Capítulo 4. Una presentación poco ortodoxa.


Cuatro ponies entraron corriendo en el salón de los tronos. Se veían preocupadas. Ninguna tenía la certeza de por qué habían sido llamadas tan repentinamente. Pero por esa misma razón, debía ser algo urgente.

-Twilight. ¿Cuándo regresaste? ¿Qué sucede? –preguntó a pony terrestre de pelaje anaranjado y melena rubia.

-¿Qué está pasando? ¿Todo está en orden? –Preguntó una pegaso de pelaje celeste y melena arcoíris.

-Me alegra que hayan venido tan rápido… -dijo Twilight con una expresión muy seria, mientras se levantaba de su trono-. Hay al…

-Espera… -la interrumpió una pony terrestre de pelaje y melena rosadas- Falta Fluttershy.

-Ella se nos reunirá en unos minutos –respondió la unicornio de pelaje blanco- Mientras tanto, creo que es mejor que Twilight nos diga qué está ocurriendo.

-Tenemos un asunto de suma importancia entre cascos –continuó Twuilight-. No encuentro a Spike por ninguna parte.

-¡¿Qué?! –Gritaron las cuatro al mismo tiempo.

-¿C-como pasó esto? –Pregunto Rarity, mostrando algo de miedo.

-Tenemos que ir a buscarlo –dijo Applejack.

-No lo sé –respondió con tono preocupado-. Esta mañana, cuando desperté, él ya no estaba… y, anoche, se escucharon algunos ruidos extraños… Creo, que alguien se ha metido al castillo…

-Eso no es posible, ¿quién haría algo así? –preguntó Rainbow Dash.

-Yo… -Twilight no pudo terminar de decir lo que quería porque en ese mismo momento todas las luces se apagaron-. ¿Ahora qué? –preguntó Twilight temerosa.

-¿Twilight, recordaste pagar la luz este mes? –preguntó Pinkie Pie inocentemente.

-No puedo ver nada –añadió Applejack.

-Es pleno día, no debería de… -Twilight no pudo terminar, su voz fue interrumpida por una razón desconocida, mientras un grito ahogado se oía con desesperación.

-¡Twilight! –Gritó Pinkie Pie.

-Twilight, ¿estás bien? –preguntó Applejack.

Twilight no respondía.

Las cuatro amigas comenzaron a ponerse nerviosas. Ninguna podía ver nada, pero todas ya estaban temiendo lo peor. En ese momento las luces volvieron a encenderse, haciendo realidad los temores de las cuatro. Twilight Sparkle ya no estaba.

-¿Qué sucedió aquí?! –gritó Rainbow Dash.

-Cómo pudo ocurrir esto si estábamos aquí –dijo Applejack con los ojos abiertos.

-¿No sentiste nada con tu Pinkie sentido? –preguntó Rarity.

-No –dijo Pinkie Pie también sorprendida.

Las cuatro amigas no sabían que hacer. De repente un nuevo ruido las puso en alerta. Un golpeteo y algo que parecían quejidos se oía de detrás de una puerta. Con cautela se acercaron hasta ella, cada una posicionándose de manera que pudieran saltarle encima al culpable de todo esto. Nadie se metía con sus amigas. Contaron 1, 2 y 3.

-¡Spike! –gritaron sorprendidas al ver al pequeño dragón detrás de la puerta.

Se encontraba atado de patas y amordazado. Moviéndose desesperadamente, luchando contra sus ataduras. Viendo con ojos temerosos a las cuatro yeguas al verlas todas juntas con expresiones fieras en sus rostros.

Rápidamente, tomaron al pequeño dragón, lo liberaron de las cuerdas que le impedían el movimiento y el pañuelo que no lo dejaba emitir ni un sonido.

-Spike, estábamos tan preocupadas –dijo Rarity, exagerando su voz como si estuviera a punto de llorar-. ¿Dónde estabas? ¿Qué sucedió?

-¡Rápido, tienen que salir de aquí! –Les advirtió.

-¿Por qué? ¿Qué está sucediend? –Preguntó Applejack.

-¿Quién es el responsable? –preguntó Rainbow Dash aparentando estar enojada.

-No lo sé –respondió-. Ayer, estaba a punto de irme a dormir, cuando alguien me agarró por l esparla y me arrastró a no sé dónde y luego… -se interrumpió, como si hubiera recordado algo-. ¡Twilight! Hay que advertirle a Twuilight.

-¡Él ya la tiene! –Gritó Pinkie Pie histérica.

-¡¿Que?! –Gritó sorprendido Spike al enterarse que había llegado demasiado tarde-. Oh no, si él ya la tiene. Eso significa que… ¡Tenemos que irnos! ¡Rápido! –indicó el pequeño dragón empujando a sus amigas hacia la salida.

-Pero, ¿y Twilight? –preguntó Rainbow Dash, no queriendo abandonar a su amiga.

-¡No hay tiempo! –gruñó-. ¡Corran! No tardará en notar que escapé.

Al terminar de decir esto, todas las puertas se cerraron de golpe, una a una. Dejando a los cinco encerrados en el salón.

-¡Ay no, nos atrapó! –Gritó Spike.

-¡¿Por qué no puedo abrirla?! –dijo Rainbow Dash intentando frenéticamente abrir la puerta hacia la salida.

-¡Yo tampoco puedo! –gritó Applejack intentando ayudar a su amiga.

-Es inútil, este es el fin. Todos vamos a… -Empezó a decir Spike de forma fatalista.

Las luces comenzaron a parpadear nuevamente, ahora más rápido y de forma más irregular. Tomando a las cuatro yeguas por sorpresa, asustándose cada vez más. Twilight era la única que tenía la magia más poderosa de entre todas, sin ella ahí, se sentían indefensas ante lo que fuera que estuviera pasando.

-Esta es esa parte de las películas de terror en la que aparece el asesino… -dijo Pinkie Pie pensando en voz alta.

-¡Cállate Pinkie! –le ordenó Rainbow Dash, asustándose por el comentario de la pony rosa-. ¡No te tengo miedo! ¡Ven y pelea como un pony! –Gritó haciendo el gesto de golpear el aire, intentando demostrar más valor del que realmente sentía.

-¡Ahhhhh! –se oyó un grito, el de Spike, quien en un segundo había desaparecido, apenas habían volteado a ver a Rainbow, dejando solo unas marcas de garras en el suelo.

-¡SPIKE! –Gritaron.

Las luces comenzaron a parpadear más rápidamente.

No habían tenido tiempo de poder procesar lo que acababa de ocurrir, cuando un segundo gritó se escuchó, ahora de Rarity, desapareciendo también en un parpadeo. Dejando a las tres restantes perplejas de haber perdido a dos amigos en apenas unos segundos. Aterradas de ser las siguientes.

Todo el valor que pudo haber sentido Rainbow en ese momento, se esfumó. Haciendola regresar con las otras dos, agrupándose con ella para sentirse más "segura".

Muchos ruidos se comenzaron a escuchar en la habitación, como si algo estuviera quebrando el suelo de cristal al salir de debajo de este. La parpadeante y tenue luz que ahora había no les permitía ver nada, solo sombras arremolinándose alrededor suyo.

Comenzaron a retroceder, muy juntas unas de otras, temerosas de que ese fuera el fin, mientras los sonidos de cosas rompiéndose, derrumbándose o ser destrozadas por alguna fuerza desconocida que no podían ver.

Un ruido diferente se escuchó detrás de ellas, muy cerca. No era como el resto, este fue más bien un golpe, como si alguien hubiera caído.

Temerosas, voltearon para ver qué era eso que tenían detrás. Lo que vieron les heló la sangre. Frente a ellas, ahora tenían una sombra, observándolas fijamente con un tenebroso ojo blanco y brillante. Ellas ya estaban temblando de miedo cuando la sombra dibujó una maléfica sonrisa antes de abalanzarse sobre ellas.

Las tres gritaron abrazadas. Completamente aterradas.

-¡CAYERON! –Gritaron cuatro voces.

Aún asustadas y algo aturdidas por la experiencia, voltearon confundidas a ver quién estaba ahí con ellas, aún abrazadas. Eran nada más y nada menos que sus amigos, quienes se supone habían sido capturados.

-Debieron ver sus caras –dijo Rarity de forma burlona, intentando contener la risa. Al mismo tiempo que los cuatro se retiraban una especie de sombra que los cubría con un movimiento de su brazo.

-¿Todo fue una broma? –preguntó Applejack, aun temblando.

-¡Por supuesto! Y puedo decir que salió a la perfección –comentó Spike, riendo, mientras de un salto chocaba su garra contra el casco de un potro desconocido.

Pinkie Pie, siendo como es ella, comenzó a reír a carcajadas como si nada de lo anterior hubiera sucedido.

-Buena esa Twilight –dijo Pinkie entre carcajada y carcajada-. Jamás me lo hubiera esperado.

-¡Eso no se hace! –Chilló Rainbow Dash- En verdad me asust… me preocupé –dijo con lágrimas en los ojos-. Creí que estaban en peligro.

-¿Estas llorando? –preguntó algo burlona Twilight.

-¡Claro que no! –Gritó.

-Bueno, tal vez eso te enseñe a no jugarnos bromas cuando estoy entregando un pedido a Sapphire Shores –reclamó Rarity.

-O a darme estornudo dragón cuando llevo documentos importantes –continuó Spike.

-O cuando estoy con la Princesa Celestia. Además, a Pinkie le hizo gracia –argumentó Twilight.

-A Pinkie todo le da gracia –respondió Rainbow molesta, sabiendo que sus amigas tenían razón, Pinkie Pie, Applejack y ella les habían hecho todas esas bromas hace un tiempo- ¿Y este quién es? –dijo señalando a Comet.

Pinkie Pie dejó de reír de golpe, recordando que había alguien más con ellos, alguien a quien no conocían.

-¡Es cierto! ¡Pony nuevo! –Gritó acercándosele más rápido de lo que un pony normal podría, sorprendiendo a Comet, haciéndolo dar un traspié-. Hola, Soy Pinkie Pie. Debes ser nuevo en el pueblo. Lo sé porque conozco a cada pony en Ponyville, y a ti nunca te había visto, lo que significa que debes ser nuevo. ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Qué haces en el castillo de Twilight? ¿De dónde la conoces?...

Pinkie comenzó a inundar a Comet con una lluvia de preguntas, pero hablando tan rápido que no le daba tiempo de contestarlas sin que ya le hubiera hecho otras tres. Hablaba y hablaba sin parar. Comet no entendía cómo no se quedaba sin aire.

-Y bien –dijo Rainbow-. Entiendo que tú nos hayas hecho la broma, pero ¿qué tiene que ver él en todo esto?

-Es cierto Twilight –concordó Applejack, quien hasta ahora no había podido terminar de procesar la situación, además de no haber tenido tiempo para hablar por el exabrupto de Rainbow.

-¿Bromean? Él fue quien planeó todo –respondió Twilight.

-¿Cómo? –Preguntó Applejack.

Las tres, incluida Pinkie, voltearon a ver a Twilight, sorprendidas por su afirmación. Inmediatamente, la misma mirada se dirigió al potro junto a ellas, quien ahora tenía una expresión de soberbia en el rostro e inflaba su pecho con orgullo.

-Pues, ¿quién es él? –preguntó Applejack aún más sorprendida, pues sabía que Twilight no estaba mintiendo.

-Le prometo que les contaré todo en su tiempo, pero por el momento tendrán que esperar –les dijo Twilight- Mientras tanto, Comet, ve a asearte para almorzar.

-Sí, Twilight –respondió obedientemente el potro, no sin antes darle una tierna mirada a Twilight.

-Yo iré a la cocina –dijo Spike aún con una gran sonrisa y una débil risilla.

Esto dejó al trio de amigas boquiabiertas, sin entender ni siquiera un fragmento de lo que estaba ocurriendo. Primero, Twilight las llama para una emergencia, luego, resulta que la emergencia y todo el terrorífico escenario había sido una broma que planeó con Rarity y Spike, después, resulta que todo fue planeado por un pequeño potro al que nunca habían visto y, finalmente, éste la tratara como si fueran muy cercanos. No sabían qué se estaban perdiendo o si éste era un extraño sueño, porque todo era muy inverosímil.

-Um… Hola chicas. ¿Llego tarde? –Irrumpió un a suave voz dentro de la habitación-. Recibí una nota diciendo que viniera aquí a esta hora y…

-Fluttershy. Por supuesto que no, llegas justo a tiempo –la interrumpió Twilight-. Pasa. Ponte cómoda.

-Gracias –le respondió con su característica amabilidad-. Huh… ¿Qué les pasó a ustedes? –Preguntó al ver a sus otras tres amigas con miradas estupefactas.

-Es una larga historia –respondió Twilight-. Te la contaré en un momento. ¿Podrías acompañarme? Necesito ayuda para poner la mesa, estoy algo atrasada.

-Claro, Twilight –respondió gustosa Fluttershy, siguiendo a su amiga, seguida de cerca por Rarity.

El resto se quedó ahí, sentadas en el piso del salón, intentando entender lo que recién había parado. A excepción de Pinkie, quien pensaba en la mejor decoración para fiesta de bienvenida que le haría al "recién" llegado.


-No puedo esperar para darle la buena noticia a nuestras amigas –dijo Rarity con mucha emoción.

-Y, ¿qué te parece si mejor no les decimos? –dijo Twilight con aire misterioso.

-¿A qué te refieres, querida?

-¿Recuerdas las bromas que nos gastaron hace unas semanas?

-Como no hacerlo, Rainbow tuvo mucha suerte de que Sapphire estuviera de buen humor. Si hubiera llegado a arruinar mi entrega… -dijo Rarity, molestándose de solo recordarlo.

-Pues, creo que es hora de la revancha –le dijo Twilight con una mirada maliciosa.

-¿Qué tienes en mente? –dijo Rarity interesada en la propuesta.

-Pues aún no lo sé, pero entre las dos podríamos…

-Si lo que quieren es hacer una broma, yo puedo ayudarles con eso –interrumpió Comet.

Las dos yeguas se miraron un poco inseguras sobre la sugerencia de Comet, pero luego sonrieron pensando en darle al potro una oportunidad, después de todo, quién mejor para pensar una travesura que un potro.

-Dinos. ¿cuál es tu idea? –preguntó Twilight.

Comet sonrió maquiavélicamente y les hizo un ademán para que las dos ponies se acercaran.

-Es algo difícil y requerirá de mucha coordinación –comenzó a explicarles-, pero si todo sale bien…

-…y así es cómo surgió toda esta idea. Estuvimos preparándolo por tres días, pero creo que valió la pena –terminó de explicar alegremente Twilight, con una sonrisa, en la cabecera de la mesa, disfrutando del almuerzo con sus amigas, Spike y Comet.

-Entonces, ¿todo fue una ilusión? –Preguntó Pinkie sorprendida.

-Así es –respondió Comet-, nada de eso fue real. Todo fue un engaño. Todo está en jugar un poco con las sombras.

-¿Y tú lo hiciste todo? –Preguntó Applejack.

-Bueno, tuve algo de ayuda –dijo mientras apuntaba con la mirada a Twilight.

-Me alegra no haber estado ahí, debió ser tenebroso –dijo Fluttershy, estremeciéndose de solo pensarlo.

-Y que lo digas –dijo Applejack.

-Pero deben admitir que fue divertido –añadió Pinkie Pie-. Fue una muy buena broma.

-Pues yo no me asusté –dijo Rainbow Dash.

-Pues yo tengo una foto que demuestra lo contrario –dijo Comet, mostrando una fotografía con una aterrada Rainbow Dash, gritando abrazada de sus amigas.

-Oye, dame eso –gritó Rainbow sonrojada, volando hacia Comet intentando quitarle la fotografía, pero Comet la movía antes de que ella la tocase, jugando con ella como lo haría uno con un gato y un apuntador láser. Al final, haciéndola desaparecer.

-Si le dices alguien sobre esto… –amenazó Rainbow Dash.

-Rainbow Dash, contrólate –la regaño Rarity-. Es sólo un potro.

-Además, la broma ya terminó, porque aún sigues con maquillaje –dijo ignorando a Rarity y señalando el ojo de Comet.

-No tengo maquillaje –respondió bajando la cabeza y tapando su ojo izquierdo, bajándole el ánimo.

-Oh… -fue lo único que pudo decir Rainbow Dash, avergonzada por lo que acababa de decir.

-Rainbow Dash, ¿Cómo puedes ser tan insensible? –le recriminó Fluttershy, mirándola con desaprobación, al igual que el resto de sus amigas.

-No tenías por qué burlarte así de él –la regaño también Rarity.

-Ya estarás contenta –finalizó Applejack.

-No le hagas caso –le dijo Twilight acercándose a Comet-. Rainbow suele ser muy impulsiva cuando se molesta. Estoy segura que no lo dijo en serio.

El resto de sus amigas se acercó a Comet para intentar reconfortarlo. Mientras Rainbow, solo se quedó viendo cómo ella se había convertido en la mala del cuento. Aunque intentaba seguir enojada con el potro por haberla hecho quedar mal, no pudo. Lo único que sentía era remordimiento. Sabía que se había equivocado, a pesar de haber hablado desde la ignorancia.

-Es cierto que él nos hizo la broma –dijo Pinkie Pie acercándose a Rainbow Dash, sacándola de sus pensamientos-, sin embargo, nadie salió lastimado. Pero, burlarse de los demás, Rainbow, no es divertido.

Impulsada por las palabras de Pinkie Pie, Rainbow sabía qué hacer. Aunque eso significara tener que tragarse su orgullo. Se elevó un par de centímetros sobre la mesa y se posó en frente de Comet y sus demás amigas.

-Oye, chico, escucha –dijo para llamar su atención-. Lamento lo que dije hace rato, no lo dije en serio. Realmente creí que era algún maquillaje de Rarity…

-Aunque me alagas, querida, no hay forma que yo pueda hacer eso –respondió Rarity.

-Ahora lo sé –prosiguió-. Estaba molesta y no pensaba en lo que hacía. Lo que quiero decir es… lo siento.

Comet escuchó cada palabra que había dicho Rainbow Dash, al principio pensando que sólo lo decía de dientes para afuera, pero al seguir ella hablando, vio que en su voz no parecía haber algún rastro de mentira en sus palabras, realmente parecía ser honesta con él. Así que Comet la miró directamente con una sonrisa, asintiendo hacia ella, indicando que aceptaba su disculpa.

-Lo que hiciste fue asombroso –añadió Rainbow de mejor humor-. Hiciste un gran trabajo allá atrás con ese ojo tuyo. Eso realmente fue aterrador.

-Gracias –respondió sinceramente Comet, sintiéndose orgulloso de que alguien halagara su trabajo.

-Quisiera preguntarte algo sobre tu ojo… –mencionó Fluttershy- Claro, si no te molesta.

-¿Qué cosa?

-¿Puedes ver con él?

-Sí, puedo ver con él –respondió con un tono que daba a entender que estaba cansado de decir eso.

-Lo siento, no creí que te ofendería –se lamentó Fluttershy.

-No es tu culpa. Pero si tuviera una moneda por cada vez que me han hecho esa pregunta…

-Hay algo que aún no me cuadra –dijo Applejack-. Ya nos dijiste cómo surgió todo este asunto de la broma, pero aún no nos dices quién es él. ¿Qué tiene que ver en todo esto?

-Es cierto. ¿Cómo pude olvidar lo más importante? –respondió Twilight riéndose- Chicas, quiero que saluden a Comet Dust, básicamente es mi hijo –dijo alegremente.

Todas se quedaron sin palabras -todas menos Rarity, lógicamente-, intentando procesar lo que acababan de escuchar. La confusión se podía ver en sus rostros, en especial en Pinkie Pie, que estaba completamente boquiabierta, no sabía si estar feliz o confusa, por lo que su cara permanecía en una mueca intermedia un tanto extraña.

Eso explicaba la manera tan familiar –y maternal- con la que trataba Twilight al potrillo y la obediencia de éste a sus indicaciones. Pero no era suficiente, no aclaraba todas las dudas.

-¿Tú sabías sobre esto? –le preguntó Fluttershy a Rarity.

-Por supuesto –respondió sintiéndose algo superior por saber algo que sus amigas no-. Lo conocí hace algunos días cuando fue a mi Boutique por una emergencia de melena.

-Creo que será mejor que les explique todo desde el principio… -dijo Twilight al ver las graciosas expresiones de sus amigas, no evitando soltar una ligera risilla.

Twilight les dio la misma explicación que a Rarity, desde su llegada a Canterlot, por qué decidió entrar al orfanato, cómo conoció a Comet, hasta su decisión de adoptarlo. Una vez terminó, sus amigas no pudieron evitar al par de ponies y al pequeño dragón que ahora formaban una nueva familia.

-Esla historia más tierna que he oído –dijó Fluttershy, soltando unas lágrimas, conmovida por la tierna acción de Twilight.

-Un poco cursi si me preguntas –dijo Rainbow Dash, volviendo a su fachada de ruda.

-Que tontos pueden llegar a ser los ponies de Canterlot –dijo Applejack-. Rechazarlo solo por cómo se ve su ojo. Si tan sólo supieran lo que puede hacer.

-Es cierto –concordó Rainbow-. Para hacer una broma como esa se requiere talento, mucho talento. Además, yo creo que ese ojo lo hace ver 20% más genial.

-Concuerdo contigo, querida –dijo Rarity-. Es muy distintivo.

Aunque Comet sabía que esos sólo eran halagos vacíos, el saber que esas seis ponies lo apreciaban por quien era y no por cómo lucía, lo hacía sentir cómodo, que al fin pertenecía a un lugar.

-¡Bienvenido a la familia Comet! –Gritó Pinkie Pie abrazando fuertemente al potro-. Te haré la mejor fiesta de bienvenida. Habrá pasteles, música, juegos y mucha, mucha diversión. Todo el pueblo estará ahí, conocerás a muchos ponies y harás montones de amigos…

-Espera, no quiero una fiesta… -dijo instantáneamente Comet con una expresión inquieta.

-¿Qué? ¿Por qué? –Preguntó Pinkie Pie decepcionada al ver todos sus planes destruidos.

-Presentarme con ustedes cinco es una cosa, pero hacerlo frente a cientos de ponies… yo… no puedo… no estoy listo –dijo Comet algo nervioso soltándose de los brazos de Pinkie Pie-. Creo que es mejor posponerla.

-No tienes por qué tener miedo –le dijo Fluttershy-. Sé que estar bajo la mirada de todos los ponies puede ser aterrador, pero verás que todo habrá valido la pena cuando hagas amigos.

-Eso es lo que me preocupa –dijo Comet, aterrado de solo pensar en la reacción de los ponies al verlo.

-Está bien, entiendo –respondió Pinkie Pie algo deprimida, pero entendiendo que Comet realmente no quería hacerlo y no con intención de despreciar su esfuerzo, sino porque tenía miedo de ser la burla de todos.

-¿Estas seguro de esto? –le preguntó Twilight, sabiendo lo mucho que le preocupaba la forma en que lo verían los demás.

El potro solo asintió manteniendo su mirada nerviosa.

-Pues es una pena. Esperaba poder darte esto el día de la fiesta, pero ya que no sucederá, creo que puedes tenerlo hoy –dijo Rarity sacando una enorme caja envuelta en un colorido papel rojo, decorada con listones y un moño de color azul de un armario.

-¿Qué es esto? –Preguntó Comet al ver la enorme caja que Rarity colocó frente a él.

-Es para ti, Comet, es un regalo –respondió Rarity.

-¿Un regalo? –preguntó para sí mismo, mientras la emoción comenzaba a verse en sus ojos.

-No es el único –interrumpió Twilight, sacando también otra caja, aparentemente más pesada, del mismo armario.

-Aww, me hubieran dicho –dijo Pinkie Pie lastimosamente-. Me hubiera gustado regalarle algo también.

-De haberlo hecho la broma no habría funcionado –respondió Twilight de forma burlona.

-¡¿Qué estas esperando?! ¡Ábrelo! –gritó Rainbow, emocionada por ver que había dentro de los envoltorios.

No sólo Rainbow, el resto de amigas también estaban curiosas de saber que había dentro, contagiándole dicho entusiasmo a Comet. Comenzó a rasgar el envoltorio, descubriendo el primer regalo, el de Twilight.

Al terminar de rasgar el último trozo de papel, el rostro del potro se iluminó al ver lo que había ahí debajo. A diferencia del resto de las amigas de Twilight que no pudieron evitar expresar la obviedad de que Twilight no podía regalar otra cosa más que libros, volteando a verla como si hubiera dado el peor regalo del mundo.

-¡Sí! ¡Libros! –gritó el potro genuinamente emocionado-. Gracias Twilight.

Twilight soltó un bufido en señal de victoria mientras les lanzaba una mirada de soberbia a sus amigas que no podían creer que alguien se pudiera emocionar de esa manera por recibir papel. Tenía que ser el hijo de Twilight después de todo.

-Ahora abre el mío –dijo Rarity, ansiosa de ver la reacción del potro.

Comet rápidamente desató los listones que sujetaban la caja. No tuvo la necesidad de romper la envoltura esta vez. Rarity, hábilmente, había arreglado el papel de forma que, al quitar el moño, éste se abriera como si de los pétalos de una flor se tratara, dejando el hermoso envoltorio que había elegido intacto.

Al abrir la caja, la excitación de Comet se convirtió en confusión. Dentro de la caja no había juguetes, dulces o más libros, como él habría creído, en su lugar había un montón de telas perfectamente dobladas y meticulosamente ordenadas dentro.

-Rarity, ¿qué es esto? –preguntó.

-¿Qué no es obvio? Es tu nuevo guardarropa –dijo altivamente Rarity-. Hecho nada más y nada menos que por mí.

-Gracias –dijo Comet intentando sonreír, poco convencido.

-¿No te gustó? –preguntó Rarity preocupada al ver su reacción.

-No es eso, yo… no sé qué pensar al respecto –respondió eligiendo bien sus palabras para no parecer descortés.

-Eso es porque aún no te lo pruebas, querido –dijo entendiendo al potro, había visto esa reacción decenas de veces-. Ven, permíteme ayudarte.

Sin darle tiempo a responder, Rarity acercó a Comet hacia ella y jaló un biombo de alguna parte con su magia. Viéndose a través de éste la sombra de Rarity vistiendo a Comet contra su voluntad, pudiéndose escuchar algunos quejidos por su parte.

-Quedaste divino –dijo Rarity retirando el biombo y apareciendo un espejo frente a él-. El atuendo perfecto para un apuesto caballerito como tú.

Para asombro de todos, incluso de Comet, Rarity tenía razón. En cuestión de ropa, ella sabía perfectamente que es lo que mejor le quedaba a cada pony con tan solo verlo.

Comet estaba embobado en lo bien que se veía con el atuendo que le había hecho Rarity. Consistía en un chaleco de vestir color burdeos (vino), abotonado –muy elegante-; una clase de camisa sin mangas de color blanco y, como complemento, una pajarita y un pañuelo color turquesa oscuro.

Ahora realmente parecía de la realeza o, por lo menos, un pony de la alta sociedad. Un potro digo de ser llamado hijo de la Princesa de la Amistad.

-Es increíble –dijo Comet sin despegar los ojos de su reflejo-. Me veo increíble.

-Me alegra que te haya gustado –dijo Rarity, feliz.

-¿Gustarme?... Me encanta –dijo el potro, volviéndole a brillar sus ojos de felicidad-. Jamás había tenido ropa tan fina, de hecho, jamás había tenido ropa nueva. Yo… no sé qué decir… Gracias –termino, abrazando a Rarity.

-Aw, lamento no tener nada para ti en esta ocasión –dijo Fluttershy- Prometo regalarte lindo la próxima vez.

-Y se te verá fabuloso, también, en la escuela –añadió Rarity- Serás el potro mejor vestido del lugar.

-¿Escuela? –dijeron Comet y Twilight al mismo tiempo.

-Por supuesto –afirmó Raritý-. ¿Lo olvidaste Twilight? Las vacaciones están por terminar y Comet debe ir a la escuela como el resto de los potros.

-Es cierto –concordó Applejack-. El aprendizaje es muy importante para todos, creo que puedes concordar conmigo, Twilight.

-Tienes razón, ningun pony debe faltar a sus estudios –dijo Twilight solemne ante lo que ella pensaba, era lo más importante en la vida de un pony.

-No necesito ir a la escuela –dijo Comet-. Puedo aprender todo lo que necesito aquí en el castillo, después de todo, Twilight es la pony más inteligente y sabia de toda Equestria.

-Me halagas Comet, pero yo no soy la indicada para hacerlo –le respondió Twilight haciendo que el potro pusiera una cara de nerviosismo-. Puedo ayudarte con tus estudios si lo necesitas, pero debes ir.

-Pero…

-No tienes por qué preocuparte. La señorita Cheerilee es muy buena y muy gentil –le dijo Fluttershy para intentar convencerlo.

-Veo que aún no tienes tu cutie mark, y conozco a un trio de potrancas que estarán felices de conocerte –comentó Applejack-. Ya verás que estarás mejor que un cerdo en el lodo en un día caluroso.

-Y conocerás a muchos ponies de tu edad para hacer amigos. ¡Será divertido! –dijo Pinkie Pie.

-Con tu inteligencia y tu genialidad, los tendrás comiendo de tu casco, te lo aseguro –finalizó Rainbow Dash.

-Sí, claro. Amigos… -dijo Comet con una sonrisa forzada y un tono de voz que denotaba preocupación.

Comet se dio la vuelta y se alejó del grupo de yeguas, que seguías platicando entre ellas, mientras toda la emoción que sintió hace rato se iba esfumando poco a poco, dejándolo sólo con sus miedos abrumando su mente.


Como siempre, muchas gracias a todos los que leen mi trabajo, me alegra mucho saber que alguien lo disfruta.

Un abrazo y un beso. Hasta el próximo capítulo.