Un día muy especial para la familia Tendo y Saotome se acercaba día con día: el cumpleaños de Akane y sin siquiera proponérselo, Ranma lo había estado anticipando con unas inusuales ansias durante todo un mes.

Por alguna razón que le era desconocida, la imagen del rostro alegre de ella soplando las velas del pastel y abriendo sus regalos cual chiquilla no salía de su mente, ya había intentado obviar el tema, pero sus pensamientos eran demasiado tercos al respecto y al caer en cuenta de que sonreía como bobo al imaginarla, se hallaba con el corazón acelerado y las mejillas ardiendo, para luego sacudir la cabeza e ignorar lo que sentía.

Pasaban los días y llegó el momento de la aceptación; Ranma sacó la conclusión de que, el cumpleaños de Akane debía ser celebrado de la mejor manera, después de todo ahora eran familia, eso se decía y con la misma, después de la escuela y de su entrenamiento vespertino, pasaba más tiempo del debido meditando sobre el regalo perfecto para ella, sin estar completamente satisfecho.

«Demonios... esto es más complicado de lo que pensé. Si tan solo Akane tuviera gustos de chicas normales, ya se me hubiera ocurrido algo bueno», pensaba ofuscado, mientras volteaba a ver a su izquierda y con el ceño fruncido se tapaba la cabeza con la almohada, porque los ronquidos de Genma convertido en panda eran insoportables. Las noches siguientes no fueron diferentes.

Así llegó el día esperado y una entusiasmada Akane abrió los ojos. El trinar de los pájaros y los suaves rayos del sol que se colaban por entre las cortinas color crema semi abiertas, acariciaron sus sentidos y consintieron su despertar de una manera agradable.

«¡Este será un gran día!», pensó la joven, mientras se estiraba para desperezarse.

Akane se colocó sus pantuflas, buscó su uniforme, ese que su hermana mayor le preparaba desde una noche antes a Nabiki y a ella. Con premura se metió a la ducha y mientras se enjabonaba la emoción recorría su cuerpo al pensar en qué estaría planeando su familia.

Se desaguó, se secó y colocó su uniforme lo más rápido que pudo, su sonrisa no se borraba de su rostro y cuando su mente le regaló una escena en la que Ranma la llevaba a algún sitio solitario de la casa, le extendía un paquete con timidez para luego sentir un cálido abrazo de él; aquello la hizo sonrojar de tal manera que se avergonzó de sus pensamientos y mejor continuó peinando su corto cabello frente al espejo.

Por lo general la celebración de su cumpleaños siempre comenzaba desde temprano y no estaba equivocada, allí en la mesa yacía el desayuno y alrededor toda la familia sonriente.

—¡Feliz cumpleaños, querida Akane! —mientras reventaban un par de contenedores de confeti detonados por su padre y por Genma en modo panda.

—No debieron molestarse —dijo Akane, con las mejillas sonrosadas, pero luego su mirada escrutó bien la escena... Ranma no estaba presente y la sonrisa que había sostenido desde su despertar, se debilitó.

Luego de comer en medio de una amena charla con todos, Akane sin decir otra palabra se levantó agradeciendo por la comida y antes de que pudiera despedirse, su padre tomó la palabra.

—Por cierto , ¿dónde está Ranma en este día tan especial, señor Saotome? —comentó Soun con el ceño fruncido, mientras volteaba a ver al panda que solo respondió con un sonido dubitativo.

«A mí no me pregunten por ese irresponsable», levantó un cartelito y todos levantaron la mirada con resignación.

—Bueno... la última vez que lo vi estaba entrenando en el patio, pero después lo escuché gritar algo que sonaba urgente, aunque confieso que no escuché bien... y luego de unos segundos ya no estaba —comentó Kasumi, con los palillos apoyados en su labio inferior.

—Qué raro, ¿se habrá olvidado que hoy es el cumpleaños de Akane? —preguntó Nabiki y volteó a ver a la aludida, que solo fingía no escuchar mientras iba por su bolso de la escuela.

—¡Nabiki, cállate! —espetó Akane, harta de los comentarios de todos—. Como si fuera tan importante que ese tonto esté presente. Me da igual, ya me voy.

Akane salió indiferente ante la vista de todos, quienes se quedaron viendo las caras, desconcertados.

—No importa realmente cual fue el motivo por el que está ausente. Ranma tendrá que dar una buena explicación para haber desaparecido así ¡He dicho! —dijo Soun y se levantó de la mesa.

Genma se fue desinteresado, Nabiki desapareció también, dejando sola a Kasumi en la mesa, quien dio un suspiro profundo al ver el desorden de confeti y luego notó que su hermana menor no había comido casi nada.

—Akane... —musitó Kasumi, preocupada porque sabía que su hermanita solo fingía lo mucho que le afectaba la ausencia de Ranma.

A medida que pasaba el día, Akane comenzaba a sentirse cada vez más... preocupada y... ¿desilusionada? Aunque ya era experta en fingir su sonrisa a ese punto, y eso la hacía entrar en un conflicto enorme, porque, aunque sus amigas de la escuela e incluso Kuno había recordado su cumpleaños dándole un hermoso ramo de flores -el que ella rechazó para no ilusionarlo, conocía sus intenciones-, a pesar de lo acompañada que se sentía a la vez un vacío calaba su pecho porque cada segundo le decía que Ranma parecía haber tenido algún problema o, en definitiva, se había olvidado por completo.

Caminando de regreso a casa, el atardecer bañaba a Akane en esa luz dorada que lo caracterizaba, pero ella solo podía sumirse en un mar de emociones encontradas, bastante dolorosas para ella.

«Ranma... tonto, solo me preocupas y al final te olvidas de mí –era evidente que estaba molesta, pero a la vez se sentía triste y la opresión en el pecho se encargaba de recordárselo a cada tres segundos–. No... yo soy la tonta ¿Cómo pude haber esperado algo diferente de él? ¿Qué rayos esperabas, Akane? Para él solo eres una chica más en su vida y se acabó».

Así continuó su trayecto, regañándose internamente por todo lo que aquejaba sus emociones. En lo que menos esperaba llegó al frente de la casa, ya se había preparado internamente, con un suspiro para enfrentar la realidad de que, su cumpleaños pasaría desapercibido para Ranma. Al abrir la puerta un estallido de voces y luces brillantes la recibieron de manera inesperada.

—¡Sorpresa, Akane! —gritaron el conjunto de personas.

Allí en el patio frontal de la casa estaban sus familiares, sus amigas, estaba Ryoga, Mousse y Kuno, incluso sus "rivales" Ukyo, Shampu y Kodachi se veían contentas y festivas. Akane estaba atónita al ver la decoración festiva y las sonrisas en los rostros de los presentes.

—Gracias a todos, en serio, esto es inesperado y hermoso —dijo Akane, conmovida por aquel detalle.

—Akane, en realidad la idea ha sido de Ranma. El ha organizado esta sorpresa para ti y ni siquiera quiso ir a la escuela, yo lo entendí después de que Nabiki y tú se fueran a la escuela —confesó Kasumi.

Los ojos de Akane se abrieron, sus manos las llevó a su pecho con tanta emoción que estaba sintiendo en ese instante, porque allí de entre el grupo de gente, justo detrás de todos se encontraba Ranma, con una sonrisa nerviosa en el rostro y la joven se quedó sin palabras.

Unas lágrimas delatoras amenazaban con salir de los ojos de Akane y no pudieron contenerse al estar rodeada de todos, en especial al saber que Ranma había dedicado el día para semejante detalle festivo.

—No es para tanto, alguien tenía que planear esta fiesta y yo fui el delegado. Akane, el momento es tuyo, espero que lo pases bien y... ¡Feliz cumpleaños! —dijo Ranma con las mejillas acaloradas, porque nadie aparte de Kasumi sabía esos detalles sobre la desaparición del joven.

Sin decir otra palabra, la joven cumpleañera, con paso presuroso se dirigió hacia Ranma y lo abrazó frente a todos los presentes que estaban boquiabiertos con aquella escena.

—Sí te recordaste —musitó Akane al oído de Ranma, quien tembló por dentro con esas simples palabras.

—¿Cómo me iba a olvidar si te veo todos los días? —dijo un nervioso Ranma, que con esa pequeña mentira ocultó aquel mes de suplicio pensando en ese día.

—Mejor no hables, no arruinemos el momento —culminó Akane, sin soltarse de los brazos de Ranma y él se aferró un poco más a esa cálida anatomía que ponía su mundo de cabeza.

Un par de chicas y chicos lucían molestos, carraspeaban impacientes y los miraban con ojos de querer ahorcarlos, pero nada impidió que Ranma correspondiera y ese momento fuera de ellos dos.

Pronto Akane sintió el rubor subiendo a sus ojos al caer en cuenta de lo que había pasado y de que ya llevaban al menos dos minutos abrazados. Ella y Ranma se separaron con rapidez, estaban rojos como tomates y Nabiki se encargó de poner música movida. Aquello los había salvado de las críticas instantáneas.

—Esta es una fiesta ¡Todos a bailar! —gritó Nabiki, que tomó a Kuno por el brazo y lo jaló para comenzar el baile.

Así dio inicio la planeada celebración de cumpleaños de Akane Tendo. Casi todos tomaron una pareja para bailar, y aunque Genma y Soun a empujones querían que ella y Ranma bailaran, no lo lograron y terminaron rindiéndose en la bebida alcohólica que el maestro Happosai había compartido en el último momento.

Mientras Akane se regodeaba en la alegría del momento y se dedicaba miradas y sonrisas furtivas con Ranma desde la lejanía, se dio cuenta de que, a pesar de todas las peleas y malentendidos, él realmente se preocupaba por ella de una manera que no explicaría mejor con palabras. Los hechos importaban mucho más.

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¡Hola! Vengo con un nuevo oneshot de esta pareja complicada pero hermosa.

Este fic ha nacido en respuesta al reto de Cumpleaños Rankane de la página de Facebook Mundo fanfics inuyasha y Ranma del mes de abril, lo cual me parece excelente motivador para la creatividad.

Espero que sea de tu agrado si lo lees ¡Saluditos!