Capítulo 7. De vuelta en Canterlot (Parte 1)


Tras una extenuante semana, llena de escuela, tareas, la nada gratificante compañía y burlas de Rumble y compañía y las molestas CMC, Diamond Tiara y Silver Spoon, que no paraban de importunarlo sobre su Cutie Mark; finalmente llegó el fin de semana. Dos días sin escuela, lejos de sus compañeros, de las burlas y de la rutina. Tan sólo estarían Twilight, Spike y él en la tranquilidad del castillo. Pero eso sería para otra ocasión.

Comet había estado ansioso toda la semana por que ese día al fin llegara y no para disfrutar de sus libros, sino porque ese sería el día en que viajarían a Canterlot a visitar a sus nuevos abuelos y, lo que le importaba un poco más, reparar su desgastado violín. No es que no quisiera conocer a sus abuelos, pero ello le causaba más nerviosismo, el cual se compensaba un poco con la emoción del viaje.

Se levantaron temprano en la mañana, desayunando rápido y empezaron a llevar las maletas a la puerta. Comet se encontraba ultimando los preparativos para el largo viaje en tren, los cuales solo era llevar un par de libros, cuando Twilight lo llamó, diciéndole que ya debían partir si querían alcanzar el tren.

Salieron de casa cuando Celestia comenzaba a alzar el sol en el horizonte. Las calles de Ponyville aún se encontraban tranquilas, muy pocos ponies estaban fuera de casa a esa hora, una diferencia notable entre semana, que apenas salía el sol, las calles ya estaban atestadas; algo que a Comet le confirió algo de seguridad, no se toparía con sus compañeros de camino a la estación.

De camino, hicieron una pausa en Sugarcube Corner para recoger un encargo especial y algunos bocadillos para el viaje. Tomaron el primer tren a Canterlot para poder llegar a la hora del almuerzo.

El trayecto en tren fue muy calmado, tanto Twilight como Comet habían tenido la misma idea para pasar el tiempo mientras llegaban a su destino, pues ambos en el instante que se sentaron en sus respectivos asientos, sacaron un libro dentro de sus alforjas y, sin decir una sola palabra, comenzaron a leer, perdiéndose de la realidad.

El vagón estaba casi vacío, además de ellos tres, sólo había otros tres ponies dentro de él, ignorando la presencia de los demás y manteniéndose en un profundo silencio; lo único que se alcanzaba a escuchar era el repiquetear de las ruedas sobre los rieles y los ronquidos de Spike, quien tenía la costumbre de dormirse en los viajes por tren.

Arribaron a Canterlot sin muchos contratiempos, tan solo con un ligero retraso a causa de un rebaño de cabras al que se ocurrió ramonear por las vías en la ladera de la montaña, casi llegando a Canterlot. Nada que el silbato del tren no pudiera arreglar. En la estación, ya los estaban esperando Twilight Velvet y Night Light, los padres de Twilight.

-Así que éste es mi nuevo nieto –dijo dulcemente Twilight Velvet, acercándose para abrazarlo-. Veo que tenemos otro unicornio en la familia.

-Sí, su nombre es Comet Dust –respondió Twilight Sparkle.

-Es un potrillo muy apuesto, sin duda, se parece a mí cuando tenía su edad –añadió orgullosamente Night Light.

-Y muy bien parecido. Ese conjunto lo hace ver como todo un miembro de la realeza

-Hola, soy Comet Dust, mucho gusto –saludó cordialmente Comet, no tan nervioso como pensó que estaría, pero ahora sintiéndose avergonzado por tantos halagos que le estaban haciendo.

-No es necesaria tanto formalidad, Comet, somos familia ahora –respondió Twilight Velvet-. Puedes decirme abuela.

Comet asintió con una sonrisa, encariñándose rápidamente con ambos ponies, quienes lo habían aceptado sin dudar, probablemente Twilight ya los había puesto sobre aviso sobre su apariencia, pero en sus ojos no se vio ni una sola chispa de duda o preocupación hacia él, al contrario, pudo ver la felicidad en ellos.

-Déjenos ayudarlos con su equipaje –dijo Night Light.

-No es necesario, papá. No trajimos mucho. -dijo Twilight.

-Pero deben estar cansados del viaje y… -insistió.

Night Light se interrumpió, sorprendido de ver al potrillo cargar las maletas de los tres con su magia, librando a Spike de su peso, quien las había ido a buscar de un carro en el cual los empleados de la estación habían puesto el equipaje de todos los pasajeros que bajarían ahí.

-Vaya, ver a un potro cargando tanto peso es impresionante, aunque, sabiendo la gran maestra que tiene, no me sorprende –comentó Twilight Velvet dándole una mirada a su hija.

-Sí que es lo es, también estaba sorprendida la primera vez que lo vi, aunque no puedo decir que yo le he enseñado algo –concordó Twilight, rechazando amablemente el cumplido-. El aprendió eso por su cuenta –dijo Twilight, sin darse cuenta que había dicho lo mismo que Cary.

-Un prodigio en la magia, justo como su madre –finalizó Twilight Velvet, Twilight ruborizándose al escucharla y dibujara una sonrisa en su rostro de solo pensarlo.

Comet, quien no había alcanzado a oír a su abuela por estar platicando con Spike sobre los mejores lugares por visitar en Canterlot, no logró entender por qué Twilight estaba tan sonrojada.

Twilight, siempre que explicaba su relación con Comet, lo había hecho diciendo que ella era "como su madre", pues creía que aún era demasiado pronto para ocupar dicho lugar. Inclusive Comet jamás le había dicho "mamá", pero ella asumió a que se trataba que el potro creía que, al ser una Princesa, debía mostrar más respeto hacia ella. Esa era la primera vez que alguien decía, sin rodeos, que era su madre y tras pensarlo un poco, la idea le agradaba.

Algo que a Comet le sorprendió fue el hecho que, en la ciudad, casi todos eran unicornios, de repente se podía dejar ver un pegaso o un pony terrestre, pero estos eran pocos; a diferencia de Ponyville, donde las tres razas se ven casi igualadas. Otra diferencia, era el hecho que los ponies de Canterlot eran más fríos, aunque él no convivía con muchos de ellos, se podía sentir la calidez que daban los habitantes de Ponyville, pero aquí, todos te veían por encima del hombro, con expresiones altaneras o ni siquiera se dignaban a mirarte.

No entiendo por qué tantos ponies quieren vivir aquí. Pensó.

-Espero tengan hambre. Preparé un delicioso estofado de heno y bayas, especialmente para hoy –dijo Twilight Velvet al llegar a su hogar.

Era una modesta casa, en comparación con la enormes mansiones y edificios que había por toda la ciudad, pero era muy acogedora y cálida, contrastando con el resto de la ciudad.

-Genial, muero de hambre –gritó Comet, entrando corriendo al interior de la casa.

-Llevaré su equipaje a su habitación –indicó Night Light-. Ustedes pónganse cómodos.

-Gracias, papá. Ten cuidado con esta –dijo Twilight, entregándole una pequeña maleta y dejando las dos cajas que habían recogido en Sugarcube Cornes sobre la mesa del comedor-. Es frágil.

-¿Qué hay en ella? –Preguntó, curioso, su padre.

-Mi violín –respondió inmediatamente Comet, mostrando mucho entusiasmo.

-¿Trajiste un violín? –Dijo Night Light, interesado, abriendo la pequeña maleta para poder verlo.

-¿Sabes tocarlo? –Pregunto Twilight Velvet.

-Un poco, pero Twilight prometió buscar un instructor para mí.

-¿Es este? –Exclamó su abuelo, algo sorprendido-. Deberías cuidarlo un poco más –añadió al ver el estado en el que se encontraba.

-Yo no lo dejé así, fueron los demás potros, yo jamás trataría así a un Chords –dijo Comet indignado ante lo que su abuelo sugería.

-¡Es un Chords! –Exclamaron ambos ponies ante la revelación de su nieto.

-Es por eso que lo trajimos –explicó Twilight-. Sé que los fabrican aquí en Canterlot, queremos ver si se puede restaurar.

-Sabes que eso costará una fortuna. ¿No crees que sería mejor comprar uno nuevo? –dijo Twilight Velvet.

-Lo sé, pero Comet no quiere otro. Quiere ese –respondió su hija.

-Sé dónde el lugar que estás buscando, lo movieron hace unos años a la calle principal. Íbamos a ir al mercado a comprar algunas cosas de todas formas. Podemos ir después de comer –comentó Night Light.

Acordando todos seguir con ese plan, se prepararon para comer. Además del estofado que había hecho la madre de Twilight, que realmente estaba delicioso, también sirvieron una ensalada, no muy buena, pero no se podía pedir mucho de los cultivos de Canterlot; agua de frutas y de postre, uno de los pasteles que habían traído de Sugarcube Corner. La madre de Twilight realmente cocinaba muy bien. Una pena que Twilight no hubiera heredado su habilidad. En el castillo, Spike era el que se ocupaba de la cocina y, aunque era un trabajo un poco pesado, él alegaba que era mejor así, pues, en sus propias palabras, "con una vez que había probado su comida, había tenido suficiente", algo que Twilight no tomó muy bien, pero porque sabía que era verdad.


Llegando a una plaza en la que había una enorme fuente, por la zona central de Canterlot Twilight y Comet se separaron de los padres de ella, quienes se encaminaron al mercado de la ciudad. Ellos caminaron en dirección a un establecimiento, elegantemente decorado con un piso de madera muy fino y lustroso, con impecables vitrinas donde se exhibían los diferentes modelos de violines, violas, cellos y contrabajos que se fabricaban, todos de primera calidad y a un precio exorbitante. Al verlos, Twilight esperó que el precio de la reparación no excediera el de la compra de uno nuevo.

-Hola, buenos días –saludó Twilight, esperando que hubiera alguien ahí.

-En un momento salgo, ¿Qué es lo que necesitan? –respondió una voz avejentada y rasposa, aunque amable, desde detrás de la tienda, donde probablemente se encontraba el taller.

-Necesitamos ayuda con un violín… -dijo Twilight mientras Comet sacaba el instrumento de la maleta en el que lo llevaba para evitar que se lastimara más y colocándolo sobre el mostrador que tenían enfrente.

-¿Vienen a comprar? Tenemos una gran variedad, ahí en la entrada pueden ver algunos de los modelos más populares, pueden preguntar por cualquiera que les interese –interrumpió el pony, que en su voz se podía escuchar que se encontraba ocupado con algo.

-No, es más bien una reparación –aclaró Twilight, un poco nerviosa.

-Oh, entiendo, deme tan solo un momento –dijo la voz.

Al poco tiempo, un pony de pelaje verde agua y melena azul celeste, canosa, salió por unas puertas de vaivén, llevaba puestas unas gafas y un mandil de cuero color marrón. Todo su pelaje estaba cubierto de polvo y serrín. Limpiándose los cascos con un paño húmedo se acercó al mostrador, acomodó sus gafas y dirigió su mirada hacia el instrumento.

-Muy bien, veamos qué tan grave es el daño –dijo el pony sin voltear hacia ellos.

Al tener el violín en sus cascos, quedó horrorizado al ver lo dañado que estaba. La madera raspada y deslustrada, las cuerdas completamente enredadas en la parte de las clavijas, un agujero en uno de los bordes, el arco reparado con un poco de cinta, entre otros detalles más. Al subir un poco la mirada, esta cayó directamente en Comet.

-Niño, cómo te atreves a tratar a tan fino instrumento de ésta manera –regañó el pony a Comet-. Deberías estar avergonzado de menospreciar así el trabajo de mi padre.

-¿Qué? Yo no fui el que lo dejó así –replicó Comet, molesto porque siempre le echaran la culpa por ello.

-¿Entonces quién fue?

-Fueron otros potros, yo salve ese violín, de la basura.

-¿Cómo? –Exclamó el potro completamente sorprendido-. ¿A quién se le ocurriría botar uno de nuestros instrumentos como si no valiera nada? –Dijo indignado.

-Entonces, ¿puede repararlo? –preguntó Twilight, llamando la atención del pony que ni la había visto.

-P-Princesa… Es un gran honor tenerla en mi humilde negocio –dijo el pony haciendo una reverencia, incomodando a Twilight, que aún no se acostumbraba a ese tipo de atención-. Por supuesto que puedo, no podría llamarme un Chords de lo contrario –dijo con orgullo.

-¿Un Chords? –Preguntó Comet, igual molesto, pero curioso.

-Mi familia ha fabricado violines desde hace generaciones, pero no fue hasta mi Tatara-tatara-tatarabuela Viola Chords que nuestros instrumentos comenzaron a ganar renombre, hasta convertirse en los mejores de Equestria –explicó.

-Y usted dice que este violín lo fabricó su padre –dijo Twilight algo curiosa.

-No lo digo, estoy seguro de ello –aseveró el pony.

-¿Cómo lo sabe? –Preguntó Comet, intrigado por la historia que podría ir detrás.

-No olvido ningún instrumento que sale por estas puertas, ni uno solo –afirmó el pony-. Este violín, fue uno de los últimos que mi padre, Cello Chords, fabricó antes de morir, tiene su firma por todos lados. Yo era apenas un aprendiz en ese entonces. Fue hecho a encargo de un gran comerciante, quien lo compró para su hijo. Luego de la entrega, nunca los volvimos a ver. Supusimos que se habían mudado. Mi padre solía llamarlo su "obra maestra", pues aseguraba que era el mejor que había hecho en toda su vida. Me había hecho a la idea que nunca lo volvería a ver, pero jamás imagine que fuera a terminar en la basura. Fue una fortuna que estuvieras ahí para rescatar el trabajo de mi padre. Gracias –dijo dándole una sincera sonrisa a Comet.

-De nada, supongo –dijo Comet-, señor…

-Bass. Double Bass Chords –Respondió el pony.

-Y dígame, Sr. Chords, ¿cuánto costará repararlo? –Preguntó Twilight, aún nerviosa por el tema del dinero.

-Para ustedes, Princesa, les daré un precio especial. Pagará solo la restauración y les incluiré nuestro paquete Royal de regalo –dijo Bass, con una sonrisa, mientras les mostraba un folleto donde les daba información.

El paquete incluía un estuche personalizado, hecho a la medida; fabricado en madera y barnizado; un juego extra de cuerdas, un arco extra y un kit para el cuidado y mantenimiento del instrumento tanto funcional como estéticamente. Solamente el estuche costaba más que cualquier violín de la tienda, ya ni se diga el paquete completo.

-No podemos aceptarlo –dijo Twilight, sintiéndose apenada por tan generoso regalo que les estaba haciendo-, es muy gentil de su parte, pero…

-Insisto –la interrumpió Bass-. Es lo mínimo que puedo hacer por rescatar el trabajo de mi padre. No aceptaré un no por respuesta.

Twilight suspiró al ver la determinación del pony.

-De acuerdo, si usted insiste –dijo Twilight resignada-. ¿Cuándo estará listo?

-Mañana mismo podrán venir a recogerlo.

-¡¿Cómo?! –Exclamó Twilight-. Entiendo que esté feliz por los recuerdos que le traen esté violín, pero no debe presionarse con eso.

-No es presión, lo hago por el gusto de volver a ver esta obra de arte de mi padre en su gloria. Mi equipo y yo trabajaremos toda la noche de ser necesario, haremos que se vea justo como el día en que salió de estas puertas –dijo con resolución.

-Creo que no se puede evitar, Twilight –comentó Comet.

-Disculpen, me dejé llevar por la emoción. ¿A nombre de quién va a ser? Para ponerlo en el certificado.

-¿Certificado? –Preguntaron los dos al mismo tiempo.

-Sí. Damos un certificado de autenticidad con cada instrumento que vendemos para demostrar quién es su legítimo dueño. Desde el violín más sencillo hasta el contrabajo más grande; todos tienen su certificado, es parte de nuestra firma y garantía –explicó Bass-. Y, dado que el dueño original se deshizo de éste y el certificado original quién sabe dónde se encuentre, ahora ustedes son los dueños. Así que, ¿a qué nombre lo pongo?

Twilight le hizo un ademan a Comet con la cabeza para que él diera su nombre, ya que, a fin de cuentas, iba a ser para él. Comet, entendiendo el mensaje, sonrió y dijo:

-Comet Dust.

Antes de reencontrarse los padres de Twilight y aprovechando que el castillo no se encontraba lejos, ambos fueron a dar una vuelta por él. El plan de Twilight era que la Princesa Celestia conociera a Comet. Plan que resultó a la perfección, pues se encontraron con ella mientras paseaban por uno de los jardines. Comet, inmediatamente al estar frente a ella, hizo una reverencia, pues se encontraba frente a la máxima autoridad y una de las ponies más respetadas de Equestria. Cuando Twilight lo presentó, Comet estaba muy nervioso que apenas y podía hablar, y no por que le diera miedo como con otros ponies, sino porque era la Princesa Celestia, una pony que inspiraba respeto por donde se la viera.

Luego de varios minutos, platicando y conviviendo con la princesa, los dos volvieron a la plaza de la fuente, donde los padres de Twilight ya los estaban esperando. Volvieron a casa, mientras Comet y Twilight les contaron lo sucedido en el taller de los Chords y lo alocadas que se pusieron las cosas ahí, culminando en que tendrían todo listo para mañana.

-Realmente ese Bass Chords estaba emocionado con volver a ver ese violín –comentó Night Light.

-Quien diría que tenía una historia detrás –añadió Twilight Velvet.

-Sí y fue muy inflexible con el tema de regalarnos el resto –dijo Twilight.

-Bueno, sabes lo que dicen, a caballo regalado, no se le ve el colmillo –dijo su madre.

Comet, sin prestar atención a la conversación de los adultos, debatía con Spike sobre el mejor personaje de las Power Ponies, una serie de historietas que le había mostrado Spike y que rápidamente se picó con ellas.

De vuelta en la casa, pasaron el resto de la tarde hablando, bromeando y riendo entre ellos, mientras sus nuevos abuelos charlaban con Comet para conocerlo mejor, aunque dado a que no hacía mucho antes de conocer a Twilight, no había mucho por contar. Entre lo poco que pudo decir fue su anécdota sobre cómo había encontrado el violín, cómo había aprendido a tocarlo, más o menos, algunas de las travesuras que había hecho y los hechizos que conocía, entre ellos el que borraba la memoria, pero, a diferencia de Twilight, sus abuelos no se pusieron tan paranoicos al escucharlo, solo se sorprendieron un poco.

Terminaron jugando un juego de mesa el cual trataba de hacer palabras con una serie de fichas que cada uno tenía, juego que Twilight y Comet estaban dominando debido a los libros y la lectura. Poco después, aburridos de tanto perder contra esos dos, decidieron cambiar a un juego de cartas, con el cuál, además de tener una oportunidad de ganar, podían seguir platicando más cómodamente entre ellos.

Mientras jugaban, todos disfrutaban de una bebida caliente, lo padres de Twilight tomaban café, mientras Twilight, Comet y Spike bebían cocoa caliente.

-Sabes Comet, Twilight también aprendió a tocar cuando era pequeña –le dijo su abuela-. Creo que aún tenemos su viejo clarinete.

-Eso fue hace mucho tiempo, además, nunca fui muy buena –dijo Twilight entre risas de solo recordarlo.

-Sólo necesitas algo de práctica –le respondió su madre-. Puedes aprender junto con Comet, así podrían tocar los dos juntos.

-Suena interesante –concordó Comet-. Aunque es curioso, no pensé que Twilight sería el tipo de pony que estuviera en la música.

-Era obligatorio aprender en la escuela de la Princesa Celestia, así que escogí el clarinete porque pensé que sería fácil, me equivoqué –respondió Twilight-. Aunque, con el tiempo le empecé a tomar el gusto, pero dejé de practicar y el resto es historia.

-Gané –dijo soberbiamente Spike al mostrar su mano que tenía, llevándose todos los dulces con los que estaban apostando.

Con un cierto disgusto por haber perdido, todos comenzaron a quejarse con el pequeño dragón, mientras él solo reía, sabía que a ninguno de ellos le gustaba perder, fuera el juego que fuese, así que eso lo divertía mucho.

-Entonces, ¿te gustaría ser un músico? –dijo Twilight Velvet, dirigiéndose a Comet al mismo tiempo que barajeaba el mazo.

-Aun no lo decido. Me gusta la música, pero también me interesa la magia, creo que un poco más que la música.

-Así que quisieras seguir los pasos de Twilight. ¿Tienes en mente entrar a la escuela de la princesa Celestia? –Preguntó Night Light.

-No estoy seguro. Ya voy a la escuela en Ponyville y he aprendido un poco de magia con Twilight. Por el momento nos hemos enfocado en mejorar mis ilusiones, pero me divierto mucho durante nuestras sesiones y aprendo fácilmente con ella, es buena maestra y sé que, como princesa, ella puede ser mi mentora. Me gustaría que siguiera así.

En ese momento el reloj de pared que tenían sonó, haciendo que todos voltearan hacia él, distrayéndose de la conversación.

-Ya es muy tarde –dijo Twilight sin dejar de ver el reloj-. Comet, ya es hora de irse a dormir.

-Pero, aún nos falta un juego más, todavía puedo ganarle a Spike –respondió Comet, intentando convencer a Twilight.

-En tus sueños –se burló Spike, haciendo que Comet le lanzara una mirada de disgusto.

-De hecho, nosotros también ya nos íbamos a dormir, también –dijo Twilight Velvet.

-Y debes dormir bien si mañana quieres ir a visitarla –dijo Twilight para convencerlo-. Así que ve a prepararte para dormir.

-Está bien –contestó Comet un poco decepcionado, pero feliz por lo que haría el día de mañana.

De un sorbo, se bebió lo que quedaba de cocoa y dejó la taza en el fregadero. Subió las escaleras en dirección al baño para cepillar sus dientes y acto seguido se dirigió a su habitación. No tardaron más que unos minutos en subir Twilight y Spike, para encontrar a Comet profundamente dormido, despatarrado, cruzado en toda la cama y en una posición que no se veía para nada cómoda.

Twilight acomodó a Comet y lo volvió a arropar, moviéndolo un poco hacia un lado para que ella pudiera caber. Al no haber más camas disponibles en la casa, dos de ellos tendrían que compartirla y uno tendría que apañárselas para dormir en otro sitio. Spike improviso una cama con una canasta y algunas almohadas, recordándole el tiempo que vivieron en la Biblioteca Golden Oak, la cual aún seguía en píe, pero desde hace algún tiempo que ellos ya no vivían ahí.

Cuando todos estuvieron listos, apagaron la lámpara que estaba a un lado de la cama, dispuestos a dormir.


Muchas gracias a todos por su apoyo. Agradezco también a todos los que comentan, los leo a todos.

Un beso y un abrazo. Hasta el siguiente capítulo.