Capítulo 6. Los problemas continúan.


Segundo día de clases. Comet aún no lograba recuperarse del fiasco del día anterior. Y, a pesar de haber estado en la escuela tan solo un día, ya no quería volver nunca más. Pero le había prometido a Twilight que iría y él quería cumplir con su palabra.

Esta vez Comet había logrado despertarse a tiempo, la cual no fue difícil, había dormido mal la noche anterior, no pudo dejar de pensar en Rumble y sus palabras. Estaba acostumbrado a los sobrenombres e insultos de sus contemporáneos, pero ninguno había llegado a agredirlo físicamente, esto era nuevo para él y no sabía cómo responderle. Las palabras podían ser fácilmente ignoradas, pero era difícil ignorar un golpe. Se sentía indefenso.

¿Sería correcto decir algo? ¿A quién debería decirle? ¿Lo molestarían aún más por ello? ¿Serviría de algo? Preguntas que rondaron por su cabeza toda la noche hasta despertar y mientras se arreglaba para bajar a desayunar; estas se negaban a abandonarlo. No importaba cuantas vueltas les diera, no encontraba una respuesta que le convenciera.

Se auto convenció que posiblemente había sido un pequeño desliz y que todo quedaría en el pasado después de ese día. Quizás éste sería más tranquilo.

Ya no estaba tan nervioso como el día de ayer. Lo que temía que pasara ya había pasado. Sus compañeros reaccionaron tal cual esperaba. Así que, si todo iba bien, terminarían ignorándolo nuevamente y así tendría la paz que buscaba. A pesar de todo, su ánimo no había mejorado, después de todo, no había nada que esperar.

El desayuno fue tan normal como podría serlo, a excepción de que Comet estaba notoriamente de mal humor. Twilight y Spike no tardaron en preguntarle si algo le sucedía. Siendo negado por éste, alegando que todo se debía a su falta de sueño, en parte era verdad.

Sin más que hacer, Comet salió en dirección a la escuela, no sin antes darle un abrazo a Twilight para obtener las fuerzas que necesitaría ese día.


Al llegar, cierto potro ya lo estaba esperando en la entrada. No hizo ni dijo nada, solo miró a Comet con ojos burlones, siendo obvio que él y sus secuaces estaban conteniendo la risa. Viendo esto, Comet quedó suspicaz sobre lo que Rumble había hecho. Obtuvo su respuesta cuando llegó hasta su asiento. Sobre su pupitre, había una hoja de papel con un dibujo, mal hecho, de Comet, en el cual era obvia la parte que habían resaltado para burlarse de él.

Molesto, Comet tomo la hoja, la arrugó y la arrojó a la basura.

Decidido a no dejarse perturbar por una tontería como un dibujo, guardó algunas de sus cosas en el cajón debajo de su mesa, ignorando que dos potrancas se acercaban a él.

-Así que tú eres el nuevo costado en blanco –dijo una potranca de pelaje rosado y melena lavanda con blanco, tomando a Comet por sorpresa.

Comet cerró rápidamente el cajón por la sorpresa, pensando que sería nuevamente Rumble, en cuanto vio que se trataba de dos de sus compañeras, su expresión cambió a una de hastío e indiferencia.

-Y tú eres… -respondió Comet, sin entender que lo que acababa de escuchar era alguna clase de insulto hacia él.

Las potrancas se sorprendieron ante la osadía del potro, que se quedaron sin palabras. Tardaron un poco en poder reaccionar, pero antes de que pudiera decir algo al respecto, la campana sonó y la señorita Cheerilee entró al salón, indicando que las clases estaban por comenzar.

-Luego, hablamos… -respondió la potranca rosa con un evidente tono de enojo.

-Nos vemos, costado en blanco –finalizó la segunda, una potranca de pelaje gris y melena plateada que usaba unas gafas color celeste.

Por favor, no. Pensó Comet.

-Muy bien alumnos –comenzó a decir la señorita Cheerilee-, antes de comenzar la clase quisiera que todos me dieran la tarea de ayer.

¿Tarea? ¿Cuál tarea? Pensó Comet, abriendo los ojos de par en par.

Al parecer, habían dejado una tarea el día de ayer de la cual Comet jamás se enteró por estar pensando en Rumble. Otra cosa que habían arruinado esos tres. Al ver como el resto de sus compañeros se levantaban a entregar su trabajo excepto él se preocupó un poco, pues no sabía si quiera de qué se trataba, si era sobre la clase de gramática no habría problema, pero si eran matemáticas, estaba perdido, apenas sabía sumar y restar, ya ni se diga multiplicar y dividir, o lo que le siguiera.

-Comet, ¿dónde está tu tarea? –le preguntó la señorita Cheerilee, parándose al lado de él.

-Yo… no la hice –dijo apenado.

-¿Por qué, Comet? –dijo Cheerilee un poco preocupada, apenas había pasado un día y el potro ya empezaba a faltar.

Comet se quedó en silencio, no podía decirle que no había hecho la tarea por no haber estado prestando atención y tampoco se le ocurrió ninguna excusa para librarse.

-Comet, sé que ser el nuevo puede ser algo difícil –dijo Cheerilee viendo que el potro ni siquiera la veía a los ojos por la vergüenza-, pero no es excusa para no hacer tus deberes. Lo dejaré pasar sólo por reta vez, pero no habrá una segunda, ¿entendido?

Comet asintió, sintiéndose aliviado, aunque no duró mucho, pues ahora todos los ponies tenían la mira en él, en especial cinco, quienes lo veían con orgullo o sensación de triunfo.

Olvidándose del resto, Comet puso atención esperado no perderse nada y evitar que pasara lo mismo de nuevo. Puede que no tuviera muchos amigos, por no decir ninguno, pero si con algo sabía sustituirlo era con el estudio. Puede que esto no fuera lo mismo que aprender con Twilight, pero era mejor que nada y, tal vez, si asombraba a Twilight con su buen desempeño escolar podría hacer que se olvidara de los amigos.

Pasaron algunas horas, la clase siguió su curso, en esta ocasión sobre la historia natural de los ponies, tema fascinante para algunos y aburrida para otros, para Comet un poco de ambas, era un tema que le interesaba, dado que no sabía mucho al respecto, pero tampoco estaba maravillado con él.

Inevitablemente con la clase, llegaron al tema de las Cutie Marks, aunque no profundizaron mucho en ellas, solo haciendo algunas menciones. Pero fue más que suficiente para que algunos ponies presumieran las suyas e hicieran algunas bromas a quienes aún no las tenían, o flancos en blanco, y por algunos ponies me refiero a las mismas dos potrancas que habían intentado provocar a Comet momentos atrás, al parecer se llamaban Diamond Tiara y Silver Spoon, presumiblemente, ponies de familias acaudaladas, por los costosos accesorios que llevaban, una tiara de diamantes y un collar de perlas, respectivamente.

La campana sonó, interrumpiendo la clase y las bromas de las potrancas. Todos salieron a su merecido descanso, quedando Comet nuevamente el último.

-Comet, ¿puedo hablar contigo? –le habló la maestra.

Algo dubitativo, pero curioso por saber que le iba a decir, se acercó a ella.

-¿Qué se le ofrece? –preguntó amablemente.

-Es sobre tu tarea. Creo saber el por qué no la hiciste –respondió tranquilamente Cheerilee, intentando empatizar con el potro-. Dime, ¿necesitas que te cambie de asiento?

La pregunta dejó a Comet algo confuso, pues ayer le había dicho que eligiera el asiento de su agrado y ahora le preguntaba si quería cambiarlo.

-¿Cómo?

-Creo que podría ayudarte estar más cerca de la pizarra. Así podrías ver todo lo que hay en ella a pesar de tu ojo.

En cuanto Cheerilee mencionó su ojo, Comet entendió qué quería decir y a que se debía todo ese asunto. Comet puso una expresión de hastío, no tanto por los comentarios de su maestra, pues los hacía con buenas intenciones, incluso tuvo el cuidado de hablarle en privado ya que era un tema delicado; su molestia fue más por volver a escuchar que alguien pensaba que no veía bien por su ojo afectado, aunque no los culpaba.

-Con todo respeto, señorita Cheerilee, está equivocada. Puedo ver perfectamente con ambos ojos –respondió Comet.

-Oh, entiendo. Entonces…

-No tengo excusa para no haber entregado la tarea, pero mi condición no tuvo nada que ver.

Terminado de hablar, la señorita Cheerilee solo asintió, comprensiva, y amablemente le hizo un ademán para indicarle que ya se podía retirar. Comet asintió en respuesta y caminó hacia el patio, esta vez sosteniendo con firmeza sus cosas, en especial su libro, para evitar que Rumble se las volviera a arrebatar.

Por suerte, no estaba a la vista, quién sabe dónde se hubo metido, pero sinceramente, no le importaba, mientras estuviera lejos de él. Se sentó de nuevo bajo el mismo árbol, esperando poder pasar al siguiente capítulo en esta ocasión.

-¡Hola! –le dijo enérgicamente alguien, haciéndolo pegar un brinco, dejando caer todo lo que levitaba con su magia, es decir su libro y su almuerzo. Por suerte, nada cayó sobre el libro.

Al ver su almuerzo arruinado, les dio una mirada de enojo a las culpables, tres potrancas una unicornio, una pegaso y una terrestre, haciendo retroceder un poco sólo a la unicornio.

-Lo siento, no era nuestra intención… -se disculpó la unicornio, aparentemente la única que había reparado en el accidente.

-¿Qué quieren? –la interrumpió.

-Hola, soy Apple Bloom y ellas son Scootaloo y Sweetie Belle –comenzó a hablar la potranca de en medio, al parecer la líder-. Y, pues, no pudimos evitar notar que aún no tienes tu Cutie Mark…

-¿Y qué? –dijo Comet, esperanto alguna broma.

-Pues, verás –hablo la pegaso, Scootaloo-, queríamos preguntarte si…

Scootaloo no pudo terminar de hablar, pues detrás de ellas aparecieron otras dos potrancas, conocidas ya por todos.

-Vaya, vaya, vaya. Así que están todos los flancos en blanco aquí reunidos –se mofó la líder.

-Diamond Tiara –dijeron las tres al unísono con recelo.

La nombrada potrilla lanzó una mirada burlona, como si el hecho de escuchar su nombre le diera más importancia a su presencia.

-¿Qué están haciendo aquí? –preguntó Apple Bloom, como si realmente no lo supiera.

-¿Qué no es obvio? –Dijo burlándose-. Venimos a darle la bienvenida al nuevo pony.

-Así es –respondió Silver Spoon-. Queremos decirle lo mucho que nos alegra el tenerlo aquí.

-No dejaremos que molesten a Comet –señaló Scootaloo.

-¿Molestarlo? Para nada, jamás se nos ocurriría hacer algo como eso –respondió Diamond Tiara, fingiendo indignación-. Es más, estamos dispuestas a olvidar que es un flanco en blanco para que se junte con nosotras.

-Además, en eso ustedes ya se nos adelantaron –añadió Silver Spoon señalando el almuerzo estropeado de Comet.

En cuanto las cinco comenzaron a discutir, Comet había terminado en segundo plano, pero de nada le servía si no lo dejaban concentrarse. Y para colmo, de nuevo se había quedado sin almorzar. A los ojos de Comet, ellas cinco eran igual de molestas que Rumble, por lo menos el resto de los potros preferían ignorarlo.

Sabiendo que no iban a parar por un buen rato, Comet decidió que lo más conveniente sería alejarse de ellas, así que con una clara expresión de fastidió en su rostro, cogió su libro y se fue de ahí, en dirección a una arboleda que rodeaba el patio de la escuela. Comet sabía que no debía ir ahí, pero, por el momento, era el lugar más tranquilo para estar a solas.

-Para nada, Comet se unirá a la Cutie Mark Crusaders –indicó Sweetie Belle, haciéndoles frente a las dos potrillas que tenía en frente.

-A su pequeño club de perdedoras… -Respondió Diamond Tiara fingiendo sorpresa-. Por favor, desde que lo crearon, ninguna de ustedes ha obtenido su la suya. ¿Por qué se uniría a un club que promete algo que ni sus integrantes pueden hacer por sí mismas?

Ese comentario había logrado herir los sentimientos de las tres. Habían intentado por varios medios obtener sus Cutie Marks y, hasta la fecha, ninguna había podido obtener la suya, aunque también era cierto que no tenía mucho desde su "fundación", tan sólo unos meses, poco antes de las vacaciones.

Diamond Tiara y Silver Spoon se miraron triunfantes, pues sabían que habían dado en el clavo.

-Ah, ¿sí? Pues, ¿por qué Comet se uniría a ustedes? Lo único que hacen es molestar a otros –respondió Scootaloo fieramente, pero sin argumentos con los cuales contraatacar.

-Han visto la forma de vestir de Comet, es obvio que es un pony rico –dijo altaneramente Silver Spoon.

-¿Y eso que tiene que ver? –preguntó Apple Bloom furiosa.

-Qué mejor para un pony rico que juntarse con los de su clase –completó Diamond Tiara-. Pero claro, eso es algo que ustedes no entenderían.

-Pues yo no he visto que Comet muestre interés en ustedes –respondió Apple Bloom con saña.

Diamond Tiara se sorprendió ante el atrevimiento de Apple Bloom, sin saber cómo responderle, lo único que pudo fue balbucear.

-Ah sí… pues… yo… él tampoco ha mostrado interés en ustedes –dijo finalmente con la cara roja de furia.

Después de eso, las cinco se quedaron viendo fijamente, fulminándose con la mirada, con más intensidad Apple Bloom y Diamond Tiara, quedando cara a cara, una muy cerca de la otra.

-¿Por qué no dejamos que Comet decida? –Dijo finalmente Apple Bloom, con un tono de voz que parecía querer golpear a la otra potranca.

-Me parece bien –respondió Diamond Tiara de la misma forma.

-Comet… -Dijeron las dos al mismo tiempo, volteándose a donde se encontraba Comet. Sin embargo, de ambas fue la sorpresa al ver que él ya no estaba.

-Se fue –dijo Apple Bloom con los ojos muy abiertos.

-Perfecto, lo molestaron e hicieron que huyera –dijo inquisitivamente Diamond Tiara.

-¿Nosotras? Él estaba perfectamente bien hasta que llegaron ustedes –respondió Scootaloo.

Después de otra pequeña discusión. Ambos grupos se separaron y cada uno se fue por su lado, pero teniendo algo claro en su mente, quien encontrara primero a Comet se lo quedaba, un acuerdo no hablado, pero entre ellas entendió a la perfección.

El recreo siguió su curso hasta que la campana volvió a sonar. Fuera del altercado de las cinco potrancas, resultó ser bastante calmado; Comet pudo seguir su libro, no hubo rastro de Rumble y sus secuaces por ningún lado y nadie más fue a molestarlo en el tiempo que quedaba. Ese nuevo escondite era muy útil, el problema es que no podía usarlo tan seguido como quisiera o podría meterse en problemas, si bien nadie iba por ahí, alguien podría verlo y delatarlo.


Comet regresó al salón.

Ahí, en las primeras filas, había cinco potrancas mirándose con animosidad. Las cinco se veían cansadas, algo deshidratadas y, en especial las Crusaders, tenían el cabello lleno de maleza, y algo enmarañado. Habían estado buscando a Comet por todos lados esperando ambas partes ganarle a la otra.

Rumble aún no aparecía y no estaba dentro del salón, un pequeño respiro para Comet. Nuevamente, al llegar a su asiento, cuando se dispuso a sacar sus cosas, fue que se dio cuenta de lo que habían estado haciendo. Todo el interior del cajón, lo habían llenado de barro, manchando todo en su interior; su libreta estaba empapada, tanto que cuando intentó sacarla, esta se deshizo; todas las notas de ese día estaban perdidas; su pluma y su tintero también podían darse por perdidos, solamente su lápiz estaba en calidad de poder utilizarse, pero sin hojas era como si no lo fuera.

Comet estaba agradecido de haber llevado su libro consigo, pues había pensado en dejarlo para evitar que sufriera más daños; dejarlo ahí habría significado su fin.

Era obvio quien había sido el culpable. Pero Comet dudó, pues las Crusaders tenían el pelaje tan sucio que podía suponer que ellas habían tenido algo que ver, como una venganza por haberlas ignorado. En cuanto entró Rumble sus dudas se disiparon, él y sus dos amigos tenían los cascos llenos de barro hasta los codos. Una gran frustración se apoderó de Comet, debió haberlo sabido, pero quiso creer que Rumble lo dejaría en paz después de lo de ayer; estaba equivocado.

Sin nada en qué tomar notas o apuntar la tarea, tendría que acudir a su memoria. Fue una suerte que la clase se centrara en la historia de Equestria, Twilight tenía decenas de libros sobre ella, así que la tarea sería pan comido.

Comet regresó al Castillo, no sin antes ser nuevamente molestado por Rumble, las Crusaders y Diamond Tiara y Silver Spoon a la salida, siendo Rumble el más precavido de hacerlo fuera de la vista de todos.

-¡Ya llegué! –gritó al entrar al castillo, fingiendo una sonrisa como ayer.

Al no recibir respuesta, creyó que Twilight y Spike habían salido. Aliviado de no tener que fingir, subió a su habitación con un humor que no era precisamente el mejor del mundo. Fue tal su sorpresa al abrir la puerta de ésta cuando vio a Twilight y al pequeño dragón ahí dentro.

-Twilight, Spike...

-Hola, Comet. No escuche cuando llegaste –dijo Twilight algo sorprendida también.

-¿Qué están haciendo aquí? –preguntó algo extrañado.

-Eh… aquí vivimos –respondió Spike ante la extraña pregunta.

-No, me refiero aquí, en mí habitación –corrigió ante la obviedad de la anterior.

-Yo podría hacerte la misma pregunta respecto a esto –dijo Twilight poniendo frente a ella un viejo y destartalado violín.

-¿Cómo lo encontraste? Yo lo había escondido –dijo Comet exaltado y algo nervioso.

-Estábamos guardando algunas cosas que compré para ti y lo encontré detrás del ropero. Ahora dime, ¿de dónde salió? Estoy segura que esto no estaba antes en el castillo –dijo Twilight de una forma en la que parecía que lo estuviera juzgando.

Comet sabía que ese tono indicaba que Twilight quería la verdad, aunque realmente no había mucho que ocultar, de hecho, no había razones en ocultarlo, paro el tono de Twilight lo ponía nervioso.

-De Canterlot, lo encontré… –dijo Comet sintiéndose avergonzado, aunque no sabía exactamente por qué.

-Comet, ¿acaso tu… lo robaste? –preguntó Twilight algo preocupada.

-¿Qué? No, por supuesto que no –respondió Comet ofendido por lo que sugería Twilight.

-¿Entonces de quién es? ¿De dónde salió?

-Es mío –aseguró Comet-. Algún pony se deshizo de él y yo lo rescaté.

-¿Cómo estás tan seguro de ello? ¿De dónde lo sacaste?

-De la basura, cerca del orfanato –dijo rascándose la nuca un poco avergonzado.

-¿Y por qué a un pony se le ocurriría tirarlo sin más? –Preguntó Twilight, confundida y no muy convencida con la historia, esperando que Comet dejara escapar algo.

-¿Me preguntas a mí? –Respondió Comet igual de confundido- Estaba en mejor estado cuando lo encontré, pero algunos de mis compañeros descubrieron su escondite.

-Escondite… ¿Las cuidadoras no sabían sobre él?

-No… me escapé cuando lo encontré -respondió nervioso-. Si se enteraban, me lo quitarían y ahora "sería de todos" –dijo imitando a una de las cuidadoras, exagerando el tono de su voz para ridiculizar la frase-. Mira cómo lo dejaron con unos pocos que lo encontraron, ahora imagina a todo el orfanato jugando con él.

-Y si otros lo encontraron, ¿cómo es que no dijeron nada a las cuidadoras? –preguntó Twilight intuyendo la respuesta.

-Yo… um… les borré la memoria –dijo poniendo una sonrisa nerviosa, pues sabía lo mucho que le disgustaba a Twilight que Comet supiera ese hechizo.

Twilight puso su casco sobre su cara.

-¿Al menos sabes tocarlo? –dijo resignada, pues sabía que no podía corregir lo que Comet había hecho.

Sin decir una palabra, cogió el instrumento y torpemente comenzó a tocar unas notas, dando como resultado una melodía conocida por muchos y una de las primeras que se aprenden al tocar cualquier instrumento, "Oda a la armonía" de un tal Bridlethoven. No era la mejor interpretación, pues el potro erraba algunas notas y en algunas partes se trababa al olvidar las cuerdas que debía presionar, además, la condición en que se encontraba el instrumento tampoco ayudaba, pero se podía ver el gusto con el que el pequeño tocaba, dando su mejor esfuerzo.

-Ya sé que no es lo mejor –dijo sonrojándose un poco al ver las caras de incredulidad de Twilight y Spike-, pero no tenía mucho tiempo de practica allá.

-¿Dónde aprendiste a tocar? –preguntó Spike, quien se había mantenido al margen de la conversación hasta el momento porque pensó que era un asunto en el que no debía inmiscuirse.

-La niña que vivía enfrente de mi ventana. Sus padres le pagaban clases privadas con un viejo cascarrabias –explicó riendo un poco, terminando de subirle el ánimo por ese día-, sus gritos se escuchaban hasta mi habitación. Gracias a ellos fue que pude aprender algo.

-¿Y aprendiste con sólo escuchar? –le preguntó Twilight.

-Sí y no. En el orfanato tenían un libro con algunas partituras. Tres de ellas eran las que estaba aprendiendo a tocar la niña, yo solo la seguí. Las notas fue lo más difícil, solo podía guiarme con los gritos del profesor y en eso no era de mucha ayuda –explicó, esperando hacer entender a Twilight todo el asunto-. Entonces… ¿Puedo quedármelo? –preguntó inseguro.

Twilight sonrió en aprobación, pues, si él quería aprender a tocar, quién era ella para impedírselo. Además, eso le ayudaría a Comet con su enriquecimiento personal.

-Pues, habrá que buscar quién te dé lecciones –añadió Twilight.

Sus palabras hicieron que Comet se pusiera muy feliz, pues ese violín era uno de sus tesoros más preciados y el poder conservarlo sin tener que esconderlo significaba que podía practicar por más tiempo y mejorar mucho más rápido. Ahora, tomar lecciones formalmente, era casi un deseo cumplido. Comet se acercó a Twilight y le dio un fuerte abrazo.

Durante el abrazó, Spike pudo ver mejor el violín, sin poder dejar de pensar en el deplorable estado en el que estaba.

-¿No preferirías uno nuevo? –preguntó inocentemente Spike.

-Estás loco, es un Chords –respondió Comet indignado ante la sugerencia de Spike-. No hay otro mejor.

Viéndolo más de cerca, seguía pareciendo un instrumento barato, tenía algunos ornatos pintados a casco, pero muchos otros también. El mal estado de la cubierta, lo raspado del barnizado y un agujero en un borde lo depreciaban mucho. Si era un Chords, conocidos por ser los mejores de Equestria, no lo parecía, para nada.

-Tiene razón Spike –añadió Twilight-. Son de los mejores que puedes conseguir, he oído a muchos ponies decir que ningún otro violín se compara a un Chords. Los músicos más respetados los utilizan.

-Pero mira cómo esta, le queda poco para caerse a pedazos –respondió el dragón-. Y, ¿cómo estas tan seguro de que es un Chords?

-Fácil –dijo el potro mostrándoles la parte de las clavijas-. Está un poco raspado, pero aún se alcanza a ver el logotipo de la marca en las clavijas y si miran por aquí, en el lateral, aún se alcanza a ver la marca donde estaba la insignia.

Comet y Twilight voltearon hacia el instrumento. Las marcas que Comet les señalaba, para ellos sólo lucían como raspones y una mancha sin forma en la madera. Nada que ellos pudieran reconocer como un logotipo.

-¿Estás seguro de eso, Comet? –Preguntó Twilight sin poder ver nada de lo que decía el potro.

-Cien por ciento.

Spike tenía razón. Debían admitir que sí estaba en muy mal estado, pero uno no se encontraba con un violín Chords a diario, mucho menos gratis, y en defensa de Comet, no era su culpa que terminara así.

-¿No se puede restaurar? –preguntó Comet.

-¿Qué? ¿Restaurarlo? ¿Sabes lo que eso costaría? –respondió Twilight, como si le estuviera pidiendo comprarle el castillo de Canterlot.

-Por favor. ¿Puedes? –dijo poniendo una mirada suplicante, como lo haría un cachorro pidiendo comida, su mejor arma para conseguir lo que quería.

Twilight trató de desviar la mirada, pero por más que lo intentó no pudo resistirse a los ojos del potro que la veían con esperanza, esperanza que ella no quería arrebatarle, cediendo a su capricho.

-De acuerdo –dijo rindiéndose ante él-. Pero debes prometer que vas a cuidarlo bien.

Comet, sonriendo agradecidamente, dibujó una cruz con su casco sobre su pecho, en donde estaría el corazón y luego se tapó su ojo derecho con su casco, indicando que hacía una Pinkie promesa, algo que dicha pony le había enseñado poco después de conocerla.

-Lamento interrumpir un momento tan conmovedor, pero debo insistir –dijo Spike-. Esos violines sólo son fabricados en Canterlot, a casco, asumiendo que realmente sea un Chords, y aunque aceptaran repararlo, tardarían semanas en tenerlo listo. ¿Cuándo piensas que vas a poder llevarlo?

-Ya había pensado en eso, Spike. Podemos ir el próximo fin de semana –le respondió despreocupadamente viendo como al potro se le iluminaban los ojos al oír que no tardaría mucho en tener su violín reparado-. Por cierto, podrías enviarle una carta a mis padres para avisarles que los visitaremos.

-En seguida –dijo el pequeño dragón, corriendo hacia la puerta, entendiendo que ya tenía planeado viajar a Canterlot antes de todo este asunto.

-Carta… -murmuró Comet-. Eso me recuerda… esto estaba en el buzón- dijo entregándole a Twilight un sobre con remitente del Imperio de Cristal, haciendo detenerse a Spike por la curiosidad.

-Ya llegó –dijo Twilight, emocionada.

Tomó la carta y la abrió. Al leerla, se podía ver en sus ojos cómo su emoción iba aumentando a cada palabra que veía.

-¿Qué dice? –preguntaron Spike y Comet al mismo tiempo.

-Es de mi hermano y Cadence –respondió-. Respondieron a la carta que les envíe hace unos días. Quieren conocer a Comet.

-¿A mí? –dijo sorprendido el potro.

-Sí, les hablé del día en que te conocí, sobre la adopción y de ti. Están ansiosos por conocerte.

-¿Cuándo vienen? –preguntó Spike.

-No dijeron fecha, pero espero sea pronto –dijo Twilight, contagiándole su emoción a Comet y a Spike-. Por lo pronto, prepara tus maletas Comet iremos a Canterlot a que conozcas a tus abuelos.

Comet se quedó un poco pensativo, no estaba seguro de cómo reaccionarían a él. Pero luego de un rato se tranquilizó, en retrospectiva, todo el que fuera cercano con Twilight lo había recibido bien y los que no, eran más ajenos a ella, ejemplo, sus compañeros de escuela. Entonces, si sus abuelos eran tan buenos como ella, no habría nada de qué preocuparse.


Muchas gracias a todos los que siguen mi trabajo.

Un beso y un abrazo, hasta el siguiente capítulo.