Capítulo 3. Problemas de melena
Luego de pasar toda la mañana de compras en el mercado de Ponyville, con un Comet escondido detrás de Twilight cada vez que se acercaban a un puesto, aunque no tan nervioso como antes, se detuvieron en Sugarcube Corner para descansar un poco, comer algo y quizás beber una malteada.
Twilight se quedó asombrada de la habilidad de Comet con la magia. A su corta edad podía cargar sin problemas varias de las bolsas y cajas que llevaban consigo, algunas bastante pesadas, tan solo con la fuerza de su cuerno. Recordando que Cary le comentó que Comet había aprendido él sólo.
-Sí, le gustaba decir eso –respondió Comet con un tono poco convencido cuando Twilight se lo comentó-. En realidad, ella me ayudó un poco. Me explicó lo básico para un hechizo simple, el resto lo deduje sólo.
-¿Entonces por qué decía que aprendiste sólo? –preguntó Twilight consternada.
-No lo sé, supongo que para sorprender a los posibles padres –respondió intentando no darle demasiada importancia al asunto-. O quizás porque creyó que no me había enseñado bien.
-Entiendo. ¿Cuántos hechizos sabes hacer?
-No muchos. No había muchos lugares donde pudiera practicar, así que sólo aprendí lo básico; levitación, luz, tele transportación y manipulación de objetos; nada que cualquier otro pony no pueda hacer.
-Es cierto, pero pocos ponies de tu edad pueden cargar tantos objetos y tanto peso a la vez, requiere de mucha concentración.
-Pasaba mucho tiempo a solas en mi habitación practicando con las camas de mis compañeros, es fácil concentrarse cuando no tienes a nadie que te moleste.
-¿A solas? ¿Qué hay de tus amigos? –Preguntó Twilight creyendo conocer la respuesta.
-La mayoría de los otros potros sólo me molestaban o me evitaban, además, muchos se iban a pocos meses de que llegaban, no tenía sentido hacer amistades que no iban a durar.
-¿Entonces no hiciste ningún amigo?
-No realmente. La pony con la que más tiempo llegué a hablar fue Cary. El resto no quería estar conmigo, así que los libros y la magia fueron mi única compañía.
-Lo siento mucho, Comet. Sé lo difícil que puede ser el estar solo.
-No tienes por qué. Con el tiempo me acostumbre a no necesitar la compañía de los demás. Aunque a veces…
Comet se interrumpió cundo volteó momentáneamente hacia la entrada de Sugarcube Corner, cuando un grupo de potros entró riendo a la repostería. Twilight al notar esto, le dijo a Comet que fuera a hablar con ellos, sería una gran oportunidad para empezar con la amistad.
Comet se negó rotundamente, alegando que solo iba a provocar que sucedería lo mismo que numerosas veces, burlas y rechazo por parte de sus contemporáneos. Para eso prefería estar solo. No necesitaba amigos.
Twilight suspiró resignada. Sabía lo importantes que eran los amigos y más en la vida de un potro, sin embargo, Comet tenía razones válidas para evitar a toda costa intentar acercarse a alguien. Sus experiencias pasadas le jugaban en contra y Twilight no podía forzarlo a hablarle a alguien que él no quería. Lo mejor era dejar el tema de un lado y darle tiempo a Comet de acostumbrarse a la vida en Ponyville y dejar que él solo intentara hacer amigos cuando estuviera listo, pero por el momento tendrían que esperar.
-¿Aprendiste algún otro hechizo además de los básicos? –Preguntó volviendo al tema anterior, siendo algo que parecía interesarle a Comet, evitaría que se pusiera tenso de nuevo.
-Mmmm… Pues, aprendí a cómo desmemorizar a alguien… ah, y puedo hacer algunas ilusiones y hologramas –respondió un poco orgulloso de sí mismo, sintiéndose alagado por Twilight al mostrar interés en sus habilidades mágicas, haciendo que olvidara todo el asunto de los amigos.
-Wow, eso es impresionante, jamás me habría… -Twilight se detuvo al razonar un poco lo que le había el potro, esperando que lo que hubiera escuchado fuera una gran confusión- Un momento, ¿qué fue lo que dijiste?
-¿Eh?... Ah, que se hacer varias ilusiones y hologramas. ¿Quieres verlos? Aun no son muy buenos, pero con un…
-No, no, no, lo otro. ¿Qué fue lo otro que dijiste?
-Que sé cómo desmemorizar a un pony –Dijo de nuevo con orgullo y un tono de emoción en su voz-. Pero solo puedo borrar recuerdos aislados o relativos a un suceso, objeto o situación. También, una vez intenté dormir a alguien, pero no salió tan bien como esperaba, el pony se puso a maullar y actuar como gato por una semana, supongo que cometí un error en…
Comet quedó abstraído en sus propios pensamientos, ignorando por completo la cara de horror que ponía Twilight al escuchar que sabía usar uno de los hechizos más funestos que existían. Eran pocos los ponies que podían usar la desmemorización y para eso se necesitaba una habilidad especial en la legeremancia, siendo así, cómo un pony de tal edad podía usar magia tan peligrosa.
-¿Cómo es que tú puedes hacer eso? ¿Cuándo lo aprendiste? –preguntó un poco asustada.
-Hace unos meses, en la biblioteca de Canterlot, me escabullí en la sección restringida, tomé el primer libro que encontré, era uno sobre hechizos de la mente, ahí explicaba con gran detalle cómo realizarlo, empecé por el más fácil, creo que se llamaba Momentum Obliviscetur...
-Pero no lo has usado en ningún pony, ¿verdad? –lo interrumpió con una vaga esperanza de que el pequeño potro confundiera el saber cómo realizar un hechizo o poder realizarlo.
-Pues, sólo digamos que ya nadie recuerda el día en que rompí la tubería de agua caliente –respondió con un tono soberbio.
-¡¿Qué?! Acaso perdiste la razón –gritó Twilight ante la revelación del potro y los problemas que podría acarrearle el usar ese tipo de magia-. ¿Sabes lo peligrosa que puede ser?
-Nop –respondió inocentemente el potro-. Me pillaron y sacaron de ahí antes de poder llegar a esa parte, ¿a quién se le ocurrió poner las advertencias después de los hechizos? Tuve suerte que no me expulsaran de la biblioteca, solo me regañaron pensando que alguien tan pequeño como yo no entendería sobre magia, me regresaron a la sección infantil luego de eso. Como si los tres cerditos fuera una lectura apasionante –diciendo esto último de forma sarcástica.
-Y te parece poco –respondió Twilight molesta por la manera tan irresponsable en que se estaba tomando el asunto, cosa que terminó sorprendiendo a Comet, pues él pensaba que todo ese tiempo ella había estado alabando su habilidad-. La mente de un pony es algo con lo que se deba jugar. Esos hechizos están controlados por una razón. Borras el recuerdo equivocado y los resultados podrían ser catastróficos, no es algo para tomarse a la ligera. No quiero que vuelvas a usar ese hechizo, me oíste, está prohibido usar ese tipo de magia. ¿Además, cómo lograste saber que recuerdo borrar?
-Descuida, Cary me hizo prometer lo mismo cuando se enteró. Y sobre saber que recuerdo borrar, sólo me concentré en borrar el recuerdo que yo sabía que sabían. No sé leer las mentes, Twilight. Sólo tengo seis años, esa es magia demasiado avanzada.
Twilight no pudo evitar poner una cara de extrañeza e incredulidad por lo absurdo que se oía esa frase viniendo del pony que había podido usar un hechizo desmemorizante luego de leerlo por unos minutos, era uno de los más básicos, es cierto, pero era algo que Twilight jamás había logrado hacer, y Comet lo había usado en más de una ocasión, al parecer.
-Además, Twilight, no está prohibido usar ese tipo de magia, no si sabes usarla. Las leyes sólo indican que se usen con precaución –añadió Comet dándole una mirada un poco maliciosa y juguetona a Twilight, parándose de su asiento dispuesto a tirar su basura de lo que había comido.
La alicornio no pudo más que quedarse inmóvil en su asiento mientras un escalofrío recorrió su espalda al ver la mirada tan diferente que le daba Comet, sin saber cómo interpretar esto último que había dicho, podía ser sólo algo que quiso agregar luego de prometer no volver a usar el hechizo o una forma sutil de decirle que seguiría usándolo a su antojo.
-¿A dónde vamos ahora? –preguntó Comet volviendo a su rostro inocente y dulce, sacando a Twilight de sus pensamientos, confundiéndola aún más por el repentino cambio de actitud. Era esa inocencia ahora la que hacía que todo lo anterior se viera aún más tenebroso.
-Ahh… con Rarity –respondió, agitando su cabeza, pensando que a lo mejor le estaba dando demasiadas vueltas a todo este asunto-. Necesitamos que te ayude con eso –dijo señalando la rama aún enredada en su melena, haciendo parecer que ahora tenía dos cuernos en lugar de uno.
El camino a casa de Rarity fue bastante más tranquilo, al encontrarse en una zona poco transitada de Ponyville, Comet no tuvo mayores problemas para relajarse, llegando al punto de juguetear alrededor de Twilight, e incluso, alejarse unos cuantos metros de ella para ver alguna cosa que le llamara la atención.
Entraron en un edificio de al dos o tres pisos de altura, adornado de forma muy femenina y vistosa con cristales, piedras, preciosas y varios maniquíes en la parte de arriba simulando un carrusel, como los que ponían en las ferias.
-¿Hola? –dijo Twilight un poco confundida al no ver a nadie dentro, ya que el letrero de afuera decía que estaba abierto.
-Bienvenida a la Boutique Carrousel, en puedo ayu… -dijo una unicornio de pelaje blanco con melena violeta peinada elegantemente y ojos color celeste, hablando con un todo de voz elegante y pomposo- Ah, Twilight. Que alegría verte, lamento el desorden, he estado un poco atareada últimamente. ¿Llegaste hoy de Canterlot?
A Comet le dio curiosidad la familiaridad con la que la yegua hablaba con Twilight, a diferencia de los demás ponies con los que se toparon, que le hablaban siempre de forma muy respetuosa y refiriéndose a ella como "Princesa".
-Hola Rarity –devolvió el saludo Twilight mientras ambas ponies se abrazaban-. En realidad, llegamos hace unos días, pero estuvimos un poco ocupados, por lo que no pude visitarte antes.
-Bueno, parece que las dos tuvimos bastante trabajo estos días –rio-. Espera, ¿llegamos? Si no recuerdo mal, Spike no fue contigo.
-No –dijo Twilight con una risilla nerviosa, ya sin poder contener la emoción de darle las buenas noticias-. Rarity, déjame presentarte a Comet Dust.
Rarity se quedó ahí parada sin entender porque Twilight le presentaba a alguien que no estaba ahí.
-Twilight, ¿es alguna clase de broma? -Preguntó consternada-. Porque no logro entenderla.
-¿Qué? No. No es ninguna broma –dijo confundida ante la respuesta de Rarity, volteándose a ver donde ella pensaba que estaba Comet.
-¡Comet! –gritó Twilight buscando al potro-. ¿Dónde estás?
-Estoy aquí –respondió con un tono confuso, al haber estado, literalmente, parado al lado de las dos todo ese tiempo.
-Aquí estas –dijo de nuevo emocionada Twilight-. Comet, quiero presentarte a mi amiga Rarity, la mejor modista de Ponyville. Rarity, él es Comet Dust.
Twilight acercó a un nervioso Comet hacia su amiga, intentando confiar en ella ya que era amiga de su madre, intentando darle una sonrisa un poco forzada.
En cuanto Rarity vio al potro, soltó un dramático grito para sorpresa de Twilight, aunque no tanto para Comet, ya que esperaba esa reacción de casi cualquier pony que lo conociera.
-Cariño, ¿qué le pasó a tu cabello? –dijo Rarity inmediatamente después del grito, confundiéndolo.
De todas las cosas que podían hacer gritar a cualquier pony al verlo, incluso la más obvia de todas, ella se había fijado en su cabello, dejándolo con una expresión de "¿es en serio?".
-Solo está un poco enredado y desordenado… -respondió Comet, aun confuso por la reacción tan inesperada de la yegua.
-Querido, la melena de Twilight está un poco enredada y desordenada…
-Oye… -respondió Twilight un poco indignada por el comentario de su amiga.
-…esto es un verdadero desastre –respondió Rarity al comentario de Comet.
-Es por eso que vinimos aquí, necesitamos tu ayuda –comentó Twilight.
-Pues vinieron al lugar indicado, no voy a permitir que un potro como él ande por ahí luciendo de esa forma –respondió Rarity heroicamente.
Rarity comenzó a sacar un montón de cepillos, peines y productos para el cabello de una pequeña habitación a un lado del gran vestíbulo en el que se encontraban, el cual usaba como tienda principal, finalmente llevo consigo algunas tijeras y una secadora para el cabello, junto a algunas toallas.
-Dime Twilight, ¿quién es este encantador caballerito? –preguntó mientras acomodaba algunas cosas con las que iba a trabajar-. ¿Es algún familiar tuyo?
¿Encantador caballerito? ¿Acaso Comet había escuchado bien? Era la primera que un pony le decía de una forma tan amable –y tan cursi- al momento de haberlo conocido, incluso Twilight se había sorprendido un poco, pero esta yegua lo había aceptado sin siquiera juzgarlo, ¿quién hacía eso?
-Pues, sí. Algo por el estilo –dijo Twilight intentando hacer que Rarity adivinase.
-¿Algún primo o sobrino lejano? –volvió a preguntar Rarity algo confundida por la extraña respuesta de su amiga.
- No –respondió con un tono juguetón.
-Entonces, ¿qué es, Twilight? –dijo Rarity un poco molesta de las jugarretas de su amiga.
-Pues, podría decirse que es mi hijo –respondió Twilight con una gran sonrisa, mientras acercaba a Comet hacia ella, también feliz porque Twilight había dicho que era su madre.
En ese momento, todos los objetos que Rarity estaba haciendo levitar cayeron al piso ya al perder la concentración por la sorpresiva noticia.
-Ahh… ¿qué? –siendo lo único que pudo balbucear aun intentando procesar lo que Twilight le había dicho.
-Bueno, en realidad no es mi hijo, mi hijo… –aclaró Twilight, sin notar que Rarity no le estaba prestando atención a lo que estaba diciendo-.
-Esto es una broma, ¿verdad, Twilight? ¿Cuándo sucedió? ¿Quién es el padre? –preguntó Rarity histérica.
-¿Qué? No. Rarity, él no es mi hijo.
Ambos ponies, Comet y Rarity, voltearon a ver sorprendidos a Twilight por su nueva afirmación, dándose cuenta del error que había cometido en su elección de palabras.
-Pero, tu dijiste que él era tu hijo… -dijo Rarity confundida.
-Sí, lo dije.
-Creo que estoy confundida –dijo Rarity sin entender una sola palabra.
-Yo también. Y estuve ahí –concordó Comet.
-Él no es mi hijo biológico –explicó Twilight, pensando bien las palabras que iba a utilizar- Adopté a Comet en Canterlot hace algunos días.
-No nos dijiste nada al respecto, creí que habías ido a Canterlot por asuntos reales… -dijo Rarity ofendida de que su amiga los les hubiera dicho de una decisión tan importante.
-No es algo hubiera planeado –explicó Twilight, para sorpresa de ambos ponies, más para Comet, pues creía que eso era algo que no quería saber-. Fui a Canterlot por asuntos oficiales con la Princesa Celestia. Afortunadamente, terminamos antes de lo planeado, así que salí a dar un paseo por la ciudad. Al pasar al lado del orfanato, tuve una extraña sensación, algo que me llamaba desde dentro del mismo. Al principio creí que solo era mi imaginación, pero esa misma noche no pude dormir aun sintiendo el llamado. No entiendo muy bien que pasó, pero se sentía que algo en mí quería que entrara a ese lugar.
A la mañana siguiente, fui de nuevo al orfanato, hablé con alguna de las ponies y estuve junto a muchos potros que estaban encantados de estar conmigo, pero ninguno calmaba esa extraña sensación. Fue entonces que me llevaron a una habitación apartada, donde conocí a Comet. Me enamoré de él al instante y, sin darme cuente, esa extraña sensación cesó –dijo mientras abrazaba a Comet-. Así que decidí traerlo a Ponyville conmigo y criarlo como mi hijo –terminó Twilight, omitiendo las partes de los problemas de Comet, ya que pensó que era algo muy personal y que él debería compartirlos cuando así lo decidiera.
-Que adorable historia, querida –comentó Rarity ofreciéndoles una tierna mirada a ambos-. Tal parece que los dos estaban destinados a conocerse.
-Así parece –respondieron los dos al unísono mientras se miraban mutuamente.
-Pero, ¿estás segura de esto? Criar a un potro es una gran responsabilidad.
-Absolutamente. Además, después de haber criado a Spike, que tan difícil puede ser un potro –dijo arrogantemente, obviando una de las diferencias más importantes, Spike era un dragón, criaturas solitarias por naturaleza y con un desarrollo mucho más acelerado que un potro, además, Twilight no había criado a Spike ella sola, había recibido mucha ayuda de su madre.
-Bueno, Twilight, creo que podemos confiar en que harás lo mejor para él. Aun así, sabes que siempre puedes contar con nosotras cuando nos necesites.
-Gracias, Rarity –respondió Twilight con una sincera sonrisa en su rostro.
-¿Quién más sabe sobre esto? –preguntó Rarity.
-Además de ti, sólo Spike –respondió Twilight-. Aún no tengo idea de cómo decirle esto a mi familia.
-Pues será mejor que te apresures. El tiempo no apremia –le indicó Rarity, volviendo a recoger las cosas que había traído-. Ahora, ¿en dónde estábamos? Ah si, íbamos a arreglar tu melena, querido Comet.
-Suerte con intentarlo –murmuró Comet poco convencido subiendo a la silla.
-No me retes, cariño –le contestó Rarity con una mirada arrogante-. Tengo muchos trucos bajo la manga.
Ipso facto, Rarity sentó a Comet en una elegante silla analizaba el cabello de Comet viendo la gravedad del problema. Al parecer el cabello que tenía un color azul oscuro no estaba tan mal, unas cuantas cepilladas y estaría listo, en cambio, el cabello de color blanco en el lado izquierdo de su cabeza era harina de otro costal. Se veía reseco, completamente enredado y seguramente había más cosas atrapadas en él que la rama que sobresalía.
Rarity comenzó a levitar el cepillo cerca de la cabeza de Comet intentando averiguar por dónde sería mejor empezar. Estaba consternada. No podía imaginar el nivel de descuido que debió tener el potro para llegar a ese estado. Había estado en varias crisis capilares anteriormente, pero ninguna que se le pareciera. Mientras tanto, Comet comenzaba a impacientarse ante la decidía de la yegua.
-Es extraño que no hayamos visto a Pinkie Pie en todo el día –dijo Twilight intentando hacer conversación con Rarity para no aburrirse-. Anduvimos por todo el pueblo y no apareció por ningún lado, ni siquiera en Sugarcube Corner. A estas alturas ya debería estar haciendo una fiesta de bienvenida para Comet.
-Es cierto, querida –respondió Rarity sin quitarle el ojo de encima a Comet, cepillando el cabello oscuro de Comet-. Pero eso sería si Pinkie estuviera en Ponyville.
-¿Se fue? –preguntó Twilight extrañada.
-No te preocupes, volverá en un par de días, fue a la granja de su familia, creo que por un problema con parasprites. Pero no fue la única, Rainbow Dash y Fluttershy también salieron. Fueron a Cloudsdale a visitar a los padres de Fluttershy, estarán de regreso para mañana –dijo terminando de peinar el cabello más fácil de Comet.
-Eso explica por qué no vía ninguna de ellas. ¿Y Applejack? –preguntó con curiosidad.
-En la granja, trabajando, dijo que tenía una buena cosecha este mes, no ha venido mucho al Pueblo esta semana.
-Vaya, Rarity. Te enteras de todo –dijo Twilight con un apenas perceptible tono de burla.
-Bueno, querida, una dama debe saber lo que pasa a su alrededor, sobre todo si se trata de sus amigas y en mi trabajo, sirve para entretener a la clientela.
-Chismosa –murmuró Comet de forma que Rarity lo escuchara en medio de una risilla.
Rarity se ruborizó de vergüenza al escuchar la forma en que la había llamado el potro. Era obvio que había obtenido toda esa información chismorreando con otras yeguas en el pueblo, pero ella jamás lo admitiría por que no era algo "decente".
-Cariño, no es chisme, es más bien un cotilleo… -respondió.
-No tienes por qué avergonzarte, todo el mundo lo hace, hasta las esas yeguas ociosas de alta sociedad en Canterlot –interrumpió Comet con un tono sarcástico con la clara intención de alterar a Rarity.
-Sabes, pequeño, es de mala educación entrometerse en una conversación ajena –dijo intentando mantener la compostura.
-Es difícil no entrometerse si escucho todo lo que están hablando. Además, solo estoy aquí sentado, me aburro –reclamo Comet.
-No te preocupes por eso, querido, la diversión está a punto de comenzar –le respondió Rarity proporcionándole una mirada maliciosa, haciendo que Comet sintiera un escalofrío en la espalda. Tal vez se había excedido un poco con Rarity.
Entonces Rarity intentó dar la primera cepillada en la mata de pelo blanco de Comet. Al hundir las cerdas del cepillo en el cabello éste quedó atrapado, sin moverse ni un centímetro por más que Rarity tirara de él.
-Wow, que te pusiste en el cabello, está completamente… –dijo Rarity, interrumpiéndose al ver que Twilight le hacía señas de que guardara silencio-. Ahem… tienes un cabello muy rebelde.
-Así crece ¡Auch!... pero sólo en las partes blancas… ¡Auch! ¡Duele! –explicó al potro, quejándose de los tirones que le estaba propinando Rarity, incluso él sabía que era excesivo para lo que Rarity se había molestado.
-Lo siento, querido –se disculpó sinceramente Rarity-. Mi cepillo se quedó atorado, ahora no lo puedo ni sacar –explicó mientras se notaba en su voz el esfuerzo que estaba haciendo-. ¿Twilight, podrías ayudarme?
La alicornio lavanda juntó la fuerza de su magia a la de su amiga, tirando con todas sus fuerzas del cepillo que el cabello de Comet se negaba a soltar.
¡Crac!
Un sonido cristalino hizo que ambas dejaran de tirar. El ver lo que había ocurrido, Rarity casi se desmaya. Acercó a su rosto el mango del cepillo, pero sin la cabeza.
-¡Mi cepillo! –Gritó horrorizada-. Lo traje desde el Imperio de Cristal, me costó una fortuna.
-Lo siento mucho Rarity, no debí usar tanta fuerza –se lamentó Twilight sintiéndose culpable.
-Bueno, ahí va otro –dijo Comet haciendo aparecer un holograma con varios grupos de líneas de cuatro atravesadas en diagonal por una quinta.
Twilight y Rarity se acercaron a Comet curiosas de ver el holograma que había creado, viendo como agregaba una más a un grupo de tres, para luego desvanecerlo.
-¿Otro qué? –preguntó Rarity un poco molesta.
-Otro cepillo –respondió Comet.
-¿A qué te refieres? –preguntó Twilight
-¿Ven estó? –Dijo Comet haciendo reaparecer el holograma-. Este es mi conteo de los cepillos que he roto cuando han "arreglar" mi cabello. ¿O creían que tenía el cabello así por gusto? Lo siento Rarity, pero intenté advertirte.
-Cariño, la diferencia es que yo no me rindo tan fácil. No voy a dejar que una melena me gane –dijo decidida-. Ahora, si la fuerza no es suficiente, tendré que utilizar la artillería pesada –dijo elevando detrás de sí un montón de botellas y frascos con productos para el cabello, tan diversos y de diferentes colores que era difícil saber para qué era cada cosa mientras ponía una miranda sombría.
Comet al sentirse intimidado por la mirada de la yegua, intentó huir, siendo atrapado por la magia de ella, sentándolo de nuevo en la silla y empezando a hacer una mezcla extremadamente perfumada en la cabeza del potro.
Pasaba el tiempo. Rarity ya llevaba un buen avance, los productos habían logrado hacer el cabello de Comet más maleable, logrando que la rama y el cepillo por fin se liberaran de su prisión capilar, pero, para desgracia de Rarity, estos serían los más fáciles de sacar. Dentro de esa maraña de pelo encontró un crayón, un tipo de masilla verde extraña, semillas y mucha basura de plantas y goma de mascar, la cual le estaba tomando una eternidad limpiar. Estaba tomando tanto tiempo que Twilight se había quedado dormida en el sillón del drama de Rarity.
-Has estado muy callado estos últimos minutos, Comet, ¿sucede algo? –le preguntó Rarity al notar la quietud del potro.
-Estaba pensando. De todas las cosas por las que pudiste asustarte de mí, tu decidiste mi melena, ¿por qué?
-¿A qué te refieres, querido?
-A que pudiste asustarte con las manchas en mi piel, mi cuero o mi ojo, los ponies siempre se asustan al ver mi ojo, ¿por qué el cabello, nadie antes lo había notado?
-Querido, vi en seguida todo lo que dices, pero, fuera del color, no eres diferente a mí o a otro pony – le explicó Rarity-. Es cierto que sorprende mucho la apariencia de tu ojo, pero solo es eso, apariencia. No hay nada de lo que temer. Pero debo admitir que jamás había visto cabello como éste, es… demasiado áspero –dijo intentando no ser muy descortés, ya que, a su parecer, trabajar con ese cabello era como intentar desenredar un estropajo.
-Así crece –respondió Comet con cierto fastidio-, pero sólo en las manchas blancas, el resto es normal. Además, crece más que el resto, así que tengo que recortarlo constantemente.
"Eso explica los mechones disparejos". Pensó Rarity.
-No representa mucho problema, si me lo preguntas –comentó Rarity.
-No lo es –concordó Comet-. El mayor problema es el ojo –dijo volteando hacía Rarity para que pudiera verlo mejor. Era la primera vez que hacía eso sin temor a ser rechazado-. El resto no importa mucho mientras no vean mi ojo.
-Como dije, es algo impresionante la primera vez que uno lo ve, pero no es algo a lo qué temer. Y yo creo que te queda muy bien, te da cierto distintivo.
-No fue lo que pensaron mis compañeros en el orfanato o las yeguas en la mueblería –dijo Comet poco convencido.
-¿Esas yeguas eran una pegaso anaranjado y una unicornio menta? –preguntó Rarity intuyendo de quien se trataba.
-Sí, ¿Las viste?
-No debes preocuparte por ellas, exageran todo. ¿Twilight no te lo dijo?
-Creo que lo mencionó.
-En cuanto a los otros potros, creo que solo le tenían miedo a algo que no podían comprender.
Continuaron conversando un largo rato en lo que Rarity continuaba su trabajo en la cabeza de Comet, hablando con más soltura y rápidamente aprendiendo a confiar en ella. Luego de horas de jalones de cabello, decenas de productos para el cabello e incontables enjuagues, por fin su melena estaba libre de enredos. Aunque aún era imposible de peinar debido a la rigidez del cabello, Rarity logro hacer que se viera aceptable recortando y emparejando las puntas, sumado al uso de un potente acondicionador que le había dado Zecora. Quedó en tan buenas condiciones, que se alcanzaban a ver, entre todo ese cabello blanco e hirsuto, unos delgados mechones de cabellos color menta y verde agua, suaves y sedosos, los cuales arregló para que destacaran entre tanto blanco
Su cola no fue mayor problema, el cabello era corto, probablemente por obra de Comet, y no estaba en tan mal estado como su melena.
-Adiós, Rarity. Nos vemos el fin de semana –Se despidió Twilight saliendo le la casa de su amiga. Había tomado más tiempo del que había imaginado, estaba atardeciendo y debían llegar a casa a cenar y acomodar todos los muebles y objetos que habían comprado. Por lo menos ella había logrado descansar, la melena de Comet estaba mucho mejor y él se veía feliz, así que había valido la pena-. Recuerda, ni una palabra a las chicas.
-Adiós, señorita Rarity y gracias –se despidió Comet.
-Adiós, hasta pronto –contestó agitando su casco-. Descuida Twilight, mis labios están sellados y Comet, recuerda cepillar tu melena al menos una vez al día para que no vuelva a enredarse.
Entró de nuevo a su casa solo para ver el desastre que ahora debía ordenar. Por más cansada que estuviera, no podía pasarlo por alto, por lo que, con desgana, comenzó a recoger las toallas y botellas vacías del piso. Entonces, encontró en la silla en la que había estado Comet su cepillo, el que se había roto al intentar peinar a Comet. El pequeño potro había intentado repararlo con su magia, dejando el mango un poco torcido, pero la intención era lo que contaba. Lo dejó en la silla a propósito para que Rarity lo encontrara, junto a una nota que decía "Uno menos". Al leerla, no pudo evitar dibujar una sonrisa en su rostro.
-Es un buen chico –murmuró.
