se hace, amiga", aclamaba Rainbow Dash mientras llevaba a Fluttershy en su lomo.

"Gracias, Rainbow... pero ya me siento mejor. Ya puedo caminar", respondió la desorientada Fluttershy.

"No lo creo, será mejor que descanses. Estuviste expuesta a demasiado estrés mágico", dijo Twilight, que caminaba firme delante de sus amigas, aunque sus ojos mostraban notables ojeras de cansancio.

Todas se pusieron en marcha poco después de la derrota de Balor. Aunque al principio estaban llenas de felicidad y alegría por la improbable victoria, quedaron desilusionadas al recordar que aún no había terminado.

Twilight fue quien las hizo volver a la realidad. Los Caballeros del Orden eran sus oponentes y aún estaban allí fuera, indemnes, esperando su momento.

"Debemos encontrar el cubo de cristal sellador antes que los Caballeros del Orden lo encuentren. Luego nos refugiaremos y liberaremos a nuestras amigas, entonces...", recordó una agotada Twilight al resto de las ponis.

Twilight y Rainbow Dash se recuperaron bastante rápido después del combate. Fluttershy, en cambio, casi no podía hablar. Después de ser cargada varios metros, finalmente recuperó su lucidez y les contó fragmentadamente lo que había pasado.

Twilight estaba llena de una multitud de preguntas, pero no tenía tiempo que perder.

Encontrar el cristal sellador era de vital importancia. Aún le quedaba algo de magia para realizar otra fusión...

Una brisa fresca recorrió el bosque celeste, la luz de sus hojas se derramaba como lluvia a su alrededor.

Twilight aún podía sentir la magia en los árboles celestes, pero ya no su cólera; ella había desactivado el hechizo que la vinculaba a la naturaleza. Aun así, el bosque no las atacaba, tampoco atacaba a Rainbow Dash ni a Fluttershy.

El bosque estaba en calma. Twilight no entendía por qué. ¿Era porque Balor había sido derrotado o había otra razón?

Twilight se detuvo un momento. Un sueño repentino la invadió. Sus instintos de poni le urgían a descansar en el verde pasto bajo la sombra de los árboles místicos.

Era como un llamado premonitorio. El cansancio comenzaba a pesar en sus párpados, sus cascos empezaban a pesarle... pero el tiempo era un enemigo implacable. ¡Debían continuar!

Sin embargo, el bosque susurraba... la melena de Twilight ondeó brevemente con el mismo brillo de las hojas de los árboles celestes.

"Necesito descansar..." murmuró Twilight. Sin esperar la respuesta de sus amigas, se apartó del camino y se recostó en el frondoso pasto. El contacto de su pelaje con el suelo vivo solo acrecentó su cansancio. Al mirar a su alrededor, observó arbustos de tulipanes dorados y escarlatas que nunca antes había visto, junto con extrañas flores que parecían nubes de rocío multicolor.

Todo era tan mágico y sobrenatural. Extrañamente familiar... pero vacío.

No había ningún ruido en aquel bosque, solo el sonido del viento entre la vegetación, era como estar en un desierto...

Repentinamente, su olvidada hambre comenzaba a manifestarse. El pasto bajo ella se veía tan limpio y fresco que ya pensaba en comerlo allí mismo.

Entonces, no muy lejos de ella, notó un objeto extraño entre las hierbas. Intrigada, se puso de pie y se acercó.

Era una alforja.

"¿La alforja de Fluttershy? ¿Cómo llegó aquí?" exclamó Twilight sorprendida, reconociendo de inmediato la colorida alforja de su amiga. Sin dudarlo, la tomó.

En algún momento de su delirante paseo por el bosque, Fluttershy había perdido su alforja. Luego, arrastrada por el fragor de la batalla, la alforja había terminado al lado del recto camino que se había formado cuando Twilight-Dash embistió a Balor al final de su batalla.

El sensible olfato de Twilight percibió un aroma muy conocido que emergía de la alforja de Fluttershy. Era un aroma que solo sentía cuando estaba en una biblioteca. Con una curiosidad innata despierta, Twilight abrió la alforja de Fluttershy para ver su contenido...

"¡Twilight, ven, mira!" el llamado de Rainbow Dash interrumpió a Twilight, que sin pensarlo, se colocó la alforja y partió rauda para darle alcance a Rainbow.

"¿Qué ocurre, Rainbow? ¿Acaso..." Twilight quedó muda junto a su amiga.

No muy lejos, al lado del camino, un poco más adelante de donde estaban, yacía un cuerpo.

Era Badwhiz.

El mismo poni que hacía horas atrás las había amenazado y luchado contra ellas. Ahora se encontraba en el suelo con la armadura destrozada, sin llevar puesto sus alas o su cuerno. Tampoco se veían rastros de su peligrosa gema.

Las tres ponis, de pie, incluyendo a Fluttershy que se había bajado de la espalda de Rainbow Dash, estaban conmocionadas.

"¡¿No se convirtió en piedra?! ¡¿No dijeron que le lanzaron un arcoíris?!" preguntó la temblorosa Fluttershy, que volvía a ser presa de sus miedos.

"Debe haber rechazado el ataque final en el ultimo momento. Tal vez es más resistente de lo que pensábamos," reflexionó en voz alta Twilight mientras observaba el área donde Twilight-Dash había desaparecido, dejando un cráter notable.

"Así que de madera dura, ¿eh?" exclamó Rainbow Dash con un tono entre divertido y desafiante, exhalando fuertemente por la nariz. Sin esperar respuesta, se acercó al cuerpo de Badwhiz.

"Rainbow, ten cuidado, podría ser una trampa," advirtió Twilight con una mezcla de preocupación y cautela ante la temeraria conducta de su amiga.

"Ummhh," Rainbow Dash se detuvo y pareció pensarlo por un momento. Repentinamente, sin decir una palabra, lanzó una fuerte patada en el estómago de Badwhiz.

El adolorido Badwhiz rodó por el suelo, soltando un lastimero gemido.

"Bueno, parece que nuestro chico espectáculo solo está tomando un descanso después de que pateamos el trasero de sus amigos," comentó Rainbow Dash, colocando su casco sobre el cuerpo de Badwhiz para indicar a sus amigas que ya no representaba ningún peligro.

Twilight y Fluttershy finalmente pudieron respirar tranquilas.

"Vamos, Fluttershy, necesito ayuda aquí. Vamos a hacer que este tipo confiese todo," ordenó Rainbow Dash. Fluttershy, aunque se resistió inicialmente, después de un apremiante segundo llamado, se apresuró a ponerse al lado de Rainbow Dash para poner de pie al derrotado Badwhiz.

Twilight no quería ser tan dura con el muchacho, pero no tenía más opción que dejar que Rainbow Dash se encargara... se sentía agotada.

"Muy bien, señor Badwhiz. Ahora que 'aún' somos amables, ¿podría por favor decirnos dónde está el cristal en el que tienen encerradas a nuestras amigas?" preguntó Rainbow Dash, alistando sus cascos con un gesto amenazador, como si estuviera a punto de moler manzanas.

"He, Rainbow, creo que él está..." añadió delicadamente Fluttershy, intentando calmar la furia de su amiga.

Y en ese momento, comenzó la tragedia.

La cabeza de Badwhiz, que se balanceaba inconsciente, se desprendió y rodó tranquilamente hasta llegar en frente de Twilight.

Una mirada fría, llena de odio pero libre de cualquier oscuridad, observó directamente a los ojos de la Princesa de la Amistad. Era la misma mirada que había recibido cuando se conocieron por primera vez a lado del tren.

La agotada mente de Twilight tardó demasiado en entender lo que pasaba. Estaba tan perturbada como sus amigas por lo que estaba sucediendo. Lo que veía ante sus ojos solo podía tener una explicación...

Era una trampa.

La cabeza de Badwhiz comenzó a deshacerse en una masa gris y deforme, similar al papel maché. Lo mismo ocurrió con su cuerpo.

Las ponis, incapaces de reaccionar, fueron atacadas. Un potente trueno salió disparado de uno de los árboles, estallando a los pies de Twilight. La explosión resultante hizo volar por los aires a la princesa, que terminó cayendo muy lejos de donde estaban.

Fluttershy y Rainbow Dash se protegieron con sus alas al recibir la onda de choque de la explosión. Aun así, fueron empujadas varios metros atrás.

Después de rodar por el suelo junto con otros restos de árboles y rodeadas de una espesa nube de polvo, finalmente se detuvieron.

"Cof, cof, ¡Fluttershy, ¿estás bien?" llamó entre el polvo Rainbow Dash a su amiga.

"Ahhh, mi cabeza," Fluttershy estaba mareada e intentaba ponerse de pie.

El polvo se esfumó de repente, y Rainbow Dash se congeló.

"¡Aquí estoy! ¿Dónde está Twilight?" dijo la preocupada pegaso de melena rosa, con la vista más clara. Sin embargo, Rainbow Dash no le respondió.

"¿Qué ocurre, Rainbow?" preguntó confundida Fluttershy.

"No lo hagas," respondió Rainbow Dash con furia.

"¿No hacer qué? ¿Hay algo malo?" preguntó Fluttershy, inconsciente del peligro que la acechaba.

"¡No te atrevas a hacerlo!" respondió Rainbow Dash con más furia.

Detrás de Fluttershy estaba Badwhiz con el cristal sellador, apuntando directamente al cuello de su amiga.

"Ok," Fluttershy se sentó. Eso fue todo. Fluttershy desapareció, absorbida por el cristal. Badwhiz sonreía con una gema rosada agrietada en su cuello.

Rainbow Dash había mantenido su calma hasta entonces. Había seguido las órdenes de Twilight. Había sido racional. Una buena poni. Pero por fin había alcanzado su límite.

"¡Haaaaaaaaaaaaaaaa!" Rainbow Dash pegó un grito y se lanzó contra su oponente, llena de toda la furia que podía caber en ella. Con toda la fuerza que le quedaba, voló hacia Badwhiz a toda velocidad y, de una patada, hizo volar muy lejos el cristal sellador que tenía en su casco izquierdo. Luego, con otro ataque, dirigió una patada hacia su cabeza.

No fue suficiente. El escudo magico de Badwhiz se activó en el último momento y resistió el golpe que lo habría dejado inconsciente.

El contraataque comenzaba.

Badwhiz disparó un rayo tan grueso como un árbol, que por poco impactó en Rainbow Dash.

La pegaso, aun con su velocidad reducida por el cansancio, no se desanimó y continuó atacando la barrera de Badwhiz desde otros ángulos.

Badwhiz continuó lanzando más truenos...

Twilight abrió los ojos, sintiendo los truenos resonar en la cercanía. El rastro de una nueva batalla se desplegaba frente a ella. Con cansancio palpable, se incorporó y examinó el campo de enfrentamiento.

En la distancia, divisó a Rainbow Dash enfrentándose a Badwhiz, como si estuvieran inmersos en un baile caótico. Sin embargo, un rayo perdido cambió el ritmo de la danza y se dirigió hacia Twilight. Reaccionando con dificultad, se agachó justo a tiempo. El rayo masivo cruzó el aire, errando su blanco y desatando una explosión que hizo volar una colina completa detrás de ella.

La impactante escena dejó a Twilight estupefacta. Sus sentidos, ahora alerta, hicieron funcionar su mente a toda marcha. "¿La gema Starheart poseía ese poder? ¡No debería ser así!"

En sus estudios sobre artefactos mágicos antiguos, le enseñaron que la gema Starheart tenía la capacidad de contrarrestar hechizos y absorber magia del ambiente. Sin embargo, la cantidad de magia que emanaba ahora era abrumadora, superando con creces las capacidades normales del amuleto. Una revelación aterradora se apoderó de Twilight.

"La gema Starheart está sobrecargada. Podría estallar en cualquier momento. Pero si eso sucede, entonces..." Sus palabras quedaron suspendidas, sumida en el terror. Estaban en medio de un bosque mágico cuyo poder era desconocido. Si la gema estallaba, liberando la magia absorbida del entorno, la explosión resultante sería inimaginable.

"¡Rainbow Dash! ¡No! ¡No continúes peleando, es suficiente! ¡Detente!" rogó Twilight en la distancia.

Pero sus súplicas llegaron tarde. La gema Starheart en el cuello de Badwhiz alcanzó su límite. Las grietas se expandieron, y rayos de energía se desataron en todas direcciones. Rainbow Dash, horrorizada, detuvo su ataque, pero un relámpago de Badwhiz la alcanzó antes de que pudiera apartarse.

Al principio, Badwhiz no pareció darse cuenta de lo que sucedía, pero pronto comprendió. "¿Qué es esto?" exclamó, aterrorizado. La gema en su pecho desató rayos y su luz abrasadora aumentó.

Una grieta enorme surgió, y de repente, todo fue luz.

El sonido y los ruidos se extinguieron.

La luz lo inundó todo.

Primero, desapareció la silueta de Badwhiz.

Luego, la de Rainbow Dash yacía inconsciente en el suelo.

Luego, el camino.

Desde el suelo, una esfera de energía pura comenzó a crecer, una explosión alimentada por la magia del bosque.

Los árboles guardaron silencio, su magia siendo absorbida.

La explosión continuó expandiéndose, formando un domo de luz.

Una visión terrible de destrucción.

El sentimiento de fatalidad impregnó el aire mientras el inexorable final se acercaba.


Cuando el armonia y la orden fallan ...

El caos y la destruccion se hacen presentes ... luego ... la oscuridad ...

Nadie deberia de llegar tan lejos ...


La expansión de la explosión mágica arrastraba consigo todo a su paso: piedras, árboles, fragmentos del tren e incluso la esencia misma del viento. Twilight, impotente, se aferraba a una gran roca mientras la marea de energía avanzaba inexorablemente.

El agotamiento la consumía. Sus alas ya no respondían, sus patas apenas sostenían su peso y el cuerno le palpitaba irritado. No le quedaban lágrimas para las amigas que se habían perdido. Únicamente sostenía la alforja de Fluttershy que había encontrado entre sus ruinas.

La explosión continuaba su marcha, pero para Twilight, el tiempo parecía dilatarse hasta la eternidad. Exhausta, no deseaba más luchas. Con un suspiro fatigado, dio la espalda a la explosión y se recostó sola en un lado de la gran roca. Contempló el horizonte donde poco antes había luchado junto a sus amigas.

Era una visión espantosa.

El hermoso bosque que había florecido tan recientemente se marchitaba con rapidez. No quedaba rastro de la aura sagrada ni de la luminosidad; solo decadencia y corrupción. Los árboles se desmoronaban en polvo y otros explotaban en una brea negra y repulsiva. La magia antinatural que los alimentaba se había extinguido, dejándolos desvanecerse en el paisaje.

Un paisaje destrozado por la batalla entre ella y Balor. Twilight también era responsable de la desolación. Sus cascos estaban manchados con la misma violencia.

El viento aullaba dentro de la barrera con un sonido similar al de lobos en una tormenta. El estruendo aumentaba a sus espaldas. Twilight sentía el suelo temblar, pero no solo el suelo; ella misma temblaba.

¿Por qué todo había resultado así? ¿Podría haber hecho algo para evitarlo? Eran preguntas sin respuestas. Solo tenía fuerzas para cuestionarse a sí misma; no le quedaba nada más por hacer en ese momento.

Entre el silbido del viento que la envolvía y los restos del mundo que caían a sus espaldas, Twilight sintió algo deslizándose en su costado. Era un libro sellado que emergió de la alforja de Fluttershy.

En una reacción más instintiva que consciente, Twilight tomó el libro de bordes plateados y lo examinó. Con una hermosa cubierta decorada con relieves de un bosque y pájaros e insectos en las esquinas, el título rezaba: "Mundo de Caos, un juego de mesa real de sorpresas y secretos"...

El estruendo se intensificó, el suelo comenzaba a deslizarse. Más abajo, un subtítulo decía: "Para todas mis amigas, en especial para Twilight Sparkle, la poni más inteligente y noble en toda Equestria... Creado con amor por Fluttershy y ..."

No pudo leer más. Una luz veló su vista y una cálida sensación la envolvió. Finalmente, Twilight fue absorbida por la explosión y desapareció de este mundo.


Dentro de la sala de guerra, las paredes gemían, cediendo ante la furia desatada. Las grietas serpenteadas comenzaban a desgarrar la integridad de la habitación. El estanque encantado, en un frenesí mágico, hervía con intensidad, reflejando el caos y la destrucción que se desencadenaban dentro de la gran barrera.

Los Caballeros del Orden, conscientes de la gravedad de la situación, habían erigido un perímetro defensivo alrededor de Mannah, levantando escudos mágicos como última línea de protección. El miedo se manifestaba en sus rostros, marcados por la incertidumbre y la tensión.

No obstante, en medio de la agitación, un Caballero se mantenía imperturbable. Sentada fuera del perímetro formado por sus compañeros, Balor observaba con calma el epicentro del estanque encantado, ahora envuelto en la tétrica luz de la incontenible explosión que consumía cada rincón de la sala. Su rostro apenas reflejaba emoción, iluminado por el resplandor ominoso de la tragedia que se desplegaba ante ellos.


El viento persistía en su aullido desgarrador. Los árboles, escasos y desahuciados, se convertían en polvo ante la vorágine. Toda presencia de agua se había desvanecido, y la tierra se desmoronaba, deslizándose hacia un horizonte inmaculado. La explosión, alimentada por las potentes fuerzas mágicas desencadenadas, crecía a un ritmo frenético. Había devorado implacablemente un tercio del espacio dentro de la gran barrera y seguía sin mostrar indicios de frenar.

La formidable barrera, que alguna vez había contenido a entidades de increíble poder, ahora temblaba en su totalidad. Su colapso era inminente, sometida a una fuerza incontrolable. La explosión ya se había adueñado de la mitad del espacio restante.

De manera abrupta, la furia de la explosión se detuvo. Las paredes del domo luminoso comenzaron a oscilar, y su pureza blanca se vio salpicada de una paleta de colores. Puntos de colores danzaban por todo el domo, como destellos en un diamante giratorio. Rayos de colores iluminaban la gran barrera desde su interior.

Poco a poco, la luz multicolor se desvaneció, dejando paso a la oscuridad. Desde el interior, la oscuridad devoró la luz y los colores. En rápida sucesión, todo quedó sumido en la penumbra. Las luces disminuían, dispersas como constelaciones distantes en el firmamento.

En el epicentro de la explosión, la oscuridad pareció devorarse a sí misma. Sin previo aviso, todas las sombras se replegaron, colapsando hacia su origen. No hubo estruendos ni temblores adicionales. Todo quedó en un silencio profundo, como un susurro en el viento.

La terrible explosión que había asolado el interior de la gran barrera desapareció, como si nunca hubiera existido.

La naturaleza recuperó su aliento en un sosiego reparador.


Las puertas del último vagón del tren de Ponyville a Canterlot se abrieron finalmente. Tras llegar a su destino, los Caballeros del Orden emergieron del vagón destrozado, lejos de la terrible explosión que había devastado el lugar momentos antes.

En el exterior, una lluvia de cenizas teñía el desolado páramo.

Uno a uno, los caballeros tomaron posiciones formando un perímetro. Al confirmar que era seguro, el sub-líder Mannah finalmente salió, acompañado de Balor.

Pronto se dieron las órdenes pertinentes, y los Caballeros del Orden partieron de inmediato para revisar los alrededores.

Mannah, aguardando la conclusión de la búsqueda, se quedó cerca del vagón.

Balor, no muy lejos, permaneció como su escolta mientras realizaba encantamientos de detección.

Pasaron varias horas, y los Caballeros del Orden exploraron el interior de la Gran Barrera en cinco ocasiones.

Finalmente, regresaron con su sub-líder y entregaron los resultados de la exploración.

No encontraron rastro alguno de la princesa y sus amigas, ni tampoco de Badwhiz. Sin embargo, hallaron el cubo de cristal sellador totalmente intacto y lleno.

Balor quedó sorprendida; no debería ser posible. La explosión había consumido todo el interior de la Gran Barrera, dejando un gigantesco cráter en su lugar. En el fondo de este cráter, entre las rocas, sus compañeros habían encontrado el cristal sellador que debería haberse desintegrado junto con todo lo demás.

Incrédula, Balor sostuvo el cristal. Después de dar explicaciones y responder algunas preguntas sobre el hallazgo, regresó rápidamente al vagón para examinarlo en detalle.

El exhaustivo examen de Balor duró dos horas, y sorprendentemente todos los resultados eran consistentes. El cristal estaba en perfecto estado y contenía la magia necesaria para continuar con la segunda fase.

A regañadientes, Balor salió del vagón. Sus compañeros la rodearon de inmediato, esperando una respuesta. Balor no deseaba admitirlo, pero su deber la obligaba.

"La operación 'Estación de Medianoche' ha concluido. La misión ha sido completada", proclamó Balor con una voz marcial que resonó en todo el desolado lugar.

No hubo celebraciones, felicitaciones ni proclamas que alimentaran el orgullo. Ninguno de ellos deseaba esta victoria.